Hemos venido planteando que el capitalismo se caracteriza por una etapa en la que el imperio norteamericano ha ejercido una hegemonía a nivel mundial de tipo unipolar, viéndose obligado desarrollar una estrategia de guerra imperial a fin de ejercer el pillaje sobre los recursos económicos del planeta, especialmente los energéticos, con el prioritario objetivo de mantener su rapaz modo de vida. También hemos sostenido, que la respuesta desde las regiones, países y pueblos del mundo se había centrado en realizar acuerdos que permitieran modular los objetivos del imperio; sin embargo, en la medida que el mundo capitalista ha entrado en una dura recesión económica, las respuestas estratégicas se modifican substancialmente caracterizándose por una mezcla entre resistencia y ataque, pero limitadas a la disputa por el reposicionamiento del mercado capitalista mundial.
En la medida que el movimiento revolucionario mundial se encontraba en reflujo, y que apenas es previsible que las fuerzas que pueda acumular y movilizar serán insuficientes para afectar seriamente la dominación capitalista, es comprensible que las salidas a la aguda recesión mundial estarán determinadas por los movimientos y poderes del capital mundial. Hemos argumentado, que el capitalismo actual se caracteriza por la “generalización de la guerra abierta de expropiación entre expropiadores” la que se desarrolló en las dos décadas anteriores bajo la vigilancia y hegemonía del imperio norteamericano, a través del libre mercado capitalista y se dirigió especialmente desde los Conglomerados Financieros Transnacionales (CFT). La actual recesión obliga a que esa guerra de expropiación, lleve a que los CFT se atrincheren en los estados nación, con lo que el proteccionismo y los nacionalismos retornan y serán usados como retorica por el capital a fin de amortiguar los efectos inmediatos de su profunda crisis.
La coyuntura internacional viene entonces marcada por la dura recesión económica mundial, por la modificación de las estrategias entre regiones del mundo capitalista, y por el nuevo papel que desempeñará el Estado ante el período de reacomodamiento geoestratégico que apenas se apertura.
Reacomodamiento de la relación capital-estado nación .
Tras la crisis de 1929, los países capitalistas encuentran en la protección de sus industrias y mercados la forma de desarrollarse y paliar sus contradicciones. El capital se pegó como lapa al Estado y lo utilizó como instrumento directo que garantizaba su acumulación. El Estado con leyes especiales protegió al capital, le facilitó mercados (especialmente el militar), lo subsidió, le creó la infraestructura necesaria para su funcionamiento (vías, comunicaciones, etc), y por sobre todo ayudó a regular la composición orgánica del capital y alivió la tendencia a la caída de la tasa de ganancia. El Estado amamantó al capital privado con recursos financieros tanto como le fue necesario.
Además, para contener las luchas obreras y revolucionarias el Estado reguló las garantías de salario, consumo, protección y seguridad social a los obreros, con el fin de contrarrestar los ejemplos de desarrollo y bienestar que brindaban las repúblicas que intentaron construir relaciones socialistas, política que fue importante en Europa y los Estados Unidos.
Pero una vez el capital se sintió grande y seguro en el mundo, este decidió emanciparse del incomodo y costoso tutelaje del Estado. En su época de dominio planetario (1991-2008), el capital pretendió ejercer su poder y su gobierno directamente, sin intermediarios; lo hizo, bajo la implacable ley de la expropiación entre expropiadores, y para ésta no hubo fronteras, ni patrias, ni obreros, tan sólo existió capital virtual que fluyó a la velocidad de la luz, libre por su mundo, un mundo hecho a su imagen y semejanza.
Pero la fiera salvaje antes de marchar a la generalización de la guerra le pidió a su desaliñada cuidandera, el Estado, el arma más mortal, y doméstica ella, le entregó el poder de emisión monetaria. Lo que antes fuese poder del Rey, y luego del estado-nación, retornaba a su legítimo dueño, el capital; él, desde sus centros de dominación (CFT), gobernó sobre la cantidad necesaria de dinero virtual para su funcionamiento. Y para que no quedaran dudas de su poder y legitimidad, condenó a su cuidandera, el Estado, a no emitir sin su consentimiento y a pagar por los préstamos que requirió, con lo cual el estado finalizó trasladando inmensas masas de capital a los CFT.
