Las batallas por el canje

LAS BATALLAS POR EL CANJE

Por: Iván Márquez / Integrante del Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC

Por el canje hemos librado múltiples batallas, todas muy duras contra presidentes empecinados, rebuscadores de trabas y negativas, como Uribe. Sus razones de Estado y de terquedad se derriten, por falta de consistencia, como la sal entre las manos.

Que no lo permiten la Constitución ni la ley, pero la práctica del Congreso indica que si no existe una ley, se crea; y si los escollos son constitucionales está el recurso del Acto Legislativo. Oídos sordos halló en las cámaras la solicitud de Manuel Marulanda Vélez de aprobar una ley permanente de canje que será de mucha utilidad mientras encontramos una solución al conflicto.

Que sería darle estatus de fuerza beligerante a las FARC. ¿Acaso no lo es? Para ello no se necesita que un gobierno lo decrete o que lo reconozca indirectamente firmando un tratado con la guerrilla.

Que para evitar suspicacias no se mencione la palabra canje sino intercambio humanitario. El comandante Manuel les dice: llámenlo como quieran; lo importante es que los prisioneros en las montañas y en las cárceles del régimen recobren su libertad.

Que el canje o intercambio desmoralizaría a las tropas… Se habrían desmoralizado entonces las FARC cuando liberaron unilateralmente a más de 300 militares prisioneros de guerra. Nada de eso pasó, a pesar de la cicatería de Pastrana, que no dio para un gesto de recíprocidad. En cambio la historia de Colombia deberá registrar ese gesto de humanidad de la guerrilla fariana. Desgraciadamente ese Presidente y su comisionado nunca entendieron el hecho trascendente de tener como interlocutor para el canje al propio Comandante en Jefe de las FARC, Manuel Marulanda Vélez.

Que el gobierno no pacta con “bandidos” ni “terroristas”… Eso es escupir para arriba al impulso de la más estúpida y falaz de las campañas mediáticas.

Que los cautivos en poder de la insurgencia no son prisioneros sino secuestrados… Bueno, ¿y entonces los guerrilleros presos por el régimen qué son?

Durante los últimos cuatro años la prepotencia de Uribe con su Plan Patriota lo ha llevado a cometer un rosario de equivocaciones en esta materia. La más grave, la extradición de los guerrilleros Simón y Sonia a los Estados Unidos bajo burdos montajes, y al lado de ella, el intento de rescate militar de prisioneros en Urrao que causó la muerte de un ex ministro de Defensa, el gobernador de Antioquia y un puñado de oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas, tragedia que nunca debió ocurrir.

No se puede olvidar que el Presidente Uribe dio el visto bueno para el secuestro de Rodrigo Granda en la ciudad de Caracas.

El mencionado mandatario ha hecho afirmaciones que no vale la pena comentar, como esa de que no intercambia “ciudadanos de bien” por “bandidos terroristas”, o aquella de que los guerrilleros liberados, producto de un eventual acuerdo, deben ser desterrados más allá del Atlántico, a la Francia de Chirac, para evitar que regresen a la montaña.

Ahora ha resuelto atravesar como palo al canje: la “seguridad democrática” que ha motivado el aplazamiento del despeje de Pradera y Florida, y la prolongación innecesaria del cautiverio de prisioneros institucionales, como insurgentes.

Esa desprestigiada política que lo ha llevado -para asombro del mundo-, a militarizar aún más dichos municipios y a bombardear sus áreas rurales, es un escudo roto que no alcanza a defender su actitud, cuando le había dicho al país que despejaría sin condiciones previas.

Es necesario separar la decisión de humanidad que significa el intercambio humanitario de esa política nefanda de “seguridad democrática”.