INFORME DEL COMITÉ CENTRAL AL QUINTO CONGRESO DEL PCS
Parte Internacional
Trece años han transcurrido desde la celebración del IV Congreso de nuestro Partido, lapso durante el cual se han registrado profundos y esenciales cambios en el campo internacional, que favorecen a las fuerzas de la paz, del progreso, de las luchas de liberación nacional y de las fuerzas que construyen victoriosamente el socialismo y el comunismo.
Desde el año de 1950 a esta fecha, nuestro Partido no ha permanecido al margen de esos cambios experimentados. Parte fundamental de la actividad del mismo ha quedado relatada en páginas anteriores de este informe, restándonos decir solamente, y en forma general, que durante los trece años transcurridos nuestro Partido ha experimentado avances notables en su sensibilidad a los problemas que afronta el Movimiento Comunista Internacional. Tales avances es fácil de comprobarlos en el afianzamiento de sus relaciones con otros Partidos hermanos; con la participación en sus congresos; con la concurrencia a reuniones y conferencias regionales y mundiales del Movimiento Comunista Internacional; así como en las distintas manifestaciones y por los más diversos medios de nuestra solidaridad con los pueblos que luchan por la democracia, el progreso y la liberación nacional.
A fin de ordenar debidamente esta parte, relativa a las cuestiones fundamentales dentro del plano internacional y de nuestras relaciones, la dividiremos en cuatro apartados, a saber:
Situación mundial de la correlación de fuerzas entre el socialismo y el capitalismo.
El imperialismo norteamericano y las luchas de liberación nacional en América Latina. La Revolución Cubana.
Relaciones internacionales de nuestro Partido, en general, y, en especial, con los Partidos Comunistas y Obreros centroamericanos.
Acerca de las discrepancias surgidas en el seno del movimiento comunista internacional. Posición de nuestro Partido.
Situación general mundial de la correlación de fuerzas entre el socialismo y el capitalismo
El más completo y profundo análisis marxista – leninista de la presente época está contenido en los documentos aprobados por las Conferencias de los Partidos Comunistas y Obrero celebradas en Moscú en los años de 1957 y 1960. Las declaraciones surgidas de dichas conferencias, a la vez que presentan a la humanidad el panorama exacto del mundo actual, trazan las líneas generales que debe observar el Movimiento Comunista Internacional para el mejor éxito de luchas de los Partidos Comunistas dentro de cada uno de los países en los que actúan; y se señalan las normas y principios que rigen las relaciones entre partidos hermanos: la unidad, la igualdad y el internacionalismo proletario.
“Los principales rasgos distintivos de estos años son el impetuoso crecimiento del poderío y de la influencia internacional del sistema socialista mundial, el proceso activo de disgregación del sistema colonial bajo los golpes del movimiento nacional – liberador, el incremento de las batallas de clase en el mundo capitalista y la continuación de la decadencia y la descomposición del sistema capitalista mundial. En la arena mundial se va poniendo más y más de manifiesto la superioridad de las fuerzas del socialismo sobre el imperialismo, de las fuerzas de la paz sobre las de la guerra”
Esto dice en su preámbulo la Declaración de los Partidos Comunistas y Obreros, suscrita en Moscú en 1960. La caracterización medular de nuestra época está contenida en los párrafos de esa misma Declaración, que extractamos enseguida:
“Nuestra época, cuyo contenido fundamental lo constituye el paso del capitalismo al socialismo, iniciado por la Gran Revolución Socialista de Octubre, es la época de la lucha de dos sistemas sociales diametralmente opuestos; la época de las revoluciones socialistas y de las revoluciones de liberación nacional; la época del hundimiento del imperialismo, de la liquidación del sistema colonial; la época del paso de más y más pueblos al camino socialista; la época del triunfo del socialismo y del comunismo en escala universal.
“El principal rasgo de nuestra época consiste en que el sistema socialista mundial se va convirtiendo en el factor decisivo del desarrollo de la sociedad humana”, y, más adelante:
“El contenido principal, la dirección principal y las principales peculiaridades del desarrollo histórico de la sociedad humana, lo determinan actualmente el sistema socialista mundial y las fuerzas que luchan contra el imperialismo, por la reorganización socialista de la sociedad. El imperialismo, por más que se empeñe en ello, no podrá detener el progreso de la historia. Se han sentado firmes premisas para nuevas victorias decisivas del socialismo. La victoria absoluta del socialismo es inevitable”.
Para llegar a la síntesis expresada se partió de la realidad, esta fue sometida a un análisis científico exhaustivo y, finalmente, en párrafos breves se enunciaron al mundo las conclusiones, que ahora son para todas las fuerzas amantes del progreso de la humanidad, banderas ideológicas tras las cuales se suman día a día enormes masas.
La certeza del análisis marxista – leninista de nuestra época está a la vista:
Mientras el socialismo logra éxitos sin precedentes en la producción, la ciencia y en la técnica, y conquista la verdadera libertad para los hombres al satisfacer sus necesidades materiales y espirituales; el sistema capitalista, por otra parte, se halla en proceso de decadencia y descomposición. El sistema capitalista ha tenido que transformarse de capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de Estado. Con esto se ha logrado fundir la fuerza de los monopolios con la fuerza del Estado en un mecanismo único salvar el régimen capitalista y para aumentar al máximo los beneficios de la burguesía imperialista mediante la explotación de la clase obrera y el saqueo de vastas capas de la población” (Declaración de los 81 Partidos Comunistas y Obreros).
