Los estudiantes de la Universidad de Concepción se han situado a la cabeza de las luchas juveniles en el último tiempo. En la dirección de esa lucha ha jugado un papel de importancia el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que en aquella Universidad tiene significativa fuerza. PUNTO FINAL entrevistó al responsable del MIR en Concepción, Miguel Enríquez, estudiante de Medicina, quien trazó para esta revista un balance de la lucha reciente y una perspectiva de las enseñanzas recogidas en su curso.
Miguel Enriquez declaró:
"Los hechos ocurridos recientemente en Concepción no son casuales. Ya en abril del 65, los estudiantes universitarios, después de combatir más de una semana, también secuestraron un carabinero, canjeándolo por estudiantes detenidos. Ese mismo año sostuvieron una huelga de un mes contra una reforma del año básico impuesta por préstamos norteamericanos condicionados; expulsaron violentamente del recinto universitario al senador Robert Kennedy; combatieron en las calles repudiando la Operación Unitas VI.
En 1966 llevaron a cabo una huelga de dos meses por el cogobierno universitario y por la expulsión de los Cuerpos de Paz de la Universidad, ocupando la Ciudad Universitaria, desarrollando paralelamente un congreso interno de Federación y un Congreso Latinoamericano de Sociología, bajo el poder estudiantil. En 1967, antes del movimiento reciente, se movilizó el estudiantado en defensa de dos profesores de filosofía expulsados por sus ideas marxistas, y poco tiempo después, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) expulsó a los Cuerpos de Paz del Barrio Universitario.
Por un lado, las tensiones acumuladas por la fortaleza, madurez y radicalización de los estudiantes durante tres años de lucha, y por otro, la creciente dependencia de nuestra Universidad de capitales norteamericanos y una increíble tozudez de la élite de poder masónico de la Universidad, que a las peticiones estudiantiles sólo respondió con mayor discriminación y persecución ideológica, hicieran crisis a mediados del año. La cadena se rompió por su eslabón más débil y crítico: el Instituto de Sociología; su presidente, miembro del MIR, encabeza un largo movimiento, que contó con el apoyo de la Federación; de profesores; de sociólogos de renombre internacional, etc., que llegó hasta la ocupación del local del instituto y a una prolongada huelga de hambre de sus estudiantes. Paralelamente el doctor Wilfrid Hauk, profesor de alemán, decretó una huelga de hambre pública, en protesta por la persecución ideológica en la Universidad, la que no suspendió sino cuando el estudiantado, después de quemar- una bandera norteamericana unánimemente se lo solicitó. El movimiento de Sociología había triunfado; las peticiones de los estudiantes satisfechas; la autocracia masónica y servil, guardadora de los valores culturales del "american way of Life", retrocedió.
El estudiantado, entonces, cuestiona el poder universitario: se plantea la conquista del 25% de representación estudiantil en todos los organismos de la universidad, como primera etapa en la lucha por el cogobierno. Un día después, cuando los" estudiantes marchan por las calles, son violentamente agredidos por Carabineros, agresión a la que virilmente responden. Ese día los hechos se suceden vertiginosamente: el combate callejero se prolonga por más de cinco horas; Carabineros retrocede ante la furia estudiantil; Luciano Cruz, miembro del Consejo Universitario, alumno de quinto año de Medicina y militante del MTR, líder indiscutible del movimiento estudiantil de Concepción, después de ser detenido y golpeado violentamente, se escapa de la mas grande comisaría de la ciudad. Al mismo tiempo los estudiantes capturan un carabinero de "rehén", el que da una conferencia de prensa, y lo ofrecen en canje por los detenidos; la J.D.C. Universitaria pide la destitución del Intendente; sectores "ultras" insisten en penetrar al Barrio Universitario .por la fuerza; se acuartelan los regimientos; cientos de "descansados" miembros del Grupo Móvil de Santiago viajan a Concepción a "recuperar al rehén"; los estudiantes no ceden a las amenazas y se atrincheran en la Escuela de Farmacia dispuestos a resistir. Entran a mediar la directiva nacional y provincial del P.D.C.; se acepta el "canje"; el carabinero es entregado al otro día y los estudiantes detenidos obtienen su libertad; la Universidad decreta dos semanas de vacaciones.
