MANTENEMOS LA PROPUESTA DEL INTERCAMBIO HUMANITARIO
Comunicado
La detención del senador Carlos García Orjuela presidente del uribista partido de la U, como consecuencia de sus inocultables nexos con Eduardo Restrepo "El Socio", narcotraficante promotor, financiador y jefe de las bandas paramilitares que masacraron centenares de colombianos en estos últimos 10 años, agrega otro notable del Estado Mayor del uribismo a la ya larga lista de criminales presos por la llamada parapolítica, benévola denominación propagandística a lo que es simple terrorismo narcoparamilitar en favor de la ultra derechista gestión del actual gobierno.
Seguramente el parlamentario García Orjuela, como sus colegas Mario Uribe, Mauricio Pimiento, Jorge Caballero, Ricardo El Cure, Alfonso Campo, Miguel de la Espriella, Reginaldo Montes, Jorge Merlano, Alfredo Cuello, Rubén Darío Quintero, Álvaro Araújo y demás congresistas paramilitares que desarrollan una intensa actividad política desde la cárcel manteniendo sus cuotas burocráticas en el aparato del Estado, estén esforzándose por sacar avante la reforma a la justicia que propone Álvaro Uribe, en su estrategia por imponer un modelo de Estado unanimista y totalitario, que arrase con cualquier disenso bien sea revolucionario o meramente democrático como lo sufre actualmente la corte suprema de justicia.
La verdad es que en la base del conflicto colombiano se encuentra esa relación funcional entre gobiernos, jefes políticos, dueños del gran capital, hacendados, jerarquía de la iglesia, fuerza pública y paramilitares, hoy estimulada con los dineros del narcotráfico, que cabalga sobre la práctica impune del terrorismo de Estado, en el marco de una estrategia neoliberal que enriquece cada vez más a los ricos a costa del empobrecimiento del resto de la población.
Con la ayuda y bajo la protección imperial de la Casa Blanca, se pretende perpetuar en Colombia el actual régimen dictatorial sostenido sobre una fuerza pública que viola sistemáticamente los derechos humanos y a la que han transformado en el más poderoso partido político oficial ultra derechista y principal sostén del régimen, con cerca del 10 por ciento del presupuesto nacional a su disposición, negocios e inversiones multimillonarios a discreción, la más frondosa maquinaria burocrática del país para pagar favores y cultivar clientelas, un aparato de propaganda que incluye centenares de emisoras de frecuencia modulada por todo el territorio nacional y un mecanismo de 2 millones de civiles informantes denominado "red de cooperantes" que pelechan de los incontrolados fondos secretos del Estado, partido político ante cuyos jefes se rinden diariamente los más poderosos medios de comunicación del país.
Voceros oficiales y propagandistas oficiosos del gobierno anuncian el ingreso del país al periodo del post-conflicto como si los abismos sociales antes que cerrarse no se hubiesen acrecentado, o como si el terror del Estado fuera algo del pasado y no aumentara el número de sindicalistas muertos, y de campesinos asesinados por escuadrones de la muerte, que luego disfrazan de guerrilleros, como si hubiesen cesado los bombardeos en áreas pobladas o los desplazamientos como si la cacería de brujas orquestada desde la Casa de Nariño contra sus opositores no fuera in crescendo, como si los paramilitares llamados águilas negras no fuesen "el mismo perro con distinta guasca" de iguales e incluso más estrechos lazos con políticos y con el alto mando militar, que los actores de Ralito.
Como si la llamada" Yidis política" no fuese demostración plena del alto y creciente grado de corrupción de las costumbres políticas en Colombia en las más importantes oficinas de la administración, el poder público y la misma presidencia.
Como si la injerencia gringa en los asuntos internos del país no se hubiese multiplicado hasta la indignidad en detrimento de nuestra soberanía.
Como si las tierras despojadas a los campesinos en estos últimos 40 años, las mejores y más feraces, no se estuvieran concentrando en las manos de unas pocas familias como una siniestra repetición de lo acontecido durante la década del cincuenta. Como si la estrategia narco paramilitar no se mantuviese enquistada en la cúpula del Estado Colombiano.
El febril triunfalismo mediático desatado por el gobierno luego de la fuga de 15 prisioneros de guerra el pasado 2 de julio carece de connotaciones a largo plazo. Sencillamente fue un golpe de mano dirigido por los servicios de inteligencia de Israel y ejecutado a partir de la traición de dos mandos guerrilleros, episodio nada excepcional en cualquier confrontación militar que no afecta la estrategia ni la concepción, ni mucho menos las causas del conflicto, como no han afectado la estrategia otros golpes de mano, y otras fugas realizados en el pasado en Colombia y en otras partes del mundo, por ejércitos oficiales y fuerzas insurgentes.
