1.- Nuestro Partido reafirma su concepción marxista-leninista y la adhesión a su método; así como su interés por asimilar los aportes del proletariado en materia organizativa, sin tomarlos como esquemas:
- Partimos de reconocer la necesidad y vigencia del Partido del proletariado y de definirnos como un destacamento proletario, un partido marxista leninista en permanente construcción, que pugna por organizar en un solo Partido a todos los marxista-leninistas de Colombia y que trabaja porque el proceso revolucionario cuente con su vanguardia de clase antes y después de la toma del poder;
- Somos conscientes de que nuestra política organizativa necesita variaciones y desarrollos en relación con los cambios que se han producido en la realidad social del país y con la estrategia y la táctica que hemos definido. El Partido leninista, de nuevo tipo, lleva en su entraña la exigencia de cambio permanente sobre la base de la preservación de su naturaleza y carácter proletario;
- Tomamos los asuntos organizativos íntimamente relacionados con la política, con los problemas y objetivos de la clase y las masas -no sólo con los asuntos internos de Partido-. Esto significa valorar en toda su dimensión el papel protagónico que corresponde al proletariado y a las masas en los cambios históricos y nos llama a desarrollar o favorecer una amplia gama de formas organizativas que contribuyan al propósito del Partido de ganar a los obreros y a las masas para su estrategia y táctica de poder popular.
Además, la política organizativa debe servir a la concepción de unidad del Partido, en primer lugar para promover la alianza obrero-campesina-popular, para facilitar la relación con el movimiento revolucionario y otras fuerzas políticas, y para incidir en el medio en que actuamos.
2.- El leninismo nos ha legado la validez del Partido marxista leninista como un Partido de clase por su teoría, sus objetivos y acción, y por su configuración como parte cualificada del proletariado. Esto implica la brega permanente por elevar su condición científica, su composición proletaria, su capacidad de previsión y de dirección, su ligazón con los obreros y las amplias masas.
La existencia de un Partido proletario es una necesidad histórica indiscutible para el triunfo de la revolución que proponemos y para la construcción del socialismo. El Partido marxista leninista debe expresar la condición cualificada de vanguardia que corresponde en esta etapa al proletariado. El de carácter de clase del Partido es definitivo para garantizar el rumbo socialista y para que el Estado democrático popular afiance cada vez más su carácter proletario.
En momentos de crisis revolucionarias o de auges en las luchas de las masas, la conducción política acertada es la que decide quién y en función de qué capitaliza la situación. Para que la conducción política cumpla el objetivo revolucionario, se necesitan la construcción y el desarrollo orgánico, al centro de los cuales está el Partido marxista-leninista, con las propuestas políticas tácticas y estratégicas que éste logre implantar y a partir de las cuales aglutine, genere conciencia, movilización, organización y acción política. En otras palabras, le dispute la hegemonía a la burguesía.
Al mismo tiempo que trabajamos por un partido de clase, entendemos que en Colombia el Partido debe ser capaz de recoger y expresar el sentir de amplias capas sociales interesadas en los cambios democráticos y antiimperialistas. La integración que se presenta en nuestro proceso revolucionario entre dichas tareas y la construcción del socialismo, exige lo anterior y resume la capacidad del Partido para plasmar las alianzas necesarias para el triunfo de la revolución.
Dada la amplitud del sujeto revolucionario en Colombia, el Partido debe tener en cuenta la diversidad de los niveles de conciencia y, por ende, promover las más variadas formas de organización entre las masas.
3.- El Partido no puede concretar las alianzas necesarias sólo en razón de su programa máximo, ni puede pretender incorporar como clases al Partido a quienes son sus aliados. Pero sí es indispensable que demuestre su capacidad de enlazar la estrategia y la táctica, el programa global con plataformas y programas parciales, los objetivos democráticos con el socialismo. Las diversas organizaciones sociales, gremiales, militares y políticas con el Partido.
En síntesis, es esencial lograr la unión de la conciencia (representada en su expresión más cualificada en el Partido marxista leninista) con el movimiento. Que el Partido sea capaz de resumir en su propuesta global los anhelos de todos los sectores interesados en la revolución, y que el movimiento social recree en sus ámbitos (gracias a la labor de los comunistas allí) las líneas básicas de la lucha por la liberación nacional, la democracia y el socialismo. Que el Partido avance hacia su reconocimiento entre las masas, en el movimiento político y en la sociedad.
Esta visión exige que el Partido no reemplace a las masas y no caiga en el culto al movimiento espontáneo. Su misión es ligarse a las masas, elevar su nivel de conciencia, dar coherencia política y programática a sus luchas, organizarlas y dirigir sus acciones hacia el norte del poder popular.
4.- Reconocemos que la clase obrera es una sola a nivel mundial, sin olvidar sus niveles de desarrollo y sus particularidades.
Asumimos en la teoría y en la práctica el internacionalismo proletario en su dimensión más amplia. Esto incluye el reconocimiento, reivindicación y estímulo a las luchas democráticas y de liberación nacional, a los factores nacionales y al patriotismo con contenido progresista, a la identidad cultural de los pueblos en una dimensión revolucionaria, a las luchas del proletariado en sus diversas expresiones y a los procesos de construcción socialista.
