INFORME DEL COMITÉ CENTRAL AL QUINTO CONGRESO DEL PCS
PARTE ECONÓMICA
Esta parte del informe del CC al V Congreso se concentra, como las otras partes, en el estudio del período comprendido entre éste y el IV Congreso. Sin embargo, tomando en cuenta que los problemas económicos de nuestro país han sido poco analizados por el Partido, también extiende sus enfoques a períodos anteriores a 1950 en muchas de las ramas de la economía o de los aspectos que entran en su estudio. En algunos casos se contienen incluso tesis acerca del desarrollo histórico y las características actuales de algunas ramas económicas, que no deben considerarse con pretensiones de ser definitivas y acabadas. Estamos seguros que sí, que estimularán el debate y los esfuerzos colectivos de investigación y análisis, los cuales conducirán, sin duda, a formular tesis de mayor profundidad y mejor acabadas.
INFORME DEL C.C. DEL PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR SOBRE LA SITUACIÓN ECONÓMICA NACIONAL Y SUS CAMBIOS DESDE EL IV CONGRESO EN EL AÑO 1950
Desde el IV Congreso del Partido se han producido cambios en la economía y la composición de clase en nuestro país, que conviene analizar y tomar en cuenta para comprender mejor el proceso político transcurrido y la perspectiva que tenemos enfrente.
Esos cambios pueden resumirse así:
1 - Cambios en el volumen y la composición de la producción agropecuaria.
2 - Crecimiento industrial.
3 - Desarrollo del sistema bancario.
4 - Convenios de integración económica y Mercado Común Centroamericano.
5 - Crecimiento de la penetración económica del imperialismo yanqui.
6 - Amplia y veloz proletarización de las masas.
7 - La crisis de 1958 - 1962.
Examinemos estos cambios en detalle:
1 - Cambios en el volumen y la composición de la producción agropecuaria
Tomando en conjunto la producción agrícola de 1962-63 en sus principales renglones (café, algodón, azúcar, maíz, fríjol, arroz y maicillo), se constata, un apreciable aumento de su volumen en quintales comparada con la cosecha de 1952-53: (1. Fuente. Revista Mensual del Banco Central de Reserva)
El incremento fue sumamente desigual. Los productos destinados a la exportación (café, algodón, azúcar) aumentaron de 2.908.000 a 7.670.000 quintales (4.762.000 más); mientras los cereales solamente pasaron de 6.811.000 a 7.820.000 quintales (1.009.000 más). Casi todo el aumento corrió, pues, cargo de la producción para exportar.
La producción de cereales y la exportable han resultado así equiparándose. En 1952-53 todavía era la primera superior en casi tres veces respecto a la segunda. Desde 1962-63 puede decirse, tomando en cuenta el crecimiento de la cosecha algodonera, cafetera y azucarera, que los productos para la venta al extranjero han pasado a producirse en un volumen superior al de los cereales y que esa diferencia tiende a crecer anualmente.
Hagamos un examen del proceso en cada una de estas ramas de la producción agrícola, y de la ganadería durante el periodo que estamos abarcando en este informe. Es conveniente incluir también en el análisis la pesca del camarón cuyo desarrollo en los últimos años la ha colocado en el tercer lugar de las exportaciones.
E L ALGODÓN
El cultivo que mayor crecimiento experimentó durante este período fue el algodón. Tanto, por el peso que ha llegado a tener dentro del conjunto de la producción agrícola, como por la importancia que su crecimiento veloz ha tenido para transformar la composición social del campo, es bueno que nos detengamos especialmente en su examen.
