Entrevista del periódico Periferia, de Bogotá, con Pablo Beltrán, integrante del Comando Central del ELN.
Junio 6 de 2007.
Periferia (P): El ELN ha hablado de la posibilidad de acordar un cese de hostilidades con el gobierno nacional y dentro de la propuesta de cese de hostilidades ustedes incluyen temas como la congelación del trámite del TLC, suspender el trámite de la ley de transferencias, no más penalización de la protesta social, entre otras, ¿por qué incluyen esas políticas gubernamentales como hostilidades?
Pablo Beltrán (PB) : El cese al fuego se pacta entre dos cuerpos armados que están en confrontación, en cambio las hostilidades se definen como aquellas acciones que se realizan en contra de la sociedad y las instituciones estatales. Es por esta definición que se considera, que tanto el Estado como la insurgencia desarrollan hostilidades. Por tanto las políticas antisociales, propias del plan capitalista neoliberal que aplican la mayoría de los gobiernos de América Latina, deben considerarse como hostilidades en contra de las mayorías nacionales de cada país.
Para el caso de estas conversaciones entre el gobierno y el ELN, nosotros hemos centrado las exigencias en el propósito de ganar unos mayores niveles de participación social y política en la presente coyuntura de crisis que sufre Colombia, por ejemplo, consideramos indispensable pactar garantías para la protesta social y la oposición política, de tal forma que la mayoría del país pueda criticar, opinar y proponer sobre los asuntos que considere necesarios, para que hayan cambios sustanciales en los tremendos problemas que sufrimos los colombianos.
En temas como la no firma del TLC y la denuncia a la ley de transferencias, que asfixian a las regiones y al pueblo en general, desarrollamos una labor de denuncia para convocar al pueblo y a los demócratas hacia una movilización que impida la materialización de estas políticas antisociales. Si el gobierno fuera receptivo con este clamor nacional, aportaría al entendimiento entre los colombianos.
LAS POSIBILIDADES DE UN CESE
P : ¿Cuál es el ambiente que se perciben ustedes en el gobierno frente a la propuesta de cese de hostilidades presentada por el ELN?
PB: Es notorio lo mucho que le cuesta reconocer al gobierno que sí efectúa hostilidades en contra de las mayorías nacionales. Además, este y todos los gobiernos se hacen presentes en la mesa de diálogo, de igual manera como se comporta cualquier dueño de una fábrica: nunca ofrecen nada, rechazan la gran mayoría de lo que le plantea la otra parte y siempre buscan sacar el negocio lo más barato posible.
P: Conocido el empeño que el gobierno ha puesto en la implementación de estas políticas, lo cuál hace de la propuesta del ELN una exigencia radical, ¿hasta dónde están dispuestos ustedes a ceder en esta propuesta?
PB: Para nosotros es más importante tratar de neutralizar la maquinaria estatal y paraestatal de agresión contra los luchadores sociales y activistas políticos opositores que lograr garantías para el ELN o sus integrantes. Nuestro propósito principal es que el primer beneficiario de este Acuerdo Base, sea la sociedad colombiana. Así mismo, cualquier acuerdo que se pacte debe estar referido a las líneas estratégicas que definió el Cuarto Congreso Nacional del ELN que sesionó el año anterior.
P: ¿Qué mecanismo propone el ELN para verificar un cese de hostilidades con las características del que está proponiendo?
PB: Si se pactara un cese bilateral al fuego y a las hostilidades, deberá fundamentarse en la voluntad política para firmarlo y en la confianza de que se va a cumplir, con lo que se vuelve algo secundario el desarrollo de mecanismos que lo verifiquen. Sí es de máxima importancia pactar mecanismos de seguimiento y evaluación del desarrollo de los acuerdos, que permitan adoptar medidas preventivas con agilidad, de tal manera que se le pueda salir adelante a los problemas, que muy posiblemente se van a presentar durante el transcurso de este experimento de cese que se esta negociando en el momento.
Dentro de los mecanismos de verificación que estimamos de mayor utilidad, estarían una eficiente red de alerta, comunicaciones y puestos de observación, con los que se pueda monitorear el cumplimiento del cese, por ambas partes. Para estas labores de verificación se buscaría la participación de un componente nacional y de otro internacional.
Con este enfoque es que consideramos innecesario acudir a mecanismos de estrechamiento territorial o de disminución de movilidad, para poder medir si las partes estamos cumpliendo o no lo acordado. Durante el cese los Frentes Guerrilleros no abandonarían sus zonas de asentamiento habitual, como tampoco la fuerza armada gubernamental saldría de sus jurisdicciones tradicionales.
P: ¿En qué se beneficia el pueblo colombiano de llegar a firmarse el cese de hostilidades que está proponiendo el ELN?
PB: Consideramos que un acuerdo como el que se está negociando, aspira a hacer un aporte en la búsqueda de los cambios, que hoy anhelamos los colombianos. Se trata que gran parte de los beneficios de este acuerdo los reciba la población colombiana, tanto en mayores espacios de participación, como en alivio humanitario, tales como garantías de protección a los activistas sociales y opositores, la liberación de presos políticos y medidas de solución para los desplazados.
P: Si se firma y se respeta el cese de hostilidades, ¿qué sigue en el proceso de diálogo entre el gobierno y el ELN?
PB: Lo que se firmaría sería un Acuerdo Base, como fase inicial de un proceso más largo de solución política. En tal sentido lo primero que debe hacerse después de firmar, es cumplir lo pactado, dentro de lo que se encuentran los preparativos para la Convención Nacional y para rematar esta fase, ella debe evaluarse y si es del caso se prorrogaría el cese, con lo que daría paso a la realización de la Convención Nacional, como un instrumento de la paz, que permita a las mayorías nacionales expresar cuál futuro desean.
El ELN aspira a que este proceso de diálogo sea un buen iniciador de un proceso de solución política al conflicto, en el que se comprometan la totalidad de factores de poder que hoy se encuentran enfrentados en Colombia. Esto quiere decir que solo con la participación activa de las mayorías del país en un gran acuerdo nacional, se podrán transformar a fondo problemas estructurales, tales como la perpetuación de un régimen que no construye un consenso sino que se mantiene por medio de la imposición violenta. También esta para cambiar radicalmente la perversa tendencia de que siempre “la economía va bien, pero al país le va mal”. Otro problema centenario que tenemos para resolver es la dependencia en que Colombia se mantiene frente a los Estados Unidos. Estos problemas mayúsculos solamente los vamos a resolver, con el desarrollo de un amplio movimiento popular y democrático, que haga suyas estas banderas e incline del lado de la nación la balanza de correlación de fuerzas, que siempre ha estado a favor de las elites.
P: Según el ELN, ¿cuál sería el futuro de los diálogos con el gobierno si no se acepta por parte de éste la propuesta de cese de hostilidades que ustedes presentaron?
PB : En ese caso quedaría evidenciado como un gobierno que solo acude a la represión para sostenerse. Y si la política de la Seguridad Democrática ya llegó al tope de los resultados que podía dar de si, entonces, ¿Qué futuro tendría el incremento de esta desgastada política represiva? En síntesis, quedaría evidente que estamos ante un gobierno que no se halla preparado para la paz, por lo que el ELN deberá seguir trabajando por la solución política con todos los sectores de la sociedad que se encuentran comprometidos con ella.
El gobierno de Uribe tiene sumido en el fondo de la crisis el proceso de legalización que intentó con los paramilitares y aún no logra sacarlo a flote. Con las FARC aparenta buscar un acercamiento para iniciar el diálogo, pero lo que logra es un mayor distanciamiento con ellos, tras su fallida maniobra de excarcelación unilateral de guerrilleros presos. En este orden de ideas, la única mesa de diálogo estable con que cuenta este gobierno, es este proceso con el ELN.
CONDICIONES PARA LOGRAR UNA SOLUCIÓN POLÍTICA DEL CONFLICTO
P: Las organizaciones insurgentes en Colombia han adelantado diálogos con los diferentes gobiernos, en la búsqueda de una solución política al conflicto social y armado. El más reciente y de mayor recordación es el dialogo entre las FARC y el gobierno de Pastrana, durante las cuales el gobierno adelantó una serie de reformas que lesionaron profundamente al pueblo colombiano sin que las FARC se pronunciara frente a esto, por lo cual muchos sectores cuestionaron a las FARC por su silencio. Hoy también mientras ELN y gobierno dialogan, se están adelantando una serie de reformas que profundizan las de Pastrana. ¿La inclusión que hace el ELN de estas reformas como parte de las hostilidades se puede asumir como un aprendizaje del anterior proceso de diálogos que desarrolló las FARC con Pastrana?
