¿Quiénes le temen a la paz en Colombia?

¿QUIÉNES LE TEMEN A LA PAZ EN COLOMBIA?

Aquellos que la usan para la guerra y la propaganda oficial; que son los mismos que en su lenguaje doble y su práctica criminal estimulan la confrontación hace casi más de medio siglo: negando de esta manera una oportunidad para la paz como una determinación soberana y creativa de los colombian@s, quienes la construyen desde múltiples escenarios nacionales e internacionales y en la legitimidad popular y democrático-revolucionaria, para irla convirtiendo en un nuevo estado en forma de casas de la paz, de canje y/o intercambio humanitario, Convención Nacional, mejores salarios, escuelas, hospitales; respeto a la vida, a las tierras, a la cultura nacional campesina, indígena y popular.

Una paz pensada y construida por la dignidad y la convergencia de la sociedad; que trascienda a lo propagandístico; y que se convierte hoy en realidad en un gran riesgo para la tupida red de intereses narco-para-oligárquicos, que se empecinan en no reconocerla como producto de una compleja realidad social; persistiendo en que se trata de un problema jurídico-militar.

Desde luego que le temen a la paz del pueblo aquellos que torpedean una amplia movilización democrática de las masas, pues el equilibrio de fuerzas variaría ostensiblemente.

Entre ellos y desde luego tutelados por el imperialismo y la clase oligárquico-paramilitar están los senadores uribístas con la sangrienta ideología de la doctrina de la seguridad nacional, mixturada con el ALCA, el tráfico de drogas y el neo-paramilitarismo que en un romance mortal no cederán ni un milímetro a la paz del pueblo y continuarán en la dirección de la reingeniería de la guerra con un esquema depredador y genocida en vastas regiones del país.

Y claro está; le temen a la paz los terroristas gringos y sus amigos paracos criollos, pues sus arcas por el tráfico de drogas, la guerra y las armas se verá disminuido e irá en detrimento de su imperio financiero multinacional, que se encarga de “defender la democracia”; como de desvertebrar y/o aniquilar el movimiento popular y revolucionario.

Sin embargo y por fortuna, para el país y el mundo ya está clara la paz de las mayorías; sus diferentes y plurales sujetos y escenarios; que se diferencian nítidamente del clientelista, antipatriótico, narcotizado y corrupto ejército de la burguesía que defiende a un estado decadente y que no tomará partido por la paz y la democracia en tanto sigan perdiendo el tiempo: muriendo y matando por senadores, alcaldes, concejales, gerentes, mafiosos y/o gobernadores corruptos, que planean con el gorilato de turno sus “operaciones tipo plan Colombia”, pero desde sus lujosas residencias o clubes¸ vestidos con vistosos trapos o uniformes manchados de sangre del pueblo colombiano; siendo condecorados por sus “valientes y distinguidos servicios de orden público”, como lanceros, rangers, empacadores, paracaidistas bla, bla, bla; pero al final combatiendo cobardemente y contra la población civil y por un sistema absolutamente corroído que muy pronto “ también caerá” enfrentado a una gran convergencia por la democracia y la paz , que convergiendo en sus propios espacios éticos, morales y culturales construyen el futuro desde la rebeldía social y comunitaria y en función de un nuevo orden social , cimbrando las fibras de una sociedad que acude a reconocer y a transformar la dialéctica social en toda su intensidad y extensión.

Definitivamente, quienes no le tememos a la paz la vemos en la soberanía popular, en la solidaridad Nacional y Continental; en la defensa de las fronteras nacionales, en la Unidad Continental y la Liberación Nacional.

Hoy entonces los pueblos; nos tomaremos el corazón del sistema sin temor; moveremos la paz históricamente y en el entendido que la revolución y la paz no son solo un problema de las armas, sino un deber de los sectores patrióticos, democráticos y populares que en la acción construirán el poder popular, sus propias y legítimas instituciones en un inextinguible y creativo volcán social.

¡Ni un paso atrás; la lucha continúa!

Roberto Martín.