41 años de lucha revolucionaria, insurgente y popular

41 AÑOS DE LUCHA REVOLUCIONARIA, INSURGENTE Y POPULAR

Reciban de manera alegre y cordial, cargada de emoción y fraternidad revolucionaria, nuestro humilde saludo. Si es que podemos existir aún es gracias a cada uno de ustedes, cada mano popular que cargada de ternura nos ha protegido, dado cobertura, nos ha escondido y cuidado como hijos. Gracias a ustedes es que podemos estar aquí dando vida y continuidad a la lucha insurgente y popular. Como dicen los hermanos zapatistas en México: detrás de nosotros estamos ustedes. La roja y negra eres tú.

Quisiéramos hacer de esta fecha, particularmente relevante para varias generaciones de revolucionarios, un espacio para compartir nuestras ideas y proyectos, para ir desarrollando complicidades y confianzas para una larga lucha. Con humildad, orgullo, y audacia conmemoramos nuestros 41 años de lucha desde la construcción misma. Que sepa el enemigo que aquí estamos las y los miristas: viviendo y reproduciéndonos en el seno mismo del pueblo que nos hizo brotar. La roja y negra es como el ave fénix.

Esta es una historia de esfuerzos, entregas y convicción, de pasos dados con entusiasmo y alegría, sobre todo cuando los intentos por destruirnos han sido implacables por parte de los dueños del poder y la riqueza. A pesar de los múltiples intentos de aislarnos y de debilitar la fortaleza ideológica del mirismo, no lo han conseguido ni lo lograrán. Aquí estamos y pretendemos quedarnos. La roja y negra es pueblo en rebeldía.

Nuestro mirismo tiene rostro curtido y manos encallecidas, voz de pueblo y fortaleza de su juventud. Aquí no tienen cabida los ex, los renovados, los tránsfugas, los empresarios de izquierda, los faranduleros y menos los traidores. Aquí habita la perseverancia y la alegría en la resistencia y la construcción, el desafío y la invitación guevarista de siempre ser más y mejores. De las nuevas generaciones criadas en las enseñanzas de Pablo Vergara y de Miguel Enríquez, de Paulina Aguirre y de Mauricio Maigret, del Eduardo y del Rafael. De ser capaces de generar las capacidades para entender el tiempo que nos toca vivir y de traducirlo en palabras claras para nuestros iguales. La roja y negra es pueblo en armas y subversión.

El MIR desde hace 41 años ha desplegado múltiples esfuerzos e iniciativas por llevar adelante los derechos y justas reivindicaciones del pueblo pobre, de los marginados y excluidos, de los despreciados por la soberbia del rico. Así hemos puesto todo nuestro empeño en el desarrollo integral de la lucha revolucionaria, decisión que incorpora los costos propios de la lucha consecuente, aún ofrendado la vida cuando ha sido necesario por la causa popular. Este desprendido aporte del mirismo y de las y los miristas ha sido reconocido por su pueblo, y ha sido una de las fuentes desde la cual hemos podido volver a rearticularnos para luchar, y así activar todas nuestras fuerzas y esfuerzos para ser parte y aporte de la lucha popular. La roja y negra es amor.

En estos años de historia no podemos dejar de reconocer los aciertos, pero también es necesario señalar los errores y debilidades; creemos que si no fuéramos capaces de hacerlo difícilmente podríamos proponer caminos de lucha a nuestro pueblo. Hemos sido parte de la derrota de la izquierda, cuyas causas y explicaciones trascienden ampliamente nuestras fronteras y profundizar aquí sobre las causas seria demasiado extenso. De aquí en adelante la búsqueda y la construcción deben, al menos, intentar no cometer los mismos errores que antaño para transitar por caminos novedosos de los cuales nutrirnos y aprender dialécticamente. Creemos necesario proponer y buscar salidas que nos permitan romper con el actual estado de dispersión y atomización de los actores sociales populares, con la falta de propuestas amplias y movilizadoras que vinculen a los actores sociales entre si, para así superar las luchas parceladas y proyectar en un sentido político y revolucionario las disputas gremiales y economicistas. Que junto a otras debilidades entrampan, burocratizan, dividen, y terminan por destruir los escasos avances alcanzados. Como se dijo al comienzo de los 90: De la Derrota se Sale Luchando, De la Resistencia a la Construcción, De las Luchas Estudiantiles a las Filas de la Revolución. La roja y negra es aprendizaje.

