EL LEGADO DEL “CHÉ” DENTRO DEL EJÉRCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL DE COLOMBIA
A 41 AÑOS DE SU CAÍDA EN COMBATE
8 de octubre del 2008
“Yo sabía bien que ibas a volver
de cualquier lugar…”
Gerardo Alfonso (trovador cubano).
Hace casi cinco décadas, en 1962, un puñado de jóvenes soñadores procedentes del movimiento estudiantil colombiano llegaron a Cuba becados por la revolución de los barbudos. Alentados por la imperiosa defensa de la Revolución cubana, a raíz de la invasión del imperialismo norteamericano a la isla rebelde (1960–1962), éstos 60 jóvenes estaban dispuestos, si fuera necesario, a entregar su vida en defensa de la dignidad continental. En consecuencia, varios de ellos recibieron instrucción militar y participaron en la lucha con la Contra que trató de establecerse en la Sierra del Escambray.
Luego de mucha discusión y debate, once de los sesenta compañeros llegan a la conclusión de regresar a Colombia a impulsar la lucha guerrillera y crean en Cuba, en 1962, un agrupamiento guerrillero revolucionario al que llaman la Brigada pro Liberación José Antonio Galán, cuyo propósito es prepararse militarmente para regresar al país a impulsar la lucha armada.
El dirigente de este grupo de jóvenes, Fabio Vásquez Castaño, entabló una relación directa con el Ché Guevara con el fin de construir, lo que dos años después sería, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia.
Fue así como el ELN, una organización político-militar, llegó a fundarse en las montañas de Colombia el 4 de julio de 1964.
A lo largo de éstos 43 años de lucha revolucionaria, nuestra Organización ha pasado por muchos cambios: Hemos vivido crisis y resurgido de ellas; hemos conquistado victorias y sufrido derrotas; hemos caído en dogmatismos y militarismos y también hemos madurado y crecido en nuestras concepciones y procesos de construcción política.
Desde sus inicios, nuestro ELN fue construido bajo una concepción guevarista y, a pesar de los muchos cambios que hemos vivido, mantenemos al guevarismo como una constante fundamental de nuestra praxis revolucionaria.
Podemos decir, sin ánimo de presunción, que el legado del Ché continúa vivo en el imaginario colectivo y revolucionario de los hombres y mujeres que militan en nuestras estructuras rurales y urbanas.
El Ché dejó el más hermoso de los legados para todos aquellos que anhelamos la liberación de los oprimidos y excluidos. Con su ejemplo, su ética, su humanismo, su internacionalismo y su fe inquebrantable en la mujer y el hombre nuevos, el Ché penetra la memoria colectiva de los pueblos que tan tercamente insisten en el derecho a la Utopía.
Es así como el Ché regresa siempre al mundo que lo parió. Regresa a un mundo de ignominias e injusticias; a un mundo de dolores y torturas, de soledades e infamias y reclama lo que es justo y necesario reclamar: la transformación de las estructuras políticas, económicas, ideológicas y morales y toda práctica capitalista que engendra la injusticia social.
Para el ELN de Colombia, el legado que nos dejó el Ché es de riqueza infinita:
« El Ché es el recuerdo permanente de que quien es revolucionario es quien hace la revolución, y no quien simplemente hable o viva de ella.
« El Ché es esa terca insistencia en la ética de la consecuencia política: la ética de decir lo que se piensa y hacer lo que se dice; la ética de una vida consagrada a una idea, a un sentimiento, a un proyecto. El Ché es eje que determina toda práctica revolucionaria de presente y futuro, y la ética es una praxis cristalina que irrumpe en la conciencia de los hombres y las mujeres insurrectas contra las estructuras caducas y opresoras de pueblos.
« El Ché nos regresa a la moral revolucionaria de la lucha por la construcción de una sociedad donde imperan los valores de la honradez, la responsabilidad, la solidaridad, la austeridad y la conciencia colectivas por encima de la mezquindad, la avaricia, el individualismo y la competencia. Para el ELN, el ideal moral es un arma fundamental en la lucha de clases y la lucha por la liberación nacional.
