Al pueblo de México:
Al pueblo de Oaxaca:
Compañeras, compañeros:
«No sé hasta dónde irán los pacificadores en sus
ruidos metálicos de paz
pero hay ciertos corredores de seguros que ya
colocan pólizas contra la pacificación
y hay quienes reclaman la pena del garrote para
los que no quieran ser pacificados
cuando los pacificadores apuntan por supuesto
tiran a pacificar…»
Mario Benedetti, Oda a la pacificación (fragmento).
I. Una lectura política de las elecciones pasadas.
En torno a los recientes resultados electorales de Oaxaca vale la pena hacer un análisis parte por parte de todas las implicaciones resultantes.
1.- Del lado del gobierno oaxaqueño y PRI:
Si a los triunfadores de estas elecciones no les interesa de ningún modo que los votos con los que consiguieron su "victoria" tengan la marca de una vil "compra de conciencias", mucho menos les interesa la cantidad de votos obtenidos. Lo importante para ellos es la "victoria" electoral, lograda como sea. De los más de 868,087 votos emitidos el 5 de agosto, les correspondieron unos 412,798, equivalentes al 47.55% de la elección total. Sin embargo, tal porcentaje se reduce al 17.31% si se toma en cuenta a todos los ciudadanos oaxaqueños con derecho de sufragar. Esto es, si todos los priístas y sus aliados salieron a votar el 5 de agosto significa que en este estado ya no representan ni el 20% de los ciudadanos oaxaqueños, ni una quinta parte.
Pero lo importante es que ganaron, en alianza con el dinero, el terror, la muerte, la calumnia y el PVEM. Ahora tienen un triunfo "legal" que explotarán políticamente hasta donde sea posible, es decir, hasta llegar al uso de la violencia "institucional" en contra de sus opositores. Mas eso no es suficiente para gobernar Oaxaca en santa paz.
Ni al PRI ni al PVEM ni a Ulises Ruiz les importa que el 65% de los ciudadanos oaxaqueños con derecho a votar no hayan ejercido tal prerrogativa, pues las leyes electorales vigentes no ilegalizan un triunfo basado en una ínfima participación ciudadana.
Pareciera entonces que la criminalidad con la que hasta ahora el gobierno oaxaqueño ha respondido a las justas demandas del movimiento social no sólo tiene la impunidad asegurada, sino además un mayor margen de maniobra…
2.- Del lado del movimiento social:
Lo primero que el movimiento social no debe perder de vista es que si el 65% de ciudadanos oaxaqueños se abstuvieron de sufragar por algún partido político no significa necesariamente que esos ciudadanos se vayan a volcar a participar activamente en el movimiento social. Esto último sería un indicativo objetivo de la derrota política no sólo del PRI, sino de todos los partidos políticos, pero eso —pensamos— no es el caso; por lo tanto, el movimiento social no debe hacer ningún tipo de cuentas alegres.
No tanto los porcentajes de abstencionismo, sino el triunfo en sí del PRI y PVEM, sucio e ilegítimo, pero lamentablemente legal, sí representa un perjuicio para el movimiento social. ¿Por qué? Porque los márgenes institucionales —específicamente, los espacios políticos distritales de elección popular— son ahora más reducidos para el movimiento social oaxaqueño. En la práctica, la operatividad política para el movimiento social se delimita cada vez más a la lucha social en sí.
Se puede decir todo lo que se quiera acerca del 65% de abstencionismo en Oaxaca. Se puede decir incluso que la ciudadanía oaxaqueña castigó con su abstención a todos los partidos políticos. Puede ser cierto, pero, como ya lo hemos dicho, eso no significa con seguridad que quien se haya abstenido de votar se vaya a volcar ahora hacia el movimiento social de modo activo. Y mientras eso no suceda el abstencionismo tampoco le sirve mucho al movimiento social.
