A los trabajadores y al pueblo de Chile
A nuestros simpatizantes y colaboradores, al pueblo mirista
A nuestros militantes
PRIMERO DE MAYO:
JORNADA DE LUCHA DE LOS TRABAJADORES
O MUESTRA DE BUENA CONDUCTA
FRENTE AL GOBIERNO Y EL EMPRESARIADO
Hoy día se han movilizado cerca de veinte mil personas en el país, en el marco de una nueva conmemoración del 1º de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores.
Aunque en Santiago el Presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, Arturo Martínez, realizó un encendido discurso para las cámaras, lo cierto es que las burocracias sindicales del Partido Socialista, como del actualmente pro gobiernista Partido Comunista, se encargaron de que esta fuera otra pacífica jornada de desmovilización y domesticación de los trabajadores y el pueblo.
Alrededor del mundo, el día de hoy ha sido una combativa jornada contra los despidos, contra la flexibilización laboral, contra la decisión de los gobiernos y empresarios de hacer recaer los costos de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. En Chile, la actual CUT ha mostrado hoy un petitorio, pero no ha planteado ningún plan de lucha. No ha realizado hoy ningún planteamiento concreto de organización que permita hacer frente al empresariado ni a las políticas económicas del gobierno, que se expresan esta misma semana en el acuerdo realizado entre los gremios forestales y el gobierno de Bachelet, para reducir la jornada laboral de los trabajadores de ese sector. Una vez más, la CUT se limita a jugar con las palabras y demuestra su nula voluntad para convocar y movilizar seriamente a los trabajadores, en la defensa de sus derechos y por el mejoramiento de su nivel de vida.
Para el gobierno y el gran empresariado, la jornada de hoy no ha pasado de ser una cuestión anecdótica, minutos en los noticieros que ya mañana habrán sido olvidados. Sobre el gobierno y el empresariado, esta CUT no representa una mínima presión que les obligue a reconsiderar sus políticas. En ningún caso se sienten amenazados por una CUT sin dientes, sin garras ni menos, ánimo de lucha.
Sin embargo, la actual CUT es fiel a sí misma: se quedó callada mientras la inflación se disparaba entre el 2007 y 2008, empobreciendo al conjunto del pueblo. Si no es por las movilizaciones de las directivas de la Confederación Bancaria, nada habrían dicho respecto a las pérdidas millonarias de los fondos de pensiones de los miles de trabajadores chilenos afiliados al sistema privado de AFP´s. Nada oportuno hizo la actual CUT frente al asesinato del obrero forestal Rodrigo Cisternas, y menos, frente a la ola de despidos que han desatado los grandes empresarios desde el segundo semestre de 2008 hasta hoy día.
Antes bien, las cúpulas burocráticas han utilizado a la organización de los trabajadores chilenos para promover sus mezquinos intereses personales y de partido (PS, PC y DC), buscando impulsar candidaturas parlamentarias de sus principales dirigentes, como una manera de reencantar a potenciales electores con sus desgastados partidos y darle una nueva legitimidad a un congreso servil, que no ha sido más que una caja de resonancia de los intereses de ricos y poderosos durante los últimos 18 años y que por el momento ha dado con la puerta en las narices a las pretensiones de la cúpula sindical.
A pesar de todo, no es la organización propia de los trabajadores la que debe ser eliminada. La CUT es una conquista de los trabajadores. La militancia política de los dirigentes de la CUT debe estar subordinada a los intereses del conjunto de la clase trabajadora y no a la conveniencia de los partidos que representan. La necesaria e irrenunciable denuncia y combate contra las posiciones reformistas, entreguistas y conciliadoras en su seno, no debe confundirse con un cuestionamiento a la existencia de la organización de trabajadores como tal.
MILES DE INJUSTICIAS,
UNA SOLA CAUSA: EL CAPITALISMO.
Desde hace años algunos grandes empresarios, obispos y generales lo vienen reconociendo: el patrón de acumulación capitalista en Chile, a la vez que genera mucha riqueza para unos pocos explotadores y sus asociados, genera tremendas desigualdades e incuba profundas tensiones sociales.
No lo dicen porque tengan una especial preocupación por los trabajadores y el pueblo. Lo dicen porque como representantes de los dueños del poder y la riqueza de este país, temen a que un estallido popular ponga en peligro sus granjerías y privilegios, la estabilidad y continuidad de esta forma de capitalismo.
Todo el mundo habla de la crisis, pero esta realmente sólo está golpeando a los trabajadores y a sus familias. A los pobres de la ciudad y el campo y algunos sectores medios que no participan del crecimiento neoliberal. De hecho, en plena crisis, la oficina internacional de inversiones Moody´s subió la calificación de riesgo de Chile, respaldando la protección que el gobierno ha dado a nuestros capitalistas, y la Bolsa de Valores chilena se da el lujo de ser la séptima más rentable del mundo.
Los bancos siguen obteniendo millonarias utilidades, a pesar de que en su origen la crisis internacional es financiera, y a pesar de eso han sido los primeros en despedir trabajadores. No sólo controlan el crédito en el país, sino también el deficiente y caro sistema de transporte público de Santiago, enriqueciéndose todavía más con el dinero de la movilización de los más pobres.
Los grandes grupos económicos siguen capitalizándose e invirtiendo, incluso en el extranjero (Cencosud, COPEC, CMPC, Telefónica, SK, Soquimich), a pesar de que en algunos casos su actividad principal se encuentra precisamente en áreas golpeadas por la crisis, como por ejemplo los supermercados o las forestales.
Tres AFP´s controlan los fondos de jubilación de los trabajadores, y no sólo se los siguen jugando en el casino de las bolsas mundiales y los pierden sin darle explicaciones a nadie, sino también se los prestan a los mismos grupos económicos que explotan y abusan de esos trabajadores. Compañías mineras, forestales y eléctricas arrasan los recursos naturales así tengan que destruir pueblos enteros. Grandes tiendas y supermercados lucran con la necesidad de los sectores más pobres, regalando tarjetas de crédito y haciendo de la usura su principal giro. Cuatro Isapres se concertan para subir los precios de los planes y perjudicar a los sectores más desprotegidos: ancianos, enfermos crónicos y jóvenes madres, y en el ejemplo más reciente, criminal y descarado, las tres cadenas de farmacias que controlan el mercado, Ahumada, Salcobrand y Cruz Verde, se ponen de acuerdo para robar sistemáticamente a los trabajadores y el pueblo cobrando sobreprecios a los medicamentos más requeridos por la población.
Por si esto fuera poco, resulta que los empresarios panaderos se concertan para subir el precio del pan. Que un laboratorio en vez de fabricar medicinas trafica drogas, y otro adultera sus productos causando la muerte de niños y enfermos. Que un importador trae alimento para ganado, que termina siendo consumido en los jardines infantiles por los hijos de los trabajadores, o que un productor de carne de pollos con hormonas, cerdos con dioxinas y salmones con Virus ISA, Agrosuper, no sólo explota a sus trabajadores y contamina el medio ambiente, sino también termina matando a sus consumidores porque simplemente no asea bien sus instalaciones.
Finalmente, las más grandes empresas, esas que no han perdido dinero sino sólo han visto un poco disminuidas sus utilidades, con el pretexto de la crisis, desde fines del año pasado vienen despidiendo a decenas de miles de trabajadores en la minería y el sector bancario; en las faenas forestales y en las salmoneras, a pesar de los miles de millones de pesos de todos los chilenos que el Estado les ha transferido los últimos meses. Y si bien la inflación se ha estabilizado durante el último periodo, nadie le va a devolver a los trabajadores y al pueblo la pérdida del poder adquisitivo de sus remuneraciones, por las alzas generalizadas de precios -en torno al 12% el último año- en los principales rubros de consumo de la población.
Es la realidad del capitalismo en Chile: todos los abusos, todas las humillaciones, la explotación sin límites, y más encima, a las puertas de los complicados meses del invierno, un millón de personas desempleadas y sus familias. Es el reinado sin contrapeso de los dueños del poder y la riqueza. Es el gobierno de la concertación, pero de la concertación de los poderosos para explotar, mentir y robar a los trabajadores y al pueblo.
ES HORA DE QUE
LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO
DEJEN DE REACCIONAR,
Y RETOMEN COMO OBJETIVO
ACABAR CON EL CAPITALISMO EN CHILE.
Este estado de cosas solo subsiste porque los trabajadores y el pueblo así lo aceptan. Hasta ahora.
Masacrados, reprimidos y domesticados durante el régimen de los militares. Amenazados, engañados, divididos y atemorizados durante el régimen de los políticos de profesión, los trabajadores y el pueblo chileno aguantan y aguantan.
