Volumen 1, Número 3, septiembre/octubre de 2001
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ÍNDICE
EDITORIAL
Represión y Comisión De La Verdad
CÓMO LA VES DESDE AI
El muerto y el arrimado...
El Ataque al Imperio
DETRÁS DEL PALIACATE
La Dignidad Vive
La guerra sucia es violencia de estado
NUESTRO PENSAR
La estrategia revolucionaria en los tiempos de la globalización: Poder popular
HACIENDO CAMINO
Con el Plan Puebla Panamá, el istmo de Tehuantepec será el imán para la superexplotación
Carlos Fazio
Imperialismo y Globalización
Samir Amín
TELESCOPIO
Afganistán: Una historia de conflictos
CONOCIENDO A...
Las Madres de La Plaza de Mayo
PINCELADAS
Octubre Oscuro
Cuántos Escenarios en mi Corazón
Flor de Abril
Saludos trans-serranos
A los compas caídos
Comunsentimina
PASEOS POR EL TIEMPO
Recordando al compañero Rubén
MEGÁFONO
Carta de Erika Zamora
Dirección Nacional ERPI
Consejo Editorial: Ciro, Ramón, Ramiro, Maíz
Equipo Técnico y Gráfico: Dionisio, Marisol, Diana, Elena, Tom, Jerry, Grillo, Piolín, Maíz
Consejo de Inspiración:
Política: José Revueltas, Ricardo Flores Magón, Simón Bolívar
Estética: Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins, Miguel Angel Asturias
¡CON EL PODER POPULAR, EL PUEBLO UNIDO VENCERÁ!
Página: http://tierra.ucsd.edu/erpi
Correo Electrónico: erpi@tierra.ucsd.edu
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IMPORTANTE: Esta revista está dirigida a todos los ciudadanos de nuestro país, quienes tenemos derecho a la información, a la libre expresión y a ejercer nuestra libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia (derechos plasmados en los Artículos 6 y 7 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos), y del mundo. Advertimos: La lectura y/o posesión de esta revista no significa militancia en nuestra organización. Por lo tanto, cualquier medida represiva es estricta responsabilidad del gobierno
Represión Y Comisión De La Verdad
Históricamente, México ha sido un país en el que se han refugiado gran cantidad de perseguidos políticos. Gente que huye de la represión ejercida por regímenes de corte militarista y totalitario, que pretenden que las condiciones de vida de sus gobernados no cambie, que siga igual.
Mientras se daba asilo político a luchadores sociales de centro y sur América, a los luchadores nacionales se les secuestraba y desaparecía utilizando todas las fuerzas de seguridad y todos los medios al alcance del Estado.
Para México, las décadas de los años sesenta y setenta representan una época negra en cuanto a respeto a los derechos humanos se refiere. Las noticias sobre la forma y cantidad de personas desaparecidas nos permite ver con claridad qué tanto los “gobiernos democráticos” en México han sido candil de la calle y oscuridad de su casa.
La responsabilidad institucional no se puede negar. La mayor parte de las violaciones de los derechos humanos se produjo con conocimiento o por orden de las más altas autoridades del Estado. Existen evidencias que concuerdan en que los servicios de Inteligencia del Ejército, obtenían información sobre toda clase de personas y organizaciones civiles, evaluaban el comportamiento de éstas en sus respectivos campos de actividad, elaboraban las listas de los que debían ser reprimidos por su carácter supuestamente subversivo y procedían, según los casos, a su captura, interrogatorio, tortura, desaparición forzada, o a su ejecución.
Definitivamente las responsabilidades de gran parte de estas violaciones alcanzan, en la línea de mando militar y de la responsabilidad política y administrativa, a los más altos grados del Ejército y de los sucesivos Gobiernos.
Argumentos como que los mandos subalternos actuaban con autonomía y descentralización, que explicaría que se cometieran «excesos» y «errores» que no fueron ordenados por la superioridad, constituye un argumento sin sustento, corroborado por el hecho notorio de que ningún jefe, oficial o mando medio del Ejército o de las fuerzas de seguridad del Estado fuera procesado ni condenado por sus acciones violatorias de los derechos humanos; esto confirma de manera contundente que la mayor parte de tales violaciones fueron resultado de una política de orden institucional, que aseguró una impenetrable impunidad, la cual persiste hasta ahora.
Conocer la verdad sobre el paradero de cada uno de los y las desaparecidas implica para la sociedad, no sólamente conocer un aspecto fundamental de su historia de lucha reciente sino reconocer que cada una de las víctimas fue tratada desproporcionadamente y que su lucha es, ha sido y será legítima mientras las condiciones de vida sigan siendo las mismas.
La creación de una comisión de la verdad implica, desde luego, señalar tanto a los diferentes gobiernos y las fuerzas del Estado, como a las diferentes organizaciones en tanto que se cometen una serie de delitos que se catalogan de forma diferente, es decir, los cometidos por las fuerzas del Estado se consideran como Violaciones a los Derechos Humanos y los de grupos “subversivos” como delitos.
Dicha comisión, aún cuando no fuera de carácter “penal”, “judicial”, “acusatorio”, debe señalar de manera clara quienes son los implicados en cada uno de los casos al menos como institución.
El informe sobre Guerra Sucia en Guerrero y que estuvo desaparecido durante varios años, es un elemento importante para iniciar un proceso de conocimiento de la verdad sobre lo sucedido durante las últimos 30 años en México.
Sin embargo la postura del Ejecutivo Federal es la de NO a la comisión de la verdad. Postura acorde a su política también represiva. Para muestra basta un botón (bueno varios en tan sólo 11 meses):
« Coyutla, Veracruz. Desalojo violento a campesinos que habían ocupado la ayudantía municipal.
« Ratificación de la sentencia a los ecologistas presos en la cárcel de Iguala. Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera opositores a la tala inmoderada de la Sierra de Petatlán, torturados y encarcelados por el estado de Guerrero. Paradojas del destino, la comunidad internacional les da a cambio reconocimiento como ejemplo de valentía y conciencia por la tierra.
« Faustino Jiménez de la comunidad El Depósito, municipio de Juan R. Escudero, detenido el 17 de junio por policías judiciales y hasta la fecha se desconoce su paradero.
« Máximo Mojica Delgado, director de una escuela primaria en Teloloapan, Gro. fue visto por última vez el 31 de agosto en Iguala.
« Alejandro Martínez, de 26 años, y Jesús González, de 22, fueron detenidos en la capital de Colima por policías judiciales y hasta el momento desaparecidos.
« La detención de los presuntos responsables de las explosiones en las sucursales de Banamex, fabricando culpables.
« El asesinato de la defensora de Derechos Humanos Digna Ochoa y Plácido.
¿Es necesaria o no la Comisión de la Verdad? La respuesta es SÍ.
«Después de las «históricas» elecciones del 2000 la gran mayoría de los electores del voto útil esperaban que se hiciera realidad el cambio tan promovido por el ahora presidente de la República. Pero ¡Oh sorpresa!
Nos encontramos ante
más de lo mismo».
En los últimos meses hemos visto una serie de elementos que rigen el destino de nuestro país. La política utilizada por el gobierno foxista para trasladarnos al primer mundo (política que es continua desde por lo menos el gobierno de Carlos Salinas de Gortari), sigue empobreciendo aun más a hombres y mujeres de todas las edades y de diferentes “capas sociales”.
• La aprobación de una Ley Indígena que no respeta el espíritu de los Acuerdos de San Andrés y que deja más desprotegidos a 15 millones de mexicanos a los cuales además se les adicionan otros de los elementos de los que vamos a mencionar.
• Una Reforma Fiscal que tiene como objetivo principal implementar el IVA en alimentos y medicinas (además de libros);
• El veto a la Ley de Desarrollo Rural;
• La reforma energética en la que se autorizaría la inversión privada;
• la gran impunidad que representa para el país el FOBAPROA (ahora IPAB);
• El intento de implementar un “plan de desarrollo estratégico” para una región, no sólo del país, sino del continente americano, como lo es el Plan Puebla-Panamá;
no son sino la ruta que nos han trazado el gran capital financiero representado por el Banco Mundial, BM, el Fondo interamericano de Desarrollo, BID, así como la Organización Mundial de Comercio, OMC; y como puntilla, el proyecto globalizador de la economía mundial; son los elementos que provocan la gran desigualdad social y por ende la aparición de focos rojos.
Muestra de ello son los siguientes hechos:
Las manifestaciones de descontento por la aprobación de la llamada Ley Bartlet-Fernández de Ceballos-Ortega.
Las manifestaciones campesinas de las últimas semanas nos muestran claramente que el desgaste económico de grandes sectores de la población está llegando a un máximo. Las condiciones en que se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN, han llevado a la ruina a nuestros hermanos campesinos y a la dependencia alimentaria a todas y todos los casi pobres, pobres y extremadamente pobres ( casi el 60% de la población total) que coexistimos en este país. Ya ni el maíz que nos comemos (cuando no es Maseca) es producido por nosotros.
Las explosiones en sucursales de Banamex en el mes de Agosto y la detención de personas a quienes se les imputan hechos de los cuales los ha deslindado la misma organización que se adjudicó las acciones.
La señalización de las instituciones de educación pública superior y específicamente de la UNAM, como semillero de guerrilleros y la posible cacería de brujas que los organismos de inteligencia del Estado intentarán disfrazados de chicleros, limpiaparabrisas y por qué no, hasta de indigentes, además de los estudiantes de derecha y otros de «izquierda».
La intención de mantener la inflación en donde está a cualquier costo (incluso reduciendo el capital circulante), y teniendo de comodín al Microsalario que dan paso a movilizaciones sindicales como el caso de la Volkswagen en el que lograron romper la barrera del 10% de aumento.
Pero no terminan aquí las consideraciones sobre la crisis social existente en México.
La reducción de fuentes de empleo; la disminución de las expectativas de crecimiento económico; el casi nulo cumplimiento de las promesas de campaña; la decepción en cuanto al cambio tan promovido, son más elementos que aportan a la ingobernabilidad que se empieza a vivir en varias partes del país. ¿Ingobernabilidad o vacío de poder?
El estado de Derecho que quieren se respete, es violado por los propios poderes del Estado. La democracia, ofrecida, es una democracia de papel que sólo es válida cuando se le adula al Señor Presidente.
Una serie de rescates a la que se suma el de los ingenios azucareros que estaban manejados por particulares y que lejos de invertir en el desarrollo del sector azucarero se dedicaron a empresas privadas y hundieron al sector.
Un primer informe de gobierno en el que no hay nada que informar porque no se ha hecho nada nuevo. Lo prometido es deuda ¿o no?
Los viajes del Señor Presidente, a EEUU antes de los ataques con logros en estos momentos cuestionables; y su gira por el Viejo Mundo (Asia, Europa) en la que desafortunadamente la nota no es política, talvez porque no hay elementos rescatables, sino la nota pastel o como dirían algunos “light” como el ramo de Martita o como las famosísimas Botas de Charol”.
Y por si fuera poco las condiciones internacionales no son ajenas a la situación que vivimos. La recesión en los Estados Unidos de Norteamérica y la crisis financiera en Argentina son factores que aumentan el «ATORÓN» de la economía del país. Ciertamente tendríamos que procurar que dichas crisis no nos afectaran, pero ¿cómo una economía como la nuestra podría soportar un embate que no pueden las economías más fuertes del Mundo? “Por esto nuestras acciones, en cuanto a política económica se refieren, deben ser normadas por los organismos internacionales y tendientes al fortalecimiento del vecino país del norte”.
En México (y en el mundo), la aparición de focos rojos tiene su legitimación en estas condiciones. Definitivamente, uno de los elementos principales en el caldo de cultivo es siempre la pobreza. Pero a esta hay que sumarle otros ingredientes de la misma naturaleza como la injusticia, los caciques la discriminación, la violencia del Estado, y la violación sistemática de derechos humanos fundamentales como la vida, lo cual nos invita a reflexionar sobre una posible ola represiva que se puede desatar en momentos tan difíciles como el que estamos viviendo y de los cuales el Estado mexicano es gran conocedor y que se agrava con la nueva política internacional contra el Terrorismo encabezada por el nuevo Mesías (y exorcista) del mundo y apoyado por una serie de organizaciones internacionales (OEA, OTAN, ONU) que sí toman partido ahora que el afectado es EEUU y no cuando quien sufre los embates norteamericanos, que también se pueden calificar como terroristas, somos los países más pobres.
En el ámbito nacional y dentro de todo lo anterior hay un elemento que no debemos pasar por alto. El movimiento revolucionario tiene que prepararse para poder contribuir en el momento que la gente, cansada e indignada emprenda acciones más «fuertes» contra el sistema político y económico del gobierno foxista. La posibilidad de fortalecer una sociedad civil más consciente y crítica que aporte al fortalecimiento del Poder Popular es un elemento a considerar.
Esto nos lleva a una etapa de nuevas definiciones en el país desde los poderes del Estado y retomando un análisis de Ricardo Rocha después del informe, podríamos decir que estas son las más importantes:
• Un Poder Ejecutivo obligado a demostrar las lecciones aprendidas y los equilibrios alcanzados entre sus bríos naturales y la ciencia del consenso. Con la madurez suficiente para entender las diferencias entre la técnica del mercado y el arte de la política.
• Un Congreso que consciente de su pluralidad se convierta en instrumento de veloces vasos comunicantes de las inquietudes del ente social que aliente, circule y recicle las propuestas políticas más allá de la confrontación estéril y el revanchismo. Un Congreso que haga historia y no que la observe.
• La realización de un gran ejercicio de participación colectiva - vía los partidos y las Cámaras- para revitalizar lo hecho en materia de reforma del Estado y ajustar la agenda inmediata para trazar y edificar una estructura lo suficientemente sólida y a la vez flexible para resistir aportaciones muy diversas en forma y fondo sobre los grandes temas nacionales: reformas fiscal, energética, educativa, de telecomunicaciones; la rehabilitación tan largamente esperada en el campo; la reordenación del aparato productivo y la implementación de medidas realmente eficaces en la reactivación del empleo y combate decidido a la pobreza.
Pero desde el Movimiento revolucionario, hay la responsabilidad de incidir en un fortalecimiento nacional del Poder Popular haciendo uso de los derechos constitucionales (sin dejar de prepararse en otros terrenos) como son:
La Lucha Extraparlamentaria debe fortalecerse con acciones y propuestas para que:
• La Ley Indígena sea llevada al nivel que merece.
• La Ley de Desarrollo Rural sea nuevamente discutida y aprobada y beneficie a un sector agrario que es un factor importantísimo en el desarrollo y autosuficiencia alimentaria.
• El sector energético sea fortalecido y se invierta para generar una industria que procese nuestros recursos y no sólo venda materia prima sino productos terminados.
• La reforma fiscal no agudice la pobreza de los sectores más desprotegidos, sino que se establezca un sistema de recaudación de impuestos donde pague más quien tiene más.
Impedir que los grupos de seguridad del Estado emprendan un nuevo periodo de guerra sucia logrando implementar una ley que norme realmente las actividades de los organismos de inteligencia y de represión.
• Otras reformas neoliberales como el desmantelamiento de la Educación, el sector Salud y Seguridad Social no sean aprobadas en un ejercicio parlamentario que cada vez se aleja más de los sectores populares que se supone los eligen para defender sus intereses e impulsar iniciativas que mejoren nuestra calidad de vida.
En el terreno internacional, contribuir a la lucha contra el Neoliberalismo con propuestas alternativas al modelo de desarrollo propuesto e impuesto por los grandes grupos de Capital Financiero como son el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización Mundial de Comercio.
Una de las responsabilidades del Movimiento Revolucionario en México es proponer alternativas de desarrollo equitativo y encontrar los caminos que nos lleven a mejoras sociales que nos permitan ser la opción de Gobierno que necesita el país y que pueda contribuir al movimiento revolucionario latinoamericano y mundial mediante el Poder Popular Efectivo, Real.
Martes negro
En el acontecimiento del día 11 de septiembre en el que Estados Unidos de Norteamérica (USA por sus siglas en inglés) sufrió una serie de ataques con aviones comerciales los cuales causaron graves daños, entre los que se cuentan alrededor de 6 mil desaparecidos oficialmente, se piensa que el responsable de dichos ataques es un millonario musulmán, entrenado por la CIA para combatir al régimen soviético, de nombre Osama Bin Laden.
Esta serie de ataques ha sido mal tratada por los medios de información (no de comunicación que casi no los hay) y satanizado a los miembros de una religión y generado un clima de venganza que se torna muy peligroso. George W. Bush ha declarado una guerra contra un enemigo indefinido (el Terrorismo) que tiene representantes incluso dentro de sus propios ciudadanos y que puede desembocar en una guerra de gran magnitud pero específicamente contra el personaje mencionado y que está radicado en Afganistán que sufrió inmediatamente una serie de ataques con misiles. ¿Terrorismo contra Terrorismo?
La comunidad internacional ha dado muestras de apoyo al Pueblo estadounidense y el pueblo de México, no regatea su solidaridad con los norteamericanos, pero no hay que olvidar que en la segunda mitad del siglo pasado los gobiernos norteamericanos han causado tanto dolor a tantos países que es difícil tener alguna idea clara de quién pueda ser el responsable. Según EEUU tienen mas de 200 mil líneas de investigación que apuntan a Bin Laden como responsable pero no han entregado pruebas (¿para qué? a la comunidad internacional que apoya sus acciones de venganza.
En estos momentos existe un clima xenófobo contra todo aquel que parezca árabe y se genera un clima de venganza que se torna muy peligroso. Respecto al ataque a EEUU hay una serie de elementos que también hay que considerar, algunos de ellos son:
El gobierno mexicano que había estado preparando el terreno para participar en conflictos bélicos en el mundo como una cortina de humo para poder «pacificar» el Sur-Sureste del país y ser no sólo un aliado de USA sino la nueva estrella en su bandera siendo su reserva estratégica de energéticos, tiene ahora una razón más para combatir a grupos y organizaciones legales y clandestinos. Aún con las declaraciones de los personajes del ejecutivo federal de apoyo incondicional al vecino del norte, en el Congreso de Estados Unidos se empieza a sentir un pequeño malestar respecto a la tibieza con que México ha manejado el asunto del apoyo a este país contra el terrorismo. Se dice que un socio comercial y vecino tan cercano debe tener una actitud más beligerante y activa.
La política exterior, define nuestro accionar y no tenemos que cambiarla con cada suceso de tal magnitud. Hay que seguir con la Doctrina Estrada.
Otro elemento importante dentro de esta coyuntura es el repunte económico que dará a USA esta economía de guerra y que según algunos economistas puede beneficiar a México. Además, el mensaje de Bush, de «están con nosotros o están con los terroristas», representa una amenaza velada para la soberanía de cada nación y la nuestra está muy gastada.
Otra de las frases de Bush que debe hacer pensar a nuestro ejecutivo federal, en su conjunto, es el reconocimiento de los ingleses como sus amigos más fieles. Este mensaje sobretodo lo debe tomar muy en cuenta otro George, Castañeda, (quien, dice una compañera, «las dio muy rápido») que declaró que no hay que regatear el apoyo a USA en su derecho a represalias.
Ahora formamos parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y en el Congreso (el mexicano, claro), se está llamando a George Castañeda a que explique cuál será la política mexicana ¿no debe ser esto al revés? Es decir, ¿no es el Congreso quién define nuestra política exterior y no un individuo?
Las tareas de la Señora Sociedad Civil en estos momentos aumentan. Y una última pregunta es ¿Estamos preparados, Sociedad Civil y Movimiento Revolucionario para enfrentar estas situaciones?
P. D. Los ataques a Afganistán han dejado cientos de muertos, civiles en su mayoría y miles y miles de desplazados. Veremos que deja la incursión por tierra, de fuerzas especiales (dicen que sólo son unos cuántos) ¿serán todos los héroes y heroínas de las películas?
Después de los acontecimientos de 11 de septiembre se inicia una nueva guerra imperialista contra los pueblos pobres, una guerra que tiene como fin someter a las naciones rebeldes que no han sido dominadas por el imperio, pero también para conquistar la cuenca petrolera de Asia Central, la segunda del mundo.
Estados Unidos que es la cabeza del imperialismo y como afectado del martes negro, hoy se propone la conquista y dominio del mundo en todos sus aspectos, teniendo como pretexto los ataques terroristas que sufrió ha empezado una gran movilización política y militar a gran escala; por un lado para consensar el apoyo de todos los países aliados, amigos y neutrales; y por otro para justificar su acción militar en marcha contra Afganistán, supuesto protector de los terroristas.
Con esta acción pretende acabar con el terrorismo pero ¿Quién asegura que cayendo Bin Laden se acabaría el terrorismo?¿Cuántos muertos habrá?¿Cuántos actos terroristas ejecutará Estados Unidos para terminar con los (valga la redundancia), terroristas?¿Por qué hasta ahora los yanquis se quejan si ellos han entrenado y equipado a muchos grupos terroristas, incluyendo a Bin Laden?
Muchos han sido los agravios cometidos por EEUU contra los países que luchan por Paz, justicia, soberanía, desarrollo e independencia. Han creado grupos terroristas para atacar a estos países, como en el caso del ataque al avión cubano en 1976 causando la muerte de 76 personas; la invasión militar a Panamá; el bombardeo a las ciudades de Argelia y Sudán; el ataque indiscriminado contra el pueblo de Irak en la Guerra del Golfo Pérsico y contra el pueblo Yugoslavo en la Guerra de los Balcanes; ataques, los más recientes, que son también actos terroristas y son realizados por el imperialismo norteamericano y en los que no murieron seis mil personas sino cientos de miles. Acciones que hasta el momento han quedado en la impunidad.
Con respecto a las acciones terroristas desarrolladas el 11 de septiembre, como organización no avalamos dicho ataque porque se causó la muerte de miles de civiles, perteneciente la mayoría a la clase trabajadora. Además de estadounidenses, cientos de indocumentados centroamericanos, mexicanos, sudamericanos y de muchos países del mundo que, por el simple hecho de ser indocumentados no son tomados en cuenta por el gobierno de EEUU.
Por otra parte, el ataque al Pentágono, forma parte de un operativo en el que podría definirse como blanco militar, por lo que significa. Es decir, de ahí salen las órdenes, coordinación y los ejecutantes de los planes imperialistas para atacar e invadir naciones; conspirar y derrotar a gobiernos democráticos y progresistas, aniquilar personalidades; dar apoyo económico, asesoría militar y entrenamiento a mercenarios y movimientos contrarrevolucionarios (Cuba, Nicaragua...). Lo histórico de estos ataques no es la muerte de civiles ni el terror creado sino el hecho de que tuvieron lugar en EEUU, la nación más poderosa del mundo.
Cabe aclarar que nuestra política es humanista y no está en nuestro proyecto la realización de acciones de este tipo, mucho menos acciones en las que se ponga en riesgo la vida de civiles. Conocemos bien a nuestros amigos y enemigos; en el ámbito local y global. Es en este sentido que condenamos estos ataques, según como se presentaron los hechos del 11 de septiembre.
El imperialismo yanqui aprovechará lo sucedido para resolver su recesión económica y para someter a su política a todos los demás países que aun no se han sometido. Con esta política no descartamos que después de combatir al régimen talibán e imponer otro que proteja sus intereses, proceda a atacar a cualquier otro de los países u organizaciones que están en su lista de ‘terroristas’.
Esto se aclara con el artículo aparecido en la revista PROCESO SUR del 12 de octubre, «La Guerrilla en la Mira», en el que se dice que según informes de inteligencia actualizados con información de la CIA después del 11 de septiembre, grupos guerrilleros mexicanos, (ERPI, EPR) estamos vinculados con organizaciones terroristas. Así, EEUU prepara el camino para continuar violando la soberanía de países que tienen conflictos internos y que representan para ellos una ventaja geoestratégica.
Nuestra Solidaridad con los Presos en Huelga de Hambre en La Palma
El pasado 18 de octubre, centenares de presos empezaron una huelga de hambre en el penal de máxima seguridad La Palma, en Almoloya de Juárez, Estado de México. Las demandas de los reclusos son básicas; por tanto, son atendibles por cualquier ser mínimamente racional:
1. Respeto a los derechos humanos
2. Alimentación digna
3. Atención médica y odontológica oportuna.
4. Agilización de trámites burocráticos.
5. Derecho a una defensa justa y la confidencialidad de las conversaciones entre los presos y sus abogados.
6. Que no se viole la correspondencia.
Como se sabe, en esta huelga de hambre participan por lo menos 200 reclusos, entre ellos compañeros y simpatizantes nuestros y otros presos políticos y de conciencia, y se va extendiendo a otras prisiones, como es el caso en Acapulco, donde el Comité de Presos Político y de Conciencia que también se sumó a la huelga por un mejoramiento mínimo en las condiciones cárcelarias.
El Estado intenta callar esta movilización a toda costa. Trata de silenciar esta resistencia, trata de romper la voluntad de los presos, aplica un tortura sicológica prolongada. Ahora, las autoridades han recurrido a dividir y trasladar a los reclusos (40 fueron trasladados a Puente Grande, Jalisco). No debemos olvidar estas son las facciones de la verdadera cara del neoliberalismo. Evidentemente, la política de las autoridades de La Palma y por ende del gobierno es imponer un poder autoritario.
