La combativo huelga de la FOTIA es un hecho de primera importancia para la lucha de clases argentina. El proletariado azucarero, columna vertebral del pueblo tucumano, está nuevamente en pie, movilizado, en las primeras líneas del combate anticapitalista y antiimperialista. Es la concreción de un proceso de reorganización que se inició el año pasado y que se desarrolla con notable vitalidad, partiendo de las ricas tradiciones de lucha de los azucareros.
Entre 1960 y 1966 se desenvolvió un proceso de auge similar al que ahora se inicia. En esos años los trabajadores del azúcar movilizaron toda la provincia y pusieron en jaque a sucesivos gobiernos burgueses. Pero finalmente esa gesta fue derrotada, militarmente por la burguesía cuyo golpe militar, que encabezó Onganía, tuvo entre sus motivaciones políticas inmediatas la situación en Tucumán. Es que el proceso revolucionario argentino carecía aún de desarrollo y los obreros azucareros no contaban con las fuerzas revolucionarias políticas y militares capaces de enfrentar victoriosamente la agresión militar-policial con que se los atacó. Sin embargo, esa gran movilización de 1960 a 1966 forjó a una vanguardia obrera que jugó un rol decisivo en la formación del PRT y el ERP, dando inicio a la construcción de las fuerzas revolucionarias hoy existentes en la Argentina y que esta vez garantizarán que el presente auge se inscriba en el victorioso proceso de guerra revolucionaria llevado adelante por los argentinos.
UN GOBIERNO DESESPERADO Y PELIGROSO
El gobierno contrarrevolucionario de Isabel acentúa su carácter represivo al tiempo que se gana rápidamente el odio de las masas, pierde base de sustentación y se precipita hacia la crisis. En su desesperación Isabel-López Rega recurren a la participación masiva de la CIA norteamericana y dan vía libre a las actividades de la organización criminal de la Triple A. Ello aumenta la peligrosidad de los ataques del gobierno al pueblo y hace necesario la adopción de estrictas medidas de seguridad por los militantes y dirigentes populares. Esta es una guerra prolongada y es necesario actuar con inteligencia, preservando lo máximo posible los recursos revolucionarios de nuestro pueblo. Las medidas de seguridad que es necesario tomar lesionarán momentáneamente la efectividad de las actividades legales, pero nuevas camadas de cuadros que la cantera inagotable de nuestro pueblo proporcionará, cubrirán pronto esos frentes.
A medida que se agudiza el enfrentamiento que la temperatura de la lucha de clases se eleva, será necesario desarrollar todas las actividades revolucionarias desde la clandestinidad, incluida la dirección de la movilización política y reivindicativa, pacífica y violenta de las más amplias masas. Argentina es un eslabón fundamental en la cadena del sistema capitalista imperialista yanqui, y los explotadores no aceptarán pasivamente nuestros avances revolucionarios, por el contrario, bajo la dirección práctica del imperialismo yanqui, a través de la CIA, redoblarán su ferocidad y están decididos a llegar a los más abyectos crímenes tal como lo hicieron en Vietnam. Pero también así chocarán contra el muro de acero de la resistencia popular, la mayoría de sus golpes se eludirán y recibirán un justo castigo por todos y cada uno de sus crímenes.
ESTADO DE ANIMO DE LAS MASAS
El despertar revolucionario de la clase obrera y el pueblo argentino es ya un proceso que ha tomado un ritmo vertiginoso.
Aprendiendo de sus experiencias, la vanguardia de nuestro pueblo ha comenzado a volcarse con profundo interés y entusiasmo hacia la salida revolucionaria. Al mismo tiempo amplias masas de trabajadores se movilizan por sus reivindicaciones en claro enfrentamiento al Pacto Social, a la política económico-social del gobierno peronista.
El repudio obrero y popular al gobierno antipopular y antinacional es cada vez mayor. La reciente concentración del viernes 20 lo muestra claramente. Movilizado todo el aparato de la burocracia sindical y del gobierno, organizaron un paro oficial a partir de las 10 para sacar a la gente de las fábricas y llevarla directamente a Plaza de Mayo. El fracaso fue estrepitoso. De fábricas de varios miles de trabajadores conseguían arrastrar 50 o 60, y de algunas partes no iba nadie. Así lograron reunir sumando los obreros, las delegaciones del interior, los empleados públicos del centro de Buenos Aires y una nube de miles de policías, alrededor de 35.000 manifestantes. Naturalmente que la casi totalidad de los diarios burgueses no publicaron cifras. Sólo lo hizo Crónica que dio 50.000 personas en la concentración. Es notoria la declinación de la influencia de masas del peronismo en menos de 5 meses: el 1 º de mayo concentró 100.000 personas, y el 12 de junio a 70.000. Por todo ello la política de concentración del Partido que impulsó nuestro Comité Central recientemente, ha tenido favorable acogida y comenzó a traducirse rápidamente en éxitos.
PERSPECTIVAS Y TAREAS
La vigorosa lucha de mecánicos y azucareros, el primer paso de la Coordinadora Nacional Sindical, la actividad guerrillera urbana y rural son importantes avances de los últimos días en el desarrollo de la lucha popular, en la apertura de una situación revolucionaria en nuestra patria.
El enfrentamiento con el gobierno puede decirse que ya es total e irreconciliable. Ellos usan todos los recursos represivos, mientras los trabajadores y el pueblo se arman y organizan con creciente decisión.
En este marco, ante la agudización de la lucha, es necesario intensificar aún más las distintas tareas revolucionarias, es necesario impulsar armónicamente las distintas actividades que conforman una política proletaria de guerra revolucionaria, actividades que día a día se hacen más complejas e interrelacionadas. De ahí que sea también cada vez más necesaria, cada vez más imprescindible, la dirección del Partido sobre el conjunto de la lucha popular; de ahí que sea cada vez más imprescindible la superación de nuestros déficit, el aporte decidido de los mejores elementos de vanguardia, para que el PRT conquiste y asuma con determinación y eficacia la conducción de la lucha revolucionaria del pueblo argentino.
La construcción de un nuevo frente, de mayor amplitud que unifique a toda la oposición antimperialista y democrática, es un esfuerzo que rendirá frutos dentro de unos meses, pero que debe comenzar a prepararse desde ya, mientras se continúa con energía el desarrollo de la política legal de base, dando primacía -como lo señaló nuestro Comité Central- a la construcción del Partido en los barrios y villas activamente antimperialistas para extenderse hacia otros sectores explotados a partir del desarrollo en cuadros y recursos en esos barrios y villas de avanzada.
Las fuerzas guerrilleras, a su vez, pueden y deben tomar un renovado impulso, pasando a constituir unidades bien estructuradas, capaces de afrontar exitosamente las formidables exigencias que presentará la lucha de clases en los próximos meses de crecientes enfrentamientos.
Exigirnos cada vez más en el trabajo revolucionario del Partido y luchar por la incorporación de la vanguardia proletaria y popular, conscientes de que vivimos "Tiempos de guerra" en los que las responsabilidades y exigencias son insoslayables, es la determinación de nuestro Buró Político que nos esforzaremos en cumplir acabadamente hoy, más que nunca.
El retorno activo al campo de batalla del proletariado azucarero que se respaldará mutuamente con la guerrilla rural y urbana y el trabajo clandestino del Partido, es un nuevo y formidable aliciente que llena de vigor y entusiasmo a nuestras filas y que celebramos de todo corazón.