TODOS TENEMOS EL DESAFIO Y EL RETO DE ORGANIZARNOS, UNIRNOS Y LUCHAR
Primer comandante del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista
El pasado 7 de agosto tomó posesión por segunda vez el presidente Uribe.
Todos los que escucharon su discurso sabían que nada nuevo tenía para plantear.
Su proyecto político encarna el pensamiento más reaccionario de los oligarcas colombianos, de la mano con los intereses imperialistas, dispuesto a imponer a sangre y fuego sus planes y estilos de gobernar.
Comienza Uribe su segundo mandato con un Congreso al mejor estilo clientelista, favorable al presidente, donde la oposición requiere valentía y una línea clara hacia los intereses populares, para que desde ese espacio, se haga sentir la voz diferenciada respecto a la que irá a imponer la maquinaria del reelegido presidente.
Las organizaciones políticas y sociales deberán seguir su esfuerzo popular y de nación, por impedir que sigan desapareciendo sus derechos, lo cual requiere un gran esfuerzo por romper los estrechos niveles de colectivización popular y extender a todos los espacios de la ciudad y el campo, múltiples formas de organización y lucha, donde los reales intereses de todos los sectores populares y de la clase media, se proyecten con verdadera fuerza y organización para defender y consolidar la mas amplia lucha por un país y una nación con democracia verdadera y romper las ataduras con los intereses del imperialismo norteamericano.
Esta sigue siendo la tarea de todos los revolucionarios y demócratas para lo cual debemos seguir construyendo un pensamiento amplio, donde las diferencias que existen entre las distintas expresiones populares y de sectores medios, no sean la manzana de la discordia que nos sigan dispersando y alejando del esfuerzo unitario. El ELN reafirma esta visión y se dispone a compartirla con todos aquellos que luchan, desde cualquier parte de Colombia, por una patria con justicia social y equidad, donde tengamos todos los derechos elementales que desde hace muchos años se establecieron para los pueblos del mundo.
El ELN, valora y respeta a todos los patriotas, demócratas y revolucionarios que no están en sus filas y se dispone a abrazar con todas y todos ellos, una causa de soberanía popular y paz, donde la justicia social esté por encima de todo.
El ELN ha planteado una salida política al conflicto, que nada tiene que ver con la rendición ni la desmovilización.
El ELN entiende que una real salida política al conflicto social y armado que vive Colombia, se logra con la participación activa de la sociedad, con el propósito de alcanzar importantes transformaciones sociales en tanto se supera la exclusión y la y la miseria; por ello reiteramos que esa salida política es a su vez organización y acción soberana de las mayorías y no actos de buena fe de terceros. Dentro de esta visión, seguiremos nuestros esfuerzos en esa dirección, al tiempo que desarrollamos nuestra múltiple acción y lucha revolucionaria en otros escenarios.
El ELN entiende además, que en la lucha de hoy es urgente hacer causa común con los pueblos del continente retomando el pensamiento del libertador Simón Bolívar.
A las mujeres y hombres de nuestras filas les reiteramos que estos siguen siendo momentos de intensa lucha y acción revolucionaria, donde el respeto por nuestro pueblo y la lucha pos su organización es actividad prioritaria mientras avanzamos en los otros campos del accionar insurgente en el cumplimiento de los planes trazados.
Estamos convencidos que con estas líneas de trabajo y acción del pueblo, de los sectores medios y sus organizaciones políticas y sociales, donde la insurgencia sigue aportando su concurso, los planes presidenciales y oligárquicos no podrán desarrollarse en estos cuatro años, de acuerdo a los propósitos expresados por Uribe en su posesión del pasado 7 de agosto.
Todos tenemos el desafío y el reto de organizarnos, unirnos y luchar, para no permitir que las políticas uribistas sigan incrementando el robo de los recursos naturales, la venta de las empresas patrimonio de la nación, la militarización del país, el terrorismo de Estado y la penetración en las esferas estatales y gubernamentales de las manos criminales del narco-paramilitarismo con todas sus secuelas para el futuro de Colombia.