¡Proletarios de todos los países, uníos!
¡Proletarios, naciones oprimidas y pueblos del mundo, uníos!
SOBRE LA INDEPENDENCIA Y AUTODECISIÓN EN EL FRENTE UNIDO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO
Octubre del 2006.
LA LUCHA DE CLASES Y LA GUERRA AGRARIA.
Nuestro país, siendo colonia del imperialismo yanqui, semicolonia y semifeudal en relación a las demás potencias imperialistas, pero controlado en sus relaciones políticas y económicas por la súper potencia hegemónica única, es atrasado, subdesarrollado y un país del tercer mundo, oprimido y explotado. En estas condiciones políticas y económicas, el imperialismo yanqui es el enemigo número uno y principal de la nación y del pueblo peruana, por lo que la lucha de clases actual es principalmente en relación a su condición económica de colonia. Las clases dominantes del Perú, son títeres lacayos y sometidos, a las normas, exigencias y leyes económicas, políticas, militares, educativas, jurídicas del imperialismo norteamericano. Estas clases dominantes y principalmente la clase terrateniente feudal, históricamente enquistado en el poder desde la conquista, que actualmente coludido con el imperialismo yanqui, es la clase responsable del atraso de nuestro país, para la existencia de una burguesía nacional hasta hoy atrasada, oprimida y constreñida. En estas circunstancias, la lucha nacional es la lucha entre las clases dominantes y las clases explotadas. Esta lucha de clases, si bien siguen desenvolviéndose como luchas reivindicativas, pero son complementarias y necesarias, que a partir de 1980, se eleva principalmente a una lucha armada dirigido por el Partido Comunista del Perú, marxista-leninista-maoísta, como una lucha de las clases oprimidas y constreñidas, y de las masas populares explotadas y desocupadas en contra de todas las clases dominantes, explotadores, reaccionarios y colaboracionistas, lacayos del imperialismo y principalmente del imperialismo norteamericano.
La revolución democrática nacional, en su período de la guerra agraria es la concreción armada de la obligada lucha de los campesinos por su verdadera emancipación y por sus justos derechos negados centenariamente por las clases en el poder, y ese derecho, es el problema de la posesión de la tierra.
El programa de la revolución agraria, está sustentado en “la tierra para quien la trabaja”. Una necesidad económica, social y política del campesinado peruano. En tal sentido la lucha de clases de nuestro país, se torna como una revolución agraria, como la continuación de una lucha de clases antagónica y armada dirigida por el Partido Comunista del Perú, marxista-leninista-maoísta. La revolución agraria es una lucha armada antifeudal y también antiimperialista que militarmente se expresa como una lucha armada de las fuerzas revolucionarias, contra las fuerzas armadas reaccionarias y la policía nacional del Perú, columna vertebral del Estado actual reaccionario.
Esto indica, que la lucha de clases en el Perú, se está desarrollando como una guerra agraria en contra del Estado colonial. Esta condición económica de colonia, implica, que la lucha de clases desarrollándose como una guerra agraria, sea al mismo tiempo una lucha antiimperialista y antifeudal, por lo que, la lucha campesina, la guerra agraria no puede ser exclusivamente y particularmente una lucha antifeudal, sino también antiimperialista. Con la victoria de la revolución agraria no se puede conquistar el poder, porque solamente es el salto a una guerra nacional. La guerra agraria en estos tiempos complejos es ardua, es cruenta y difícil, por lo que esta etapa no puede ser una guerra de victoria rápida, sino una guerra prolongada, que necesita construir un Frente Unido Democrático Revolucionario agrario, con todas las clases revolucionarias, para alcanzar el desarrollo hasta una guerra nacional de resistencia antiimperialista norteamericano, y para conquistar el poder en todo el país.
LA REVOLUCIÓN AGRARIA Y EL FRENTE UNIDO DEMOCRATICO REVOLUCIONARIO.