Resulta importante que en tiempos en que se siembra un clima represivo, denunciemos enérgicamente los atropellos a los derechos humanos y exijamos el cumplimiento pleno de las justas demandas de los reclusos. Así, expresamos nuestra solidaridad con y refrendamos la lucha de los presos en huelga de hambre.
Digna Ochoa, abogada del Pueblo
La lucha por el pleno respeto a los derechos humanos en México y en el mundo sufrió una pérdida incalculable con el pusilánime asesinato de Digna Ochoa y Plácido.
Valiente defensora de los derechos humanos, Digna Ochoa defendía a quienes muy pocas personas quieren defender: los luchadores sociales, los pobres, los perseguidos políticos. Su única arma contra los atropellos a los derechos humanos cometidos por el Ejército Federal y el Estado Mexicano era el Derecho.
Esta aberrante crimen crea una preocupante situación en lo que toca a los derechos humanos pues se recurre a asesinar a las y los mismos defensores. En riesgo de caer aún más en recesión, el capital intenta crear un clima represivo para controlar a la población y reprimir e intimidar a los movimientos y luchadores y luchadoras sociales.
Estamos de acuerdo con muchos activistas y analistas que califican este hecho como un acto de terrorismo de Estado. Como tal, el Estado tiene la responsable de esclarecer este crimen a la brevedad.
¡NO a la impunidad!. ¡NO a la injusticia!
La consecuencia ética de Digna fue, es y será un ejemplo para todos los que deseamos un mundo justo.
Expresamos nuestra simpatía y dolor a la familia Ochoa y Plácido. Honor y gloria a la abogada del pueblo, Digna Ochoa. La dignidad vive.
Actualmente el movimiento revolucionario de nuestro país teniendo un signo legal o clandestino sigue sufriendo la represión del Estado. El cambio tan pregonado no ha tenido como característica la disminución de la represión, por el contrario se han utilizado las mismas formas para responder a los reclamos de la ciudadanía; hechos como la desaparición forzada, la tortura, la utilización de la fuerza, antes que la razón, son cosa de todos los días.
Según Amnistía Internacional, AI, en su informe «CASOS DE TORTURA: CLAMOR PORQUE SE HAGA JUSTICIA», la tortura es un elemento primordial en la forma de actuar de los cuerpos de seguridad del Estado que no son más que cuerpos represivos en su gran mayoría.
Según AI, «La tortura es una práctica generalizada en México y su eliminación requiere que se actúe urgentemente. El azote de la tortura puede encontrarse en todos los ámbitos del sistema federal, estatal y local de México».
La tortura se da en los 31 estados y en su Distrito Federal a pesar de la adopción de leyes destinadas a su eliminación. Entre loas víctimas de tortura hay presuntos delincuentes, personas detenidas por motivos políticos y miembros de comunidades indígenas en zonas con una importante presencia militar. Los agentes del Estado suelen recurrir a la tortura en el contexto de la administración de justicia, donde a menudo se emplea como método de investigación para conseguir confesiones que posteriormente se utilizan como pruebas ante las cortes de justicia para condenar a los encausados».
A menudo los casos de tortura cometidos por los militares se ponen en manos del sistema de justicia militar, lo que conculca las normas internacionales sobre la imparcialidad e independencia que deben aplicarse en la investigación de tales abusos. Los jueces y otros cargos públicos, entre ellos los que ejercen el poder ejecutivo, legislativo federal, estatal y municipal, a menudo hacen oídos sordos ante las denuncias de tortura, con lo que incurren en connivencia con su práctica. A su vez, quienes claman contra esta práctica, en su mayoría defensores independientes de los derechos humanos, han sido a menudo víctimas de actos de intimidación».
Durante demasiado tiempo, la inmensa mayoría de los casos de tortura en México no han sido aclarados satisfactoriamente y los responsables han quedado impunes, con lo que se ha prolongado la angustia indecible de víctimas y familiares. Además, la impunidad redunda en que se consolide la profunda falta de fe de la mayoría de los mexicanos en la administración de justicia de su país, circunstancia que sólo puede fomentar la comisión de nuevas violaciones».
«Los casos expuestos en este documento son sólo una fracción de los informes de tortura de los que se ha informado AI durante los últimos años. Sin embargo, en conjunto, reflejan muchas de las cuestiones clave que deben abordarse para que pueda suprimirse esta práctica en México».
Cuando se comete un acto de tortura, existe una serie de derechos humanos que son violados, entre otros El Debido Proceso, Privación Ilegal de la Libertad...
Algunos de los casos documentados por Amnistía Internacional son los siguientes:
LUIS ORTÍZ CHAGOYA
Me amarraron las manos por atrás, me pusieron una bolsa en la cabeza... para que no pudiera respirar.
Según informes, en noviembre de 2000, unos agentes de policía torturaron a Luis Ortíz Chagoya, de 17 años, y le obligaron a confesar un robo del que él negaba tener conocimiento. Mediante amenazas e intentos de asfixia, acabó implicando a un amigo, que también fue detenido. Ambos menores permanecieron recluidos en una prisión para adultos durante más de un mes. Ortíz fue detenido en su localidad en el estado de Michoacán...
...Ortíz realizó una declaración en la que denunció que había sido torturado y que la confesión se había obtenido de esa forma. En noviembre de 2000, los informes sobre este caso de tortura también se hicieron públicos en varios medios de comunicación de ámbito local y nacional, pero a fines de febrero del 2001, Amnistía Internacional no tenía constancia de que se hubiera iniciado ninguna investigación.
RECOMENDACIONES
Amnistía Internacional recomienda al gobierno mexicano que:
· Se lleve a cabo sin dilación una investigación imparcial y efectiva sobre los informes que indican que Luis Ortíz Chagoya fue torturado, que se hagan públicos los resultados y que se ponga a los responsables a disposición de la justicia;
· Las autoridades competentes intenten identificar sin demora a los agentes implicados en las denuncias de tortura y los suspendan de sus funciones en espera de las conclusiones de la investigación;
· En el futuro, todas las causas en que haya implicados menores de edad se pongasn en manos del tribunal de menores, y que los menores detenidos sean trasladados a centros adecuados, separados de los adultos, conforme exige la legislación mexicanan;
· Se proporcione una reparación justa y adecuada de las víctimas de tortura o de otras violaciones de derechos humanos, incluidos los cuidados médicos convenientes.
REMEDIOS ALONSO VARGAS
IRINEO MEDEROS ALONSO
LUCIANO MEDEROS ALONSO
Remedios Alonso Vargas y sus dos hijos fueron detenidos, según los informes recibidos, por unos 40 agentes de la Policía Judicial del estado de Guerrero el 24 de octubre de 2000. La policía entró en su casa en el pueblo de El Camarón, municipio de Petatlán, y prendieron con violencia a Remedios Alonso y a sus dos hijos, acusándolos de haber secuestrado a un hombre. Los agentes no presentaron orden judicial y destrozaron objetos que había en la vivienda e intimidaron a otros habitantes el pueblo.
Según informes, la policía torturó a Remedios Alonso Vargas y a sus dos hijos ya adultos, Irineo Mederos Alonso y Luciano Mederos Alonso, durante los siete días que permanecieron indocumentados en régimen de incomunicación en octubre del 2000. Los tres fueron obligados a firmar confesiones preparadas de antemano que afirmaban no haber leído. Nadie ha sido procesado por este delito.
El 26 de octubre trasladaron a los tres de tenidos a la jefatura de la Policía Judicial en ciudad Altamirano, estado de Guerrero, donde sufrieron nuevas torturas. Según sus testimonios, a Remedios Alonso le pusieron una bolsa en la cabeza, la amenazaron con asfixia y le dijeron que la iba a pasar aun peor si no confesaba el secuestro. A Irineo Mederos y Luciano Mederos les vendaron los ojos y los golpearon en la espalda y el cuello con armas de fuego. También les cubrieron la cabeza con una bolsa, los amenazaron con asfixiarlos y les introdujeron agua carbonatada por la nariz. Después de la tortura, Remedios Alonso y sus hijos fueron obligados a firmar confesiones preparadas de antemano y que ni siquiera leyeron.
El 31 de octubre, trasladaron a los detenidos al Centro de Readaptación Social (CERESO) de Coyuca de Catalán, fue entonces, site días después de su detención, cuando comparecieron ante un juez del Juzgado de Primera Instancia en Materia Penal de Coyuca de Catalán y cuando de dictó una orden formal de detención contra ellos. La Constitución mexicana estipula que las personas detenidas por delitos comunes deben comparecer ante una autoridad judicial en un plazo de 48 horas.
Los miembros de una organización no gubernamental de Derechos Humanos también han informado que les pusieron obstáculos cuando intentaron visitar a los detenidos el 8 de noviembre. Al parecer el director del CERESO de Coyuca de Catalán manifestó que tenía órdenes de no permitir ninguna visita. No obstante, al final los defensores de los derechos humanos consiguieron ver a los detenidos y escuchar sus testimonios.
Se han presentado quejas formales ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Comisión de Derechos Humanos del estado de Guerrero. No obstante, a finales de febrero del 2001, Amnistía Internacional no tenía noticias de que se hubiera emprendido investigación alguna sobre las denuncias de tortura.
El comandante de la policía Judicial que, según los informes, dirigió la operación en la que Remedios Alonso y sus dos hijos fueron detenidos, recluidos en régimen de incomunicación y torturados, ha estado implicado en casos de tortura en el pasado. En febrero de 1999, lña Comisión de Derechos Humanos de Guerrero, de carácter oficial, lo identificó como responsable de varios casos de tortura y recomendó que las autoridades llevaran a cabo una investigación efectiva (recomendación 032/99). La recomendación nunca se aplicó.
El 5 de diciembre del 2000... el procurador general de Justicia del estado de Guerrero informó que la actuación judicial contra Remedios Alonso, Irineo Mederos y Luciano Mederos por cargos de secuestro se encontraba en la fase de presentación de pruebas, pero, a pesar de ello, dio por hecho que eran culpables: «Le solicito a usted sea portavoz ante los integrantes de Amnistía Internacional, para que procuren evitar ser sorprendidos por personas de mala fe que tratan de utilizarlos para que tomen la defensa de secuestradores y narcotraficantes, alegando violación a los derechos humanos».
A finales de febrero del 2001, Remedios Alonso, Irineo Mederos y Luciano Mederos permanecían detenidos por cargos de secuestro basados, según la información recibida, en confesiones obtenidas mediante tortura.
RECOMENDACIONES
Amnistía Internacional recomienda al gobierno mexicano que:
· Se realice con prontitud una investigación imparcial y efectiva sobre las circunstancias de la detención de Remedios Alonso Vargas, Irineo Mederos Alonso y Luciano Mederos Alonso y sobre las torturas que, según informes, sufrieron tras ser detenidos por la Policía Judicial del estado de Guerrero el 24 de octubre de 2000;
· Los métodos y los resultados de la investigación se hagan públicos y que se lleve a los presuntos responsables ante la justicia;
· Las autoridades competentes traten de lograr sin demora que se identifique a los agentes estatales implicados en las presuntas torturas y se los retire de su cargo hasta que se conozcan los resultados de la investigación;
· NO se admita en las actuaciones judiciales ninguna declaración ni prueba obtenida mediante tortura, salvo para utilizarla en contra de la persona o personas acusadas de haber torturado a los tres detenidos;
· Se proporcione una reparación adecuada y justa, incluida la atención médica necesaria, a las víctimas de tortura y otras violaciones de derechos humanos.
Otro de los casos documentados por Amnistía Internacional es el de
GLORIA ARENAS AGÍS Y JACOBO SILVA NOGALES.
Me desnudaron completamente, me volvieron a poner la venda en los ojos, me vendaron las muñecas y me esposaron,... me dieron toques eléctricos en la boca, los pezones, los genitales...
Gloria Arenas
Me desnudaron, me echaron agua fría, me envolvieron el cuerpo con una sábana mojada... y me dieron toques por todo el cuerpo...
Jacobo Silva
Gloria Arenas Agís, de 41 años de edad, y su esposo Jacobo Silva Nogales, de 43, fueron detenidos en octubre de 1999, recluidos en régimen de incomunicación durante varios días y, según informes, torturados y obligados a firmar o marcar con ls huellas dactilares una declaración ya redactada. Ambos reconocen ser miembros del grupo armado de oposición Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Gloria Arenas y Jacobo Silva prestaron declaración a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en al prisión de Almoloya el 26 de noviembre de 1999. Según el testimonio de Jacobo Silva, agentes de la Policía Federal Preventiva vestidos de civil lo detuvieron el 19 de octubre cerca de una estación de metro de la Ciudad de México.
Gloria Arenas declaró que ella fue detenida arbitrariamente en su casa en San Luis Potosí el 22 de octubre por unos hombres armados vestidos de negro que llevaban pasamontañas y botas militares.
Después de varias sesiones de tortura fueron presentados el día 24 de octubre. Permanecieron en régimen de incomunicación. Según informes, antes de la conferencia de prensa, a Jacobo Silva le indicaron que se arreglara la ropa y se pusiera una gorra para que se cubriera las señales de los golpes. A pesar de esto, familiares de los detenidos apreciaron señales visibles de tortura cuando lo vieron. Un informe oficial preliminar también señaló que Jacobo Silva presentaba varias heridas. Sin embargo, en la declaración ministerial se incluyó un certificado que avalaba el buen estado físico de Jacobo Silva.
El 15 de diciembre de 1999 se presentó una denuncia oficial de tortura en nombre de Gloria Arenas y Jacobo Silva ante la Procuraduría General de Toluca, Estado de México. La causa está actualmente en manos de la Procuraduría General de Chilpancingo, estado de Guerrero. Sin embargo, a fines de febrero del 2001, a Amnistía internacional no le constaba que se hubiera tomado ninguna medida para investigar los informes de tortura. También se ha presentado una denuncia formal ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero no han formulado ninguna recomendación sobre el caso.
Hasta la fecha, a Gloria Arenas y a Jacobo Silva les siguen negando el derecho a visita conyugal, y el abogado de Gloria Arenas ha denunciado diversas dificultades para poder visitar a su cliente, así como irregularidades en el proceso judicial.
En la actualidad, Jacobo Silva y Gloria Arenas están recluidos en la prisión Federal de Almoloya, Estado de México, por cargos de delincuencia organizada en relación con acopio de armas de fuego y posesión de cartuchos.
RECOMENDACIONES
Amnistía Internacional recomienda al gobierno de México que:
Se lleve a cabo sin dilación una investigación imparcial y eficaz sobre las circunstacias completas que rodearon la tortura, que según informes, padecieron Gloria Arenas Agís y Jacobo Silva Nogales durante el tiempo que estuvieron recluidos en régimen de incomunicación en octubre de 1999, que los métodos y resultados de esa investigación se hagan públicos, y que a los responsables se los haga comparecer ante los tribunales;
Las autoridades competentes intenten identificar sin demora a los agentes implicados en las denuncias de tortura y los suspendan de sus funciones en espera de las conclusiones de la investigación;
No se recurra en ningún procedimiento a las declaraciones y demás pruebas obtenidas mediante tortura, excepto contra la persona o personas acusadas de torturar a los detenidos;
Se proporcione una reparación justa y adecuada a las víctimas de tortura o de otras violaciones de derechos himanos, incluidos los cuidados médicos adecuados.
Algunos casos más que están documentados son:
· Los Ecologistas RODOLFO MONTIEL FLORES Y TEODORO CABRERA GARCÍA, presos por defender el medio ambiente.
· VICTORINA VÁZQUEZ SÁNCHEZ (50 años) Y FRANCISCA SANTOS PABLO,(33 años) dos mujeres indígenas de la comunidad Barrio Nuevo San José, municipio de Tlacoachistlahuaca, estado de Guerrero, que según informes fueron violadas por soldados mexicanos, el 21 de abril de 1999. Ya han transcurrido dos años y no se ha procesado a nadie. Además, siguen recibiéndose informes sobre actos de hostigamiento en la zona por los militares.
· INDÍGENAS LOXICHAS DEL ESTADO DE OAXACA. A lo largo de cuatro años, desde agosto de 1996, las fuerzas de seguridad han detenido arbitrariamente, recluido en régimen de incomunicación y torturado a unos 130 indígenas zapotecas de la región Loxicha del Estado de Oaxaca. La impunidad ha prevalecido en la mayoría de los casos y los habitantes de la región temen sufrir nuevas represalias.
· RECLUSOS DE LA PRISIÓN DE APODACA, estado de Nuevo León, que sufren una serie de violaciones a sus derechos humanos por parte del personal de la prisión.
· ALFONSO MARTÍN DEL CAMPO DODD, quien ha cumplido ya 8 de los 50 años a los que fue sentenciado por asesinato. Su confesión fue obtenida mediante tortura, documentada en certificados médicos oficiales expedidos tras el interrogatorio policial.
Entre otros casos no documentados están:
· BENITO BAHENA MALDONADO, detenido el 29 de junio de 1997 en el parque Papagayo de Acapulco, Gro. Por Inteligencia militar. Hasta la fecha no se sabe nada de su paradero.
· FERNANDO GÁTICA CHINO Y FELICITAS PADILLA NAVA, detenidos en su hogar en Chilpancingo, Gro. Sus vidas cambiaron el 22 de octubre de 1999, día en que unos hombres cubriendo su rostro, irrumpieron en su hogar muy de mañana sin identificarse y sin ninguna orden de aprehensión, pero si haciendo uso de violencia agrediéndolos a él y a su esposa.
A Fernando lo amarraron y le vendaron los ojos, y lo llevaron a un cuarto de la casa donde lo empezaron a golpear poniéndole almohadas en el estomago a la vez que lo interrogaban preguntándole si el era el comandante Antonio. Lo amenazaron con violar a sus hijas si no decía la verdad. Su tortura duró todo el día y toda la noche, hasta que en las primeras horas de la mañana, cubriéndole los ojos con una venda lo llevaron junto con su esposa y sus hijos y una amiga de sus hijos a la procuraduría del estado, en donde lo pusieron en una celda separado de su familia. En la procuraduría del estado continuaron golpeándolo y amenazándolo con hacerle daño a su familia, y matarlo a el si no decía la verdad y no aceptaba firmar unas hojas en blanco. Su tortura transcurrió durante los días 23 y 24 de Octubre de 1999. El 24 por la mañana lo obligaron a firmar documentos los cuales el desconoce su contenido, y lo trasladaron en avión junto con su esposa a un lugar desconocido para ellos. Posteriormente Fernando, su esposa, y otras dos personas mas que ellos desconocían fueron llevados al reclusorio de alta seguridad de Almoloya de Juárez, México. Lugar donde fueron desnudados completamente, interrogados y sometidos a una denigrante revisión física, y finalmente presentados ante los medios de comunicación acusados de pertenecer a un grupo armado guerrillero, lo cual Fernando no acepta. Motivo por el cual actualmente permanece preso, al igual que su esposa Felicitas Padilla Nava. Ellos manifiestan que lo que mas les preocupa es no saber el paradero de sus hijos.
Su juicio, desde el principio ha tenido múltiples irregularidades y violaciones a sus derechos de acuerdo a la ley.
· ERIKA ZAMORA PARDO Y EFRÉN CORTÉS, Sobrevivientes de la masacre del Charco; fueron detenidos en esa comunidad Mixteca en Ayutla, Guerrero, el 7 de junio de 1998. Están purgando condenas por portación de arma de uso exclusivo del ejército, conspiración e incitación a la rebelión. Actualmente Erika esta presa en Chilpancingo, Gro. Y Efrén en Puente Grande, Jalisco, a pesar de que en ninguno de los dos casos hay pruebas de los delitos de que se les imputan.
· OMAR GUERRERO SOLÍS
Varios de estos casos tienen una serie de recomendaciones hechas por Amnistía Internacional al gobierno mexicano. Un nuevo gobierno que el 1 de diciembre del 2000 ocupó el poder. El presidente, Vicente Fox, del opositor Partido de Acción Nacional (PAN), sustituyó al partido en el gobierno, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que había ocupado el poder sin interrupción durante más de 70 años.
En su discurso inaugural, el presidente Fox manifestó su compromiso de respetar plenamente los derechos humanos y el Estado de derecho. Dos meses después, en febrero de 2001, anunció una profunda reforma de la Constitución mexicana. Al anunciar esta decisión, el presidente Fox declaró que la reforma incluiría propuestas para que México cumpliera las normas internacionales de derechos humanos.
En su Primer Informe de Gobierno no hubo, valga la redundancia, Informe sobre las recomendaciones hechas por instituciones internacionales de derechos humanos, bueno ni sobre las nacionales.
Hay compromiso o como el chiste del sapo... ¡No pos yo aquí nomás de bocón!
La estrategía Revolucionaria en los tiempos de la globalización: Poder Popular
Antonio
Lo que sigue es uno de los cuadernos elaborados por Jacobo Silva Nogales, para nosotros el comandante insurgente Antonio. El tema central de este escrito es el poder popular, un concepto fundamental para el ERPI como también para otras organizaciones. Por vez primera, se hace público este documento. Aquí se presentan fragmentos del cuaderno que tienen que ver con la conceptualización y construcción del poder popular. El lector no va a encontrar referencias al terrorismo ni a la delincuencia organizada; por el contrario, se habla del cambio que necesita México y la humanización de nuestra sociedad a través del poder del pueblo. Próximamente, se podrá ver la versión íntegra de este y otros cuadernos en nuestra página, http://tierra.ucsd.edu/erpi (sección documentos).
Introducción.
En los actuales momentos por dondequiera se pueden escuchar o leer llamados a construir el Poder Popular, al grado de que podría pensarse que o ya se ha alcanzado tal grado de homogeneidad entre las organizaciones populares que ya no hay diferencia entre los planteamientos, o que detrás del mismo planteamiento se esconden concepciones divergentes. Evidentemente no es el primer caso, porque tal homogeneidad está lejos de alcanzarse y la realidad es que con el mismo término se designa cosas totalmente diferentes. Lo que aquí se plantea es una de esas concepciones, una que intenta no ocultar una concepción tras un término que puede resultar ambiguo de tan manoseado, sino que intenta llevar hasta sus últimas consecuencias aquello que todos dicen querer pero que pocos han mostrado construir: el poder del pueblo.
Aquí se intenta definir el concepto, al mismo tiempo que se exploran caminos para construirlo, se señalan los riesgos que desde ahora pueden preverse y que no son pocos ni pequeños, se plantea las diferencias fundamentales con otras concepciones, se asume una posición con respecto a las experiencias revolucionarias que han pretendido construirlo.
Por último, partiendo de que la revolución se hará en nuestro país, por los mexicanos, se intenta llegar a las raíces que una concepción como la que se maneja tienen en nuestro pueblo, y que no son pocas ni insignificantes, porque en diversos momentos nuestro pueblo ha realizado importantes pasos en ese sentido.
El Poder Popular.
Mucho se ha hablado, por muchas personas, desde hace mucho tiempo y en muchas circunstancias, del Poder Popular, de manera que los más jóvenes habrán oído hablar de Poder Popular a diversas organizaciones revolucionarias que hoy existen en nuestro país y en otros lugares; los más maduros habrán escuchado el término en tiempos del gobierno socialista de Salvador Allende, por los años 70’s; los más viejitos lo habrán escuchado en los tiempos de la Revolución Cultural de China, por 1967; los que gustan de leer lo habrán leído en Lenin y algunos, los más flexibles, quizá lo hayan leído en… Gandhi, sí, ¡en Gandhi!; seguramente habrá quienes doctamente digan “Marx decía, en tal obra, que……bla-bla-bla…” En fin, que de Poder Popular han hablado tantos y con concepciones teóricas tan diversas y con prácticas tan diferentes y a veces tan encontradas entre sí, que no cabe la menor duda que tras el término de Poder Popular se encuentran conceptos diferentes, y esto es posible por los diferentes puntos de partida y por las concepciones particulares desde los cuales se aborda la cuestión.
Precisamente por esa situación es que deben hacerse varias precisiones al concepto de Poder Popular.
Una revolución puede realizarse por medio de una lucha en la que un grupo, organizado en un partido revolucionario encabece al pueblo y como resultado de esa revolución ese grupo puede tomar el poder y, a partir de ese momento, dirigir la nación conforme a sus principios y su línea política. De acuerdo con esos principios elaborará sus objetivos y determinará la política a seguir. Obviamente, el lograr la toma del poder sería la mejor muestra de la gran capacidad de esa organización en cuanto a su visión, en cuanto a su fuerza, en cuanto a su capacidad política y militar. ¿Sería eso suficiente para pensar que a partir de ahí todo marcharía conforme a los intereses del pueblo? ¿bastaría eso para pensar que la revolución acabará con la antidemocracia, la injusticia y la opresión? ¿no existirá la posibilidad de que los nuevos gobernantes pudieran convertirse en nuevos tiranos? Hace quince años estas preguntas podrían haber sido calificadas de contrarrevolucionarias y de provocadoras, pero ahora, cuando son conocidos los crímenes del stalinismo y del polpotismo9 (como ejemplos más ilustrativos pero no únicos) ya no puede calificárseles así, pues esos casos son muestras de que con los mejores fines pueden cometerse las peores atrocidades y que es posible que esas experiencias se repitan. Y es que el tener el apoyo de la población en un momento determinado y para algún objetivo no significa que se le representa en todo, ni el representarlo alguna vez significa que se ha adquirido el derecho de representarlo por siempre, como si la representatividad fuera cuestión de mérito histórico. En todo caso, si un grupo es el que decide, entonces estamos hablando del poder de un grupo y si los revolucionarios son los que deciden estamos hablando del poder de los revolucionarios, no del pueblo y eso no es lo que hace falta. Por eso el Poder Popular no es el poder de los revolucionarios, sino el del pueblo, es decir, el ejercicio de la soberanía popular.
