A continuación ofrecemos una versión del documento “¿POR QUÉ LA LIBERACIÓN DE VENEZUELA?”, escrito por el comandante guerrillero venezolano Fabricio Ojeda y en el cual se recogen interesantes aspectos de la lucha que libra el pueblo venezolano, sus antecedentes y el grado actual de desarrollo. La versión de dicho documento ha sido hecha por nuestro compañero de redacción, Enrique Mesa.
El comandante Fabricio Ojeda, quien preside el Frente de Liberación Nacional de Venezuela en los estados de Lara, Portuguesa, Barinas y Trujillo, ha hecho un pormenorizado análisis de las causas que han conducido al pueblo hermano a lanzarse a la lucha armada para lograr su definitiva liberación.
En este trabajo del comandante Fabricio Ojeda plantea que “Venezuela es hoy un país en proceso de transformación total. Las fuerzas revolucionarias de vanguardia se han trazado nuevas metas, nuevos objetivos, y a la lucha por los derechos democráticos se ha adicionado un elemento sustancial: la liquidación de la dependencia imperialista y la explotación semi feudal en nuestros campos”.
Democracia formal
En el documento en cuestión, señala el dirigente guerrillero que “las clases dominantes y el imperialismo –su factor principal-, suelen permitir a los pueblos bajo su opresión aquellos procedimientos que apenas inciden en el aspecto superficial del llamado sistema democrático. Mientras los grupos políticos procuren meramente modificar determinados factores que no toquen la esencia misma del régimen económico social de dependencia, mientras estos grupos no representen ninguna amenaza para contra la dominación imperialista, feudal y oligárquica, se les concede beligerancia legal que les permite dirimir sus diferencias bajo el amparo de los “derechos del sistema democrático”.
Completando esta parte de su enjuiciamiento Fabricio Ojeda apunta que “cuando la lucha de liberación propone cambios dentro de las estructuras económicas y sociales para transformarlas, cuando se va a lo profundo del problema y se combate por erradicar las causas de la explotación y convertir la democracia formal en un régimen democrático real y efectivo, sin injusticias ni privilegios, entonces la violencia del Estado, el poderío represivo del imperialismo, la dictadura, en una palabra, se hace sentir con toda su fuerza. Los ciudadanos y grupos que actúan bajo la nueva orientación política son colocados “fuera de la ley”, perseguidos, humillados y encarcelados. Las clases opresoras prescinden de las formalidades y aparecen en toda su desnudez; los derechos “democráticos” desaparecen y ceden paso a la dictadura de la clase que se ejerce a nombre de la democracia y el derecho”.
Alternativa ineludible
Tras una breve síntesis de hechos que fueron proporcionado el acercamiento de la lucha popular como consecuencia de la política de traición nacional seguida por los gobernantes de turno y el agravamiento de los problemas sociales en el país, el hecho mismo “de que Venezuela sea un país dependiente, donde el imperialismo aplica un régimen neocolonial, plantea históricamente a los sectores patrióticos una alternativa ineludible: LA LIBERACIÓN NACIONAL”.
“Hasta ahora –agrega Fabricio Ojeda-, el proceso político se había caracterizado en nuestro país, como en la mayoría de las naciones latinoamericanas, por la lucha contra la camarilla gobernante. Se creía que un cambio en el equipo de gobierno podía llevar al establecimiento de un régimen democrático el cual sería a la vez un instrumento para la transformación económica y social. La democracia representativa tenía vigencia en cada alternativa de la lucha contra las dictaduras tradicionales. En Venezuela, a un relámpago democrático, ha seguido una prolongada tempestad de represión; cuando las masa populares han querido sacudirse y romper las coyundas que las asfixian, la espada ha caído inmisericordemente contra sus atormentadas espaldas...” Además, “la llamada democracia representativa no ha sido otra cosa que la dictadura de las clases poderosas, ejercida bajo una serie de normas dictadas por esa mismas clases para su propio beneficio y su utilización en resguardo de sus grandes intereses económicos y políticos”.
Opresión imperialista
Gran parte del trabajo de Fabricio Ojeda está dedicado a la denuncia del sistema imperialista como causante de los males que sufre Venezuela.