Este cultivo comenzó a crecer en la década del cuarenta. Ya antes existía en nuestro país pero en proporciones pequeñas. Para las cosechas de 1940-42 fueron sembradas 13.996 manzanas y se obtuvo una producción de 44.644 quintales, de los que 26.590 fueron destinados al consumo interno. En 1950-51 se sembraron 27.504 manzanas y se obtuvo una cosecha de 135.446 quintales, consumiéndose en el país 62,440. En 1960-61 se sembraron ya 80.985 manzanas con una producción de 911.873 quintales, de los cuales 152.685 fueron consumidos por la industria textilera nacional. Aunque las cifras de estas tres cosechas, separadas entre sí por diez años, son reveladoras de un crecimiento verdaderamente rápido de la producción algodonera, no son las exponentes de su mayor velocidad. Para la cosecha de 1962-63 fueron, en efecto, sembradas 133.766 manzanas, alcanzándose una producción de 1.573.151 quintales (207.608 fue el consumo nacional); y un año después solamente para la cosecha 1963-64 que acaba de ser levantada y cuyos resultados aún no han sido publicados, el área sembrada creció a 170.125 manzanas.
Entre 1950-51 y 1963-64 se ha producido, pues, un aumento de poco más de seis veces en cuanto al área cultivada y el volumen de la cosecha se multiplicó casi por doce hasta 1962-63. Por otra parte, el rendimiento por manzana se elevó entre 1940-42 y 1952-53 de 3 a 6 quintales, y entre 1952-53 y 1962-63 de 6 a 12 quintales. (2. Todas las cifras sobre producción se refieren al algodón “en oro” es decir sin la semilla)
Diversos elementos de juicio indican que la expansión algodonera no ha alcanzado todavía su límite. .
El cultivo del algodón se ha desarrollado sobre una base capitalista, trayendo consigo la extensión de las relaciones de salario y la elevación de las fuerzas productivas. Examinemos en primer lugar, el progreso da las fuerzas productivas:
1) La mecanización y la técnica en el cultivo algodonero son las más desarrolladas de nuestra agricultura y han alcanzado un nivel de los más altos entre los países productores de esta fibra. La producción de 12 quintales sin la semilla por cada manzana, es de las mayores del mundo y ha sido alcanzada mediante el uso masivo de insecticidas, abonos, semillas selectas y arada mecánica.
Los abonos e insecticidas formaron casi la tercera parte del valor bruto de la producción en 1961; de c. 61.879.874 que fue ese valor, ¢18.211.437 lo formaron los gastos en insecticidas y abonos. (3. Fuente: Banco Central de Reserva- “Cuentas nacionales.”)
Según los datos establecidos por la Encuesta del Algodón, realizada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería, en la cosecha 1960-61 fueron empleados 1393 tractores, a un promedio de uno por cada 59 manzanas sembradas. Un promedio ciertamente elevado de mecanización de las aradas.
Asimismo puede verse la alta mecanización de las labores algodoneras en el hecho de que la mayor parte de la aplicación de insecticidas su realizará desde el aire, mediante el uso de aviones. Solamente la Cooperativa Algodonera dispuso de 61 aviones y 55 pilotos especializados durante lo cosecha 1962-63 (4. Fuente: memoria de la Cooperativa Algodonera Salvadoreña Ltda. Ejercicio 62-63) y existen además en el país unas cuantas empresas privadas que prestan servicio de fumigación aérea, que cuentan con otro número de aparatos y pilotos.
2) La faja costera, que había permanecido durante mucho tiempo carente de vías de comunicación adecuadas para el transporte automotriz y con una economía predominantemente natural, ha sido cruzada por una moderna carretera y por numerosos caminos de alimentación de la misma, que han venido terminando con el aislamiento y la dispersión en esa zona, permitiendo una mayor circulación mercantil y la consiguiente multiplicación de los vínculos económicos entre la población del país.
3) Una vez que ha sido recogido de los campos y para que esté en condiciones de ser utilizado por la industria textil nacional o extranjera, es necesario que el algodón, sea "desmotado", es decir, separado de la semilla. El desmote se realiza en Beneficios que están ubicados en la zona de las plantaciones, todos ellos de propiedad de la Cooperativa Algodonera. Esos beneficios son grandes planteles, que han venido creciendo en la misma proporción que el cultivo, y que funcionan mediante el trabajo de un numeroso personal que atiende las bodegas y las plantas mecánicas.