Aunque en la forma y el fondo de los procesos electorales se encuentra el germen del oportunismo y la exclusión política, aunque están infestados de trampas y procedimientos políticos enajenantes, desempeñan un ejercicio político objetivo y por lo tanto no pueden ser despreciados o ignorados. Eso deben tomarlo en cuenta quienes aconsejan al movimiento social no mirar hacia los procesos electorales so pena de caer en el oportunismo. Mientras no haya un ejercicio político alternativo concreto que le dispute el pueblo a los procesos electorales burgueses, su boicot directo o indirecto sólo estará estrechando aún más las de por sí pocas vías institucionales que tiene a la mano el movimiento social.
No obstante, y esto lo consideramos esencial, el movimiento social oaxaqueño, no sólo el magisterial ni el de la APPO, tuvo un acierto enorme, muy grande e innegable: en general, no se dejó utilizar por el PRD. No se vendió. No aceptó las migajas y el desprecio. Prefirió abstenerse que vender su dignidad. Las elecciones son importantes, sí, pero no se debe permitir el ninguneo del movimiento social por parte de partido político alguno, mucho menos cuando la dirigencia de ese partido político está plagada de una enfermedad que se llama oportunismo crónico.
3.- Del lado del PRD:
El mayor perdedor es sin duda el PRD. En el PRD hay unos que perdieron mucho más, tales son los perredistas de base, muchos de ellos honestos. Hay otros que sólo perdieron un ideal espacio de poder para seguir haciendo sus enjuagues políticos con el PRI y PAN: los Cué, los Jara, los "Reyneles" y muchos otros, todos ellos probados oportunistas. Ellos seguirán viviendo bien, como siempre lo han hecho, como caciques locales.
Cada vez es más evidente que si las bases del PRD no quieren seguir perdiendo la oportunidad de contribuir con honestidad al verdadero cambio del estado de Oaxaca y del país, lo primero que deben hacer es luchar por sacar de su partido a todos esos vividores de la política como son los Carlos Navarrete, convertidos en voceros del PAN dentro del PRD. Porque esos oportunistas del PRD que sólo quieren llegar a acuerdos con la derecha, esos son estafadores políticos del cabo al rabo, y mañana atacarán con la fuerza todo movimiento social que les dispute el poder político real.
Aquella línea de pensamiento que proviene del PRD más ligado a la derecha y que postula evitar cualquier contacto con el movimiento social es nefasta y sus resultados negativos están ya puestos sobre la mesa. Carlos Navarrete, puede decir lo que quiera, pero en la derrota electoral del PRD no puede culpar de nada a la APPO. Lo que gente como él debe reconocer es que el verdadero fracaso del PRD se debió a haber postulado candidatos afines a Ulises Ruiz Ortiz, a otros más sin ningún arraigo popular en los distintos distritos electorales oaxaqueños —haciendo a un lado los candidatos del movimiento social— y a pensar que "en automático" la gente saldría a votar por ese partido como lo hizo en el 2006.
4.- La superposición de los parciales:
El "triunfo" electoral priísta del pasado 5 de agosto es una victoria pírrica por el cinismo y exagerado entramado teatral en que está sostenido; tan fraudulenta fue su "jornada electoral" que dio por resultado un "triunfo desmedido", un triunfo "pasado de tueste" que dejó fuera de los espacios plurinominales a Lizbeth Caña Cadeza y Jorge Franco Vargas, dos de los más fieles integrantes de la "burbuja ulisista". Aún el PRI no acaba de asimilar que esa simulación de elecciones libres le haya resultado "tan favorable". Pero el que en promedio el 65% de los oaxaqueños con derecho a sufragar no haya ejercido ese derecho no significa necesariamente el rechazo al movimiento magisterial y popular; en todo caso significa mucho más la comprobación del descrédito ciudadano hacia todos los partidos políticos de la entidad y que el aval popular para el PRI es reducido. En ese sentido, el abstencionismo, como expresión política, es mucho más afín al movimiento social y magisterial que al PRI y a su asesino gobernador.