« El Ché es entonces el recuerdo del humanismo revolucionario, que insiste en que lo que nos debe guiar - ante todo - son “los grandes sentimientos de amor”, por el pueblo pobre y oprimido.
« El Ché es la fe irrenunciable en el proyecto del hombre y la mujer nuevos, es el reconocernos a nosotros mismos como proyecto inacabado, como la “arcilla fundamental” de la nueva sociedad; es el ejemplo de la lucha permanente por el hombre y la mujer como hacedores de la historia, por el socialismo como sistema de justicia, igualdad y libertad, y por la revolución como acto permanente de subversión de las leyes y los principios rígidos de los poderosos.
« El Ché es la revolución hecha ternura.
« El Ché es la sabiduría y audacia militar, que rompe con todos los esquemas preestablecidos y elabora nuevas doctrinas producto de sus prácticas.
« El Ché no es un mito, es el revolucionario forjado paso a paso, golpe a golpe, combate a combate, que por su fe y amor por los pobres y desposeídos, supo hacer renacer la esperanza en el destino de la humanidad y construir los caminos de nuevos amaneceres.
« Para el ELN, el Ché tampoco representa un culto a la muerte o al martirio, porque, para nosotros, morir por morir no es morir. Por el contrario, el Ché representa la veneración a la vida plena y a la libertad absoluta porque, como él mismo lo pronunció: “somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres.” La muerte, en ese sentido, es el sacrificio consciente por el bienestar de la humanidad.
« El Ché es el internacionalismo inclaudicable, el sentirse patriota de América Latina y del mundo entero, es ese “temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo”, es también eje imprescindible de la ética revolucionaria, es “dar la vida por la liberación de cualquier país sin pedirle nada a nadie”.
Por todo lo anterior y por mucho más, decimos hoy más que nunca que el Ché camina con el Ejército de Liberación Nacional porque hoy su legado renace como la fundación de las luchas por la emancipación de los pueblos.
A lo largo de estas décadas de lucha y guerra popular, el ELN ha crecido en fortaleza ideológica y en la firme convicción de que la utopía, la esperanza y el socialismo, no quedaron sepultados bajo los escombros del Muro de Berlín, sino que éstos resurgen (e insurgen) en el pensamiento de Martí, Bolívar, Mariátegui, San Martín, Artígas, Morelos e Hidalgo, Camilo, Fidel, y a todos los héroes de América. Igualmente, el Ché interpreta el pensamiento de Marx, Lenin, Mao y Ho Chi Minh y otros con la mente abierta y predisposición flexible, sin dogmatismos o sectarismos, para construir una praxis propia.
Al igual que el Ché, el ELN entiende que la lucha tiene como base la injusticia que vive el pueblo y por lo tanto somos expresión de este pueblo organizado que día a día construye el poder en campos y ciudades, en ranchos y escuelas, en fábricas y frentes guerrilleros y frentes de guerra.
En los pasos de la militancia elena, aquella que camina las cordilleras, los llanos, las selvas y las ciudades de Colombia; en los pasos de todos aquellos que resisten y se rebelan desde sus barrios, sus centros de trabajo y sus universidades, el Ché vuelve desde muchos lugares.
Hoy, en todos aquellos rincones de Nuestra América por donde soplan los vientos de la liberación, nos encontramos con su querida presencia, su pensamiento y acción. Todos los soñadores de mundos nuevos rendimos homenaje a su obra, a su vida, a su ejemplo.
El ELN tiene la absoluta certeza de que el Ché estará presente en cada combate que se libre por la vida digna de los pobres en cualquier rincón del mundo.
El ELN se une a todos los revolucionarios del mundo para recordar que en esta luctuosa fecha, se cumplen 41 años de la desaparición física del siempre presente Comandante, Ernesto “Che” Guevara. Rendimos hoy como siempre un homenaje perenne al más grande entre los grandes guerrilleros del mundo. Su ejemplo se alza altivo, digno y más vivo que nunca en todos y cada uno de los que luchamos por hacer que el mundo sea cada vez más feliz, con pan, democracia y soberanía para todos y todas.
….Nosotros también sabíamos bien, que ibas a volver, de cualquier lugar.