5.- Alcanzar en la práctica el carácter de vanguardia del Partido tiene que ver con sus calidades ideológicas y políticas, con la autoridad que éste gane en el seno del movimiento-revolucionario y de las masas, y con la construcción de la hegemonía revolucionaria; presupone una elevada unidad interna, una estructuración organizativa clara y una férrea disciplina y, por supuesto, estrechos vínculos con la clase y los sectores populares.
Todo ello es ajeno a decretar que somos la vanguardia o a usar métodos administrativos o formales para autoproclamarnos como tal. Justeza en la política, capacidad de comunicación, liderazgo, acción y convicción, y resultados prácticos, son pilares de la autoridad del Partido.
6.- El Centralismo Democrático es el nervio de nuestra vida organizativa y nuestra estructura. Para que este principio tenga vida, nuestro Partido debe ser un sistema único de organizaciones, un complejo de ellas, constituido por los comités y las células como elemento básico.
Aceptar este principio implica regirnos por una sola línea y unos mismos estatutos, tener una dirección nacional única, además de la sujeción de la minoría a la mayoría y del acatamiento de los organismos inferiores a los superiores.
La sujeción de la minoría a la mayoría implica que la
primera no se configure organizativamente ni se consagre como tal y que trabaje con las decisiones y orientaciones que definen las instancias dirigentes del Partido. Por supuesto, entendemos que el juego de minorías y mayorías es algo dinámico y que éstas no se dan como grupos estáticos ni ante todos los momentos y políticas adoptadas.
La aplicación del Centralismo Democrático se basa en la libre afiliación a la organización, en la unidad consciente y la disciplina militante, en un adecuado funcionamiento de los organismos y células, y de una correcta lucha ideológica.
7.- Con miras a corregir problemas que se nos han presentado en lo relativo al Centralismo Democrático, destacamos la necesidad de conocer a fondo la línea del Partido y definir bien qué es materia de ella y qué no lo es, así como la participación democrática en su elaboración, cuál es el universo de aspectos que caen bajo el ámbito de decisión del Partido; abordar la lucha de opiniones de manera más amplia, entendiendo que en el Partido se dan matices y diferencias que deben ser tratados en función de aprovechar la diversidad y el aporte de cada cuadro y militante para configurar un único punto de vista y llevarlo a la acción unificadamente; garantizar el funcionamiento de los organismos a todos los niveles; fortalecer la elección democrática en todo el Partido; proveer la necesaria información sobre el curso de la lucha ideológica, centrada en los aspectos de debate y evitando el liberalismo y los detalles innecesarios, para incorporar al conjunto del Partido en el combate a las posiciones oportunistas que se presenten y a los errores o desviaciones.
Las diversas instancias de dirección deben pugnar por afianzar la participación democrática de la militancia en la vida del Partido, como parte del trabajo de rectificación que hemos emprendido, dotando a la organización de los medios adecuados para tal fin. Lo anterior, teniendo en cuenta el carácter y la naturaleza de nuestro Partido.
La preservación de la unidad consciente y dinámica del Partido exige la lucha permanente contra el oportunismo y el fraccionalismo. Es muy importante estimular la lucha ideológica y la confrontación de opiniones, con bases serias y con fundamentación, en un ambiente de camaradería y fraternidad para tratar de evitar la configuración de tendencias y tomar las medidas políticas y organizativas necesarias para evitarlas o erradicarlas.
Así mismo, es necesario corregir los problemas de unilateralidad o de sectarismo que en ocasiones se han presentado.
8.- El Partido y los organismos deben apreciar mejor la diversidad y vivacidad que el militante y el premilitante le aportan a su trabajo, comprender los factores sicológicos presentes en el pensamiento y la acción de las personas y sectores sociales, y valorar mejor la especialización y las experiencias de cada uno, de modo que los colectivos configuren una suma cualificada de sus componentes y no la media uniforme de ellos.
En relación con lo anterior destacamos la relación que debe existir entre formación integral y especialización. Trabajar por la formación integral del comunista implica una labor constante por asimilar de conjunto el marxismo leninismo y nuestra línea política, por tener una visión global de la situación que vivimos y del ámbito de trabajo en que cada uno está inserto, por mantener unidad entre la teoría y la práctica, y por ser un comunista cabal en los distintos aspectos de su vida y su acción. La especialización se da en función de las diversas capacidades individuales, de las habilidades en uno u otro campo, de las prioridades y necesidades del Partido y del trabajo, y del gusto e inclinación personales. Esto comunica riqueza a los colectivos.
9.- La máxima dirección del Partido reposa en el Congreso y, a su nivel, en la Conferencia Nacional de Cuadros y en el Pleno del Comité Central. El Comité Central debe ejercer su dirección de manera permanente y contribuir a la elaboración y desarrollo de la política del Partido, para lo cual ha de contar con los canales necesarios. El o los organismos permanentes de dirección que se establezcan ejercen su labor en el marco trazado por el Congreso, la Conferencia y el Pleno, y rinden cuentas ante dichas instancias. Para la adopción de decisiones de importancia abogamos por la participación activa del Comité Central y de los cuadros en su conjunto.
10.- Junto con la elegibilidad de los comités a distintos niveles, es preciso reafirmar la revocatoria del cargo, la recusación o expresión de desacuerdo frente a un candidato o miembro de comité elegido, a partir de criterios serios y sustentados y ligado al mejoramiento de la rendición de cuentas de arriba hacia abajo y viceversa.