Lo único que logrará ese burdo triunfo priísta es agudizar aún más las contradicciones sociales y políticas en Oaxaca. Es casi segura una mayor cerrazón de los priístas. Pero en el análisis político de Oaxaca no debe olvidarse que el Congreso Estatal, con cretinos perredistas o sin ellos, ha jugado un papel casi nulo durante el conflicto. Lo quieran o no el gobierno y el PRI, para el pueblo las calles oaxaqueñas y el boicot en contra de los intereses económicos de la burguesía local, han sido espacios políticos que han resultado muchas veces más eficaces que todos esos foros inútiles en que están convertidos los actuales Parlamentos.
Aunque los priístas se sientan envalentonados, se rían sin placer cabal y se froten las manos, su pobre triunfo seguirá dándose de frente contra un movimiento social que puede tener altos y bajos, pero que, como sea, está y estará presente en Oaxaca. Por ejemplo, las jornadas de lucha magisterial y popular venideras, en septiembre, cuando se retome con mayor fuerza y organización el rechazo a la nueva Ley de ISSSTE, serán claras evidencias de que el gobierno no tiene asegurado el triunfo en esta larga guerra política que se está librando entre un gobierno corrupto, criminal y caciquil, aliado a los peores y más atrasados intereses económicos y políticos a nivel federal, contra un movimiento social legítimo y aún fuerte.
Por lo tanto, la salida, lo más pronto posible, de Ulises Ruiz Ortiz del gobierno oaxaqueño sigue siendo una necesidad apremiante. En el panorama político oaxaqueño se empieza a dibujar la muerte masiva. La planificación de un operativo criminal en Oaxaca en contra de un pueblo indefenso quizá ya ha sido puesta sobre el escritorio de un gobernante loco, fuera de sí, que ya ni siquiera puede dormir en paz. Se nota en sus ojos el amarillo rojizo que rompe, como proyectil de arma de fuego, la piel y los huesos de toda humanidad. Su sonrisa apenas llega a dibujar un pobre rictus. Su esforzada risa es un patético lamento disimulado. Es mucho el odio que guarda ese hombre. El gobernante oaxaqueño es ya un ridículo impotente con ganas de llorar de odio, contenido sólo por la vergüenza del fracaso político. Ulises no ha logrado ganar todas las jugadas políticas en Oaxaca. Su opositor, el pueblo, a pesar de los pesares, le ha resultado un contrincante muy complicado en cada una de las partidas políticas.
Que lo entiendan ya los señores de los gobiernos federal y estatal, no han podido imponerse en Oaxaca. No les queda más que el genocidio, la masacre total. Paradójicamente, en este momento, lo más agudo políticamente es retirar del gobierno estatal a Ulises Ruiz Ortiz, una vulgar ficha en todo el tablero político nacional. No se equivoquen, en este complejo juego de ajedrez político no podrán vencer al movimiento magisterial-popular oaxaqueño, incluso aplicando sus más perversas trampas políticas. Que no les quede duda que este pueblo ha aprendido mucho, que en la lucha social este pueblo ha resultado ser un excelente estudiante, aun descalzo, con hambre, con ropa pobre y poco descanso.
Ni la Sección XXII, ni la APPO ni el movimiento revolucionario armado desaparecerán de Oaxaca. Todos esos movimientos sociales tienen ya un profundo arraigo popular y en ese sentido ya no es posible acabar con ellos. Eso lo hubieran logrado antes, si a Rubén Jaramillo, Arturo Gámiz, al Dr. Pablo Gómez, al Güero Medrano, a Genaro Vázquez, a Lucio Cabañas, etcétera, los hubieran combatido de otro modo, no militarmente. Hoy ya las raíces en el pueblo de Oaxaca son muy grandes y profundas. Acéptenlo, no les queda nada más que optar por la retirada política o por la muerte del pueblo. Evitando la guerra, el pueblo los sigue manteniendo en jaque político.
