El 25 de mayo de 1965, a partir de la coordinación en un frente único desarrollado de un tiempo a esa fecha por las organizaciones FRIP (Frente Revolucionario Indoamericano Popular) y Palabra Obrera, se produjo la Fundación del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), mediante su Congreso Fundacional, como salto cualitativo para el desarrollo de la revolución socialista en Argentina.
Pero esa unidad al interior del reciente PRT duró hasta que se definió una estrategia de poder que pretendía dar respuesta a las necesidades de las masas oprimidas y explotadas de la ciudad y el campo, que diera una respuesta definitiva a los históricos problemas de nuestra patria, descuidados hasta el momento. Las definiciones de su Cuarto Congreso, realizado en 1968, y su implementación creativa en la realidad argentina pueden extraerse del propio documento:
“el marxismo no se limita a las formas de lucha posibles y existentes en un momento dado, ya que reconoce la inevitable necesidad de formas nuevas de lucha al cambiar las condiciones históricas. Y tomando en cuenta el desarrollo desigual y combinado de la revolución, reconoce que en muchas ocasiones, las formas de lucha necesarias para enfrentar un nuevo período, son tomadas con cierto retraso por las masas debido al peso de inercia de la etapa anterior. La misión del revolucionario entonces, es tratar de difundir y organizar a las masas en las formas de lucha más adecuadas a cada etapa de la revolución”
Si bien se puede deducir fácilmente que el contexto en el cual se produce ese documento no es el mismo que el de este momento, sostenemos su plena vigencia a partir del mantenimiento de las condiciones de explotación, opresión y miseria de la amplia mayoría de los trabajadores y trabajadoras del campo y la ciudad, de la condición de inseguridad que sufren miles de compatriotas ante la falta de trabajo, de salud, de educación, de vivienda, y otras necesidades básicas insatisfechas que no están en la intención de este sistema capitalista argentino, deformado, desigual y dependiente, resolver.
No es arbitrario ni mucho menos pretender que esa vigencia se manifiesta a diario a partir de las organizaciones que intervienen consecuentemente defendiendo los intereses de las mayorías explotadas. No obstante, el mantenimiento del marxismo leninismo del PRT debe estar enfocado a partir de recrearlo en las condiciones actuales, a partir de una nueva manifestación del capitalismo que comienza a visualizarse y se profundizará y desarrollará con posterioridad a la desarticulación en el año 1977 del PRT. Es la tarea de los sectores verdaderamente revolucionarios el de defender, retomar y desarrollar de a partir de formas cada vez más innovadoras y adecuadas el proyecto estratégico del PRT, yendo de lo simple a lo complejo, de lo inferior a lo superior, no como una cuestión por etapas ni mecánica, sino de manera dialéctica y sabiendo analizar cada momento, tanto de manera coyuntural como en perspectiva. Y esa forma superadora, innovadora y creativa, que recoja esa experiencia histórica pero que logre, de manera eficaz y eficiente aplicarla a la realidad para transformarla, es a partir del Santuchismo.
Por ello, este nuevo 25 de mayo, en el cual se cumplen 44 años de la fundación del Partido Revolucionario de los Trabajadores, es cuando se manifiesta de manera más urgente la necesidad de retomar las formas de lucha histórica y sostener la vigencia del marxismo leninismo, la idea estratégica del partido como vanguardia de la clase obrera, su organización a través del Centralismo Democrático y el método de participación, inclusión y formación integral de los compañeros y compañeras.
VIGENCIA DEL MARXISMO LENINISMO COMO CONCEPCIÓN ESTRATÉGICA DE PODER
Luego de la derrota sufrida por la clase obrera a partir del último régimen bonapartista militar, algunos sectores, especialmente provenientes de la pequeña burguesía urbana, demonizaron aquella concepción estratégica de poder y de manera oportunista intentaron (y siguen intentando) confundir a amplios sectores del pueblo. Esto comienza a tomar más fuerza entre fines de los ’80 y principios de los ’90, con el desarrollo y consolidación del denominado “neoliberalismo”, a partir de una forma de construcción e intervención que se pretende “horizontal”, “amplia”, “democrática”. Esa forma pretendidamente “superadora” de los “caducos ejemplos de los 70” es el movimentismo.