Es necesario colocar cortapisas a la política de cooptaciones y a la proliferación de activos que vayan en detrimento de los organismos de dirección y de la militancia en las células y comités respectivos. La elección democrática de suplentes para cargos de dirección sienta bases para efectuar mejores cooptaciones. Los suplentes son cuadros de relevo para cuando situaciones específicas, extraordinarias o ciertas necesidades del trabajo partidario lo exijan; al ser elegidos asumen mayores responsabilidades que no significan en si mismas cooptaciones a un organismo superior distinto al que fueron elegidos. Son escuelas de formación en las que se debe velar por el control oportuno, la lucha ideológica, la educación, la visión nacional acorde con su proyección como cuadro y la asignación de responsabilidades.
Las direcciones de los partidos no son inamovibles por principio. Como factor de sana emulación (diferente de la competencia), de innovación, de lucha contra la rutina, para ayudar a integrar a nuevos métodos y estilos con la experiencia de los veteranos, es importante abrir más el abanico de cuadros y estimular la renovación en los organismos de dirección, que operaría como un factor más para el desarrollo de los cuadros. Igualmente, propendemos porque un cuadro no tenga -en lo posible- más de un cargo a la vez.
11.- Es preciso mejorar la labor dirigente de todos los comités y, en particular, de los intermedios. A éstos les compete asumir las definiciones de línea para sus jurisdicciones y la aplicación de las orientaciones nacionales del Partido.
Simultáneamente es preciso estimular la producción de políticas y planes que demanda cada región o área de trabajo, sin sobrepasar su ámbito y sin oponerse a la política del conjunto del Partido. Lo anterior presupone conocer a fondo las realidades sobre las cuales se trabaja y asumir una mayor responsabilidad en las decisiones y en los resultados.
Dada la confluencia de formas de organización y de lucha que se presenta en las regiones, debemos garantizar la dirección única de Partido y de el EPL, que refleje la identidad de propósitos y potencie resultados en el ámbito nacional y regional, sin confundir estructuras organizativas ni romper la compartimentación. Esto exige un mayor nivel de formación en todos los campos, incluido el militar, que en manera alguna debe ser tomado como asunto de especialistas. Igualmente requiere un conocimiento más profundo de las regiones y subregiones, planes específicos, proyección de líderes comunistas, revolucionarios y democráticos, métodos ágiles, una seguridad más rigurosa y métodos conspirativos cualificados, y una mayor autonomía y creatividad de los comités y cuadros, sustentada en la asimilación profunda de la línea del Partido y en una férrea unidad.
12.- El Partido es un todo organizado para su vida interna y también para su actuación de cara al movimiento revolucionario y a las masas. Los cuadros y militantes que actúan en los distintos niveles de trabajo en el movimiento político, militar y de masas deben llevar el pensamiento de la organización de modo que reflejen la unidad del Partido en sus opiniones y su acción, sabiendo actuar según los niveles y el tipo de organización en el cual se trabaja.
Esto no significa la legalización del Partido ni la publicación de la militancia, máxime en momentos en los cuales la represión y el endurecimiento del régimen siguen su curso.
13.- La autoridad y el centralismo democrático debidamente cimentados incluyen la aplicación de las normas estatutarias. Al ingresar al Partido no asumimos en abstracto su ideología o su política solamente, sino que adherimos a una estructura organizativa con principios y reglamentación.
Los Estatutos del Partido deben entenderse en su profundo significado educativo y normativo, asunto diferente de verlos solamente como una herramienta coercitiva. En ellos resumimos nuestras bases políticas y nuestro pensamiento organizativo. En consecuencia, debemos usarlos como un medio permanente de educación y de ejercicio de la militancia y la premilitancia.
Los Estatutos no pueden ni deben normatizar sobre todos los asuntos de la vida personal o familiar del militante. Propendemos porque la calidad del comunista se refleje en todos los ámbitos y momentos. Esto debe ser resultado de la formación íntegra y de la asimilación de la moral comunista, de la lucha ideológica y de la vida organizada en las células y organismos del Partido.
14.- Entre todas las organizaciones que tiene el proletariado, el Partido es la más elevada y la única capaz de unificar las diversas expresiones de la lucha popular en función de la estrategia y la táctica revolucionaria de poder popular. En Colombia, dada la multiplicidad de relaciones que nuestro Partido mantiene con otras fuerzas, los diversos niveles del trabajo unitario, la presencia de variadas formas de organización y lucha de las masas, este objetivo del Partido se realza.
15.- Hacia el conjunto de las organizaciones de la clase y de las masas en las que actúa el Partido, éste busca jugar su papel dirigente. Tales organizaciones tienen su dinámica, su política y sus estructuras propias, que deben ser respetadas. Son, por tanto, organizaciones autónomas, frente a las cuales los comunistas pugnan por colocarlas en el mismo as revolucionario, porque contribuyan a la realización de la táctica y la estrategia, sin trasladar mecánicamente a ellas sus métodos y estilo de trabajo, y desplegando su capacidad, su claridad y el prestigio ganado en la práctica misma. Esto es diferente de los métodos verticalistas, del estilo de imponer definiciones de Partido en los espacios de masas, y conlleva un arduo trabajo por ganar liderazgo y autoridad (base para dirigir), y por desarrollar los propios lideres de los sectores de masas.
