Guerra de Guerrillas: Forma de lucha de los Pueblos

GUERRA DE GUERRILLAS: FORMA DE LUCHA DE LOS PUEBLOS

La lucha de clases origen de las guerrillas

La discusión respecto al origen de la violencia y las formas de lucha se reduce a estas afirmaciones de Marx y Engels hechas en el Manifiesto Comunista: “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días, es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, se enfrentaron siempre; mantuvieron una lucha constante, velada unas veces, y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes”. Y en otra parte Marx diría que “la violencia revolucionaria es la partera de la historia”.

Como vemos, la encarnizada lucha de clases, nos permite comprender que las transformaciones sociales se producen a través de la violencia revolucionaria, en razón de que ninguna sociedad dividida en clases, ninguna clase dominante ha soltado el poder pacíficamente, siempre ha sido necesaria la utilización de la violencia revolucionaria de las masas.

Todas las sociedades divididas en clases, viven una permanente confrontación en todos sus órdenes. En cada una de estas sociedades, las clases sociales dominantes imprimen unas formas de explotación y opresión, mientras las clases dominadas establecen unas formas de lucha y resistencia, según los casos.

Siendo que todo el proceso de desarrollo y transformación de los distintos modos de producción, han sido a través de las luchas de clases y violencia revolucionaria, la guerra de guerrillas ha sido una forma inevitable de lucha en toda la historia de la humanidad, digamos que la más preferida para los pueblos.

Aunque la historia en general ha dedicado a la guerra y a los ejércitos regulares un amplio espacio, muchas veces un espacio casi único, no siempre en esas historias se encuentran desarrolladas la guerra de guerrillas, porque suelen dedicarse más a las guerras convencionales, a las operaciones militares entre ejércitos regulares y a las hazañas de los grandes generales.

Pero se afirma que de la guerra ningún grupo humano ha quedado exento en la historia, de allí que se pueden apreciar innumerables veces, el método de la lucha guerrillera, aunque no haya sido muy documentada, por capricho deliberado de las clases en el poder que son las que han escrito la historia.

Y pese a que la palabra guerrilla tiene un origen relativamente cercano en el tiempo, el uso de las acciones guerrilleras se remonta a los mismos orígenes de la guerra, y su práctica ha sido recomendada por todos los teóricos y estrategas de la guerra desde la aparición de ésta.

En efecto, desde la descomposición de la comunidad primitiva, pasando por el esclavismo y el feudalismo, hasta la sociedad capitalista de nuestros días, han sido reiterados y permanentes los conflictos armados derivados de la lucha de clases, siendo la guerrilla un método muy eficaz.

La resistencia guerrillera desde siempre

Sabido es que en los primeros tiempos de la comunidad primitiva no había lucha de clases porque todos los medios e instrumentos que poseían los hombres eran de propiedad colectiva, en beneficio de toda la colectividad.

Con el desarrollo de las fuerzas productivas se producen las divisiones sociales del trabajo; unos se dedican a la agricultura y otros a la ganadería, después los artesanos se independizarían con sus propias industrias; comenzó así a producirse más medios de sustento, surgen entonces los sobrantes y con ello la apropiación por parte de los más fuertes. De esta manera apareció la propiedad privada y las clases sociales, como también las guerras de dominio y resistencia entre tribus. A los prisioneros de las guerras por conveniencia ya no los mataban, sino que les reducían a esclavos. La humanidad había entrado al esclavismo. Aparecieron los esclavos y esclavistas, pero los esclavos desde el inicio resistieron al dominio y opresión, utilizando multiplicidad de formas de lucha, como las rebeliones y guerrillas.

A partir de allí cambia el rostro del mundo con más intensidad. Se viven las grandes guerras de ocupación y liberación, sin las cuales no hubieran surgido y desaparecido las poderosas sociedades esclavistas como Egipto, Babilonia, Persia, Grecia o Roma.

En estos procesos, la importancia de la guerrilla fue diversa, pero nació fundamentalmente como una forma de lucha contra el invasor y opresor.