Pero somos miles. Millones. Somos los que realmente hacemos que este país se mueva. Sin nuestro trabajo no se levantan los edificios corporativos ni las casas de los patrones, ni las grandes autopistas ni las grandes instalaciones fabriles. Sin nuestro trabajo no funcionan ni sus instituciones financieras ni sus instituciones estatales. Tienen el dinero y tienen el poder, pero sin nosotros sus empresas son cáscaras vacías que nada producen. Lavamos sus autos, mantenemos sus jardines, incluso les alimentamos y cuidamos sus hijos. Se enriquecen con las exportaciones, pero sin el concurso de nuestras manos ni uvas ni manzanas, ni minerales, maderas o peces llegan a sus cajas, ni esas cajas a los puertos. Menos, suben solas a los barcos que las llevarán a sus destinos. Somos nosotros, son nuestras manos, nuestro esfuerzo.
Somos miles. Millones. Ese es nuestro poder real. Lo entendieron los estudiantes secundarios, que se levantaron a lo largo de todo el país y dieron vida a uno de los más importantes, hermosos, combativos y desinteresados movimientos sociales de los últimos años. Lo entendieron los allegados y deudores habitacionales, lo entendieron los miles de santiaguinos que durante días se manifestaron con violencia contra el Transantiago. Lo entendieron en su momento también portuarios y mineros, los pescadores artesanales y también los forestales, aunque debieron pagar el costoso precio de una vida.
Siendo masivas, radicales y combativas estas movilizaciones, sin embargo, el régimen de ricos y poderosos sigue incólume. Oleada tras oleada de movimientos sociales, el capitalismo en Chile incluso se fortalece, se blinda, se re-articula, recompone y reinventa.
Siendo nosotros miles, millones, el bloque en el poder, aunque hoy menos hegemónico que ayer, igual se las arregla para dividirnos, desgastarnos, aislarnos y mantenernos explotados y oprimidos. E incluso algunos que se declaran en el campo de la izquierda se prestan gustosos para estas maniobras. Y es que los dueños del poder y la riqueza tienen claros sus intereses, sus fines, y luchan por ellos con todas las herramientas que tienen a su disposición. Mientras les sirven sus leyes, las usan, y cuando ya no, simplemente las descartan. Al igual como hacen con sus políticos, o sus instituciones.
La contradicción principal que cruza nuestra sociedad, es entre explotados y explotadores. Hoy es más claro que nunca antes en estos años. El acuerdo inter-burgués, la constitución de un bloque histórico dominante, liderado por el capital monopólico financiero aliado al capital trasnacional, ha permitido encubrir esta contradicción durante 18 años, pero cada día más ese arreglo de poder entre los poderosos se resquebraja más y más, y más sectores del pueblo se descuelgan de la conducción que estos sectores dominantes ejercen.
Este podría ser el fin de una etapa de la lucha de clases, marcada por el poder sin contrapeso de los dueños del poder y la riqueza. Dependerá ahora de los trabajadores y el pueblo definir si será posible construir una nueva realidad, o si deberemos seguir aguantando golpe tras golpe de la patronal. Dependerá de los trabajadores y el pueblo, definir cuáles serán las características de la etapa que se abre. Deberemos escoger entre la lucha, o la subordinación a los dictados del capital.
Es por esto que creemos necesario que los trabajadores y el pueblo también podamos aclarar nuestros intereses, y en vez de limitarnos a reaccionar parcelada, sectorialmente, a las políticas de los poderosos, nos logremos dar cuenta del verdadero poder que tenemos a nuestra disposición, y nos unamos y enfrentemos juntos no sólo esas políticas, sino vayamos sentando las bases y preparando las condiciones globales para enfrentar, derrotar y superar definitivamente al capitalismo en nuestro país.
Es hoy, cuando es necesario comenzar a generar las condiciones para el surgimiento y desarrollo de un nuevo proyecto político popular.
ES NECESARIO FORTALECER
UNA CORRIENTE REVOLUCIONARIA
AL INTERIOR DEL MOVIMIENTO SINDICAL.
ES NECESARIO FORTALECER
LAS ORGANIZACIONES NATURALES
DEL PUEBLO Y LOS TRABAJADORES.
Creemos entonces, que la lucha por los intereses de los trabajadores y el pueblo exige primero que nada, la unidad de los trabajadores y el pueblo.