La semilla se destinaba en un principio sólo a la siembra, perdiéndose excedente. Pero de modo gradual, se fue pasando a utilizarla para fines industriales, principalmente para la producción de grasas comestibles y tortas forrajeras para el ganado lechero. Ahora se producen con la semilla 16 productos distintos. Al elevarse el volumen de las cosechas se aumentó el volumen de la semilla, resultando un excedente considerable sobre las compras nacionales. Por tal motivo paso a ser un producto de exportación desde el año 1963. De los 2.600.332 quintales de semilla que arrojó la cosecha 1962-63, 414.490 fueron vendidos al exterior, en su totalidad al Japón. (5. Memoria de la Cooperativa Algodonera –Ejercicio 1962-1963)
El desmote y la utilización industrial de la semilla se han traducido en el establecimiento de un grupo de beneficios modernos y de fábricas, algunos en el campo mismo. Esto ha contribuido a ampliar la producción mercantil, como también a ensanchar las relaciones de salario y la proletarización masas rurales.
4) Las necesidades de transporte de la cosecha algodonera en crecimiento ha impulsado el desarrollo de esta rama de la actividad económica. En la década del cuarenta la mayor parte del transporte del algodón se efectuaba en carretas tiradas por bueyes. Ahora los términos han sido invertidos: el transporte automotriz ha pasado a ser mayoritario. Los efectos inmediatos de este fenómeno han sido el aumento del número de camiones en rodaje; el aumento del personal de manejo, carga y descarga; el desplazamiento de cientos de carreteros y su transformación en jornaleros simples, las más de las veces el aumento del número de talleres para las reparaciones mecánicas y del personal especializado en ellos; el aumento del volumen del negocio de importación y exportación de piezas de repuesto, lubricantes y combustibles.
Lo mismo que se ha dicho de los efectos de la expansión algodonera en el transporte automotriz, puede afirmarse de sus efectos en la ampliación de las labores portuarias, cuyas instalaciones y personal han sido ampliadas y modernizadas, aunque no sólo naturalmente a causa del algodón.
Todo ello ha ensanchado la producción y la circulación mercantil, así mismo también la proletarización de las masas.
5) La creciente utilización de tractores y otras máquinas agrícolas, empleo de aviones, el establecimiento de beneficios y fábricas, y el desarrollo de los transportes, han producido la formación de una numerosa capa de trabajadores calificados, en su mayoría salidos del campo mismo.
6) Aunque bastante más lentamente que el crecimiento de la producción algodonera, se ha operado un incremento del consumo nacional con la ampliación de las fábricas textiles y, sobre todo, con el aparecimiento de una industria de grandes proporciones que ha llegado a contar en los últimos meses con más de dos mil obreros. Como ya vimos, el consumo nacional se elevó de 62.440 quintales en 1950 a 207,608 en 1962.
La industria textil nacional está lejos, sin embargo, de producir lo suficiente para las raquíticas compras del mercado interno. Aún hoy la mayoría de las telas que se consumen en el país provienen del exterior.
Para completar este examen de la producción algodonera, veamos algunos o¬tros aspectos de importancia en el terreno de las relaciones de producción.
1) Una característica sobresaliente en este cultivo ha sido la extensión que en él ha alcanzado el arrendamiento capitalista de la tierra. Para el desarrollo del café fue indispensable que los empresarios contaran con la propiedad privada del suelo, por el carácter permanente de las plantaciones y la necesidad de realizar importantes inversiones en la formación de las fincas. En el algodón, en cambio, pueden encontrarse en manos distintas la propiedad de la tierra y la propiedad de las plantaciones, porque su proceso vegetativo es de un año solamente.
Para incrementar el cultivo del café fue preciso liquidar primero las formas colectivas de la propiedad territorial que existían (comunidades indígenas y ejidos), y dar origen al monopolio privado de la tierra. La unifica¬ción de la propiedad sobre las plantaciones con la propiedad privada sobre la tierra se realiza, en cambio, en el algodón, no de manera previa sino en el curso de los años de cultivo, mediante el endeudamiento y la ruina de los propietarios del suelo, en primer lugar de los pequeños y medianos. Tal unificación solamente ha comenzado y está lejos de culminar.