El estado-nación y todos sus vasallos, pasaron a ser una incomoda huella de su infantil pasado. Por lo cual soportó el costo de los impuestos, las limitaciones a la libre competencia, a la libre explotación de los recursos, y las insoportables leyes laborales y de protección social donde quedaron en pie. Soportó pero no se aguantó a esa incomoda “junta de negocios” llamada Estado, y lo ha soportado porque bajo ella ha contenido a su enemigo, el proletariado.
No obstante, el capital virtual impuso su lógica a los estados y sus gobiernos. Estos, apabullados por el imponente poder de “su” malévola criatura tan sólo apuntaron a abrir sus puertas al flujo financiero, y entre tanto como saltimbanquis maromearon con la tasa de interés, la tasa de cambio y el nivel de inflación. Irónico y juguetón, el capital exigió al Estado, la ecuanimidad y don del equilibrio para calcular su futura tasa de ganancia, mientras preparó el puñal para liquidar sus tristes y lánguidos esfuerzos y así multiplicaron sus beneficios.
Tras su imponente paso, la vida creció y se desarrolló para luego ser liquidada tras los arrebatos financieros. Y con él murieron fulminados los sueños de los hombres y mujeres que pensaron un día en que siendo competitivos y eficientes lograrían la impronta de “Capital Humano”, sello y vacuna contra su precaria humanidad. Mientras de las putrefactas oficinas saltaban por sus ventanas los “Human´s Capitals”, en las calles y barriadas murieron de hambre millones y millones de obreros convertidos en un triste y humillado “ejército de reserva”, que jamás pudo marchar al combate.
La ciega y obscura lógica del capital, en el marco de la guerra generalizada entre expropiadores, derivó en una aguda recesión económica y está conduciendo a la humanidad hacia una verdadera hecatombe.
Bajo la nueva situación de recesión mundial, la función del Estado se verá substancialmente revalorizada. Por lo pronto, los estados-nación se convierten en trinchera para los CFT desde la cual mantendrán la guerra de expropiación entre expropiadores, la que vendrá a intensificar la dura puja entre los bloques regionales de países capitalistas, en la cual quien tenga mayores ventajas, de seguro obtendrá mayores cuotas de poder en el mercado y en la geopolítica. Esta situación, deja ver a las claras que apenas estamos entrando en un momento de duro y rudo reacomodamiento geoestratégico, en la que el imperio norteamericano pierde su hegemonía unipolar. Esta situación exigirá estrategias en las que las alianzas y los ataques encubiertos se ponen a la orden del día, lo que incrementa el riesgo de la guerra.
Las ventajas se basaran en la obtención de mano de obra barata, reducción al máximo de costos salariales, extensión de mercados, aparato militar y su capacidad destructiva, capacidad de copar o crear nuevos mercados, acceso a reservas de materias primas especialmente las energéticas, y cohesión política interna. En este sentido, juega un papel esencial, la capacidad por generar estrategias de comprometimiento y alianzas para frenar, distraer, neutralizar, engañar, y agredir a sus aliados y contendores. Por esta vía, los bloques regionales de países, China, Rusia, Europa, y Estados Unidos, están moviendo sus hilos por dominar regiones como india, América del Sur, Mundo Árabe y Europa del Este, en los cuales ya se ha hecho evidente la quema de capital en terceros países a través de la guerra, con el bárbaro interés de crear nuevos mercados a través de las llamadas reconstrucciones, tal como se ofrece hoy en Palestina.
La situación de recesión lleva consigo y acrecienta la contradicción capitalista entre reducir costos laborales y mantener cohesión política interna. En este sentido, al interior de los estados-nación, los capitalistas tienen la necesidad de elegir como presidentes a figuras de tipo carismático que mediante el uso de discursos que exalten el patrioterismo, la unidad nacional, la tradición, un elevado sentido de justicia, de dignidad, humildad y hasta de buenas costumbres, en función de controlar los levantamientos obreros y de los sectores medios que seguro se producirán. El objetivo central, será el de garantizar la estabilidad política interna, para lograr efectividad de golpe a las demás regiones del mundo con las cuales se compite, incluso en los eventuales escenarios de guerra. Situación de este talante se presentó antes de la segunda guerra mundial en figuras como Musolini, Hitler, Franco, Churchill y Stalin.