PB: Los gobiernos dependientes de una potencia como los Estados Unidos, no son soberanos para definir sobre su política macroeconómica ni sobre su política social, mucho menos tienen la capacidad para definir autónomamente sobre su política de seguridad ni sobre sus relaciones internacionales. Cambiar esta oprobiosa dependencia depende de la confluencia de las fuerzas patrióticas, democráticas, populares y revolucionarias… y como ustedes pueden observar, este esfuerzo democratizador y soberano, va mas allá de las fuerzas que contienen un mesa de dialogo entre la insurgencia y un gobierno.
Reformas menores si estarían al alcance de una mesa de diálogo entre insurgencia y gobierno. Las transformaciones mayores dependen de otros escenarios políticos más amplios, como un Acuerdo Nacional, una Constituyente y la Convención Nacional , con los que se detendría las políticas antisociales y antinacionales, para cambiarlas por otras de soberanía, democracia y paz. Por estos motivos el plan político del ELN, no puede reducirse a hacer presencia solamente en una Mesa de diálogo.
P: Antes de iniciar los diálogos con el actual gobierno, el ELN en un documento que dio a conocer públicamente, planteó 5 obstáculos para adelantar un proceso de paz en el país. ¿Se han logrado avances en la superación de esos obstáculos? ¿Cuáles son esos avances?
PB: Realmente el avance en la superación de los obstáculos para la paz es muy precario. Es más, desde diversos sectores sociales y políticos de Colombia, nos sugirieron agregar el narcotráfico, como otro serio obstáculo para la paz. Como quien dice, es poco el avance en el camino de la solución política del conflicto colombiano, la mayor parte de él esta aún por recorrerse y el reto por superar los obstáculos sigue vigente.
P: Ustedes han dicho en repetidas ocasiones que dialogar con el gobierno no implica que se esté contemplando la desmovilización de su fuerza ni la entrega de armas, ¿si se logra consolidar un proceso de paz, qué va a pasar con el ELN como organización insurgente?
PB: La aspiración legitima de todo pueblo es la de poder trabajar y vivir en paz, para el caso colombiano este anhelo es aún más hondo, porque en los últimos sesenta años de violencia política, han muerto por tal motivo, medio millón de compatriotas, a la vez que cuatro millones se encuentran desplazados y ya son varios millones los que están exiliados en otros países. Este terrible balance de genocidio reclama soluciones completas y para lograrlas debemos comprometernos la presente generación de colombianos.
Coloco de presente la tragedia colombiana para decir que una solución completa de ella implica indispensablemente, cambiar de raíz este régimen que no construye consenso y supervive con el ejercicio de la violencia. Nosotros, la insurgencia apenas somos una consecuencia del tipo de régimen que sufrimos los colombianos… apenas somos una manifestación de resistencia popular a la represión, que ejerce el régimen desde siempre, por lo que acudiendo al más elemental sentido común, habrá que resolver primero el problema de este régimen, para que pueda existir una oposición, que no se vea obligada a acudir a las armas para desarrollar la política.
Otra condición indispensable para que nos desarrollemos en paz, es que los Estados Unidos no se sigan atravesando a que los Latinoamericanos podamos construir modelos propios de sociedad, que no dependan de los intereses norteamericanos. Lo que se ha visto hasta ahora es que cualquier construcción de democracia, que tome alguna distancia con los intereses imperiales de Estados Unidos, de inmediato es objeto de agresión por parte de esta potencia. En tal sentido, mientras los Estados Unidos sigan comportándose como una potencia agresora, nosotros, los pueblos Latinoamericanos estamos obligados a ser precavidos y a tener siempre activada nuestra capacidad de resistencia ante la agresión imperialista. De esta forma el carácter insurgente del ELN, deberá conservarse como un patrimonio histórico de los pueblos latinoamericanos.