Según datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería, la relación entre ¬los cultivos algodoneros en tierras arrendadas y propias para la cosecha de-1962-63 se presentó en los siguientes términos:
NUMERO MANZANAS SEMBRADAS
Propietarios 1.069 .......... 56.969
Arrendatarios 1,542 ....... 54.135
Mixtos (parte en tierra propia y- 207 ......... 5,818
parte arrendada.)
Así pues, por la vía del arrendamiento de la tierra es que se produce, con mucha mayor velocidad que en el café, el crecimiento del área sembrada en el algodón.
Capitales monetarios formados en la producción y el negocio cafetero en general, en la usura, en el comercio, en el ejercicio de algunas profesiones liberales altamente lucrativas (medicina, abogacía, odontología, etc.) y en la malversación de los fondos públicos, se han desplazado de la ciudad al campo para invertirse en el algodón, tomando tierra en arrendamiento a los latifundistas y campesinos medios. Una parte de los terratenientes asociándose con los capitalistas de la ciudad o solos se han dedicado asimismo al cultivo del algodón, invirtiendo capitales monetarios suyos formados inicialmente mediante la usura, la especulación con los cereales, el crédito hipoteca¬do o la venta de una parte de sus tierras.
2) - Como consecuencia de la alta concentración de los capitales invertidos en el cultivo algodonero, alcanzado en las otras ramas de la producción y el comercio de donde proceden, la concentración es también elevada en él. Pronto aparecieron los grandes capitalistas monopolistas con plantaciones de mil, dos mil, tres mil y más manzanas. Algunos de ellos habilitan crédito a los medianos y pequeños sobre la cosecha, fijándoles de antemano un precio bastante inferior al del mercado, o financian completamente su producción desde el precio del arrendamiento de la tierra hasta las planillas de pago de los trabajadores, a cambio del compromiso de venderles la cosecha total a un precio convenido y de repartir utilidades. Aparentemente se trata de un contrato de sociedad, en el que uno, el monopolista, es el socio capitalista, y el otro, el agricultor, es el socio llamado "industrial", Muchos de estos pequeños y medianos agricultores son propietarios de tierra y terminan perdiéndola al caer bajo la férula de las deudas con sus "socios" capitalistas, y convirtiéndose en simples empleados suyos para la administración y dirección técnica de sus grandes plantaciones. .,
Los grandes capitalistas controlan por el medio descrito en el párrafo anterior y otros similares, no sólo la producción de sus propias plantaciones, sino también gran parte de la que levantan los medianos y pequeños. El principal de estos monopolistas algodoneros es en la actualidad la firma Alfredo Cristiani y Cía., que controla el 22 % de la cosecha. Apenas quince grandes capitalistas algodoneros controlan el 40 % de toda la producción. (6. Informe de la cosecha 1962-1963-Cooperativa Algodonera Salvadoreña)
3) - En los primeros años de la década del cuarenta fue fundada la Cooperativa Algodonera Limitada, con el fin de que se encargara de realizar las ventas en el exterior y en el interior del país, del desmote y otros aspectos relacionados con el fomento y proceso del cultivo y sus derivados. No es una sociedad anónima. En ella pueden ingresar todos los agricultores grandes pequeños del algodón mediante el pago de una acción de diez colones. Su condición de socios les da derecho para entregar todo su algodón en los beneficios de la Cooperativa para su desmote y su venta en el mercado nacional o internacional. El agricultor queda así desligado de los problemas del almacenaje, desmote y venta. La Cooperativa asegura a sus socios, además, la semilla necesaria para sus siembras y la venta de los excedentes para la fabricación de grasas y demás subproductos; cuenta con una flota de aviones para la aplicación de insecticidas que está a la disposición de los socios para su utilización mediante el pago de un .precio que queda en suspenso para ser cobrado al liquidarse la cosecha; cuenta con su propia fábrica de aceite para asegurar la estabilidad del preció de la semilla; presta orientación y consejo técnico a los agricultores socios, etc. Para formar el capital de la Cooperativa los socios están obligados a comprar dos colones en bonos por cada quintal cosechado. Al 31 de octubre de 1963 sus instalaciones tenían un valor de ¢14.995.412.36 (7. Fuente: Memoria de la Cooperativa Algodonera salvadoreña Ltda. 1962-1963) La existencia de la Cooperativa ha sido un factor de primera importancia para el desarrollo del cultivo algodonero en nuestro país.