16.- La lucha constante por la unidad consciente y dinámica en nuestro Partido es indispensable para el cumplimiento de su misión histórica. Todo aquello que lesione la unidad debe ser corregido o erradicado con prontitud.
La búsqueda de la unidad es diferente del unanimismo, la imposición, el seguidismo, la conciliación o la componenda. No propende por disimular las contradicciones ni por encontrar definiciones medias. Su base es la lucha ideológica constante y bien cimentada. La unidad del Partido se forja en relación con la lucha de clases y al calor de ella, en medio de la confrontación a otras ideologías y de los acontecimientos destacados tanto nacionales como internacionales.
No es posible construir y acerar la unidad del Partido sin ampliar y profundizar los vínculos con la clase y las masas, así como con el movimiento revolucionario en su conjunto. La unidad del proletariado es un imperativo revolucionario por el que debemos trabajar independientemente de las circunstancias adversas que tengamos que afrontar, sabiendo que ésta no se logra totalmente antes de la toma del poder. Conforme a la estrategia de nuestra revolución es indispensable forjar la unidad popular entendida, en primer lugar, como la alianza de las clases y sectores interesados en la revolución, y como la promoción de acuerdos entre fuerzas, agremiaciones, partidos y organizaciones militares y de masas.
Nos planteamos fortalecer nuestro Partido y las organizaciones que él dirige y afianzar la unidad en todos los terrenos. Esta premisa es básica para el desarrollo de nuestra política unitaria.
17.- La lucha por la unidad en el seno del Partido exige combatir a fondo todo tipo de tergiversaciones y enfrentar el oportunismo y el revisionismo en cualquiera de sus manifestaciones. Por eso está ligada a la depuración de las ideas contrarias a la concepción proletaria. La presencia del oportunismo en el Partido, en cualquiera de sus expresiones, es manifestación de la ideología burguesa y de su interés por desnaturalizar la organización proletaria y destruirla. De ahí la vigencia de la advertencia leninista que enseña que la lucha contra el revisionismo y el oportunismo es de vida o muerte para los Partidos Comunistas. Esta lucha debe ser fundamentada ideológica y políticamente, clara, directa, que irradie hacia las masas y, en su momento, debe ir acompañada de las medidas organizativas necesarias y de la depuración del Partido de los elementos comprobadamente oportunistas o de quienes no reúnen las condiciones ideológicas y políticas necesarias para seguir en el Partido o una determinada responsabilidad.
18.- La lucha por la unidad en los ámbitos frentistas y de masas tiene su propia metodología y alcances, distintos a los propios del Partido marxista leninista.
19.- Como parte de la rectificación en el Partido, damos importancia al afianzamiento de la capacidad científica de éste, sustentada en una asimilación más a fondo del método y la concepción marxista leninista y en un mejor conocimiento de la realidad nacional e internacional. Sobre esta base, el Partido se ubica correctamente en su lugar y momento, traza políticas acertadas y atractivas y logra jugar un papel destacado en la lucha revolucionaria.
Necesitamos apreciar los cambios que el imperialismo y la burguesía introducen, así como sus efectos en la vida de nuestro pueblo, a fin de adecuar nuestra política, propuestas y acción. Igualmente, debemos lograr, a cada paso, una mejor apreciación de la correlación de fuerzas y una permanente recuperación de la historia de nuestro pueblo, de sus luchas y experiencias, de su situación real, pilares sobre los cuales podemos construir la conciencia revolucionaria e impulsar la lucha popular.
La fusión cualificada del materialismo dialéctico con el análisis concreto de la realidad concreta es lo que le permite al Partido formular con acierto su estrategia y su táctica.
El afianzamiento científico de nuestro Partido está relacionado con el esfuerzo por apropiarse de los desarrollos científicos y culturales de la humanidad, tanto de los creados por la clase obrera y los pueblos, como de aquellos que la burguesía adelanta, sabiendo que es necesario criticarlos, depurarlos, desechar lo retrógrado, y ponerlos al servicio de la lucha revolucionaria. Advertimos que esto no se alcanza a partir de una posición voluntarista o de un esfuerzo individual, y que la amplitud y velocidad del desarrollo científico y cultural nos exigen trazarnos metas delimitadas con realismo y consultando el nivel de desarrollo del Partido y del movimiento marxista leninista.
20.- En momentos de arremetida intensa contra postulados básicos del marxismo leninismo; cuando reconocemos nuestras limitaciones para proveer respuestas oportunas ante fenómenos actuales y acuciantes; mirando que son mayores los esfuerzos unitarios a desarrollar en el país y en el mundo; y dada la necesidad de elevar permanentemente el nivel de conciencia en el proletariado y las masas, es preciso destacar la importancia que cobran la lucha teórica e ideológica, ligadas a la acción política y al trabajo por ofrecer referentes de pensamiento y acción al movimiento obrero y a las masas.
Esta exigencia es mayor en momentos en que se ha agudizado la crisis de la burguesía, en que su neoliberalismo y demás políticas dejan ver sus cortedades y contradicciones, y en que las luchas populares y el descontento permiten avizorar nuevos auges en la lucha revolucionaria.
