Discurso de Edgardo Enríquez en homenaje a Miguel Enríquez

Discurso pronunciado por el Edgardo Enríquez Espinoza, en el acto de homenaje al Secretario General del MIR, Compañero Miguel Enríquez Espinoza, caído en combate contra las fuerzas de la dictadura gorila en Santiago de Chile, el 5 de octubre de 1974
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Compañero Armando Hart, miembro del Buro Político del Partido Comunista de Cuba.
Compañeros del Secretariado y del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Compañeros dirigentes de las organizaciones de masas aquí presentes.
Compañeros dirigentes de todos los partidos de la Izquierda Chilena presentes en esta tribuna.
Companeros trabajadores del pueblo de Cuba.
Compañeros y compañeras:

Quiero comenzar por decirles que este homenaje al Secretario General del MIR, compañero Miguel Enríquez, realizadó en el territorio de la primera revolución obrera y campesina de América Latina, auspiciado por el Partido de la clase obrera cubana, el Partido Comunista de Cuba, y en el Teatro -de la Confederación de Trabajadores de Cuba, C.T.C., es el mejor homenaje póstumo que se le puede rendir a Miguel Enríquez, un héroe de la clase obrera de Chile que cayó luchando por la revolución obrera y campesina de nuestro país.

Rendir este homenaje a nuestro Secretario General en el baluarte de la revolución proletaria de América Latina que es Cuba, es un honor para el Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile y un hecho muy emocionante para el orador que les habla.

Fue el triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, el que provocó un remezón en la conciencia de los pueblo y de los militantes de la izquierda de América Latina, en una época en que el dominio del imperialismo yanqui y de las burguesías nacionales del continente parecía tododeroso. Fue el ejemplo de esta revolución, fue el ejemplo de Fidel y del Ché, los que despertaron a la vida política y encendieron el optimismo revolucionario a toda una generación de revolucionarios latinoamericanos, entre los cuales se encontraban Miguel y sus compañeros. Fue el ejempí9 de esta revolución, que rompió con todos los escepticismos y esquematismos que se arrastraban desde décadas anteriores, el que influyó poderosamente en Miguel Enríquez y sus compañeros, y el que en 1965 condujo a la fundación del MIR. Posteriormente, fue el ejemplo revolucionario e internacionalista del Ché, la vida, la obra y la muerte de Ernesto Guevara, los que marcaron a fuego a toda una generación de revolucionarios latinoamericanos, entre los cuales estaba Miguel Enríquez


Compañeros, estas no son frases de cortesía, sino la más estricta verdad.

Los revolucionarios que hoy día están en la primera fila de la lucha contra el imperialismo y las burguesías nacionales en América Latina aprendieron de esta revolución que era y es posible derrotarlos. La clase obrera del continente, que hasta entonces sólo había cosechado derrotas cada vez que había confiado en los caudillos o los partidos de la gran burguesía latinoamericana, aprendió de esta revolución que era posible triunfar si la dirección política del pueblo tenía la firme voluntad de torrar el poder politíco para los trabajadores.

Los revolucionarios latinoanericanos discípulos de la revolución cubana

Los revolucionarios de América Latina aprendieron también de esta revolución y del Ché que en una revolución se triunfa o se muere si es verdadera. En este sentido, es completamente justo afirnar que los revolucionarios actuales del continente son discípulos de la Revolución Cubana y del Ché.

Miguel era uno de ellos, uno de los más destacados.

Por eso es tan emocionante para nosotros, por eso reviste la mayor significación para el MIR chileno, este acto de homenaje póstumo rendido en Cuba al Secretario General caído. Por eso es tan importante para nosotros que este homenaje póstumo a su menoría sea rendido en la cuna, en el territorio de la primera revolución proletaria triunfante en el continente.

Compañeros, este homenaje de la clase obrera, del pueblo y del Partido Comunista de Cuba representa para nosotros el acto más significativo e importante que se puede rendir al Secretario General caído.

Trazar un semblanza de la persona de Miguel Enríquez es una tarea muy difícil. Primero, porque su historia personal se confunde con la del MIR desde su más temprana juventud. Segundo, porque Miguel Enríquez no sólo era el Secretario General del MIR, sino que, fuera de toda duda, era el mejor, el más capaz y el más completo de sus compañeros.

Dirigentes y revolucionarios como él no se fornan de la noche a la mañana, y no cabe duda que reemplazarlo será para el MIR una tarea de titanes.

Pero lo haremos. El ejemplo de su vida y de su muerte, sus escritos, las normas que inculcó al MIR, nos darán la fuerza para hacerlo.

Por rara virtud, Miguel Enríquez reunía en su persona condiciones excepcionales de jefe político y teórico, jefe militar, y conductor y organizador de masas del Partido. Los que le sobrevivimos, dirigentes y militantes del MIR, deberemos hacer un gran esfuerzo para reemplazarlo y continuar adelante la lucha.

Sabemos que antes de morir heroicamente, Miguel manifestó su confianza en que los militantes del MIR sabrían continuar la lucha. Los dirigentes y militantes del Partido no defraudarán sus últimas palabras y sabrán honrar su memoria no retrocediendo sino continuando la lucha hasta el derrocamiento de la Junta Militar gorila.

Los militantes del MIR no se han dejado ni se dejarán Influir por la enorme campaña publicitaria que han montado los gorila, chilenos, con el vano propósito de desmoralizar al MIR y a la Resistencia Chilena a raíz de la muerte de Miguel. Y así lo ha manifestado ya la Dirección del MIR en una declaración emitida en Chile pocos días después de la muerte de Miguel y divulgada al mundo a traves de algunas agencias cablegráficas internacionales.

En la declaración aludida, la Comisión Política del MIR establece que Miguel murió luchando heroicamente en contra de más de quinientos efectivos militares que contaban con apoyo aéreo, y a los cuáles de todos modos ocasionó varias decenas de bajas antes de caer abatido. La declaración agrega que, a pesar de este golpe doloroso, la Comisión Política del MIR permanece en el país, que otro miembro de la dirección ha tomado el puesto del Secretario General y que la lucha continúa hasta la victoria final.

La herencia de Miguel Enriquez, un ejemplo y un Partido

Esa es la digna y valiente respuesta del MIR, de sus dirigentes y militantes ante la muerte de Miguel. Esa es la mejor prueba de que Miguel Enríquez supo formar a sus sucesores y a su Partido en la dura escuela del combate en contra de los enemigos del pueblo.

Es por ello que decimos que durante toda su vida Miguel había preparado la muerte de sus asesinos de hoy, pues Miguel ha dejado detrás suyo un ejemplo y un Partido que le sobreviven y que sabrán enterrar a sus asesinos.

Deja detrás suyo un ejemplo de consecuencia revolucionaria que asombra hasta a sus enemigos, el ejemplo del combatiente que no se entrega, del que lucha fieramente hasta el último aliento. Y este ejemplo será imitado cada vez más por los combatientes del pueblo de Chile.

Deja detrás suyo un partido marxista-leninista, el MIR chileno, cuyos dirigentes y militantes sabrán ser leales a su ejemplo, sabrán resistir este golpe amargo y doloroso, sabrán fortalecer las filas del Partido, transformando el odio e indignación en decisión irreductible de lucha contra la Junta Militar, la gran burguesía chilena y el imperialismo yanqui. Pues la muerte de Miguel ha ensanchado más aún el abismo de sangre limpia y generosa que separa irreconciliablemente al MIR y el pueblo de Chile de la dictadura gorila.

El Secretario General del MIR cayó gloriosamente, en desigual combate en contra de fuerzas militares enormemente superiores, y después de resistir durante más de dos horas con su fusil ametralladora. Esta forma de morir no es la de un mártir, sino la de un héroe de la clase obrera de Chile.

Pinochet y la alta oficialidad gorila deberían enrojecer de verguenza ante la ejemplar conducta en combate del Secretario General.

Asustados ante su ejemplo, los gorilas han intentado desprestigiar la imagen de Miguel y, por sobre todo, ocultar al mundo que para matarlo tuvieron que utilizar a más de quinientos hombres. Pues como gorilones cobardes que son nunca han arriesgado la vida en el campo de batalla, nunca han pasado más allá de dirigir el combate de sus subordinados desde cómodos escritorios.

Ninguno de nuestros prepotentes generales gorilas jamás ha ganado su grado en el campo de batalla sino que en cambio los han ganado en concíliábulos de pasillo.

El supuesto "honor militar de los gorilones chilenos no llega más allá de su "coraje" para ordenar a sus subordinados que masacren a obreros. y campesinos desamados.

Hasta en este terreno en el modo de combatir y de morir, Miguel Enríquez demostro a la alta oficialidad gorila de Chile que los jefes revolucionarios saben batirse en el campo de batalla, saben resistir hasta el último aliento, aún contra fuerzas aplastantemente superiores, y que saben morir gloriosamente. Hasta el falso honor mílitar del cuerpo de oficiales chilenos ha quedado desenmascarado como cóbardía con la muerte de Miguel Enríquez.

El comportamiento en combate de Miguel sin duda no tiene nada que ver con Pinochet, el "héroe" de las salas de estado mayor, el que nunca ha estado ni siquiera cerca de un campo de batalla, el que nunca ha enfrentado las balas directamente, el que sólo sabe ordenar a sus subordinados la masacre de un pueblo desarmado o la tortura a los detenidos y, naturalmente, desde un bien protegido y distante puesto de mando.

Tiemblan de espanto los gorilas chilenos, pues la muerte de Miguel les demuestra cómo saben combatir y enfrentar la muerte los revolucionarios, con que inmensa superioridad moral de fuerzas serán derrocados por los miles y miles de Miguel Enríquez que sabrán combatirlos con el mismo heroísmo que el Secretario General caído.