Sin embargo, desde un comienzo estuvo la Cooperativa en manos de los más grandes empresarios y ahora lo está en las de los monopolistas. Esto agrava las crecientes dificultades para los medianos y pequeños a la vez que refuerza la tendencia hacia la concentración del capital.
La Cooperativa establece un precio de compra para el algodón "en rama” (con la semilla), cada año al iniciarse la cosecha. Pero solamente compra a ese precio una parte pequeña de la misma. La mayor parte queda en espera de liquidación, cuatro o seis meses después, cuando ha sido vendida en el exterior a precio recibido. Mientras tanto, los algodoneros reciben una parte del precio en carácter de préstamo. Para financiar la cosecha y los cultivos del año siguiente, disponen de ese préstamo y de los créditos bancarios de de distinta índole.
Los pequeños y medianos, que trabajan con escaso capital y no cuentan con las suficientes facilidades para obtener crédito bancario, se ven obligados a "rematar" su algodón sin esperar la liquidación, casi siempre superior a lo previsto, es decir, a vender de una vez al precio fijado por la Cooperativa para el algodón en rama. No todos los que necesitan rematar sus cosechas pueden, sin embargo, vender a la Cooperativa misma, porque ésta solamente compra una parte pequeña de la cosecha, como ya dijimos. Así, este numeroso sector queda colocado bajo la presión de las grandes necesidades de dinero para pagar a los cortadores, enfrentar gastos personales y familiares, y prepararse para la cosecha siguiente.
En estas condiciones apareció y se multiplicó toda una red de intermediarios que, aprovechándose de la necesidad de dinero que experimentan los pequeños y medianos en la época de la cosecha, consiguen comprársela a precios bajos. Entre estos intermediarios han comenzado a destacarse algunos que mueven capitales muy crecidos que, por lo general, están formados por préstamos bancarios. Estos préstamos de los bancos en vez de llegar directamente a los pequeños y medianos algodoneros, van a dar a manos de los intermediarios en virtud de su poder económico y de las influencias que ello trae consigo.
La Cooperativa es, desde otro punto de vista, un verdadero sindicato patronal para ofrecer un frente común a los trabajadores. Cada vez que se ha planteado con nuestro país la necesidad de elevar los salarios de los trabajadores del campo, en los marcos de la Cooperativa se producen agitadas reuniones de patronos en las que prevalece la opinión de los grandes, enfiladas en contra de los intereses del proletariado agrícola. Al arreciarse la lucha reivindicativa en el campo es seguro que esta organización patronal, .que aparentemente sólo persigue finalidades de comercio y fomento de la producción algodonera se revelará como centro de coordinación de los capitalistas de esta .rama, para su lucha contra las demandas de las masas. Entre tanto el derecho de organización sindical les está vedado a los asalariados agrícolas, los a tronos cuentan ya pues, con sus propias organizaciones clasistas. He aquí un "botón” de muestra" de las excelsitudes de la democracia burguesa y semicolonial.
4) - El cultivo algodonero ha transformado antiguos latifundios en los que predominaban las relaciones feudales de producción (colonato, pequeño arrendamiento, pago de la renta en trabajo o especie, trabajos gratuitos, etc.) y existía un nivel feudal de las fuerzas productivas (tracción animal, arado, madera, ausencia de insecticidas, abonos y semillas selectas, etc.) en empresas capitalistas en las que predominan ampliamente las relaciones de salario y se realiza la producción en base de un elevado nivel técnico y mecánico.
