A los que quieren una nueva democracia
Al pueblo de México
A los pueblos del mundo.
Terminó el proceso electoral.
Por fin descansamos de la propaganda electoral, asqueados de oírla y verla. Las mismas promesas, las mismas actitudes, los mismos engaños. Los mismos derroches. Las mismas trampas, pero la verdadera jugada empieza desde que ninguno de los partidos y ninguno de los candidatos garantizan los intereses populares porque responden a los lineamientos neoliberales. Llaman “democracia” a votar por alguien que seguirá imponiendo, apoyado por toda la fuerza del estado, el modelo de saqueo y explotación que nos ha impuesto el fondo monetario internacional.
Sigue siendo evidente el abuso de los recursos públicos desde el poder federal, estatal o municipal, mientras seniegan recursos a planes y proyectos de beneficio social. Fluyeron los financiamientos subterráneos públicos y privados, incluidos los del narco, negocio vital para la economía, la política y los enriquecimientos “explicables” de políticos y empresarios.
De los participantes festejan unos, los que “la hicieron”, se lamentan otros, los que tendrán que esperar “otra oportunidad”.
Falló la estrategia panista del beneficio electoral con la mediática guerra contra la delincuencia organizada y el manejo de la epidemia de influenza.
Algunos de los que votaron pasaron la cuota de la inseguridad agudizada, del aumento de las ejecuciones, del crecimiento de la delincuencia común y la violencia callejera, de la criminalización de las luchas sociales, de los atropellos policiacos y militares, del desempleo, de la falta de oportunidades.
“Regresa” el PRI, electo por un aproximadamente 15 % del padrón electoral, que pasó por “la oposición” con más corporativismo vertical, uso del poder público para favorecer a ciertos grupos, una práctica administrativa discrecional, los cacicazgos gubernamentales, sus nexos estatales, municipales y personales con el narco. Nada nuevo traen.
A la mayoría de ciudadanos, indefensos ante los resultados en perspectiva, de imposición de políticas antipopulares, les queda la resignación o la resistencia. Otros, los menos, por el momento, irán más allá y lucharán de diferentes formas.
Alrededor del 57 por ciento de los ciudadanos no participó porque ya sabía que votar en estas circunstancias es salir de Guatemala para entrar en Guatepeor. Los colores y siglas no cambian los objetivos. Son los mismos planes estratégicos, los mismos beneficiados nacional e internacionalmente, los mismos agredidos y excluídos. El pri, muy lejos de los principios de su fundación, fortalecerá sus alianzas con los poderes fácticos.
En la perspectiva representan entre otras políticas la restitución de los fueros televisivos de facturación de propaganda partidista, la aplicación de la letra chiquita de la reforma petrolera abierta al extranjero, la consolidación de los privilegios empresariales que contribuyeron a los gastos de sus campañas, el rediseño fiscal para implantar el IVA a medicinas y alimentos, el impulso de nuevas trampas electorales llamadas “avances democráticos”, más represión.
Las izquierdas electorales ahora mas empequeñecidas, por sus vicios (políticos, claro), su inconsecuencia y sus errores, serán en muchos casos espectadoras de la nueva situación, en otros los moverá la complicidad y quizá en los menos denunciarán y lucharán.
El panismo, feliz heredero de la corrupción, las prácticas clientelares, caciquiles, antidemocráticas y antipopulares, pasó a jugar un papel secundario en la aplicación de las políticas neoliberales, ahora los priístas serán los principales ejecutores.
El plan de fascistización que impulsa el gobierno de Calderón tendrá readecuaciones de forma que pasan por el establecimiento de acuerdos con diferentes cuotas de poder económico y político cedido a sus hermanos priístas.
El PRI quiere “cambiar” el estilo de “combatir” a la delincuencia organizada (desde el estado). Los priístas quieren beneficiar al cártel del Golfo, los zetas y sus aliados, desde antaño ligados a ellos y combatir el cártel de Sinaloa y socios, hoy favorecidos por los gobiernos panistas.
El narcotráfico manejado al estilo del priísmo o del panismo, lo han considerado fuente de empleos, garantía de paz social y arca de financiamiento para sus proyectos partidistas y sus fortunas individuales.
Pero más allá de la “cruda electoral”, de la glorificación en los medios y en los discursos desde el poder, de las “virtudes increíblemente democratizadoras” de los votos, las urnas y los votantes “conscientes”, se vuelve más difícil convencernos de que solo basta votar para que se resuelvan los problemas de México.
¿Qué podemos esperar de los narcofascistas neoliberales, azules o tricolores o del color que sean?
Hoy más que nunca se hace necesario continuar organizándonos y luchando para enfrentar la crisis económica, combatir al estado narcofascista y alcanzar la justicia social.
Hoy debe resonar con más fuerza las voces y los pasos de quienes desde abajo siguen levantando su voz rebelde, fertilizando el futuro con esperanzas colectivas.
Construir el futuro desde abajo y el presente, sigue necesitando de todas las formas de lucha. Legales y clandestinas.
Enfrentar al cártel priísta y sus ramificaciones o cualquier otro, en muchas partes de México ha vuelto a la autodefensa un asunto cada vez más urgente.
Luchar, es defender, rescatar y reconstruir nuestra patria.
¡RESISTIREMOS Y SEREMOS MILLONES!
¡GLOBALICEMOS LA SOLIDARIDAD Y LA FRATERNIDAD ENTRE LOS PUEBLOS!
MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO LUCIO CABAÑAS BARRIENTOS.
(MRLCB).