Pese a la fusión del poder de los monopolios con el poder estatal, el objeto de lograr aunque sea una cura temporal del capitalismo, esta no se logra y, por el contrario, la situación se agrava. Evidencia clara de esta agravación se puede constatar a diario: las luchas clasistas dentro de los países capitalistas más y menos desarrollados se agudizan a grados extremos. Ejemplos de esta agudización los tenemos en los formidables movimientos huelguísticos de los últimos años, que han movilizado a decenas de millones de hombres en los Estados Unidos, en Inglaterra, en Francia, en Italia y muchos países más de diversos continentes. Están asimismo, como ejemplo la decidida, heroica y pujante lucha de los negros norteamericanos por su completa libertad e igualdad dentro de la sociedad norteamericana.
La sociedad capitalista no solamente padece esas grandes contradicciones entre las clases explotadoras y las clases explotadas, sino también dentro de las mismas clases explotadoras. Para poderlas analizar certeramente a éstas, debemos tener en cuenta el criterio de que no son un todo monolítico, sino que existen apreciables fisuras en el frente que presentan. Asimismo, los antagonismos dentro del sistema capitalista se perciben muy agudamente en las relaciones entre las potencias capitalistas. Ejemplos de esos tipos de contradicción, los tenemos entre los monopolios guerreristas y monopolios de escala media de los Estados Unidos; en las rivalidades interimperialistas manifestadas en organizaciones agresivas como la OTAN y la SEATO, jefeadas por el imperialismo norteamericano; y en organizaciones económicas como el Mercado Común Europeo.
Dentro de los propios estados capitalistas, sus economías son incapaces de resolver el conflicto entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Las crisis menudean, pese a la tendencia oficial de ocultarlas con datos optimistas y con un lenguaje estereotipado. Los avances científicos solamente se utilizan en mínima proporción y en cuanto a ellos sirven para aumentar las ganancias de los monopolios. Tales son los casos de la energía termonuclear que de ponerse al servicio de la humanidad acarrearían a ésta grandes e incalculables beneficios; y el de la automatización de la producción, que lanza a la desocupación a millones de trabajadores.
En el cuadro analítico del sistema capitalista, la Declaración de los 81 Partidos Comunistas y Obreros destaca que “la mayor putrefacción del capitalismo se manifiesta en el principal país del imperialismo contemporáneo: los Estados Unidos de América”. El paro crónico, la utilización incompleta del potencial industrial norteamericano, la militarización de la economía, el descanso del nivel de vida de los trabajadores, el lento ritmo del incremento de la producción y el bajo aumento de la población, son algunas de las características principales de los Estados Unidos de América, en lo interno. En lo externo, los Estados Unidos “son el país que mayores riquezas succiona de los países de Asia, y, particularmente, de América Latina, frenando su desarrollo”. De aquí, que la Declaración, apunte: “El imperialismo estadounidense se ha convertido en el mayor explotador internacional”, y, además, que “el curso de los acontecimientos internacionales en los últimos años ha suministrado muchas nuevas pruebas de que el imperialismo norteamericano es el principal bastión de la reacción mundial y un gendarme internacional, enemigo de los pueblos del mundo entero”.
Frente al sistema capitalista y su bastión principal, el imperialismo norteamericano, ¿Cuáles son las fuerzas que se conjugan para asestarle demoledores golpes?
Son las fuerzas de la tercera parte de la humanidad que vive bajo el socialismo y que forman el Campo Mundial del Socialismo;
son las fuerzas de la clase obrera internacional que luchan por el socialismo en el mundo entero;
son los movimientos nacional – liberadores, que demuelen el edificio colonial y semi – colonial del imperialismo;
son los movimientos generales democráticos;
son, en fin, las fuerzas amantes del progreso, de la paz, de la independencia, de la democracia, del socialismo y del comunismo las “que se funden en un torrente único que socava y destruye el sistema imperialista mundial”.
El ascenso creciente e indetenible de estas fuerzas y la crisis de la economía, la política e ideología burguesas que se están dando simultáneamente, como bien se apunta en la Declaración de los 81 Partidos Comunistas y Obreros, prueban que el desarrollo de la crisis general del capitalismo ha entrado en una nueva etapa”, y que “lo peculiar de esta etapa es que no ha surgido vinculada a una guerra mundial, sino en una situación de emulación y de lucha entre los dos sistemas (el socialista y el capitalista), en la que la correlación de fuerzas cambia más y más a favor del socialismo, todas las contradicciones del imperialismo se agudizan bruscamente y la eficaz lucha de las fuerzas pacificas por la realización y consolidación de la coexistencia pacifica no ha permitido a los imperialistas frustrar con sus acciones agresivas la paz general; ha surgido en una situación de ascenso de la lucha de vastas masas populares por la democracia, la liberación nacional y el socialismo”.