Con una labor ideológica bien estructurada, que establezca objetivos claros y acuda a medios adecuados, buscamos fortalecer los procesos de toma de conciencia sobre la realidad de las mayorías explotadas y oprimidas y sobre los propósitos revolucionarios y las formas de lucha y organización necesarias para transformar esa situación.
Se trata de toda una movilización ideológica en función de la lucha revolucionaria para contrarrestar la ofensiva anticomunista del imperialismo, la burguesía, el revisionismo y la socialdemocracia.
A partir de la estrategia y la táctica definidas, debemos establecer los contenidos esenciales de la lucha ideológica. Es necesario fortalecer el frente ideológico en el Partido de modo que desde allí se impulsen los planes que el Congreso y los organismos de dirección tracen para la lucha ideológica, la formación de dirigentes y militantes, la educación hacia el movimiento y las masas y se desarrollen y ejecuten pautas para la agitación y la propaganda. En síntesis, la planificación en este campo debe dar coherencia a la educación, la propaganda y, de conjunto, al trabajo cultural y artístico.
21.- Simultáneamente con lo anterior es indispensable hoy desarrollar el poder comunicador del Partido, de modo que éste incida en la vida política, que sea capaz de formular y formar opinión.
Para dirigir con eficacia es requisito contar con una buena información de doble vía. Y esto no se remite sólo a la vida interna de la organización, sino que se extiende a la concepción, medios y formas que el Partido adopta para hacer llegar su política a las amplias masas. No se compaginan con las demandas en este campo las deficiencias serias que acusamos en materia de educación y propaganda, ni los defectos de burocratismo. Son imprescindibles cambios en nuestro sistema de propaganda vía su mejoramiento y diversificación para llegar ampliamente a las masas.
El carácter del Órgano Central, nuestro periódico Revolución, lo ratificamos; éste es uno de principales medios en manos de la dirección para jugar su papel y para que el Partido se proyecte hacia las masas. Debe reflejar el pensamiento del Partido y ser un unificador de las opiniones y la actividad de la militancia para su trabajo entre las masas. Pero en la actualidad es insuficiente. Por eso llamamos a promover, crear o participar en los más variados medios de propaganda, a utilizar las posibilidades en el campo electrónico, a multiplicar las formas de expresión de las masas y de las organizaciones. Este trabajo, bien orientado, no se contrapone al del periódico, sino que lo complementa.
El desarrollo del poder comunicador del Partido incluye también forjar líderes de amplio prestigio, reconocidos en el medio social en el que actúan, con un radio de acción local, regional, nacional y hasta internacional. Dirigentes políticos, militares, gremiales, intelectuales, artistas, deportistas, en fin, líderes proletarios, revolucionarios o demócratas, que sin necesidad de actuar a nombre del Partido, sean capaces de reflejar nuestro pensamiento (sin estereotipos), de interpretar el sentir de las masas y de formular sus anhelos para colocarse a la cabeza de la acción, o para sembrar conciencia y crear corrientes revolucionarias, antiimperialistas, de defensa de las libertades políticas, del socialismo, etc.
El desarrollo del poder comunicador del Partido y el mejoramiento de la información interna son responsabilidades que competen a todos los organismos, si bien la dirección nacional debe ser ejemplo en ello. Todo organismo y célula tiene un ámbito al cual debe llevar la política, las propuestas, consignas etc., y su iniciativa para hacerlo no puede ser reemplazada por nadie.
22.- Lograr unos correctos métodos de dirección y de trabajo implica, ante todo, asimilar el leninismo y criticar cualquier expresión de alejamiento de su concepción y métodos. Esto es una condición básica para alcanzar el grado de eficacia que el Partido, sus organismos, cuadros y militantes requieren. Ratificamos la observancia del principio de ligar la teoría con la práctica; la necesidad de mantener estrechos vínculos con la clase y las masas; practicar la planificación y el control; ejercer la crítica y la autocrítica; ligar más la dirección con la base y la dirección colectiva con la responsabilidad individual.
Las circunstancias complejas en que trabaja nuestro Partido nos llevan a saber combinar la férrea unidad con la compartimentación en aspectos de la estructura; la integralidad y la especialización; guiarnos por unos planes y objetivos comunes que den cabida a las definiciones por áreas según los niveles de desarrollo y las necesidades; ligar la planificación al control, de modo que éste cubra el cumplimiento del plan y provea soluciones a los problemas que se presentan, sin remitirse sólo a la comprobación final de su cumplimiento o de las fallas; y saber adaptarnos a circunstancias cambiantes, sin desvirtuar el carácter y la naturaleza del Partido y con el mínimo de traumatismos.
Insistimos en el mejoramiento del control dados los defectos que en este campo hemos acusado, de modo que el control también tenga su propia planificación y sea punto nodal de la dirección y del centralismo democrático, que incluye su ejercicio desde arriba y desde la base.
La dirección debe elevar su capacidad de previsión, cuidar el contenido de la orientación y la forma como las lleva al Partido para lograr su cohesión y movilización en torno a ellas. A la par con el crecimiento del Partido, se dificultan los métodos de comunicación de viva voz y se hacen más obsoletos los medios artesanos. Combinar las circulares -con reservas, pues muchas han ido a parar a manos del enemigo-, con las reuniones nacionales de primeros secretarios y por frentes de actividad o de equipos, con los medios electrónicos y con otros, se hace necesario.