“No hay ningún problema –dice en una parte del documento-, por más nimio que parezca, donde no se observen las manos del imperialismo. El subdesarrollo económico, el desempleo la carestía de la vida, la falta de viviendas, el bajo nivel educacional, la carencia de la asistencia médica adecuada, en fin, los innumerables males que agravan la existencia de nuestro pueblo, tienen su origen en la explotación imperialista y feudal de las fuentes de riquezas nacionales”.
Y agrega: “Los millones de bolívares que año tras año franquean las fronteras venezolanas por concepto de utilidades que exportan los monopolios extranjeros, podrían muy bien ser utilizados para el progreso patrio. Venezuela tiene suficiente riquezas para ser una nación de economía, con un elevado nivel de vida para las clases trabajadoras. Aquí no hay lugar para la miseria, el hambre y la incultura. Utilizando solamente los recursos provenientes del petróleo y del hierro podrían borrarse de la faz de nuestro suelo todos los males y penurias. Serían miles de millones de bolívares que cada año, en vez de ir a parar a los bolsillos de unos pocos, podrían convertirse en fábricas, escuelas, hospitales, viviendas, carreteras, fundos agropecuarios, universidades, liceos, institutos tecnológicos, etc., lo cual significaría un vuelco en la actual situación venezolana. Ninguna cabe sobre el peculiar”
Consecuencia del sistema
Al ofrecer un cuadro de la actual situación económica y social de Venezuela, viene a la mente la situación de todos los pueblos hermanos del continente. Dice Fabricio Ojeda al respecto:
“En Venezuela miles de niños mueren cada día a consecuencia de enfermedades curables; miles de hombres y mujeres en plena juventud a causa de la desnutrición; millares de inteligencias se pierden para la vida en medio de la ignorancia y del analfabetismo; centenares de miles de campesinos están al margen de la ciudad en busca de empleo y mejor estado de vida; la mayoría de nuestra población está subalimentada y se debate bajo el peso de grandes problemas sociales cuya solución se posterga indefinidamente; la industria nacional solo produce la mitad de su capacidad instalada; la agricultura y la cría permanecen retrasadas y en crisis; el comercio no importador y detallista sufre el peso de la competencia; los trabajadores perciben salarios de hambre; la juventud carece de centros educacionales suficientes para su formación cultural y profesional...”
Luego como solución a estos males, propone: “Pensemos seriamente en estos miles de vidas que se pierden, en aquellas que caducan prematuramente y veremos como la liberación –con todos los riesgos y sacrificios que cuesta conquistarla-, se hace ineludible. La experiencia de otros pueblos y la del nuestro mismo demuestra que sin liberación de la explotación imperialista, que sin rescatar para el pueblo las riquezas explotadas por los monopolios extranjeros y sin una justa distribución de la tenencia de la tierra y los recursos económicos, nada puede hacerse realmente para resolver, los ingentes problemas que agobian a la nación y al pueblo: Si se quiere ahorrar vidas y sacrificios a las clases humildes ya al país, no se puede vacilar en el camino de la liberación antiimperialista”.
Y agrega: “No es posible detenerse a pensar que una lucha de esta magnitud puede ser semillero de victimas, fuente de grandes sacrificios. Ninguna empresa histórica como la que Venezuela tiene planteada puede ser construida sin pérdidas de vidas. Desgraciadamente ello es así: lo impone la violencia bestial de quienes no aflojan voluntariamente sus presas. Pero esta pérdida de vidas no se podrá evitar, ni siquiera sentándose a esperar que un ángel milagroso resuelva beatíficamente nuestros grandes problemas. Tal espera serviría solamente para que los años transcurriesen en forma indefinida y prolongar en el tiempo sus efectos: que centenares de miles de hombres, mujeres y niños continúen cayendo acribillados por el hambre las enfermedades y la miseria”.