A lo largo de la historia hay muchos ejemplos de guerras de guerrillas que se combinan con insurrecciones campesinas y alzamientos urbanos. Según el relato bíblico, los judíos conquistaron Canaán mediante el acoso y la emboscada; Alejandro Magno debió enfrentarse a la resistencia guerrillera de las tribus montañesas en su incursión a Persia. Los judíos eran hábiles guerrilleros que, pese a la destrucción de la fortaleza de Jerusalén por los romanos, no terminaron con la resistencia. En oposición a la dominación de Judea, fueron los zelotas quienes continuaron luchando contra el imperio romano, manteniendo una guerra de guerrillas hasta la toma de la ciudad de Masada en el año 73. Por otro lado, China fue la región asiática donde se produjeron más rebeliones, adquiriendo un carácter insurreccional con grandes ejércitos campesinos.

Ya antes, en las épocas en que las legiones de Roma ocupaban los vastos territorios europeos, muchos pueblos en la Galia, Germania e Hispania se opusieron a ellas por medio de las guerrillas. Luego, durante las guerras púnicas entre Roma y Cartago, las tribus salasias hostigaban a los ejércitos de Aníbal cuando cruzaban los Alpes, sin exponerse a un encuentro abierto. En otros escenarios, otros pueblos retomaban con éxito el método de la guerrilla para hacer resquebrajar al debilitado imperio.

Todos estos casos demuestran la aplicación de las técnicas de la guerra de guerrillas, cuando pequeños grupos armados, de gran movilidad y audacia, mantenían en vilo a ejércitos más poderosos en armamento y número.

Para derrumbar al esclavismo, fueron los esclavos quienes se rebelaron contra los esclavistas en innumerables guerras, utilizando las guerrillas como instrumento efectivo, siendo la más destacada la de Espartaco, en el imperio Romano.

Al fin tumbado el imperio, los esclavos consiguieron dejar de ser vendidos como animales y entraron al feudalismo como siervos, continuando la resistencia. Pues el nuevo sistema que se impuso no acabó la opresión, los oprimidos devinieron en campesinos de los señores feudales contra los cuales volvieron a levantarse en inmensas y tenaces luchas por arrancar las tierras que trabajaban y por destruir esa sociedad. Entre los propios feudales, en donde intervino también la iglesia, se desataron multitud de contiendas para definir quien era el rey y constituir las poderosas monarquías.

En la edad media, se encuentran valiosos ejemplos de guerrillas que repelían a los invasores y opresores, como las que se organizaron en la península ibérica contra los musulmanes; los vascos contra Carlomagno; la oposición de los galeses a la invasión normanda e inglesa mediante guerrillas de arqueros desde el siglo XII, o los movimientos reformistas en contra de la iglesia de Roma. Más aún, en la época de la disolución de los reinos y monarquías, como durante las guerras campesinas de los treinta años (1618-1648), pasando por la revolución francesa, han sido ensayadas diversidad de formas de lucha como las revueltas, la formación de barricadas, las insurrecciones armadas y las guerras de guerrillas.

Derrumbado el feudalismo, sobre sus ruinas se alzó el capitalismo y desde que apareció lo hizo en medio de guerras. Para consolidarse y sostenerse ha provocado las más sangrientas guerras que ha conocido la humanidad, como las dos Guerras Mundiales en el siglo XX; todo esto sin contar las contínuas agresiones de los países imperialistas contra nuestras naciones oprimidas, que hicieron gestar los distintos movimientos de liberación nacional en todos los continentes.

Modernamente, la guerra independentista de EEUU. fue acompañada por guerrillas que sorprendían a las tropas inglesas en emboscadas, igual sucedió en la guerra de cesesión. Durante la invasión napoleónica en la península ibérica, los españoles opusieron la primera gran resistencia nacional que salió al paso del Emperador en su absorción de Europa, a base de facciones guerrilleras, estableciendo precisamente el termino “guerrilla”.

Durante las luchas de independencia Hispanoamericana, guerrilleros y no otra cosa fueron los combatientes más eficaces contra la dominación española. Allí, tanto los ejércitos patriotas como los realistas recurrieron a la táctica de guerras de guerrillas. Los principales focos de las guerrillas independentistas fueron Nueva España, Venezuela, Colombia, Alto Perú, noroeste argentino y el centro sur chileno.