Esto debe ir ligado a una mayor autonomía de los cuadros y comités, fundamentada en la unidad, capacidad y creatividad de ellos. Y al afianzamiento de una sólida concepción y prácticas conspirativas, a una visión de la seguridad que supere los defectos y errores que tanto daño nos han causado y que han dado pie a muchos de los golpes sufridos.
23.- Una buena dirección implica capacidad y ética; saber ordenar objetivos y prioridades; determinar qué se delega y qué no; exigirse mucho y exigir a los demás; actuar con serenidad y oportunidad; informarse bien; escuchar; comprometerse a fondo con los objetivos y planes del Partido y no trabajar con rutina; no perderse en mil problemas y saber cuáles hay que solucionar; ser capaz de autocriticarse; evitar que las opiniones individuales se antepongan a los criterios colectivos y de trabajo; expresar un espíritu positivo y emprendedor en la acción.
24.- Entre los métodos de dirección y de trabajo, el mantener una buena información es requisito para la dirección. Es preciso en el Partido establecer un sistema de informes calificados, oportunos y periódicos, tanto de abajo hacia arriba, como desde la dirección hacia la base, el movimiento y las masas, lógicamente observando los niveles y la compartimentación requerida.
Trabajaremos por planes operativos, para periodos cortos, que favorezcan el control y la aplicación de correctivos y que nos acerquen al cumplimiento del plan global. Por asimilar lo que haya de científico en los desarrollos de las ciencias administrativas y en otros campos de las ciencias sociales. Por lograr que, en cierta forma, el Partido sea también una red de comunicaciones, que se apoye en los avances en este campo, pero siempre sobre la base de la preservación del carácter del Partido, de su seguridad y estructuras, de una rigurosa conspiración, y sin fetichizar la técnica.
25.- La política de seguridad del imperialismo y la burguesía, nos exigen mantener una rígida estructura clandestina y unos métodos conspirativos en nuestro trabajo. Todo ello debe asentarse en una clara concepción sobre el secreto y la seguridad del Partido, que toma en cuenta la misión que nos proponemos, la existencia de diversas formas de lucha y organización, la historia y los problemas recientes, y el carácter del enemigo que enfrentamos.
Dicha visión incorpora elementos de preservación de estructuras, colectivos, cuadros y militantes, que deben facilitar el cumplimiento de nuestra misión, los nexos con las masas y con otras fuerzas, la innovación en medios, lenguaje, vías para ligarnos al pueblo y llevar nuestra política. El mejoramiento de la seguridad de nuestro Partido es condición esencial de su existencia y trabajo. La seguridad la cuidamos para poder trabajar; preservamos las estructuras para que puedan cumplir su función y no para alejarnos de la misión revolucionaria.
El requisito de la discreción conspirativa es permanente, independientemente de si el Partido es legal o no, factores estos últimos que se definen a partir de las condiciones del país y de la lucha revolucionaria.
El secreto de la militancia y el rigor en el manejo de la información de Partido son deberes de todo militante. No es igual conspiración a clandestinidad. En la actualidad somos un partido clandestino e ilegal, definición que corresponde a la evaluación que hemos hecho del país, a las condiciones de la lucha política, etc., y que, por tanto, corresponde a la táctica. La legalidad o ilegalidad de nuestro Partido no es asunto de principios, depende de la evolución de las condiciones de la lucha política y está relacionada con la táctica y sus resultados.
Ni nuestra condición de Partido en la clandestinidad ni el uso de la conspiración, pueden llevar a encerrar al Partido en sus límites. Por el contrario, ellas deben servir de apoyo para crecer el Partido, su influencia y su trabajo entre las masas.
La discreción conspirativa es necesaria para cumplir la misión que el Partido plantea y debe ayudar a relacionarnos entre nosotros, con otras fuerzas políticas y con los sectores populares, esquivando los golpes del enemigo. El diseño de una política de seguridad y los avances prácticos que demos en este terreno, se asientan en la conspiratividad. Cobra gran importancia el desarrollo de una política de seguridad para el Partido, ligada al trabajo de inteligencia que una organización política debe hacer de manera permanente.
La necesaria compartimentación que debe tener nuestra estructura no puede lesionar el cumplimiento de la estrategia única del Partido, ni exime a ningún sector u organismo del compromiso con toda la política de la organización.
26.- Nuestro Partido debe preservar en todo momento su calidad y proponerse crecer sus filas, así como los defectos en la formación de sus integrantes. Los requisitos establecidos en los estatutos para la militancia en el Partido operan para todo aspirante, y el periodo de premilitancia debe servir para cimentar las cualidades básicas sin las cuales no es posible portar el título de comunista. Igualmente es preciso evitar la disolución del Partido y de su estructura celular; en razón de ello la pertenencia al Partido implica la militancia en células.
Estas tienen la obligación estatutaria de conformar los Círculos de Estudio y Trabajo Revolucionario, CETR, donde se ejerce la pre-militancia,
Necesitamos innovar en las formas de reclutamiento y darle más importancia a esta actividad.