En la presente etapa histórica, como se apunta en la Declaración de los 81 Partidos Comunistas y Obreros, “el sistema socialista mundial ha entrado en una nueva etapa de su desarrollo. La Unión Soviética lleva a cabo con éxito la construcción de la sociedad comunista en todos los frentes. Los otros países del campo socialista sientan felizmente los cimientos del socialismo y algunos de ellos han entrado ya en el periodo de la construcción de la sociedad socialista desarrollada”.
Los éxitos alcanzados por los países socialistas con la Unión Soviética a la cabeza, atestiguan el triunfo del marxismo – leninismo en escala mundial, y son fuente de inspiración para todos los pueblos que viven bajo la égida de la “explotación del hombre por el hombre”.
El sistema socialista ha demostrado ser, en la practica, posible y no una utopía. Las montañas de calumnias lanzadas por sus enemigos se estrellan ante la evidencia de sus triunfos en todos los campos de la actividad humana.
Las distintas formas de la dictadura del proletariado han demostrado su fortaleza e indestructibilidad; la política de industrialización, su ventaja, la eliminación de la miseria, la atención de los niños, de las madres, el fomento de la cultura y otras actividades espirituales, confirman la justicia socialista.
A la cabeza de todas las transformaciones exitosas del campo mundial del socialismo se encuentra la Unión Soviética y su glorioso Partido Comunista, la Unión Soviética es más fuerte que nunca. En su territorio el socialismo ha triunfado en forma completa y definitiva y el pueblo soviético, dirigido por el PCUS, se ha lanzado ya a la construcción desplegada de la sociedad comunista.
El nivel de vida del pueblo soviético se eleva día a día en forma acelerada. La jornada general de siete horas de trabajo ha llegado a ser una realidad para millones de obreros, así como la automatización en gran escala. Sin embargo, la sociedad soviética se propone instaurar la jornada de cinco horas sin que todo esto signifique disminución de las prestaciones salariales y otra naturaleza para los trabajadores, ni la desocupación. Todo lo contrario. Al tiempo que se disminuyen las jornadas de trabajo en todas las ramas, aumenta, por otra parte, la oportunidad de mayor culturización de las masas, mayor acceso a todas las ramas del saber humano y de las artes, con la finalidad de borrar los vestigios de barreras entre el trabajo material y el trabajo intelectual.
La marcha exitosa del Plan Septenal, augura que las cifras de control aprobadas en el XXI Congreso serán cumplidas de tal manera que, por ejemplo en el año de 1970 la URSS tendrá una producción industrial por habitante mayor que la de los Estados Unidos. Esto significará que la URSS será para ese año la primera potencia industrial del mundo y a los países socialistas en conjunto corresponderá más de la mitad de la producción industrial mundial, estas transformaciones materiales están cambiando radicalmente el panorama a favor del socialismo, de la liberación nacional y de la democracia, y cuando el campo mundial del socialismo logre inclinar totalmente la balanza de la producción industrial a su favor facilitará a los pueblos, grandes y pequeños, la marcha final hacia la conquista de su felicidad.
Dicho en breves palabras, en la correlación de fuerzas entre el campo capitalista y el campo socialista, este sale más favorecido. Y esto no es una mera declaración literaria, antojadiza, como hemos tenido oportunidad de verlo aunque sea a grandes rasgos. Por otra parte, tal situación se objetiva de un hecho vital para la Humanidad de que, en las condiciones históricas presentes, la guerra no es fatalmente inevitable.
Sobre este tema, que importa a todos los pueblos de la tierra, la Declaración de los 81 Partidos Comunistas y Obreros, apunta:
“De poder cumplir su voluntad, los imperialistas hubieran precipitado ya a la humanidad en la vorágine de las calamidades y de los horrores de una nueva guerra mundial. Pero han pasado ya los tiempos en que los imperialistas podían determinar a su arbitrio que hubiese o no hubiese guerra”. Y se subraya:
“Ha llegado la época en que es posible poner coto a los intentos de los agresores imperialistas dirigidos a desencadenar la guerra mundial. Se puede conjurar la guerra mundial mediante los esfuerzos mancomunados del campo socialista, de la clase obrera internacional, del movimiento de liberación nacional, de los países que se pronuncian contra la guerra y de todas las fuerzas pacificas”.
Al lado de la paz se encuentran la Unión Soviética, el campo socialista, los Estados pacíficos de Asia, África y de América Latina, la clase obrera internacional y los Partidos Comunistas, los movimientos de liberación nacional, el movimiento mundial de los partidarios de la paz, los países no alineados a bloques militares; y cierta parte de la burguesía de los países capitalistas desarrollados.
Ha llegado el momento en que el poder destructor de las armas termonucleares es tan inmenso, que todo paso que se de a favor de la coexistencia pacifica de los Estados de distinto régimen social y del desarme, lo mismo que en el terreno de la disminución de las tensiones internacionales, es una contribución altamente valorada por todos los pueblos.
“Coexistencia pacifica de los Estados con distinto régimen o guerra destructora, así se plantea hoy día la cuestión. No hay otra alternativa”.
Así dice la Declaración de los 81 Partidos Comunistas y Obreros con toda justeza.
