LAS DEFINICIONES DEL PERONISMO
LAS TAREAS DE LOS REVOLUCIONARIOS
Mario Roberto Santucho
Introducción
El 13 de julio de 1973, a sólo 48 días de haber asumido el gobierno de un largo y conflictivo proceso electoral, el Presidente Héctor J. el Vicepresidente Solano Lima renunciaron sorpresivamente a su vos cargos. Este hecho, caracterizado con justeza por el Partido Revolucionario de los Trabajadores como un autogolpe contrarrevolucionario marco el decidido viraje a la derecha del gobierno peronista, viraje que ya se venia insinuando dramáticamente desde el 20 de junio. El presente folleto analiza la situación política nacional a partir del autogolpe y está integrado por una serie de artículos publicados como editoriales, por el autor, en los Nº 83, 84 y 85 del semanario El Combatiente, órgano oficial del PRT a los que se agrega el capítulo "La Unidad Obrera y Popular".
Buenos Aires, agosto de 1973
Índice
El Autogolpe Contrarrevolucionario del 13 de Julio
El Rol del General Perón
La Unidad de la Burguesía
La Unidad Obrera y Popular
Las Últimas Definiciones
EL AUTOGOLPE CONTRARREVOLUCIONARIO DEL 13 DE JULIO
A menos de tres meses de la instalación del Gobierno Parlamentario, el pueblo argentino ve con preocupación y asombro que no se resuelven ni encaran los problemas fundamentales del país y que por el contrario, se afianza en el Gobierno y en el peronismo una línea contrarrevolucionaria, continuista, que sigue con la política antipopular y antinacional de la Dictadura Militar El pueblo argentino ve con sorpresa y asombro que el Presidente Cámpora, el Ministro Righi, todo un sector que tímidamente tendió a ceder a los reclamos y cumplir aunque sea en mínima parte con las promesas electorales, que se resistió, que se opuso, a los intentos represivos de la camarilla fascista de López Rega, es desplazado de un plumazo por un repentino autogolpe organizado en "palacio" sin la más mínima participación popular. La clase obrera y el pueblo argentino ven con indignación que los gestores de este autogolpe reaccionario son los odiados enemigos del pueblo, los Comandantes en Jefe con Carcagno a la cabeza, los burócratas sindicales traidores Rucci, Calabró y compañía, el siniestro personaje López Rega.
La clase obrera y el pueblo argentino ven con asombro y preocupación que el General Perón avanza hacia el poder de la mano de los Carcagno, los Rucci, los López Rega, apartando de su lado los elementos menos corrompidos e ignorando por completo a las organizaciones armadas peronistas, al peronismo progresista y revolucionario, a las bases obreras y populares.
Los trabajadores y el pueblo en general, que en su mayoría votó las listas del Frejuli en las recientes elecciones, pronunciándose contra la Dictadura habilitar y albergando esperanzas en cambios revolucionarios, se pregunta qué pasa, a qué se debe la repentina amistad entre los militares y la dirección del movimiento peronista que hasta días antes de la elección parecían enemigos irreconciliables, a qué se debe la renuncia de Cámpora, de Righi, de Puig, a qué se debe el ataque abierto al Gobierno y la CGT de Córdoba, a qué se debe este nuevo llamado a elecciones. Desconfía de los tejes y manejes, de las trenzas de la cúpula, pero no encuentra una clara respuesta. Quiere creer en Perón, en su disposición revolucionaria, en su patriotismo y amor al pueblo, pero los hechos obligan a dudar, a reflexiona, a plantearse cruciales interrogantes.
