Dentro de unos días se cumplirán seis meses de gobierno peronista. Se puede ver ya con claridad hacia donde va el peronismo, que intereses defiende su dirección. Se puede comprobar la exactitud de los pronósticos de nuestro Partido que basado en un análisis de clase de ese movimiento pudo determinar que los sectores burgueses y burocráticos predominantes encabezados y dirigidos por el propio Perón, no encararían ningún proyecto revolucionario sino que trabajarían por la reconstrucción capitalista, por la reorganización y consolidación del sistema, de la dominación capitalista e imperialista de nuestra patria y nuestro pueblo.
Los dirigentes peronistas acostumbran hablar de liberación; Cámpora entre ellos se caracterizó por prometer en el proceso preelectoral medidas revolucionarias encaminadas a liberar a nuestra patria del yugo imperialista y dar la felicidad a nuestro pueblo trabajador. Pero esto son sólo promesas demagógicas con las que pretenden engañar y desorientar al pueblo. La verdad es que el peronismo burgués y burocrático se propuso y se propone prolongar la vida del sistema capitalista semicolonial que oprime a nuestro pueblo, intenta hoy día salvar ese sistema de la amenaza revolucionaria.
LOS EJES DE LA POLÍTICA GUBERNAMENTAL
La orientación en lo económico y la política represiva son los ejes de la actual política gubernamental.
En el terreno de la economía el equipo Gelbard lleva adelante, cada vez más abiertamente, una política pro yanqui y pro imperialista en general. La ley de inversiones extranjeras, la política petrolera y siderúrgica son categóricas manifestaciones de que este gobierno falsamente llamado popular, lejos de proponerse terminar con la dependencia, intenta entregar aún más los resortes claves a la voracidad del capital extranjero.
En el sector del petróleo; mediante el boicot a la producción de YPF organizada desde el gobierno, como lo denunció parcialmente el Gral. Fatigatti, y el abultamiento de la importación petrolera que en los nueve primeros meses del año llegó a 62 millones de dólares, se prepara una nueva "radicación" de capitales extranjeros, una mayor entrega de nuestra riqueza petrolífera a los pulpos imperialistas.
En cuanto a la siderurgia se ha preparado un plan de desarrollo que amplía la participación del capital imperialista, cada vez de mayor peso en la industria siderúrgica.
Por otra parte, no se ha tomado en estos seis meses ninguna medida que ponga por lo menos trabas al capital extranjero, ni mucho menos por supuesto medidas tendientes a recuperar los centenares de poderosas empresas vitales para nuestra economía que están bajo control imperialista. Lo que sí se preocupó por garantizar la camarilla de Gelbard, fue la postergación de las legítimas aspiraciones obreras por mejorar inmediatamente su deteriorado nivel de vida. mediante el pacto social firmado con la burocracia traidora pretenden contener la lucha por aumentos de salario. La Ley de Asociaciones Profesionales, a punto de ser sancionada, tiene como propósito asegurar el control burocrático del movimiento sindical con el mismo fin de dificultar las luchas obreras por sus reivindicaciones económicas asegurando así mayores ganancias al capital, principalmente al capital imperialista.
Tampoco el peronismo burgués que gusta hablar contra la oligarquía terrateniente y ganadera, se anima a tocar a esos intereses. En los anteriores gobiernos de Perón, sin acatar las raíces del parasitismo oligárquico, se tomaron medidas como el Estatuto del Peón, que hirió los intereses de los terratenientes. Hoy en cambio mediante el pacto del agro se garantiza completamente el control oligárquico de la producción agropecuaria, postergándose indefinidamente las justas demandas de los campesinos pobres y de los peones rurales que votaron masivamente la fórmula del Frejuli.
LA POLÍTICA REPRESIVA
La formación de bandas fascistas y la reorganización de la policía para consolidar el control político gubernamental y aumentar su eficacia represiva, siguen siendo objetivos del peronismo cuyo rendimiento está aún muy por debajo de sus proyectos.
Consiguieron algunos éxitos en el amordazamiento de la prensa mediante la combinación disposiciones gubernamentales de control y la agresión armada fascista instrumentadas durante el interinato de Lastiri, contra el diario Clarín y las revistas Nuevo Hombre, Militancia, Posición y Ya. Así han logrado ocultar en parte la actividad de las masas y de la guerrilla cuya intensificación en las últimas semanas no es conocida por las amplias masas.
Ha quedado muy claro en estos seis meses que el gobierno peronista es esencialmente represivo y está decidido a aplicar métodos más brutales aún que los de la Dictadura Militar. El asesinato de numerosos compañeros, la mayoría de ellos peronistas revolucionarios, por las bandas fascistas y la policía, no dejan lugar a dudas.
Pero los ímpetus represivos del peronismo burgués y burocrático han chocado contra el muro de la movilización popular y la persistencia de la guerrilla, resultando frenados, imposibilitados de extenderse y lograr éxitos.
PERONISMO BURGUÉS VS. PERONISMO REVOLUCIONARIO
Dentro del movimiento peronista se han producido tajantes definiciones y la ruptura se hace inminente. La dirección del peronismo, Perón y su camarilla, no necesitan en este momento a la izquierda. y como ya lo hicieron en oportunidades anteriores, trabajan para arrojarlos como un limón exprimido. Hicieron lo mismo con la resistencia peronista que después de dar su sangre en la lucha contra la Libertadora fue entregada sin miramientos a la represión militar.