El Imperialismo norteamericano y las luchas de liberación nacional en América Latina. La Revolución Cubana
Los movimientos de liberación Nacional en Asia, África y América Latina han logrado bajo sus golpes, el desmoronamiento acelerado del sistema colonial y sometimiento semi – colonial en decenas de países; y, con ello, el imperialismo ha perdido vastas zonas de saqueo y de explotación, debilitándose así considerablemente.
La contradicción entre los países coloniales y semicoloniales, por un lado, y el imperialismo y el régimen colonial, por el otro, es una de las principales contradicciones que ocupan la escena mundial y que configura nuestra época. Tal contradicción, expresada en los movimientos de liberación nacional, es sumamente aguda.
Los éxitos que las luchas de liberación nacional están obteniendo, así como las dimensiones alcanzadas, sólo se conciben por la existencia y poderío creciente del Campo Mundial del Socialismo, a su contribución dada a las colonias y países dependientes por emanciparse del yugo imperialista. “El sistema socialista es ahora un escudo seguro, que protege el desarrollo nacional independiente de los pueblos que se han emancipado. El movimiento obrero internacional presta un gran apoyo al movimiento de liberación nacional” (Declaración de los 81 Partidos Comunistas y Obreros).
El arrollador torrente revolucionario de la época, está integrado por la lucha de los países socialistas, por la lucha de la clase obrera y de los pueblos de los países capitalistas de alto desarrollo industrial, por los luchadores de la paz y de la democracia y por los movimientos de liberación nacional. Pero entre todo ellos, el papel rector y de vanguardia lo llevan los pueblos que construyen el socialismo y el comunismo.
No es casual, que posteriormente a la Segunda Guerra Mundial y en las nuevas condiciones de la correlación de fuerzas mundiales, las luchas de liberación nacional en América Latina hayan experimentado un poderosos ascenso hasta el grado de hacer posible en el caso del pueblo cubano no sólo la liquidación del yugo imperialista y de la oligarquía criolla explotadora, sino que la revolución haya llegado hasta la creación del Primer Estado Socialista de América.
El glorioso ejemplo de la Revolución Cubana es fuente de inspiración de las luchas de los pueblos latinoamericanos. Estos han elevado su conciencia y su disposición combativa al percatarse que el pueblo cubano fue capaz de realizar una lucha armada prolongada exitosa contra un ejercito profesional, adiestrado y dirigido por el imperialismo norteamericano; de liquidar el poder de la oligarquía interna, echando a andar rápidamente una profunda reforma agraria; y de lanzar de su patria el poder de los monopolios imperialistas. Y no quedarse solamente en esta etapa, sino que llevando adelante su revolución, el pueblo cubano fue capaz de tomar el camino socialista de su desarrollo. Y todo esto apenas a noventa millas de distancia de la madriguera principal del imperialismo y con una base naval en su territorio.
Más, debemos apuntar, que muy lejos ha estado de ser idílico el triunfo de la revolución cubana y de su consolidación y avance. Todos sabemos de las diversas clases de agresiones de que ha sido objeto el pueblo cubano; agresiones unas, que han sido rechazadas con las armas en la mano; otras, detenidas a tiempo por el poderío de la Unión Soviética; y las más, de carácter económico que se están venciendo gracias a la ayuda fraternal, desinteresada y oportuna del campo socialista y de su bastión principal, la Unión Soviética.
Precisa destacarse que el imperialismo norteamericano, ante la perspectiva histórica de perder el dominio económico y su marcada influencia política en los países de América Latina, ha tratado de aplicar nuevos métodos de sometimiento de nuestros pueblos, uno de los cuales es la Alianza para el Progreso. Sin embargo, en la política exterior de los Estados Unidos con respecto a América Latina, dos posiciones se disputan el predominio: 1) La línea de que en todo se debe evitar que se sigan produciendo revoluciones en América Latina modificando para este fin la envoltura de la política imperialista hacia otros países en el sentido de hacerla más “inteligente” y menos descarada; y 2) la línea despiadada del gran garrote, para meter en cintura a nuestros pueblos y lanzarse al asalto de Cuba y a la agresión en escala mundial.
El Departamento de Estado norteamericano, ha venido sosteniendo la primera; el Pentágono, o sea el Estado Mayor del Ejercito de los Estados Unidos, ha apoyado e inspirado la segunda.
Las discrepancias en el seno del gobierno norteamericano son el resultado de la distinta posición en que están colocados los monopolios respecto de la carrera armamentista: son el reflejo de la creciente movilización de las masas populares de los Estados Unidos, particularmente de las masas de trabajadores negros, y son un efecto de la desfavorable correlación de fuerzas en la arena mundial.
Algunos monopolios están mucho mas ligados que otros a las grandes ganancias que producen los pedidos gubernamentales de armamento. Los impuestos de todo tipo para alimentar la carrera armamentista absorben una gran parte de la capacidad de compra del pueblo norteamericano, reduciendo su consumo de artículos de uso personal y familiar. Esto repercute contra los intereses de los monopolios ligados a la producción de bienes de consumo. Los precios de los productos agrícolas han sufrido así una presión hacia la caída, que solamente ha podido ser evitada mediante subsidios y la compra de los excedentes por parte del gobierno. Gran número de capitalistas, incluyendo a muchos grandes, están fuertemente interesados en que se reduzcan los impuestos y se afloje el bloqueo comercial a los países socialistas. La distensión internacional, el clima de las negociaciones, acerca la posibilidad de establecer tal comercio; mientras que la agravación de la guerra fría crea las condiciones para el mayor incremento de la carrera armamentista.