Pero aun, trabado en su acción por la confusión, por las dudas y preocupaciones, por la sorpresa y el asombro, el pueblo argentino adquiere día a día más conciencia política, se esfuerza por comprender y actuar, por tomar en sus firmes manos los destinos de la patria, por encarar los gravísimos problemas del pueblo y del país, continúa su lucha y se orienta inexorablemente hacia la revolución, hacia la conciencia y la acción revolucionaria, hacia la realización de la verdadera revolución que salvará a nuestra patria y a nuestro pueblo, hacia la revolución socialista de liberación nacional y social que hará la dicha del pueblo argentino y conquistará un futuro de completa felicidad colectiva para las futuras generaciones. Verdaderas causas y características del autogolpe Nuestro partido, el PRT dirección político-militar del ERP consciente de sus responsabilidades revolucionarias, se ve en la necesidad de responder a las inquietudes e interrogantes, plantear con toda crudeza y objetividad el verdadero significado del autogolpe y remontarse para ello a sus raíces. Aunque sabemos que hay muchos compañeros que aún no compartirán nuestros puntos de vista, se negarán a reconocer los hechos y conservarán esperanzas en Perón y el peronismo, asumimos la responsabilidad de plantear francamente los problemas de fondo y entre ellos el rol del General Perón en la actual política . nacional. No queremos herir sentimientos, pero tampoco podemos ocultar cuestiones que son fundamentales para entender los actuales acontecimientos y guiar la acción obrera y popular en la dura lucha que afrontamos contra los enemigos del pueblo y de la patria. Como parte sustancial de! Gran Acuerdo Nacional, el peronismo burgués y burocrático, se proponía defender hábilmente el sistema capitalista argentino de los embates del pueblo revolucionario, reorganizarlo y reconstruirlo, estabilizarlo y lograr un desarrollo capitalista que diera larga vida a este injusto sistema en nuestra patria. La forma de llevar adelante esa política fue claramente explicitada por Perón, Cámpora y otros dirigentes y consistía en lograr una tregua social, política y militar, que eliminara con engaños del escenario la lucha armada y no armada de la clase obrera y el pueblo, diera la ansiada estabilidad social que le permitiera reorganizar el capitalismo, atraer capital imperialista, mejorar parcamente la situación económica, ganar así mayor crédito en !as masas con algunas concesiones y pasar recién entonces a)aislamiento y represión, a la destrucción de las fuerzas revolucionarias de nuestro pueblo, todo lo cual les permitiría lograr su objetivo de salvar el capitalismo. De ahí el llamado de Campora a la tregua, a la paz social, formulado poco a después del 11 de marzo y reiterado en varias oportunidades.
Pero ese plan fracasó estrepitosamente antes de poder iniciarse su aplicación. La dirección peronista confiaba en que la clase obrera y el pueblo se dejaran engañar fácilmente y colaboraran en su propia infelicidad, en el fortalecimiento del poder de I~ capitalistas. Nuestro Partido en cambio confiaba en la decisión de lucha del pueblo, en su conciencia y combatividad, en su experiencia, y llamó a rechazar la tregua y continuar la lucha sin dejar de respetar e! pronunciamiento popular. Ya desde el 11 de marzo la dirección peronista esperaba la tregua; esa ilusión se disipó muy pronto. Confiaba en que a raíz del triunfo electoral, la guerrilla peronista suspendería sus operaciones, que las masas postergarían sus aspiraciones y aporcarían sacrificadamente a la pacificación. Las cosas ocurrieron de otro modo y en lugar de suspensión hubo intensificación de las operaciones guerrilleras, la clase obrera y el pueblo dieron continuidad a su movilización, y la dirección peronista por idea de Cámpora llamó nuevamente a la tregua y anunció que ella se concretaría sin falta a partir de la asunción del poder.
La esperanza de la dirección peronista de lograrlo fueron bruscamente aventadas por las masas el mismo 25 de mayo. Las masas en la calle chocaron con contingentes de las FFAA contrarrevolucionarias que intentaban desfilar para "santificar" el GAN, y al costo de numerosos muertos y heridos abatidos por las balas de la represión, las masas obligaron a los odiados militares a volver y encerrarse en sus cuarteles. Ese mismo histórico día un importante contingente popular de alrededor de 40.000 compañeros, rodeó la cárcel de Villa Devoto y exigió y obtuvo la inmediata libertad de todos los combatientes.
Esta gloriosa conquista de las masas resultó un golpe mortal para el plan inicial del peronismo. Una carta importante que pensaban utilizar como elemento de negociación con nuestra organización, con el ERP para lograr la suspensión de las operaciones guerrilleras, era precisamente la liberación de nuestros combatientes. Pero el pueblo movilizado destruyó ese plan y liberó, sin dar lugar a negociación alguna, a todos los combatientes de la libertad.