Con miras a ampliar la influencia del Partido debemos atender mejor e impulsar la organización política de su entorno, a sabiendas de que en este nivel encontraremos mucha gente que no querrá ingresar al Partido en condición de militante. De ahí que sea procedente motivar formas de agrupamiento o acercamiento para aquellas personas que tienen un grado de identificación con nuestra política, que la apoyan, que suscriben unas decisiones y de alguna forma contribuyen a su realización, pero que no se proyectan hacia un compromiso militante. Esto no es un escalón más para llegar a la militancia, va dirigido a otro tipo de gente.
A partir de los criterios anteriores, trabajamos por ser un Partido de masas, advirtiendo que entendemos este concepto ante todo en relación con el arraigo que logremos entre ellas, con nuestra capacidad de dirección e incidencia en todas las expresiones de la lucha de clases y con la superación de criterios estrechos que exageran las condiciones de ingreso o las hacen inflexibles. Esto es diferente a eliminar toda condición para la militancia o a carnetizar masivamente.
La burguesía mantiene su política de infiltrar, desnaturalizar o destruir las organizaciones revolucionarias. De ahí que tanto para el Partido como para el EPL sea de gran importancia acompañar el reclutamiento de intensa educación, lucha ideológica, trabajo, control y vida organizada.
27.- Además de los criterios sobre estructura ya planteados, destacamos los siguientes:
- La organización del Partido no puede ser camisa de fuerza para su política. Por eso no es inamovible, sino que requiere cambios en las formas de dirección y organizativas, que en nada contradicen el leninismo. Estudiaremos con detenimiento los cambios en la política del régimen, la correlación de fuerzas, la confluencia de formas de lucha y organización, y las lecciones de la historia de las luchas populares para planteamos cambios en las formas organizativas.
- La célula del Partido es y seguirá siendo el organismo fundamental para expresar la condición de militancia y para planificar y concretar la vinculación con la clase, las masas y sus luchas. Estas tienen la obligación estatutaria de conformar los Círculos de Estudio y Trabajo Revolucionario, CETR, donde se ejerce la pre-militancia,
- La premilitancia exige organización, orden y trabajo consciente al seno de los Círculos de Estudio y Trabajo Revolucionario, CETR. Además, los Comités pueden estudiar formas de trabajo hacia el entorno del Partido para multiplicar los brazos hacia las masas y mejorar condiciones para atraer premilitantes. El período de permanencia en los círculos debe ser razonable, pues no se requiere que el militante ingrese al partido con amplios conocimientos partidarios, es en la célula donde se forma el comunista.
- Trabajamos por estructuras organizativas más simples, con jurisdicciones reales y manejables, con mayor capacidad de dirección, con iniciativa y con cuadros que se jueguen como líderes políticos en sus espacios.
- Los Comités Intermedios se configuran principalmente por regiones. Con marcos más limitados, el Partido construye zonales, distritales y radiales, incluso -según el desarrollo- se conforman Comités de fábrica.
- Para la dirección del trabajo y a fin de atender las necesidades especializadas que implican un conocimiento más profundo del frente o área, o mayor grado de especialización, la Dirección puede conformar equipos.
- La realidad actual nos exige fortalecer y cualificar el Comité Central y su o sus instancias permanentes; calificar y afianzar un plantel de cuadros intermedios y definir mejor los frentes de trabajo. En particular es urgente tratar los frentes de organización, ideológico, masas, finanzas, y otros, como tales, dotados de una política y con fuerzas humanas y recursos suficientes para su trabajo.
28.- Para definir la jurisdicción de los comités intermedios es necesario tomar en cuenta los condicionantes socioeconómicos y políticos por encima de criterios político-administrativos o geográficos solamente. Así, el punto de partida para la definición de regiones es el de la organización de la producción, la división del trabajo que ella entraña, los fenómenos de circulación de mercancías y todas las funciones sociales, económicas, políticas y culturales que de ello se derivan.
Lo anterior nos remite a la transformación de Colombia de país predominantemente rural a país principalmente urbano, fenómeno que ha sido concomitante con la conformación del capitalismo dependiente. Los mismos flujos migratorios nos ilustran sobre esta tendencia de los asentamientos humanos. De este modo, los centros urbanos entran a jugar un papel preponderante en todas las esferas de la vida; desde allí se ejerce un cúmulo de funciones hacia el conjunto de la población de las áreas circundantes y se crean relaciones de interdependencia urbano-rurales. De ahí que nos basemos en el criterio del “epicentrismo urbano” para delimitar la jurisdicción de los comités intermedios. Criterio que se complementa con los enumerados en la tesis 27.
29.- Siendo válido el criterio de que la formación comunista debe apoyarse en los organismos del Partido, es preciso fortalecer la Escuela del Partido de manera definida, con estructura, programas, contenidos, metodología, planes e instructores. La Escuela debe combinar funciones y tareas permanentes en la formación de los cuadros y la militancia, en la investigación y la producción teórica e irradiar actividades hacia las masas.
La mayor urgencia en el campo de la educación en el Partido reposa en la necesidad de una sólida formación marxista leninista integral, que ponga énfasis en la asimilación de métodos de estudio y pensamiento, en concepciones básicas, asimilación de valores y hábitos comunistas. Esto debe redundar en la práctica y en cimientos ideológicos.