Los estados nación para salvaguardar los intereses de los CFT, se están viendo abocados a complementar sus estrategias con medidas de defensa que se traducen en el proteccionismo mercantil. De esto da cuenta la reciente cumbre realizada en Davos Suiza, en donde los representantes de los estados-nación más poderosos y comprometidos en la crisis no lograron acuerdos reales para zanjar la situación económica mundial. Es así, como los aparatos de reproducción ideológica mundial (mal llamados medios), reportaron en forma preocupada las crecientes posturas proteccionistas, especialmente del imperio norteamericano, y las álgidas contradicciones entre bloques de intereses.
Es en este contexto que podemos explicar de manera adecuada el porqué llega a la presidencia de los Estados Unidos un individuo como Barak Obama y el porqué de sus recientes medidas demagógicas (presos de Guantánamo, retiro de Irak, congelamiento salarial, “compromiso ambiental”, etc). Lo cierto, es que de gobiernos que suelen presentarse como bonachones, en momentos de crisis, sólo se han obtenido mayores niveles de explotación, represión, exclusión y precarización de la condición humana. La estrategia del imperio norteamericano se mueve ahora en dos direcciones; coquetear y lisonjear para establecer alianzas con algunos gobiernos de centro izquierda; y atizar y desarrollar guerras en terceros países como lo viene haciendo en el mundo árabe, África, Asia, en Europa del Este y Sur América.
Mención especial merece la agenda que el imperio norteamericano desarrolla en conjunción con Israel, con el objeto que el capitalismo domine enteramente el mundo árabe (mal llamdo medio oriente), para lo cual Israel ha definido como la prioridad el liquidar a Irán, a fin apropiarse de la región, en lo que el brutal genocidio contra el pueblo palestino, es apenas un medición de fuerzas y reacciones frente al resto del mundo.
El movimiento revolucionario mundial, apenas empieza a salir de su largo letargo tras el duro revés que significó la caída de los países que intentaron su camino al socialismo y que fue bien aprovechada por el capitalismo. Sin embargo, el bloque popular y revolucionario mundial viene estructurando caminos que nos ayudan a sustentar que entraremos en una nueva etapa de luchas contra el capitalismo. Un gran ejemplo nos lo dio el pueblo griego, que logró sostener duro combate contra el neoliberalismo y el capital; largos años de paciente acumulación permiten que los griegos nos enseñen el camino que de seguro tomarán los pueblos para su liberación. De igual manera se suman las grandes manifestaciones en contra de la bárbara agresión al pueblo palestino, lo que vino a atizar duramente las conciencias y estructuras organizativas de los explotados del mundo.
No obstante, en la medida que las manifestaciones y luchas aun resultan coyunturales, requerimos de establecer claramente las estrategias con las cuales confrontaremos de manera decidida al herido sistema capitalista.
AMÉRICA LATINA
Aumentando la resolución de la lupa hacia nuestra América Latina, vemos algunas repercusiones directas del anterior análisis a nivel mundial.
Por un lado, es evidente la creciente consolidación de un bloque económico y comercial latinoamericano, que incrementa cada vez más, agendas de proyectos de cooperación entre estados al interior del continente, pero también hacia el exterior, priorizando bloques económicos como el árabe, el ruso y el chino, inicialmente en la agenda energética. Un bloque que marca de manera definitiva un reacomodamiento a nivel mundial, y que pone a las restantes potencias norteamericana y europeas a mirar con detenimiento y un poco de cuidado las nuevas relaciones económicas entre estos bloques.
El nuevo gobierno Estadounidense, con su fachada de derechos humanos liberales, tiene claros objetivos desestabilizadores en la región continental. Sus intenciones no dejan de poner la mira al interior de nuestro continente.
Un salto hacia el interior de Suramérica, nos alienta a ver con detenimiento el caso Brasileño, el cual puede ser susceptible a generar entradas potenciales del imperio norteamericano al interior de nuestra América. Tanto el gobierno como el pueblo de este país, deben entender que la única manera de realizar un nuevo bloque de poder, es cerrando sus fronteras a todo tipo de invasión yanqui, materializada en la mayoría de casos en sus capitales transnacionales. Naturalmente, una decisión de este tipo debe manifestarse incluso en las políticas generales estatales, las cuales, en el caso de este país tienen un riesgo potencial en aceptar las políticas librecambistas globalizantes. No sobra tener presente, el gran botín que significa un país como Brasil para las nunca saciables fauces del capital mundial; agua, biodiversidad, extensiones con gran potencial agrícola y su privilegiada posición geográfica, son elementos que las potencias norteamericanas y europeas no despreciarían por nada.
Un nuevo riesgo para el proceso bolivariano está en juego con las decisiones futuras del gobierno de Brasil. El literal arrinconamiento geográfico por parte de Colombia y Brasil para el territorio Venezolano se disputará próximamente. Por esto, el gobierno y sobre todo el pueblo brasilero se enfrentan a una disyuntiva: el avance a la consolidación de un bloque antiimperialista o el retroceso de un proceso socialista al interior de América Latina.
Dicho proceso socialista requiere de un análisis más profundo, el cual pasa por ver, por un lado el accionar de los gobiernos en las políticas estatales generales, y por otro, la participación popular en la toma de decisiones en aquellos gobiernos que marcan un deslinde en sus políticas generales o constituciones, con el imperio norteamericano. A pesar de los esfuerzos realizados por los gobiernos de Venezuela y Ecuador, en los cuales se evidencia una clara tendencia en sus recientes constituciones hacia un proyecto socialista, persisten dentro del estado, sectores derechistas y burocráticos de clase media, que impiden el desarrollo organizativo y acompañamiento de las masas al proceso revolucionario. Por esta razón, estos países corren el riesgo de llegar a un momento de desgaste en el campo electoral, si se tiene en cuenta que el enemigo de clase (la oligarquía), no descansará en tratar de mantener su proyecto hegemónico en cada rincón del continente.
Pero somos consientes del ejemplo de los gobiernos de los dos países hacia el resto de pueblos latinoamericanos. Las voluntades de un verdadero cambio social, deben evidenciarse en todos los gobiernos que lo quieran, no solo en su estructura discursiva, sino en la materialización misma de las políticas estatales generales de cada país, tal y como lo han señalado los esfuerzos de los pueblos de Venezuela, Ecuador y Bolivia. Una posición fáctica de clase que se contraponga a los intereses del imperio, debe separarse decididamente de posturas liberales y de falsa democracia burguesa, las cuales sólo engañan al conjunto de los pueblos. En caso de no prescindir radicalmente de este tipo de políticas, cualquier persona, de manera inocente, podría pensar que la actual estructura de democracia liberal brinda las suficientes condiciones para el acceso del pueblo al poder; enorme engaño este.
Somos consientes que los procesos de cambio y de transición hacia el socialismo están en función de la construcción del sujeto político particular en cada país, por lo que invitamos al pueblo Ecuatoriano y Venezolano a rodear de forma decidida el paso de transición hacia una sociedad basada en el poder popular.
Diferente es el caso Boliviano (al igual que se manifiesta en nuestro anterior análisis de coyuntura), en el cual el sector indígena, principalmente, tiene una participación directa y democrática sobre el proceso de transición hacia un proyecto con bases socialistas. No obstante, el bloque popular y revolucionario deberá se consiente que el enemigo estará dispuesto incluso, en utilizar métodos violentos para arrebatar los acumulados del pueblo.
Colombia sigue siendo la punta de lanza del imperio norteamericano en el continente. Un gobierno que no escatima esfuerzos en ceder terreno político y militar en su interior y en sus zonas de frontera, representa unos de los más grandes peligros y amenazas para un proceso de cambio social. Así lo entiende el ELN y así lo debe entender en su conjunto, el bloque popular y revolucionario en todo el continente.
Por último, es necesario reflexionar acerca de nuestro futuro próximo mediante la siguiente pregunta: ¿Es posible que junto a la consolidación de un bloque comercial y económico liderado principalmente entre estados, se consolide y fortalezca un bloque de poder popular al interior del continente?
Somos sinceros cuando invitamos a todo el pueblo latinoamericano en hacerse esta pregunta, la cual esperamos que sea también una invitación a la radicalización de la lucha revolucionaria continental que nos dirija hacia el futuro socialista.
Una vez más, el ELN ofrece cada uno de sus hombres y mujeres para la confrontación contra el explotador; cada uno de sus campamentos como retaguardia revolucionaria para todos los revolucionarios del continente.