Este histórico hecho y la ola de ocupaciones de fábrica, centros de trabajo y sindicatos, que siguió a la asunción del mando por Cámpora, convencieron a Perón que el engaño era imposible y debía cambiar de táctica para lograr los objetivos contrarrevolucionarios de reconstrucción nacional. Ese cambio de política está anunciado en sus declaraciones del día 29 de mayo cuando comenta los hechos del 25 frente a Villa Devoto y dice: "Estamos cumpliendo un operativo que simplemente busca dejar sin razón de ser a algunos sectores de provocación que están todavía refugiados tanto en los centros gorilas como en los centros trotskystas" y más adelante, comentando un télex de la juventud peronista que informa sobre los hechos de Devoto "aunque se hayan producido hechos como los que mencionan sin embargo es una buena experiencia para el futuro pues el control de esos grupos en nuevas concentraciones debe ser un objetivo a tener en cuenta .
La movilización de las masas, el rotundo no a la propuesta de tregua, obliga pues a la dirección peronista a reelaborar sus planes, a archivar el proyecto de lograr la estabilización con el engaño, y pasar a la planificación de una ofensiva represiva y macarthista inmediata contra las fuerzas progresistas y revolucionarias, consolidando simultáneamente sus ya estrechos lazos con las FFAA y los demás políticos burgueses.
Esa ofensiva se inició con declaraciones macarthistas y pasó brutalmente al terreno militar el 20 de junio en la emboscada preparada por los hombres de Osinde contra las columnas de manifestantes encabezadas por las organizaciones armadas peronistas FAR y Montoneros. El torturador Osinde, Brito Lima y Norma Kennedy, responsables visibles de la agresión armada al pueblo, estuvieron con Perón días antes. Osinde regresó de Madrid después de largas conversaciones con su líder y López Rega, e inmediatamente se dedicó a organizar, apresuradamente, los grupos de choque, viéndose en la necesidad de reclutar policías en las comisarías de Capital Federal y Gran Buenos Aires. Se supo que Osinde se movió abiertamente con vehículos de la Municipalidad de Buenos Aires y del Ministerio de Bienestar Social, que pagó $150.000 por la "tarea" a los jefes de grupos reclutados, y que dispuso, entre otro armamento, de las armas de la Policía Federal pertenecientes a DIPA. Iniciada la ofensiva, los sectores más recalcitrantes de la derecha peronista intentaron extenderla rápidamente acatando al Ministro Righi -ajeno a la matanza- mediante el montaje de una serie de mentiras, entre ellas que Righi estaba en combinación con el ERP .
Pero esta línea no cuajó inmediatamente porque se encontró con fuerce resistencia de la izquierda peronista que, indignada por los hechos de Ezeiza, se movilizó enérgicamente y se dispuso a dar batalla.
La dirección del peronismo presionó de inmediato a Cámpora y a Righi exigiendo y logrando un par de disposiciones represivas sobre ocupaciones de fábricas y tenencia de armas, a las que nuestra organización se opuso enérgicamente indicando que si el gobierno se atrevía a pasar a la represión contra el pueblo y la guerrilla, el pueblo y la guerrilla pasarían a la resistencia y se cancelaría también la tregua con el gobierno y la policía.
La ofensiva de la derecha en el seno del gobierno fue resistida parcialmente dando lugar a una lucha sorda en distintos niveles gubernamentales, en el gabinete, en el parlamento, en el Partido Justicialista, en algunas gobernaciones. provinciales. El Ministro Righi cedió sólo parcialmente y si bien promulgó la ley contra el armamento popular por cuya aplicación hay ya como mínimo seis combatientes prisioneros, cuatro de ellos del ERP dio posteriormente una enérgica batalla en relación a la investigación de los hechos de Ezeiza, salió al paso en una conferencia de prensa a la crítica fascista defendiendo con firmeza la democracia y la libertad, en una palabra, mostró claramente su disposición a luchar, a no prestarse a una política represiva. El Presidente Cámpora a su vea; que venía también cediendo, dio una tónica correcta a su discurso del 9 de julio ante las FFAA, dejando también bien claro que no sería fácil de manejar para una política de represión al pueblo. El Gobernador Ragone en Salta, motorizado y apoyado por el peronismo revolucionario, muy activo y claro en esa provincia, tuvo la valentía de aprobar la detención de 19 torturadores y someterlos a juicio criminal.