Sin embargo, ese proceso de desarrollo capitalista no ha liquidado completamente las relaciones feudales, ni las fuerzas productivas propias de ese modo de producción. Ha conservado celosamente, por el contrario, todo, lo que el feudalismo hace más baratos los costos y es compatible con el sistema del salario y la nueva organización del trabajo. (8. En lo relativo a los remanentes feudales en nuestra agricultura capitalista consultar el Proyecto de Programa Agrario de nuestro Partido)
Asimismo, las rudimentarias herramientas y métodos de labores se combinan con los modernos, según resulto más barato el empresario.
Manteniendo resabios feudales en las relaciones de producción y en las fuerzas productivas y apoyándose en la existencia de un extremo monopolio privado de la tierra que arroja un enorme ejército de gente desposeída, los capitalistas del algodón junto a los demás capitalistas de la agricultura, logran mantener un bajísimo nivel de salarios, inferior a los mínimos que son precisos para subsistir.
5)- El algodón salvadoreño y el norteamericano concurren al mercado internacional como competidores. En los Estados Unidos, por causa de la prolongada crisis agraria que allí se produce desde hace más de 10 años, se han acumulado enormes reservas de algodón. Los costos en salarios e impuestos son superiores un los EE.UU. que en los demás países productores y eso impide que algodón compita en precio con los demás. Para saltar ese obstáculo y conseguir una mejor venta en el mercado mundial, el gobierno yanqui ha establecido subsidios a las exportaciones, los cuales han venido creciendo bajo la influencia de las necesidades de la competencia y bajo las presiones cabilderas de los monopolios. Ahora pasan de ocho dólares por cada quintal exportado.
De ese modo fueron aumentadas las ventas yanquis de algodón en el mercado mundial, ocasionando una baja de los precios. Esta caída de los precios produjo en nuestro país en 1959-60, una reducción del área de siembra en comparación con el año anterior, de 76.544 a 61.438 manzanas. El fenómeno comenzó, adquirir caracteres de pánico y se hubiera transformado en un verdadero cataclismo económico si no es porque el precio se estabilizó aunque a un nivel más bajo. Desde entonces el precio no se ha recuperado y se mantiene bajo la constante amenaza de nuevas caídas.
Lo ocurrido el año 1959-60 permite prever los efectos desastrosos que tendría una crisis algodonera sobre nuestro país. La caída del precio del café no se traduce de inmediato en la reducción del área de cultivo. Las fincas son permanentes y, aunque reduciendo las labores, siempre se mantiene un mínimo de trabajo en ellas. Pero en el algodón, la situación es distinta: con la misma facilidad que se aumenta el área do cultivo de un año para otro, puede caer verticalmente también de un año paro otro. Y eso significa la completa desaparición de todo trabajo en la superficie antes sembrada, pues una vez levantada la cosecha no queda en ellas nada que amerite cuidados posteriores.
La amenaza para la producción algodonera proviene de dos lados: de una parte se asiste ahora a una creciente producción de fibras artificiales que lo reemplazan con ventajas en su precio y calidad; y de otra, los excedentes norteamericanos y la política de subsidios oficiales a las exportaciones amenazan con una saturación del mercado capitalista. La creciente producción distintos países agrega una presión más que empuja las cosas hacia la crisis.
Como a la producción algodonera se encuentran ligadas extensas masas de decenas de miles de asalariados y de miles de pequeños y medianos agricultores, las repercusiones políticas de una crisis en ella serían verdaderamente excesivas, con la particularidad de que tal situación puede producirse, en razón de los factores ya explicados, en el lapso de una cosecha a otra.
La caída del precio en 1959-60 trajo otras consecuencias económicas (reducción del precio del arrendamiento de la tierra, y otros) que es de importancia estudiar en previsión de futuras situaciones análogas. Pero no debemos hacerlo dentro de los límites del presente informe.
6)- Además, los imperialistas norteamericanos mantienen un bloqueo comercial contra los países del campo socialista que restringe el mercado algodonero y que de hecho es un bloqueo contra los países coloniales y semi-coloniales. En los últimos años, por ejemplo, la República Popular China ha estado efectuando fuertes compras de algodón a precios y condiciones ventajosas, que no han podido ser aprovechadas por los algodoneros salvadoreños, pese a la existencia de propuestas concretas de parte del gobierno chino. Las restricciones al comercio mundial que impone el imperialismo norteamericano, este también fuente de contradicciones con los algodoneros nacionales, aunque ellas no se agudicen ni afloren todavía.
