Presidentes, Primeros Ministros y Jefes de Estado del Mundo

CARTA ABIERTA

Señores
Presidentes, Primeros Ministros y Jefes de Estado del mundo:

Queremos hablarles del holocausto del pueblo de Colombia provocado por el Presidente Álvaro Uribe Vélez y por el gobierno más poderoso de la tierra, el de los Estados Unidos.

El actual gobierno de Colombia es ilegítimo e ilegal porque ha sido impuesto por el horror del narco-paramilitarismo. Las noticias emitidas desde este país flagelado confirman todos los días esta aseveración. El de Colombia es un gobierno manchado con sangre y cocaína. Está montado sobre masacres paramilitares, desplazamientos forzosos de la población y fraudes electorales. Los capos paramilitares proclaman abiertamente que un elevado porcentaje de los actuales congresistas fue elegido por ellos y obedece a sus orientaciones. Es sabido que esas mayorías parlamentarias alteraron la Constitución del 91 para garantizar la reelección de Álvaro Uribe. La Canciller y el jefe de la policía secreta de Uribe tuvieron que salir del gobierno por sus nexos con el paramilitarismo. Concierto para delinquir es la imputación de la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía a los parlamentarios y gobernadores uribistas que empiezan a ser encarcelados…

Sólo Washington asegura –para vergüenza del pueblo de los Estados Unidos- que como el de Uribe no hay gobierno más legítimo en el mundo.

En nombre del neoliberalismo depredador, Colombia ha sido convertida en un infierno. Los rapaces de Wall Street impusieron la política de la “Seguridad Democrática”, nueva versión de la terrorista Doctrina de la Seguridad Nacional que reprime la inconformidad social y asegura el saqueo de las trasnacionales. Refuerza esta política el incremento de tropas norteamericanas en nuestro suelo, la utilización de tecnología militar de punta made in usa, el “Plan Patriota” del Comando Sur que asesina y desaparece campesinos, arrasa cultivos de subsistencia, roba ganados, fumiga con sustancias letales el campo, y provoca el desplazamiento masivo de la población. Es terrorismo de Estado y tierra arrasada, la receta de Washington para asegurar el expolio.

Las tropas norteamericanas deben salir de Colombia. Son una verdadera amenaza para la soberanía, la paz y la seguridad de la región. No queremos que este territorio sea utilizado como base de agresión contra ningún gobierno ni pueblo de Nuestra América.

Lo que ocurre en este país no es realismo mágico. Son miles y miles los muertos; el descuartizamiento de personas con motosierras no es fantasía. Son miles los desaparecidos; más de 4 millones los pobladores desplazados. Suman más de 4 mil las fosas comunes halladas por la Fiscalía; más de 150 mil las personas detenidas en redadas masivas; y ya son al rededor de 500 los colombianos extraditados a los Estados Unidos para que sean juzgados con leyes ajenas y en otro idioma por delitos políticos y comunes cometidos en Colombia, a miles de kilómetros del imperio. Uribe y Bush con sus tropas gringas y colombianas, con sus paramilitares y con sus leyes, y el financiamiento de la muerte con dineros de narcotraficantes, empresarios, ganaderos y de multinacionales petroleras, bananeras y carboneras de los Estados Unidos, han generado una de las más graves crisis humanitarias y de violación de los derechos humanos en el mundo de hoy.

Aquí la inversión social fue consumida por la guerra, mientras crecen la pobreza, las privatizaciones, el desempleo, los salarios de hambre, la deuda externa y el país es esquilmado con Tratados de Libre Comercio caracterizados por el dolo.

Es imposible que no se mire el vislumbre de este triste holocausto. Los gobiernos democráticos del mundo deben cortarle el apoyo y la credibilidad a un Régimen cebado en la violencia como es el de Colombia que elimina a sus opositores políticos, y no solo, porque también asesina o desaloja a los pobladores de las zonas objeto de sus inversiones y megaproyectos.

Señores Presidentes, Primeros Ministros y Jefes de Estado: el pueblo colombiano requiere la solidaridad de sus gobiernos y el acompañamiento de las organizaciones políticas y sociales de sus respectivos países.

Agradecemos al Presidente Evo Morales de Bolivia, sus palabras a favor del pueblo de Colombia en la cumbre del MERCOSUR en Río de Janeiro y la humanitaria actitud del Presidente del Ecuador, Rafael Correa, que ha resuelto acoger en su territorio a los desplazados colombianos, otorgándoles además, la ciudadanía del país hermano.

A los gobiernos del mundo les pedimos convalidar el carácter de fuerza beligerante de las FARC, lo que dinamizaría la búsqueda de una salida política al conflicto social y armado que vive Colombia. No somos los terroristas que pinta la propaganda torcida de Washington y Bogotá, sino la resistencia de un pueblo a las políticas de dominación del imperio y las oligarquías. Encarnamos el derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo a alzarse contra la opresión. Somos una organización política y militar en lucha por un nuevo gobierno que procure para el pueblo, según el mandato del Libertador Simón Bolívar, la mayor suma de felicidad posible.

Un paso hacia la solución diplomática del conflicto es el canje humanitario de prisioneros de guerra en poder de las dos partes contendientes; pero éste no se ha logrado por la obcecación de Uribe que se niega a desmilitarizar un territorio para pactar el acuerdo que permita la liberación de los cautivos en la montaña y en las cárceles del Régimen.

Creemos que el intercambio humanitario puede abrir las puertas a un proceso de paz; y en la búsqueda de la solución política, las FARC estarán siempre listas, en primera línea.

Reciban nuestro respetuoso saludo.

Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Novena Conferencia

Montañas de Colombia, marzo de 2007