A Rubén Jaramillo, Epifanía Zúñiga e hijos,
en el 47 aniversario de su cobarde asesinato.
“…El pueblo, y más las futuras generaciones, no podrán vivir esclavos y será entonces cuando de nueva cuenta nos pondremos en marcha, y aunque estemos lejos los unos de los otros no nos perderemos de vista y llegado el momento nos volveremos a reunir. Guarden sus fusiles, cada cual donde lo pueda volver a tomar...”
(Rubén Jaramillo, 1918).
A los pueblos de Morelos.
Al pueblo de México.
A los pueblos del mundo.
Con el canto de las chicharras y los últimos cortes de caña, llegaron de nueva cuenta las cálidas lluvias de primavera. Anhelantes, apretamos el paso hacia la tierra, húmeda y fértil que, paciente, seguía a la espera. Al llegar ahí, a esa tierra sagrada, prenda de la relación con nuestros muertos, con los antiguos dioses y con la naturaleza, nos pareció escuchar una voz suave y amorosa que decía: - Si, además de maíz, siembran dignidad… ¿no sería de maíz y libertad vuestra próxima cosecha? -
Compañeras (os):
Desde esta trinchera enviamos un saludo, fraterno y cordial, a los colectivos y organizaciones sociales que, año tras año, sostienen y actualizan la lucha social contra la injusticia y la impunidad del gobierno de los poderosos, y contra los intentos de enterrar sus crímenes en el olvido.
Han transcurrido cinco años del aquel 23 de mayo de 2004 en que, un puñado de compañeros y compañeras, constituidos en comando, decidimos recomenzar la lucha contra el dominio de los grandes capitales y de la empoderada clerigalla panista representada, en ese entonces, por los hipócritas fariseos: Chente y Marta, en el plano federal y, en nuestra entidad, por el señoritingo y narcotraficante Sergio Estrada Cajigal, ahora “distinguido” militante priista.
Por ese motivo, y en el marco del 42 aniversario del infame asesinato de Rubén Jaramillo y su familia, decidimos responder a la sistemática violencia de los señores del poder y del dinero, mediante acciones de propaganda armada revolucionaria, colocando cuatro cargas explosivas en igual número de instalaciones de la banca privatizada en Jiutepec, Morelos, resaltando nuestro sentir, y el sentir de una inmensa mayoría de mexicanos, respecto del grupo recién encaramado al poder, exclamando y advirtiendo con todas nuestras fuerzas: ¡¡¡FUERA CORRUPTOS E INEPTOS POLÍTICOS, QUE SE VAYAN TODOS!!! exclamación y advertencia a la que hoy, frente a la más profunda descomposición del sistema político mexicano, agregamos: ¡Al diablo con el bloque gobernante y todas sus instituciones corruptas!
Hoy recordamos que el país era gobernado -como lo sigue siendo- con el talante clerical propio de las derechas más reaccionarias, en contubernio con la pandilla priista que saqueó a la nación por más de 70 años. Y que la administración foxista se despeñaba en un abismo plagado de secuestros, narcotráfico, desapariciones forzadas, tráfico de influencias, fraudes, saqueo, despojo, desprecio, represión y asesinato, en contra siempre del pueblo. Despojados prácticamente de todos los medios, ese abismo nos llevó a formularnos las mismas o parecidas preguntas que todas las izquierdas se han hecho en momentos cruciales, a fin de acotar, detener y derrotar la brutal ofensiva derechista:¿Qué hacer? ¿Cómo ayudar a sacudir conciencias?, ¿Cómo obligar a los poderosos a dejar de recurrir a la violencia? ¿De qué modo proponer al pueblo la necesidad de construir un poder otro, fundado en el respeto y el reconocimiento recíprocos? ¿De qué manera convencernos de la urgente necesidad de articular voluntades, capacidades y recursos e iniciar la construcción de un país digno y justo, desde abajo?
Desde entonces nuestro caminar ha sido lento, no porque así lo decidiéramos, sino porque la transformación del ‘nosotros’ y la construcción de nuevas relaciones sociales, han resultado un proceso más complejo que el imaginado. Nos enfrentarnos a todas las dificultades que implica la construcción de una conciencia crítica –y autocrítica- y de una nueva relación entre seres humanos, y de estos con la naturaleza, lo cual nos ha generado constantes desencuentros, por las prácticas autoritarias, caudillistas, machistas y anti-ecologistas que, incluso, no hemos aprendido a percibir cabalmente entre nosotros. Prácticas que nos propusimos superar poniendo en cuestión la influencia de que somos presa por la cultura dominante y colonizadora. Y seguimos en el esfuerzo de re-descubrir el imperativo ético de vivir y luchar cotidianamente, con base en una praxis revolucionaria, que nos permita conducirnos efectivamente como sujetos capaces de avanzar en la realización de un proyecto revolucionario.