II. Una premisa fundamental y algunas propuestas.
Cada día que pasa se comprueba lo que dijimos desde nuestros primeros comunicados acerca del caso Oaxaca. Específicamente se ha comprobado que aún no hay condiciones objetivas para una revolución victoriosa ni en Oaxaca ni en México, por la sencilla razón de que las condiciones subjetivas (organizativas, de madurez política, de coordinación político-social-militar, de unidad social y revolucionaria, etcétera), no están dadas todavía.
Eso, sin embargo, no significa de ninguna manera que el movimiento social en su conjunto esté acabado o en crisis. Lo hemos dicho ya varias veces, pero seguiremos diciéndolo cuantas veces sea necesario: lo que está en crisis es el trabajo político y social que no está estructurado u organizado verdaderamente. La lucha "espontánea" de las masas, esa que ayer algunos idolatraban hasta caer en el fetichismo, es lo que ahora está en crisis. Por su parte, las organizaciones, como tales, con su fuerza específica, son las que dentro del movimiento oaxaqueño se mantienen en pie.
La Sección XXII de la CNTE sigue siendo la columna vertebral del movimiento oaxaqueño. Esto ya ha quedado demostrado en las múltiples ocasiones en que la APPO ha actuado de manera aislada.
Si esta premisa esencial no se entiende o no se quiere entender, entonces las conclusiones que se saquen para la continuidad de la lucha no serán las correctas.
Al respecto, de manera respetuosa y con el mejor de los ánimos, nos dirigimos al movimiento social oaxaqueño y nacional para decirles nuestra opinión sobre lo que debe hacerse, sabiendo de antemano que es muy difícil y complejo lograrlo:
1.- Organizar o estructurar eficazmente todo lo que está fragmentado o disperso, poniendo el mayor de los énfasis en la base social, que es donde menos organización hay y donde más difícil es conseguirlo. Por eso la lucha es infinita, un necio muro contra el que los impacientes chocan siempre.
¿Cómo sabemos que estamos organizando eficazmente al pueblo? Por la movilización concreta de las masas, por su nivel de conciencia alcanzado no en el discurso sino en la lucha concreta. Ese es el único parámetro con el que hay que medir el trabajo organizativo. Todo lo demás es una ilusión y una miserable e imperdonable pérdida de tiempo.
En el caso concreto de Oaxaca, los resultados se verán cristalizados cuando la Sección XXII, sin decaer en su fortaleza, no sea ya la única organización en que recaiga el mayor peso del movimiento social. Cuando muchas organizaciones más tengan la fuerza de la Sección XXII entonces arribaremos a una etapa superior de lucha, pero eso conlleva no otra cosa más que trabajo y más trabajo, serio y callado.
2.- Cuidar todo lo ya organizado o estructurado. No debemos arriesgar nuestros colectivos y organizaciones de manera absurda. Menos aún ante un gobierno que ha dado sobradas muestras de criminalidad e impunidad. Debemos evitar al máximo cualquier tipo de represión. Debemos evitar cualquier contacto o roce innecesario con las fuerzas represivas del gobierno. Un repliegue bien hecho no es muestra de cobardía ni de traición, es una muestra de agudeza y responsabilidad políticas. Debemos ser más cautos, inteligentes y menos gritones: no hay que anticiparle al gobierno todo lo planeado. No debemos caer en provocaciones verdaderamente infantiles. Se necesita gente viva que luche permanentemente y no cientos de encarcelados ni lesionados de por vida ni héroes que son pérdidas irreparables para la lucha social. Todo esto implica dejar de caer en el subjetivismo, en el "análisis" apasionado, en el protagonismo por el protagonismo y en la imperdonable inmadurez política.
III. Lucha entre oportunismos.
El problema de la unidad en la Sección XXII y la APPO se encuentra condicionado por los diversos intereses de las corrientes u organizaciones que las conforman. En términos generales podemos decir que en la Sección XXII y la APPO han predominado los intereses de:
1.- Las corrientes u organizaciones más grandes.
2.- Los mayores bloques o alianzas de corrientes u organizaciones.