La revolución agraria es un frente armado, es una alianza obrero-campesino, dirigido por el Partido Comunista del Perú, marxista-leninista-maoísta, que no puede desarrollarse menos consolidarse sino forma un amplio Frente Unido Democrático Revolucionario, donde participen todas las clases, todos los partidos políticos, grupos políticos nacionalistas y antiimperialistas, con independencia y autodecisión. Pretender que solamente el Partido Comunista del Perú, pueda realizar la revolución agraria, sin que participen el resto de las clases, partidos políticos, grupos políticos y ejércitos amigos, es monopolizar y hegemonizar la lucha como en el período de 1980 a 1999; de la misma forma, no haber desarrollado el Frente Democrático Revolucionario, en este mismo período con independencia y autodecisión, hegemonizar en el Frente Unido, y es expresión de miopía política, dogmatismo y ultra izquierdismo, y no comprender el desarrollo de una revolución democrática nacional en un país colonia, semicolonia y semifeudal como el Perú. A consecuencia de estas desviaciones políticas no se desarrolló la alianza obrero-campesino en un amplio Frente Unido Democrático Revolucionario agrario, y tampoco se luchó correctamente, por que, en vez de hacer revolución armada contra las clases dominantes feudales e imperialistas, se chocó inmensamente con las clases oprimidas y constreñidas, con las amplias masas populares, y también se chocó con los intereses de la nación y del pueblo peruano. Estas desviaciones políticas y militares, es además consecuencia de no comprender la independencia y autodecisión en el Frente Unido Democrático Revolucionario en la guerra agraria de la revolución democrática nacional, en un país subdesarrollado, y por no saber desarrollar las fuerzas progresistas, las fuerzas intermedias y aislar a los recalcitrantes tanto en las zonas rurales y en las ciudades. La alianza obrero-campesino, en el período de 1980 a 1999, no se consolidó como una fuerza revolucionaria por que no se supo desarrollar a las fuerzas progresistas. En la guerra agraria, para que las fuerzas progresistas se desarrollen, es preciso y urgente saber ganar políticamente a las fuerzas intermedias, para después aislar o neutralizar a las fuerzas recalcitrantes, y todo esto se irá concretando y consolidando en la medida en que se aniquile y desintegre a las fuerzas armadas y policía nacional del Perú, y que las fuerzas revolucionarias logren éxitos militares tanto aniquilar como en desintegrar, y que sus fuerzas se acrecienten paulatinamente tanto en hombres y armas.
La revolución agraria, es la continuación de la lucha de clases antiimperialista y antifeudal, concretada en un Frente Unido Democrático Revolucionario agrario, dirigido por el Partido Comunista del Perú, marxista-leninista-maoísta. La contradicción principal en esta etapa de la revolución peruana, es el Estado peruano y colaboracionistas pro-yanquis, como el aspecto principal, y las amplias masas populares, las clases oprimidas y constreñidas como el aspecto no principal, que todo esto, en el campo militar se desenvuelve como campañas de cerco y aniquilamiento que realizan las fuerzas armadas y la policía nacional del Perú en contra de la revolución, y las correspondientes contra campañas de cerco y aniquilamiento en contra de fuerzas reaccionarias. Las contra campañas militares, son dirigidos por el Partido Comunista del Perú, marxista-leninista-maoísta, y donde participan las demás fuerzas democráticas revolucionarias del país. Esta es la forma principal de la actual guerra civil en nuestro país. Todo esto enseña; que no podemos pretender lograr éxitos en la lucha antifeudal y antiimperialista en la presente guerra agraria, sin construir un verdadero y amplio Frente Unido democrático revolucionario, donde con independencia y autodecisión participen todas las fuerzas revolucionarias, todas las clases revolucionarias posibles, todas las capas sociales que apoyan y estén de acuerdo con la revolución, Todo este trabajo político y militar, desenvolver bajo el centralismo democrático del Partido Comunista del Perú. marxista-leninista-maoísta.
LAS AYUDAS Y LOS COMPROMISOS DEBEN SER BENEFICIOSOS, NO PERJUDICIALES.