Respetamos profundamente el sentimiento mayoritario de quienes marcharon el pasado 20 de julio por la paz y la libertad sin permitir el manoseo del gobierno ni la manipulación reelecionista, de quien se quiere perpetuar en el poder como dictador. En esa lucha por la convivencia democrática andamos desde hace 44 años quienes integramos las FARC enfrentando el terror del Estado y de las llamadas "instituciones" verdadera esencia de la violencia anti popular, de la corrupción político-administrativa y del arrodillamiento servil ante Washington
En una confrontación tan intensa como la actual, donde se presentan centenares de combates diariamente y miles de hechos de guerra por todo el territorio nacional, es entendible que se presenten además de muertes, capturas de integrantes de las fuerzas en lucha. y es lógico, que también nosotros y las familias de los guerrilleros presos, los queramos libres, lejos del oprobio y la humillación de las cárceles gringas y de los calabozos de máxima seguridad de Colombia.
Por ello mantenemos la propuesta de intercambio humanitario. En calidad de prisioneros de guerra, hoy, permanecen en nuestros campamentos:
1. Capitán Edgar Yesid Duarte Valero/ 2. Teniente Elkin Hernández Rivas/ 3. Sargento Luís Alberto Erazo Maya/ 4.Cabo Segundo José Libio Martínez Estrada/ 5. Cabo Segundo Pablo Emilio Moncayo Cabrera/ 6. Intendente Álvaro Moreno/ 7. Soldado profesional William Yovani Domínguez Castro/ 8. Parlamentario Óscar Tulio Liscano/ 9 Diputado Sigifredo López/ 10. Ex-gobernador Alan Jara/ 11. Cabo Primero Luís Alfredo Moreno/ 12. Cabo Primero Luís Alfonso Beltrán/ 13. Cabo Primero Luís Arturo García/ 14. Cabo Primero Robinsón Salcedo/ 15. Sargento Segundo César Augusto Lazo/ 16. Cabo Primero José Libardo Forero/ 17. Sub teniente Jorge Humberto Romero/ 18. Sub teniente Carlos José Duarte/ 19. Sub teniente Wilson Rojas Medina/ 20. Sub teniente Jorge Trujillo/ 21. Coronel Luis Mendieta Ovalle/ 22. Teniente William Donato Gómez/ 23. Capitán Enrique Murillo Sánchez/ 24. Capitán Guillermo Solórzano/ 25. Sargento Segundo Arvey Delgado Argote/ 26. Cabo Primero Salin Antonio San Miguel Valderrama/ 27. Policía Juan Fernando Galicio Uribe/ 28. Policía José Walter Lozano Guarnizo/ 29. Policía Alexis Torres Zapata.
Por estos cuatro últimos (los policías y el cabo), el gobierno no ha informado a la opinión pública ni ha hecho ningún reclamo, ya que por ser humildes, poco le sirven para la propaganda. Cualquier acercamiento o proceso que pretenda avanzar en la concreción del intercambio o de acuerdos humanitarios que protejan a la población civil de la confrontación debe contar con plenas y totales garantías y con la participación y presencia de países y gobiernos que brinden total confianza. A estas alturas de los acontecimientos ante los ojos de propios y extraños es evidente que el régimen colombiano y el actual gobierno en particular, mienten, engañan, distorsionan, violan compromisos y normas en medio del más grande cinismo y la más pasmosa impunidad. Para ellos, "su fin justifica cualquier medio" y practican la "guerra sin reglas" ante una laxitud casi cómplice de la llamada comunidad internacional.
El presidente Uribe autorizó secuestrar a Rodrigo Granda del centro de Caracas, en Venezuela, y luego aseguró que lo había apresado en la frontera; incursionó militarmente en territorio ecuatoriano violando toda la normatividad internacional el 1 de marzo y luego llamó al presidente Rafael Correa a mentirle con cinismo; ahora autoriza la utilización del emblema de la Cruz Roja, de medios periodísticos y de organizaciones no gubernamentales de otros países en operaciones
militares y no responde por ello. Fue a sus espaldas. Parafraseando a un ex-presidente norteamericano podríamos decir que "el éxito tuvo muchos padres, pero la violación de las normas internacionales resultó huérfana".
A nuestros presos les enviamos un saludo revolucionario, solidario y cálido. Continuaremos la brega por su libertad. A nuestros amigos y simpatizantes nacionales e internacionales con el optimismo de siempre les transmitimos nuestra confianza en el triunfo de este enorme esfuerzo popular por las transformaciones sociales que beneficien a las mayorías. Agradecemos las enormes muestras de solidaridad que recibimos con motivo del fallecimiento de nuestro comandante en jefe Manuel Marulanda Vélez. De él también aprendimos a ser incondicionalmente solidarios con todos los procesos revolucionarios del mundo y profundamente respetuosos de los caminos que cada pueblo, soberanamente, decide transitar en busca de su bienestar. Ese principio continuará siendo guía de nuestras relaciones internacionales jamás los procesos revolucionarios han sido planos y en una sola dirección. Las FARC mantenemos claro el norte del proceso, confianza en nuestras orientaciones y en el trabajo que adelantamos, nos sabemos fuertes a pesar de la ofensiva de Bush y Uribe por golpearnos buscando desestimular las luchas del pueblo por los cambios. Ampliaremos la cobertura de la discusión alrededor de nuestra Plataforma Bolivariana con la convicción profunda que Colombia será capaz de alcanzar la meta de un nuevo gobierno, de unidad, que logre la paz democrática y el rescate de nuestra refundida soberanía nacional.
Por la Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP