Hoy nuevamente golpeamos en las narices de los poderosos, esta vez para traer el recuerdo vivo del compañero Cariqueo muerto en la tempestad de la guerra social. Ha pasado un año desde que intentaron apagar la llama de la revuelta mandando a la fosas a uno de los nuestros. Pero nos reímos en sus caras, pues aún seguimos sólidos e indivisibles pese a todo. No nos rendimos y continuamos propagando el espíritu insurrecto que abraza la lucha por la vida, así como el rechazo a todo tipo de explotación y autoridad.
El objetivo de nuestro ataque no es azaroso o casual, al contrario es concertado, planificado y enmarcado en un plan de venganza, ya que, reconocemos en la Municipalidad de Pudahuel a un ejecutante más de la santa inquisición democrática. Policías, gobernantes y quienes no dejaron ni hicieron nada, amparados en el fétido olor del ciudadano putrefacto, son los asesinos de Johnny. Esa es la única verdad y contra ella nunca nos detendremos.
Sabíamos que nos esperaban hace algunos días, pero comprendemos que los golpes dados en fechas icono, son respuestas fácilmente asimilables por el capital. Ese es el terreno de nuestros enemigos, cuando esperan con todo su poder que salgamos de nuestras guaridas y les hagamos el trabajo fácil. Mas nuestro accionar fue mucho mas inteligente que el de ellos. Somos nosotros quienes tenemos la ventaja de la sorpresa y los explotadores solo deben resignarse ante los movimientos inesperados que llegan desde las cloacas a sembrar el terror en su sociedad.
Nuestra conciencia nos motiva al punto de arriesgarlo todo, decidimos caminar por este sendero de peligro pese a las consecuencias que pudiese traer. El miedo no nos paraliza, al contrario, nos lleva a ser más precavidos y certeros en nuestros ataques. Poner en jaque la tranquilidad social que se vive a diario no es complicado, basta con enlazarse con algunas emociones y usarlas en nuestro favor. Arrojarse al mundo de las acciones es un goce. Acompáñanos conformando tu grupo de ataque o bien de forma individual en el disfrute y el sufrimiento de las consecuencias que nos brinda el levantamiento contra el estado y el capital.
“Si hemos de ahogarnos que no sea en un vaso de agua, mas si arrojados a las bravas aguas del océano”
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