Para una cooperación a largo plazo de las fuerzas revolucionarias en el Frente Unido Democrático Revolucionario, es necesario que haya ayuda y compromisos mutuos, entre todos los partidos y grupos políticos en la guerra agraria y la guerra de resistencia nacional, antiimperialista y antifeudal; pero estos deben ser beneficiosos, no perjudiciales. Debemos consolidar y ampliar nuestro Partido y nuestro ejército, y al mismo tiempo apoyar la consolidación y ampliación de los partidos y ejércitos amigos. En la guerra agraria, los industriales, los transportistas, las autoridades locales, tienen que comprender, que esta revolución no afecta a sus intereses y proyectos; de tal forma, que apoyen la revolución, por que ven que no somos perjudiciales. En la lucha contra los elementos perniciosos, como delincuentes, estafadores, prostitución, etc., las autoridades locales y el comité de auto defensa, confían en la política del partido en la lucha contra dichos males en los pueblos; las autoridades, ven como un trabajo positivo, la participación del ejército revolucionario en los trabajos comunales, por lo que hay interés popular en apoyar a la revolución. Estos trabajos del Partido son en el sentido de ayudas mutuas con independencia y autodecisión, lo que en el período anterior de la guerra agraria, hubo muchos y serias desviaciones en este aspecto, lo que ha perjudicado seriamente la unidad con las clases, partidos políticos y pueblo revolucionario.
En la guerra nacional, el pueblo reclamará del gobierno la satisfacción de sus reivindicaciones políticas y económicas y a la vez le prestará toda ayuda posible que vaya en beneficio de la guerra de resistencia, los obreros exigirán a los dueños de las fábricas que mejoren su situación, y al mismo tiempo trabajarán con ahínco en interés de la resistencia contra el imperialismo yanqui; los terratenientes tienen el deber de reducir los arriendos y los intereses, y por su parte los campesinos deben pagarlos con el fin de unirse en la lucha contra la agresión extranjera del imperialismo yanqui. Todos estos principios y orientaciones de ayuda mutua son beneficiosos, no perjudiciales, ni unilaterales. Sería unilateral, cuando el uno no retribuye al otro que ayuda o, que ayudó. Lo mismo se puede decir acerca de los compromisos mutuos. En estas cuestiones de ayudas y compromisos mutuos, cada una de las partes debe abstenerse de socavar la base de la otra y de formar células secretas dentro de su partido, gobierno o ejército. Por nuestra parte, esto significa que no organizaremos células secretas en el seno de los consejos provinciales, distritales, a nivel del Estado, de las regiones departamentales o ejércitos amigos, a fín de que los partidos políticos, autoridades vean en la política del Partido Comunista que no puede obrar en contra de los intereses nacionales, lo cual va en interés de la revolución agraria actual y posteriormente en interés de la guerra de resistencia antiimperialista yanqui. Por lo que se practica, por lo que estamos haciendo, viene precisamente al caso la frase: “abstenerse de hacer una cosa para poder hacer otra”. Si no hubiéramos reorganizado las normas de nuestras acciones políticas y militares, si no hubiéramos cambiado la política de generar vacíos de poder aniquilando indiscriminadamente a las autoridades locales, si no hubiéramos comprendido, no arrasar a las masas populares, si no hubiéramos abandonado la política de desarmar a las masas radicalmente, si no hubiésemos cambiado el régimen administrativo radical en las bases de apoyo, sí no hubiéramos corregido la política de movilizar a las masas con bala y acción por acción, no habríamos podido emprender una guerra agraria junto a las amplias masas populares y junto a todas las clases revolucionarias de nuestro país. En el período anterior de la guerra agraria, por no comprender y menos haber aplicado la política de ayuda y compromisos mutuos, nos hemos apartado de las masas básicas, del campesinado, de los trabajadores, de los obreros, de los estudiantes, jóvenes, mujeres, de los intelectuales, de la burguesía nacional, y nos hemos distanciado políticamente de la burguesía.
Hoy, haciendo compromisos en una cosa, hemos logrado otra; con medidas negativas hemos obtenido resultados positivos, “retroceder para saltar mejor”, esto es marxismo, es leninismo, es maoísmo, todo esto es revolucionario y sirve a la guerra agraria, y a la guerra nacional, hasta la conquista del poder. Considerar los compromisos como algo puramente negativo es contrario al marxismo-leninismo-maoísmo. Es cierto que se han dado casos de compromisos puramente negativos, como la teoría de la colaboración entre el trabajo y el capital, entre el obrero y la burguesía, preconizada por la II Internacional, por la que toda una clase y toda una revolución fueron traicionadas. En China, Chen Tu-siu y, después de él, Chang Kuo-tao. fueron capitulacionistas; debemos oponemos enérgicamente al capitulacionismo. En el Perú, en el desarrollo de esta guerra agraria, de 1980 a 1999, se han dado casos de compromisos y concesiones puramente negativos, como el no atreverse a movilizar audazmente a las masas, a las bases revolucionarias, y no formar un Frente Unido Revolucionario para la guerra agraria, además también, el de no ampliar las bases de apoyo audazmente, donde participen las fuerzas revolucionarias con independencia autodecisión, antes de aplicar una política radical agraria y monopolizando poder popular. No se ha construido el ejército revolucionario al estilo marxista, conduciendo así a la revolución a una derrota, que como producto de todas estas desviaciones capitulacionistas, Gonzalo y su “Dirección Central” en 1992 pacta un Acuerdo de Paz con el imperialismo yanqui y el Estado peruano, encabezando la nueva línea oportunista de derecha, revisionista y capitulacionista, de esta manera, renegando y traicionando al Partido, ejército, la guerra popular y al pueblo, y de esta forma escinden del Partido Comunista del Perú, marxista-leninista-maoísta. que actualmente dirige la revolución peruana. En este período de la guerra agraria, Gonzalo y su “Dirección Central”, no lucharon resueltamente contra estas ideas pusilámines, decadentes y contrarias a los principios del marxismo - leninismo - maoísmo, y contrarios a la realidad y necesidades de la guerra agraria en el Perú. No aplicó decididamente la línea política de “desarrollar las fuerzas progresistas, ganar a las fuerzas intermedias y aislar a las fuerzas recalcitrantes”; y no supo seleccionar la militancia, los dirigentes en el Partido, además, no supo ampliar y consolidar en forma resuelta las bases de apoyo, las fuerzas revolucionarias y el ejército revolucionario.
Este fenómeno negativo y capitulacionista de los tiempos de Gonzalo y su “Dirección Central”, condujo en este período de la guerra agraria, a que el Partido Comunista, no pueda vencer a las fuerzas enemigas reaccionarias, conducidas y asesoradas por el imperialismo yanqui, y no por que el enemigo sea “poderoso”. Por todos estos fracasos y reveses que hemos sufrido, es nuestro deber y obligación oponernos enérgicamente al capitulacionismo de Gonzalo y su “Dirección Central”, y sacar lección para desarrollar la guerra agraria como una etapa necesaria y primaria de la guerra de resistencia nacional. En la guerra nacional, cuando hacemos compromisos, retrocedemos, pasamos a la defensiva o nos detenemos, ya sea con relación a los aliados o a los enemigos; todo esto debemos considerarlo como parte del conjunto de nuestra política revolucionaria, como un eslabón indispensable de la línea revolucionaria general, como un recodo en un camino sinuoso y complejo. En una palabra todo esto es positivo, todo esto es marxismo.
IDENTIDAD ENTRE LA LUCHA NACIONAL Y LA LUCHA DE CLASES.