Algunos compañeros nos han criticado diciendo que hemos atacado a Cámpora y a Righi y ahora los defendemos, que no los hemos diferenciado del peronismo reaccionario. No es así, nosotros diferenciamos siempre al peronismo progresista del contrarrevolucionario y precisamente nuestras críticas a Cámpora y a Righi, diferentes a las formuladas contra López Rega, Osinde, etc., se han producido en la medida que ellos cedían a las presiones derechistas y llamándolos siempre a no ceder y sumarse a la lucha obrera y popular. Por otra parte, nosotros como revolucionarios marxista-leninistas que nos debemos la clase obrera, no podemos apoyar sectores vacilantes, no podemos despertar esperanzas en políticos que no realicen una práctica revolucionaria. Coincidimos sí, con ellos en la defensa de la democracia y la libertad, pero no los defendemos ni apoyamos, siguiendo las enseñanzas leninistas de que un pilar de la educación revolucionaria es confiar únicamente en las auténticas fuerzas revolucionarias del proletariado y el pueblo y no confundirse por ningún demagogo, ningún vacilante, ningún partido ni dirigente que sólo prometa y ceda ante presiones y esté en todo momento bajo la influencia del enemigo.
En tanto, al amparo dc la democracia y la libertad conquistadas por la lucha popular, las fuerzas progresistas y revolucionarias iniciaron un vigoroso movimiento de desarrollo ganando numerosas batallas, recuperando sindicatos y comisiones internas, comenzando la coordinación y centralización nacional de las corrientes antiburocráticas, lanzándose hacia las masas con la propaganda, ta agitación y la organización con resultados en extremo exitosos. El estado de ánimo de las masas, de inquietud e interés, de apertura hacia las ideas socialistas, de elevada disposición combativa, facilitó el impetuoso progreso de las ideas y la organización progresista y revolucionaria en amplios sectores de las masas, en primer lugar en importantes sectores del proletariado fabril. Fue particularmente notable el avance del sindicalismo clasista que ganó rápidamente posiciones en sindicatos, comisiones internas y cuerpos de delegados de importantes fábricas, vía la movilización de las bases, avance que se reflejó, en parte, en el entusiasta y combativo plenario nacional antiburocrático realizado el 8 de julio en Córdoba. Asimismo, el rápido desarrollo organizativo del PRT y el ERP y el notable crecimiento de su influencia en amplias masas, no pasó desapercibido para la dirección burguesa del movimiento peronista ni para el ejército opresor.
La crisis económica a la vez, no muestra síntomas de superación sino que por el contrario distintos indicadores como el déficit presupuestario, la crisis de los combustibles, el estancamiento de la producción automotriz, la carencia total de nuevas inversiones imperialistas, las dificultades en la comercialización de la excelente cosecha triguera, la presión de las masas por sustanciales mejoras en su nivel de vida, ponen en evidencia una vez más la imposibilidad de lograr bases económicas a corto y mediano plazo; para una política de conciliación de clases como la que aplicara el peronismo en 1945.
Todos estos factores de inestabilidad, toda esta seria amenaza al capitalismo que constituye el comienzo del impetuoso despliegue de las poderosas fuerzas progresistas y revolucionarias de nuestro pueblo, es la causa inmediata del autogolpe contrarrevolucionario. Podemos por ello caracterizarlo como un golpe del conjunto de la burguesía dirigido a frenar, a impedir, la acumulación de fuerzas en el campo revolucionario.
EL ROL DEL GENERAL PERÓN
Los compañeros de la izquierda peronista, principalmente de las organizaciones hermanas FAR y Montoneros, sostienen la tesis de que el General Perón es en realidad un líder revolucionario que en estos momentos es ajeno al autogolpe apoyado por la CIA, que los verdaderos responsables de la eliminación de Cámpora, Righi, ere., de los hechos de Ezeiza, en una palabra, de la actual ofensiva contrarrevolucionaria, son López Rega, Osinde y Rucci, que tienen rodeado y engañado, desinformado al general, que prácticamente lo han encarcelado y lo obligan a avalar una política reaccionaria que él no comparte. Amplios sectores de las masas que quieren al General Perón, que lo consideran un genuino defensor de los intereses obreros, piensan también que el jefe del justicialismo no tiene nada que ver con lo que está pasando.