Señalar estos aspectos es sin duda relevante a la hora de ver como solucionar las altas complejidades del periodo que nos toca vivir. Han sido 16 años del más alto pacto y consenso de la clase dominante, lo que sumado a la hecatombe (necesaria) de los socialismos reales nos dejó como revolucionarios sumidos en la más plena orfandad política y teórica. Fueron años donde el quehacer revolucionario unilateralizaba los aspectos de la lucha y los medios se anteponían a los objetivos. La llegada de la mal llamada democracia coincide con un cambio de época donde se transforman los parámetros culturales vigentes durante todo el siglo 20. El año 2000 llega, en realidad, en los 90. Se sofistica y despersonaliza la explotación, desaparecen los patrones como entidades visibles. Todo cambia para que todo siga igual. Bajo un falso ropaje de modernidad nuestros países se hacen aun más dependientes y serviles al imperio, sin embargo, el peso de la cultura y sus mecanismos de comunicación de masas controlan las mentes y los pasos populares. La roja y negra es cambio y continuidad.

Debemos ser claros: durante estos 16 años el pueblo ha participado plenamente de los procesos electorales, fijándose esperanzas y anhelos por mejorar su calidad de vida y por justicia social. El país de las grandes carreteras, de acuerdos comerciales y tratados de libre comercio, junto a un precio del cobre histórico muestra el rostro de un chile exitoso. Pero todo este crecimiento no llega a los trabajadores ni a los pobladores, los que definitivamente no estamos considerados ni invitados en este festín. Esa realidad de amplios contrastes crece y golpea cada día, generando bronca y distintos tipos de salidas. No es casual, así, la creciente legitimidad que han ido cobrando las diferentes movilizaciones ocurridas durante los últimos años. Organizarse y luchar es una alternativa considerada como posible por los diferentes actores populares. Quizás sea un avance minúsculo para la cantidad de años transcurridos, pero en esa experiencia han crecido los nuevos militantes de la revolución de estos tiempos, acumulando saberes, experiencias, métodos, técnicas. La roja y negra es sabia nueva.

Frente a estos hechos los revolucionarios debemos intentar seria y responsablemente poner todas nuestras energías y contribuir a generar un movimiento político-social de carácter clasista e independiente.. Para ir construyendo este proyecto se requiere voluntad política y disposición para mejorar nuestras capacidades. La historia nos enseña que las estrategias requieren preparación seria y que no solo sean un acto de voluntad, ir avanzando de lo simple a lo complejo. En este proceso debemos promover constantemente la más amplia participación y democracia popular, junto con el ejercicio pleno de todos los derechos. El proyecto debe construirse con los protagonistas, en y desde los pobladores, trabajadores, estudiantes, y cualquier expresión de pueblo organizado. La fuerza indestructible de un pueblo radica en su organización, conciencia, y movilización. La roja y negra es sabiduría.

Es una tarea de corte revolucionario apostar de forma permanente a tener una mayor comprensión política, un mayor desarrollo colectivo y quizás por ahí podremos desterrar los estilos caudillistas y aparatistas, junto con fortalecer la lucha unitaria, simultanea, y multifacética contra el enemigo. Hemos propuesto desde hace algunos meses el impulso de las demandas populares como eje de acumulación política y social. Sus objetivos son que el mirismo y la franja de revolucionarios nos articulemos junto al pueblo en torno a sus reivindicaciones más sentidas para desde allí direccionar una acción política coherente y clasista, y generar un polo de atracción y un movimiento social amplio donde forjar la unidad de los destacamentos revolucionarios y progresistas al servicio del pueblo pobre y marginado. La roja y negra es búsqueda.

Con nuestro sincero respeto a las diferentes iniciativas y esfuerzos que realizan las diversas organizaciones, solo resta decir que nuestra preocupación central es avanzar en resolver en la practica concreta las dificultades propias de este tiempo histórico, vale decir, de los objetivos y desafíos que tracemos en forma unitaria y decidida dependerá la cristalización de la fuerza política, social , cultural, y militar ,capaz de llevar adelante y defender la revolución social y el poder popular. Nuestras fuerzas, al igual que nuestra razón de ser, es aportar a construir caminos de convergencia, articulación táctica y estratégica, que alumbre días futuros de organización y combate popular abierto, radical, y masivo, por todos los derechos que nos niega el capital. La roja y negra es futuro.

Por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR de Chile.

15 de agosto de 2006