Luciano Cruz, del MIR, y Jaime Jana son encarcelados; se abre uno de los más descarados procesos políticos de la escalada de violencia y represión que venía desarrollando el Gobierno a partir de la querella a los oradores del Teatro Roma y del desafuero del senador Carlos Altamirano. El estudiantado no cede, sigue su movimiento por la democratización de la Universidad y por la libertad de Cruz y Jana; decididos a hacer valer su derecho a marchar libremente por las calles, los estudiantes combaten en tres oportunidades con Carabineros por cuatro o cinco horas, dos veces al anochecer; devuelven cada golpe; bombas vienen, piedras van; no retroceden ante el "guanaco" ni ante las ofensivas del siniestro e Ineficaz Grupo Móvil; al contrario, buscan el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, atacan unas veces en pequeños grupos, otras en de a cientos; con un valor que linda en la temeridad los derrotan y los policías en sus retiradas, humillados, proceden a detener y a golpear a cuanto pacifico ciudadano se cruza por su camino; la última batalla les entrega el botín de 74 detenidos que son salvajemente golpeados. La indignación prende en la ciudad; los periodistas también golpeados protestan; lo mismo hacen innumerables particulares; los estudiantes responsabilizan al Intendente democristiano y profesor universitario de lo ocurrido. A su vez la lucha en la Universidad no arrecia; Bautista Van Schowen Presidente del Centro de Estudiantes de Medicina, y miembro del MIR, sostenía pública polémica con miembros del Consejo Universitario.
Resultado: lo que parecía presa fácil, el reprimir y golpear estudiantes en las calles; encarcelar dirigentes estudiantiles y cerrarse a todo diálogo entre "autoridades universitarias" y estudiantes, demuestra ser una prueba de fuego para el gobierno y la autocracia masónica penquista; se recibió el apoyo de otras Federaciones de Estudiantes, de los mineros de Lota y Schwager; de los estudiantes secundarios, de los profesores universitarios, etc.; la Democracia Cristiana, muy mal asesorada por la "Parroquia universitaria", crucifijo en mano y a la sombra de una acusación al MIR de haber "desvirtuado" el movimiento estudiantil, intentó no apoyar a los dirigentes encarcelados: resultó repudiada por las asambleas estudiantiles. Retrocedía el Gobierno, retrocedía Carabineros, marcha atrás de la D.C. y sus "parroquiales" líderes, derrota para las "autoridades universitarias"; victoria del estudiantado: Cruz y Jana en libertad, la dirección de la Universidad aceptó todos los puntos de transición exigidos por los estudiantes, el Grupo Móvil se va de Concepción, etc.
¿Qué había ocurrido? El estudiantado en el curso de la lucha por sus reivindicaciones se había visto enfrentado al aparato represivo estatal burgués y, forzado por la dinámica de los acontecimientos había tomado definitiva posición en las trincheras del combate social.
En la Universidad: en síntesis, la lucha por el objetivo estratégico fundamental, la revolución universitaria, entendida como la necesaria transformación que saque esa superestructura del servicio a la sociedad de explotación y oprobio, y la coloque al servicio de obreros y campesinos, pasa por la lucha por las reivindicaciones fundamentales de los estudiantes contenidos en la Reforma Universitaria, enfatizando sí el cuestionamiento del poder universitario, esto es, el cogobierno estudiantil, como elemento indispensable para luchar en este período por la democratización de la Universidad, la defensa de su autonomía, el acceso a ella de obreros y campesinos, y la lucha contra la penetración norteamericana.
En el curso de esa lucha, los estudiantes se cruzaron con toda la ofensiva lanzada por el Gobierno: después del escándalo nacional provocado al atribuir guerrillas al MIR en el sur, el Gobierno abrió proceso a los oradores del acto del Teatro Roma organizado también por el M3R; disimuladamente, mientras el Sr. Leighton se entretenía procesando al P.N., prohibió insólitamente las marchas callejeras de cualquier tipo; luego consiguió el desafuero del senador Altamirano -por defender las ideas del Gobierno Revolucionario cubano, etc.
Los estudiantes de Concepción comprendieron que su papel no es el de trepadores sociales a la caza de los beneficios de un titulo universitario, sino que, como "grupo de edad" y en su calidad de "joven intelectualidad", al cruzarse con la agudización de los conflictos sociales a nivel nacional y latinoamericano, se integran al movimiento revolucionario entendiendo que a la Universidad no vienen sólo a estudiar, sino también a luchar.
Y lo más importante, los estudiantes de Concepción entendieron, y mostraron con su ejemplo, un camino que todavía sectores de la izquierda tradicional no pueden o no quieren aprender. La única forma de detener una ofensiva represiva y reaccionaria, el sólo método de impedir una dictadura legal o un golpe militar, no es bajar la cerviz, vestir piel de cordero y de rodillas jurar pacifismo y legalismo, sino, muy al contrario, enfrentar al represor, combatirlo sin ceder, denunciar cada uno de sus tenebrosos pasos y seguir adelante, haciéndole retroceder, no a su punto de partida, sino mucho más atrás."