Esto es políticamente lógico, pues quien tiene más trabajo social, bueno o malo, honesto o deshonesto, es quien tiene el mayor peso político específico.
Ahora bien, de los dos casos enumerados, el segundo caso es el que en general ha predominado durante toda la lucha en Oaxaca. Esos bloques nunca han sido homogéneos. La agenda de la lucha social en Oaxaca ha sido la agenda de las direcciones de esos grandes bloques o alianzas de organizaciones que se han constituido dentro del movimiento magisterial-popular. Quien ha estado dentro del movimiento oaxaqueño, no en la superficie, sabe cuál ha sido exactamente esa agenda. Quien ha seguido el movimiento oaxaqueño desde la TV, desde el periódico, desde la Internet, desde el "activismo" por el "activismo", sin saber realmente a quién beneficia su trabajo como activista, seguramente no conoce cuál ha sido esa agenda. Esa agenda puede ser buena o mala, correcta o incorrecta, revolucionaria o no-revolucionaria, honesta u oportunista, eso no lo juzgamos aquí.
La lucha por asumir la dirección política del movimiento social oaxaqueño se ha verificado, primero, dentro de las instancias organizativas de la Sección XXII y, luego, en las instancias organizativas que se ha dado la APPO. Cuando las "directrices" generales de las corrientes políticas al interior tanto de la Sección XXII como de la APPO han coincido ha sido cuando el movimiento ha mostrado una fuerza mayor. Cuando no ha sido así es cuando han tenido lugar las mayores confrontaciones políticas en el movimiento oaxaqueño.
Los peores desencuentros han ocurrido cuando, quienes teniendo corrientes políticas tanto en la Sección XXII como en la APPO, no han podido sacar avante sus propias directrices. Ha sucedido entonces que, haciendo pasar sus corrientes dentro de la APPO como si fueran la APPO en su totalidad, han boicoteado los acuerdos tomados primeramente en la Sección XXII. Esos han sido los momentos en que tales corrientes han llamado "traidores" y "vendidos" a los dirigentes institucionales de la Sección XXII. No les ha importado si dichos acuerdos han sido tomados democráticamente dentro de la Sección XXII, sólo les ha importado dirigir a como dé lugar el movimiento social oaxaqueño. La dirección de la Sección XXII, entonces, se ha visto incluso obligada a retractarse públicamente de sus acuerdos y a aceptar las "directrices" de esas corrientes políticas. En tales circunstancias, la Sección XXII ha puesto en circulación una muy particular moneda de cambio: el vacío político, no apoyar a la APPO en sus acciones y movilizaciones con contingentes del magisterio. Y entonces las acciones y movilizaciones populares no han sido demostraciones de fuerza y unidad, sino de debilidad y desunión. Esos son hechos que no han pasado inadvertidos para el gobierno, quien los ha explotado magistralmente para afianzar la desunión del movimiento popular-magisterial. Así, pues, la desunión en el movimiento social oaxaqueño se ha debido sobre todo a quienes han querido imponerse a ultranza como dirección política única e indiscutible.
Por otro lado, pero no desligado de lo anterior, no está de más decir algo que consideramos importante. Para esas sucias maniobras ha servido de mucho la manera como se ha estructurado la Asamblea Estatal de la APPO. Por una forma oportunista y demagógica de concebir y ejercer la "democracia" se hizo creer a algunos que todos valían lo mismo en las Asambleas de la APPO. Y a partir de esa trampa, algunos ingenuos u oportunistas, o las dos cosas, quieren hacer valer un colectivo sin ningún trabajo de base social lo mismo que la Sección XXII, organización con 70,000 agremiados. De la ingenua u oportunista incomprensión política de esas contradicciones reales de la "democracia" es de donde provienen algunos lamentos y gritos al cielo de quienes no logran sujetar la Sección XXII o la APPO, o ambas, a sus sueños revolucionarios o "no-revolucionarios".
