Reelección: más violencia antipopular

REELECCIÓN: MÁS VIOLENCIA ANTIPOPULAR

Las denuncias públicas conocidas en estos días y que, una vez más, confirman los nexos de Álvaro Uribe con el narco paramilitarismo refuerzan las evidencias existentes sobre los verdaderos intereses que representa y defiende el Presidente.

Desde sus tiempos como director de la Aeronáutica Civil, pasando por la Alcaldía de Medellín y la Gobernación de Antioquia hasta la actualidad como Presidente en ejercicio, las relaciones y actuaciones del señor Uribe han estado fatal y profundamente impregnadas de paramilitarismo de nada le han valido los globos de distracción, que como la indignante extradición, ha utilizado contra más de 300 colombianos y de la que ha excluido meticulosamente a sus amistades.

Hechos concretos como la responsabilidad del DAS en la guerra sucia y en el Terrorismo del Estado contra sus opositores, los escándalos de FINDETER, de FINAGRO e INCODER donde se favorecen los amigos del gobierno particularmente a los paramilitares, la mil veces denunciada ingerencia conspiradora en los asuntos internos de Venezuela evidenciada plenamente desde el secuestro de Rodrigo Granda en Caracas, la utilización de la Superintendencia de Seguridad para desarrollar el paramilitarismo, los fraudes electorales en la costa Caribe que ratifican la ilegitimidad de su elección como Presidente, la financiación de su campaña con dineros de "La Gata" reconocida paramilitar, los vínculos comprobados de tesoreros de su campaña como el señor Montoya con el sicariato narco paramilitar, son demasiadas evidencias que explican por qué el Régimen desarrolló un sainete como el de Ralito o por qué se arrodillo ante los gringos con el fracasado Plan Patriota y con la aprobación del anti nacional TLC.

La legalización de los capitales mafiosos, la impunidad para los responsables de las atrocidades cometidas a la sombra de la "defensa de las Instituciones", la nula reparación a las victimas de la violencia paramilitar son complemento de una estrategia neoliberal que llenó los bolsillos de las trasnacionales, banqueros, comerciantes y políticos uribistas en detrimento de la mayoría de la población que vive en carne propia el desempleo, la violencia cotidiana y la ausencia de garantías sociales mientras en la televisión le muestran como realidad un inexistente mundo de felicidad.

Nuestro país reclama un nuevo gobierno que reconcilie a la familia colombiana, la unifique para emprender las tareas de la reconstrucción y nos proyecte hacia el progreso sobre bases de democracia, soberanía y de justicia social.

Mientras que Álvaro Uribe insiste en sus propuestas de guerra y en negar la existencia del conflicto social y armado, hemos escuchado de los otros candidatos decisión por trabajar, con seriedad y urgencia, el Intercambio Humanitario y la solución política del conflicto lo que valoramos positivamente y por lo que invitamos a quienes tengan la determinación de acudir a las urnas a depositar su voto por la más consecuente de paz y de diálogo.

Hace 42 años, Washington y el gobierno de Bogotá irradiando odios y erigiendo murallas insalvables para una sociedad que ante todo quería la paz, prometieron aplastar la protesta y el alzamiento popular en unos pocos días. La realidad ha demostrado fehacientemente que esa no es la solución.

Los intereses que representa Álvaro Uribe están llevando a Colombia no solo al incremento delirantemente de la guerra interna, también está comprometiéndola en un conflicto mayor donde juega como peón de brega gringo en contra de los regimenes latinoamericano poco afectos a la Casa Blanca.

Reelección significa muchos más años de corrupción, injusticias, violencia anti popular, desplazamiento, cacería de brujas a nombre de la "Seguridad Democrática", guerra fratricida, desangre e indignidad.

Secretariado del Estado Mayor Central
FARC-EP

Montañas de Colombia, Mayo 4 de 2006