Los capitalistas que están ligados a la carrera armamentista, son, en cambio, partidarios de mantener un clima tenso y “al borde de la guerra”.
Las contradicciones apuntadas revelan que el imperialismo se encuentra a la defensiva; que ya no puede determinar omnímodamente su propia política. Revelan que el socialismo se convierte más y más en el factor determinante de la historia contemporánea.
Los bandos que apoyan una u otra línea en los Estados Unidos son la expresión de los intereses de los monopolistas y, en conjunto, están en el mismo bando de los enemigos de nuestros pueblos, aunque discrepen en cuestiones de métodos. No se trata, pues, de que, respecto a la América Latina, haya en Estados Unidos un grupo civilista y otro militarista; uno que pregona la tolerancia a los comunistas, a la revolución de liberación nacional; y otro que abandera la intolerancia.
De lo que se trata es de que, encontrándose ya en desventaja en escala mundial los diversos grupos monopólicos, actuando impulsados por sus propios intereses de explotación, no se pueden poner totalmente de acuerdo acerca de cómo mantener su dominio sobre América Latina.
Ejemplo de la línea “inteligente”, es la Alianza para el Progreso; ejemplo de la línea del gran garrote, son los “gorilazos” y “madrugones” tipo 25 de enero. Todo lo dicho no significa que los que apoyan la línea inteligente no echen mano del recurso de los golpes de Estado cuartelarios.
Los pueblos latinoamericanos no reciben pasivamente la explotación y dominio del imperialismo norteamericano.
Las vanguardias organizadas de varios pueblos latinoamericanos, aprovechando el desarrollo y condiciones propias de su lucha, se han lanzado ya a la acción armada.
Los movimientos de liberación nacional se crean, se consolidan y marchan; lo mismo que los movimientos democráticos generales.
Crece el descontento contra las oligarquías criollas, el militarismo y el imperialismo, no sólo entre las masas del pueblo, sino aún entre capas de la burguesía nacional cuyos intereses han entrado en choque con los intereses de los monopolios norteamericanos.
Hasta existen gobiernos latinoamericanos burgueses que se resisten con dignidad a uncirse a los dictados del Departamento de Estado norteamericano, defendiendo así la soberanía de sus países.
Se ha dado el caso de gobiernos latinoamericanos que, forzados por las masas, han tenido que dar algunos pasos contrarios a los intereses imperialistas, denotándose así el alto valor no sólo de la lucha armada, sino también de la lucha pacífica y reivindicativa.
En este panorama de lucha cruenta de los pueblos latinoamericanos, no debemos olvidar ni por un instante, la realidad histórica de la nueva correlación de fuerzas en la arena mundial, favorable más y más al socialismo; y el ejemplo inspirador entre las masas de explotados, de la gloriosa Revolución Cubana.
Esa nueva correlación de fuerzas ha abierto a los Partidos Comunistas y Obreros de América Latina, variadas posibilidades en sus luchas por la paz, la independencia nacional, la democracia y el socialismo.
Los comunistas salvadoreños así lo hemos entendido y, por ello, pese a nuestras debilidades y errores cometidos, tratamos de' superarlos seria y rápidamente, poniendo en práctica múltiples formas de lucha que respondan a los intereses fundamentales de las masas de nuestro pueblo, tanto en sus aspectos reivindicativos de carácter económico, como en los de carácter político y social, sin esperar hasta que alumbre en nuestra tierra el sol del socialismo.
Las masas son eminentemente objetivas y prácticas. El ejemplo de la Revolución Cubana ha invadido sus conciencias y, ante todo, les ha presentado la perspectiva de tomar la vía del desarrollo socialista de la sociedad, es tan patente la ayuda del Campo Mundial del Socialismo y, en primer término de la URSS, al desarrollo de la economía socialista de Cuba, y a la defensa de su revolución contra el imperialismo, que las dudas que pudieron existir entre las amplias masas de América Latina acerca de las posibilidades de éxito y de consolidación de una revolución contra el imperialismo y por el socialismo en nuestro Continente, han quedado destruidas, así como las montañas de calumnias fabricadas por los enemigos del socialismo.
En estas circunstancias, el imperialismo norteamericano recrudece con mayor empeño el anticomunismo en escala continental; busca desesperadamente la liquidación de la Revolución Cubana; pretende obstaculizar los movimientos de liberación nacional; aumenta las presiones contra los gobiernos con línea exterior independiente; utiliza el guante de seda y la manopla de acero. Sugiere y amenaza.
