¡Voluntarios,
por la vida, por los buenos, matad
a la muerte, matad a los malos!
¡Hacedlo por la libertad de todos,
del explotado, del explotador,
por la paz indolora -la sospecho
cuando duermo al pie de mi frente
y más cuando circulo dando voces-
y hacedlo, voy diciendo,
por el analfabeto a quien escribo,
por el genio descalzo y su cordero,
por los camaradas caídos,
sus cenizas abrazadas al cadáver de un camino!
Cesar Vallejo.
Compañeros del secretariado de las FARC-EP; esta es una de esas comunicaciones que nos duele redactar. Vuela últimamente la noticia que da cuenta de la supuesta muerte de Raúl Reyes, de nuestro gigante hermano latinoamericano. Dicen pues, en resumen, que habrían matado a Raúl. No lo creemos y no lo creeremos jamás.
Raúl es y será siempre la esperanza indomable de un pueblo. Y esta no puede ser acribillada por una bala, ni por un bombardeo. Raúl es y será la dulce furia de una sociedad que aspira a vivir con justicia y en paz. Raúl es Colombia y su palpitar; es y será el vigoroso pulmón en la larga marcha de todo un pueblo constructor de un sueño tan mágico, como realizable.
Hombres como Raúl, crecen y se agigantan tanto que no viven ya, ni se les puede rastrear solamente en un cuerpo. La oligarquía Colombiana tendrá que seguir persiguiéndolo.
¡Camaradas! Honor a Raúl. Honor a los caídos con el y junto a el. Es decir, abrazados al sueño de la nueva Colombia. Y esa nueva Colombia es y será el fruto de un doloroso parto. Uribe ha quedado solo en el contexto latinoamericano. Acompañado tristemente por el triste de Alan García. Un nuevo panorama político se vislumbra en nuestra América. Ha vencido Raúl.
El MRTA, inclina sus banderas frente a la vida del comandante Raúl Reyes, “voluntario por la vida” como diría nuestro Cesar Vallejo. Sindicalista el, como nuestro Néstor Cerpa. Inmortales ambos. En esta carta reciban cada uno de ustedes, miembros del secretariado, guerrilleras y guerrilleros farianos, el saludo y el abrazo de sus hermanos y compañeros Tupacamaristas. Cuando un revolucionario muere, ¡nunca muere!
No ha muerto Raúl. Han desatado sus sueños. Los mismos que ahora, galopan rebeldes por las hermosas –y algún día totalmente libres- tierras colombianas y latinoamericanas.
LOS QUE MUEREN POR LA VIDA, NO PUEDEN LLAMARSE MUERTOS
CUANDO UN REVOLUCIONARIO MUERE, NUNCA MUERE
¡CON LAS MASAS Y LAS ARMAS… PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS!