10 de junio de 1971

“…México sería el primer país del continente, según lo indicaba el comportamiento ambiguo de la PGR, donde no sólo se enterró a desaparecidos políticos en cementerios clandestinos, sino que treinta años después a sus propias osamentas se les quería seguir desapareciendo…”


Al pueblo de México.
A los pueblos del mundo.
A las organizaciones democráticas revolucionarias del país.


Este mes de junio del año 2009, para ser exactos el día 10, se cumplen 38 años del crimen de lessa humanidad perpetrado por las fuerzas represivas del Estado Mexicano contra el movimiento estudiantil que se proponía brindar su apoyo a los universitarios de la UANL, que en ese entonces propugnaban por una nueva Ley orgánica para su Alma Mater académica y científica.

Este mes de junio del año 2009, para ser exactos el día 10, no únicamente se recuerda ese hecho, por sí mismo reprobable y repugnante; también se percibe y reconoce que la guerra sucia, la judicialización y la militarización del enfrentamiento de las luchas sociales, que la búsqueda permanente de la eliminación física de los luchadores sociales y de los propios movimientos populares es asumida como única opción que la elite en el poder reconoce en su abanico de posibilidades de atención a los problemas sociales; si no puede eliminarlos físicamente, trata invariablemente de anularlos física y psicológicamente en las cárceles y las acciones represivas en masa de naturaleza contrainsurgente.

Léase, este 10 de junio podemos advertir que la política de estado de la clase dominante, desde hace ya más de cuatro décadas, hacia el pueblo mismo, consiste en buscar soluciones “claras” y “finales” –“soluciones clarifinantes”– de eliminación o supresión de lo que aseguran es la fuente de la problemática social: “el carácter peligroso y delincuencial de los movimientos sociales y los luchadores y dirigentes políticos”.

Reléase, este 10 de junio, podemos, sin un esfuerzo analítico profundo y sesudo, decir que la fascistización de la vida política nacional ha sido la alternativa de actuación de los gobiernos que a lo largo de este período –provengan del PRI, del PAN o del PRD (salvo honrosas excepciones)– han asumido la responsabilidad de defender –como un perro decía José López Portillo– los intereses del Imperialismo Neoliberal Fascista y de los grupos oligárquicos que dirigen la vida económica, mediática y financiera nacional.

A partir de ese 10 de junio de 1971 se mostró con harta claridad lo que años atrás se practicaba sin vergüenza algunas ocasiones, la represión, la desaparición forzada, la tortura, el asesinato de luchadores sociales, sus familiares y conocidos, el encarcelamiento y la persecución serán el método privilegiado a utilizar para sofocar el movimiento social que pugna por transformar un modo de producir y reproducir las condiciones materiales e ideales de existencia injusto, empobrecedor y alienante.

Bástenos recorrer, para evidenciar que nuestra afirmación es irrefutable, la década de 1970 a 1980 y notaremos que absolutamente todos y cada uno de los movimientos sociales –la guerrilla urbana y campesina, las luchas sindicales, estudiantiles, los dirigentes políticos y los luchadores sociales—fueron objeto de este tratamiento.

En esa década se instrumentó la guerra sucia contra todos y cada unos de los movimientos sociales –armados o no--. Recuérdese tan sólo la estrategia utilizada contra la Liga Comunista 23 de Septiembre, el MAR, el FUZ, la ACG, la ACNR, el PDLP, la Tendencia Democrática del SUTERM, el STUNAM, la naciente CNTE, la CONAMUP, la COSINA, etc., etc.; no se olvide que esa década se define como aquélla en la cual hubo la mayor cantidad de desaparecidos políticos, asesinados, encarcelados y torturados.

La siguiente década, la que abarca el período 1980-1990, no varió la tónica –además de que fue la década perdida para América Latina, en sentido económico, según afirmo la CEPAL–, trátese nuevamente de los movimientos sindicales, campesinos, estudiantiles, o de cualquier otra naturaleza.