Pinochet el cobarde

Por su parte, los suboficiales, clases y tropas de las Fuerzas Armadas de Chile debieran hacerse ahora algunas preguntas sobre sus superiores. Dónde está el honor de estos militares de salón que jamás han sido capaces de ganar honrosamente una batalla?

Quinientos hombres contra uno!!

Esas son las únicas batallas que Pinochet el cobarde puede ganar!!

Pueblos desarmados son los unicos enemigos que Pinochet se atreve a enfrentar, y aún así, desde atrás de su escritorio.

Una mujer herida y embarazada de siete meses, la compañera de Miguel Enríquez, Carmen Castillo, es el único prisionero que pinochet pudo tomar en la contienda, después que Miguel había muerto. Y como gorilote cobarde e indigno que es, la mantiene detenida para asesinarla o torturarla.

El pueblo de Chile es un pueblo viril, y tiene una sola palabra para calificar a aquellos que como pinochet y sus gorilones solo deben desquitarse con las mujeres una vez que los hombres han muerto.

Esa palabra con que hoy corresponde calificar a pinochet la conoce todo el pueblo de Chile y también todos los pueblos del mundo. Ustedes saben cual es esa palabra Con ella hay que señalar con el dedo a Pinochet. Por lo pronto, hagamos un esfuerzo y califiquémoslo ante el mundo solamente de Pinochet el cobarde.

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Miguel Enríquez ha muerto como héroe de la clase obrera de Chile. Su memoria no puede ser motivo de llanto, de lamentaciones o de desmoralizaciones. El nunca lo habría permitido, ni lo permitió cuando otros compañeros cayeron en la lucha. Uno de sus rasgos personales más característicos era que no conocía ni perdonaba la debilidad.

Ahora su nombre es el estandarte de guerra del MIR, de la Resistencia Chilena en su conjunto y de la clase obrera y los oprimidos de Chile. Ahora su nombre se inscribe junto al Che y otros grandes revolucionarios de América Latina, que, aunque muertos, siguen inspirando la lucha de los vivos.

Otro miembro de la Comisión Política del MIR, uno de sus viejos camaradas de tantos años y tantas luchas ha tomado el fusil del Secretario General caído, y se ha puesto al frente del partido, tal como Miguel y la Comisión Política lo habían establecido.

Es decir, la bandera rojo y negro, aunque con pendón de luto, sigue firmemente de pie, flameando ahora más honrosa que nunca y en la primera fila del combate contra la dictadura.

El MIR seguira siendo pesadilla de Pinochet. El ejemplo de Miguel revivirá en cada combate de la Resistencia en el presente y en el futuro, templará más aún las filas del MIR, hará resistir a los torturados y será la inspiración y la consigna de la larga lucha de los obreros y campesinos de Chile. La lucha continua !!.

Viva Miguel Enriquez!!!, será ahora la consigna de la lucha irreconciliable del MIR y la resistencia chilena hasta el derrocamiento de la junta militar.

Viva Miguel Enriquez!!!, será la sentencia del pueblo de Chile a sus verdugos, a los que hará pagar crimen por crimen.

Viva Miguel Enríquez!!!, es ya la consigna de manifestaciones, desfiles multitudinarios y homenajes combativos a la memoria del Secretario General, realizados en Europa Occidental, Estados Unidos y América Latina, y que han obligado a las embajadas chilenas a hacerse proteger por cientos y cientos de policías armados hasta los dientes y por decenas y decenas de vehículos policiales.

Viva Miguel Enríquez!, es la palabra de orden de algunos sindicatos obreros de Europa Occidental que han realizado paros de quince minutos en homenaje al Secretario General.

Viva Migual Enríquez!!!, es el mejor homenaje al Secretario General caído, que aún después de muerto se sigue estimulando a los trabajadores y a los revolucionarios a la lucha, y que siguen inspirando el terror a sus asesinos.

Desde el golpe de estado hasta su muerte Miguel Enríquez permaneció en Chile a la cabeza del Partido.

El día del golpe militar participó personalmente en enfrentamientos armados con los esbirros. Posteriormente, dirigió directamente la reorganización clandestina del Partido y luchó sin tregua por la unidad de la izquierda chilena.

Pero Miguel no era solamente un hombre de acción, no era solamente uno de los más valerosos hombres de acción del Partido. Era también el jefe teórico y político del MIR. Buscado implacablemente por la dictadura, inmediatamente después del 11 de septiembre de 1973 se dió tiempo para escribir el principal documente del MIR para el periodo, en el que analiza brillantemente la nueva situación de la lucha de clases creada a raíz del golpe militar, establece las lecciones de la derrota popular, las perspectivas del futuro y la táctica del Partido.