En el siglo XIX, los movimientos nacionalistas como el de Garibaldi en Italia, la guerra de independencia de los griegos durante la dominación turca, principalmente, se basaron en luchas de grupos civiles armados. Iniciando el siglo XX, durante la guerra de los boers en la actual Sudáfrica, utilizaron esa táctica contra el imperio británico. Y en México, Francisco Villa y Emiliano Zapata, con el método guerrillero formaron ejércitos de campesinos e iniciaron la revolución mexicana. Después vino la revolución rusa de 1917.

En el siglo XX, la lucha guerrillera fue encontrando con mayor frecuencia nuevos exponentes: Lawrence de Arabia en la Guerra de los Catorce; los maquis durante la resistencia francesa en la II Guerra Mundial; Tito y sus partisanos contra las fuerzas alemanas de ocupación en los Balcanes, igual que en el resto de Europa; Los guerrilleros de la Unión Soviética quienes mantuvieron en jaque a las fuerzas alemanas durante todo el tiempo de la ocupación, especialmente en Ucrania. Otros ejemplos como Mao en China, Grivas en Chipre; el FLN argelino; el Che Guevara y Fidel Castro en la Sierra Maestra; Ho Chi Minh y Vo Nguyen Giap en Vietnam, y en este último tiempo, los guerrilleros palestinos y árabes que han actuado contra las fuerzas israelitas y norteamericanas. En todas estas experiencias, los pequeños destacamentos de guerrilleros, amparados por las montañas o los cascos urbanos, con sus ataques relámpagos y sus bombas de fabricación casera, han sido un elemento clave en las difíciles condiciones de la ocupación extranjera.

La guerrilla ha sido parte activa en el escenario mundial desde siempre, sin embargo se han destacado más desde la segunda mitad del siglo XX, cuando triunfara la revolución cubana. Desde ahí se conocerían las experiencias de Vietnam a Centroamérica, Malasia a Colombia, el Congo y la Guinea Portuguesa a Perú, Laos a Venezuela, Birmania a Bolivia, Argentina a Filipinas, etc. Además, surgieron frentes de liberación nacional que utilizando la guerra de guerrillas, se enfrentaron a los grandes ejércitos regulares de las potencias coloniales en África y Asia.

Esta oleada guerrillera pronto llenaría de puntos rojos el mapa mundial, para despecho del imperialismo.

La presencia de América Insurgente

Los pueblos de América son portadores de una larga tradición guerrillera. Desde la conquista, la colonia, la independencia hasta nuestros días, las guerrillas han sido la forma de lucha más recurrida.

Durante el coloniaje español la guerrilla indígena fue permanente, quienes sembraban el pánico a los españoles desde las selvas, quebradas y páramos. La misma lucha de independencia se inició como levantamientos que luego llevarían a la resistencia guerrillera.

Para la independencia de nuestros pueblos, las ideas de libertad y las experiencias de luchas vinieron de otros países. Estas experiencias iniciaron en 1776 en que los habitantes de las 13 colonias norteamericanas se liberen de Inglaterra y declararan su independencia. Años después, en 1789, la Revolución Francesa tumbó a la monarquía. Finalmente, un hecho tuvo gran impacto en América: la invasión francesa a España en 1808 que provocó la renuncia del Rey Fernando VII y la resistencia guerrillera que alentó en nuestros pueblos latinoamericanos la idea de libertad, por las armas.

Es conocido que en la independencia de EEUU las tropas de George Washington pasaban el tiempo librando escaramuzas con el enemigo, acosándolo y privándole de comida y avituallamiento siempre que era posible, hasta acabar minando su moral y provocando su retirada de las 13 colonias.

Para la independencia de España, en muchos puntos se libraron combates y escaramuzas, que a medida que se producía un triunfo se extendía la subversión. Así surgieron pequeños brotes de milicias que solas inicialmente eran incapaces de realizar grandes acciones militares contra la artillería y caballería enemiga. Solo actuaban acompañando a los batallones del ejército patriota y, ante estas fuerzas los realistas huían.

El sostenimiento de las milicias era sencillo, pues buena parte del armamento y vestuario se lograba con las presas tomadas al enemigo y, al combatir en terreno propio, contaban con el apoyo masivo de la población, a la que mantenían en su actitud de resistencia.