Y a partir de ahí se ha criticado a algunos dirigentes de ser oportunistas, de no ser verdaderos "dirigentes revolucionarios", de negociar tras bambalinas, debajo de la mesa, mientras otros supuestamente se la pasan todo el tiempo anteponiendo el pecho a la criminal represión.
Se ha criticado a esos mismos dirigentes de traicionar y vender la lucha por mantener con el gobierno mesas de negociación unilaterales, fuera de las negociaciones con la APPO. También se les ha acusado de "stalinistas", de autoritarios, de antidemocráticos, de intolerantes, de mayoriteístas, de perseguir y calumniar a quien no piensan como ellos.
¿Ha habido oportunismo en Oaxaca? Sí; ha habido oportunismo, como lo ha habido también en toda lucha social y hasta en toda lucha revolucionaria.
No ahora sino desde el "inicio" mismo del movimiento oaxaqueño, nosotros denunciamos muchas prácticas oportunistas de parte de algunos dirigentes de las diversas corrientes de pensamiento que existen tanto en la Sección XXII como en la APPO. Ahora aparecen ciertas "denuncias" en contra del oportunismo que nos parecen oportunistas y dichas a destiempo. ¿Por qué? Porque los hechos denunciados no son nuevos y porque quienes ahora los denuncian ayer los callaron, cuando se coordinaban muy bien con los que ahora tildan de "oportunistas" y "autoritarios".
Hoy se dice que algunos dirigentes de la Sección XXII y de la APPO no son verdaderos dirigentes "revolucionarios". Eso es cierto. Pero tal afirmación se vuelve muy frágil cuando quien lo denuncia está subordinado a un movimiento que se ha declarado públicamente como "no-revolucionario". Así de contradictorios son algunos de los denunciantes. ¿Por qué un "no-revolucionario" se martiriza cuando la actuación de un dirigente determinado no es "revolucionaria"? Porque en el fondo está el asunto del Poder Político dentro de la Sección XXII y de la APPO. Claro, el "no-revolucionario" es tan oportunista, tan suplantador de términos, que no reconocerá jamás que está luchando dentro de la Sección XXII y la APPO por el Poder Político, por la dirección política del movimiento magisterial y popular. El oportunista se desplaza entonces de la esfera "política" a la esfera de la "ética" y entonces suplanta el tema del "Poder Político" con el de lo "ético", escenario esquemático y simplista, pero ideal para colocar a Trostky como contrario e inconciliable a Stalin. Finalmente, una más de las aristas de la lucha de clases dentro de la Sección XXII y la APPO: una lucha entre oportunistas, algunos de los cuales, los peores, no tienen la honestidad siquiera de reconocer públicamente que luchan por el Poder Político.
IV. La unidad.
Una vez que las condiciones objetivas estén dadas, cuando el pueblo trabajador de verdad ya no soporte vivir en toda esta suciedad capitalista, cuando esté dispuesto a luchar hasta la muerte por cambiar todo este estado injusto de cosas, cuando busque en masa su integración en las organizaciones revolucionarias, y cuando las organizaciones revolucionarias estén listas para recibirlas en masa, educarlas política y militarmente, y organizarlas debidamente, será entonces que, ahora sí, las condiciones subjetivas estén dadas para la victoria del Trabajo sobre el Capital.
Lo importante es que la unidad no se logra por decreto ni por mera voluntad. La unidad es producto de un largo proceso de desuniones, descoordinaciones, sinsabores, tragedias y derrotas. He ahí todo lo que tendremos que pasar para lograr la unidad. La unidad es resultado del desarrollo progresivo de las condiciones subjetivas para la lucha En ese sentido, la unidad no se logrará sin la continuación conciente de la lucha. Por lo tanto, más palabras no merece el tema de la unidad, la cual es una cuestión que se verifica en los hechos y por los hechos, y no sólo por el discurso.
Oaxaca de Juárez, a 16 de agosto de 2007.
¡Por la Revolución Socialista y la Liberación Nacional!
¡La Lucha Popular Revolucionaria!
¡Patria Libre!
¡Y Socialista!