La alternativa sería, entonces: ¡A construir el Poder Popular, para ejercer la soberanía popular!
Ahora bien, habrá quienes aceptando la necesidad de que se ejerza la soberanía popular y comprendiendo la necesidad de que no sean los revolucionarios quienes detenten el poder, consideren que, por la complejidad de la sociedad actual, el pueblo no puede ejercer el poder por él mismo y por eso un partido o un grupo puede y debe ejercerlo en su nombre, en su representación y en función del interés del pueblo, no de grupo. Bajo esta concepción se puede lograr el establecimiento de un poder que se llame a sí mismo “poder del pueblo” porque con la mejor intención del mundo pretenda representar sus intereses, puede tener la mayor preocupación por acabar con la explotación, la opresión y la exclusión (y puede tomar importantes medidas para lograrlo), además puede estar formado por los mejores hombres y mujeres, por los más dedicados, conscientes y humanistas, que por sus cualidades personales y colectivas nunca puedan convertirse en tiranos, pero ¿bastará con eso solamente? Hay que recordar que cuando se habla de “representar los intereses del pueblo” pueden entenderse cosas muy diferentes, ya que existen diversas forma de “representar los intereses” pues para algunos basta con luchar por lo que debiera (según su punto de vista) importar al pueblo porque son “sus intereses históricos” y cuya consecución, se considera, le garantiza al pueblo la felicidad futura; también puede entenderse la lucha por lo que en un momento determinado importa a las masas, o, más aún, por lo que “debiera” importarle en una coyuntura específica. En cada uno de estos casos son otros los que piensan, discuten y deciden por el pueblo, partiendo de que “el pueblo puede no comprender y por eso puede tomar decisiones contrarias a sus intereses”. ¡qué parecido suena esto al pensamiento de Porfirio Díaz cuando afirmaba que el pueblo mexicano no se encontraba preparado para la democracia! La comparación de ninguna manera está fuera de lugar, porque cuando en diversas experiencias revolucionarias se celebran congresos o conciliábulos de los organismos superiores a puerta cerrada, cuando se impide que el pueblo se entere de lo que se discute a esos altos niveles, cuando se impide que a la población llegue algún material de discusión, cuando se impide o dificulta la discusión de temas que pueden resultar polémicos y comprometedores, se ve que es muy fácil, y por lo mismo muy usual, en nuestro país y en muchos otros, considerar que al pueblo se le debe tutelar como si fuera un menor de edad o peor aún. Todo se hace con el objetivo de evitar que el pueblo se dañe a sí mismo, pero ¿dónde queda lo que el pueblo quiere, así sea con sus limitaciones? ¿acaso no tiene derecho a equivocarse? Y, suponiendo que así se evitara que se dañara a sí mismo, acaso tutelándolo no habrá equivocaciones? Desgraciadamente la práctica revolucionaria de muchas organizaciones y la historia de diversos pueblos muestra no solamente que las equivocaciones no se evitan, sino que adquieren la forma de un daño mayúsculo, porque la mejor vacuna contra la revolución son esas experiencias en las que dictaduras y algunas democracias burguesas han sido sustituidas por algo que, eso sí es seguro, no ha sido “más amplia democracia” como se ofrecía antes de triunfar, sino por un poder separado enormemente del pueblo, por un poder en el que los gobernantes se encuentran enormemente separados y por encima del cuerpo social. ¿Por qué ha sucedido esto, si las transformaciones han sido tan grandes, como la socialización de la economía, y si las intenciones eran las mejores del mundo? Básicamente porque el pueblo no puede ser dueño de su destino mientras no se socialice el poder, para que, ahora sí, todos tomemos parte en las decisiones que nos afectan. No se trata de que todo vaya a marchar bien, o de que a partir de cierto momento todo vaya a ser disfrute. De lo que se trata es de que “nuestras” decisiones sean efectivamente nuestras, que cualquier decisión que nos afecte sea tomada por todos nosotros y no por unos cuantos. ¿Que a la mejor erramos? Tal vez, pero serán errores nuestros y nosotros mismos los podremos corregir. En otras palabras, de lo que se trata es de construir un poder socializado al máximo posible. Por eso es que el Poder Popular pretende socializar al máximo el poder, tratando de conjuntar en un cuerpo lo más común posible, la sociedad política y la sociedad civil.
Hasta aquí podría considerarse, entonces, que la alternativa puede plantearse así: ¡A construir el Poder Popular, expresión de la socialización del poder!
¿Que todos participen en la toma de decisiones? ¿Socialización del poder? Pues estamos de acuerdo, podrán decir incluso los que aspiran a dirigir en nombre del pueblo pero en función de sus intereses de grupo, porque, después de todo bien puede “concederse” ese derecho al pueblo, al fin que desde el poder pueden ponerse numerosas limitaciones a esa aspiración del pueblo a mandarse a sí mismo. Así pues, hay que preguntarse ¿hasta dónde pueden llegar las atribuciones de un tal “Poder Popular”? Esta pregunta se hace en función de que el poder supremo puede delegar algunas funciones en algunos órganos representativos del pueblo, puede tomar el parecer del pueblo para algunas decisiones, puede permitir al pueblo conocer algunas informaciones que en otro tiempo han sido “secretos de Estado” o “de partido”, puede, en diversos grados, hacer participar a la población en algunos asuntos que otrora eran reservados al aparato del estado, pero ¿ qué poder popular puede existir cuando hay prácticas, o personas a las que no se puede analizar o juzgar? ¿o cuando hay aspectos de la vida social que no se puede cuestionar? ¿o cuando hay instituciones, normas o sistemas que no se puede cambiar? ¿o cuando hay cosas sobre las que no se puede decidir? ¿o cuando hay personas, actitudes y hechos que no se puede sancionar? Eso no es Poder Popular, porque en tanto alguno de esos elementos falte, no habrá sino atisbos de él, lo que durante la lucha, por seguridad puede ser aceptado (hasta cierto límite y en algunos aspectos mínimos, que tienen que ver con la seguridad) pero que una vez triunfando nada debe excusar su falta. El poder popular significa el poder integral, lo que quiere decir que el pueblo pueda disponer de toda la información que le permita contar con los elementos necesarios para juzgar objetivamente todo; que no existan tabúes o cuestiones sobre las cuales no se pueda discutir; que no exista nada que deba permanecer intocado, ni personas, ni prácticas, ni instituciones, ni normas, ni sistemas. Por eso el Poder Popular implica un poder integral, para que el pueblo pueda estar informado, enjuiciar, cambiar, decidir y sancionar todo.
Así que, entonces podría enunciarse así la alternativa: ¡a construir el Poder Popular, como un poder integral!
Ahora bien, ¿cómo se ejercería ese Poder Popular? Todo parece dicho ya, así que esta pregunta puede parecer ociosa, porque ya se dijo que es el poder del pueblo, que éste puede juzgarlo todo, que debe estar informado, que debe poder enjuiciar, cambiar, decidir y sancionar a los mandatarios. Pese a lo radical que pudiera parecer esto, podría ser perfectamente aceptable para todos, incluso para los partidarios más acérrimos de la burocracia, porque dirán ellos que esa es también su aspiración. Esto quiere decir que, quizá, se esté hablando nuevamente de cosas distintas. Sí, porque hay formas distintas de ejercer esos principios y una de ellas, aceptable para los partidarios del burocratismo, es aquella en la que el pueblo puede nombrar a los representantes que habrán de ejercer el poder durante un tiempo determinado, lapso en el cual ellos, los representantes, decidirán por él y mandarán en su nombre pero no obedeciéndole y se limitarán a informar, pero ya cuando estén tomadas las decisiones; desde luego que podrán ser cambiados, y sancionados, pero a posteriori, cuando termine el periodo durante el cual prácticamente reinarán. Y dirán que eso es democracia, y, efectivamente, eso es una forma de ejercer la democracia y se le llama representativa, pero es una forma limitada, que si se aplica como forma única conduce a que los representantes nombrados puedan hacer y deshacer a su antojo, partiendo de que “si el pueblo me nombró, entonces yo puedo decidir por él e incluso puedo mandar por encima de él”. ¿Eso es lo que se quiere? ¿Eso puede ser Poder Popular? No, desde luego que no. Entonces dirán que no hay otra forma, que solamente así se puede gobernar democráticamente, porque en una sociedad tan grande el pueblo no puede practicar la democracia directa. Con todo eso, sí hay otra forma de ejercer la democracia y es que los que manden lo hagan obedeciendo, porque son depositarios de un mandato popular, porque ellos son los mandatarios y es al pueblo a quien deben obedecer, porque es el mandante. Y eso puede lograrse solamente si los representantes del pueblo, además de ser nombrados democráticamente, se encuentran sometidos al escrutinio constante, si su mandato puede ser revocado en todo momento, si los errores pueden ser sancionados en cualquier momento. Solamente así el pueblo ejercerá el poder, los gobernantes mandarán obedeciendo. Por eso, precisamente, el Poder Popular es el mandar obedeciendo.
Todo pareciera idílico, planteado así y pudiera pensarse que habiendo Poder Popular todo estará solucionado, ya no habrá oportunidad para que una minoría imponga sus intereses sobre la mayoría de la población, de manera que puede pretenderse que a partir de la toma del poder, en poco tiempo se construirá un mundo en el que todo será armonía y felicidad y no habrá explotación ni opresión ni exclusión porque habrá la más amplia democracia económica, política y social. Bajo esta forma de ver las cosas se considera que a partir de las grandes transformaciones realizadas luego de la toma del poder, como la socialización de los medios de producción y el establecimiento de un nuevo Estado, supuestamente democrático, el sistema se perfeccionaría gradualmente, por medio de cambios cuantitativos, hasta llegar a una sociedad ideal, en la cual todo sería, como se dice más arriba, armonía y felicidad. Sin embargo la cuestión del poder no debe ser cuestión de creencia, sino de saber, es decir, de conocer la realidad de manera objetiva; por eso, y a partir de la experiencias que se han producido ya, debe discutirse a fondo si aquello en lo que se creía es verdad o no. Desde luego que el veredicto de la práctica es totalmente negativo porque lo que se construyó no es precisamente el mundo que se prometió, ni siquiera en su primera fase, pese a que se decía estar pasando ya a la segunda, así que quedaría el veredicto producto de la reflexión. Por eso hay que preguntarse, en primer lugar, ¿cómo aprenderá y aprehenderá el pueblo la democracia, si estamos en una sociedad totalmente antidemocrática? ¿hasta que desde el nuevo gobierno se impulse?; en segundo lugar, ¿cómo se pasará a una sociedad basada en el colectivismo, respetuoso del individuo, si actualmente nos encontramos en una donde el individualismo impera por doquier? ¿bastará con favorecerlo desde el gobierno?; en tercer lugar, ¿cómo evitar que la burocracia pueda dominar al pueblo en nombre de la democracia?; en cuarto lugar ¿cómo el pueblo aprenderá a dirigir la economía, su vida política, social y cultural si actualmente se le impide hacerlo? en quinto lugar, ¿cómo se hará para superar la tendencia a la apatía política y a la atomización de la vida social y a la autocomplacencia, que pueden aparecer al lograr los objetivos fundamentales como garantizar una vida más o menos segura, más o menos cómoda, más o menos digna; en sexto lugar, ¿cómo se evitará que, bajo las dificultades económicas que seguramente se enfrentarán, se deslice la añoranza de los tiempos prerrevolucionarios, donde de una u otra manera se vivía con cierta seguridad relativa? ¿Cómo, en suma, se disminuirá el riesgo de la consolidación de un sistema burocrático? Estas interrogantes se plantean no en un afán ocioso, sino como resultado del análisis de las experiencias ya vividas por otros pueblos, en las que en vez de la democracia en todos los niveles se impulsó el autoritarismo bajo la forma de tutelaje y la reproducción de relaciones de dominio en muchos ámbitos (con buenas intenciones muchas veces); donde en vez de colectivismo lo que resultó, pese a las buenas intenciones, fue descuido y malversación de los recursos sociales; donde en vez de autogestión se obtuvo una dirección burocrática y tecnocrática en diversos aspectos; donde la gente soportó, durante mucho tiempo aberraciones de parte de gobiernos y autoridades de todo tipo que se suponen debieron servirle; donde el corporativismo, que tanto combatimos aquí, era la norma y forma de control de las masas; donde el pueblo, en suma, casi nunca tuvo oportunidad de ejercer su soberanía, más que en los momentos iniciales de la revolución. Cuando se habla de una sociedad donde se ejerza el Poder Popular no se está pensando en una sociedad estática, sino una sociedad enormemente activa, llena de lucha, donde se desarrolla una lucha permanente en todos los niveles, contra las tendencias burocráticas que inevitablemente surgirán (como lo muestra la experiencia de todas las revoluciones), por ampliar el poder de los colectivos de todo tipo, de las organizaciones de la sociedad civil, por el respeto a la individualidad, de manera que si una revolución se necesita para lograrlo, una revolución se haga. Y eso puede lograrse solamente haciendo que el Poder Popular sea un poder de lucha permanente, democrático, colectivista pero respetuoso de la individualidad, autogestivo y que impulse el espíritu autodefensivo, rebelde, organizativo y soberano del pueblo.
Un nuevo poder, que se llame popular, puede transformar profundamente todo en las grandes esferas, modificando radicalmente la propiedad de los medios de producción, creando una estructura económica imponente, una fuerza de defensa invencible, lograr niveles de desarrollo únicos, pero, ¿de que valdría eso si en la vida cotidiana las relaciones entre la población siguen siendo como hasta ahora, plenas de dominio, si en las relaciones familiares, de trabajo, de estudio, y, en general en todas las relaciones en que necesariamente hay algún grado de subordinación (por las condiciones mismas de la relación), se da lugar al dominio, si en las relaciones de género, interraciales e interétnicas, en el trato a las minorías, a los usuarios de algún servicio, a los civiles por parte de los militares, a la población por parte de los funcionarios del Estado, se domina a quien es o debe ser igual? El Poder Popular, necesariamente, debe impulsar cambios profundos, que abarquen también el nivel microsocial.
Un Poder Popular con esas características, no puede conseguirse automáticamente a partir de la toma del poder por la revolución, a la manera de un objetivo que se encuentra al final de la meta, listo para ser disfrutado, ni puede empezarse a construir solamente a partir de ese momento crucial, como un objetivo que requiere necesariamente de la toma del poder para su realización, ¿por qué? En primer lugar porque existen grandes variantes entre el tipo de poder que se puede construir llegado ese momento, en dependencia de múltiples determinaciones como los planteamientos hegemónicos, las tradiciones locales o nacionales o las limitaciones que puedan imponer las condiciones concretas del momento y de acuerdo con esas condicionantes podrá haber más o menos democracia, más o menos tolerancia, más o menos posibilidades de que el pueblo influya en las decisiones que le atañen; en segundo lugar, porque si en el proceso mismo, cuando el pueblo puede influir en la manera en que se desarrollen las relaciones entre el mandar y el obedecer (porque puede condicionar su participación a que se tome en cuenta su voluntad), cuando puede tener una mayor fuerza relativa porque el nuevo estado aún no está del todo conformado ni cuenta con todos los aparatos de poder, el pueblo no puede imponer su voluntad, mucho menos lo podrá hacer cuando tenga que imponerse a aparatos ya plenamente conformados, fuertemente afianzados; en tercer lugar, porque nada ilustra mejor lo que se logrará que las formas y los medios con que se pretenda alcanzar, ya que así como se dice que en la organización revolucionaria se prefigura la nueva sociedad, en las relaciones que existen en la lucha se prefiguran las relaciones que habrá en la nueva sociedad; en cuarto lugar, y sobre todo, el Poder Popular no es solamente un objetivo sino que al mismo tiempo es un medio, por lo que puede y debe construirse desde el inicio mismo de la lucha y no solamente a partir de que se inicien las hostilidades, sino ya desde la fase previa de acumulación de fuerzas, y no debe hacerse solamente hacia fuera, hacia la sociedad, sino que su construcción empieza desde dentro de las organizaciones o dentro de los ejércitos revolucionarios, dentro de cada organización social, porque en cada una de estas agrupaciones está el germen de lo que será la sociedad futura y si queremos que esta sea democrática, lo tienen que ser también los medios, pues no se puede conquistar la democracia con medios antidemocráticos. Eso quiere decir que el Poder Popular debe construirse en el aquí y en el ahora.
Además, el Poder Popular no es algo que pueda ser entregado a la manera de una generosa concesión por las clases o las élites gobernantes o que pueda ser construido desde arriba por una vanguardia o una élite revolucionaria porque no se trata de que esas clases o esas élites privilegiadas hoy le permitan al pueblo acceder a ciertos derechos, como si en ella radicara la fuente de la legitimidad de esos derechos; de lo que se trata es de que el pueblo ejerza, al fin, su soberanía, que, como dice la constitución mexicana, “…reside, esencial y originariamente en el pueblo” y en uso de ella sea el pueblo quien ejerza el poder, un poder que no dimana de nadie más que de él. Por eso es que el Poder Popular debe construirse, necesariamente, desde abajo y por quien lo habrá de ejercer, porque el poder que desde arriba se construya, desde arriba se ejercerá. De manera que el Poder Popular debe construirse desde abajo en una lucha diaria de diversas colectividades humanas por hacerse dueñas de su destino en un proceso gradual que prácticamente nunca está acabado. Si eso implica cambiar las formas tradicionales de actuación de una organización o si significa innovar o cuestionar paradigmas que antes parecían inamovibles, debe hacerse, nada tiene por qué permanecer intocable, no deben existir más los dogmas. Además, cada aspecto que no se considere será una posición que quedará en manos del enemigo o que podrá tomar en cualquier momento y desde ahí, desde esa posición, se puede fortalecer para atacar y ganar otras y, quizá, para recuperar todo su poder. La lucha por construir el Poder Popular es, en sentido figurado, una verdadera guerra, en la que el campo de batalla está a la vista y por ahora el enemigo del pueblo se encuentra atrincherado y tiene casi todas las posiciones en sus manos; por eso hace falta que el pueblo vaya contemplando todo el campo y no solamente una parte de él (el campo es todo el país, todas las clases y sectores sociales, todos los niveles de la sociedad, todos los aspectos de la vida social); que considere que la batalla será por ocupar todo el campo de batalla, incluyendo el del enemigo, no solamente por expulsarlo del nuestro; que en esta batalla se trata de aniquilar todas y cada una de las posiciones donde el enemigo se ha hecho fuerte, y apoderarnos de ellas, no solamente de amagarlas; que se trata de transformar cada posición para que no pueda ser usada por las fuerzas enemigas; hace falta considerar que la guerra ya se ha iniciado de parte del enemigo al ocupar cada una de las trincheras donde se ha posicionado y que eso hace necesario que el pueblo vaya tomando posiciones desde ahora para que cuando los combates se declaren abiertamente se encuentre posesionada ya de parte del terreno, incluso dentro del campo enemigo; que esta será una guerra total y por eso hace falta acumular fuerzas para una batalla total, no para una parte de ella; que esta es una guerra real, no de apariencias y cada movimiento, cada palabra, cada alarde, puede jugar en contra del pueblo; que para el enemigo esta es una guerra sin frente definido, porque se encuentra ya en cada frente posible y así debe ser también para el pueblo (dondequiera que haya enemigos o influencia enemiga, ahí deben estar las fuerzas del pueblo para combatirlos). Por eso es que el Poder Popular se debe construir, sin excusa ni pretexto, en el aquí, en el ahora, desde abajo y hasta sus últimas consecuencias.
Después de tantas críticas y tantos señalamientos de lo que no debe ser, puede parecer que cuando se escribe sobre esto es porque se da a entender que sí se sabe cómo deben hacerse las cosas, pero hace falta reconocer que, ni en la práctica ni en la teoría puede encontrarse, hasta el momento una forma la ideal y tal vez no la haya, por eso es que el desarrollo de la sociedad debe concebirse como un proceso abierto, en el que nada está dicho y en el que todo es posible, en el que no hay caminos predeterminados y todo debe irse descubriendo mediante una combinación de práctica y reflexión, para que en la práctica misma se vayan descubriendo las mejores formas de lograr el objetivo de que el pueblo tome en sus manos su destino. Por eso debe admitirse que no se sabe con certeza cómo hacerlo y se debe experimentar, pues los diferentes modelos o experiencias de Poder Popular que han existido hasta el momento no son los más idóneos para nuestro país, aunque cada uno de ellos tiene aspectos que cabe rescatar.
Resumiendo todo lo que hasta el momento se ha hablado del poder, se puede decir que para los revolucionarios la cuestión del poder no se limita a la del gobierno, ni al poder del Estado, ni al poder en el ámbito macrosocial, sino que abarca el poder en todas sus manifestaciones en el ámbito macro y microsocial.
El poder popular, en síntesis, no es el poder de los revolucionarios, ni se limita a la sustitución del poder de un grupo por el de otro, sino que consiste en la recuperación del ejercicio de la soberanía popular, en un poder socializado al máximo, un poder integral, de lucha permanente, que incluye la transformación microsocial y que construye en el aquí, en el ahora y hasta sus últimas consecuencias. En suma, es el mandar obedeciendo.
Después de todo lo dicho, podemos definir el Poder Popular.
El Poder Popular es la capacidad del pueblo para decidir sobre su propio destino en todos los ámbitos y en todos los niveles, tanto en el macro como en el microsocial, tanto en los grandes grupos sociales como en los pequeños. Es la concreción o expresión práctica del ejercicio de la soberanía popular y, al mismo tiempo, la máxima expresión de la socialización del poder, y que habrá de llevar a la conjunción, en un cuerpo común, del Estado y la sociedad.
Desde este punto de vista, el objetivo es una transformación social profunda, para que el pueblo sea dueño de su destino, en tanto que el Poder Popular es un medio para conseguirlo.
Todo eso es el Poder Popular, pero ¿cómo se aplica en la práctica?
La legitimidad del Poder Popular.
Día tras día, y sobre todo a partir de la aplicación del neoliberalismo, la mayor parte de los mexicanos debe enfrentar una lucha dura para poder sobrevivir, no digamos ya en condiciones dignas, sino en sobrevivir simplemente, porque permanentemente el régimen atenta contra su seguridad económica su integridad física e intelectual, pues en la situación actual ¿quién no ha sido agredido por el régimen de una u otra manera? Prácticamente nadie se ha salvado de ser víctima, porque ya sea económica, política y hasta físicamente, todos hemos sido víctimas de la oligarquía y de los que a ella sirven. Si no, veamos los hechos:
¿Qué otra cosa, sino agresión, es el hecho de que se imponga una política económica que ha llevado a que el 70 % de la población se encuentre en la pobreza? ¿acaso no es una agresión el que el pueblo deba pagar los robos que han hecho los banqueros con el Fobaproa? ¿y los asesinatos de luchadores sociales? ¿y la represión que realiza el ejército contra quienes se organizan y luchan, o aunque sea protestan?. Ni duda cabe que son agresiones y las aquí mencionadas son las más evidentes, pero al igual que sucede con respecto a la delincuencia, todos los mexicanos, de una u otra manera hemos sufrido ya no solamente uno sino varios tipos de agresiones, y no solamente económicas, sino políticas y físicas incluso. Y en cada una de esas agresiones hay víctimas y victimarios; la víctima es generalmente el pueblo, mientras que el victimario es el régimen mexicano, y esa situación tiende a repetirse y que se repetirá hasta el infinito…mientras no se encuentre la forma de detener ese proceso.
Pero ¿cómo detenerlo? ¿cómo evitar la aplicación de medidas antipopulares? ¿cómo disminuir, cuando menos, los efectos de las políticas económicas que aumentan las dificultades para que el pueblo pueda sobrevivir? ¿cómo defenderse de las agresiones de los grupos paramilitares? ¿cómo evitar los abusos de quienes detentan el poder en cada comunidad, en cada escuela, en cada centro de trabajo? ¿Cómo poner fin a las agresiones contra el pueblo? ¿cómo hacer que cuando se niegue la satisfacción de algún derecho, este pueda ejercerse en los hechos?
No hay de otra, la única manera es enfrentar al poder de la oligarquía, pero para enfrentar ese poder se requiere otro: el poder del pueblo. Precisamente por eso es que la construcción del Poder Popular es una medida legítima, pues es una medida autodefensiva. Con él, cuando menos, el pueblo se puede defender.