Estas milicias, de organización sencilla, se diseminaban fácilmente cuando aumentaba la presión enemiga. Y volvían a reunirse si disminuía. El Rey comprendió la importancia de este tipo de guerra, que llegó a enviar miles de soldados y combatientes para engrosar el ejército, pero sin embargo ya estaban condenados a la derrota.

Otras experiencias guerrilleras ocurrieron en las repúblicas, en las distintas revoluciones liberales de carácter burgués, como el caso de las montoneras alfaristas en nuestro país.

Durante el siglo XX, los movimientos guerrilleros que con frecuencia han surgido en América Latina, fueron motivados por gobiernos represivos y dictaduras militares; en contra de las burguesías criollas, aliadas al imperialismo yanqui; la crisis mundial del capitalismo y el fracaso de las políticas económicas y sociales de las clases dominantes en cada país.

Pero todos los procesos desde 1959 deben comprenderse como de índole postcubano y desde 1979 como postnicaraguense. Prácticamente en todos los países latinoamericanos surgieron movimientos guerrilleros que escogían las montañas y las ciudades para desarrollar las operaciones militares. La enumeración requerirá de otro estudio más minucioso que la dejaremos para otra entrega en razón del espacio.

Las enseñanzas de las guerras de guerrillas

Pese a que la mayoría de las historias de las guerras no muestran a la guerra irregular porque han sido de las plumas de militares burgueses, las experiencias de los movimientos guerrilleros más relevantes en el mundo, produjeron algunos textos que han servido como apoyo teórico para el desarrollo del método de la guerra de guerrillas en el campo y la ciudad.

Reflexiones sobre el uso de la guerrilla se encuentran ya en el g eneral chino Sunt-Tzu, que escribió su tratado sobre la guerra en el año 350 a.n.e. y, desde luego, concitó el interés de quien ha sido considerado uno de los principales teóricos burgueses de la guerra, Karl Von Clausewitz.

En la historia de la guerrilla contemporánea, los autores más destacados, y ellos mismos notables y audaces comandantes guerrilleros, son sin duda Mao Tse Tung (1893 -1976) y el Che Guevara (1928 – 1967). La influencia de los escritos de Mao fue notable para Ho Chi Minh y para Vo Nguyen Giap, que dirigieron las sucesivas luchas de independencia en Vietnam. Por su parte, el texto del Che “La guerra de guerrillas” (1961) se convirtió en una referencia central para los movimientos guerrilleros latinoamericanos.

Pero fue a partir de la organización de la revolución rusa, y la defensa armada del socialismo en que Lenin planteó la idea de la guerra civil revolucionaria, desarrollando y concretando genialmente, los principios ya sustentados por Marx y Engels en relación al fenómeno de la guerra. En los hechos la revolución bolchevique triunfó mediante una insurrección armada pero la guerra civil vendría después. Cosa aparte sería la Gran Guerra Patria conducida por Stalin. De ese modo se fueron sentando las bases de la ciencia militar de nuestra época.

Al desarrollar el marxismo en la época del imperialismo y las luchas de liberación nacional, Lenin analizó las formas y métodos de conducir la lucha. Partió de las indicaciones de Marx y Engels sobre la dependencia de la guerra a la política y valoró las ideas del militar prusiano Clausewitz, al sustentar su conocido aforismo de que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, por los medios de la violencia, afirmaría Lenin.

Sin embargo, fue Mao el forjador de la moderna lucha guerrillera. Su actuación al frente del ejército comunista que enfrentó a los japoneses y a las fuerzas de Chiang Kai-Shek, en la revolución china, resumió en su obra “La Guerra de Guerrillas” que lo ubicó en la cima de la admiración guerrillera mundial. Considerado el tratado una obra maestra sobre la materia, llegó a ser estudiado concienzudamente por revolucionarios de las más distintas gamas y por los mismos oficiales de los ejércitos burgueses.

Después de Mao, el Che y otros guerrilleros que fundamentaron las luchas guerrilleras en las montañas, las guerrillas de carácter urbano también eran teorizadas por otros combatientes, haciendo esfuerzos de adaptar ese método a las ciudades, principalmente por Carlos Marighella, quien en 1969 escribió su Mini manual de la Guerrilla urbana.