NACIÓN
El imperio norteamericano con sus Conglomerados Financieros Transnacionales (CFT), intentó paliar la crisis económica y sus necesidades de acumulación de capital aperturando nuevos mercados en América Latina. En este sentido el papel que ha jugado el continente es el de ser mercado receptor de parte de su sobreproducción y de fuente de recursos del sector primario. Para sostener y acrecentar sus ganancias, diseñó la estrategia del tratado de Libre Comercio para las Américas (TLC), instrumento de un propósito más grande, implementar una política anexionista en todo su patio trasero.
Mientras en la mayoría de Latinoamérica muchos gobiernos y pueblos lograron frenar esa peligrosa agenda, en Colombia todavía se mantiene esa estrategia, la que es posibilitada con beneplácito por el apátrida bloque en el poder. En su desarrollo, Colombia no sólo sigue entregando sus recursos humanos y naturales, sino que se ha convertido en pieza clave para intentar contener la alternativa que persigue construir un bloque regional libre, al menos del imperio. Esta vergonzosa situación, se describe en la frase, “Colombia es el Israel de América Latina”.
Sin embargo, en Colombia no sólo es el capital norteamericano quien asecha nuestros recursos económicos. Casos como el capital español dan cuenta de ello, otro ejemplo son los tratados de libre comercio con China y la Unión Europea. Todo esto, sólo es posible por la actitud miserable y regalada del bloque en el poder y del execrable régimen de gobierno.
Para sostener y consolidar toda esta política anexionista aun le es necesario a la alianza del bloque dominante y el imperio, completar la reforma agraria de tipo latifundista que permita el monocultivo con miras a los agro-combustibles. Para ello le es necesario apropiarse de la tierra que aún sustentan los campesinos medios, el pueblo indígena y las comunidades afro-colombianas. Junto con la tierra, el interés se dirige a las grandes despensas de materias primas, recursos naturales y biodiversidad. La burguesía narco-terrateniente, sector hegemónico, nos está reversando a ser un país primario exportador, tal como lo fuimos hasta comienzos del siglo XX, política que se concretiza, entre muchas, con las mal llamadas zonas francas, verdaderas cabezas de playa de la invasión imperial.
Como la burguesía nacional se conformó con ser cola de león, ha permitido un proceso de absorción de toda la infraestructura productiva y económica por el capital extranjero. En este sentido, no existen contradicciones aparentes de intereses con el capital mundial. Por esto, mientras el resto del mundo gira sus estrategias hacia el proteccionismo, la apátrida burguesía nativa busca salidas a la recesión económica ampliando la cartera de tratados de libre comercio con otras zonas del mundo.
En función de esta fatal agenda, viene modificando la plataforma política y jurídica, especialmente en el aspecto de los recursos naturales.
La concesión de recursos económicos y naturales no sería posible sin dos elementos básicos.
El primero de ellos se da por la vía coercitiva, la cual aparentemente se deslinda del aparato estatal, y utiliza el brazo paramilitar (sexta división del ejército) para realizar trabajos de exterminio y destierro de comunidades enteras con el objetivo de apropiarse de los territorios, en los cuales, los CFT realizan su labor de extracción y saqueo.
El segundo elemento, es la flexibilización laboral, a la que se suman las prebendas para Los CFT. El asunto ha ido tan lejos, que ya encontramos nuevas formas de relaciones sociales de producción en el sector rural, las que se caracterizan por formas de neoesclavismo, y que se han ido generalizando en las explotaciones asociadas a los megaproyectos de agro-combustibles.
El modelo se basa en crear una fachada de cooperativa de trabajo asociado, como las promovidas por Uribito, en la cual al trabajador se le hace sentir dueño y administrador de la tierra del narco-terrateniente, o del capital extranjero, mientras su nuevo amo es desprovisto de todo tipo de responsabilidades laborales y sociales. Por esta vía, el capitalista explota a quienes fueran campesinos, ahora sin tierra, gracias a la política de destierro por la vía del terror, que ha venido aplicando la burguesía nacional.
El modelo general, busca liquidar a la clase campesina, reduciéndola a ser un nuevo tipo de esclavo. Proyecto que perfiló la apátrida burguesía nacional en Antioquia, cuando Uribe era su gobernador. Según los analistas, la prospectiva les indicó que debían asesinar a dos millones de colombianos y desterrar a otros cinco, peso que ha recaído en lo fundamental sobre el campesinado pobre y medio.