Todo ello es producto de una gigantesca equivocación que tiene su origen en las grandes concesiones que se hicieron a las masas en los primeros años del anterior gobierno peronista, lo que permitió una sustancial mejora en las condiciones de vida de las masas, hecho que pervive en la memoria colectiva de los argentinos y genera un profundo sentimiento de respeto y esperanza hacia Perón, sentimiento que llega a suponer en él propósitos que no tiene, a despertar expectativas irreales.
En las actuales circunstancias de crisis prerrevolucionaria, en estos momentos de maduración de históricos cambios en la vida de nuestro pueblo y nuestra patria, cuando el capitalismo argentino, régimen injusto, inhumano y retrógrado, se debate en una profunda crisis sin salida inmediata, cuando maduran aceleradamente en el seno de nuestro pueblo poderosas fuerzas revolucionarias, cuando nuestro pueblo se prepara para tomar el destino del país en sus manos, para llevar adelante una profunda revolución, resulta necesario echar luz sobre el papel y propósitos del General Perón, personalidad de singular peso en la política nacional. Aun a costa de desagradar a muchos y tratando por todos los medios de no herir los sentimientos de nadie, nos vemos en la necesidad política e ideológica de referirnos a Perón, que se ha convertido en una seria traba para el desarrollo de la conciencia revolucionaria en un importante sector de la vanguardia.
Perón ha sido y es un apasionado defensor del sistema capitalista, que intentó e inserta convertir a la Argentina en una gran potencia capitalista. El mismo lo ha explicado en distintas oportunidades desde 1944 a 1973. Veamos algunas de sus afirmaciones. "Se ha dicho señores, que soy un enemigo de los capitales y si Uds. observan lo que les acabo de decir, no encontrarán ningún defensor, diríamos, más decidido que yo, porque sé que la defensa de los intereses de los hombres de negocios, de los industriales, de los comerciantes, es la defensa misma del estado". "No se asusten de mi sindicalismo; nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores para que el Estado los dirija y les marque rumbo, de esa manera se neutralizarán en su seno las corrientes ideológicas y revolucionarias que pueden poner en peligro nuestra sociedad capitalista en la postguerra". "Por eso creo que si yo fuera dueño de una fábrica, no me costaría ganarme el afecto de mis obreros con una obra social realizada con inteligencia. Muchas veces ello se logra con el médico que va a la casa de un obrero que tiene un hijo enfermo; con un pequeño regalo en un día particular, el patrón que pasa y palmea amablemente a sus hombres y les habla de cuando en cuando, así como nosotros lo hacemos con nuestros soldados". "Con nosotros funcionará en la casa la Confederación General del Trabajo y no tendremos ningún inconveniente, cuando queramos que los gremios equis o zeta procedan bien, a darles nuestros consejos, nosotros se los transmitiésemos por su comando natural; le diremos a la Confederación General: hay que hacer tal cosa por tal gremio y ellos se encargarán de hacerlo. Les garantizo que son disciplinados y tienen buena voluntad para hacer las cosas". "Eso sería el seguro, la organización de las masas. Ya el estado organizaría el reaseguro, que es la autoridad necesaria para que cuando esté en su lugar, nadie pueda salirse de él, porque el organismo estatal) tiene el instrumento que, si es necesario por la fuerza, ponga las cosas en su quicio y no permitan que salgan de su curso.2
"Tanto en la industria como en el comercio y la producción, la actividad privada seguirá siendo la base de la economía argentina. Muchas fuerzas económicas que nos fueron hostiles, apoyan hoy al peronismo, seguramente porque, recuerdan la serenidad y el orden con que actuamos en ya lejanos años".3 Las concesiones a las masas que Perón promovió han tenido siempre por objetivo consolidar el capitalismo. Esto constituye una política burguesa hábil pero que de ninguna manera soluciona verdaderamente los problemas del pueblo, sino por el contrario tiende a agravarlos y llevar a las masas de un cierto consumo en un período a una gran miseria en otro. Lo único que se mantiene creciendo ininterrumpidamente son la ganancias de las empresas. Esta característica del peronismo debe ser hoy tenida en cuenta para no dejarse engañar con concesiones, con palmeadas de hombros", y luchar siempre consecuentemente por el cambio de fondo del sistema de explotación que padecemos.