Por otro lado, como ya se dijo antes, el ejercicio de la soberanía popular se encuentra usurpado actualmente, fundamentalmente por la oligarquía financiera internacional, pues ésta impone su voluntad por encima de la del pueblo y con ello se conculca uno de los principales derechos que tienen los ciudadanos de nuestro país, y que están establecidos en la Constitución Mexicana. De esta situación se desprende que la lucha por recuperar el ejercicio de la soberanía popular es una lucha plenamente legítima y que, además, está respaldada por la misma legislación del país.
Siendo así la situación, la lucha por la construcción del Poder Popular es plenamente legítima porque es una medida reivindicativa del ejercicio de la soberanía popular y éste es su principal objetivo. Con él, el pueblo puede recuperar el ejercicio de su soberanía, lo que requiere de la toma de conciencia de la usurpación de esa soberanía, de la necesidad de reivindicarla y de ejercerla.
Pero, además, un pueblo que se encuentra sometido a la explotación y a la opresión y en el que grandes sectores se encuentran excluidos, tiene derecho a emprender la búsqueda de una alternativa que le permita salir de esa situación. Una de esas posibles salidas es de un poder del pueblo, por eso la construcción del Poder Popular es una medida legítima, porque va encaminada a la liberación del pueblo, y con ella se pretende avanzar un paso en la construcción de un mundo nuevo.
De estas tres consideraciones se deriva la legitimidad del Poder Popular y precisamente por eso es que tiene sentido solamente si es simultáneamente autodefensivo, reivindicativo del ejercicio de la soberanía popular y si va encaminado a la liberación. Al mismo tiempo, no se puede construir en tanto la población no quiera defenderse, o en tanto no quiera recuperar el ejercicio de la soberanía popular o no quiera luchar por su liberación.
Por eso es que cualquier intento de construirlo debe emprenderse en medio de una lucha, que es al mismo tiempo defensiva y ofensiva, que implica resistencia, pero también liberación, porque no puede sobrevivir ni tiene perspectivas si no es en razón del cambio general de la sociedad, pues un intento puramente defensivo será destruido a la larga, en el momento en que las condiciones sean favorables para el régimen.
La construcción del Poder Popular.
Emprender la construcción del Poder Popular implica, de entrada, enfrentarse al sistema en su conjunto y una de sus primeras implicaciones es que lo que empieza como un cuestionamiento de la legitimidad de la legalidad vigente se transforma en su desconocimiento, porque se está hablando de construir un nuevo poder, lo que implica admitir o crear una nueva legalidad. Sí, porque ningún Poder Popular puede construirse mientras se continúe prisionero de la legalidad vigente y de sus formas, por eso la primer decisión que una comunidad debe tomar para construir el Poder Popular es la de sustraerse a la legalidad vigente y crear una nueva.
Ahora bien, una vez que se ha emprendido el camino de crear una nueva legalidad ¿qué sigue? Una labor práctica encaminada a construir. A construir, sí, pero ¿qué? Veamos.
El impulso de una política en beneficio de los intereses del pueblo y mandada por éste requiere de instrumentos mediante los cuales el pueblo pueda hacer uso del poder. Es decir, deben forjarse instrumentos a través de los cuales pueda emitir una nueva legislación, impulsar el cumplimiento de las nuevas leyes, aplicar las diversas políticas en el aspecto económico, político y social, administrar los bienes colectivos así como garantizar la seguridad pública en el territorio en el que se ejerce el Poder Popular. Estos instrumentos son instituciones y aparatos semejantes a los de un Estado, aunque en un sentido embrionario y que al irse consolidando se irán convirtiendo gradualmente en verdaderas Instituciones y Aparatos de Estado, pero de contenido y forma populares, es decir, parecido en los aspectos externos pero profundamente diferente, por su orientación y su carácter de clase, a lo que hasta ahora conocemos directamente. Sin el poder político el Poder Popular no es completo, de ahí que pueda decirse que el Poder Popular necesita disponer del poder político.
Para orientar la economía en un sentido popular se necesita disponer de las palancas que permitan, impulsar la producción, las relaciones de producción y las áreas de la economía que en un momento determinado y estratégicamente convengan al pueblo y al esfuerzo de la guerra, pues en algunos momentos habrá que dar prioridad a la agricultura, en otros a la industria o al comercio, dependiendo de las necesidades de la población; en algunos casos convendrá impulsar preferentemente la producción de determinados productos agrícolas e industriales; en dependencia de las circunstancias habrá que impulsar determinadas formas de propiedad y de trabajo, como las cooperativas, las ejidales o la pequeña propiedad. Sin el poder económico el Poder Popular no es completo, por eso puede decirse que el Poder Popular necesita disponer del poder económico.
El pueblo debe tener el control militar sobre el territorio que abarca el Poder Popular y para eso necesita contar con fuerzas militares que pueda dirigir directamente. Si no dispone del poder militar otros decidirán por él en los asuntos militares, que en una guerra quiere decir en todos o al menos en los más importantes y esa situación, si no se impide desde un principio, se convertirá en una tendencia que se irá consolidando hasta convertir en norma la subordinación de la población a los militares y la revolución no es para eso, ¡claro que no! Cuando se habla de control militar sobre el territorio esto no significa que no puedan penetrar en el territorio del Poder Popular las fuerzas enemigas, sino que mientras el enemigo se encuentre fuera del área el pueblo tiene el control militar y en caso que el enemigo quiera penetrar puede enfrentársele para evitarlo o replegarse, todo en dependencia de las necesidades. Sin poder militar el Poder Popular no es completo, por eso se dice que el Poder Popular implica disponer del poder militar.
Llevar los máximos beneficios sociales posibles al conjunto de la población puede hacerse solamente si se dispone de mecanismos que permitan que el pueblo determine y aplique la política social en el área que se abarca. En razón de esto es como se debe disponer de los servicios de salud pública, de la educación pública, de la cultura. Sin el poder en el plano social el Poder Popular no es completo, por eso se considera que el Poder Popular necesita disponer del poder social.
El Poder Popular abarca un área específica sobre la que se ejerce y puede ser toda una región a nivel nacional, un estado de la república, una zona o un municipio, e incluso, porciones más pequeñas como un ejido o una comunidad. Puede instaurarse incluso en ámbitos tan diversos como las escuelas, las universidades, las fábricas y los centros de trabajo, las colonias populares, los barrios. Así como la creación del poder Popular en una comunidad, zona o región las convierte en insurgentes, también las escuelas, las fábricas y demás instancias pueden ser consideradas insurgentes. Sin territorio el Poder Popular no es completo, por eso necesita de una porción territorial.
La transformación profunda de las relaciones sociales requiere de la creación de una nueva cultura, que permita ir derrotando gradualmente la ideología dominante, en la medida en que se vayan formando y fortaleciendo nuevos valores, concepciones y hábitos, políticos, sociales e ideológicos, acordes con la formación de una sociedad nueva, que permita la sustitución, en todos los ámbitos, de las relaciones de dominio por relaciones simétricas, entre iguales, donde se reconozca el derecho del otro, o los otros, a tomar parte en la discusión y en la toma de decisiones acerca de los asuntos que le afecten, en donde la subordinación (que a veces es natural, como el de los hijos pequeños respecto a los padres, o de los trabajadores de rango inferior respecto a los de rango superior), no se convierta en dominio. El Poder Popular no tiene sentido si no impulsa esta transformación, que debe abarcar el nivel microsocial. Por eso, sin la creación de una nueva cultura el Poder Popular no es completo.
¿Quiere decir esto que el Poder Popular permite construir una sociedad sin conflicto? ¿O que donde hay Poder Popular todo es idílico? No, desde luego, porque, en primer lugar, nunca dejará de haber conflicto en la sociedad, porque nunca dejará de haber intereses opuestos, pero lo que sí se logra es que los conflictos sean solucionados con la participación de todos y en interés de la mayoría; en segundo lugar, en el ámbito macrosocial, habrá que luchar permanentemente contra la tendencia al burocratismo, contra el cual deberán emprenderse campañas continuas, que de no tener resultados se habrán de convertir en verdaderas revoluciones; en tercer lugar, el ámbito microsocial, será un ámbito de transformación permanente porque ahí el cambio es la más difícil; en cuarto lugar, la sociedad civil, con sus múltiples organismos deberá realizar luchas de todo tipo para lograr que los intereses de los diversos grupos sean tomados en cuenta. En síntesis, la transformación de las relaciones sociales no culminará nunca, pues todo es perfectible.
Si bien la construcción del Poder Popular debe emprenderse a pequeña escala, abarcando primero zonas aisladas y pequeñas, debe tenderse a su generalización y a su profundización (lo que necesariamente implica un gran trabajo y un largo proceso, pues la relaciones de dominio son las más difíciles de transformar), lo que debe desembocar en la dualidad de poderes en el ámbito nacional, lo que implica la construcción de un Poder Popular a nivel nacional, que pueda enfrentarse al tú por tú con el del régimen. De hecho la dualidad existe ya en diferentes porciones del territorio nacional, aunque a nivel de comunidad y de zona fundamentalmente.
De hecho las áreas en las que se construye el Poder Popular son los embriones de las zonas liberadas, el punto de partida para su construcción, y al mismo tiempo son la medida en que se va avanzando en ese sentido.
Al definir el Poder Popular como “la capacidad del pueblo para decidir….”, hay que ser enfáticos en ello porque no se trata solamente de elegir de entre algunas opciones cocinadas por algunas instancias de poder, a la manera de un referéndum o un plebiscito solamente, sino de deliberar y tomar decisiones libre y abiertamente.
El Poder Popular no es solamente una forma en que se expresa el poder de una parte de la población, sino la máximo expresión de la socialización del poder, porque con él se logra que el pueblo detente el poder por principio, lo construya en la práctica misma y paso a paso y lo ejerza cotidianamente, aún desde antes de derrotar al enemigo.
Con el Poder Popular la soberanía popular deja el campo del deber ser, para plasmarse en el del ser. Es expresión del “mandar obedeciendo”.
Si puede decirse que la soberanía popular es el principio teórico, abstracto, y el “mandar obedeciendo” es la expresión práctica y la máxima concreción del ejercicio de esa soberanía popular, entonces puede decirse que el Poder Popular es el instrumento que permite unir ambos elementos. Por medio del Poder Popular se ejerce la soberanía y con el Poder Popular se manda obedeciendo.
El Poder Popular implica la fuerza del derecho porque está sujeto a una normatividad aceptada por la población civil insurgente, y el derecho de la fuerza, toda vez que se ejerce aún en contra de los esfuerzos gubernamentales por destruirlo.
El Poder Popular y la guerra.
Es fácil darse cuenta de que el régimen mexicano aplasta con sus fuerzas policiacas y militares numerosos intentos del pueblo por lograr un cambio social o, simplemente, por defender sus intereses; eso significa que realiza una verdadera guerra contra el pueblo. El saldo hasta el momento es enormemente desfavorable para las luchas populares, porque ha habido masacres contra estudiantes, contra campesinos, contra obreros; se ha asesinado a numerosos dirigentes populares, se ha torturado, asesinado o desaparecido a miles de mexicanos de todas las clases y sectores sociales (incluidos militares). ¿Cómo puede enfrentarse esta situación? ¿cómo puede hacerse para detener este ensañamiento?
No hay más, el pueblo debe defenderse, y en estas condiciones esto significa, necesariamente, la realización de una lucha popular que cada vez adquiere un carácter más integral y que lo será totalmente en la medida en que se construya el Poder Popular, porque así el pueblo podrá hacer uso de todos los recursos a su alcance para defenderse. En estas condiciones, nada es más natural que la estrecha relación entre la construcción del Poder Popular y la guerra. Veamos por qué.
El Poder Popular es la cuestión fundamental en la presente guerra a partir de diferentes consideraciones. En primer lugar, porque hacemos la guerra para construir el Poder Popular, con el fin último de desterrar para siempre la posibilidad de que el poder sea usurpado por una minoría. En segundo lugar, porque hacemos la guerra en la medida en que vamos avanzando en la construcción del Poder Popular, debido a que los recursos humanos, materiales y políticos que dedicamos al esfuerzo militar dependen de lo que vamos avanzando: con una mayor consolidación del Poder Popular pueden dedicarse mayores recursos a la guerra. En tercer lugar, porque hacemos la guerra en la medida y en la manera en que el Poder Popular lo determina, toda vez que la fuerza militar depende del mando político. En cuarto lugar, porque cada una de nuestras acciones tiene un objetivo ligado directamente con el Poder Popular, porque unas veces accionamos para impulsar a algunos sectores populares a incorporarse a la construcción del Poder Popular (como ocurre en las acciones de propaganda armada), otras para defender lo ya avanzado (como ocurre en muchas de las acciones de autodefensa), otras para foguear a sus fuerzas armadas y otras para dar un salto en la construcción de ese Poder Popular (como en las acciones ofensivas).
Como se ha dicho en diversas formas, el objetivo de la revolución es la construcción del Poder Popular y la toma del poder es tan solo un medio para consolidarlo.
Los principios fundamentales para la construcción del Poder Popular.
Cuando se habla de Poder Popular y se dice haberlo construido pero lo construido se encuentra sujeto a una organización política o una fuerza militar, entonces no se está hablando de Poder Popular, sino de otra cosa, de un órgano de una organización tal vez, pero no de Poder Popular, porque no se hará lo que mande el pueblo sino lo que la organización ordene y se estará, se quiera admitir o no, usurpando la soberanía popular, de la que debe ser expresión ese poder. Se estará pasando por encima de quien debe ser autoridad máxima y eso no debe permitirse porque nada está por encima del pueblo, ni siquiera la organización revolucionaria. Los órganos de Poder Popular son la autoridad máxima, ya que nada se convierte en mandato si no es bajo orden expresa del órgano o aparato de Poder Popular encargado del poder legislativo; nada se convierte en ley si no es por medio del órgano de Poder Popular encargado de las tareas legislativas, nada se convierte en orden militar sin la aprobación del órgano de Poder Popular encargado de la tarea ejecutiva, descontando, desde luego, las situaciones en las que el mando es cedido (temporalmente) a la jefatura militar. ¿Y lo que la organización decida? La organización revolucionaria puede plantear muchas cosas a la población, pero sus planteamientos no son ley, ni mandato, ni órdenes militares, sino solamente eso: planteamientos, que pueden convertirse en ley, mandato u orden militar si, y solamente si, convencen a los órganos de Poder Popular, que son las únicas instancias que pueden emitirlos. Así, la organización revolucionaria es una fuerza que plantea, no una que dirige. Por eso el Poder Popular es la máxima autoridad de las zonas donde se construye.
Los órganos del Poder Popular deben ejercer el mando subordinados a la población, lo que, en otras palabras, puede llamarse mandar obedeciendo, por eso el mandar obedeciendo es la máxima de los órganos del Poder Popular.
Si, como se dijo antes, el Poder Popular es la máxima autoridad de las zonas donde se construye, entonces las unidades militares revolucionarias de la zona no son la fuerza a la que se supedita la población, sino que al revés, es la población, la que, ejerciendo su soberanía, subordina la fuerza militar revolucionaria, a su poder, el Poder Popular. ¿Cómo? Esta subordinación se realiza de dos maneras. Una de ellas se plasma cuando la organización revolucionaria pone a su disposición una fuerza militar que queda directamente bajo las órdenes de los órganos de Poder Popular y que depende del nivel del órgano de que se trate, pero que la mayor parte de las veces son unidades milicianas (al menos por ahora). La otra forma se aplica al ser la población la que determina si participa a no en la lucha revolucionaria, la forma y el modo en que lo va a hacer (cuántos combatientes va a aportar, en qué condiciones) y las condiciones en las que se puede desarrollar nuestra actividad militar o política en las zonas (en qué áreas pueden hacerse emboscadas, minados del terreno o entrenamientos). Esto viene a ser la manifestación más completa de la construcción del ejercicio de la soberanía popular, pues en las zonas en que realizamos nuestra actividad, el pueblo la ejerce lo más completamente posible en las actuales condiciones, al grado de que nuestra actividad se subordina cada vez más a esa soberanía. Por eso la fuerza militar revolucionaria se subordina al Poder Popular.
El Poder Popular es democrático, y a su vez es una arma para construir la democracia. Esto quiere decir, en primer lugar, que la población decide quienes lo asumirán, eso es bueno, pero si a eso se limitara la democracia de las zonas donde se construye, lo que se conseguiría sería endeble, pues la antidemocracia no existe ni debe combatirse solamente en cuanto a la forma de elección de los órganos de gobierno, pues se puede dar en cada uno de sus actos. Por eso debe lograrse que todos los actos de gobierno sean democráticos, y lograrlo sería limitado aún, porque hay otro ámbito en los que la antidemocracia se manifiesta y reproduce constantemente: la vida cotidiana. ¿Cómo, entonces, lograr que el Poder Popular sea democrático? De la única forma posible, mediante un ataque en todos los frentes. Eligiendo democráticamente a los mandatarios, buscando el consenso ante las diferencias, pero respetando el disenso; obligando a los mandatarios a rendir cuentas ante el pueblo; haciendo que el mandato sea revocable por parte del pueblo. No atribuyendo ninguna responsabilidad por ningún otro criterio que no sea la aprobación de la colectividad, porque ni la antigüedad, ni los méritos históricos son suficientes para acceder a un mandato. Además, debe superarse la concepción de que la democracia es una norma a aplicar en la política solamente, para convertirla en una norma que impregne todas las relaciones sociales y todas las manifestaciones de la vida social, desde las relaciones familiares, de trabajo y de estudio, hasta la cultura, la educación y la comunicación, porque la democracia es una forma de vida, no sólo de gobierno.
HACIENDO CAMINO
Con el Plan Puebla-Panamá, el istmo de Tehuantepec, imán para la superexplotación
Carlos Fazio (La jornada, 29.07.01)
«Convertiría al sureste en un corredor maquilador al servicio de trasnacionales de EU...
Fox responde al perfil de los country managers; no niega su posición de clase...
Fórmula renovada de concentración y transferencia de la riqueza hacia el imperio y las elites locales...»
Columna vertebral del Plan Puebla-Panamá, el istmo de Tehuantepec será el «imán» para que todo el sureste mexicano se convierta en un gran corredor maquilador en función de una economía de enclave al servicio de las compañías trasnacionales con casa matriz en Estados Unidos.
De consumarse, la iniciativa -que cuenta con el aval del Departamento del Tesoro estadunidense y los organismos financieros del capitalismo global (FMI, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo)- acentuará la extranjerización de la economía mexicana y profundizará la tradicional relación asimétrica, dependiente y subordinada de México respecto de la superpotencia militar mundial.
Vicente Fox encarna a la perfección el nuevo tipo de gobernantes latinoamericanos que el ex presidente de Costa Rica Rodrigo Carazo ha definido como country managers (administradores de países). Autoproclamado adalid del «libre mercado», el Presidente de México ha definido su administración como un gobierno de los empresarios para los empresarios. En el papel de administrar el país como si fuera una empresa, Fox no ha negado su posición de clase. Consecuente, ha repetido que dotará de garantías jurídicas y de seguridad a los inversionistas privados, nacionales y extranjeros, para que traigan sus capitales y repatrien sus remesas sin ningún tipo de restricción. Asimismo, y según mandan los cánones de ese modelo de acumulación exógenamente determinado, las empresas que respondan al llamado del Plan Puebla-Panamá gozarán de un régimen libre de regulaciones fiscales, laborales y sociales, con la ventaja comparativa de una mano de obra barata. Se trata de una fórmula renovada de concentración y transferencia de la riqueza hacia el imperio y las elites locales. México, como Estado cliente, seguirá cediendo sectores estratégicos de su economía y ofrecerá las oportunidades más lucrativas al capital estadunidense, relegando a las empresas mexicanas a la condición de meras pro-veedoras de materias primas y productos agropecuarios no manufacturados.
La idea de convertir al sur-sureste en un emporio de «las fábricas de sudor» (maquiladoras), agroindustrias e invernaderos de cultivos para la exportación no es nueva ni de Fox. El presidente de turno simplemente recoge la posta de su antecesor. Si no hay oposición organizada, a él le tocará impulsar el viejo proyecto del istmo de Tehuantepec y nuevos planes de pacificación para Chiapas (dentro del marco contrainsurgente), con grandes obras de infraestructura (carreteras, represas) y la reactivación de las industrias petroquímica, gasera y de generación eléctrica.
Empresa privada sin fronteras
El Plan Puebla-Panamá responde al paradigma en boga de que la empresa privada ya no admite fronteras. Se inserta en un mundo donde el grueso de la producción se encuentra trasnacionalizada y en el cual la acumulación de capital la deciden poderosos actores exógenos. Más allá de la retórica, el PPP no toma en cuenta la preservación de la autonomía interna ni el interés y el desarrollo nacionales. Va a contracorriente de un proceso endógeno de acumulación de capital y enriquecimiento del tejido productivo; carece de la capacidad pública y privada para movilizar el potencial interno disponible para asociarlo de manera equitativa, simétrica, no subordinada, al orden mundial.
Al iniciarse el cuarto gobierno de los regímenes de ajuste estructural, el país ha perdido gran parte de su capacidad de conducir su política y la organización de sus recursos para generar desarrollo y progreso social. Y lo peor es que tales políticas se presentan desde el poder como las «mejores», además de «inevitables» e «irreversibles».
En otro orden, la génesis del renovado plan de conquista y saqueo de los recursos naturales del sureste mexicano tiene que ver con viejas aspiraciones expansionistas e imperialistas de Estados Unidos. En su fase actual, está vinculada con la larga serie de presiones políticas y diplomáticas de la Casa Blanca, el Capitolio y el Departamento de Estado y las políticas económico-financieras condicionadas del Tesoro estadunidense, la banca acreedora de Wall Street y sus organismos subordinados: Banco Mundial, FMI y BID.
Si no puede ser frenado por la resistencia popular en ciernes y proyectos de desarrollo alternativo que tomen como centro al hombre y no al capital, será el último eslabón de una larga cadena de concesiones de los últimos cuatro gobiernos entreguistas (De la Madrid-Salinas-Zedillo-Fox), con apoyo congresional mayoritario de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional. Se trata de un proceso que arranca con el endeudamiento externo, los cambios a la ley sobre inversiones extranjeras y la apertura comercial, pasando por el TLC, las reformas salinistas al 27 constitucional y las privatizaciones, hasta la ley indígena que viene siendo discutida en los congresos locales. Un proceso muchas veces sin aparentes conexiones, pero que articulado sienta las bases, hoy, para hacer de México, por la vía rápida, «un país en el que cada vez haya más pobres», según el resbalón fallido que encerró la frase del presidente Fox ante los trabajadores de México el pasado 1o. de mayo.
Los nodos, la línea y el polígono
En torno al istmo de Tehuantepec se articulan varias nociones que tienen que ver con el concepto de región como espacio de arraigo de los pueblos. Lo que remite a comunidad, identidad cultural, formas de tenencia de la tierra, territorios, recursos naturales. Sin embargo, los economistas neoliberales consideran región como sinónimo de espacio productivo, destinado a la generación y consumo de bienes. Lo que se combina, por supuesto, con rentabilidad y acumulación de capital.
El carácter geoestratégico de un istmo deviene de su capacidad de comunicar y/o articular dos espacios o masas de agua. Como explica el antropólogo social Hipólito Rodríguez, subdirector del Ciesas-Golfo, para entender el tipo de «desarrollo» que pretende impulsar el Plan Puebla-Panamá en la zona del istmo de Tehuantepec hay que tomar en cuenta tres nociones básicas: los «puntos» (nodos), la «línea» (frontera) y el «polígono» (espacio físico interno). En el caso referido, los nodos que enlazan las dos masas de agua (océanos Atlántico y Pacífico) son los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz. La línea o vínculo de comunicación interoceánica, que tendrá la función de «imán», puede ser un canal seco o de agua (como en Panamá) o una vía férrea, complementada con una supercarretera.
El espacio interno, ocupado en buena parte del sur-sureste por comunidades indígenas, es a la vez asiento de grandes recursos naturales (minerales, petróleo, gas natural, biodiversidad, pesquerías y una gran potencialidad de recursos hídricos), algunos de ellos de carácter geoestratégico dada su importancia como materia prima para industrias de punta como la aeroespacial y la ingeniería genética. Un dato clave es que en el «polígono» (espacio físico) que comprende la parte mexicana del PPP actúan al menos cuatro grupos armados (EZLN, EPR, ERPI y FARP). Por lo que el megaproyecto tiene implicaciones contrainsurgentes; forma parte de una pinza para liquidar la rebeldía antineoliberal que estalló en 1994 en Chiapas, y que se extendió a Guerrero y Oaxaca después de la matanza de Aguas Blancas.