Este documento fue el primer estudio sistemático y coherente elaborado por un partido de la izquierda chilena inmediatamente después del golpe militar. Fue aprobado por la Comisión Política del MIR en los primeros días de Diciembre de 73. Lleva por titulo "La dictadura gorila y la táctica de los revolucionarios en Chile", y constituye sin duda una contribución talentosa y original a la teoría del marxismo-leninismo, aplicada a las condiciones concretas de un período contrarrevolucionario como el que vive Chile hoy. Además, ese documento fue y es la orientación táctica y estratégica que fortaleció decisivamente las filas del MIR después del golpe de Estado.

Podemos atestiguar, y lo hacemos con emoción, que escribió este documente cuando su seguridad personal no estaca aún garantizada, cuando ya encabezaba la lista de los buscados por la dictadura, cuando arriesgaba la vida reorganizando las filas del MIR después del golpe y mientras burlaba una y otra vez los cercos de los esbirros.

En aquellos meses difíciles, meses en que todo parecía perdido, el Secretario General se lució más grande que nunca permaneciendo en Chile, en su puesto de lucha. Con una fe inconmovible en la clase obrera y el pueblo de Chile, fue el estímulo y alma de la reorganización del MIR y de la lucha por la estructuración de la Resistencia chilena.

Aunque su cabeza estaba puesta a precio por los gorilas, su energía y su ejemplo lograban prodigios en los demás. Su optimismo inquebrantable en la victoria levantaba el espíritu de los que se sentían derrotados, su ejemplo alejaba los temores de los débiles, sus insultos aislaban a los cobardes y sus palabras templaban las filas del MIR. Su prestigio personal entre las masas era inmenso. Su nombre era una esperanza para muchos. El lo puso al servicio del Partido y de la revinculación de éste con la clase obrera y el pueblo de Chile.

Organizador de masas por convicción ideológica y por aptitud personal, discutió largamente dentro del Partido las plataformas políticas y reivindicativas, y asimismo las formas orgánicas necesarias e indispensables para reestructurar el movimiento obrero y acelerar la reanimación general de la lucha de masas. Atento a toda manifestación de resistencia de las masas en contra de la dictadura, estudió personalmente con los encargados una por una las formas de lucha puestas en práctica por la clase obrera y los sectores populares más conscientes. Estableció cuidadosamente aquellas formas de lucha qué el Partido debía irrpulsar por todos los medios, su generalización a cada vez más vastas capas del pueblo, y se reunía periódicamente con los responsables de estas tareas para conocer la marcha del trabajo político del Partido. Sabía también que sólo la unidad de la izquierda, de todos los partidos de la izquierda chilena, junto a los cristianos progresistas, podía multiplicar los esfuerzos individuales de cada partido y acelerar la recuperación de la clase obrera y el pueblo y la reanimación general de sus luchas. Es decir, sabía que no bastaba el esfuerzo de un hombre, y ni si quiera de un sólo partido, para reorganizar las luchas proletarias al más corto plazo posible y derrocar a la dictadura. Llevado por este ánimo unitario, que era unánime en la Dirección del Partido, redactó personalmente la plataforna política que, con fecha febrero de 74, el MIR propuso a todas las fuerzas dispuestas a luchar contra la dictadura. Más aún, desde el mismo día del golpe hasta su muerte, supervigilo directamente las gestiones encaminadas a la constitución del Frente Político de la Resistencia en Chile.

Combatió sin tregua el derrotismo de los que creían que a raíz del golpe todo estaba perdido por un largo tiempo y también la impaciencia de los que pensaban que la victoria estaba a la vuelta de la esquina. Fundado en la experiencia del marxismo-leninismo, y en la observación empírica de los efectos de la contrarrevolución burguesa-imperialista chilena, la más profunda y extensa conocida en los últimos cuarenta o cincuenta años, el Secretario General volcó su esfuerzo personal a las dos tareas centrales del nuevo período: la reorganización del Partido para las nuevas condiciones de la lucha politica y militar de nasas, y el impulso de la unidad de los partidos de izquierda y los cristianos progresistas para el derrocamiento de la Junta Militar.

Miguel y la Comisión Política del MIR sabían que después de una derrota tan dura como la chilena, sin unidad de la izquierda no había posibilidad de pronta reanirnación de las luchas obreras y populares, por una parte, y que por otra parte, sin partido revolucionario no había posibilidad para la clase obrera de Chile de aprender las lecciones de la derrota y preparar el triunfo del futuro. Es decir, Miguel y la Comisión Política del MIR sabían que después de una contrarrevolución burguesa-imperialista tan profunda y extensa como la chilena, la unidad de las fuerzas antigorilas era la condición de la recuperación más pronta de la clase obrera y el pueblo de Chile de los golpes más duros sufridos desde el 11 de septiembre, y que la reconstrucción del Partido era la garantía de que esa reanimación posteriormente no desembocara en una nueva derrota popular.