Con estas enseñanzas prácticas y teóricas, y de acuerdo a las condiciones históricas, políticas, sociales y geográficas, nacieron las distintas organizaciones guerrilleras en Latinoamérica y el mundo.

El método de la guerra de guerrillas

Ante todo hay que precisar que esta forma de lucha revolucionaria es un método; un método en donde un pueblo desarmado pero organizado combate al enemigo armado, en la ciudad y el campo, para lograr un fin político. Ese fin, indispensable e ineludible para los revolucionarios, es la liberación de las cadenas de la dominación y opresión y la construcción de una nueva sociedad.

La guerra de guerrillas es una guerra del pueblo, es una lucha de masas en donde se incorpora la juventud, los campesinos, los obreros, los intelectuales, las mujeres y hombres valerosos y decididos que pensamos que solo con la lucha armada conquistaremos el poder. Pretender realizar este tipo de guerra sin el apoyo y participación de las masas populares, es el preludio de un desastre inevitable.

La guerrilla debe estar apoyada por las masas populares de la zona y de todo el territorio de que se trate, por eso debe trabajar constantemente por acumular fuerzas y desarrollar todas las formas de lucha, con la participación popular. Sin esas premisas no se puede admitir la guerra de guerrillas.

Ahora bien, en sentido estricto, el término “guerrilla” sirve para designar al grupo de personas que usa tácticas militares consistentes en hostigar al enemigo en su propio terreno mediante ataques rápidos y sorpresivos. Es lo contrario de los principios ortodoxos de la guerra. No fija un lugar de defensa.

El principio fundamental de la guerra de guerrillas es la ofensiva. Esa ofensiva debe tomar la forma de ataques por sorpresa, golpeándolo por delante y por atrás, sin exponerse. Como señala Mao: “Cuando el enemigo avanza, nosotros retrocedemos. Cuando acampa, lo hostigamos. Cuando está cansado, lo atacamos. Cuando se retira, lo perseguimos”.

La dinámica de la guerrilla se basa en golpear y correr, por eso se suele decir que la guerrilla debe actuar como la pulga al perro: le pica, salta, vuelve a picar, lo no aniquila sino que lo atormenta, lo enloquece y lo debilita hasta destruir su moral para al fin vencerlo. Por eso la principal tarea de la guerrilla es desmoralizar, desequilibrar, desgastar y golpear, principalmente a sus jefes. Sin descuidar al principal propósito: ganar e incorporar a las masas para el objetivo estratégico.

En la guerra de guerrillas los combates deben decidirse con rapidez y agilidad, en una palabra, gran movilidad a causa de que el enemigo es fuerte y la guerrilla pequeña, pero conocedora del terreno. Siendo su carácter disperso, la guerrilla se extiende por todas partes, en razón de que muchas de sus tareas, tales como el hostigamiento, la contención, el sabotaje y el trabajo de masas exigen la dispersión de las fuerzas.

En toda guerra, las partes beligerantes se disputan la iniciativa en el campo de batalla, en un teatro de operaciones, en una zona de guerra e incluso en el conjunto de la guerra, ya que la iniciativa y la astucia significa la libertad de una fuerza. Justamente porque las guerrillas son pequeñas, les es fácil operar tras las líneas enemigas apareciendo y desapareciendo en forma misteriosa, sin que el enemigo pueda hacer nada contra ellas. Una libertad de acción tan amplia como la guerrilla jamás pueden tenerla los ejércitos regulares.

Finalmente, para que la lucha armada cumpla con su carácter revolucionario y sea conducida política y militarmente hacia la victoria, siempre es necesario elaborar una planificación minuciosa que está a cargo de la dirección. Los jefes deben conocer la teoría revolucionaria, apreciar la situación nacional e internacional, interpretar el momento político, conocer acerca de la guerra, sus formas, técnicas y métodos, estar preparados política y militarmente para conducir las luchas y combinar sus formas.

Sin el conocimiento de estos elementos, es imposible obtener victorias para nuestro pueblo.
───────────────────

Artículo de Semillero Insurgente, publicación de los Grupos de Combatientes Populares.