Variaciones sobre la pobreza
Según tres de los ideólogos del Plan Puebla-Panamá, vinculados el sexenio pasado con la Subsecretaría de Egresos de Hacienda: Enrique Dávila, Georgina Kessel y Santiago Levy, autores del estudio El sur también existe, el atraso social y económico del sureste mexicano se debe, en buena parte, a que la exclusividad del Estado en actividades estratégicas (industrias de hidrocarburos, petroquímica e hidroeléctrica, por ejemplo), sumado a malas políticas estatales (déficit de inversión pública en infraestructura de transporte y red de comunicaciones) y los derechos de propiedad de la tierra (restricciones derivadas del artículo 27 constitucional, vigentes hasta 1994, de poseer o arrendar grandes extensiones de tierra), desalentaron el desarrollo en esa zona del país. De acuerdo con los autores, el reparto agrario quitó incentivos al desarrollo agrícola en una zona apta para monocultivos de plantación (café, azúcar, plátano, palma africana), tipo de agricultura que requiere de grandes extensiones.
El proceso de «desruralización» en curso previsto en el PPP -que supone la integración de las poblaciones expulsadas al mercado de trabajo- encierra además una nueva contrarreforma agraria, ya que busca redefinir los sistemas de propiedad de la tierra, entendido esto como la remoción de los obstáculos para su privatización, en beneficio de los terratenientes y las agroindustrias; lo que a su vez supone, como paso previo, el desmantelamiento y la ruptura de la estructura comunitaria y los derechos de propiedad ejidal y comunal. En forma paralela, los empresarios y el gobierno -bajo presión del presidente George W. Bush- vienen impulsando modificaciones sobre la gestión de los recursos bajo control estatal (petróleo, petroquímica, gas natural, agua, minerales, la biodiversidad agrícola y silvestre en áreas protegidas), lo que explica el renovado énfasis privatizador de Fox en materia energética, incluida su reforma eléctrica de contrabando.
(II parte)
Bajo la propuesta retórica de sacar de la pobreza a los habitantes de la región sur-sureste, el gobierno foxista y las facciones de capital nacional e internacional que lo impulsaron a la Presidencia buscan en realidad, con el Plan Puebla-Panamá, potenciar las aristas depredatorias y parasitarias del actual capitalismo global.
Globalización, como sustituto de imperialismo, es hoy sinónimo de concentración de capital. En realidad lo que la tecnoburocracia foxista y sus titiriteros persiguen es que siga el flujo de bienes naturales baratos para sostener la industria de Estados Unidos, que las tierras y materias primas de la región entren al «mercado globalizado», dominado por los tiburones trasnacionales y sus socios locales. Se trata de una nueva operación de saqueo que se vincula con las privatizaciones, las desregulaciones económicas y ambientales para la inversión extranjera y el llamado «libre comercio», que permitirá el dominio absoluto de las grandes corporaciones trasnacionales sobre los recursos de México, incluida la apropiación intelectual y usufructo de los conocimientos ancestrales de las comunidades indígenas.
Una vez más, esta forma añeja de dominación para la explotación y la acumulación de capital necesita conectar (comunicar) esa zona de importancia geopolítica mediante «corredores multinodales» (redes articuladas de carreteras, ferrocarriles y puertos bajo control privado) para desplazar y enviar a los centros del comercio mundial los contenedores con mercancías (materias primas, cultivos de plantación e invernadero para la exportación, productos ensamblados de las maquiladoras), lo que conlleva otra variable del círculo vicioso de la deuda externa: el país contraerá más deuda condicionada con el BID, el FMI y el BM, con el fin de financiar las obras de infraestructura necesarias para facilitar la extracción intensiva de bienes naturales, lo que a su vez producirá impactos sociales y ambientales irreversibles.
Como en todo proceso de este tipo, que el cientista Hipólito Rodríguez prefiere definir como un proceso de «colonialismo interno» (de acuerdo con Myrdal y Hernández Laos), la idea de explotar «la línea» del Istmo de Tehuantepec —el viejo proyecto Alfa-Omega de José López Portillo, retomado por Ernesto Zedillo como Megaproyecto Transístmico y reformulado hoy como Plan Puebla-Panamá por Fox— desata grandes intereses especulativos en torno de la renta y posesión del suelo, y ejerce presión sobre los habitantes del lugar para que vendan y/o cedan sus tierras, garantizando a la vez el acceso y la explotación de los recursos que hay en ellas. Ese fue, precisamente, uno de los puntos torales de los acuerdos de San Andrés, recuperado por la ley Cocopa, hecho a un lado por la ley indígena (ley Bartlett-Cevallos) que se viene discutiendo en los congresos locales de la Federación, bajo el falaz argumento de que su reconocimiento significaba una suerte de «balcanización» y alentaría el «separatismo».
En la era del desplazamiento de la realidad en nombre de la mercancía, el asunto es de comprensión sencilla. Las grandes obras de infraestructura carretera, represas hidroeléctricas, instalación de gasoductos, construcción de parques industriales y conglomerados petroquímicos y agroindustriales anunciados por Fox y el responsable ejecutivo del Plan Puebla-Panamá (PPP), Florencio Salazar, elevan la renta del suelo dentro del polígono (espacio físico donde está la gente y los recursos), que tendrá como eje «la línea» o frontera que hará las veces de imán, el corredor transístmico de Tehuantepec (con su vía, el ferrocarril o un canal seco) y sus nodos (los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz). La presión de los agentes privados para que la tierra entre al mercado, despierta el interés de los especuladores inmobiliarios, fraccionadores y constructores, e incita a expropiaciones y/o despojos, encubiertos bajo razones de «seguridad nacional» y supuestos planes de «desarrollo» y «combate a la pobreza».
Se trata, en los hechos, de un nuevo intervencionismo estatal, tan vertical y autoritario como el de los viejos gobiernos priístas, ya que no considera los intereses de las poblaciones locales. Ejemplos sobran. En la ruta poblana del PPP, donde ya se aplica el Plan Milenium (negociado por el ex gobernador Bartlett), los campesinos han sido amenazados de que sus tierras serán expropiadas. Igual ocurre con la autopista Oaxaca-Mitla.
¿Magnicidio en Tlacolula?
El levantamiento zapatista y las negociaciones de San Andrés pusieron en el orden del día temas como autonomía, autodeterminación, derechos y cultura indígenas. El responsable del PPP, Florencio Salazar, ha dicho una y otra vez que no se hará nada sin consultar con los lugareños. Pero como siempre, las «consultas» vendrán después que se ejecute el megaplan.
En su tramo oaxaqueño, el PPP prevé la construcción de un tramo carretero entre la ciudad de Oaxaca y Mitla, como parte de la autopista transístmica. Autoridades comunales de la zona que será afectada por la supercarretera se oponen a su construcción porque, alegan, dañará manantiales, caminos y tierras de cultivo, zonas arqueológicas y reservas ecológicas. El gobernador de la entidad, José Murat, ha dicho que «no hay vuelta de hoja», que un grupo de inconformes no puede «frenar» el desarrollo de Oaxaca. Es más, ya amenazó con expropiar las tierras.
La investigadora Irma Jaso asegura que con la construcción de la supercarretera en el Valle de Tlacolula se cometerá un verdadero «magnicidio cultural, biótico e histórico». Según sus estudios de la mitografía del siglo XVI y los códices prehispánicos, en ese valle sagrado zapoteca se comprime el arquetipo mitomorfo que probablemente origina el discurso religioso que fue núcleo fundador de la civilización mesoamericana. Esa zona de 500 kilómetros cuadrados —localizada al sur de la ciudad de Oaxaca y rodeada por los valles de Ocotlán, Ejutla y Miahuatlán— se llama Yóho Péhe (yope), que en zapoteco se traduce como «alma de la tierra». Dice que entre esas montañas metamórficas los lugares hieráticos que las contienen albergan tumbas, petroglifos, santuarios, construcciones antiguas y pinturas rupestres. La región es rica en mantos acuíferos, toda su tierra es fértil, labrable y productiva, con una gran variedad de cactus, plantas para la medicina tradicional y fauna protegida como el venado.
«Todo indica que sobre esa superficie jeroglífica, espejo del universo humano, se produjo una religión de la Tierra», sostiene Jaso. A su juicio, en torno del «alma de la tierra» se despliega toda una narrativa fantástica de carácter colectivo, que propició cultos y rituales alimentados por la «rotación» de los astros sobre los horizontes épicos, legendarios, antropomorfos y zoomorfos. «Todo esto —dice Jaso— puede ser destruido por una autopista de cuatro carriles, bajo la promesa de un desarrollo imaginario, elitista y devastador. De llevarse a cabo la obra se consumará un atentado cultural».
Flexibilidad para la superexplotación
Diseñado por el Banco Mundial y bajo financiamiento condicionado del BID, el actual modelo de «capitalismo popular» foxista tiene como complemento y atractivo clave para el inversionista privado una mano de obra abundante pero no calificada. Esa es una de las ventajas comparativas más socorridas en los documentos oficiales del PPP. Como ha explicado Theotonio dos Santos, en la racionalidad fundamentalista de los neoliberales, el costo del trabajo es una limitante de la inversión. Cuanto más bajo y más disponible sea el trabajo, mejor será para la inversión. A su vez, la articulación de espacios tributarios para el abastecimiento de materias primas, capital y mano de obra barata exhibe una de las fórmulas esenciales del modelo hegemónico vigente, santificada por el TLC: libre tránsito de capitales y mercancías, pero no de personas. En la fórmula de la dominación para la explotación: desregulación/mano de obra barata/acceso a mercados/recursos naturales/ganancias, el trabajador atomizado, desprovisto de su carácter de actor social colectivo y solidario, sirve para producir ganancias que serán transferidas a las casas matrices de las trasnacionales y/o pagar la deuda externa.
En rigor, el «libre mercado» requiere cada vez más de la militarización de las fronteras para impedir el paso a los trabajadores migrantes. Eso se vincula con la «flexibilidad del mercado laboral», componente esencial de todos los programas del Banco Mundial. Es su «reforma» más importante, pese a que reconoce su «mala reputación». En realidad, la «flexibilidad» es un eufemismo que alude a la reducción de los salarios y el despido de los trabajadores. El BM viene exigiendo que se eliminen las barreras a la movilidad laboral y la flexibilidad salarial. Pero como explica Noam Chomsky, eso no quiere decir que los trabajadores puedan ser libres de ir adonde deseen, lo que quiere decir es que pueden ser despedidos libremente de sus trabajos. «Quieren eliminar las barreras para echar a la gente de sus trabajos y conseguir una flexibilidad salarial que significa flexibilidad hacia abajo, no hacia arriba».
Una de las mayores contradicciones de la actual economía mundializada es que la fuerza de trabajo no capacitada no se ha «globalizado». Existen hoy más restricciones para moverse a través de las fronteras nacionales, que en 1913. Con algunas perlas de cuño foxista: la nueva política «humanitaria» de la cancillería calificó como un gran «logro» que la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos utilice balas de goma «pepper launch» (de polvo picante) para disparar a los migrantes que crucen ilegalmente la frontera.
En forma paralela a la militarización de la frontera norte, por Estados Unidos, México sumará ahora otras dos barreras militarizadas para la contención de los migrantes, lo que explica los cursos de contraguerrilla de la Armada y el adiestramiento de cuerpos de elite del Ejército mexicano por los «kaibiles» guatemaltecos. El primer filtro (Plan Sur) se establecerá en la frontera con Belice y Guatemala, y servirá para contener y administrar el flujo de migrantes centro y sudamericanos que utilizan el territorio mexicano como paso hacia Estados Unidos. El segundo se instalará en el corredor transístmico Coatzacoalcos-Salina Cruz, y se usará para interceptar y regular el tránsito de trabajadores mexicanos en su propio país. Se cumplirá así el viejo anhelo de los «tanques pensantes» republicanos, de correr la franja maquiladora de la frontera norte al centro de México. Es decir, el PPP como un arma de contención antiinmigrante, lo que las autoridades de Estados Unidos y México denominan «una migración segura y ordenada» en el marco de «una responsabilidad compartida». Un triple sellamiento para que fluya el «libre comercio», pero no los trabajadores, con México haciéndole el trabajo sucio a Estados Unidos.
Este artículo es una reconstrucción de notas de una conversación que se dio con ocasión de la reunión del Foro Social Mundial en Porto Alegre, en enero del 2001.
El imperialismo no es una etapa, ni siquiera la etapa más alta del capitalismo: desde el comienzo es inherente a la expansión del capitalismo. La conquista imperialista del planeta por los europeos y sus hijos norteamericanos, se realizó en dos fases, y quizás esté entrando en la tercera. La primera fase de esta empresa en desarrollo, se organizó en torno a la conquista de las Américas, dentro del marco del sistema mercantil de la Europa Atlántica de aquella época.
El resultado claro fue la destrucción de las civilizaciones indígenas y la Hispanización /Cristianización o simplemente el genocidio total sobre el que se construyó los EEUU. El racismo fundamental de los colonos Anglo-Sajones explica por qué el modelo se reprodujo en todas partes, en Australia, en Tasmania (el genocidio más completo de la historia), y en Nueva Zelandia. Pues si los católicos españoles actuaban en nombre de la religión que debía ser impuesta a los pueblos conquistados, los protestantes anglo-sajones derivaban de su particular lectura de la Biblia el derecho a eliminar a los «infieles». La infame esclavitud de los negros, que se hizo necesaria tras el exterminio de los indios, se impuso bruscamente para asegurar que las partes útiles del continente pudieran ser explotadas. Nadie hoy día puede dudar de los motivos reales de todos estos horrores, al menos que se ignora su relación íntima con la expansión del capital. Sin embargo, los europeos contemporáneos aceptaron el discurso ideológico que los justificaba-y las voces de protesta como la del Padre Las Casas—no encontraron muchos simpatizantes.
Los desastrosos resultados que produjo este primer capítulo de la expansión capitalista mundial, hizo que más tarde las fuerzas de liberación desafiaran la lógica de su producción. La primera revolución del hemisferio Occidental fue la de los esclavos de Santo Domingo (lo que hoy es Haití) , a fines del siglo XVIII, seguida más de un siglo después por la revolución mexicana de la década de 1910, y cincuenta años después por la revolución Cubana. Y si no cito aquí la famosa «revolución Americana» o las de las colonias de España que la siguieron, es porque éstas sólo transfirieron el poder de decisión de las metrópolis a los colonos de modo que éstos continuaron haciendo lo mismo, persiguiendo los mismos proyectos aún con mayor brutalidad, sólo que sin tener que compartir las ganancias con «la madre patria».
La segunda fase de la devastación imperialista se basó en la revolución industrial y se manifestó en la sujeción colonial de Asia y de África. «Para abrir los mercados»—como el mercado del opio que fue impuesto a los chinos por los puritanos de Inglaterra—y apoderarse de los recursos naturales del globo fueron los motivos reales aquí, como ya todos saben. Pero una vez más, la opinión europea –incluyendo al movimiento obrero de la Segunda Internacional—no ve estas realidades y acepta el nuevo discurso legitimador del capital. En esta ocasión se trató de la famosa «misión civilizadora». Las voces que expresaron el pensamiento más claro de la época fueron las de los burgueses cínicos, como Cecil Rhodes, que apreció la conquista colonial como un antídoto a la revolución social en Inglaterra. Una vez más, las voces de protesta—desde la Comuna de Paris a los bolcheviques—tuvieron poca resonancia.
Esta segunda fase del imperialismo está en el origen del más grande problema con el que se ha enfrentado la humanidad: la inmensa polarización que ha aumentado la desigualdad entre las gentes de una proporción de dos a uno en los alrededores del 1800, a la de 60 a 1 en nuestros días, en donde sólo el 20% de la población mundial queda incluída en los centros que se benefician con el sistema. Al mismo tiempo, esos prodigiosos logros de la civilización capitalista dieron lugar a las más violentas confrontaciones entre los poderes imperialistas que el mundo haya visto. La agresión imperialista otra vez produjo las fuerzas que resistieron ese proyecto: las revoluciones socialistas que ocurrieron en Rusia y en China (de un modo nada de accidental, todas ocurrieron en periferias que eran víctimas de la expansión polarizadora del capitalismo realmente existente) y las revoluciones de liberación nacional. Su victoria dio medio siglo de respiro, tras la Segunda Guerra Mundial, que alimentó la ilusión de que el capitalismo, obligado a ajustarse a las nuevas situaciones, al menos se las había arreglado para llegar a civilizarse.
La cuestión del imperialismo (y tras ésta, su opuesto—la liberación y el desarrollo) han continuado pesando en la historia del capitalismo hasta el presente. Así la victoria de los movimientos de liberación que justo después de la Segunda Guerra Mundial gana la independencia política de naciones de Asia y de Africa, no sólo puso fin al sistema del colonialismo sino que, también, de cierta manera llevó al final de la era de la expansión Europea que había comenzado en 1492. Durante cuatro siglos y medio, desde 1500 a 1950, esa expansión había sido la forma adoptada por el desarrollo del capitalismo histórico, de modo que estos dos aspectos de la misma realidad habían llegado a ser inseparables. Para ser más exactos, el «sistema mundial del 1492» ya había sido roto a finales del siglo XVIII y a comienzos del XIX por la independencia de las América. Pero esta quiebra había sido sólo aparente, ya que la referida independencia se alcanzó, no por los indígenas o los esclavos importados por los colonos (excepto en Haití) sino por los mismos colonos, que intentaron transformar a América en una segunda Europa. La independencia reconquistada por los pueblos de Asia y África buscó un significado diferente.
Las clases dirigentes de los países coloniales de Europa no dejaron de entender que se había dado vuelta una página en la historia. Se dieron cuenta que debían abandonar el punto de vista tradicional de que el crecimiento de su economía capitalista doméstica estaba unido al éxito en la expansión imperial. Era el punto de vista que había sido mantenido no sólo por los poderes coloniales—primordialmente Inglaterra, Francia y Holanda—sino también por los nuevos centros capitalistas formados en el siglo XIX—Alemania, EEUU y Japón. De acuerdo a esto, los conflictos intra-Europeos e internacionales eran primordialmente luchas por las colonias del sistema imperialista de 1492. Se entendía que los EEUU se reservaba para sí los derechos exclusivos sobre todo el nuevo continente.
La construcción de un gran espacio Europeo –desarrollado, rico, que contara con un potencial tecnológico y científico de primera clase, y fuertes tradiciones militares—pareció constituir una sólida alternativa sobre la que se podía basar el nuevo crecimiento de la acumulación capitalista, «sin colonias»—.esto es, sobre la base de un nuevo tipo de globalización, diferente a la del sistema de 1492. El problema que quedaba en pie, era cómo, de qué manera, este nuevo sistema mundial podía diferenciarse del antiguo, si continuaba siendo tan polarizado como el anterior, aún con una nueva base, o si dejara de ser así. Sin duda, esta construcción, que está muy lejos de terminarse, pero que sí está atravesando una crisis que pone en cuestión su significado a largo plazo, sigue siendo una tarea difícil. No se han encontrado todavía fórmulas que hagan posible la reconciliación de las realidades históricas de cada nación, que tanto pesan sobre la formación de una Europa políticamente unida. Agréguese a eso, la visión de cómo este espacio económico y político europeo pueda calzar con el nuevo sistema global, que tampoco está construido, lo hace que todo permanezca ambiguo, para no decir nebuloso. ¿Será este espacio económico el rival del otro gran espacio, el que fue creado en la segunda Europa por los EEUU? De ser así, ¿de qué modo esta rivalidad afectará las relaciones de Europa y de los EEUU con el resto del mundo? ¿O actuarán en concierto? En este caso, ¿los europeos aceptarán participar como socios en esta nueva versión del sistema imperialista de 1492, manteniendo sus opciones políticas en conformidad con Washington? ¿Bajo qué condiciones la construcción de Europa podría ser parte de una globalización que pusiera fin definitivo al sistema de 1492?
Hoy presenciamos el comienzo de una tercera ola de devastación del mundo por una expansión imperialista, apoyada por el colapso del sistema Soviético y de los regímenes nacionalistas populares del Tercer Mundo. Los objetivos del capital dominante siguen siendo los mismos –el control de la expansión de los mercados, el saqueo de los recursos naturales de la tierra, la superexplotación de las reservas de trabajo en la periferia—aún cuando todo esto se persiga bajo condiciones que son nuevas y en muchos respectos muy diferentes de las que caracterizaron la fase precedente del imperialismo. El discurso ideológico diseñado para asegurar el predominio de los pueblos de la tríada central (EEUU.Europa Occidental y Japón), ha sido remozado y ahora se funda en «el derecho a intervenir», que supuestamente se justifica en «la defensa de la democracia», «los derechos de los pueblos» y en el «humanitarismo» . Los ejemplos de duplicidad son tan flagrantes que para Africanos y Asiáticos llega a ser obvio el cinismo con que se usa este lenguaje. La opinión occidental, sin embargo, ha respondido con el mismo entusiasmo como frente a las justificaciones de las primeras fases del imperialismo.
Todavía más: para alcanzar este fin, los EEUU lleva a cabo una estrategia sistemática diseñada para asegurar su absoluta hegemonía mediante una demostración de poder militar que consolida tras él a todos los socios de la Tríada. Desde este punto de vista, la guerra de Kosovo cumplió con una función crucial, obtener la total capitulación de los estados de Europa, que apoyaron la posición americana sobre los nuevos «conceptos estratégicos» adoptados por la OTAN, inmediatamente después de «la victoria» en Yugoslavia en abril23-25, de 1999. En este «nuevo concepto» (referido rudamente al otro lado del Atlántico como «la doctrina Clinton»), la misión de la OTAN queda, para todos los fines prácticos, extendida a toda el Asia y el África ( LOS EE.UU, ya desde la Doctrina Monroe, se reservaba el derecho a intervenir en América), lo que viene a ser una admisión de que la OTAN ya no es una alianza defensiva sino un arma ofensiva de los EEUU. Al mismo tiempo, esta misión es definida en los términos más vagos que se pudiera imaginar, para incluir nuevas «amenazas» (crimen internacional, «terrorismo», el «peligroso» armamento de países que están fuera de la OTAN,etc.), lo que llanamente hace posible justificar casi cualquier agresión que pudiera antojársele a los EEUU. Clinton, no se hizo de rogar para referirse a «estados deshonestos», a los que habría que atacar «preventivamente», sin especificar lo que quería decir por la tal deshonestidad.
Agréguese que la OTAN se libera de toda obligación para actuar sólo bajo un mandato de las Naciones Unidas, que es tratada con un desprecio similar al que mostraron los poderes fascistas con la Liga de las Naciones (hay una asombrosa similitud en los términos utilizados).
La ideología americana es cuidadosa en empacar su mercancía, el proyecto imperialista, en el inefable lenguaje de «la misión histórica de los EEUU». Una tradición heredada desde los comienzos por «los padres fundadores», seguros de su inspiración divina. Los liberales americanos –en el sentido político del término, los que se consideran a «la izquierda» en su sociedad—comparten esta ideología. De acuerdo con esto, presentan la hegemonía americana como necesariamente «benigna», la fuente del progreso en escrúpulos morales y en la práctica democrática, que necesariamente están ahí para dar ventajas a quienes, a sus ojos, no son víctimas de este proyecto, sino sus beneficiarios. La hegemonía Americana, la paz universal, la democracia y el progreso material se juntan como términos inseparables. Por supuesto, la realidad queda en cualquier otra parte.
La increíble extensión en que la opinión pública europea ( y particularmente la opinión de la izquierda, en lugares en donde tiene la mayoría) se ha juntado en torno a este proyecto –la opinión pública en los EEUU es tan ingenua que no plantea ningún problema—es una catástrofe que no dejará de tener consecuencias. Las intensas campañas de los medios, enfocadas hacia regiones hacia donde se dirige la intervención americana, sin duda explica este amplio acuerdo. Pero más allá de eso, la gente en Occidente está persuadida de eso porque los EEUU y los países de la Unión Europea son «democráticos», sus gobiernos son incapaces de tener «malas intenciones», algo que queda reservado solamente a los sangrientos «dictadores» del Oriente. Están tan cegados por esta convicción que olvidan la influencia decisiva de los intereses del capital dominante. Y así, una vez más los pueblos de los países imperialistas se niegan una conciencia clara. Desarrollo y Democracia: los aspectos inseparables de un mismo movimiento. La democracia es uno de los requerimientos absolutos del desarrollo. Pero todavía tenemos que explicar por qué, y bajo qué condiciones, porque es sólo muy recientemente que esta idea ha sido, al parecer, generalmente aceptada. Hasta hace poco el dogma dominante en Occidente, en el Oriente y en el Sur, era que la democracia era un «lujo» que sólo podía llegar cuando «el desarrollo»hubiera solucionado los problemas materiales de la sociedad. Esa fue la doctrina oficial compartida por los círculos dirigentes del mundo capitalista (por los EEUU para justificar su apoyo a los dictadores militares de América Latina, y a los Europeos para justificar sus propios regímenes autocráticos en África); por los estados del Tercer Mundo (en donde el desarrollismo latinoamericano se expresó tan claramente); y por Costa de Marfil, Kenya, Malawi, y muchos otros países que demostraron que los países socialistas no fueron los únicos en gobernarse con partidos únicos; y por los gobernantes del sistema soviético.