Cuando Perón, utilizando como principal carta de negociación la lucha armada de la resistencia, llegó al acuerdo con Frondizi, Frigerio y los militares, acuerdo cuya base era el fortalecimiento de la burocracia vandorista mediante la devolución de los sindicatos intervenidos y la promulgación de la Ley de Asociaciones Profesionales, no dudó en facilitar la destrucción de los núcleos de la resistencia.
Naturalmente que los resistentes, luchadores revolucionarios en su mayoría, no se conformaron con las promesas de Frondizi ni las medidas pro burocráticas, y decidieron persistir en la lucha. El propio Perón instruyó entonces a su gente de confianza para colaborar con la represión. Hasta los mismos personajes de ahora estuvieron en la escena. El General Iñíguez con comprobados vínculos con la SIDE se presentó a los resistentes como enviado de Perón y mediante el engaño fue dirigiendo la destrucción de numerosos núcleos. Varios centenares de detenidos y torturados fue el resultado de esa represión que les resultó exitosa.
Hoy pretenden repetir la "hazaña". Basados en los graves errores del peronismo revolucionario que apoyaron a Perón y su proyecto capitalista pro imperialista contribuyendo poderosamente a confundir a las masas atacan, intentan engañar e infiltrar al peronismo revolucionario para destruirlo. De ahí que la izquierda peronista no tiene otro camino para subsistir que romper con la dirección peronista y con Perón, diciendo con valentía la verdad a las masas. La absurda mistificación que presenta a Perón como un revolucionario ha demostrado ser un arma de la contrarrevolución que es necesario desenmascarar definitivamente y en ello le cabe una gran responsabilidad a la izquierda peronista.
EL GOBIERNO Y LAS MASAS
La inoperancia del gobierno, su alineación al lado de los explotadores y opresores, la continuidad y aun agudización de los graves problemas del pueblo, va convenciendo a las masas de que no hay solución con el peronismo y llevando a amplios sectores de vanguardia a la conclusión de qué es necesario desarrollar la lucha con una nueva y verdadera orientación revolucionaria. En una palabra, crece el descontento de las masas y se afirma en la vanguardia el convencimiento de que hay que construir una nueva opción. Es muy fértil el terreno para la propagación de las ideas revolucionarias, para el desarrollo de las organizaciones revolucionarias.
Desenmascarado por su política que es resistida enérgicamente, el gobierno peronista se agrieta y debilita. La realidad fue destruyendo el fácil optimismo de sus dirigentes que muestra cada vez mayores vacilaciones.
Los lectores recordarán cómo el peronismo burgués anunciaba grandes inversiones europeas, paz social, eliminación de la guerrilla, como base de una "revolución en paz". Todo ese proyecto no se realizó, la lucha de clases intensificó y la expectativa de las masas hacia el gobierno está desapareciendo. Es el preludio de grandes luchas antigubernamentales que el peronismo ya no está en condiciones de controlar.
Puede concluirse que los planes de la burguesía no han tenido éxito, que no han fructificado los propósitos del GAN de contener la lucha de las masas mediante el engaño y la represión, y que por el contrario está próxima una intensificación de la lucha popular que sumirá al gobierno en una crisis general obligándole a optar entre ceder en el terreno democrático o ir a un enfrentamiento total para el que no se encuentra en condiciones.
REPRESIÓN O CONCESIONES?
La detención del Cnel. Crespo en La Plata, la toma de Sancor y distribución de diez camiones de productos lácteos en Córdoba, son nuevas muestras de la fuerza de la guerrilla, así como la reacción popular por esas acciones prueban la satisfacción de las masas por nuestra presencia combatiente. Esa presencia será un importante factor que obligará al gobierno peronista y al ejército a una definición, a adelantar su opción entre ceder momentáneamente o reprimir.
Los revolucionarios debemos prepararnos adecuadamente para ambas posibilidades sin perder de vista que cualquier concesión será limitada y circunstancial, que a la larga, de cualquier manera, vamos a grandes enfrentamientos político-militares. La posibilidad de arrancar concesiones democráticas se asienta sobre la creciente debilidad gubernamental que los obliga a ser muy cautelosos y ahora es más real. Si ella se da, si el gobierno y los militares se ven en la necesidad de ceder para buscar el momento oportuno para reprimir, los revolucionarios debemos estar en condiciones de aprovechar al máximo los resquicios legales. Partiendo de las experiencias recientes, desarrollar hábilmente la propaganda y agitación de masas con periódicos, volantes, afiches, solicitadas, actos, etc., resguardando siempre, celosamente, el aparato clandestino de la organización.
Si el enemigo opta por la represión, sólo posible hoy día con la intervención activa del ejército, debemos ir con decisión al combate, poner en tensión todas nuestras fuerzas movilizándolas en lo político y en lo militar, partiendo de las ricas experiencias de la reciente lucha antidictatorial.
El enemigo está debilitado y sumido en la confusión. Las fuerzas revolucionarias continúan en pleno desarrollo. Los próximos meses ofrecen perspectivas completamente favorables para la revolución que deben ser explotadas todo lo posible para aumentar considerablemente y consolidar el potencial orgánico y la influencia de masas de las organizaciones revolucionarias.