Colección
Archivo digital
Tipo
Documento
País
Organización
Fecha
2008-12-10
Categoría
Comunicado
¡Alza de salarios y congelamiento de precios!
¡ALZA DE SALARIOS Y CONGELAMIENTO DE PRECIOS!
Diciembre 10 de 2008
Con la propuesta de rebaja del salario mínimo expuesta por un exministro de hacienda de Uribe, hoy representante de gremios patronales, inició la discusión previa a las “negociaciones”. Ante la infamia, el representante de los industriales afirmó que se podría subir pero por debajo del dato oficial de inflación porque están en crisis económica, es decir, expuso otra forma de rebajarlo.
La poderosa patronal “borra de la memoria” que la reforma laboral de Uribe rebajó el salario de todos los trabajadores, y no sólo el mínimo, y que esa reforma no generó los empleos que prometió sino todo lo contrario. La patronal también “olvida” que los incrementos de utilidades durante la uribiada sólo beneficiaron a los empresarios, pero aún así no cedieron en los incrementos salariales.
Los ministros de asuntos económicos y laborales de Uribe ayudan a la patronal dejando de lado sus súper ganancias con medidas tributarias, financieras y represivas de la “seguridad inversionista” (o democrática) y su contrapartida en la inseguridad social de los explotados por los capitalistas.
Justo cuando inician los diálogos tripartitos, mal llamados negociaciones, el gobierno anuncia un nuevo impuesto al negarse a rebajar los combustibles en correspondencia con la gran caída de los precios internacionales del petróleo y por esa vía mantiene altos precios del transporte sin subsidios.
Los precios de alimentos y servicios públicos siguen la espiral alcista. La crisis alimentaria se da porque el gobierno sustituyó la producción interna por importaciones impuestas por los yanquis sin necesidad de firmar el TLC. Los precios de servicios públicos satisfacen a los monopolios de la generación y distribución de energía, de la telefonía y el manejo de las aguas, hoy privatizados.
El salario mínimo hace años no alcanza ni para comprar la mitad de la canasta básica, calculada por tecnócratas entrenados en la forma de pensar capitalista: que los trabajadores coman poco, estudien menos, no se recreen nunca y carezcan de vivienda y seguridad social.
14 por ciento de incremento al salario mínimo plantean las centrales sindicales y el ministro de la desprotección llama ilegal la petición, porque la legalidad del régimen es el hambre y las miserias de los trabajadores. Está claro que debe presionarse la negociación con acciones sociales masivas que enfrenten la represión y la letal “concertación”, sin someterse a la falsa neutralidad del Estado y su usual decreto patronal, decreto que al tiempo desenmascara un inexistente “tripartismo” defendido por los oportunistas que buscan salvar al capital de la crisis.
Más allá de la lucha por el porcentaje está la batalla por la congelación de precios, aprendiendo de los pueblos de Putumayo y Nariño que con paros cívicos y otras movilizaciones obligaron a Uribe a decretar la congelación de tarifas de servicios públicos para solventar la crisis que los azota, tanto como golpea al resto del pueblo colombiano. La crisis la deben pagar los dueños del capital.
Llamamos a seguir acumulando fuerzas sindicales y de trabajadores no sindicalizados, aprendiendo de los corteros de caña del Valle y Cauca, de los trabajadores de la rama judicial, para forzar la negociación del alza general de salarios y seguridad social, involucrando el incremento del salario mínimo, el congelamiento de servicios públicos y la rebaja de precios de los combustibles.
Deseamos que el 2009 sea un año de alegrías y prosperidad popular gracias a las luchas que, al calor de la fraternidad de los balances de despedida del 2008, preparan los trabajadores del Cerrejón, de Ecopetrol, del sector financiero y demás sectores populares de Colombia y de nuestro Continente.
Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)
Diciembre 10 de 2008
Con la propuesta de rebaja del salario mínimo expuesta por un exministro de hacienda de Uribe, hoy representante de gremios patronales, inició la discusión previa a las “negociaciones”. Ante la infamia, el representante de los industriales afirmó que se podría subir pero por debajo del dato oficial de inflación porque están en crisis económica, es decir, expuso otra forma de rebajarlo.
La poderosa patronal “borra de la memoria” que la reforma laboral de Uribe rebajó el salario de todos los trabajadores, y no sólo el mínimo, y que esa reforma no generó los empleos que prometió sino todo lo contrario. La patronal también “olvida” que los incrementos de utilidades durante la uribiada sólo beneficiaron a los empresarios, pero aún así no cedieron en los incrementos salariales.
Los ministros de asuntos económicos y laborales de Uribe ayudan a la patronal dejando de lado sus súper ganancias con medidas tributarias, financieras y represivas de la “seguridad inversionista” (o democrática) y su contrapartida en la inseguridad social de los explotados por los capitalistas.
Justo cuando inician los diálogos tripartitos, mal llamados negociaciones, el gobierno anuncia un nuevo impuesto al negarse a rebajar los combustibles en correspondencia con la gran caída de los precios internacionales del petróleo y por esa vía mantiene altos precios del transporte sin subsidios.
Los precios de alimentos y servicios públicos siguen la espiral alcista. La crisis alimentaria se da porque el gobierno sustituyó la producción interna por importaciones impuestas por los yanquis sin necesidad de firmar el TLC. Los precios de servicios públicos satisfacen a los monopolios de la generación y distribución de energía, de la telefonía y el manejo de las aguas, hoy privatizados.
El salario mínimo hace años no alcanza ni para comprar la mitad de la canasta básica, calculada por tecnócratas entrenados en la forma de pensar capitalista: que los trabajadores coman poco, estudien menos, no se recreen nunca y carezcan de vivienda y seguridad social.
14 por ciento de incremento al salario mínimo plantean las centrales sindicales y el ministro de la desprotección llama ilegal la petición, porque la legalidad del régimen es el hambre y las miserias de los trabajadores. Está claro que debe presionarse la negociación con acciones sociales masivas que enfrenten la represión y la letal “concertación”, sin someterse a la falsa neutralidad del Estado y su usual decreto patronal, decreto que al tiempo desenmascara un inexistente “tripartismo” defendido por los oportunistas que buscan salvar al capital de la crisis.
Más allá de la lucha por el porcentaje está la batalla por la congelación de precios, aprendiendo de los pueblos de Putumayo y Nariño que con paros cívicos y otras movilizaciones obligaron a Uribe a decretar la congelación de tarifas de servicios públicos para solventar la crisis que los azota, tanto como golpea al resto del pueblo colombiano. La crisis la deben pagar los dueños del capital.
Llamamos a seguir acumulando fuerzas sindicales y de trabajadores no sindicalizados, aprendiendo de los corteros de caña del Valle y Cauca, de los trabajadores de la rama judicial, para forzar la negociación del alza general de salarios y seguridad social, involucrando el incremento del salario mínimo, el congelamiento de servicios públicos y la rebaja de precios de los combustibles.
Deseamos que el 2009 sea un año de alegrías y prosperidad popular gracias a las luchas que, al calor de la fraternidad de los balances de despedida del 2008, preparan los trabajadores del Cerrejón, de Ecopetrol, del sector financiero y demás sectores populares de Colombia y de nuestro Continente.
Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)