Pero ahora, de la noche a la mañana, la proposición se ha invertido en su opuesto. En todas partes, o en casi todas partes, hay un discurso oficial cotidiano acerca de la preocupación por la democracia, la certificación de la democratización, otorgada en debida forma, es una «condición» `para obtener ayuda de las grandes y ricas democracias, etc. La credibilidad de esta retórica es particularmente dudosa cuando el principio de «doble estándar», que es aplicado en perfecto cinismo, de un modo tan liso y llano revela en la práctica la verdadera prioridad dada a otros objetivos no dados a conocer, que los círculos dominantes intentan alcanzar por pura y simple manipulación. Esto no es negar que ciertos movimientos sociales, aunque no todos, realmente pueden tener objetivos democráticos, o que la democracia es realmente la condición del desarrollo.
Democracia es un concepto moderno, en el sentido de que coincide con la misma definición de modernidad –si, como sugiero, entendemos por modernidad la adopción del principio de que los seres humanos individual y colectivamente (esto es, como sociedades) son responsables de su historia. Antes de que formularan tal concepto, los pueblos tuvieron que liberarse de las alineaciones características de las formas de poder que precedieron al capitalismo, fueran estas las alineaciones de la religión o las que tomaban la forma de las «tradiciones» concebidas como permanentes, como hechos transhistóricos. Las expresiones de la modernidad, y de la necesidad de democracia que se implicaba, datan de la Edad de la Ilustración. La modernidad en cuestión es por eso sinónimo de capitalismo, y la democracia que él produjo es limitada como el resto, como lo es el mismo capitalismo. En sus formas históricas burguesas—que son las únicas conocidas y practicadas hasta ahora—se constituye sólo como un «estadio». Ni la modernidad ni la democracia han alcanzado el extremo de su desarrollo potencial. Es por eso que prefiero el término «democratización», que enfatiza el aspecto dinámico de un proceso todavía no terminado, al término «democracia», que refuerza la ilusión de que podemos dar con una fórmula definitiva para él.
El pensamiento social burgués se ha basado desde sus comienzos, desde la Ilustración, en la separación entre los diferentes dominios de la vida social – entre otros, su manejo económico y su manejo político—y la adopción de diferentes principios específicos que se suponen son la expresión de demandas particulares de la «razón» en cada uno de estos dominios. De acuerdo con este punto de vista, la democracia es el principio razonable de la buena administración política. Desde que los hombres (en aquella época, no había ninguna razón para incluir a las mujeres), o , más precisamente, ciertos hombres (aquellos que estaban bien educados o bien acomodados), son razonables, ellos tendrían la responsabilidad de hacer leyes bajo las cuales vivir y de seleccionar, por elección, a aquellas personas que se encargaran de ejecutar tales leyes. Por otra parte, la vida económica, es dirigida por otros principios que también eran concebidos como la expresión de demandas de la «razón» (sinónimo de naturaleza humana): la propiedad privada, el derecho a ser empresario, la competencia en los mercados. Conocemos este grupo de principios como los del capitalismo, que en si mismos nada tienen que ver con los principios de la democracia. Este es el caso especialmente si pensamos la democracia como implicando igualdad —la igualdad de los hombres y las mujeres, por supuesto, pero también la de todos los seres humanos (teniendo en mente que la democracia Americana olvidó a sus esclavos hasta 1865 y olvidó todos los más elementales derechos civiles para sus descendientes hasta 1960), de los propietarios y los no propietarios (nótese que la propiedad privada sólo existe cuando es exclusiva, esto es, cuando hay quienes no tienen nada).
La separación de los dominios políticos y económicos inmediatamente alza la cuestión de la convergencia o divergencia de los resultados de las lógicas específicas que los gobiernan. En otras palabras, ¿podría la «democracia» ( signo taquigráfico que se pone por gobierno de la vida política) y el «mercado» (signo taquigráfico por el gobierno de la actividad económica), ser vistas como convergentes o divergentes? El postulado donde se funda el discurso en uso, y que es elevado al estatus de verdad tan auto-sustentada y evidente que no hay necesidad de discutirla, afirma que los dos términos convergen. La democracia y el mercado supuestamente se engendran recíprocamente, la democracia requiere al mercado y vice-versa. Y nada puede estar más lejos de la verdad, como lo demuestra la historia real.
Los pensadores de la Ilustración eran sin embargo más exigentes que el común de nuestros contemporáneos. Al revés de estos últimos, se preguntaban por qué había convergencia y bajo qué condiciones. Su respuesta a la primera pregunta se inspiraba en su concepto de «Razón», el común denominador de los modos de gobierno intentados para la democracia y el mercado. Si los hombres son razonables, entonces los resultados de sus opciones políticas podían sólo venir a reforzar los resultados producidos por el mercado. Esto, entonces, bajo la condición, obviamente, de que el ejercicio de los derechos democráticos esté reservada a seres provistos de razón, es decir, ciertos hombres –no mujeres, quienes, como sabemos, son guiadas solamente por sus emociones y no por la razón; no, por supuesto, los esclavos, los pobres, y los desposeídos (los proletarios) , que sólo obedecen a sus instintos. La Democracia debe pues basarse en calificaciones de propiedad, y quedar reservada a aquellos que simultáneamente son ciudadanos y empresarios. Entonces, naturalmente, es probable que sus opciones electorales sean siempre, o casi siempre, consistentes con sus intereses como capitalistas. Pero eso al mismo tiempo significa que en su convergencia con la economía, por no decir su subordinación, la política pierde su autonomía. La alineación economicista funciona aquí en plenitud, ocultando este hecho.
La ulterior extensión de los derechos democráticos a otros más allá de los ciudadanos empresarios, no fue el resultado espontáneo del desarrollo capitalista o la expresión de un requisito de tal desarrollo. Muy por el contrario, esos derechos fueron ganados gradualmente por las víctimas del sistema—la clase obrera, y más adelante, las mujeres. Fue el resultado de luchas contra el sistema, y aún si el sistema se las arreglaba para adaptarse a ellas, para «recuperar» sus beneficios, como se dice. ¿Cómo y a qué costo? Esa es la pregunta que debemos hacer aquí.
Esta extensión de los derechos necesariamente revela una contradicción expresada a través del voto democrático entre la voluntad de la mayoría (los explotados por el sistema) y el destino que el mercado tiene reservado para ellos; el sistema corre el riesgo de tornarse inestable, aún explosivo. Al menos, existe el riesgo –y la posibilidad—de que el mercado en cuestión deba someterse a la expresión de los intereses sociales, que no coincide con el máximo de beneficio del capital, al cual el dominio económico da prioridad. En otras palabras, existe el riesgo para algunos (el capital) y la posibilidad para otros (los obreros-ciudadanos) de que el mercado sea regulado en términos diferentes de esos que trabajaban con la estricta lógica unilateral: Eso es posible, por supuesto, y bajo ciertas condiciones llegó a ocurrir, como en el estado de bienestar de la posguerra.
Pero ese no es el único modo posible de apaciguar la divergencia entre la democracia y el mercado. Si la historia concreta produce circunstancias tales que los movimientos de crítica social lleguen a estar fragmentados e impotentes, y que la consecuencia llegue a ser no tener alternativas frente a la ideología dominante, entonces la democracia es vaciada de todo contenido que la lleve hacia el camino del mercado, y puede llegar a ser peligrosa para él. Usted puede votar libremente, de la manera que se le antoje: blanco, azul, verde, rosado o rojo. Haga lo que haga, no surtirá efecto, ya que su destino es resuelto en otra parte, fuera de los recintos del parlamento, en el mercado. La subordinación de la democracia al mercado (y no su convergencia) se refleja en el lenguaje de la política. La palabra «alternancia» (cambiar la cara del poder mientras se sigue haciendo lo mismo) ha reemplazado a la palabra «alternativa» (que significa hacer algo diferente).
Esta alternancia que implica solamente a un remanente insignificante dejado por la regulación del mercado, es en los hechos un signo de que la democracia está en crisis. Debilita la credibilidad y la legitimidad de los procedimientos democráticos y puede rápidamente llevar a un reemplazo de la democracia por un consenso ilusorio basado, por ejemplo, en el chauvinismo religioso o étnico. Desde el comienzo, la tesis de que habría una convergencia «natural» entre la democracia y el mercado contenía el peligro de que llegáramos a este punto. Presupone una sociedad reconciliada consigo misma, una sociedad sin conflicto, como lo sugiere alguna interpretación posmodernista. Pero la evidencia es concluyente en el sentido de que las relaciones del mercado capitalista global han generado aún más grandes desigualdades. La teoría de la convergencia – la noción de que el mercado y la democracia convergen—es hoy puro dogma: una teoría para una política imaginaria. Esta teoría es, en su propio dominio, la contrapartida de la «economía pura», que es la teoría, no del capitalismo realmente existente, sino de una economía imaginaria. Justo como el dogma del fundamentalismo del mercado, en todas partes se adelgaza frente a la realidad, ya no podemos tampoco aceptar la noción popular que hoy se propaga de que la democracia converge con el capitalismo.
Por el contrario, ya estamos con los ojos muy abiertos ante el potencial autoritario latente en el capitalismo. La respuesta del capitalismo al reto presentado por la dialéctica del individuo versus el colectivo (social) contiene, efectivamente, este peligroso potencial.
La contradicción entre el individuo y el colectivo, que es inherente en cualquier sociedad a cualquier nivel de su realidad, fue superada, en todos los sistemas sociales antes de los tiempos modernos, mediante la negación del primer término—esto es, por la domesticación del individuo por la sociedad. El individuo es reconocible sólo, por y a través de su estatus en la familia, el clan, y la sociedad. En la ideología del mundo (capitalista) moderno, los términos de la negación se revierten: la modernidad se declara a si misma en los derechos de los individuos, aún en oposición a la sociedad. En mi opinión, esta reversión es solamente una precondición de la liberación, el comienzo de la liberación. Porque al mismo tiempo libera un potencial para la agresividad permanente en las relaciones entre los individuos. La ideología capitalista expresa esta realidad mediante su ética ambigua: larga vida a la competencia, dejemos que sobreviva el más fuerte. El efecto devastador de tal ideología se contiene a veces por la coexistencia de otros principios éticos, la mayoría de orígenes religiosos o heredados de otras formas sociales más tempranas. Pero dejen caer estas represas, y la ideología unilateral de los derechos del individuo –sea en las versiones popularizadas por De Sade o Nietzsche, o en su versión americana—sólo producirá horror empujada hasta sus límites, autocracia y fascismo suave o duro.
Pienso que Marx subestimó este peligro. Quizás al no preocuparse en desarrollar ilusiones que estimularan las adicciones por el pasado, no habría previsto todo el potencial reaccionario de la ideología burguesa del individuo. Dirigió sus preferencias a la sociedad Americana, en el pretexto de que no sufría de los vestigios del pasado feudal que frenaba el progreso en Europa. Quisiera sugerir, por el contrario, que el pasado de la Europa feudal rinde cuentas de algunas características relativamente positivas en su favor. Baste ver el grado de violencia que domina la vida diaria en los EEUU, que está fuera de toda proporción con lo que ocurre en Europa... ¿podría eso atribuirse a la ausencia de antecedentes pre-modernos en los EEUU? Para ir más lejos, ¿no podríamos atribuir a estos antecedentes –donde existan—un papel positivo en la emergencia de elementos de una ideología pos-capitalista que enfatice valores de generosidad y de solidaridad humana? ¿Su ausencia, no estará reforzando la sumisión al poder dominante de la ideología capitalista? ¿Es mera casualidad que, precisamente, el autoritarismo «blando» (alternándose con fases de autoritarismo duro, como la experiencia del McCartismo podrá hace recordar a todos aquellos que la han borrado de su memoria de la historia reciente) es una de las características permanentes del modelo americano? ¿Es pura casualidad que por esta razón los EEUU provea el modelo de democracia de baja intensidad, al punto que la proporción de gente que se abstiene de votar no se ve en ninguna parte y que —otro hecho que no es accidental—sean precisamente los desheradados los que quedan al margen de las votaciones en masse?
¿De qué modo una síntesis dialéctica más allá del capitalismo pudiera hacer posible reconciliar los derechos del individuo con los de la colectividad? ¿ De qué modo esta posible reconciliación pudiera dar más trasparencia a la vida individual y a la vida de la sociedad? Estas son preguntas que no intentaremos contestar aquí, pero que definitivamente se proponen solas, y que por supuesto son un reto al concepto burgués de democracia e identifican sus límites históricos.
Si, entonces, no hay convergencia, ni menos una convergencia «natural», entre el mercado y la democracia, debemos concluir que el desarrollo –entendido en su sentido corriente de crecimiento económico acelerado a través de la expansión de los mercados ( y hasta ahora ha habido escasamente alguna experiencia de desarrollo de una clase diferente)—¿es compatible con algún grado avanzado de democracia?
No faltan hechos que apoyen esta tesis. Los «éxitos» de Corea, de Taiwán, de Brasil bajo la dictadura militar, y de los populismos nacionalistas en su fase de ascenso (Nasser, Boumadienne, el Irak del Baath, etc.) no se cumplieron por sistemas que tuvieran mucho respeto por la democracia. Más atrás, Alemania y Japón, en la fase en que capturaron el momento, fueron ciertamente menos democráticos que sus rivales Británicos o Franceses. Los experimentos socialistas modernos, fuero escasamente democráticos, y ocasionalmente registraron altos índices de crecimiento. Pero por el otro lado, uno pudo observar que la Italia democrática de la posguerra se modernizaba con una rapidez y una profundidad que el fascismo, con toda su fanfarronería, nunca alcanzó, y que la Europa Occidental, con su socialdemocracia avanzada (el estado de bienestar de la posguerra), experimentó el más prodigioso crecimiento en la historia. Uno puede fortalecer la comparación a favor de la democracia enumerando incontables dictaduras que sólo engendraron estancamiento y aún masas devastadoras de dificultades interconectadas.
¿Podríamos entonces adoptar una posición reservada y relativista, rehusar establecer cualquier clase de relación entre el desarrollo y la democracia, y decir que si son compatibles o no, eso dependería de condiciones concretas específicas? Esa actitud es aceptable si nos contentamos con la definición «ordinaria» de desarrollo, identificado con el crecimiento acelerado dentro del sistema. Pero eso ya no es aceptable, si nosotros atendemos a la segunda de las tres proposiciones establecidas al comienzo de este estudio. Entender que el capitalismo globalizado es por naturaleza polarizador y que ese desenvolvimiento es un concepto crítico, que implica que el desarrollo debe ocurrir dentro del marco de la construcción de una alternativa, la sociedad pos-capitalista. Esa construcción sólo puede ser el producto de la voluntad y de la acción progresiva del pueblo. ¿Hay allí una definición de democracia diferente a lo que está implícito en esa voluntad y en esa acción? Es en este sentido que la democracia es verdaderamente la condición del desarrollo. Pero esta es una proposición que ya no tiene nada que ver con lo que el discurso dominante intenta decir sobre este tema. Nuestra proposición concluye diciendo que en efecto no podrá haber socialismo ( si usamos este término para designar una alternativa poscapitalista mejor) sin democracia, pero también que no puede haber progreso en democratización sin una transformación socialista.
El observador «realista» que estaba esperando esto de mí, no perderá tiempo en señalar que la experiencia del socialismo realmente existente alega en contra de la validez de mi tesis. Verdad. La versión popular del marxismo histórico soviético efectivamente decreta que la abolición de la propiedad privada significa derechamente que ha sido reemplazada por la propiedad social. Ni Marx ni Lenin jamás llegaron a tal simplificación. Para ellos, la abolición de la propiedad privada del capital y de la tierra era sólo el primer acto necesario para iniciar una posible larga evolución hacia la constitución de la propiedad social. La propiedad social llega a ser una realidad sólo desde el momento en que la democratización ha realizado tales poderosos progresos que los ciudadanos-productores han llegado a ser amos de todas las decisiones tomadas a todos los niveles de la vida social, desde el lugar de trabajo a las cumbres del estado. El más optimista de los seres humanos no podría imaginar que este resultado pudiera alcanzarse en cualquier parte del mundo –se trate de los EEUU, de Francia o del Congo—en «unos pocos años», como en los pocos años al final de los cuales se proclamó que en algún lugar o en otro se había completado la construcción del socialismo. Ya que la tarea es nada menos que la construcción de una nueva cultura, que requiere de generaciones sucesivas que gradualmente se transforman a si mismas mediante su propia acción.
El lector captará rápidamente que hay una analogía, y no una contradicción, entre 1) el funcionamiento en el capitalismo histórico, de la relación entre el liberalismo utópico y la dirección pragmática, y 2), el funcionamiento en la sociedad soviética, de la relación entre el discurso ideológico socialista y la dirección real. La ideología socialista en cuestión es la bolchevique que, siguiendo la de la socialdemocracia europea anterior a 1914 (y sin tener ninguna quiebra con ella en este punto fundamental), no criticó la convergencia «natural» de las lógicas entre los diferentes dominios de la vida social y dio un «significado» a la historia sobre una interpretación lineal y fácil de su curso «necesario». Esa era sin duda una manera de leer el Marxismo histórico, pero no era la única manera de leer a Marx (de todos modos, no es la mía). La convergencia es expresada aquí de la misma manera: vista desde el punto de vista impuesto por el dogma, la dirección de la economía por el Plan (substituido por el mercado) obviamente produce una respuesta apropiada a las necesidades. La Democracia sólo puede reforzar las decisiones del Plan, oponérsele es irracional. Pero aquí el socialismo demasiado imaginativo corre en contra de las demandas de la dirección del socialismo realmente existente, que se enfrenta a problemas reales y serios, entre otros, por ejemplo, desarrollar las fuerzas productivas para «capturar el momento». Los poderes en presencia proveen para eso prácticas cínicas que no son ni pueden ser aceptadas. El totalitarismo es común a ambos sistemas y se expresan de la misma manera, mediante la mentira sistemática. Si sus manifestaciones fueron más violentas en la URSS, es porque el retraso que debía superarse era un peso tan grande, mientras el progreso que se realizaba en Occidente tenía confortables cojines en donde descansar ( de ahí el frecuente «totalitarismo light» o blando, como en el caso del consumismo de los períodos de crecimiento fácil).
Abandonar la tesis de la convergencia y aceptar la del conflicto entre las lógicas de los diferentes dominios, es el prerrequisito para interpretar la historia de una manera que potencialmente reconcilie la teoría con la realidad. Pero es también el prerrequisito para diseñar estrategias que hagan posible llevar a cabo acciones efectivas –esto es, realizar progresos en todos los aspectos de la sociedad.
La íntima relación entre el desarrollo social real y la democratización, tan cercana que son inseparables, nada tiene que ver con la cháchara sobre el tema ofrecida por los proponentes de la ideología dominante. Su pensamiento es siempre de segunda clase, confuso, ambiguo, y al final, a pesar de lo que a veces sea aparente, reaccionario. Como consecuencia, llega a ser la herramienta perfecta del poder dominante del capital.
La democracia es necesariamente un concepto universalista, y no puede tolerarse ningún lapsus de esa virtud esencial. Pero el discurso dominante –aún ese que emana de fuerzas que subjetivamente se clasifican como «de izquierda»—da una interpretación sesgada de democracia que al final niega la unidad de la especie humana a favor de «razas», «comunidades», «grupos culturales»,etc. La política de identidad de los Anglo-Sajones, cuya expresión agregada en el «comunitarismo», es un ejemplo sobresaliente de esta negación de la igualdad real de los seres humanos. Desear ingenuamente, aún con las mejores intenciones, formas específicas de «desarrollo comunitario»—que serán reclamadas después, es algo que se produjo por voluntad expresada democráticamente, en comunidades (de las Indias Occidentales en los suburbios de Londres, o entre los Nor Africanos en Francia, o entre los negros de los EEUU, etc)—lo que significa encerrar a los individuos dentro de esas comunidades y encerrar esas comunidades dentro de los límites de hierro de las jerarquías que impone el sistema. Es nada menos que un tipo de apartheid que no es reconocido como tal.
El argumento avanzado por los promotores de este modelo de «desarrollo comunitario» pareciera ser a la vez pragmático («hacer algo por los desposeídos y las víctimas, que se han juntado en estas comunidades») y democrático («las comunidades están dispuestas a afirmarse como tales»). Sin duda una gran cantidad de decires universalistas han sido y siguen siendo pura retórica, que no llama a ninguna estrategia por una acción efectiva que cambie el mundo, la que obviamente significaría considerar formas concretas de lucha contra la opresión sufrida por estos grupos particulares. De acuerdo. Pero la opresión en cuestión no puede ser abolida si al mismo tiempo le imponemos un marco dentro del cual se reproducirá a si misma, aún en formas más suaves.
La vinculación que los miembros de una comunidad oprimida pudieran sentir por su propia cultura de opresión, por mucho que respetemos sus sentimientos en abstracto, es sin embargo el producto de la crisis de la democracia. Es porque la efectividad, la credibilidad, y la legitimidad de la democracia han sido horadadas, que los seres humanos buscan refugio en la ilusión de una identidad particular que los pueda proteger. Entonces nos topamos en la agenda con el culturalismo, esto es, la afirmación de que cada una de estas comunidades (religiosas, étnicas, sexuales, u otras) tiene sus propios valores irreductibles (esto es, valores que no tienen significación universal). El culturalismo, como he dicho antes, no es un complemento de la democracia, una manera de aplicarla concretamente, sino todo lo contrario, una contradicción a ella.
La globalización de las luchas sociales: Condiciones para una reanudación del Desarrollo.
Los escenarios del futuro dependen extensamente de nuestra visión sobre las relaciones entre las fuertes tendencias objetivas y las respuestas que los pueblos, y las fuerzas sociales de que están compuestos, den a los retos que representan esas tendencias. Así pues, hay un elemento de subjetividad, de intuición, que no puede eliminarse. Y eso está bien, ya que significa que el futuro no está programado de antemano, y que el producto de la imaginación inventiva, para usar la fuerte expresión de Castoriadis, tiene su lugar en la historia.
Es especialmente difícil hacer predicciones en un período como el nuestro, cuando todos los mecanismos políticos e ideológicos que gobiernan la conducta de los diversos actores han desaparecido. Cuando llegó a su fin el período de la post-Segunda Guerra Mundial, la estructura de la vida política colapsó. Tradicionalmente las luchas políticas y la vida política se conducían en el contexto de los estados nacionales cuya legitimidad no era cuestionada (la legitimidad de un gobierno podía cuestionarse, pero no la del estado). Detrás y dentro del estado, los partidos políticos, los sindicatos, y unas cuantas grandes instituciones—como las asociaciones nacionales de empleadores y los círculos que los medios llamaban «la clase política».. constituían la estructura básica del sistema en el que los movimientos políticos, las luchas de clases y las corrientes ideológicas venían a expresarse. Pero ahora nos encontramos con que casi en todos los lugares del mundo estas instituciones han perdido en un grado u otro gran parte, sino toda, su legitimidad. La gente «ya no cree en ellas». Así, en su lugar, han surgido «movimientos» de diversa suerte, movimientos centrados en las demandas de los Verdes, o movimientos de las mujeres, movimientos por la democracia o la justicia social, y movimientos de grupos que afirman su identidad como comunidades étnicas o religiosas. Esta nueva vida política es por eso altamente inestable.
Valdría la pena discutir concretamente la relación entre esas demandas y movimientos y la crítica radical de la sociedad (esto es, del capitalismo realmente existente) y de la dirección neoliberal globalizada. Ya que algunos de estos movimientos se juntan –o pueden juntarse—en el rechazo consciente de la sociedad proyectada por los poderes dominantes, otros, al contrario, no se interesan en esto y no hacen nada por oponerse a eso. Algunos movimientos son manipulados y apoyados (por los poderes dominantes, tr.), abierta o encubiertamente, a otros los combaten resueltamente –esa es la regla en la nueva y aún no bien establecida vida política.
Hay una estrategia política global para el gobierno mundial. El objetivo de esta estrategia es producir la más grande fragmentación posible de fuerzas potencialmente hostiles al sistema, apadrinando la atomización de las formas estatales de organización de la sociedad. ¡Que haya tantas y tantos Eslovenias, Chechenias, Kosovos y Kuwaits como sea posible! En conexión con esto, se da la bienvenida la posibilidad de manipular demandas basadas en las identidades separadas. La cuestión de la identidad de la comunidad—étnica, religiosa, o de cualquier otra clase—es por eso uno de los problemas centrales de nuestro tiempo.
El principio democrático básico, que implica el respeto real por la diversidad (nacional, étnica, religiosa, cultural e ideológica), no puede tolerar ninguna excepción. La única manera de sostener la diversidad es mediante la práctica de una genuina democracia. Fallando esto, llega a ser inevitablemente un instrumento que el adversario puede usar (menos a menudo ella) para sus propios fines .Pero a este respecto las diversas izquierdas en la historia a menudo han estado faltando. No siempre, por supuesto, y mucho menos de lo que con frecuencia se dice. Un ejemplo entre otros: la Yugoslavia de Tito fue casi un modelo de coexistencia de nacionalidades, sobre una base de igualdad, pero no ciertamente Rumania! En el Tercer Mundo del período de Bandung, los movimientos de liberación nacional a menudo se las arreglaron para unir a diferentes grupos étnicos y comunidades religiosas contra el enemigo imperialista. Muchas clases dirigentes en la primera generación de los estados africanos, eran realmente trans-étnicas. Pero pocos poderes fueron capaces de administrar la diversidad democráticamente o, cuando se ganaba con ello, de mantenerla. Su débil inclinación por la democracia produjo resultados deplorables tanto en este dominio como en la administración de otros problemas de sus sociedades. Cuando llegó la crisis, las clases dirigentes muy presionadas, y sin poderes para confrontarlos, hasta llegaron a jugar un rol decisivo en el recurso de alguna comunidad étnica particular para separarse, lo que fue usado como un medio para prolongar su «control» de masas. Aún en muchas auténticas democracias burguesas, la diversidad entre las comunidades está lejos de haber sido administrada correctamente. Irlanda del Norte es un claro ejemplo.