El movimentismo no es otra cosa que pretender que algunas soluciones mínimas a los sectores más desfavorecidos de la sociedad son un avance sustancial en el mejoramiento definitivo de sus problemas. La construcción, frente al “autoritarismo” de los partidos, estaría dada por la discusión “horizontal” y el carácter “democrático” estaría avalado por la toma de decisiones.
Pero todo eso es absolutamente falso. En primer lugar, y por eso reivindicamos al PRT histórico, porque sabemos que no es posible mejorar sustancialmente la condición de los sectores más desprotegidos que a partir de sacrificios, a partir de la lucha cotidiana en cada lugar en el cual estemos. Es casi tan ridículo pretender que las conquistas se sostendrán por sí mismas como pretender que el capitalismo como entró en crisis se muere y surge espontáneamente el socialismo, o un “cambio social” superador. El movimentismo durante largo tiempo, hoy con un gran desprestigio encima, favoreció la labor de los enemigos del pueblo.
Estamos acostumbrados a observar que, en determinados momentos, las clases dominantes hacen concesiones para contener, de manera “pacífica” los reclamos en general. Pero también observamos que, cuando esas condiciones de bonanza no existen, las clases dominantes tratan de contener los distintos reclamos mediante la represión, la persecución, el asesinato, y cualquier otro método que les convenga en ese momento.
En segundo lugar, la construcción horizontal sólo es posible en un mundo de iguales. En tanto ello no exista, la construcción no se podrá concretar nunca. Y no hay evidencias de que haya existido jamás.
Esa no existencia remite a las condiciones propias de desarrollo de la humanidad, de la sociedad, de la naturaleza. Es imposible que seamos todos “iguales”. Eso sería como pretender que los individuos nacen a imagen y semejanza de un molde, una producción en serie de humanos que se traduce en una falsa igualdad y el consecuente mantenimiento de los responsables de estos movimientos por ser los más “iguales” entre los “iguales”.
Estos señores (los más “iguales” entre los “iguales”) han buscado por todos los medios de confusión contraponer las construcciones sociales (o político sociales) con las organizaciones políticas, sembrando escepticismo y desconfianza, dilapidando las potenciales fuerzas revolucionarias del pueblo, condenando construcciones con base en el oportunismo a la derrota. Los revolucionarios y el movimiento popular no pueden ni deben prescindir de la necesaria construcción del partido revolucionario, del instrumento político organizador.
Por último, la pretensión democrática en la participación de los compañeros sólo es posible mediante la formación a partir del estudio y la discusión colectiva, el acompañamiento de los compañeros que se van incorporando al quehacer revolucionario, y la flexibilidad para entender el desarrollo de los militantes. Esas formas “caducas” de los partidos de los 70 (formas históricas de construcción y discusión colectiva, de avance cualitativo y de intervención ligada estrechamente a la participación masiva) son las que han demostrado una efectividad y una eficacia sin parangón para su concreción.
El centralismo democrático, la discusión rigurosa pero fraterna, la resolución a partir del consenso de la mayoría, la valoración de cada compañero como parte integrante con una importancia superlativa a partir del trabajo en su frente, son algunas de esas características que se manifestaban en las discusiones y que es menester rescatar para avanzar en el camino de la segunda y definitiva independencia.
SIN POCIÓN REVOLUCIONARIA DE PODER
“La razón fundamental por la que pese a la enérgica lucha de nuestro pueblo, las clases dominantes no han visto peligrar su dominación política ha sido la ausencia hasta el presente de una opción revolucionaria de poder que ofreciera a las masas una salida política fuera de los marcos del sistema capitalista” (M.R.Santucho, “Poder Burgués y poder revolucionario, 1974”)
Por ello es que seguimos sosteniendo la necesidad de construir una alternativa visible para la clase obrera y el pueblo. Este 25 de mayo nos tiene que encontrar militando, luchando, creando, desarrollando nuestra actividad política cotidiana, entendiendo que es momento de redoblar esfuerzos para avanzar.