Mientras tanto, en nuestra entidad, en el Morelos de los de abajo, se continúan aplicando políticas de engaño, saqueo y terror contra los pueblos, en el marco de una crisis económica que es aprovechada mundialmente por los poderosos para profundizar el saqueo y la dominación, mediante emplastos neoliberales y fuertes dosis de terror colectiva, que incluye la manipulación de situaciones como la del virus de influenza A/H1N1, que amenaza con mortandades más allá de las fronteras.
Por su parte, en el Morelos de los de arriba el lucrativo y corruptor negocio del narcotráfico, la práctica de los levantones, las desapariciones forzadas y el asesinato se han venido imponiendo como algo “natural” en nuestra vida cotidiana, como lo exhibe, de nueva cuenta, la crisis política que atraviesa en estos momentos el narco-gobierno de Marco Antonio Adame, cuyo procurador estatal y secretarios de seguridad pública, de Morelos y Cuernavaca, y otros jefes policiacos, tuvieron que renunciar a sus funciones y fueron arraigados por sus vínculos con el cártel de los Beltrán Leyva; viéndose obligado Adame a deslindarse de sus colaboradores, omitiendo que la renuncia y arraigo de estos fue para devolverle la ‘plaza’ al cártel de los narcos protegidos por el gobierno federal en turno.
La cloaca que inunda Morelos, en medio de una nueva y millonaria campaña electoral, es resultado de la corrupción y la impunidad de los grupos de poder, y de sus contradicciones internas. En el marco de esta acelerada descomposición, la represión y el terror desplegados por el gobierno -con las fuerzas armadas participando en tareas policiacas- no han logrado aniquilar los deseos y las resistencias sociales, por una simple y sencilla razón: los pueblos se niegan a vivir en el abandono y el desprecio de siempre. La represión gubernamental sólo ha acelerado la toma de conciencia social, empujando a la gente a polemizar y reflexionar por cuenta propia en los hogares y en las calles; inclusive obligándola a manifestarse como lo hizo el primero de mayo, justo en los días de la famosa contingencia sanitaria, desafiando a los poderosos al preguntarse insistentemente: ¿por qué creer todo lo que el gobierno dice sobre la influenza?, ¿por qué seguir permitiendo la opresión?, ¿por qué no luchar para que desaparezca la miseria, el desprecio y la explotación?
Si el número de muertes se ha incrementado en el pueblo trabajador, ello se debe a las condiciones precarias a las que hemos sido condenados por las grandes empresas y sus vasallos en el poder. Así lo demuestra la muerte de varios niños obreros en Tlaquiltenango, Mor., hace unos días; así lo demuestra la muerte de once niños y jóvenes “levantados” recientemente por corporaciones policíacas; así lo demuestran los más de veinte feminicidios que año con año se cometen en Morelos. Así lo demuestra también la muerte de cientos de ciudadanos que intentan cruzar la frontera norte en busca de mejores condiciones de vida y de trabajo; así lo demuestra la muerte por excesiva contaminación del agua, los alimentos y el aire, como resultado de la negligencia de los gobiernos y de la irracionalidad capitalista que devasta a nuestro planeta.
Ante la decadencia de las instituciones estatales, no perdamos el hilo de la historia. No olvidemos que la detención de funcionarios y altos mandos policíacos, por su vinculación con el narcotráfico, se ha repetido una y otra vez, en los tres últimos sexenios, en los tres niveles de gobierno.
Ha llegado el momento de que los pueblos asumamos la responsabilidad para con nosotros mismos. Y de que no dejemos la conducción de nuestras vidas en manos de aquellos que han fetichizado y prostituido la política. Hoy más que nunca es necesaria la construcción de muchos poderes populares que manden obedeciendo para garantizar nuestra existencia.
Recordemos que el movimiento campesino con Rubén Jaramillo, tomó las armas una y otra vez para defender sus derechos, entre los que destacan el derecho a la vida, a la tierra y a la dignidad. Y recordemos que fue el gobierno de los poderosos el que lo asesinó, tras de lograr atraerlo a la vida política institucional.
A dos años de la desaparición forzada de los militantes del PDPR-EPR Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya, exigimos al gobierno federal la presentación con vida de estos compañeros, del exmilitante del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) Francisco Paredes, así como la de todos los desaparecidos, víctimas de la guerra sucia desplegada, desde la década de los 60, por los sucesivos gobiernos del Estado mexicano.
¡¡¡TIERRA Y LIBERTAD!!!
¡¡¡DEMOCRACIA, JUSTICIA Y LEY!!!
COMANDO JARAMILLISTA MORELENSE 23 DE MAYO
CJM-23M
¡¡¡CONTRA EL NEOLIBERALISMO, EL PODER POPULAR!!!
¡¡¡POR EL SOCIALISMO: VIVIR, LUCHAR, VENCER!!!
¡¡¡SER PUEBLO, HACER PUEBLO, ESTAR CON EL PUEBLO!!!
TENDENCIA DEMOCRÁTICA REVOLUCIONARIA - EJÉRCITO DEL PUEBLO
TDR-EP
Campamento revolucionario, Xochicalco, Morelos, a 22 de mayo del 2009.
Ver video
http://www.youtube.com/watch?v=IEU6f_nWZb4