A la vez, Miguel y la Dirección del MIR sabían que la lucha interburguesa agudizada después del golpe de Estado no podía confundir a la clase obrera y el pueblo de Chile al extremo de llevarlos a ponerse detrás de una oposición burguesa que, aunque levantaba y levanta algunas tímidas reivindicaciones humanitarias y democráticas frente a la dictadura, no dejaba ni deja de colaborar con ésta, llevada por el interés común de clase de asegurar la victoria del conjunto de la gran burguesía de Chile sobre la clase obrera y los partidos de la izquierda chilena.

El Secretario General, la Comisión Política y todos los militantes del MIR sostuvieron y sostienen que si bien es legítimo impulsar y aprovechar las brechas abiertas por la lucha interburguesa agudizada después del golpe, la caída de la dictadura sólo se producirá por obra de la lucha tenaz y sistemática de la Resistencia Popular, es decir, por obra de la fuerza propia de la clase obrera y el pueblo de Chile.

Para afirmar este camino era y es imprescindible sobreponerse a los efectos de la derrota popular del 11 de septiembre, luchar por impedir toda tentación de alianza de sectores populares chilenos con la oposición burguesa, es decir, con el Partido Demócrata Cristiano de Chile como tal y, en cambio, defender a todo trance la lucha política independiente, de cIase, de una alianza social constituida por la clase obrera, la pequeña burguesia pobre y las capas pobres del campo y la ciudad.

En medio de una derrota tan profunda, en que a veces todo recurso parecía legitimo, hasta las alianzas o los intentos de alianza con la oposición burguesa o las esperanzas en supuestos grupos militares progresistas del ejército gorila, el Secretario General luchd sin tregua por inpedir que la izquierda chilena cayera de hecho en una política de espera, en la ilusión de que la dictadura podría ser derrocada a corto plazo, exclusivamente por obra de las presiones de la oposición burguesa o de sectores supuestamente democráticos de las Fuerzas Armadas.

El Secretario General y la Dirección del Partido sabían y saben que toda apertura liberal en Chile no podría sino ser conquistada, fundamentamente, por obra de un fortalecimiento de la lucha conjunta de la izquierda chilena en contra de la dictadura y despues del derrocamiento de la misma.

El y la Dirección del MIR habían aprendido estas lecciones del estudio de los escritos de Lenin y de la experiencia mundial del proletariado después de la muerte del Jefe de la Revolución de Octubre. Además, la observación empírica del comportamiento de la Democracia Cristiana chilena demostraba y demuestra, a todo aquel, que no quiere cerrar los ojos voluntariamente, que no se puede luchar contra el enemigo aliándose con un cómplice y un colaborador del enemigo, como era y es el Partido Demócrata Cristiano de Chile como tal.

La muerte de Miguel Enríquez no demuestra otra cosa que este camino, el de la línea de clase para luchar en contra de la dictadura, es un camino muy difícil y que hay que estar dispuesto a pagar un precio muy alto en el recorrido.

El camino de la revolución no es un lecho de rosas, ni la primera salida, ni la más fácil que se ofrece a los pueblos de América Latina. A veces, como ocurre hoy día en Chile, es el camino más difícil.

Pero no hay otra alternativa.

Por eso, la muerte de Miguel no es para el MIR un mensaje de retirada política sino precisamente lo contrario, un mandato para seguir su lucha intransigentemente hasta la victoria final.

El Secretario General del MIR, entonces, no sólo ha caído luchando en contra de la dictadura gorila sino que, además, luchando por un camino independiente, por una línea de clase en contra de la dictadura burguesa-imperialista de Chile. Por eso decimos que Miguel Enríquez no es sólo un héroe de la lucha contra la tiranía de los gorilas, sino que es, además, un héroe de la lucha independiente de la clase obrera y del pueblo de Chile en contra de la dictadura.

Nuestro Secretario General ha caído gloriosamente luchando por esa linea política, por ese programa. No seremos nosotros, los dirigentes y militantes del MIR que le sobrevivimos, quienes traicionemos su herencia, su ejemplo y su lucha.

Ford y Kissinger pueden estar o no dispuestos a arrojar a Pinochet al basurero, hoy, mañana o pasado mañlana, en función de las dificultades que les significa sostener un esbirro tan bárbaro y tan caro como lo es Pinochet y. su banda de asesinos. Ford y Kissinger pueden o no sacrificar a Pinochet a cambio de algún otro generalote o del mismo Frei. Sin embargo, las hipotéticas aperturas liberales propiciadas por el im perialismo no son ni pueden ser la meta de la clase obrera de Chile.

Los testaferros militares o civiles del imperialismo, Pinochet o Freí, además, hoy por hoy caminan del brazo. La clase obrera de Chile sabe que ambos son sus enemigos irreconciliables, que ambos son engendros de la CIA, y que sólo contando con sus propias fuerzas la clase obrera podrá unir a todo el pueblo detrás suyo y derrocar a la dictadura.

