"Aquí nadie tiene derecho a ejercer ninguna autoridad que no emane directamente de Puerto Rico, y los yanquis no quieren que Puerto Rico se constituya en una nación libre, soberana e independiente, y hasta tanto Puerto Rico no sea libre, soberano e independiente y confiera autoridad a alguien, nadie tiene ninguna autoridad en Puerto Rico; ¡Ni jueces ni fiscales, ni policías, ni gobernadores, ni ningún charlatán en Puerto Rico!"
-Pedro AIbizu Campos-
Durante varios meses antes del 6 de noviembre, todos los medios de comunicación pública estuvieron intensamente inundados con propaganda engañosa, llena de mentiras y sobre todo, altamente demagógica. El PNP, orientado por el Gobernador Pedro Juan Rosselló González y en lo que fue una campaña multimillonaria, se lanzó para arrebatarle al pueblo lo que ha sido una importante conquista de derechos civiles: el derecho absoluto a la fianza. De igual manera, hizo extraordinarios esfuerzos para destruir un Tribunal Supremo cuyos miembros, jueces que deciden todo tipo de apelación, son alegadamente de ideología distinta a la del PNP y, por ende, fieles representantes jurídicos del Estado Libre Asociado. Naturalmente, desde su constitución, el ELA es la criatura del Partido Popular Democrático.
La campaña agresivamente encausada por Rosselló y su Partido Nuevo Progresista fue, a todas luces, una campaña plagada de mentiras, de insultos personalistas y de una arrogancia que sobrepasó, con creces, el tipo de campaña que ellos acostumbran, aun cuando el ideólogo de las mismas era el fascista Carlos Romero Barceló.
Mientras por un lado, el atentado para arrebatarle al pueblo el derecho absoluto a la fianza afectaba a todo el pueblo, particularmente a los sectores con menos recursos y empobrecidos, por el otro, la lucha por el poder en el Tribunal Supremo era algo di-rectamente dirigido a minar la tuerza del Estado Libre Asociado y del Partido Popular Democrático. No se trataba de un «issue» de violación de derechos civiles, sino de socavar la estructura del ELA para así consolidar y adelantar la causa anexionista no sólo en la colonia, sino también en la metrópoli. Después de todo, ¿cuál es el tribunal que ha asumido la mayor defensa jurídica, en términos de fallos en apelaciones de naturaleza política y en las cuales se ha cuestionado de una u otra forma decisiones beneficiosas al PPD? El Tribunal Supremo de Puerto Rico.
Es, en realidad, una lucha por el poder político y por el control de las estructuras del ELA. Conforme al criterio de los penepeistas, no hay mejor manera de minar el ELA sino desde sus propias estructuras. Es el control absoluto de la legalidad colonial la que ellos necesitan controlar para adelantar sus posiciones anexionistas v destructivas de la puertorriqueñidad.
En realidad, esa batalla no rinde un beneficio mayor al pueblo pues no existe diferencia entre ellos, en términos de lo que pudiera o no ser la obtención de mayores libertades políticas para el pueblo y mayores recursos y logros en pos de la justicia social. Por eso, el «issue» de la fianza sí estaba directamente relacionado con los derechos del pueblo mientras que el del Tribunal Supremo es una batalla entre los mismos ricos que ostentan el poder.
Podíamos preguntarnos que, siendo esa una realidad, ¿cómo es posible que más pueblo votara a favor de los jueces que en contra de los cambios a la fianza?
Estamos convencidos de que nuestro pueblo, en lo más recóndito de su conciencia, desconfía totalmente de esos partidos políticos que rigen la vida de la colonia y, que son tan corruptos los unos como los otros. Sin embargo este pueblo nuestro sabía que lo que más le dolería a los arrogantes y manipuladores más destacados del PNP, era el asunto de los jueces. Y así. decidió darles una lección.
El pueblo les bajó el ego y los redujo a lo que son: unos charlatanes que se creen que pueden engañar al pueblo como les da gusto y gana todo el tiempo.
Si bien esto es así ahora los del PPD pretenden hacer pensar que lo que sucedió fue debido al esfuerzo de ellos y se prestan para canalizar para beneficio propio el fruto de la victoria.
En el fondo. este espectáculo electoral de la colonia surge debido a que nuestro pueblo no tiene una alternativa organizada en la cual depositar no sólo su confianza, sino también su esfuerzo masivo.
Al adolecer de alternativas organizadas defensivas de sus legítimos intereses. el pueblo se involucra en ese andamiaje electoral fomentado por los yanquis y por el sistema impuesto en nuestra Patria. Es como una medida preventiva y. sobre todo, para garantizar el espacio aprovechable para la reorganización y reagrupación de sus fuerzas para las luchas que se avecinan.
Por un lado, los colonialistas mantienen un «status quo» lo más liberal posible para guardar apariencias «democráticas». Por el otro, las tuerzas de oposición real aprovechan toda apertura para organizarse adecuadamente y presentar una verdadera alternativa que sea capaz de abrir camino en la búsqueda de la libertad, de la justicia social y, sobre todo, en favor del verdadero poder para el pueblo, que nada tiene que ver con la cantaleta Pedro Juan Rosselló González.