¡Por la Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo!
DECLARACIÓN POLÍTICA DE LA NOVENA CONFERENCIA DE LAS FARC-EP
Saludamos al pueblo colombiano y le comunicamos la exitosa realización de nuestra Novena Conferencia Nacional, preparada y efectuada a pesar del oprobioso incremento y accionar de las tropas gringas en el territorio nacional y de las operaciones del llamado Plan Colombia que, como se sabe, están dirigidas principalmente contra la población civil.
Concluimos que hoy, al igual que durante todo el siglo pasado, la Casa Blanca decide las políticas esenciales de nuestro país, impone su concepción del Estado, elabora, diseña y dirige las estrategias y planes de la fuerza pública así como las reglas fundamentales para las finanzas, la industria y el comercio de Colombia, frente a lo cual los distintos gobiernos han permanecido arrodillados y los presidentes comportados como verdaderos cipayos.
Hoy, como durante el siglo XX, el país atraviesa una profunda crisis cuyos efectos golpean no a los ricos, sino al pueblo, a través de la cotidianidad de una violencia económica, social, militar y moral como consecuencia de un ordenamiento político corrupto, apenas justificado por un sistema electoral tramposo y una gran prensa adocenada.
Hoy, igual que siempre, los indígenas, campesinos, colonos y las diferentes comunidades afrodescendientes sufren la arremetida criminal de terratenientes y latifundistas que ambicionan sus tierras a como de lugar.
Hoy, como sucede desde medio siglo atrás, los dueños del poder, de las haciendas y del dinero organizan bandas criminales encargadas de agredir al pueblo y sembrar el terror en la población, paralelas y siamesas de las fuerzas policiales y militares oficiales, para eternizarse como gobernantes, nutridos en esta oportunidad con las inagotables finanzas del narcotráfico y conformando así un Estado paramilitar y mafioso de características fascistas. Por todo esto, hoy, al igual que hace medio siglo, la ilegitimidad del Régimen y el terror del Estado dan vigencia al alzamiento popular y convalidan ante el mundo el sagrado derecho del pueblo colombiano a la rebelión.
El conocido como proceso de la para política que se desarrolla actualmente está demostrando los profundos y sólidos nexos entre el poder político, el militarismo, la corrupción administrativa y el narcotráfico, así como años atrás habían sido evidentes las profundas raíces de los capos Pablo Escobar Gaviria, don Berna y los hermanos Castaño Gil en la política regional cuando Álvaro Uribe fue alcalde de Medellín, gobernador de Antioquia y director de la Aeronáutica Civil, cuando trajeron a los mercenarios israelitas y cuando se formaron las Convivir, como también fue visible esa articulación impúdica durante el llamado proceso 8000. Es que Colombia ha sido siempre gobernada de esa mala manera.
Con la farsa de Ralito, la oligarquía quiso ocultar el incremento del poder de las mafias enquistadas en el aparato del Estado, inundar con sus narco dólares el mercado nacional y alcanzar la impunidad para algunos capos amparados en una legalidad aprobada por los mismos paramilitares en el parlamento con la afanosa e invaluable ayuda del gobierno nacional y del uribismo.
La profunda crisis que atraviesan los partidos tradicionales y la institucionalidad, es reflejo de los graves desequilibrios económicos y sociales existentes que solo se podrá superar, cuando entre las mayorías seamos capaces de forjar unas nuevas relaciones cimentadas sobre principios de soberanía, democracia cierta, justicia social y ética administrativa a toda prueba.
Pero la crisis persistirá y se ampliará mientras que las mercenarias tropas gringas y sus Generales sean quienes sostengan las instituciones colombianas; mientras que la estrategia paramilitar sea la columna vertebral del Estado e imponga directrices en las 3 ramas del poder público a través de sus marionetas; mientras que persevere el despojo de las tierras a indígenas, afrodescendientes, colonos y campesinos y con ello los desplazamientos; mientras que el neoliberalismo sea la estrategia oficial y se continúen privatizando las empresas del Estado como ahora se pretende con ECOPETROL, lo que entre todos debemos impedir como acto de dignidad y de defensa del patrimonio colectivo; mientras que el DANE continúe fungiendo como el departamento de la manipulación y el engaño; mientras que la corrupción y el enriquecimiento personal sea el principio rector de la política en Colombia.
Las FARC-EP mantenemos levantada la bandera de la solución política a la crisis, que con la participación mayoritaria de los colombianos, pueda definir soberanamente la construcción de una nueva institucionalidad como la señalada en la plataforma bolivariana por la nueva Colombia que enrumbe al país hacia el ejercicio pleno de todo su potencial democrático y progresista.