No tenemos otra alternativa realista y eficaz. Miguel Enríquez y la Dirección del MIR comprendieron esto muy bien después del golpe de Estado gorila. Comprendieron que para demostrar la corrección de este camino era imprescindible fortalecer y endurecer al Partido, y disponerlo para el camino más difícil, el de la lucha independiente de la clase obrera y el pueblo de Chile por sus propios objetivos. Al momento de la muerte de Miguel, el MIR estaba ya reorganizado para las nuevas condiciones de lucha clandestina y endurecido ideológicamente para transitar por este difícil camino. A ese objetivo el Secretario General había dedicado sus últimos meses de Vida. Su muerte ha sido, pues, un precio terrible y doloroso que hay que estar dispuesto a continuar pagando.

Al caer, cubierto de gloria, el Secretario General no deja, pues, un camino de retirada sino un impulso hacia adelante. Muchos otros habían caido antes que él y muchos más caerán en el futuro. Miguel murió gloriosamente defendiendo este camino, el único camino de la victoria. Después de su muerte el MIR continuará defendiendo esta linea política. Y, por sobre todo, el MIR sera consecuente con el ideario que animó al Secretario General durante toda su vida política.

El partido de la revolución proletaria

Este ideario no es otro que la lucha por la construcción del partido revolucionario de la clase obrera, el partido de la revolución proletaria de Chile. Desde su temprana juventud hasta el día de su muerte, Miguel Enríquez dedicó su esfuerzo a la construccion de ese partido, desde el punto de vista político, militar, orgánico, teórico y de masas. El y la Dirección del MIR sabían de sobra que no basta proclamarse revolucionario para serlo en realidad. El y la Comisión Política sabían que la construcción del partido revo lucionario de la clase obrera es una de las empresas históricas más difíciles de la época contemporánea. El y la Comisión Política sabían que el partido de la revolución no se forma a partir de "iluminados" ni tampoco de la noche a la mañana.

El sabía que, en cambio, este partido sólo puede ser obra de la tenacidad, de la disciplina, el rigor teórico y, por sobre todo, de la disposición a aprender permanentemente de la clase obrera y de los desposeídos. Es decir, Miguel Enríquez sabía que para triunfar en esta empresa, es imprescindible contar con una imperiosa voluntad de vencer. Y durante toda su vida política Miguel demostró que tenía ese rigor y esa voluntad indispensables. Que tenía la cualidad superior que distingue a los revolucionarios de los que no lo son: la intransigencia en los principios.

Intransigencia Revolucionaria

Pues fue la intransigencia revolucionaria la que le llevó a los veinticinco años de edad, como Secretarto General del MIR, a resistir las desviaciones de derecha y de izquierda que se dieron en 1969 en el primitivo MIR, a diseñar la línea de las "acciones directas'1 como nueva forma de lucha, y a encabezar personalmente la lucha clandestina del Partido en contra el gobierno de Frel. En aquellos años, el MIR surgía de la clandestinidad como un grupo revolucionario, aún débilmente implantado en la clase obrera y el pueblo de Chile, y le tocaba hacer frente a un nuevo periodo de la lucha de clases, para el cual no estaba aún debidamente preparado.

Pues, a partir del triunfo electoral de Salvador Allende en septiembre de 1970, el MIR enfrentó una situación de lucha de clases que le habría de exigir enormes esfuerzos de lucidez y previsión para responder como era debido. La situación casi no tenía precedentes anteriores en América Latina, o por decir mejor, muchos otros grupos revolucionarios, como era el nuestro en ese entonces, habían fracasado estruendosanente al enfrentar situaciones análogas o similares. Aunque entonces no sabíamos expresarlo claramente, el MIR enfrentaba una crisis de dominación burguesa sin estar aún constituido como Partido ni como vanguardia revolucionaria de la clase obrera propiamente tal. La historia indicaba que en tales condiciones era muy difícil construir el partido revolucionario de la clase obrera al calor mismo de la crisis de dominación, y, más difícil aún, evitar la contrarrevolución burguesa ultrarreaccionaria en caso de que este partido no lograra constituirse como tal, en el plazo oportuno. Bajo la dirección de Miguel Enríquez el MIR comenzó una acelerada carrera contra el tiempo para ganar la conducción de la clase obrera de Chile, antes de que la gran burguesía lograra reagrupar sus fuerzas y emprender la contraofensiva reaccionaria. Aunque se logró hacer un Partido del pequño grupo que era el MIR a fines de 1970, y se logró perfilarlo como una alternativa revolucionaria del pueblo de Chile, no se logró, en cambio, ganar para el Partido al conjunto de la vanguardia proletaria de Chile ni, por tanto, la dirección política de la clase obrera de nuestro país.