El Cordobazo moviliza a la burguesía
Cuando el 29 de mayo de 1969, la clase obrera y el pueblo de Córdoba se levantan masivamente contra la Dictadura Militar de Onganía y mantienen en jaque a las fuerzas represivas durante varios días, el conjunto de la burguesía tiembla y se alarma. Contempla con preocupación el total fracaso de la "Revolución Argentina", y lo que es más grave, ve con verdadero pavor surgir tras de ella el temible fantasma de la revolución social. Desde ese mismo momento todas las fuerzas de la burguesía argentina, todos sus recursos, comienzan a movilizarse para encontrar una solución que aleje el peligro revolucionario, que frene la lucha de las masas y su toma de conciencia, que encuentre una vía de recuperación del sistema capitalista en crisis. En primera fila entre los interesados por contribuir al freno de la revolución y "salvar el país", se encuentra el General Perón que propone y logra organizar por medio de Paladino "La Hora del Pueblo", nucleamiento de políticos burgueses basado en la unidad peronismo-radicalismo, cuyo objetivo es reclamar elecciones inmediatas, terminar con la Dictadura Militar y retomar al parlamentarismo como sistema de dominación burguesa. Este proyecto como sabemos es coincidente con el pensamiento de los mandos de las FFAA contrarrevolucionarias que a partir de Lanusse anuncia públicamente el llamado a elecciones, la estrategia contrarrevolucionaria del GAN.
A partir de entonces Perón y el peronismo burgués comienzan a llevar a la práctica un plan de recuperación del gobierno con fines de reflotamiento del capitalismo y anulación del profundo proceso revolucionario en marcha. Ese plan tiene como línea principal lograr las elecciones y llegar al establecimiento de un gobierno parlamentario de amplio frente nacional basado en la unidad peronismo-radicalismo del pueblo, con amplia base de sustentación, con acuerdo de los militares y por tanto con fuerza y recursos para detener el avance de la revolución socialista. Esta estrategia está claramente expuesta por Perón en su documento "La Única Verdad es la Realidad" que esencialmente dice: "No me asusta tanto el desastre ya provocado como la hecatombe que ha de ocurrir si esos designios siguen imperando, porque mientras viene corriendo la situación política antes mencionada, la nación ha sido llevada a una postración económica que se ha caracterizado por una creciente dependencia del exterior, por el empobrecimiento de los sectores del trabajo, por la desarticulación de la industria y el riesgo cada día más cierto de una desintegración nacional".
"Nadie puede permanecer inactivo y menos indiferente ante la amenaza que pesa sobre el destino nacional. Se trata de salvar al país, y en ese empeño nadie que comparta esta idea puede faltar a la cita".
"Si no se le ofrece al país una salida objetiva hacia su liberación y desarrollo complementados con una genuina democracia y una auténtica justicia social basada en el aumento de la riqueza nacional, el proceso de desintegración seguirá irreversiblemente y en su curso se liberarán crecientemente fuerzas que aún oponiéndose en forma violenta. No hay duda que la acción directa como sustituto de la acción política es una tentación que ya tiene comienzo profundo en el país. La crónica que registra los hechos de terrorismo y de guerrilla urbana, corresponde a la acción de las fuerzas sociales privadas de otros medios de acción por la fuerza coactiva de la dictadura, pero también por la inactividad para canalizarlas hacia una acción colectiva fecunda y pacífica".
¿Es Perón un traidor?
La dialéctica de las contradicciones con la Dictadura Militar y con el resto de los partidos burgueses, principalmente con el radicalismo, hace necesario y útil a Perón apoyarse también en la guerrilla, alentarla, y jugarla como carta de negociación, de presión, en sus enfrentamientos no antagónicos con los militares.