Todo lo anterior se da dentro de un reacomodamiento con repercusiones geoestratégicas, en las que entran a jugar diversas políticas: Grandes proyectos de construcción de vías con miras a la salida de mercancías; consolidación de las grandes plataformas de supermercados en las ciudades, en las cuales es posible apreciar de manera fáctica el monstruo de la globalización y el libre mercado; la educación se reenfoca hacia la generación masiva de técnicos que sean útiles en los nuevos mercados. En este marco se explican las recientes leyes de aguas y de bosques.
El sostenimiento del proyecto anexionista requiere como condición para su continuidad tanto del plan Colombia, como del execrable y dictatorial régimen de gobierno.
Como parte del bloque en el poder, el proyecto uribista representa la fusión de lo narco, lo paramilitar y lo terrateniente , e intenta prolongar su hegemonía al interior del bloque. En este sentido, las tensiones que se manifestaron en el último trimestre del año pasado, por la prolongación del tipo de régimen de gobierno, se han suavizado, y se limita a la discusión de la personificación por quién asumirá el poder, es decir una pugna por la Presidencia. El actual gobierno lleva dos periodos y se proyecta para un tercero. De todas formas, lo seguro es que habrá reelección del régimen de gobierno: de dictadura civil, fascista y asesino, aunque no esté Uribe.
Una expresión de la dictadura, es el control social en las ciudades. Este se viene sosteniendo en la contratación de personal que ha sido paramilitar, en las empresas públicas y privadas, el que cumple fácilmente dos requisitos: ser mano de obra barata y disciplinada, y agente del régimen fascista. Disciplinamiento que se acompaña con cruzadas y políticas que tienden a neutralizar la protesta en los habitantes; por ejemplo Medellín se convirtió en un laboratorio con campañas como “a mi ciudad no vuelve la violencia”, manera cínica de expresar un propósito político y militar, luego de que prácticamente existe un solo actor paramilitar. El mismo modelo está siendo implementado, principalmente en Cali y Bogotá. El elemento común es que estos programas han sido desarrollados por gobiernos locales de “centro–izquierda”.
No obstante, es claro que la estrategia anexionista tendrá dificultades económicas para su consolidación, dada la situación de recesión mundial. El vértice central de esa estrategia, como se ha dicho, es la exportación de agro-combustibles. Pero como el precio del petróleo y sus substitutos energéticos han caído en cerca del 300%, las previsiones de rentabilidad se afectarán y con ello las empresas verán caer su tasa de ganancia esperada, lo que nos lleva a prever un freno en la implementación del modelo agro exportador. En este sentido, es seguro que el bloque en el poder eche mano en mayor intensidad del renglón agro-exportador de cocaína, para saldar sus pérdidas.
Un efecto esperable de esta salida, será la ampliación de las zonas en que se siembra y procesa cocaína, lo que vendrá acompañado de duras luchas por la centralización de los carteles, las rutas y los mercados.
Bloque popular y revolucionario
El bloque popular y revolucionario ha cumplido un papel de resistencia a esa agenda anexionista de la alianza del bloque en el poder con el imperio norteamericano. Sin embargo la estrategia de resistencia no ha tenido efectividad por dos razones: porque en parte ha sido neutralizada por el enemigo mediante el terror generalizado sobre las masas populares; y porque no hemos determinado de manera certera la estrategia para resistir y contragolpear. Pensamos que la razón fundamental de esta falla, reside en la ausencia de unidad entre la insurgencia, lo que impide que realmente juegue un verdadero papel de vanguardia en el conjunto de este bloque, con el agravante, que hemos descuidado el entronque con el movimiento social.
En la vida práctica el bloque popular y revolucionario sigue siendo espontaneista y coyunturalista, de allí, su falta de efectividad para marcar una nueva correlación de fuerzas a nuestro favor.
Las fuerzas de oposición demócrata y liberal que se aglutinaron en el Polo Democrático, han dejado de ser un problema significativo para el bloque en el poder, en este momento. Desafortunadamente, a su interior se han trasladado y cobran vida viejos vicios de la politiquería de derecha. Esto se manifiesta en su expresión de aislamiento respecto de las luchas y reivindicaciones sociales, apareciendo como un partido debilitado y con tendencia al rompimiento.