La liberación es inexorable
Luego proclama: “la liberación del pueblo venezolano es inexorable: tarde o temprano habrá que enfrentarse con mayor decisión a esta alternativa : mientras más se retarde el incremento de la lucha para conquistarla, mayor será el número de víctimas a causa de nuestra situación de muerte y represión, en el cual nosotros quisiéramos sinceramente –lo hemos demostrado hasta la sociedad-, que en la lucha por liberación nacional no cayera un solo muerto –ya han caído bastante-, ni una sola persona fuera privada de su libertad. Mas ello no depende de nuestra voluntad. Los muertos y los presos, son muertos y presos del imperialismo, de las clases opresoras –como los niños que mueren diariamente sin asistencia-, que jamás permitirán a los pueblos lograr su felicidad y bienestar a través de la pacifica autodeterminación. Es un axioma, al menos para los países coloniales, neocoloniales o dependientes, que el imperialismo amenazado reacciona cada vez más agresivo y sanguinario y que al ver en peligro sus intereses, su dominación política y económica, apela a todas sus fuerzas para tratar de conjurarlo.
La invasión a Santo Domingo y la reciente resolución de la Cámara de Representante de los Estados Unidos de Norteamérica es buena prueba de ello”.
Al definir las posiciones de las guerrillas venezolanas al respecto, dice Fabricio Ojeda: “No somos cultores de la guerra. Amamos la paz tanto como amamos la vida. Pero una paz garantizada por la dominación imperialista, una paz producto de la explotación y la miseria, una paz bajo el peso de la ignorancia, es una paz más sangrienta que la guerra. En ésta, transitoriamente caen unos pocos, muchos tal vez. En aquella, las victimas son más numerosas y permanentes, son sus características irremisibles...” Y al preguntársele, ¿por qué entonces la liberación con todos los riesgos, dificultades, víctimas y sacrificios que su lucha conlleva?, Fabricio Ojeda responde:
“Porque es la única alternativa para garantizar el desarrollo económico y el progreso social de la nación y el pueblo venezolano; única manera de rescatar las riquezas nacionales para convertirlas en fuente de bienestar y felicidad colectiva; única garantía de paz, de libertad, de justicia; único medio para ahorrar vidas y mayores sacrificios a las clases populares; único instrumento para incorporar a la civilización y hacerlo sujeto de sus adelantos científicos y técnicos, a miles y miles de hombres, mujeres y niños que se arrastran bajo el fardo de las enfermedades, la ignorancia, la subalimentación y la miseria; porque es lo único que permitiría a Venezuela ejercer su autodeterminación y su plena soberanía: porque es la única alternativa realmente democrática y patriótica”.
“El precio de la liberación nacional es elevado –concluye esta parte del trabajo de Fabricio Ojeda- pero a la postre remunerador”.
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Granma. La Habana, viernes 19 de enero de 1966.
El anticomunismo, esgrimido por el imperialismo y la reacción en Venezuela, es tema que trata ampliamente el comandante Fabricio Ojeda en el documento en que enjuicia la actual situación venezolana, sus antecedentes y su futuro.
Dice al respecto Fabricio Ojeda que “quienes no militamos en el Partido Comunista, pero a quienes no corroe el virus anticomunista, podemos analizar con imparcialidad y reposo este fenómeno”
Luego señala que “el hecho de que en Venezuela el Partido Comunista y el MIR (ambos marxistas-leninista), tengan una política de liberación nacional, una línea coincidente con el pensamiento de densos sectores de nuestro país, no comunista”
Y argumenta: “Esta realidad no es, a nuestro juicio, producto de ninguna maquinación diabólica, de nada inconfesable. Ella es resultado de la historia, de las leyes sociales que rigen el desarrollo de la humanidad. Científicamente hablando, Venezuela no tiene planteada en estos momentos una revolución comunista, ni siquiera un cambio inmediato de tipo socialista. No queremos decir que ello nunca estará planteado; pero lo que nos interesa por ahora, en búsqueda de la verdad, es que no estamos ante tal situación. Y son precisamente los comunistas quienes sostiene esta tesis en primer lugar. Lo hacen, creemos sinceramente, porque es la verdad histórica, la verdad científica”.
“La lucha revolucionaria de Venezuela –agrega-, tiene en esta etapa histórica su fisonomía: es una lucha de carácter antiimperialista y antifeudal, una lucha de liberación nacional. De ella no puede ser excluido de antemano ningún venezolano, ningún grupo de venezolanos. Lo que interesa es su posición frente a las corrientes en pugna, a los intereses en juego, su comportamiento ante los oprimidos y los opresores; su sinceridad patriótica será lo que en definitiva determine su participación o exclusión del movimiento liberador, sean comunista, no comunista o anticomunistas”. Mas adelante da a conocer que “a pesar de la propaganda en su contra, a pesar de las tergiversaciones y de haberse querido minar su base de sustentación apelando a las invalorables maquinaciones del anticomunismo, el movimiento revolucionario venezolano es una fuerza en ascendente desarrollo hacía la victoria”, donde “el pueblo toma progresivamente mayor conciencia de la realidad nacional y cada vez el “fantasma comunista” asusta a menos gente. Cada día la heterogénea incorporación clasista a la lucha por la liberación nacional rompe los cartabones que el imperialismo ha levantado”.