Porque, si bien canto la camarilla de Lanusse con su GAN, como el peronismo y el radicalismo, perseguían el mismo objetivo de ampliar la base social de la dominación política burguesa para lograr éxito en la lucha común la revolución, existían entre ellos contradicciones no antagónicas que pueden sintetizarse a riesgo de simplificar demasiado, como la disputa por liderar la lucha contrarrevolucionaria con el más amplio margen de maniobra posible: Los militares perseguían entregar el Gobierno con grandes condicionamientos y con un amplio control desde bambalinas; los políticos burgueses buscaban llegar al poder con el mayor margen de maniobras posibles, sin condicionamientos ni controles militares. Para imponer su táctica y su influencia dominante Perón contaba con la fuerza inestimable que le brindaba la lucha de las masas y la enérgica presencia de la guerrilla peronista. De ahí que Perón alentara y aprobara la actividad de las organizaciones armadas peronistas salvo - naturalmente cuando esa actividad las ligó al ERP.
En cuanto al proceso electoral en sí, está fuera de toda duda que gran parte del éxito peronista en la elección de Marzo se debe a la tónica socialista y revolucionaria aportada por FAR y Montoneros y en ese caso naturalmente también se los dejó actuar, se los alentó, aunque se bloqueó todo lo posible su peso en las listas de candidatos. Perón abrigó además la idea no sólo de neutralizar inmediatamente a los combatientes peronistas, sino de utilizarlos como correa de transmisión para influir sobre nosotros y sectores de la vanguardia clasista en 1a perspectiva de la tregua.
Todos estos elementos nos permiten comprender por qué Perón se apoya en Rucci, en López Rega, en Osinde, en Gelbard, que son sus más fieles colaboradores en la tarea de "Reconstrucción Nacional", es decir de la reconstrucción del capitalismo explotador en Argentina.
No podemos entonces obviamente esperar de Perón la Revolución Social, ni podemos tampoco esperar su neutralidad entre los revolucionarios y los capitalistas. Por el contrario, de los hechos expuestos surge con claridad meridiana que el verdadero jefe de la contrarrevolución, el verdadero jefe del actual autogolpe contrarrevolucionario, y el verdadero jefe de la política represiva, que es la línea inmediata más probable del nuevo gobierno, es precisamente el General Juan Domingo Perón.
Y no porque él sea un traidor sino porque es un consecuente defensor de su clase, la burguesía, a la que permanece completamente fiel a pesar de no haber sido comprendido un tiempo por gran parte de sus hermanos de clase, por sectores de los capitalistas nacionales y extranjeros. Cuando la burguesía podía y necesitaba hacer concesiones a las masas, Perón materializó generosamente esas concesiones. Hoy, que la burguesía se encuentra en una profunda crisis, necesita reprimir duramente al pueblo y Perón materializa y materializará sin vacilaciones esa represión.
Identificar claramente los amigos y los enemigos de las fuerzas populares es un punto de partida indispensable para una política revolucionaria. Toda confusión, la confianza en los enemigos y el alejamiento de los amigos constituye un debilitamiento enorme para la clase obrera y el pueblo. Todo trabajador sabe por experiencia que no debe tener la más mínima confianza en las promesas y palabras de los capitalistas, menos aún si ellas se pronuncian frente a un conflicto, frente a la lucha obrera. Y sabe también que debe unirse estrechamente a sus compañeros de clase, más aún en los momentos de lucha.
Confiar en el General Perón, que actúa como jefe reconocido de toda la patronal, es poner en riesgo todo el potencial revolucionario de nuestro pueblo. Nosotros comprendemos y respetamos los sentimientos de los compañeros peronistas y nos parecería lógico el silencio del peronismo revolucionario en una situación como la actual, nos parecería lógico y aceptable que no se pronunciaran claramente sobre el verdadero papel de su líder. Peco llamar hoy al pueblo a confiar ciegamente en un dirigente de la burguesía que es precisamente el que está dirigiendo a su clase en el intento de aplastar la revolución, es francamente una línea suicida, que causaría enorme daño al campo obrero y popular.
La energía y el potencial revolucionario de todo el pueblo trabajador argentino y de su mejor dirigente, la clase obrera, es hoy poderosísimo. Liberado de confusiones, unido y claro en sus objetivos, organizado adecuadamente en lo político y lo militar, y orientado por la ideología de la clase obrera, el marxismo-leninismo, nuestro pueblo transitará victoriosamente el camino de su liberación nacional y social, el camino de la revolución socialista.