Dentro de ese mismo espíritu reiteramos nuestra propuesta de canje de los prisioneros políticos.
Para iniciar conversaciones es indispensable que el Estado ofrezca las garantías necesarias. La justificación para no otorgarlas solo esconde el ánimo revanchista de un gobierno incapaz de aceptar la realidad de la confrontación, que juega temerariamente con la libertad y vida de los prisioneros y es mezquino con el futuro de la Patria.
El plan Colombia y el plan Patriota fracasaron y solo han servido para facilitar la mayor ingerencia y presencia del gobierno gringo en nuestro país, para incrementar la represión y el terror hacia los contradictores civiles del Régimen, para alimentar más a los corruptos de la administración, someter a los medios de comunicación y militarizar la vida nacional.
La Novena Conferencia Guerrillera reitera, una vez más, el juramento fariano de lucha por una Colombia democrática, soberana y con justicia social. Nuestra voluntad por contribuir a alcanzar ese objetivo se ha dimensionado al calor de la confrontación actual. El balance sobre el cumplimiento de los planes fijados en la Octava Conferencia es positivo, nuestra fuerza política y militar se ha acrecentado lo que es inocultable para los colombianos que no se conforman con la información oficial sobre guerrilleros muertos, prisioneros y desertores. Nuestra fuerza está activa y pujante en todo el territorio nacional, el país y la comunidad internacional lo saben.
Continuaremos desarrollando la construcción clandestina de movimiento bolivariano por la Nueva Colombia como herramienta vital que lleva nuestra propuesta política a las masas, por organizar anhelos y sueños alrededor de acciones y tareas diarias en todos los sectores que quieren conquistarlos.
Persistiremos en la organización y fortalecimiento del Partido Comunista Clandestino como instrumento indispensable en la lucha por el poder y por la construcción de la nueva Patria.
Proseguiremos incansables nuestro esfuerzo por la unidad más amplia contra el Terrorismo del Estado, la indignante ingerencia gringa, el abominable neoliberalismo, la lacra del latifundismo y el cáncer de la corrupción. Por encontrarnos con todos aquellos que luchan buscando los mismos objetivos en diferentes escenarios y modalidades. Persistiremos en nuestro compromiso con la unidad popular y democrática por la nueva Patria. Ninguna salida verdaderamente democrática, patriótica, de profundo contenido popular a la crisis nacional, podrá adelantarse en nuestro país sin la plena participación de las FARC.
Mantenemos vigente nuestra orientación de fortalecer todas las modalidades de democracia directa que le permita a la comunidad en cada localidad, barrio, vereda, caserío, municipio, etc., imponer su voluntad por encima de quienes solo pretenden su beneficio personal valiéndose de la institucionalidad.
Saludamos a la guerrillerada, a los milicianos bolivarianos, a los lisiados de guerra, a los familiares de los guerrilleros caídos, a los prisioneros de guerra, a Sonia y a Simón, a los integrantes de los núcleos bolivarianos, de las células clandestinas, a nuestros amigos, a todos los integrantes de las diferentes organizaciones populares y uniones de lucha, a los convencidos de la necesidad del canje y de la solución política. Los invitamos a redoblar esfuerzos por superar esta negra noche de odios, de guerras, de mentiras, de retaliaciones y de Terror del Estado personificada en Álvaro Uribe quien en un acto de transparencia y realismo debería renunciar hasta aclarar sus nexos personales con el paramilitarismo así como también a cuantificar la magnitud de la votación manipulada por capos, alcaldes, gobernadores y congresistas paracos que le permitieron ser Presidente.
Saludamos a los pueblos de América Latina y el Caribe, que inundan al continente de renovados vientos de democracia. A aquellos presidentes que, a diferencia del colombiano, representan hoy con su actitud independiente, la dignidad de nuestros pueblos frente a la grosera pretensión gringa de interferir nuestra vida soberana. Saludamos al Movimiento Continental Bolivariano símbolo de unidad y lucha que reivindica el ideario del Libertador como antorcha que ilumina el futuro antiimperialista de América Latina.
Continuaremos luchamos por construir para Colombia, un Estado justo que avance hacia la igualdad social y no que profundice los abismos entre pobres y ricos, como el actual. Por alcanzar un sistema social acorde con las realidades del siglo XXI, que reivindique nuestras mejores tradiciones, valores y riquezas, que mantenga viva la dignidad de nuestro pueblo por la autodeterminación y contra la ingerencia imperial, por la justicia, la solidaridad Latinoamericana y la vigencia del ideario bolivariano de alcanzar para nuestros pueblos la mayor suma de felicidad posible:
¡Nueva Colombia, Patria Grande y Socialismo son nuestra bandera!.