Atenco se convirtió en una instancia de convergencia para la guerrilla mexicana.
Distintas convocatorias con similar contenido se han dado a conocer desde sus filas. Como pocas veces antes, se han manifestado una conjunción de aproximaciones coincidentes en esta ocasión y su actitud, en el contexto de confrontación interna, puede leerse como un paso profundo en la instancia que hoy existe en el conflicto social previo a las elecciones del 2 de julio.
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Destaca el comunicado de Tendencia Democrática Revolucionaria–Ejército del Pueblo y todos sus comandos [Jaramillista, México Bárbaro y La Patria es Primero]: «nos declaramos en Estado de Alerta y, al mismo tiempo, hacemos un llamado a las Organizaciones Revolucionarias Armadas del país a poner en tensión sus fuerzas y disponerse a organizar la autodefensa armada.»
El Partido Democrático Popular Revolucionario–Ejército Popular Revolucionario por su parte expresó: «llamamos a los diferentes sectores del pueblo a que impulsen y fortalezcan la autodefensa armada, de igual manera impulsar todas las formas de lucha, para que el pueblo sea el que tome las decisiones.»
Según el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente, la coyuntura demanda declarar el estado de alerta en sus filas: «llamamos también a nuestras bases insurgentes, a nuestros combatientes y militantes, así como a simpatizantes y colaboradores a mantenernos en estado de alerta, a preparar la autodefensa y estar pendientes de las órdenes que se emitan desde nuestra Comandancia General.»
Una expresión semejante, aunque no idéntica, dio a conocer el Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos: «hemos hecho un llamado a nuestra militancia a estar atentos ante los acontecimientos y a brindar nuestra solidaridad.»
Por último, las Milicias Insurgentes–Ricardo Flores Magón hacen un llamado a «rechazar las provocaciones de los cuerpos represivos. Si se generan más agresiones del enemigo tenemos que dar cobertura a nuestros(as) compañeras(os), aún en medio de la más cruenta represión no podemos dejar a nadie solo(a).»
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A través de los distintos llamados se traslucen algunas cuestiones fundamentales que hoy condicionan a los grupos guerrilleros mexicanos: en tanto que el conflicto social –mayor que la trascendencia del zapatismo, como venía percibiéndose desde el inicio de «La Otra Campaña»– es capaz de aunar los esfuerzos de los grupos que hoy se encuentran en posiciones divergentes, los llamados de las organizaciones político militares redundan en la convocatoria hacia la autodefensa armada, estadio que demuestra una política de acercamiento a las luchas sociales antes que a la imposición de una estrategia exclusivamente militarista.
En este sentido y a diez años de su irrupción en el escenario mexicano, parecen avanzar afianzando su costado político.
Y aunque la lectura política de cada uno de ellos parece involucrar el conflicto dentro de la dinámica electoral, también demuestra que estas organizaciones político militares no son tan sólo militares –de hecho no realizan acciones armadas– sino que asumen decisiones políticas acordes al desarrollo de la lucha popular. De ello no se infiere contacto alguno entre las estructuras clandestinas y las organizaciones populares de Atenco.
En efecto, no es posible vincular a los grupos armados con esta lucha, pero se advierte que los grupos guerrilleros hacen suya la lucha de ejidatarios y campesinos, que reivindican y enarbolan como ejemplo.
Los zapatistas también han cerrado filas luego de la magnitud de los sucesos. El EZLN aparece más cercano y además vinculó su causa con la de los pobladores, en el marco del desarrollo de «La Otra Campaña».
La razón esgrimida en Atenco ha resultado más poderosa que «La Otra», aún para el EZLN y los grupos armados.