¡Qué semejante es a sí misma la naturaleza humana! ¡Con que innata genialidad puede parecerse, Macabeo ( linaje de resistencia de siete hermanos que dieron su sangre y la de su madre, mártires de la opresión del Rey Antioco IV) con un hombre nacido en tierra ardiente y llanera que forjo su personalidad. Bolívar, el Libertador, orador y magnifico escritor, paradójicamente de apellido Vasco, descendientes de Vizcaya, acuño en su alma el naturalismo de Rousseau y todos los enciclopedistas franceses, que fraguaron el carácter indomable para dedicar su vida a romper las cadenas del yugo absolutista español.
Aquella enorme fuerza de Bolívar por crear una Patria grande, hoy mismo lo eterniza, a pesar de muchos escépticos, que consideran la unificación latinoamericana como una quimera. Esa quimera, esa utopía, dicen no sin cierta razón que viene de la sin razón histórica, Latinoamérica constituyese en un monstruo fabuloso, un mosaico de países reducidos al atraso, bajo las castas opulentas y despóticas, surgidas del antiguo gamonalismo criollo, de viejas y nuevas oligarquías que son, como se sabe, los agentes más fieles y eficaces del desorden neocolonial.
Es en este contexto donde el ideario bolivariano ahora resurge con mayor ímpetu y Bolívar como paradigma de emancipación y liberación, emprende con su espíritu la construcción de la gran confederación de Estados Libres.
En la carta de Jamaica, Kingston, septiembre 6 de 1812, Simón Bolívar escribe: “Yo deseo más que otro alguno, ver formar en América la mas grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria......Es una idea grandiosa pretender formar de todo el “Mundo Nuevo” una gran nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión debería por consiguiente tener un solo gobierno”.
A pesar del sueño de una Patria Grande; Bolívar sentó los pilares ideológicos de la lucha por la liberación en una amplia gama de actitudes, de una acción verdaderamente carismática con respecto a sus pueblos, aún cuando su empresa de liberación no fuera siempre coronadas por el éxito.
En tanto filosofía-política, Bolívar se constituye en el destino histórico del pueblo latinoamericano por la actitud revolucionaria de proclamar la libertad y soberanía, en donde rompió aquellas cadenas de la esclavitud, tiranía y opresión del yugo colonial hispano.
“¿Cómo podréis vivir sin ser libres.....? No, no
¡Libertadores o muertos será nuestra divisa!”
Escribiría Bolívar en el manifiesto de Ocaña, octubre 1814.
Bolívar y su carisma revolucionario avanza en la campaña liberadora, esa tropa de haraposos alcanzaría la victoria en Boyacá y el triunfo de Carabobo sellaría la independencia de Nueva Granada y Venezuela. Pero la ruta de libertad, recorre los fríos Andes, Audiencia de Quito y el Virreinato de Lima, en ese recorrido conoce a Manuela la bella, así refería en una carta que escribiese Bolívar a su hermana Antonia desde Pasto, 1823, de su amada quiteña Manuelita Sáez, mujer rebelde y patriota que contribuyo a la libertad de los pueblos bolivarianos.
En fin, Bolívar ejemplo histórico, se presenta de nuevo, en el proceso inconcluso de liberación, con una filosofía moral y política en el pensamiento y la acción, en la verdadera conciencia anticolonial y conciencia crítica que enfrento en un duelo dantesco al colonialismo de entonces, a la contrarreforma y a la inquisición con el “humanismo revolucionario”.