Para sostener una larga guerra por medio de una cooperación a largo plazo en el Frente Unido Democrático Revolucionario, en otras palabras, es subordinar la lucha de clases de la guerra agraria a la posterior lucha nacional de resistencia antiimperialista yanqui; es este, el principio fundamental del Frente Unido Democrático Revolucionario, de la revolución democrática nacional en su conjunto. Ateniéndose a este principio hay que mantener el carácter independiente de los partidos y las clases, y mantener su independencia y autodecisión dentro del Frente Unido, tanto en la revolución agraria y la guerra nacional; no se deben sacrificar los derechos esenciales de los partidos y las clases en aras de la cooperación y la unidad, sino por el contrario, defenderlos resueltamente dentro de ciertos límites, de la política de luchar con razón, con ventaja y sin sobre pasarse, sólo así puede promoverse la cooperación, sólo así ésta puede existir en realidad. De otro modo, la cooperación se convertiría en una amalgama, en una mezcla sin unidad, una mezcla de distintas naturalezas, de distintos objetivos sin unidad, lo que haría que el Frente Unido sea inevitablemente sacrificado. En una lucha de carácter agrario, la revolución agraria es la continuación de la lucha de clases antiimperialista y antifeudal en un país como el Perú, atrasado, colonia, semicolonia y semifeudal, que se expresa concretamente en un Frente Unido Democrático Revolucionario dirigido por el Partido del Perú, marxista- leninista-maoísta. En una lucha de carácter nacional, la lucha de clases de la guerra agraria, toma la forma de lucha nacional, lo que manifiesta la identidad de las dos luchas, como una lucha antiimperialista y antifeudal. En la guerra nacional, la contradicción principal será, el imperialismo principalmente yanqui, el Estado peruano y colaboracionistas títeres como el aspecto principal, y la nación peruana, las clases oprimidas y constreñidas y las amplias masas populares como el aspecto no principal. Durante la guerra nacional, por un lado las exigencias políticas y económicas de las diversas clases, durante un determinado período son admisibles en la medida en que no rompan la cooperación; por el otro, toda exigencia de la lucha de clases, de la revolución, debe partir de la necesidad de la lucha nacional, de la guerra de resistencia antiimperialista. Así se establece la identidad entre la unidad y la independencia en el Frente Unido Democrático Revolucionario tanto en la revolución agraria y la revolución nacional de resistencia antiimperialista yanqui y antifeudal. Quiere decir que las clases están unidas en el Frente, pero, con independencia y autodecisión, así también se establece la identidad entre la lucha nacional y la lucha de clases. Es decir, que la guerra agraria y la guerra nacional es una lucha de clases: que la revolución agraria y la guerra de resistencia en su conjunto, es una revolución democrática nacional, antiimperialista y antifeudal.
“TODO A TRAVÉS DEL FRENTE UNIDO ES UNA CONSIGNA ERRÓNEA”.
Los partidos políticos reaccionarios, principalmente en la guerra nacional no van a permitir que el Frente Unido tome una forma orgánica. En una guerra agraria, el Frente Unido se irá desenvolviendo como una cooperación, de ayudas y compromisos mutuos de tratos, convenios, acuerdos, con los diferentes partidos, grupos políticos, autoridades, etc., en forma de un aspecto inorgánico por lo general clandestino y abierto en otros casos.
En el Frente Unido Democrático Revolucionario, ni en la guerra agraria y más aún en la guerra de tipo antiimperialista yanqui, en la retaguardia del enemigo, en las zonas rurales y en las ciudades, es imposible hacer o actuar, con la consigna “todo a través del frente unido”; ahí tenemos que actuar con independencia y autodecisión conforme a lo ya aprobado en el Frente, por ejemplo, la lucha por el programa agrario, la lucha contra el enemigo; y en la guerra nacional, por el programa de la resistencia nacional y reconstrucción nacional. O, dando por descontado que estarán de acuerdo. podemos actuar primero e informar después, pero que todas estas acciones beneficien a la guerra agraria, como también a la guerra nacional. Habrá muchas acciones y trabajos tanta políticos, militares y económicos que no podrán ser realizados si vamos a tratar de conseguir “todo a través del frente unido”. El Partido Comunista del Perú, fiel a sus principios, siempre actuará. accionará militarmente y en todos los aspectos para que la guerra agraria, o la guerra nacional se desarrolle y triunfe; mientras que los partidos políticos de otras clases sociales en cierto modo, y por diferentes circunstancias actuarán restringiendo, engañando y socavando al Partido comunista y a la revolución democrática nacional. Por estas situaciones concretas es erróneo actuar “todo a través del frente unido”. Se dice que el Partido Comunista Francés, lanzó en el pasado la misma consigna, pero esto se debió tal vez a que en Francia, a pesar de existir ya un Comité conjunto de todos los partidos, el Partido Socialista seguía actuando por su lado, sin tener en cuenta el programa acordado en común, por lo cual el Partido Comunista creyó necesario plantear esa consigna para limitar las actividades del Partido Socialista, por que sus hechos no concordaban con los intereses colectivos, ni con el Frente Unido, esa consigna no era para maniatarse así mismo, sino para poner en orden al partido socialista. En el caso de China, el Kuomintang ha privado a los demás partidos políticos de los derechos de que el gozaba y trató de someterlos a sus órdenes. Estas experiencias del proletariado internacional hay que tener en cuenta en el curso de la revolución democrática nacional, tanto en la guerra agraria y la guerra de resistencia nacional antiimperialista y antifeudal en cuanto se refiera al Frente Unido en la revolución peruana.