“Hoy, comunistas y no comunistas –dice Fabricio Ojeda-, patriotas todos, se dan la mano en un haz de sacrificios y dificultades, portando el estandarte común de la dignidad, el progreso y la soberanía”.
Venezuela y el mundo de hoy
Después de fijar su criterio sobre el carácter del proceso revolucionario en Venezuela, Fabricio Ojeda habla de la inevitable influencia que unas revoluciones ejercen sobre otras. Al respecto dice que “nadie puede negar que un vendaval de transformación sacude hoy al mundo. Hay un sistema revolucionario mundial y un sistema reaccionario mundial. También los hubo ayer cuando nuestros libertadores abrevaron en las fuentes de la revolución francesa para canalizar su vocación patriótica”.
“Nos acusan de extranjerizantes –dice- cuando precisamente lo que queremos es rescatar nuestras riquezas nacionales de manos de los monopolios extranjeros que las explotan para su exclusivo beneficio. Nos tildan de agentes de potencias extranjeras, cuando solo aspiramos devolver a la Patria su plena soberanía, conquistar la independencia nacional”. “En la Rusia de principios de siglo –dice en otra parte del documento-, había condiciones revolucionarias que correspondía a la Rusia de principios de siglo. En la Cuba de la década pasada, había condiciones para la revolución que los cubanos impulsaron. En la Venezuela de nuestros días, hay condiciones que avalan el proceso revolucionario que los venezolanos llevamos adelante. Ahora, que las causas de una y otras revoluciones sean las mismas: la explotación, la miseria, el hambre, el atraso, la injusticia, etc., eso no lo discutimos”.
La liberación de Venezuela concluye esta parte del documento- no tiene color político. Es una empresa histórica que corresponde por igual a todos los patriotas venezolanos, sean comunistas o no comunistas, burgueses o proletario, pequeño-burgueses o campesinos, civiles o militares, estudiantes o profesionales, jóvenes o viejos. Su origen, profesión o edad no cuentan. Sólo importa su amor a la Patria, al pueblo, al bienestar y a la paz.
El FLN y las FALN
Definiendo las funciones de las organizaciones surgidas de este proceso, dice Fabricio Ojeda que las fuerzas de vanguardia revolucionaria “han creado como instrumento principal de la lucha el Frente de Liberación Nacional, nuevo tipo de organización que recogiendo multitud de experiencias, entre ellas las de la gloriosa Junta Patriótica, se adecua a las necesidades del proceso revolucionario nacional. Como organización rectora, es el FLN el que traza la estrategia y las tácticas revolucionarias, síntesis de la iniciativa creadoras y las ideas de todos sus integrantes, quedando a salvo la autonomía doctrinaria y organizativa de los partidos, sectores o grupos que nutren el frente”.
“Todos tienen iguales deberes e iguales derechos –puntualiza-, y para todos existen las mismas oportunidades en relación a su capacidad y su trabajo. En las diversas esferas de la acción revolucionaria, cada cual cumple el papel y las tareas de que sea capaz, sin más limitaciones que las que le impone su propio desarrollo y realidad. Y en su dirección, nadie se arroja apriorísticamente para sí su hegemonía: dirigen los más capaces, los que en la práctica demuestran su eficiencia e idoneidad”.
En relación con las FALN, dice Fabricio Ojeda que “el Frente de Liberación Nacional que traza, dirige y controla la actividad revolucionaria organizada combinando todas las formas de lucha; ha creado para el desarrollo de su línea política organismos subordinados, entre ellos como instrumento fundamental, las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), que son su brazo armado. Esta organización se rige por los mismos principios y orientaciones que sustenta el FLN. Es decir, constituye una organización de abierta amplitud, cuyos mandos descansan sobre la responsabilidad de los más capaces, sin tomar en cuenta su procedencia de militancia política”.