El culturalismo ha sido exitoso en la medida en que ha fallado la administración democrática de la diversidad. Por culturalismo quiero significar la afirmación de que las diferencias en cuestión son «primordiales», que debe dárseles a éstas «prioridad» (sobre las diferencias de clase, por ejemplo), e incluso que estas diferencias son «Transhistóricas», esto es, basadas en invariables históricas. (Esto último es a menudo el caso con los culturalismos religiosos, que fácilmente se deslizan hacia el oscurantismo y el fanatismo).
Para salir de este atolladero de las demandas basadas en la identidad, propondría lo que pienso es un criterio esencial. Esos movimientos cuyas demandas están conectadas con la lucha contra la explotación y por una más amplia democracia en cualquier dominio, son progresivos. Por el contrario, esos que se presentan a si mismos, como carentes de un «programa social» (ya que suponen que eso no es importante!)— que se declaran «no hostiles a la globalización» (porque eso tampoco es importante!)—a fortiori esos que se declaran ajenos al concepto de democracia (que acusan de ser un invento Occidental)—son abiertamente reaccionarios y sirven los fines del capital dominante a la perfección. El capital dominante sabe esto, y al caso, apoya sus demandas ( aún cuando la media saca ventajas de su bárbaro contenido para denunciar a los pueblos que son sus víctimas!), usando y manipulando estos movimientos.
La democracia y los derechos de los pueblos, que invocan hoy los mismos representantes del capital dominante, escasamente pueden concebirse salvo como medios políticos de la dirección neoliberal en la crisis contemporánea mundial, como un complemento a los medios económicos. La democracia en cuestión depende de los casos. Lo mismo es verdad con respecto al «buen gobierno», del que también hablan. En adición, porque esto queda enteramente al servicio de las prioridades que imponen las estrategias de EEUU/Tríada, y entonces es también cínicamente usado como instrumento. De ahí la extensa aplicación del doble estándar. Por ejemplo, nada de intervenciones a favor de la democracia en Afganistán o en los países del Golfo Pérsico, así como no se metieron ayer en los caminos de Mobutu, u hoy, en los de Svabimbi, y de muchos otros, mañana. En algunos casos, los derechos de los pueblos son sagrados ( hoy en Kosovo, mañana en Tibet), y en otros casos son olvidados ( en Palestina, el Kurdistán, Chipre, los Serbios de Krajina ,a los que los croatas expulsaron por la fuerza,etc.)
Incluso el terrible genocidio de Rwanda no ocasionó ninguna investigación seria sobre la parte de responsabilidad de los estados que dieron su apoyo diplomático a los gobiernos que lo prepararon abiertamente. Sin duda la abominable conducta de ciertos regímenes facilita la tarea al proveer pretextos que son fáciles de explotar. Pero el silencio cómplice en otros casos le quita toda credibilidad a estos discursos sobre la democracia y los derechos de los pueblos. Uno no puede menos que cumplir con los requerimientos de la lucha por la democracia y el respeto de los pueblos, sin los cuales no hay progreso.
Este es afortunadamente el caso, en esta nueva fase que estamos presenciando de ascenso de las luchas en que está envuelto el pueblo trabajador victima del sistema. Los campesinos sin tierra en Brasil; asalariados y desempleados, en algunos países de Europa; sindicatos que incluyen a la gran mayoría de los que perciben un salario (en Corea del Sur o en Sud África) ; jóvenes y estudiantes que traen consigo a las clases trabajadoras urbanas (como en Indonesia) –y la lista crece cada día. Estas luchas sociales están destinadas a expandirse. Serán seguramente muy pluralistas, lo que es una de las características positivas de nuestro tiempo. Sin duda este pluralismo surge de los resultados acumulados de los llamados «nuevos movimientos sociales»—los movimientos feministas, los movimientos ecologistas, los movimientos democráticos. Por supuesto, tendrán que enfrentar diferentes obstáculos a su desarrollo, dependiendo del tiempo y del lugar.
El problema central aquí es cuál es la relación que se dará entre los conflictos dominantes, por lo que quiero decir los conflictos globales entre diversas clases dominantes –esto es, los estados—cuya posible geometría he tratado de delinear más arriba. ¿Quién vencerá? ¿Las luchas sociales estarán subordinadas, contenidas en el más amplio contexto imperial-global de los conflictos, y por ello, serán controladas por los poderes dominantes, movilizadas para sus propósitos si es que no simplemente manipuladas? ¿O, por el contrario, las luchas sociales ganarán autonomía y forzarán a los poderes a adaptarse a sus demandas?
Samir Amin es director de la Oficina Africana (con sede en Dakkar, Senegal) del Tercer Foro Mundial, una asociación no gubernamental internacional para la investigación y el debate. Es autor de numerosos libros y artículos, incluyendo Spectres of Capitalism, recientemente publicado por Monthly Review Press, 1998).
El 7 de octubre, todo el mundo se enteró de los bombardeos a Afganistán por las fuerzas ‘conjuntas’ de los EEUU y Gran Bretaña. Sin mayores pruebas, esta dupla emprende una lluvia de misiles y bombas de todo tipo sobre un de por sí conflictivo Afganistán como respuesta bélica a los ataques terroristas a los EEUU el pasado 11 de septiembre.
Como es sabido, el pueblo afgano no es ajeno a intervenciones de este tipo. En esta crónica, se intentará reportar sobre la historia reciente de este país asiático, así como su importancia política y geoestratégica.
Ubicado en las montañas del suroeste de Asia, sin acceso al mar, Afganistán es un país que se ha visto sumergido en guerra por décadas. Desde 1979, esta nación vive en permanente conflicto. Naturalmente, el conflicto que vive desde hace más de veinte años tiene sus raíces históricas. Habría que empezar por lo menos desde el principio del siglo XX para mejor comprender la situación actual de este país.
Breve Historia de Afganistán
En 1919, el país obtiene su independencia de Gran Bretaña después de sucesivas revueltas. Pese a la independencia política adquirida por Afganistán, es palpable el vacío político y técnico dejado por los británicos. Inclusive, el joven Rey Zahir Sha y su gobierno ofrecen incentivos a empresas comerciales norteamericanas. Sin embargo, los EEUU, aún no conciente de la importancia estratégica de Afganistán, ve la oferta con suspicacia. De todas formas, la economía nacional se desarrolla bajo la conducción de tecnócratas que invierten en pequeños proyectos industriales, como parte de las políticas de consolidación nacional.
Años más tarde, al comenzar la guerra fría, Afganistán, sin tomar partido (de hecho, mantiene su neutralidad a lo largo de la segunda guerra mundial), goza de la ayuda tanto de los EEUU como de la URSS. No obstante la neutralidad sostenida por Afganistán, la política regional durante la segunda guerra mundial cambia el alineamiento de varios países. Por ejemplo, la entrada de Pakistán al sistema imperial de los Estados Unidos provoca la división de los pashtún (mayor grupo étnico de Afganistán) afganos con los pashtún pakistaníes de modo que el gobierno afgano busca acercarse a Moscú. Por otro lado, los EEUU exige a Afganistán abandonar su política de neutralidad e incorporarse, junto a Pakistán, Irán, Irak y Turquía al Pacto de Bagdad. Ante las presiones norteamericanas, una relación más estrecha con la URSS se vuelve atractiva para el gobierno afgano.
En al ámbito doméstico, aunque durante estos años el Partido Liberal sí funciona, ya para entonces las corrientes conservadoras, influídas por líderes religiosos, apoyan el ascenso del teniente general Mohammad Daud Khan en 1953. En su gestión, el acercamiento con la URSS también se explica por el cansancio de Daud con la actitud estadounidense en cuanto al asunto del Pashtunistán.
Así, la URSS se convierte en el principal socio comercial político y militar de Afganistán, aunque este mantiene una postura neutral a tal grado que toma la resolución en 1954 en la Gran Asamblea: «las necesidades militares y económicas deben tomarse dondequiera que sea posible.»
Con este panorama en materia diplomática, la URSS elige fortalecer sus lazos con Afganistán. Asimismo, grandes proyectos en los sectores de comunicaciones e infraestructura fueron emprendidos por los soviéticos. En el ámbito técnico, muchos soldados y cuadros estatales fueron entrenados bajo la supervisión de instructores soviéticos en Afganistán.
Aunque en este período Daud Khan introdujo una serie de cambios, tales como reformas educativas o la abolición de la costumbre de esconder a las mujeres de la vida pública, el régimen continuaba prácticas represivas y no toleraba la oposición directa. Es más, el acentuado acercamiento con la URSS, el problema del Pashtunistán y el prolongado cierre fronterizo precipitó la caída de Khan en 1963.
Con el nombramiento de un nuevo primer ministro (Muhammad Yusuf), se elabora una nueva constitución con el apoyo de un gabinete conformado por tecnócratas e intelectuales, la cual tuvo los siguientes principios fundamentales: el Islam, la monarquía constitucional y la libertad individual. En este ambiente, se presentaron varios movimientos y partidos políticos no oficiales — desde el fundamentalismo islámico hasta el comunismo pro-soviético. De este modo, la relativa apertura política provocó la polarización social.
A mediados de los años 60, empiezan a acrecentarse movimientos estudiantiles, literatura izquierdista, periódicos como «Khalq» (Masas), «Parcham» (Bandera) y «Shola» (Llama), este último de tendencia maoísta. La convulsión política, incluso entre el Ejecutivo y el Legislativo, causó un estancamiento en el proceso de modernización del país. En este contexto, se da un golpe de Estado al 17 de julio de 1973 y Mohammed Daud Khan (el antiguo primer ministro) asume el poder, apoyado por elementos izquierdistas de las fuerzas armadas (en las cuales muchos elementos militaban en el partido comunista) y miembros de ambos partidos comunistas «Banner» y «Parcham».
Al principio de su nueva gestión, Daud intentó introducir reformas socioeconómicas de corte socialdemócrata. Sin embargo, en años posteriores nombró un nuevo gabinete compuesto por amigos, hijos de amigos, y algunas personas cercanas a la familia real, efectivamente purgando a funcionarios de izquierda. Paralelamente, se unificaron dos principales organizaciones izquierdistas en el nuevo Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA) bajo la dirección de Nur Mohammed Taraki.
Diplomáticamente distanciándose cada vez más de la URSS, Daud busca restablecer relaciones con el mundo musulmán, visitando Kuwait, Egipto y Arabia Saudita en 1978. Internamente, mientras se da este distanciamiento, el PDPA empieza a conspirar. Hafizullah Amín de la facción Khalq y otros miembros de este partido en el ejército (con el apoyo tácito de la Unión Soviética) llevaron a cabo un golpe de Estado. Daud, su familia y principales colaboradores no tuvieron tiempo de abandonar el palacio presidencial y fueron asesinados. Así, la República Democrática de Afganistán surge el 27 de abril de 1978.
Taraki es elegido presidente del Consejo Revolucionario, Primer Ministro, y secretario general del PDPA. En principio, el nuevo gobierno estaba basado en el nacionalismo afgano, los principios islámicos, la justicia socioeconómica y en el no alineamiento en materia de política exterior. En materia social, el régimen intentó llevar a cabo un programa de reformas, entre ellas la igualdad de derechos para mujeres, la eliminación de la usura y la reforma agraria. Este programa, sin embargo, se convirtió en una amenaza a los modelos culturales afganos, de modo que varios sectores de la población se opusieran al régimen del PDPA. Al crecer el descontento y la oposición violenta en las zonas rurales, el gobierno solicita más ayuda militar soviética para tratar de frenar la insurrección. Sin embargo, el conflicto se agudiza. La noche del 24 de diciembre de 1979, el ejercito soviético entra a Afganistán e inicia una invasión bajo el pretexto de responder a un llamado del gobierno afgano para enfrentar a los rebeldes. La cronología que se presenta a continuación da cuenta de los sucesos a lo largo de esta guerra que duró hasta 1992.
Repaso de la Situación actual en Afganistán
En un ambiente destructivo como consecuencia de la guerra, el desarrollo económico y social de esta nación también se estanca.
Para empezar, la economía es fundamentalmente agropecuaria; la exportación más importante es el algodón. En la última década, adquirió mucha importancia la producción de opio, materia prima de la heroína. Muchas veces, la ganancia de este comercio sirvió para financiar al fundamentalismo (con el visto bueno del imperialismo). Por otro lado, Afganistán posee cantidades de recursos mineros. También posee petróleo (reservas más de 200 mil millones de barriles) y gas natural. Claro, la turbulencia política y una fuerza laboral inestable no permiten una industria ampliada — aunque sí hay pequeñas producciones de gas natural, carbón, sal y cromo.
En el terreno político-social, pese a los múltiples esfuerzos por la paz a lo largo de los años 90, mediante actores como la ONU y países vecinos, las facciones involucradas en el conflicto no pudieron llegar a un acuerdo. En medio de este escenario inseguro, los Talibán («estudiantes» en persa) surgen en 1994. De acuerdo con muchos especialistas, los Talibán, afganos y no, son producto de las «madrasas» (escuelas-internado religiosas) financiadas por el régimen saudí. Estas escuelas tenían un objetivo, según Tariq Alí: la producción de fanáticos sin raíces, en nombre de un sombrío islamismo cosmopolita. De hecho, «el credo talibán es una variante ultrasectaria, inspirada en la secta Wahabi que gobierna en Arabia Saudita.»
Así, el grupo armado Talibán aparece en el sur de Afganistán y declara que su meta principal era desarmar a todas las facciones en pugna y crear un gobierno de unidad nacional en Afganistán, en torno al Islam. Esto, en un principio, fue bien recibido pero luego, prácticas como ejecuciones públicas y amputaciones y otras violaciones a los derechos humanos básicos resultaron en un repudio general a nivel internacional. De acuerdo con un informe de Amnistía Internacional sobre Afganistán fechado 1998, decenas de miles de mujeres permanecieron privadas de libertad, varios millares de civiles fueron hechos prisioneros (casi todos fueron torturados o maltratados), decenas de civiles murieron como consecuencia de ataques lanzados indiscriminadamente. Evidentemente, los abusos se generalizaron. No obstante, bien equipados y financiados, los Talibán, pudieron avanzar con relativa facilidad y controlar ciudades importantes. Hasta antes del nuevo ataque emprendido por los EEUU y Gran Bretaña, llegaron a controlar el 90% del territorio nacional.
Ahora, en una guerra que parece que va a durar más de lo pronosticado por los expertos del Pentágono, el sufrimiento del pueblo afgano continúa. Está por verse el resultado de esta guerra, para muchos inventada. No importando la vida de civiles inocentes y reactivando su complejo militar industrial, el imperio, como uno de los objetivos de este conflicto bélico, busca ‘asegurar’ la segunda cuenca petrolera más grande del mundo (después del golfo Pérsico)-- en Afganistán están los oleoductos que surten de energéticos a Europa. Ya no confiables para los intereses geoestratégicos del imperio, los Talibán, como muchos otros ex amigos, son el nuevo enemigo para los EEUU.
Bibliografía:
Ali, Tariq. «Necesitamos una Solución Política, No Militar». (Traducido por Marcel Coderch). Página: http://www.rebelion.org
Fazio, Carlos. «Guerra química y biológica, ‘prioridad’ de los enemigos de EU, prevé comunidad de inteligencia.» La Jornada. 24 de octubre de 2001, p. 8.
Hechos del Siglo XX, Estado Islámico de Afganistán (Historia). Página:
http://www.sigloxx.net/afganistan/datosbasicos/
Informe de Amnistía Internacional Sobre Afganistán (1998).
3 de septiembre de 1939 Afganistán permanece neutral durante la Segunda Guerra Mundial.
4 de noviembre de 1949 Se produce una disputa fronteriza entre Afganistán y Pakistán; en la cual el gobierno afgano pide la autonomía para las tribus fronterizas pasthún de Pakistán. El interés de Afganistán por esta etnia, radica en que los pashtún representan el 40 por ciento de la población afgana.
13 de mayo de 1961 El ministro de Pakistán para Regiones Fronterizas, anuncia que se han producido un choque armado en la frontera afgano-pakistaní, con intervención de aviones pakistaníes que atacaron posiciones militares afganas.
Marzo 1963 Debido a la prolongación del cierre fronterizo con Pakistán, el país cae en una fuerte dependencia de URSS, en relación al comercio y el transporte de mercaderías.
Mayo de 1963 Se reanudan oficialmente las relaciones diplomáticas entre Afganistán y Pakistán.
17 julio 1973 El Rey Zahir -que se encontraba en Italia- es derrocado por un golpe de Estado dirigido por su primo y cuñado, el general Daud Khan, quien se convierte en Presidente y Primer Ministro de la nueva República de Afganistán. El nuevo gobierno cuenta con el apoyo de las fuerzas políticas de izquierda formadas ideológicamente en URSS.
Agosto 1973 Fin de la influencia estadounidense y acercamiento hacia URSS. India y URSS reconocen al nuevo régimen afgano.
12-15 de abril 1977 El Presidente Daud visita Moscú, donde el líder soviético Leonidas Breznev, le reprocha el hecho de permitir la presencia de especialistas occidentales en las provincias del norte de Afganistán, fronterizas con URSS. Al escuchar esto, Daud entra en cólera golpeando la mesa y le dice al líder soviético que " nosotros no estamos aquí para recibir órdenes de nadie. Son los afganos los que deciden a quiénes dejan entrar a su país y por dónde pueden transitar", luego de lo cual abandona la sala. Se dice que es en este incidente donde el Presidente afgano sella su suerte ante los soviéticos.
27 abril 1978 Un golpe de Estado provoca el derrocamiento del régimen. El Presidente Daud es fusilado junto a su familia y algunos colaboradores cercanos; mientras que a otros se les envía a la prisión de Pul-e-Charkhi. Una suerte similar viven líderes militares, religiosos e intelectuales. El Partido Democrático Popular (PDPA, comunista) toma el poder con ayuda del ejército y deroga la Constitución de 1977; proclama la República Democrática de Afganistán y decreta la abolición de la dinastía de Nadir Jan.
20 julio 1978 Se produce el primer levantamiento anticomunista en Nuristán y Kunar.
8 octubre 1978 Se producen las primeras reacciones armadas (por parte de los sectores religiosos) contra el nuevo régimen.
28 noviembre 1978 El régimen afgano decreta la reforma agraria en el país. De esta forma, se busca el apoyo de la gran masa campesina a la cual se le había prometido que mejoraría el estándar de vida.
5 diciembre 1978 Taraki firma en Moscú un tratado de "amistad, cooperación y buenos vecinos" con URSS, por 20 años. Años después se conocería una cláusula que expresaba que ambas partes se consultarían y tomarían las medidas necesarias, cuando su seguridad se viera amenazada. Esta sería el pretexto para justificar la invasión soviética de Afganistán, que se producirá a fines de 1979.
13 febrero 1979 El embajador de Estados Unidos, Adolphs Dubs, es secuestrado por extremistas musulmanes, quienes se toman el Hotel Kabul, adyacente al palacio Presidencial. Un par de horas después, el jefe de la policía secreta del régimen afgano, Hafizullah Amin, ordena a los soldados atacar el recinto sin consultar al personal de seguridad estadounidense de la embajada. El funcionario diplomático resulta muerto en la acción, lo que provoca un quiebre en las relaciones entre Afganistán y Estados Unidos, así como un alivio para el régimen comunista afgano debido a la suspensión de la ayuda militar estadounidense a los guerrilleros musulmanes.
25 febrero 1979 Se agrava la insurrección armada contra el régimen de Kabul. La oposición (que recibe ayuda de Pakistán, Arabia Saudita, China y EE.UU.) intenta unificarse, sin éxito.
Abril 1979 Comenzó a ponerse en marcha un plan de intervención directa del ejército soviético para aplacar la insurrección anticomunista afgana.
24 diciembre 1979 Deterioro del régimen afgano por la intensificación de la oposición armada, lo que provoca que URSS comience a movilizar tropas aerotransportadas hacia la frontera afgano-soviética (norte de Afganistán).
26 diciembre 1979 Carros de transporte blindados y tanques soviéticos aparecen en las principales calles de Kabul.
27 diciembre 1979 El palacio Taj Baig en Darulaman -donde Amin y su familia residen- es tomado por las fuerzas de élite de la KGB y tropas disidentes afganas. Hafizullah Amín y su familia mueren esta misma noche. Paralelamente, Babrak Karmal (del ala pro-soviética y menos dogmática del PDPA) anuncia mediante una transmisión clandestina que se encuentra en Kabul y que ha tomado el poder. Agrega que los soviéticos han intervenido por petición suya para «salvar el país de la oposición armada reaccionaria" y de acuerdo a las claúsulas del tratado firmado entre el ex Presidente Taraki y el líder soviético Breznev.
30 diciembre 1979 Estados Unidos anuncia que en represalia por la invasión soviética de Afganistán, ha suspendido el envío de 17 millones de toneladas de trigo a URSS, así como la exportación de tecnología para la explotación petrolera. Paralelamente, anuncia la reanudación del envío de armas a Pakistán.
2 de enero de 1980 Ante la creciente resistencia guerrillera, URSS se ve obligada a elevar sus efectivos en Afganistán a 85 mil hombres.
13 de enero 1980 Estados Unidos ofrece a Pakistán un plan de ayuda económica y militar, como una forma de contener la amenaza soviética en Afganistán.
14 de enero de 1980 La Asamblea General de la ONU condena la invasión de Afganistán y exige la inmediata, incondicional y total retirada de todas las tropas extranjeras del país.
1 de febrero de 1980 Como consecuencia de la intervención soviética, se produce la unificación parcial de la oposición armada.
octubre de 1980 Egipto duplica la ayuda militar a los rebeldes afganos.
marzo de 1982 A estas altura de la guerra civil, la resistencia armada se divide en 3 grupos principales: el Partido Islámico (integristas musulmanes), el Frente de Liberación Nacional (conservadores moderados) y Llama Eterna (maoístas).
enero de 1983 En el transcurso de este año, el ejército soviético de ocupación alcanza a los 105 mil hombres.
11 de noviembre de 1986 La comisión de Derechos Humanos de la ONU informa que más de 100 aldeas de Afganistán han sido bombardeadas por las fuerzas soviéticas y del gobierno. Entre 10 mil y 20 mil civiles han muerto en los últimos meses.
abril 1998 Luego de varios años de conversaciones realizadas entre el gobierno comunista afgano, los grupos rebeldes, representantes estadounidenses, soviéticos y la ONU; se firma un acuerdo de paz para lograr la retirada soviética, el cese de la ayuda occidental a los rebeldes y un alto al fuego en todo el país.
25 de mayo de 1988 URSS revela que 13.310 soldados soviéticos han muerto y 35.478 han resultado heridos durante los 8 años y medio de combate en Afganistán. Además, 311 han desaparecido en acción. Se inicia oficialmente la retirada soviética.
15 de febrero de 1989 Se completa la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán y terminan más de nueve años de intervención en la guerra civil entre el régimen comunista y los grupos musulmanes rebeldes.
28 de abril de 1992 Funcionarios del gobierno comunista entregan el poder a la Comisión, encabezada por el líder islámico moderado Sibghatullah Mojadidi.
agosto de 1994 En el sur de Afganistán, emergen los Talibanes, una fuerza nacional de estudiantes afganos de teología, refugiados y reclutados en Pakistán; y que parece gozar del apoyo del gobierno de ese país, aunque las autoridades pakistaníes lo han negado en varias ocasiones.
febrero de 1995 Los talibanes llegan al centro del país y ocupan las oficinas del Primer Ministro, Gulbuddin Hekmatyar, quien logra escapar.
marzo-diciembre de 1995 La milicia Talibán bombardea constantemente Kabul, lo que provoca la muerte de muchos civiles. Por ello es que la población -que les aclamaba por sus ideas de restablecer el orden y la moral- empieza a perder la fe en este movimiento.
27 de septiembre de 1996 Los talibanes capturan Kabul y establecen su gobierno en la capital. Su primer acto es ejecutar a Mohammed Najibullah, último presidente comunista del país.
10 agosto 1997 Intensos combates estallan al norte de Kabul entre el ejército Talibán y la alianza de la oposición.
12 agosto 1997 Afganistán, sumido en una prolongada y sangrienta guerra civil, no está en condiciones de atender las necesidades alimenticias de toda su población.
4 de febrero de 1998 En más de 5 mil se calculan los muertos ocasionados por un poderoso terremoto (6,1 grados Richter) que sacudió la remota región nordeste de Afganistán, devastando una zona habitada por unas 60 mil personas.