Las luchas sociales logran reactivarse de la ofensiva de la guerra sucia, judicialización, criminalización y campaña ideológica. Resurgen, pero siguen siendo sectorizadas y muy moduladas por lo reivindicativo. No obstante, algunos de ellos han logrado una mejor mezcla de lo reivindicativo y lo político, como sucede con el movimiento indígena. Sin embargo, en la medida que la recesión económica recaerá sobre el pueblo colombiano, es previsible que estas justas luchas se acrecentén y agiganten durante el 2009, en las que de seguro el movimiento social sabrá cualificar su acción, haciéndola más orgánica, planificada y política.
Las guerrillas continúan manteniéndose como proyecto político que hace oposición, sin lograr posicionar su alternativa al interior de todo el pueblo colombiano. El fenómeno de la lucha contrainsurgente ha venido evolucionando históricamente, no obstante, los métodos de resistencia y lucha de la insurgencia también han venido cambiando. Los partes demuestran que la guerra de guerrillas no la acaban los imperios, ni las dictaduras y que parte del pueblo sigue reconociendo en sus armas libertarias la única salida para sobrevivir y conquistar la dignidad.
Los elementos del narcotráfico y la guerra fratricida, lamentable entre insurgencias, han sido bien aprovechadas por el enemigo y por su aparato de reproducción ideológica (medios). En este sentido, el enemigo de clase, intenta aprovechar esta debilidad y busca generar mayores niveles de confrontación a través de la intensificación de un plan de medios. Es importante, que las insurgencias evitemos caer en sus planes y por el contrario desarrollemos grandes esfuerzos por superar nuestras contradicciones, en el objetivo supremo de lograr vida, dignidad y socialismo para todo el pueblo colombiano.
Región Oriental.
La región oriental integrada por el vasto territorio de los departamentos de Arauca, Boyacá, Casanare, Meta, Santanderes y Vichada; posee un alto potencial de recursos naturales y minerales, representado en: paramos, ríos, lagunas, selvas, extensas llanuras en las que se albergan suelos fértiles, minerales como carbón, hierro, esmeraldas, sal, petróleo, además de la rica biodiversidad.
La oligarquía nacional y el imperio han puestos sus ojos y ambiciones sobre el territorio, para apropiarse y saquear los recursos. Para ello, han posicionado grandes mega proyectos de distinto orden en la cual las empresas transnacionales tienen su mayor parte. Desde el gobierno nacional se ha adecuado la legislación para que a través de las leyes como la de páramos, de aguas y tierras, entre otras, con el fin de posibilitar la futura entrega y privatización de la explotación del carbón en la cadena de páramos del nororiente boyacense, así como la canalización del río meta para su navegabilidad. De la misma manera se entregó la concesión y privatización el parque nevado del Cocuy a Aviatur para las actividades de agroturismo. La intensificación de nuevas explotaciones petroleras por parte de empresas como la BP, Oxy, Repsol, Petrobras entre otras.
La explotación de esmeraldas continúa en manos de las empresas del reconocido jefe paramilitar Victor Carranza en el occidente de Boyacá y se ha entregado la concesión para la explotación de minerales en Salina Casanare, perjudicando la explotación que por tradición vienen realizando los pobladores.
La puesta en marcha de cultivo de grandes plantaciones de monocultivo de caña, palma aceitera, remolacha, yuca amarga, para la producción de agrocombustibles, así como caucho y maderables que ocupan grandes extensiones de tierra productiva y utilización de grandes cantidades de agua.
Para facilitar el mercadeo de estos productos se está adecuando la infraestructura con la construcción de proyectos viales como la carretera marginal de la selva, cuya proyección contempla la construcción de un nuevo puente internacional en el departamento de Arauca. Igualmente, se está construyendo y privatizando la doble calzada Sogamoso - Bogotá con la cual quiere consolidar el proyecto de Bogotá ciudad región para monopolizar la explotación de las grandes reservas de hierro y carbón de la región.
Con la aplicación de las nuevas normas acelera la entrega en manos de los monopolios capitalistas, las empresas de servicios públicos como agua, alcantarillado y aseo; los mataderos, expendios de cárnicos y lácteos.