En un contexto de crisis social y económica para los trabajadores, y también de desgaste político y pérdida de legitimidad del bloque en el poder, la labor de los revolucionarios debe ser desnudar la brutalidad de la contradicción principal, y luchar por polarizar y agudizar el enfrentamiento contra los dueños del poder y la riqueza, buscando el quiebre del acuerdo inter-burgués.
El desarrollo de una política independiente de clase es ineludible, siendo desde ya necesario separar aguas de aquellos conciliadores que, desde el campo de los trabajadores y el pueblo, defienden los intereses de los dueños del poder y la riqueza, transformándose en el ala izquierda del bloque en el poder, sea por oportunismo político, sea por desconfianza en la fuerza propia del pueblo o por simple corrupción.
Organizaciones naturales de los trabajadores, como la CUT, con una dirección consecuente y comprometida con los intereses de los trabajadores y el pueblo, pueden y deben cumplir un rol fundamental en la lucha contra el capitalismo en Chile, poniéndose al frente de las luchas sociales. Aunque la realidad hoy día es distinta, ya que la principal organización de trabajadores se encuentra atrapada por las cúpulas burócratas y vendidas del PC, PS y la DC, es claro que hacia allá debemos tender. Hacia una CUT anticapitalista y antiimperialista, como la que fuera fundada por Clotario Blest.
Para esto, es importante impulsar la democratización de la CUT y forzar el recambio de la dirigencia actual, a través de la elección universal y directa de sus dirigentes nacionales, regionales y locales, denunciando e impidiendo las maniobras de los dirigentes vendidos, que buscarán proteger sus cuotas de poder poniendo cortapisas a este proceso hasta el 2012.
Sin embargo, los problemas y desafíos fundamentales hoy son el fortalecimiento de la organización y coordinación regional y zonal de federaciones y confederaciones, CUT zonales y provinciales y, más que nada, el fortalecimiento de la organización de base de los trabajadores, sobre las bases más amplias y democráticas posibles, ya que es ahí donde podemos romper la práctica súper-estructural del reformismo, de cúpulas y cuoteo político, que impide hoy a los revolucionarios tener una voz más fuerte en el movimiento sindical.
Debemos entonces contribuir a crear una corriente de opinión política revolucionaria al interior del movimiento sindical.
Apoyar y fortalecer las posiciones más consecuentes entre los trabajadores, combatiendo un gremialismo estrecho que no da cuenta de los múltiples impactos del capitalismo sobre las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias. Contribuir al enriquecimiento de las plataformas de lucha en sus contenidos reivindicativos y políticos, contribuyendo a la organización de los sectores de trabajadores que por su situación laboral o desempleo se ven excluidos de participar en los procesos de organización y lucha sindical tradicionales.
Impulsar formas de organización regional y zonal, que actúen con autonomía y garanticen el desarrollo de las movilizaciones y la participación democrática de las bases sindicales. Impulsar la vinculación de las organizaciones regionales y zonales con los demás sectores sociales populares del territorio. Defender los principios de unificación y centralización del movimiento sindical, frente a los grupos negociadores y sindicatos paralelos.
Aprovechar la demagogia de la cúpula de la CUT e impulsar en forma autónoma los acuerdos de movilización de los trabajadores que esta se ve obligada a convocar por la presión de las bases. Coordinar los conflictos y apoyar y solidarizar con los sindicatos en huelga. Impulsar la acción directa de los trabajadores en la toma y defensa de sus derechos, ahí donde sea posible y las condiciones de la lucha lo justifiquen frente al empresariado explotador. Fortalecer, legitimar y extender la autodefensa de masas frente a la represión policial.
Convocamos finalmente a los trabajadores conscientes, a los dirigentes sindicales honestos y comprometidos realmente con los intereses populares, a los militantes, simpatizantes y colaboradores de nuestra organización, al pueblo mirista y a las organizaciones y partidos de la izquierda, a impulsar desde la base las demandas populares y traducirlas en unidad, organización y movilización. A ponerse al frente de las movilizaciones reivindicativas, construyendo desde el seno de los trabajadores y el pueblo un nuevo proyecto político popular.
MILES DE INJUSTICIAS…UNA SOLA CAUSA:
¡EL CAPITALISMO!
¡ES LUCHANDO COMO AVANZA EL PUEBLO!
¡QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS RICOS,
TRABAJADORES AL PODER!