8 de agosto de 1998 La norteña ciudad de Mazar-i.Sharif, último bastión de la oposición armada- cae en poder de la milicia Talibán, luego de un masivo ataque. Esta victoria pone al alcance de los talibanes (que controlan el 90% del territorio) el triunfo final en la guerra civil de Afganistán.
14 de agosto de 1998 Aunque los talibanes cuentan con el apoyo no declarado de Pakistán, tienen el total rechazo de Irán y de las repúblicas de Tadyikistán y Uzbekistán, naciones con las que comparten mas de mil kilómetros de fronteras.
20 de agosto de 1998 Fuerzas Armadas de Estados Unidos atacan instalaciones "relacionadas con el terrorismo" en Afganistán y Sudán. Estados Unidos informa que los ataques son en respuesta a los atentados contra las embajadas de EE.UU. en Kenya y Tanzania del pasado 7 agosto.
Las Madres de La Plaza de Mayo: Una Lucha Tenaz y Duradera
Las madres de Plaza de Mayo, un poco de su historia.
Las desapariciones forzadas en Argentina comenzaron en el año de 1974 y 1975 con las AAA, al instalarse la dictadura ya había 600 casos y estos comienzan a aumentar fuertemente. Las madres de los primeros desaparecidos habían comenzado a moverse: Ministerio del Interior, Policía, la Iglesia -por supuesto-, partidos políticos, o algunos políticos a quienes se les iba a ver. Las madres de desaparecidos golpeaban todas, individualmente, las mismas puertas sin obtener una respuesta. Entre ellas comienzan a conocerse y, según cuentan fue en la iglesia Stella Maris (iglesia de la Marina), la iglesia del enemigo, donde tuvieron la idea de ir hacia la Plaza de Mayo (frente al Palacio Rosado, la sede del gobierno Argentino) y hacer una carta para pedir audiencia. Esto fue idea de una de ellas, Azucena Villaflor de Vincenti.
Las madres fueron hacia la Plaza de Mayo y si bien ese sábado (30 de abril de 1976) se dieron cuenta de que nadie las veía ni hacía caso, decidieron regresar, un viernes y a la siguiente semana, un jueves
Su idea era que en la Plaza eran todas iguales, no había un escritorio de por medio lo que sí sucedía en algunos organismos encargados de la búsqueda de desaparecidos como la organización Familiares y, entonces al no haber diferencias (todas habían perdido a sus hijos llevados por el sistema), no había distanciamiento entre ellas. La Plaza las agrupó.
Ellas comenzaron a organizarse en la Plaza, sentadas en un banco, no marchaban, no caminaban, estaban ahí, para platicar de su experiencia y organizarse. Las Madres iban a visitar diferentes lugares, el ministerio del interior, el departamento de policía iban casa por casa, buscando a otras madres que quisiesen ir con ellas a la Plaza de Mayo
Comenzaron a reunirse más y más y las acciones comenzaron a surgir: la entrega de una carta, él comenzar a marchar alrededor de la Plaza puesto que al haber estado de sitio la policía no permitía que quedasen como al Principio, sentadas en sus bancos.
El mundo comenzó a conocerlas cuando, durante la visita de algunos norteamericanos como Terence Todman o Cyrus Vance, la policía intentó reprimirlas y ellas respondieron blandiendo pañuelos y gritando fuego cuando se hizo el simulacro de fusilarles, entonces esas fotos le dieron la vuelta al mundo.
El gobierno intentó reprimirles nuevamente cuando participaron en una marcha en Luján y entre los que llevó presos se contaban periodistas y monjas por lo que la gente tanto del mundo como de Argentina se enteró de que los presos políticos en Argentina existían.
Las madres de la Plaza de Mayo tuvieron también infiltradas entre sus filas, una de ellas facilitó el secuestro de dos de ellas, además de algunas monjas y miembros de Familiares, durante la preparación de las llamadas “solicitadas”, sin embargo decidieron seguir y no parar a pesar de ello. La solicitada es publicada en el diario la Nación, de Argentina, y después de esto se da el secuestro de Azucena, una de las madres fundadoras. A pesar de esto y aún con el miedo encima, as Madres siguieron acudiendo a la Plaza pues tenían la esperanza de que pondrían a sus hijos en las cárceles, de que los iban a encontrar en la comisaría, en la cárcel o en el ejército. No creían que la ferocidad, ni la tortura de la Dictadura fuesen tan terribles. Y además de estar en la Plaza, las Madres iban a los lugares de detención a los campos de concentración que después la CONADEP encontró cuando estaban ya vacíos.
Durante el mundial del 78 en Argentina, la represión aumentó, en un intento de silenciamiento la presión del gobierno hacia las Madres de la Plaza de Mayo fue más severa, pero la presencia de periodistas de todo el mundo ayudó a consolidar el movimiento que fue difundido, una vez más, en todo el mundo.
Después del mundial salieron a buscar apoyo al extranjero, a Estados Unidos y Europa, entrevistándose inclusive con el Papa pues una parte importante de su reunión estaba basada en la oración. Buscando apoyo de organismos y gobiernos internacionales.
La represión iba en aumento pero ellas decidieron seguir con su lucha de tipo no-violencia activa: si iba una a la cárcel todas la seguían, si eran soltadas una a una, todas quedaban a esperar a las que faltaban por salir.
En 1979 las Madres de Plaza de Mayo se constituyen en Asociación frente a notario, firmando el acta el día 22 de agosto fecha del fusilamiento de los compañeros de Trelew; ese mismo año se entrevistaron todas ellas con la OEA sin lograr mucho. Fueron expulsadas de la Plaza pero, continuaron trabajando.
Comenzaron a recibir apoyo de organismos no gubernamentales internacionales y en 1980 retoman la Plaza de Mayo afirmando su consigna de “Aparición con vida”.
En 1982 la guerra de las Malvinas las hizo enfrentarse a muchos argentinos que les llamaban antinacionales por seguir asistiendo a la Plaza mientras se libraba la guerra contra Inglaterra, por intentar poner en evidencia las injusticias de un gobierno que había mandado a muchos de los argentinos a luchar contra una potencia mundial. Entonces ellas denunciaron las mentiras de la dictadura y como la guerra de las Malvinas había hecho que se enfrentasen entre los mismos argentinos.
Para 1982, cuando la cifra de desaparecidos por la dictadura en Argentina era ya de 30,000, los partidos políticos, reunidos entonces en las llamadas multipartidarias, eran reacios a reconocer la existencia de los desaparecidos ya que tanto radicales como peronistas habían participado de alguna manera en el gobierno dictatorial.
En 1983 el gobierno constitucional, recién elegido, de Raúl Alfonsín crea la CONADEP, una comisión cuyo fin era investigar sobre el fin de los desaparecidos muchos de los cuales se presumía seguían con vida. Las madres de Plaza de mayo, sin embargo, decidieron no participar con la CONADEP pues decían ellas era firmarle un cheque en blanco al gobierno de Alfonsín.
Dicen las madres de plaza de mayo que la única manera en que se pueden solucionar las cosas es luchando, movilizándose, participando, es accionando con la lucha de la base del pueblo. Que los gobiernos no pueden hacer creer o no pueden decir que los problemas se resuelven jurídicamente mientras ellos atacan violentamente.
En Argentina la Ley de Obediencia Debida y Punto Final, exime la responsabilidad de los militares en las desapariciones que ocurrieron durante la época de la dictadura, sin embargo, las Madres ahora junto con otras organizaciones como HIJOS, siguen buscando que se haga justicia en los casos de desapariciones forzadas hacia sus hijos e inclusive nietos. Las Madres no aceptan que se diga que sus hijos están muertos sin que se sepa quién los mató, sin que se sepa quienes son los responsables y se haga justicia.
Las Madres no aceptan esas leyes y quieren que los que están ahí sigan luchando igual que ellas, no solo que se recuerde a los desaparecidos y que se les quiera a ellas, les interesa que les acompañen y que el pueblo imite a los desaparecidos, que lucharon por su pueblo, para su pueblo y con su pueblo.
Hebe de Bonafini, una de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo dice a todo esto “... las Madres, mientras tengamos vida, mientras tengamos un soplo de aliento, vamos a seguir luchando por la vida de nuestro pueblo. Por nuestro pueblo, para nuestro pueblo, junto a nuestro pueblo, para que alguna vez tengamos la educación popular que nos permita acceder a un gobierno popular que sea realmente el representante de lo que todos queremos, y no como ahora, que sólo estamos votando, que no nos permiten elegir. Algún día tendremos ese gobierno popular que con justicia condenará a los asesinos que tanto horror nos hicieron vivir durante estos años. Nada más..”
2 de octubre no se olvida. Más de 30 años y la lucha sigue. Queremos a los desaparecidos. El nuevo gobierno, el del cambio, tiene en sus manos resolver este asunto y lo relacionado con la Guerra Sucia implementada por el régimen priísta. ¿Quiere? ‘Puede?
8 de octubre de 1967. Asesinato del Comandante guerrillero Ernesto Guevara de la Serna, El Che, a manos del Ejército boliviano. El comandante Che Guevara luchador incansable por la Revolución, por la liberación de los pueblos, no sólo de América sino del Mundo. Recordamos al heroico Comandante en uno más de los aniversarios de su asesinato y con ello refrendamos también nuestra convicción en la lucha por una vida mejor, una vida digna en la que la desigualdad social no sea el pan de cada día.
12 de octubre de 1492, el “Encuentro de 2 Mundos”, encontronazo, que significó uno de los más grandes genocidios de la humanidad. En esta fecha, la resistencia indígena, reivindica una historia de grandeza de los pobladores originales y su derecho a mantener sus formas de organización y costumbres.
19 de octubre, 1999 es detenido, en la Ciudad de México, el Comandante guerrillero Antonio, Jacobo Silva Nogales, miembro del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente, ERPI. 2 años después, en este 2001, es asesinada en su oficina la abogada Digna Ochoa, luchadora incansable en la defensa de los Derechos Humanos en nuestro país.
22 de octubre de 1999, Gloria Arenas Ajís, Coronela Aurora, miembro del ERPI, es detenida en la Ciudad de San Luis Potosí, en su casa. Las fuerzas de “seguridad” informan que su detención se realizó en una casa en Chilpancingo, Guerrero. En Chilpancingo, nuestros compañeros simpatizantes Fernando Gatica Chino y Felicitas Padilla Nava son detenidos en un operativo aparatoso y son torturados en presencia de sus hijos.
Como niños en el desierto,
Con hambre y sed,
Buscando nuestra razón de ser,
Evitando el sol ardiente.
Todavía brilla él.
Aún no encontramos sombra
Y lejos estamos
De dónde pensábamos estar.
Otro día, amanezco,
en medio de una selva,
a los arroyos y los cerros agradezco
por un verdadero paraíso.
¿Qué día es? ¿Dónde estamos?
Ni la brújula nos puede indicar.
Solo sabemos que no estamos solos
si contamos nuestra naturaleza
y nuestro amor radiante.
Si fueras océano, sería yo pez.
O, si queremos, al revés.
Si fuera yo sol, serías una flor.
Imagina cuánta alegría,
imagina cuántas combinaciones.
Caminemos hasta encontrar la nuestra.
Calixto
Flor de Abril
Así fue tu vida, pequeña niña
como los primeros meses del año
de mirar triste y profundo.
Conociste la primavera pero no el verano.
Fuiste como una estrella fugaz
que nació al anochecer
y se perdió al rayar el alba
para nunca más a parecer.
Tu voz tierna y dulce
No se ha de escuchar jamás
pero convertido en el trino de un gorrioncillo
a mi ventana a cantar vendrá.
¿Conociste la vida, tierna primavera?
Si, la tierna de tus padres
el cariño de quienes te conocimos
te acompañarán donde quiera que estés.
Eres y serás la inspiración profunda
de un sueño imposible que no fue realidad
el florecer repentino de una hermosa flor
que marchitó a su paso la tempestad.
Eres y serás la alegría y la tristeza
de tus padres que anonadados hoy están
de tu familia que en su corazón te lleva
y de la vida misma que empezabas a caminar.
Fuiste como la flor de mayo
que en Abril empieza a florecer
dando alegría a la compañía
cuando todo apenas empieza a reverdecer
Hasta pronto estrella fugaz del firmamento
esperanza, ilusión y alegría.
Flor radiante de amor y de ternura
dolor, tristeza por tu partida
hasta siempre y para siempre
flor de mayo que floreció en Abril.
Tu tío
Oh aire puro y risueño
os pediré un favor
que transmita mis palabras
para ser combatiente mejor.
Compañeros y compañeras
los invito a explorar
que tengamos mas conciencia
para poder avanzar.
Compañeros y compañeras
espero que no se sientan mal
que yo me siento a gusto
convivir en unidad.
A todos mis compañeros
los invito a estudiar
que el tiempo que tenemos es corto
no es para estar durmiendo y jugar.
Si al gobierno le sobra el tiempo
a nosotros nos falta mas
pero sí tengamos por seguro
que lo vamos a derrotar.
El gobierno es como una fiera
nos quiere devorar
masacra campesinos inocentes
para poderse alimentar.
Siempre hay que estar alerta
no nos vaya a asustar
aunque no vemos nada
pero debemos despertar.
Olvidemos nuestras casas
nuestro bonito lugar
que nuestros familiares
y parientes nos han de esperar
todo el tiempo que sea necesario
se necesita para triunfar.
Padeciendo dolores de angustia
Por sus queridos que se arriesgan
a luchar
Que no cualquiera se arriesga a andar la vida
Por la humanidad
solo la persona pobre y
humilde que si sabe pensar.
Por una patria libre y soberana
que no hemos vivido jamás
que todos queremos vivirla
como ser humano legal.
Compañeros y compañeras
no quisiera terminar
el tiempo que traigo es limitado
para pasar a otra actividad.
Si me equivoqué al pensar
quisiera que me disculpen
por mi forma de actuar
que yo acepto toda crítica
y así podré avanzar.
ATT. La compañera
A nuestros compas caídos
MILONGA AL FUSILADO
No me pregunten quién soy
ni si me habían conocido,
los sueños que había tenido
seguirán aunque no estoy.
Yo no vivo, pero voy
en lo que andaba soñando
y otros que siguen peleando
harán nacer nuevas rosas
en el nombre de esas cosas
todos me estarán nombrando.
No me recuerden la cara
que fue mi cara de guerra,
mientras hubiera en mi tierra
necesidad de que odiara.
En el cielo que ya aclara
sabrán como era mi frente
me oyó reír poca gente
pero mi risa ignorada
la hallarán en la alborada
del día que se presente,
mi tumba no anden buscando
porque no la encontrarán
mis manos son las que van
en otras manos tirando.
Mi voz la que está nombrando
mi dueño el que sigue entero
y sepan que solo muero
si ustedes van aflojando
porque el que murió peleando
¡Vive en cada compañero!
Dúo los olimareños
COMUNSENTIMINA: REMEDIO CONTRA EL SUEÑO, EL OLVIDO, LA PARANOIA, LA PASIVIDAD Y LA CONFORMIDAD(DOSIS: AL MENOS UNA AL DÍA. SI NOTA UN MEJORAMIENTO, INCREMENTE LA DOSIS. EN CASO DE PERDER O ACABAR PASTILLAS, NOTIFICARSE A SI MISMO Y CREAR PROPIAS. IMPOSIBILIDAD DE SOBREDOSIS. PELIGRO: EN EXCESO PUEDE RESULTAR DAÑINO PARA LA SALUD DE LA OLIGARQUÍA.)
Ayuda Humanitaria
Actualmente, el lenguaje es utilizado en sentido perverso. Humanitarismo significa otra cosa. No sólo se bombardea Afganistán con misiles Tomahawk y otras armas sofisticadas. Los Estados Unidos y Gran Bretaña disponen de otro nuevo tipo de armamento para fines de relaciones públicas. ¿Qué será? ¿La tele? No. ¿Playeras de Rambo? No, tampoco. El arma se llama comida. Es decir, ahora también se llevan a cabo bombardeos humanitarios, o sea costales y costales de alimentos. Así que los niños, mujeres, hombres y ancianos afganos pueden dormir (perdón morir) tranquilamente. Por si resultan víctimas del «daño colateral» de la guerra contra el terrorismo o de las bombas que no discriminan o por otros «errores lamentables», pueden morir con el tanque lleno. Sería como una última cena colectiva.
Los EEUUI
Las Naciones Unidas cambia de nombre. De hecho, se crea una nueva nación: los Estados Unidos por el Imperio. Es cierto, no es tan nueva esta nación ya que ha estado en formación desde el surgimiento del capitalismo pero ahora se consolida. La constitución de este país es una película de vaqueros; su lema es «maximizar ganancias pero también baños de sangre.» Más todavía, el deporte nacional, o internacional si se quiere, de los EEUUI es la cacería de civiles inocentes. El pájaro nacional es el helicóptero Blackhawk. Todos los funcionarios o misioneros de este país parecen estar de acuerdo en casi todo. Hay rumores que lo único problemático es la conformación del ejecutivo. Bush y Fox pelean por el puesto de vice vaquero ya que Rumsfeld ocupa el cargo de vaquero principal. Suerte tienen Bush y Fox porque no existen requisitos; el vice vaquero puede cometer cuantos lapsus brutus quiera.
Un informe informe
Un reportaje que salió recientemente en Proceso Sur (No. 43, 13/10/2001) informó, para nuestra sorpresa, lo siguiente: «Al ERPI... le atribuyen ‘estrechos nexos’ con el grupo extremista Autodefensas Unidas de Colombia». Siempre de acuerdo con el informe, también se nos vincula con el Sendero Luminoso de Perú. De modo que se nos coloco tanto en la extrema izquierda como en la extrema derecha. ¡N’hooombre!. Qué confusión, ¿no? ¿Con las AUC? Al menos nos hubieran vinculado con organizaciones reves, no con paras. Por cierto compas, ¿alguien sabe si los colombianos ya bajaron de la sierra de Guerrero?
Es una lastima que el reportero no tiene acceso a nuestros informes que también contienen algunas cosillas interesantes. Por ejemplo, se sabe que Carlos Abascal es un ateo. Otro dato curioso es que Carlos Slim es comunista como también lo es Paco Gil. Jorge Castañeda, además de ser patriota, mantiene ‘estrechos nexos’ con Al-Qaeda. Por último, y quizá lo más revelador, José Luis Borgues, autor de El Alex, elabora los discursos de Fox.
La columna guerrillera llegaba el día seis de marzo de mil novecientos noventa y siete como a las ocho de la noche a tu pueblo natal, en donde con anterioridad se había organizado una reunión con toda la comunidad, con la finalidad de hacer del conocimiento a todo el pueblo sobre los objetivos de nuestra lucha en contra del actual sistema opresor.
Por primera vez en nuestra historia hacíamos contacto con este pueblo quizá por eso solo asistieron entre 80 y 100 personas entre niños y adultos, lo recuerdo como si fuera ayer. Después de haber escuchado con gran atención e interés al compañero que explicaba las razones de nuestras acciones de propaganda armada en todo el estado de Guerrero. Al preguntar que si estaban de acuerdo con nosotros planteamientos, repentinamente saliste de entre la gente del pueblo ahí reunida y te pasaste a ocupar un lugar a un lado de la columna y desde ahí dirigiste estas palabras al pueblo allí reunido: «Amigos y familiares, creo que ha llegado el momento de luchar nosotros mismos , para nosotros mismos, porque ya no es posible que sigamos aguantando tanta pobreza, tantos atropellos y humillaciones de parte de los guachos y de los judiciales, yo siempre soñé con estar para defender a mi pueblo, pero me di cuenta que las escuelas no se hicieron para que estudien los pobres como nosotros y todos ustedes lo saben muy bien, porque ninguno de este pueblo ha hecho una carrera profesional. Siempre nos ocuparán los que tienen mucho dinero para los trabajos más pesados como los burros y cambio solamente de la comida, porque así le hicieron con nuestros abuelos, con nuestros padres y seguirán con nosotros, con esto quiero decirles que si los compas me aceptan voy a formar parte de la columna, me voy a marchar con ellos, voy a vivir con ellos, voy a luchar con ellos. Solo así estaré realizando mis sueños, luchar por mi pueblo, hacer algo por su libertad. Ojalá que mi integración a la lucha sirva de ejemplo para todo este pueblo y de cualquier forma luche por un futuro mejor.»
Después de estas sencillas palabras, pero con un gran significado para quienes han sufrido en carne propia esta verdad, la gente de la reunión le aplaudió entusiasmada olvidándose por un momento de las medidas de seguridad.
Después de su incorporación a la columna guerrillera, de alguna manera se le dio un viejo y roído uniforme del cual el se sentía muy orgulloso y al mismo tiempo se integraba a las tareas del a misma.
Al Compa Rubén nunca lo vimos triste o abatido, siempre fue activo en todo y en poco tiempo empezó a mostrar sus cualidades políticas y militares. En todo era estrictamente cumplido, por lo que en poco tiempo se ganó la confianza y el respeto de toda la columna.
Demostró gran interés por la lectura y decía «al gobierno le conviene que el pueblo no sepa leer, porque solo así no se da cuenta de las grandes mentiras que siempre nos dice, por eso considero que es muy importante que por lo menos todos los que andamos en la columna sepamos leer y escribir.»
Un día nos contó como su abuelito había luchado al lado del General Emiliano Zapata y que todos los que andaban peleando en ese tiempo no sabían leer y que por eso los engañaron a todos.
A pesar de su corta edad, 17 años, su actitud y comportamiento siempre fue el de una persona mayor. Era honesto, solidario en todo y con todos , en muchas ocasiones cuando un compañero daba muestras de mucho cansancio no dudaba en ayudarlo con su mochila y en los momentos difíciles siempre mostró arrojo y valentía.
En muy pocas ocasiones se le escuchó decir algún chiste, todos sus comentarios giraban en torno a la política, a la lucha, al a disciplina militar, al as medidas de seguridad del a marcha o del campamento.
El cumplimiento de alguna tarea era para él algo sagrado y siempre decía: «todo aquel que no cumpla dentro de la columna no podría considerarse soldado del pueblo, que este ya había sido bastante engañado y que nosotros no debíamos seguirlo engañando.
Días antes de aquel trágico 23 de mayo el compa Rubén había solicitado permiso para visitar a sus familiares desde aquel seis de marzo, deseo que ya no pudo llevar a cabo.
Su solidaridad quedó demostrada hasta el último momento de su vida, al ver que un compañero no podía avanzar rápidamente durante el repliegue, le quitó la mochila para que tuviera mejor movimiento y así pudiera salir. Por eso, el compa Rubén al momento de caer abatido por las balas que le quitaron la vida, llevaba dos mochilas al hombro.
MENSAJE:
Inolvidable compañero Rubén, ya no te encuentras físicamente con nosotros pero tu ejemplo de honestidad, solidaridad, decisión y valentía viven y se acrecientan en cada compañero, compañera y a todo aquel que lucha desde alguna trinchera, sobre todo quienes tuvimos el honor de conocerte y convivir contigo.
A tus padres y a tus hermanos les decimos que para nosotros fuiste y seguirás siendo un gran revolucionario , que pocas familias tienen el honor de que en su seno nazcan hombres de la talla del Compañero Rubén, que a pesar de sufrir su perdida física nos sentimos orgullosos de su ejemplo y valor.
Reciban un abrazo fraternal de quién detrás de estos muros y rejas los saluda y sobre todo los escucha con mucha alegría.
Su visita a este penal rompe con ese cerco informativo que siempre nos imponen las autoridades, es de reconocer el esfuerzo que hacen todos ustedes al informar y denunciar las injusticias de que somos objeto el pueblo en general y los presos políticos en particular.
Vimos ayer, cómo los servidores los servidores de este gobierno intentaron por todos los medios sabotear nuestro derecho a expresarnos, por un lado y por el otro violan el derecho que tengo a la visita, aunque, no nos sorprende, pues seguimos viviendo en un país antidemocrático y represivo.
¿Pero acaso no estamos nosotros para ser posible un mundo mejor? Tenemos la responsabilidad histórica de luchar todos juntos por la justicia y la libertad, reconstruir palmo a palmo nuestros sueños, transformar nuestra realidad en un mundo posible, «un mundo donde quepan muchos mundos».
Muchas veces, quizá los golpes nos tiren, pero la dignidad nos levanta con más ganas de seguir adelante para marchar mano a mano junto a nuestro pueblo, porque podemos olvidar el castigo de la cárcel, pero nuestra memoria impide que olvidemos la represión a nuestro pueblo, la cara cuota que cobraron a luchadores sociales arrebatándoles la vida, tenemos memoria y no estamos dispuestos a olvidar, a pesar del tiempo nuestra esperanza sigue y esto nos hace existir. Somos hombres y mujeres y defenderemos nuestro derecho a existir.
«...Y hay quienes se desmueren y hay quienes se desviven y así entre todos logran lo que era un imposible que todo el mundo sepa que el ser también existe». M. Benedetti
Ericka Zamora Pardo, Cefereso, Chilpancingo, Gro.
2 de Septiembre de 2001
P.D: Gracias,...buenas vibras.
¡Podrán cortarnos las ramas, pero la raíz...
¡jamás!