Las estrategias utilizadas para imponer sus proyectos y cuidar sus intereses están definidas por el criminal plan Colombia y las fascistas políticas de seguridad democrática cuyo contenido en su aplicación se materializa en: aumento de la militarización, judicialización a los proyectos, lideres y organizaciones populares; programas sociales con miserables subsidios, con los que no solo engañan a las comunidades sino que también mantienen la clientela electoral y los sobornos, los pagos de recompensas a delincuentes y funcionarios públicos.
Los propósitos son perversos y macabros. Por un lado continúa con el aniquilamiento del tejido social, mediante nuevas retenciones masivas y selectivas de dirigentes sociales y políticos, masacres, asesinatos y desplazamiento de la población en los territorios en los que se desarrollan los megaproyectos por parte de los grupos de exterminio financiados y entrenados por las transnacionales y los aparatos de seguridad del Estado. Por otro lado ejercer el control de la administración pública con políticos corruptos que se ponen a su servicio, control social mediante las nuevas modalidades de paramilitarismo en las partes sub urbanas y urbanas, mediante las oficinas sicariales; para así limitar el accionar político y militar de la insurgencia armada, la protesta social por parte de los sectores populares.
Las acciones más evidentes de la aplicación de estas estrategias anti populares se manifiestan en: ejecuciones extrajudiciales o falsos positivos, que solo en Boyacá y Casanare han arrojado en los últimos meses un alto número de militares detenidos de las brigadas 1 y 16, correspondientes a la cuarta y quinta división del ejército nacional. Faltando por reseñar los casos que se están investigando de Arauca, Meta, Santanderes y demás territorios de la región oriental.
La campaña temeraria emprendida mediante los medios de comunicación como instrumentos de guerra con el fin de favorecer las elecciones para gobernador en Arauca en mayo próximo, profundizar el conflicto interno desafortunado entre la insurgencia armada y desacreditar los logros legítimos alcanzados por la misma. Las amenazas a nombre de las mal llamadas águilas negras para generar los desplazamientos de acuerdo a los intereses de los políticos y las trasnacionales, y el silenciamiento de la expresión social. Intentan acorralar toda expresión del pueblo.
Esta política dictatorial y mafiosa en la actualidad tiene rechazo por la población. Los gobiernos departamentales y municipales de Arauca y Casanare, los cuales otrora, fueron los niños consentidos por parte de Uribe, se destacan hoy por sus íntimos vínculos con el paramilitarismo y por su repudiable nivel de corrupción. Se deslegitima progresivamente en la medida que se desenmascara los vínculos de los políticos con el paramilitarismo, el narcotráfico, y las verdaderas intensiones de la militarización y la represión en la región.
La región oriental históricamente significa para los revolucionarios un bastión para la resistencia y la construcción social, que ha logrado mantener expresiones de lucha y poder popular, enfrentando con dignidad la arremetida integral del estado oligárquico. Representa, un semillero de hombres y mujeres que recogen y le dan continuidad a las banderas de los soñadores que han luchado por la construcción de un mundo mejor en los postulados del socialismo.
El proceso de construcción y resistencia social y popular mantiene su lucha por la soberanía del territorio, la protección de los recursos naturales para el beneficio de todo el pueblo colombiano y las nuevas generaciones, el fortalecimiento organizativo de las diferentes expresiones sociales y populares, la construcción de alternativas a las dinámicas depredadoras del capital y sus lacayos, la movilización política permanente y la confrontación con las armas del pueblo; mediante los cuales hemos propinado certeros golpes en lo político y militar.
En medio de los altos niveles de represión y barbarie el movimiento social y popular, ha logrado mantener su dinámica de masas en espacios de denuncia de las violaciones de los derechos humanos, defensa y acompañamiento de las víctimas. A nivel político, se mantienen las proyecciones de los planes populares de desarrollo aplicables en la mayoría de los aspectos sensibles a la vida social de las comunidades. Mantienen escenario de denuncia a nivel nacional e internacional; mantienen espacios de comunicación alternativa que han posibilitado romper el silencio y la barbarie.
En síntesis, la dinámica del pueblo se concreta en el proceso de reactivación y reorganización de todas las formas de lucha en medio de la confrontación permanente contra las pretensiones de aniquilamiento de las políticas del estado y las transnacionales imperialistas.