30.- La formación de los cuadros es un proceso teórico-práctico que se da en medio del ejercicio de las labores dirección, de la vida del Partido y de la lucha revolucionaria. Integra la asimilación del marxismo leninismo y de la línea política, métodos correctos de dirección y de trabajo, la experiencia en la vida partidista, la formación ideológica y la moral comunista, la preparación militar y facetas importantes de la cultural, la ciencia, la estética, etc. Todo esto ha de integrarse en los aspectos teórico-prácticos y reflejarse en la eficacia.
Desde el punto de vista ideológico también hemos de cultivar la vocación de poder y un espíritu aguerrido en los cuadros, opuesto al acomodamiento, la pusilanimidad y la rutina, y afianzar la predisposición a encarar directamente cualquier forma de lucha.
Formar cuadros es un asunto de años, complejo, que exige planes y trabajo. Por eso no se compagina con el espontaneismo ni la visión de corto plazo que a veces hemos manifestado. Las decisiones no pueden ser coyunturales y debemos trabajar porque las dificultades no sean las que nos dicten los movimientos o promociones de cuadros. Nuestra política de cuadros debe responder a la pregunta de cómo deben ser los hombres que pongan en juego nuestra política estratégica y táctica en medio del proceso social y revolucionario que vivimos.
El Partido necesita cuadros capaces, creativos, que preserven la unidad y la desarrollen en medio del despliegue de su autonomía. Que su actuación se enmarque dentro del juego centralización y descentralización que debe operar en el Partido. Cuadros –y también militantes- que no sean simples ejecutores, que aporten, debatan, dinamicen, den mucho y exijan. Que sus metas de desarrollo personal favorezcan la ampliación de la influencia del Partido y sus tareas. Con liderazgo. Con una sólida moral. Revolucionarios frente a sí mismos, que rechacen la rutina y la mediocridad. La medida de la capacidad de los cuadros es su eficiencia y efectividad.
31.- En nuestro Partido existen cuadros profesionales y no profesionales. Es preciso distinguir bien ambos casos. La condición de cuadro profesional se llega a asumir como definición organizada de la dirección nacional, y tiene serias implicaciones en cuanto a responsabilidades y nivel de compromiso, debiendo estar disponible para asumir las tareas que le designen. El Partido debe ser estricto en la definición de profesionales, impedir que se multipliquen sin orden o por razones que no sean de estricta necesidad, y responder ante ellos por su sostenimiento.
32.- El trabajo con las mujeres tiene importancia. La pervivencia de conceptos burgueses sobre el papel de la mujer y el no haber resuelto en la práctica las vías y métodos de trabajo adecuados para impulsar la participación revolucionaria y comunista de la mujer, de una manera más amplia, ameritan un tratamiento más cuidadoso para este frente de actividad.
La influencia burguesa, las condiciones objetivas y subjetivas que esta sociedad impone a la mujer y que la discriminan o subvaloran, así como el peso de los conceptos de la cultura dominante sobre su papel en la sociedad, están presentes tanto entre los hombres como entre las mismas mujeres, y también en el Partido. De ahí la necesidad de combinar la lucha ideológica con las acciones políticas y reivindicativas que promuevan la participación femenina en todos los campos, en igualdad de condiciones. Por supuesto, la organización comunista debe ser escenario pionero en la superación de estos problemas y en el trabajo con la mujer, pero esto debe extenderse al conjunto del trabajo popular. El Comité Central debe estudiar los medios apropiados para impulsar el trabajo con las mujeres en diversos niveles.
33.- Parte sustancial de nuestra actividad organizada la constituyen las finanzas. Es preciso desarrollar nuestra política financiera y organizar este frente. Como parte del proceso de rectificación es urgente prestar atención a la política financiera, desarrollar los lineamientos que tenemos y trabajar por educar al Partido en ella, en lucha contra errores y desviaciones que perviven en esta materia. Trabajaremos por organizar de una vez por todas la cuota estatutaria y la venta de nuestras publicaciones, proyectar las finanzas sin depender única o exclusivamente del frente militar, o de la dirección nacional; incorporar al trabajo de finanzas una línea de masas y buscar el apoyo de las masas y su compromiso con las tareas revolucionarias; involucrar los criterios de gasto en el Plan Unico del Partido, de modo que éste incorpore su financiación y su cumplimiento y se responda a las prioridades que allí se fijan.
Propendemos por el autofinanciamiento y por establecer presupuestos que atiendan a las necesidades de cada área, asunto que debe decidirse centralizadamente y desde el Plan, de modo que algunas áreas aporten más y contribuyan a subsidiar otras. También debemos formular una política de inversiones que tome en cuenta las tendencias económicas y proyecte el sostenimiento de frentes de trabajo.
Tenemos gran necesidad de acercarnos a una visión más realista sobre las finanzas del Partido, tanto para superar los defectos persistentes, como para erradicar opiniones de que ésta es una organización que no demanda de gran cantidad de ellos.
También debemos impulsar la racionalidad del gasto, lograr que el Pleno del Comité Central controle colectivamente los planes de finanzas, defina los profesionales y determine sus ingresos. En este terreno la falta de información hacia la dirección y de control de ésta es protuberante; de ahí que la solución debe ser radical.
Todos los organismos del Partido, desde el Comité Central y sus instancias permanentes, hasta los Comités Intermedios y las células, deben presentar cuentas sobre sus ingresos, sus gastos, etc.