Resolución sobre la paz y los diálogos de la insurgencia

RESOLUCION SOBRE LA PAZ Y LOS DIALOGOS DE LA INSURGENCIA

Febrero 20 de 2007

1. La paz con justicia social es un anhelo real del pueblo colombiano que ha sido víctima de las diferentes formas de violencia que aplica el terrorismo de Estado: asesinatos, desapariciones, detenciones, desplazamiento, persecuciones y amenazas que producen intimidación general. La paz democrática estable sólo es alcanzable sobre las sólidas bases democráticas que genere el poder popular surgido de la revolución democrática antiimperialista en marcha al socialismo.

2. La solución política al conflicto armado es un tratamiento táctico que debe dar salidas integrales a todos los factores del conflicto: lo político, lo social, lo económico y lo militar. Su gran punto de partida es el crear unos hechos de apertura democrática para el pueblo donde, como mínimo, cesen las penalizaciones y prohibiciones a las luchas populares y se respeten efectivamente los derechos de organización, petición, negociación y huelga de las masas trabajadoras de ciudades y campos.

3. El diálogo y la negociación son herramientas de lucha en manos de la insurgencia, hacen parte de las formas de la insurgencia jugar un papel político desde la lucha armada. Se trata de usar estos mecanismos para poner la lucha armada al servicio de conquistas parciales para el movimiento de masas y lograr su reconocimiento como fuerza beligerante, situaciones posibles de lograr concretando otro tipo de salidas como el canje humanitario.

Diálogo no es equivalente a entrega, traición o desmovilización; diálogo y negociación no son recursos para sortear un debilitamiento de la insurgencia. Los diálogos y negociaciones exigen fuerza militar y capacidad política para que sean exitosos, así lo demostramos el EPL y el Partido en 1984 con los acuerdos de “Cese al fuego y Diálogo Nacional” firmados con el gobierno de Belisario Betancur.

No son pocas las experiencias internacionales en este campo que dan lecciones positivas para las luchas de liberación nacional y social de los pueblos, pero el imperialismo sólo difunde las que le han servido a sus intereses.

4. El diálogo gobierno-guerrilla debe partir de un reconocimiento político a la insurgencia y debe excluir exigencias unilaterales. Debe partir de compromisos mutuos y obligatorios para las partes y no limitarse o encerrarse en tratativas entre las fuerzas que lo acuerdan o suscriben.

5. La solución política exige crear mecanismos de participación popular para ahondar en la discusión de las causas de fondo y la búsqueda de soluciones al conflicto político, social y armado. En otras palabras, la insurgencia no se erige como portavoz del pueblo sino que abre espacios para que el pueblo se exprese a través de sus organizaciones y formas democráticas de más amplio espectro, cobertura y alcance en sus decisiones políticas; abre espacios para que el pueblo conquiste objetivos políticos de gran repercusión táctica y avance estratégico.

6. El canje o intercambio humanitario, mientras persista el conflicto armado, debe ser un mecanismo permanente, de efecto recíproco, que de aplicación al derecho humanitario y beneficie a las partes enfrentadas militarmente. La realización de un canje no implica la iniciación de un diálogo, negociación o “proceso de paz” con la organización guerrillera que lo realice.

XVI Congreso del Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)