El FLN y las FALN –agrega Fabricio Ojeda-, constituyen nuevas formas organizativas, nuevas instituciones heroicas. Con ellas no se pretende sustituir al régimen de partidos ni cambiar unas fuerzas armadas por otras. Ambas organizaciones están abiertas para todos los patriotas, civiles y militares. Nadie, como ya dijimos, sería excluido de antemano. Sólo su conducta determinaría su participación o no en el proceso libertador”.
Un gobierno de liberación nacional –agrega-, para poder cumplir su programa de hacer frente a la reacción contrarrevolucionaria, necesita imprescindiblemente de unas fuerzas armadas poderosas, técnicamente preparadas, con oficiales patriotas en sus mandos y donde la superación integral de la institución corra pareja a las grandes tareas que ésta tiene que cumplir como uno de los pilares fundamentales de la nueva situación”.
La guerra de liberación nacional
Dice Fabricio Ojeda al analizar las causas que condujeron a la lucha armada como medio de lucha, que “continuar en Venezuela la lucha política por los medios de la guerra no fue producto del deseo o subjetivismo de las fuerzas revolucionarias más consecuentes”.
Y al respecto señala: “La toma de este nuevo camino –legítimo y justo para todo el pueblo oprimido-, fue resultado de la política discriminatoria y terrorista de los sectores civiles y militares en función de gobierno, obedecido a condiciones objetivas indiscutibles. La ilegalización de importantes grupos de la vanguardia popular, la clausura de numerosos periódicos, la utilización de la violencia para cercenar la democracia sindical, la percusión policial contra la oposición nacionalista, el asesinato de estudiantes y obreros, la aplicación de la torturas físicas, la entrega cada vez más acentuada de nuestras riquezas a la voraz explotación capitalista y oligárquica con su secuela de desempleo, atraso, hambre y miseria; la progresiva violación, en fin, de la Constitución Nacional y los derechos democráticos, colocó al movimiento revolucionario y patriótico en la disyuntiva de renunciar a sus naturales aspiraciones nacionalistas y democráticas u oponer a la violencia del Estado y sus cuerpos represivos una decisión histórica valiente que galvanizara la conciencia nacional y abriera a nuestro pueblo esclavizado una nueva perspectiva de bienestar, de progreso, de paz. El movimiento revolucionario y patriótico, conciente de su responsabilidad y de las grandes dificultades que arreciarían este camino, opto serenamente por la última alternativa”.
Delimita más adelante los factores en pugna: “El combate decisivo está planteado contra la explotación imperialista de nuestras riquezas, contra los que inescrupulosamente le sirven de cómplices. Contra los criminales y torturadores. Contra la camarilla civil y militar más reaccionaria, que en defensa de intereses antinacionales ahoga en sangre a nuestro pueblo”. Y más adelante: La guerra de liberación nacional es la lucha de los venezolanos por la justicia, el progreso, el bienestar y la paz”.
El pueblo vencerá
El último capitulo del documento se refiere a la seguridad en el triunfo final del pueblo.
Lo justo de la línea política y el espíritu de superación y de combate arraigados en la conciencia de cada revolucionario, dice Fabricio Ojeda, nos dan la seguridad del triunfo y estamos dotados de la decisión de conquistarlo.
“El pueblo venezolano vencerá –proclama-, porque el programa de liberación nacional es vivencia colectiva en el ánimo y el anhelo de todos los hombres y mujeres revolucionarios, patrióticos y democráticos.
“Porque las contradicciones entre el enemigo imperialista y nuestra nación se hacen más profundas e irreconciliables.
“Porque goza del apoyo y el aliento y la solidaridad de todos los pueblos del mundo, en especial de sus sectores más progresistas y consecuentes.
“Porque se ha dispuesto a combatir la causas de la explotación, el hambre, las enfermedades, la ignorancia y la miseria.
“Porque aspira a un desarrollo económico nacional independiente cada vez más próspero, más robusto.
“Porque lucha por la independencia nacional, la libertad, la justicia, el bienestar y la paz.
“Porque cuenta con una vanguardia armada aguerrida que ha jurado HACER LA PATRIA O MORIR POR VENEZUELA”.