El resultado no fue otro que el que la teoría leninista había constatado hacía más de cincuenta años: el triunfo de la contrarrevolución burguesa ultrarreaccionaria. Pero, aunque no se logró triunfar ni Impedir la derrota, la actividad del MIR dejó una experiencia no desmoralizadora para sus militantes y para un sector de la vanguardia proletaria de Chile, experiencia sin la cual habría sido muy difícil sobreponerse a la derrota del 11 de septiembre. Es completamente exacto afirmar hoy día que sin la dirección de Miguel Enríquez el MIR no habría logrado transformarse en un Partido en el breve plazo comprendido entre 1970 y 1973. Posteriormente, cuando sobrevino el golpe de Estado, Miguel fue no sólo el más valeroso sino que uno de los más lúcidos dirigentes de la izquierda chilena, que acometió directamente la tarea de la reorganización del Partido y la estructuración de la Resistencia en contra de la dictadura. Nunca lució más alto el prestigio del MIR que en esta época en que todo el mundo sabía que su Secretario General permanecía en Chile a la cabeza del Partido. El pueblo sabía que él estaba allí, sabía que él se había quedado a cumplir con su deber y depositaba grandes esperanzas en él. Por su parte, él estaba convencido que ya no se debía a sí mismo, sino que a su papel de organizador y conductor de la clase obrera.

... comprendía que el riesgo de su muerte era un precio que habla que estar dispuesto a pagar para lograr la reorganización del MIR y la unidad de la izquierda chilena

La muerte lo sorprendió en plena madurez política, fundido con la clase obrera y el pueblo de Chile, cuando comprendía cabalmente que el riesgo de su muerte era un precio que había que estar dispuesto a pagar para lograr la reorganización del MIR y la unidad de la izquierda chilena. El y la Comisión Política estaban y están convencidos que el derroca miento de la Junta Militar gorila no podrá ser obra sino de una combinación muy variada de fornas de lucha, en la cual la lucha armada de masas deberá ocupar progresivamente un lugar cada vez más preponderante. El MIR, y en primer lugar Miguel Enríquez, se esforzó y se esfuerza en la organización de los primeros embriones del futuro Ejército Revolucionario del Pueblo, el instrumento militar de masas de la clase obrera y del pueblo de Chile para derrocar a la dictadura. De los combates de septiembre, donde Miguel había participado personalmente con las armas en la mano, extrajo como conclusión que a los militantes del MIR y a la clase obrera de Chile les faltaba la experiencia misma del combate militar, indispensable para enfrentar a asesinos profesionales como son los gorilas chilenos. Imbuido de esta idea, propició después del golpe de Estado, lniciatvas para foguear progresivamente a los militantes del MIR en los hábitos y normas de la futura contienda militar de masas en contra de la dictadura.

Discípulo político del Ché, entendía su tarea de dirigente como un deber antes que un derecho, y a veces, cuando era necesario, no rehuía participar y dirigir las tareas más riesgosas en medio de la más brutal represión gorila. Al cabo de una de esas tareas peligrosas, encontró la muerte el pasado 5 de octubre. Si desde el golpe de Estado hábían caído miles de víctimas de la clase obrera y del pueblo de Chile, Miguel Enríquez y la Dirección del MIR no encontraban motivos por los cuales un dirigente de la izquierda podía permitirse el lujo de marginarse del peligro. Si más de un año de lucha clandestina no habían logrado aún la unidad de la izquierda chilena, Miguel Enríquez confiaba en que su presencia en Chile debería acelerar este cbjetivo. Si más de un año de hambre y de terror exigían la más pronta lucha del pueblo, Miguel contaba también con que su presencia contribuiría también a ese objetivo.

No se equivocó.

Lo que no alcanzó a hacer en vida, lo logrará y lo está logrando el ejemplo de su muerte. Así cono Salvador Allende murió defendiendo el gobierno de la Unidad Popular que era apoyado por la clase obrera y el pueblo de Chile, Miguel Enriquez sucumbió luchando por organizar a la clase obrera y al pueblo y por unir a la izquierda chilena para el derrocamiento de la dictadura. Cada uno a su manera, Salvador Allende y Miguel Enríquez, son hoy banderas de unidad y de combate del pueblo contra la dictadura.

Internacionalismo Revolucionario

Internacionalista de convicciones profundas, sabia que la lucha de la clase obrera de Chile era y es la lucha de todos los pueblos del mundo. Por ello, saludó con entusiasmo la solidaridad militante que desde un primer momento ofrendaron al pueblo de Chile el Partido y el pueblo cubano. El y la Dirección del MIR saludaron con entusiasmo la ruptura de relaciones diplomáticas con la dictadura y la actitud solidaria asumida por Cuba, la URSS, la RDA, Vietnam, Corea y la mayoría de los Estados del campo socialista, por Argelia y otros Estados progresistas. Asimismo, el Secretario General del MIR abrió nuevas relaciones solidarias con nuestros Partidos hermanos dé América Latina, el PRT- ERP argentino, el MLN-Tupamaros uruguayo, y el ELN boliviano. Estas relaciones solidarias revisten la más profunda significación para el futuro de la lucha revolucionaria en el Cono Sur de América Latina. Además, estos Partidos hermanos han tenido hacia nosotros actitudes solidarias de una generosidad sin precedentes, y que destacamos ante todos los revolucionarios del mundo. Así mismo, otras fuerzas revolucionarias y progresistas de América Latina, Europa Occidental y Estados Unidos nos han brindado también su solidaridad militante.