Hay que tener en cuenta, que por más haya acuerdos en el Frente Unido, los partidos políticos de burgueses y terratenientes siempre tendrán la política de zapa, de restringir nuestro crecimiento, valerse de todos los medios para destruir al Partido y a las fuerzas progresistas; si bien por un lado desean mantener la unidad para hacer frente contra el enemigo, pero por el otro desean nuestro fracaso y desaparición.
En el Frente Unido, no es necesario establecer esta consigna. Si en estos momentos lanzamos esta consigna para exigir a las autoridades, a los partidos políticos, a los empresarios, a los responsables de los Centros Educativos y de Salud, a los transportistas, a los comerciante etc., que se haga “todo” con nuestra aprobación, esto es imposible y ridículo. Actitudes y políticas impositivas, coactivas, autoritarias, fueron en el fondo ridículos radicales, como por ejemplo: ¡no votar!, se pretendía que el pueblo cumpla por temor y no voluntaria y concientemente. Además, si lo que deseamos es obtener la aprobación de los partidos políticos burgueses para “todo” lo que vayamos a realizar, ¿qué haremos cuando ellos no estén de acuerdo?, como la política de ellos, es restringirnos e impedir nuestro desarrollo, no tenemos el menor motivo para lanzar semejante consigna, que sólo pueda servir para atarnos de pies y manos. En los trabajos del Frente, tenemos que saber desenvolvemos de acuerdo a la realidad, a las necesidades, a las circunstancias, a las obligaciones que beneficien al Partido, al ejército, a las bases de apoyo, en concreto, que todo sea en beneficio de la revolución en su conjunto, tanto en la revolución agraria y de resistencia nacional. Hay muchas cosas que haremos previa aprobación del Frente, es decir, se trata de “informar primero y actuar después”. Hay también muchas cosas, muchas acciones, donde tenemos que “actuar primero para informar después”, como por ejemplo, aniquilar al enemigo, realizar asaltos, emboscadas a las fuerzas armadas y policía nacional del Perú, a las tropas invasoras, etc. En la revolución hay muchas cosas que tenemos que hacer sin informar, a sabiendas que el resto de los partidos políticos no los van a aprobar. También hay muchas otras cosas, que ni se puede plantear ni informar, por que comprometerían la situación del Partido, del ejército, de las bases de apoyo, de la revolución en su conjunto, por que se trata de las estrategias y tácticas políticas, militares y económicas. Pero dicha abstención en realidad, no perjudican los intereses y propiedades de los partidos políticos y ejércitos amigos que son parte del Frente Unido. En resumen, no debemos ni romper el Frente Unido Democrático Revolucionario, ni en la guerra agraria, ni en la guerra de resistencia, ni atarnos de pies y manos, y además, en el Frente: debemos actuar con independencia y autodecisión, pugnando concientemente por una cooperación a largo plazo, logrando tener siempre el mayor número de aliados, reduciendo cada vez más a un exiguo número, a los lacayos vende patrias, entreguistas y recalcitrantes anticomunistas; por eso no debe lanzarse la consigna de “todo a través del frente unido democrático revolucionario”, ni en la guerra agraria, ni en la guerra de resistencia nacional. En cuanto a la consigna de “someter todo al frente unido”, es una consigna también errónea, es como someter, obligatoriamente, impositivamente a los partidos de burgueses, terratenientes, etc. Y esto es ridículo, y que en esencia es el problema de la pretensión de hegemonizar por parte del proletariado en el Frente Unido Democrático Revolucionario, como hemos visto en el período de 1980 a 1999; para citar algunas frases: “El Partido es la voz”, “el Partido manda, ordena y dirige todo”, “el Partido ordenó y hay que cumplir sin dudas ni murmuraciones”.
Nuestra política actual, es la de independencia y autodecisión dentro del Frente Unido Democrático Revolucionario, como también el de unidad e independencia a la vez.
PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ MARXISTA-LENINISTA-MAOÍSTA