La Agencia Bolivariana de Prensa, ABP, ante la noticia procedente de Bogotá sobre la interceptación y captura de las pruebas de supervivencia de los prisioneros de guerra que iban con destino al Presidente, Hugo Chávez, entrevista sobre el particular a Iván Márquez (IM), integrante del Secretariado de las FARC.
ABP.- Iván, ¿Cuáles son las consecuencias inmediatas de la interceptación de las pruebas de supervivencia y la captura de los emisarios humanitarios que las portaban, por parte de las autoridades colombianas ayer en Bogotá?
IM.- Esta es otra puñalada trapera de Uribe a la esperanza que todos habíamos cifrado en la gestión humanitaria por el canje. Las pruebas tenían como destino al Presidente Chávez, y el gobierno colombiano lo sabía. Ese fue uno de los compromisos surgidos en Miraflores como paso previo a la necesaria entrevista Chávez-Marulanda en el Yarí, que con toda seguridad iba a encontrar fórmulas de solución definitiva al drama humanitario de los prisioneros en poder de las partes contendientes. Uribe es un saboteador desalmado, capaz de las peores perversidades, y seguramente calculaba que con esa acción reversaba a cero las gestiones del Presidente Chávez y la senadora Córdoba. Es ladino y cruel como su mentor Santander, por eso no tiene reparo en detener y encausar jurídicamente a las personas que estaban cumpliendo tan importante como invaluable misión humanitaria.
ABP.- ¿Cómo afecta esta acción del Presidente Uribe el aporte de la pruebas de supervivencia de los prisioneros restantes?
IM.- La insensatez de Bogotá obligará a tomar drásticas medidas porque las FARC no pueden correr y asumir gratuitamente el riesgo que le sean detenidos otros emisarios. Lamentamos profundamente que la totalidad de los familiares no puedan recibir, como era nuestro deseo las pruebas de vida de sus seres queridos en esta navidad. Esto nos reafirma en la certeza de que Uribe es un saboteador. Con un Uribe actuando de esa manera nunca habrá canje. Será necesario un nuevo gobierno que tenga fibras de humanidad para poder concretar el anhelado intercambio, y no solamente, sino que permita encaminar al país hacia la paz con justicia social. Aquí Uribe está repitiendo lo que hizo con Simón Trinidad.
ABP.- El Presidente Uribe ha puesto como condición para hablar de canje humanitario que las FARC no jueguen ningún protagonismo político en el mismo. ¿Qué opinión le merece esa extraña determinación?
IM.- Cómo no van a ser protagonistas de primer orden las FARC si son una de las partes contendientes. No seremos interlocutores mudos ante nadie, ni convidados de piedra en un asunto que se resuelve es con nosotros. Las FARC en consecuencia jamás aparecerán en el proceso de canje humanitario con una mordaza como pretende el Presidente Uribe. Eso lo entiende todo el mundo. Lo que pasa es que Uribe no cesa de obstruir cualquier esfuerzo en esa dirección interponiendo palos a la rueda de este proceso. Ya lo había hecho con sus descabellados inamovibles, como ese de pretender en forma delirante que una de las partes entregue los prisioneros en su poder mientras la otra no recibe a los suyos. Eso no es canje en ninguna parte.
ABP.- El gobierno de Bogotá ha sugerido la posibilidad de reemplazar la mediación del presidente Chávez por otra asumida por el Presidente Sarkozy de Francia, ¿Qué opina al respecto?
IM.- Si no es Chávez, entonces, ¿quién? Lo que Uribe ha hecho es un daño irreparable. El Presidente Chávez estaba consultando todos los pasos con el gobierno de Colombia e informando oportunamente al Presidente Sarkozy, quien, según trascendió, estaba dispuesto a acompañar a Chávez en su entrevista con el comandante Marulanda en el Yarí. Esa era la fórmula de la esperanza. Chávez estaba en sintonía perfecta con las dos partes, pero el Palacio de Nariño le pagó con una patada cuando estaba a punto de lograr en pocos días lo que Uribe no pudo en más de 5 años con sus arrebatos guerreristas. El Presidente Sarkozy puede jugar un rol trascendental para que el proceso del canje retome el curso inicial que con Chávez estaba arrojando los mejores resultados. Quién sabe si podrá hacerlo.