Para llegar al naciente siglo XXI, hubo, durante la última década del siglo XX, además del fraude electoral que arrebató el triunfo del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, el asesinato de más de 400 militantes del PRD en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y su hermano Raúl.

Lo mismo se aprecia en el tratamiento al surgimiento del EZLN, en la detención del Comandante Antonio y la Coronela Aurora del ERPI, en las masacres de Aguas Blancas, del Charco, de Acteal, en el tratamiento dado al movimiento popular de San Salvador Atenco, a los miembros del magisterio y de la APPO en Oaxaca, en el secuestro y desaparición forzada de dos militantes del EPR y de Francisco Paredes Ruíz en Michoacán, en el asesinato de las comunicadoras de una radio comunitaria en Oaxaca, en la represión a la población que se opone al saqueo de sus recursos naturales y minerales (Ocotlán, Oax., Zihuatanejo, Gro, Cerro de San Pedro, SLP, etc.), en el reciente asesinato de dos luchadores sociales en Ayutla, Gro., en las cadenas perpetuas a los dirigentes de San Salvador Atenco, en el secuestro y tortura de la periodista Lydia Cacho, en el intento de silenciar a la periodista Carmen Aristegui, en el sofocamiento del movimiento magisterial contra el ACE, en la deportación del profesor colombiano Miguel Ángel Beltrán, etc., etc., y muchos etcéteras más.

Recuérdense las estrategias del miedo y el aislamiento social para afrontar la epidemia que no fue, la militarización de la vida nacional hasta ahora viva y virulenta.

Este mes de junio del año 2009, para ser exactos el día 10, también nos recuerda que –como afirmó el ex presidente Miguel de la Madrid— la impunidad es la condición necesaria sin la cual no podría sobrevivir este estado de cosas y la vida licenciosa, parásita y depredadora que la oligarquía nacional y sus políticos promueven y defienden; la corrupción y la impunidad ha permitido que los asesinos de siempre –sin excepción derivados de las vetas del PRI y del PAN principalmente-, los ladrones de siempre, los usurpadores de siempre, –trátese de Carlos Salinas o, “haiga sido como haiga sido”, el usurpador Felipe Calderón–, los mentiroso de siempre, los desmemoriados que tratan de evitar a toda costa ser tocados por la inexistente justicia.

Este mes de junio del año 2009, para ser exactos el día 10, nos hace ver que un hilo conductor único –con tres líneas claras: la eliminación, la impunidad y el silenciamiento, la omisión y el olvido —conduce la política de todos y cada uno de los gobiernos habidos, por lo menos, durante las cuatro últimas décadas, y como nadie puede negar, son los del PRI, los del PAN y algunos del PRD.

Este día 10 de junio, finalmente, ahora que los partidos políticos tratan de envolvernos con sus cantos de sirenas, para las elecciones de julio, a fin de legitimar al bloque gobernante en el poder, es preciso no caer en el juego del sistema político e impulsar la organización de un amplio movimiento social. Ni olvido ni perdón.

Este día 10 de junio recordamos que todos los métodos de lucha son legítimos, siempre y cuando no reproduzcan ni convaliden las prácticas autoritarias y corruptas de los poderosos, que nadie puede sólo con este gran país, que nada de nosotros será sin nosotros y que aislados y fragmentados seremos presa de la eliminación. Ni olvido ni perdón.

¡10 de junio, no se olvida!
¡¡¡CONTRA EL NEOLIBERALISMO, EL PODER POPULAR!!!
¡¡¡POR EL SOCIALISMO: VIVIR, LUCHAR, VENCER!!!
¡¡¡SER PUEBLO, HACER PUEBLO, ESTAR CON EL PUEBLO!!!
TENDENCIA DEMOCRÁTICA REVOLUCIONARIA - EJÉRCITO DEL PUEBLO
TDR-EP

República Mexicana, junio 9 de 2009.