Héroe de la clase obrera

Ahora el nombre de Miguel Enríquez es la bandera de guerra del MIR, la Resistencia chilena y la clase obrera y los oprimidos de Chile.

El suyo no será un recuerdo pasajero en la memoria de algunos pocos.

Ha muerto como un héroe popular, como un héroe de la clase obrera de Chile, cuyo ejemplo, cuyo Partido y cuyos escritos impulsarán la guerra a muerte de los oprimidos en contra de la dictadura.

Recuerdo palabras de una declaración de la Comisión Política de fecha 10 de septiembre de 1974, escritas tan sólo algunas pocas semanas antes de su muerte, palabras en las cuales su redacción personal es inconfundible:

"La lucha será larga y difícil. Recién comienza. Hemos recibido algunos golpes. Los hemos superado. Más golpes vendrán. Sabemos que en esta lucha se nos puede ir la Vida, pero la continuarenns hasta la victoria final."

Los cables provenientes de Chile informan que los gorilas vigilaron celósamente el recorrido de su ataúd hasta la tumba y desplegaron un enorme contingente para impedir todo cortejo fúnebre.

Es que hasta los gorilas saben que la clase obrera y el pueblo de Chile apretaron los dientes de rabia cuando él cayó luchando por ellos, que lo admiraban y lo querían con esperanza y que habrían desbordado las calles de Santiago para acompañar sus restos mortales.

Pero es inútil que los gorilas traten de separarlo del pueblo. Su Vida, su obra y su ejemplo harán nacer muchos Miguel Enríquez de las entrañas de la clase obrera. Más temprano que tarde, miles de Miguel Enríquez conformarán los destacamentos más aguerridos y heroicos de la clase obrera de Chile. Entonces la dictadura militar de la gran burguesía chilena y del imperialisno yanqui temblará de espanto ante estos soldados de la clase obrera, nacidos del ejemplo de Miguel y otros héroes populares.

Más temprano qua tarde la clase obrera y el pueblo de Chile, y un nuevo ejército, el Ejército Revolucionario del Pueblo, comenzarán a dar golpes cada vez más contundentes a la dictadura gorila.

. Entonces Pinochet conocerá, no al pueblo desarmado del 11 de septiembre de 1973, sino a la fuerza terrible de la revolución proletaria.

Entonces otros días vendrán. Los que lo conocieron aprenderán de Miguel para vencer.

Y un día del futuro, ese día en que los obreros y campesinos de Chile derrocarán por las armas a Pinochet, ese día en que la revolución proletaria hará valer su tuerza descomunal, ese día en que muerto por muerto sera vengado, en que el Estado burgués y su cuerpo de oficiales seran demolidos hasta sus cimientos para dar paso al nuevo Estado de los obreros y campesinos de Chile, ese día glorioso,. la imagen de Miguel Enríquez guiará la ira de los trabajadores y de los desposeídos, y no habrá caverna donde los verdugos del pueblo de Chile puedan esconderse.

Viva Miguel Enríquez!, será una vez más la consigna de la clase obrera de Chile, que entonces acudirá a la tumba del fundador, del que en apenas treinta anos de vida contribuyó decisivamente a la preparación de las basas teóricas y materiales de la revolución proletaria de Chile.

Viva Miguel Enríquez!, será entonces el grito victorioso del ejército de la clase obrera de Chile, del Ejército Revolucionario del Pueblo, que entences recordará una vez más a su inspirador, al primero y el más destacado revolucionario chileno que construyó los primeros embriones del Ejército Revolucionario del Pueblo, y que supo morir como un soldado de la clase obrera.

GLORIA Y HONOR AL SECRETARIO GENERAL CAlDO EN COMBATE !!
EL NOMBRE DE MIGUEL ENRíQUEZ ES EL ESTANDARTE DE GUERRA DE LOS OPRIMIDOS, DE LA RESISTENCIA CHILENA Y LOS MILITANTES DEL MIR I!
EL NOMBRE DE MIGUEL ENRíQUEZ, EL DE SALVADOR ALLENDE Y OTROS HEROES POPULARES SON LA BANDERA DE UNIDAD DE LA IZQUIERDA CHILENA !!
OTRO HA TOMADO EL FUSIL DEL SECRETARIO GENERAL CAIDO !!
EL MIR NO SE RINDE !!
LA RESISTENCIA POPULAR TRIUNFARA !!
VIVA LA REVOLUCION OBRERA Y CAMPESINA DE CHILE !!
VIVA MIGUEL ENRíQUEZ !!
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Este acto de Homenaje a Miguel Enríquez, fue organizado por el PC de Cuba asistieron representantes de todos los partidos de la Izquierda chilena, y tuvo lugar en el Teatro Lázaro Peña de la Confederación de Trabajadores de Cuba, el día 21 de Octubre de 1974, en La Habana, Cuba.