“La nueva y decisiva etapa en que nos internamos, coloca a nuestro Partido en un escenario histórico. Grande es nuestra responsabilidad colectiva y más grande aún debe ser nuestra conciencia, nuestro valor y nuestra determinación de vencer” (Argentinos ¡A las armas!, 1976)
Es nuestra responsabilidad histórica avanzar en el camino iniciado hace 45 años por distintos compañeros, ya que si bien nosotros retomamos el ideario santuchista, no debemos olvidarnos de otros compañeros tan valiosos como Luis Pujals, Benito Urteaga, Domingo Menna, Leandro Fote, Antonio del Cármen Fernández, Ana María Villarreal, Susana Gaggero, Eduardo Merbilháa, Capitán Santiago, Liliana Delfino, Eliseo Ledesma, y por supuesto nuestro compañero y fundador del partido, Rubén Batallés, sinónimos de lucha, de entrega, de convicción y de conciencia, entre miles de militantes y combatientes del PRT-ERP.
Es nuestra tarea, este 25 de mayo, tomar la fecha no como actividad festiva para reunirse a partir de una peña, en un asado o de una actividad recreativa para juntar fondos que en nada recogen ese espíritu de combate del PRT. Este 25 de mayo, es una fecha que nos convoca a forjar iniciativa política, a levantarse y salir de la marginalidad, a desarrollar la ofensiva teórica, a prepararse para los futuros combates de los trabajadores y el pueblo por la definitiva independencia y la revolución socialista.
En este punto es importante detenernos un segundo sobre el ERP. Constituido como brazo armado del pueblo, su intervención se expresa necesaria a partir de la necesidad de un salto cualitativo en la lucha de clases en Argentina. El ERP, quizá como ningún otro, expresa esa moral revolucionaria materializada, esa convicción de avanzar, esa consigna hecha conciencia: A VENCER O MORIR POR LA ARGENTINA. Ninguno de los compañeros que cayeron en combate, asesinados en algunos casos por el ejército opresor o por la policía, iban a combatir privilegiando su humanidad. Eran absolutamente concientes de que no es posible producir los cambios necesarios sin disponer su vida en función de ello. Nunca en la historia argentina una organización que pretendía transformar radicalmente las cosas había dispuesto tanto de sí como el ERP.
UNIDAD. ACCIONES Y REACCIONES
Somos conscientes de que, para la concreción definitiva de las soluciones para los problemas que padece nuestro pueblo, es necesaria la confluencia de los distintos sectores que reivindiquen activamente ese proyecto estratégico. Pero esa unidad no se produce a partir de declamaciones, grandes documentos o “chapa histórica”. De ninguna manera. Esa unidad sólo es posible de concretarse a partir de la acción, a partir del conocimiento mutuo en los distintos frentes (sindical, estudiantil, cultural, territorial, etc.), a partir de la imperiosa necesidad de dar un salto cualitativo como en su momento dio el FRIP para construir una herramienta política combatiente tan poderosa como el PRT.
Nunca nos manifestamos reticentes a acercarnos a distintas organizaciones, como nunca lo hizo el PRT (de hecho, hasta se propuso la construcción colectiva con dos organizaciones tan disímiles como Montoneros y OCPO). Pero sí nos definimos absolutamente contrarios a agruparnos, fusionarnos o armar cualquier frente con personas y organizaciones inconsecuentes, militantes de café, revisionistas, personalistas, populistas o reformistas, que conducen al desgaste a las organizaciones, a las fuerzas revolucionarias e incluso a compañeros sinceros y con sinceras intenciones de participar, intervenir y luchar.
Es momento de avanzar con aquellos que quieran avanzar, en el camino de la segunda y definitiva independencia, de la liberación nacional y social, de la solución verdadera de los problemas de cientos de miles de argentinos y argentinas, de trabajadores de la ciudad y el campo, de los estudiantes, de los desocupados: DE NUESTRA PATRIA.
Por ello en este 25 de mayo los Santuchistas nos inclinamos emocionados ante los más de 5.000 compañeros caídos en combate y detenidos desaparecidos del PRT-ERP, plenamente convencidos de su grito de guerra, nuestro grito de guerra: ¡A VENCER O MORIR POR LA ARGENTINA!
¡VIVA EL GLORIOSO PRT-ERP!
¡GLORIA A LOS 5.000 HEROES CAÍDOS EN COMBATE Y DETENIDOS DESAPARECIDOS!
¡CRECE, AVANZA, LA IZQUIERDA QUE NO TRANSA!
¡SANTUCHO, GUEVARA, LA LUCHA SE PREPARA!