Así pues, existen numerosas contradicciones objetivas entre los algodoneros salvadoreños y los imperialistas yanquis, tanto por su condición de competidores, por sus manejos para deshacerse de sus excedentes botando los precios, como por el bloqueo al comercio con el campo socialista. Ellas no se manifiestan claramente, pero al enfrentar dificultades el negocio algodonero, aparecerán y se agudizarán. Si no se adelantan a prevenir esos peligros, los algodoneros sufrirán una dura lección de manos de sus supuestos "aliados" y "protectores" yanquis y comprenderán hasta entonces cuan importante y vital es restablecer el libre comercio mundial y luchar contra el arbitrario trato comercial de los imperialistas y contra su desleal competencia.
Al mismo tiempo que existen esas contradicciones en el plano del comercio mundial, los monopolios norteamericanos han realizado progresos importantes en la penetración de su capital dentro de la producción algodonera nacional y se preparan para hacerla más profunda. Hasta ahora sus inversiones en el algodón salvadoreño no son directas. Han abarcado solamente el terreno de los créditos bancarios. Según datos que ofrece la Memoria de la Cooperativa Algodonera, sobre el ejercicio 1962-63 intervino un financiamiento bancario por un total de c. 44.600.000, de los cuales solamente ¢ 7, 600,000 procedieron de los bancos locales. El resto, 37 millones de colones fue de origen exterior, de los más importantes bancos de los EE.UU. en su mayor parte. De este modo, los monopolios yanquis han comenzado a compartir la explotación del proletariado algodonero salvadoreño. Con la instalación de la agencia del First National City Bank of New York en San Salvador, seguramente esa tajada será mayor.
En la negativa de los directivos de la Cooperativa Algodonera a comerciar con los países socialistas pesa mucho indudablemente esa penetración del capital yanqui. La Cooperativa, por otra parte, está en manos de los grandes capitalistas algodoneros, en manos de los empresarios de las plantaciones superiores a las mil manzanas, como ya vimos. Estos grandes capitalistas Están ligados en diferentes negocios al capital norteamericano y por eso, la política imperialista encuentra en ellos un punto de apoyo en perjuicio del país y de la gran mayoría do los propios algodoneros. Por todo esto, la lucha contra estos monopolistas criollos es de interés nacional, incluyendo el interés de la mayoría de empresarios algodoneros.
Creemos que es ya suficiente lo dicho para formarse una imagen general de los cambios operados con motivo del incremento de la producción algodonera en nuestro país. En suma, pueden resumirse esos cambios diciendo que la expansión algodonera ha sido un factor de primer orden desde el IV Congreso do nuestro Partido, para el desarrollo del capitalismo en nuestro país y para el reforzamiento de la condición semicolonial de su economía.
E L CAFÉ
Sin registrar las mismas proporciones en que creció la producción algodonera el café se incrementó también considerablemente desde el IV Congreso. De 1, 697,000 quintales en 1952-53, se pasó a 2.100.000 en 1962-63. (9 Fuente: Revista del Banco Central de Reserva, octubre de 1963)
También el área cultivada experimentó aumento: el Primer Censo Agropecuario realizado en 1950 arrojó 165.063 manzanas sembradas de café, el segundo Censo del Café realizado en 1957 constató un aumento a 178.070 manzanas y para el Segundo Censo Agropecuario de 1961 la cifra se había elevado a 202.501 manzanas. Pese a la baja de los precios internacionales desde 1954, puede verse que el café mantiene cierto ritmo de crecimiento en su área de cultivo. En cuanto al volumen de sus exportaciones y al valor de éstas, las cosas han transcurrido como sigue desde el IV Congreso:
EXPORTACIONES DE CAFÉ (10. Revista del BCR, oct.1963)