La agresión armada del imperialismo yanqui contra el pueblo indefenso de Panamá, desatada el 9 de enero anterior, pone al desnudo la hipocresía del imperialismo de los Estados Unidos que trata de dorar con supuestas ayudas a los países latinoamericanos el sometimiento de sus soberanías. Esta agresión, que se suma a todas las sufridas, por muchos pueblos latinoamericanos, ha conmovido muy profundamente, no sólo al Continente sino también al mundo entero. El pueblo panameño viene luchando por la recuperación de la Zona- del Canal, territorio usurpado por los Estados Unidos de Norteamérica, en virtud de un Tratado impuesto con la fuerza y la perfidia. La lucha del pueblo panameño es justa y merece nuestro total apoyo y solidaridad.
No podemos caer en la ilusión de que el imperialismo norteamericano dejara fácilmente de considerar a América Latina y de considerarla como a su traspatio. Los monopolios tienen a nuestro Continente como a su mejor campo de saqueo mundial. Suman miles de millones de dólares sus inversiones y son todavía mucho más enormes las utilidades que succionan de la explotación humana y de nuestros recursos naturales. De manera que las luchas de liberación nacional en nuestro continente, lo mismo que las luchas democráticas generales, tienen por delante grandes sacrificios.
De aquí, que la solidaridad de los pueblos latinoamericanos sea más necesaria que nunca. Es preciso que las organizaciones democráticas, y en primer lugar, los Partidos Comunistas y Obreros de América Latina, estén en forma permanente oteando el panorama internacional de nuestro Continente, y haciendo sentir el peso de su solidaridad militante a quien la necesite.
Relaciones internacionales de nuestro Partido, en general, y, en especial con los Partidos Comunistas y Obreros Centroamericanos
Decíamos al principio de este informe, que durante los trece años transcurridos desde el último Congreso de nuestro Partido, hasta la fecha, este ha experimentado en su conjunto avances notables en su sensibilidad a los problemas generales que afronta el movimiento comunista internacional.
Hace trece años nuestro Partido se ocupaba, por decirlo así, casi de tarde en tarde de los problemas internacionales y de sus relaciones con el Movimiento Comunista Internacional. Desde las bases a la Dirección, se percibía un interés marcadamente débil por tales problemas. Ni siquiera estábamos al día de todos los problemas que afrontaban los pueblos centroamericanos ni sus movimientos democráticos. Prácticamente vivíamos dentro de un pozo.
Nuestras relaciones con otros partidos hermanos eran menos que incipientes, aún dentro del Istmo. Lo mismo puede decirse sobre nuestras relaciones con organizaciones democráticas internacionales amplias.
Tal situación correspondía, indudablemente, a nuestro extremo grado de debilidad orgánica e ideológica en que nos encontrábamos. Prácticamente menospreciábamos las relaciones internacionales con otros Partidos hermanos, pues no les dábamos la trascendental importancia que las mismas tienen, tanto para dar cumplimiento al principio del internacionalismo proletario; como para estar al tanto de las experiencias de otros Partidos.
Sin embargo, esa estrechez de criterio fue rota bajo el impacto de la propia vida.
Hoy cuando echamos hacia atrás nuestras miradas, notamos cuanto hemos ganado en nuestras relaciones con otros Partidos hermanos; cuanta demostración de internacionalismo proletario hemos hecho; cuanta experiencia y que formidable ayuda se nos ha prestado para que elevemos nuestro nivel ideológico.
Gracias a esa política de relaciones, nuestro pueblo ha tenido alguna participación en Congresos del Movimiento Mundial de la Paz, aunque debemos reconocer que nuestro Partido no ha logrado impulsar de manera específica el Movimiento de Partidarios de la Paz.
Nuestro partido ha participado en las Conferencias de los Partidos Comunistas y Obreros, celebradas en Moscú en los años de 1957 y 1960. Nuestro delegado a la Conferencia de los 81 Partidos, suscribió el Comunicado, la Declaración y el llamamiento a todos los pueblos del mundo a luchar por la paz y contra el peligro de una nueva guerra mundial.
Mención especial merecen las relaciones con los Partidos hermanos de Centro América. Las mismas han ido en aumento. El avance en estas relaciones que revisten un carácter especial dada la historia común de nuestros pueblos y a la similitud de problemas que en lo interno y en lo internacional afrontan, se ha acelerado después del triunfo de la Revolución Cubana.
Todos los países centroamericanos, menos El Salvador, tienen extensas costas en el área del Caribe. Desde el punto de vista de la estrategia imperialista para ahogar la Revolución Cubana, Centro América ha sido escogida como base de agresión y de bloqueo de la isla de la Libertad. En el famoso muro ofrecido por el extinto Presidente Kennedy alrededor de Cuba, los gobiernos lacayos de Centro América están jugando el papel de carceleros de sus propios pueblos.
Además de estas razones políticas y geográficas, los Partidos Comunistas y Obreros de Centro América, han tenido que velar más cuidadosamente por sus relaciones, en vista de la mayor penetración económica del imperialismo en los últimos diez años en los cinco países del Istmo. Expresión de dicha penetración son los planes ya en marcha de la Integración Económica de Centro América y del Mercado Común Centroamericano.
A la par de los planes agresivos contra Cuba y de la penetración mayor de los monopolios imperialistas, los pueblos centroamericanos han visto en algunos casos desaparecer totalmente sus libertades y derechos democráticos; y, en otros, deteriorarse aceleradamente.
En tales circunstancias los Partidos Comunistas y Obreros no podían permanecer de espaldas a sus problemas comunes.
Fue en el año de 1961 que, a iniciativa de nuestro Partido, se celebró la Primera Conferencia de Partidos Comunistas y Obreros Centroamericanos. Un año después, se celebraba la segunda, incorporándose el Partido del Pueblo de Panamá. Recientemente se celebró la tercera conferencia, ingresando el Partido Comunista Mejicano con plenos derechos en la misma. Estos pasos de gran valor histórico en las relaciones intercentroamericanas de nuestros Partidos, han llevado por finalidad el intercambio de experiencias obtenidas en nuestras luchas; el mejoramiento de nuestras relaciones; el estudio de problemas comunes y la confrontación de criterios sobre problemas generales de la lucha por la paz, la democracia y el socialismo. Tales conferencias se ciñen a las normas de absoluta igualdad, independencia y respeto, que rigen las relaciones entre los Partidos.
Acerca de las discrepancias surgidas en el seno del movimiento comunista internacional. Posición de nuestro Partido
Hemos dejado como parte final de este informe, el punto relativo a las discrepancias surgidas en el seno del Movimiento Comunista Internacional durante los últimos años.
Nuestro Partido definió en diciembre último su posición frente a dicho problema. Para llegar a esa definición, buscó con verdadero empeño, meticulosidad y espíritu comunista, toda la información. El Comité Central estimó prefirible retardar el pronunciamiento unos meses, antes que cometer el error de opinar con ligereza y sin profundizar el problema.
Nuestro Partido vio desde el comienzo con honda preocupación el aparecimiento y desarrollo de divergencias referidas a cuestiones de principio que afectan al Movimiento Comunista Internacional en su conjunto. Tal como se señala en la reunión ampliada del Comité Central, en la cual se analizara el problema, las divergencias han aparecido, lamentablemente, en puntos vitales de la línea estratégica y táctica del Movimiento Comunista Internacional y abarcó todos los aspectos principales de las luchas por la paz, contra el imperialismo y el capitalismo; de las luchas de liberación nacional, por la construcción del socialismo y del comunismo. Comprenden, asimismo, las cuestiones internas del movimiento Comunista Internacional y los principios en que éste se fundamenta; las relaciones entre los Partidos y el internacionalismo proletario. Son por tanto divergencias profundas y no superficiales, que incumben a todo el Movimiento Comunista Internacional.
En estas divergencias de principio, está alineado, por un lado, la inmensa mayoría del Movimiento Comunista Internacional; y, por el otro, el Partido Comunista Chino, el Partido Albanés del Trabajo y otros Partidos. El Partido Comunista Chino y el Partido Albanés del Trabajo han elaborado su línea particular, haciendo múltiples e intensos esfuerzos por sobreponerla a la línea general del Movimiento Comunista Internacional, que está sintetizada en los documentos de las Conferencias de los Partidos Comunistas y Obreros celebradas en Moscú en los años 1957 y 1960.
Nuestro Partido, que guarda por el Partido Comunista Chino y por el heroico pueblo chino, gran afecto y fraternal amistad, ha abrigado la esperanza en el sentido de que la madurez revolucionaria de los camaradas chinos les permitiría encontrar el camino correcto para la solución de sus diferencias con el resto del Movimiento Comunista Internacional. Tal esperanza, desgraciadamente, como lo decimos en nuestro comunicado sobre las divergencias no ha sido confirmada por los hechos. Lo que ha sucedido es un continuo y acelerado desmejoramiento de las posiciones unitarias de los camaradas chinos y un empeoramiento increíble de sus relaciones con el resto del Movimiento Comunistas Internacional al grado de irse separando aceleradamente del resto de países que forman el campo mundial del socialismo y del Movimiento Comunista Internacional.
Una síntesis de las divergencias de principio que se analizaron en el Pleno ampliado del Comité Central, es la siguiente:
El primer problema central del conflicto ideológico entre el Partido Comunista Chino y el Movimiento Comunista Internacional, es el referente al de la paz o la guerra mundial. De este problema, a su vez, se derivan los siguientes: a) la posibilidad de conjurar la guerra mundial; b) el desarme general y completo, aún con la existencia del mundo capitalista; c) la coexistencia de los Estados de diferente régimen social; y d) la interrelación de la lucha por la paz y el desarrollo del movimiento comunista internacional.
El segundo gran problema, es el referente a las luchas de liberación nacional de los pueblos de Asia, África y América Latina, y su relación en las luchas de la clase obrera internacional.
El tercer problema, gira en torno a los medios de lucha que han de seguir los pueblos para conquistar el Poder, ya sea en la etapa de la liberación nacional, como en la etapa del paso al socialismo.
El cuarto problema se refiere a los principios básicos marxista – leninistas que rigen las relaciones entre los diversos destacamentos revolucionarios del proletariado; principios que son los de igualdad de los Partidos Comunistas y Obreros; la no intervención de un Partido en los asuntos internos de otro; la ayuda recíproca en la solidaridad internacional de la clase obrera; las relaciones fraternales.
La unidad del Movimiento Comunista Internacional, como condición básica para el triunfo definitivo de la clase obrera y de los pueblos sobre el capitalismo y el imperialismo, tal es el quinto problema.
Y, por último, la lucha contra el revisionismo, el, sectarismo y el dogmatismo.
El pleno ampliado de nuestro Comité Central analizó cada uno de esos problemas y pudo constatar que los camaradas chinos se han alejado de puntos medulares del marxismo – leninismo y de la línea general aprobada por el Movimiento Comunista Internacional; y que sus posiciones erróneas discrepan, por lo tanto, de la teoría y de su aplicación a la práctica; y, además, que no existe ningún problema de los enumerados sobre los cuales no discrepen profundamente los camaradas chinos.
Merece especial mención el señalamiento que el Pleno ampliado hiciera con relación al culto a la personalidad. En efecto, puntualizó que "los camaradas chinos se han negado a reconocer que exista error en el culto a la personalidad del camarada Mao Tse Tung y se han lanzado a adulterar la justa lucha contra el culto a la personalidad que tan dañinas consecuencias ha tenido para el Movimiento Comunista Internacional.
La posición de nuestro Partido frente a las divergencias, está contenida en la declaración aprobada en el Pleno de diciembre, del Comité Central, declaración que ya fue dada a la publicidad y de la cual solamente nos concretamos a transcribir en esta oportunidad sus conclusiones.
Nuestro Partido ha declarado:
Que está firmemente en las posiciones de principio del Movimiento Comunista Internacional; que tiene como norma y guía las Declaraciones de los Partidos Comunistas y Obreros de 1957 y 1960; y que considera que tales declaraciones están demostrando plenamente su acierto histórico.
Que juzga que la aplicación práctica de los principios del Movimiento Comunista Internacional por parte de los Partidos Comunistas y Obreros ha creado mejores condiciones y perspectivas de lucha para los pueblos.
Que no puede admitir como correctas la línea particular y las posiciones ideológicas adoptadas en estos momentos por los camaradas chinos, las cuales divergen en puntos vitales de la línea general acordada por todo el Movimiento Comunista Internacional.
Que reconoce como vanguardia, inconmovible e invencible del Movimiento Comunista Internacional a la gloriosa Unión Soviética y a su Partido fundado por el jefe del proletariado mundial, Vladimir Ilich Lenin.
Que tiene confianza en que en esta lucha por los principios marxista – leninistas, estos triunfarán indefectiblemente sobre el revisionismo, el dogmatismo y el sectarismo; y, que, incluso, considera que se puede seguir polemizando públicamente pero quitándosele a la discusión su tono hostil.
Que se pronuncia porque sea convocada una Conferencia de Partidos Comunistas y Obreros, con el fin de discutir los casos concretos de errores de aplicación de la línea general en que haya incurrido, real o supuestamente, uno u otro Partido hermano.
Finalmente el Partido Comunista de El Salvador, hace al Partido Comunista de China y a todos los Partidos Comunistas y Obreros, un ferviente llamado a la unidad sobre la base de los principios que norman al Movimiento Comunista Internacional.
Camaradas delegados:
La muchedumbre de acontecimientos internacionales son un fiel reflejo de la razón histórica que asiste a nuestra lucha y una patente demostración de la superioridad del sistema socialista sobre el sistema capitalista. Tales acontecimientos, enfocados correctamente, afirman nuestra fe en el futuro radiante de nuestro pueblo. Los acontecimientos internacionales, que se suceden en los últimos tiempos con rapidez inusitada, nos revelan que dentro del mundo capitalista las contradicciones entre las grandes potencias imperialistas se agudizan cada vez más, hasta llegarse a percibir que el centro del imperialismo mundial, los Estados Unidos de Norteamérica, se están quedando completa e irremediablemente solos en una serie de posiciones de su particular y agresiva política exterior en relación al campo mundial del socialismo. El establecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales entre la República Popular China y Francia; y la decisión de varios aliados y amigos de los Estados Unidos de comerciar con Cuba Socialista, no son sino los más recientes ejemplos que confirman el aislamiento de los círculos más agresivos del imperialismo norteamericano.
Los movimientos de liberación avanzan impetuosamente en todo el mundo. No existe rincón de la tierra agredido por el imperialismo en donde no se les haya dado su merecido, o se apresten los pueblos a dárselo en las más variadas formas y en distintos terrenos de la lucha. En fin, todo nos indica que estamos avocados a un futuro inmediato de acelerados sucesos mucho más favorables a la causa de la paz, del socialismo, del comunismo y de los movimientos de liberación nacional en todo el mundo. Los hechos desfavorables para nuestra causa dentro de nuestro país, jamás deben empañar nuestra grandiosa perspectiva del triunfo final de nuestro pueblo bajo las banderas del marxismo – leninismo.
VIVA EL PODEROSO CAMPO MUNDIAL DEL SOCIALISMO!
VIVA LA GLORIOSA UNIÓN SOVIÉTICA!
VIVA LA UNIDAD DEL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL!
VIVA LA HERMANDAD DE LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS CENTROAMERICANOS!
VIVA EL HEROICO PUEBLO CUBANO Y SU INVENCIBLE REVOLUCIÓN!