¿Qué es y cómo nace el "Ejercito Revolucionario del Pueblo"?
El ERP nace como consecuencia de una decisión política del último congreso del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) realizado 'en julio de este año el IV Congreso del partido, de 1968, inició el proceso que culmina con la creación del ERP al expulsar a la fracción derechista de Nahuel Moreno; se abre entonces una intensa etapa de lucha ideológica contra las tendencias reformistas y sindicalistas del partido 'por parte de quienes buscan consolidar la propuesta de organizar un "partido para el combate".
En un proceso a veces confuso y que hemos definido como de "lucha de clases" dentro del partido se da la batalla contra: a) una corriente reformista que por entonces subsiste en ciertos sectores de la organización, y b) contra una tendencia que esconde su 'Centrismo detrás de la defensa de la concepción 'Clásica del "partido bolchevique". En estos dos años el partido avanza confusa pero firmemente: incorpora la experiencia de la revolución continental en la década del sesenta, incorpora y discute los principios del "maoísmo" y de las estrategias del "marighelismo" y de los "tupamaros", lo que indica una radicalización permanente.
Al mismo tiempo, en el terreno de la práctica y pese a las dificultades internas hay acciones de todo tipo que no se firman (expropiaciones, pertrechamiento, etc.) que aceleran las contradicciones de la organización. Diecisiete presos en Tucumán por apoyar con acciones de violencia una huelga general y otros tantos en Rosario por acciones contra destacamentos policiales muestran esa voluntad de lucha. También la intención del partido de pelear por sus militantes caídos en poder del enemigo como se evidenció en las acciones de rescate de prisioneros.
Así se llega al V Congreso en julio de este año, con la firme decisión de limpiar el camino de contradicciones internas para asumir un nuevo nivel de lucha. El Congreso reafirma entonces esta tesis central: "Consolidación de un partido clasista y revolucionario, ideológicamente socialista y partícipe activo de la Cuarta Internacional que dirigen Ernst Mandel, Pierre Frank y Alain Krivine, entre otros. En el mismo Congreso se decide organizar el Ejército Revolucionario del Pueblo, que debe ser un ejército proletario por su composición social básica, revolucionario por su práctica y que por tener que operar en el marco de una guerra civil popular asumirá la forma de una organización de masas.
¿Quiere decir esto que el ERP es el brazo armado del Partido?
No. El ERP no es el brazo armado del PRT. Es una organización de masas para la guerra civil. Sus filas están constituidas por todos los militantes del Partido más aquellos combatientes de diferentes capas sociales y disímiles extracciones políticas que aceptan pelear por el programa del ERP; este programa es antiimperialista, anticapitalista y democrático mientras que el programa del PRT es clara y definidamente socialista. Para resumir podemos decir que el ERP tiene un programa "mínimo" mientras que el PRT levanta un programa "máximo".
¿Quién dirige políticamente al ERP?
EI PRT es la dirección político-militar del ERP, pero no reduce su función a ser un estado mayor "elitista" sino que se plantea operar y crecer como un instrumento político en el seno de las masas.
Este proyecto intenta resolver algunas contradicciones comunes en el movimiento revolucionario latinoamericano entre los que se cuentan el problema del 'brazo armado y el brazo político", el antagonismo entre actividad política y acción militar y el frecuente divorcio de ambas prácticas respecto de la dinámica política de las masas y de las características político-militares del enemigo.
¿Renuncia entonces el PRT a la acción legal y se concentra en la actividad militar?
El principio estratégico que nos guía es el de extender la guerra que a nuestro juicio ya ha comenzado. Entiéndase bien que no pretendemos por ahora ganar esa guerra sino extenderla en nuestro carácter de destacamento armado de la vanguardia (porque no pretendemos ser la vanguardia -que en nuestro país no existe orgánicamente constituida). Esa extensión de la guerra civil revolucionaria la cumplimos a través de la acción política y de la acción militar; eso explica muchas de nuestras acciones, poco espectaculares y acaso "desprolijas".
Evidentemente, es fácil para un comando revolucionario tomar un camión de leche o de carne y repartir la carga en una villa miseria. Pero nosotros no buscamos resol¬ver el problema del hambre en esa villa sino mostrar a las masas que esa acción y muchas similares son factibles de realizar can pocas armas y poca gente. Cuándo esa idea prende en el pueblo; la guerra de las masas es invencible. Por parecidas razones también, firmamos ahora todos nuestras operativos, los que salen bien y los que salen mal porque hay que evidenciar que la lucha armada no es tarea de unas pocos, de una "elite" de súper entrenados sino que es tarea del pueblo y en ella caben los fracasos y los errores.
Hay una crítica común a las organizaciones armadas que actúan en la Argentina, la acción militar, por su propia dinámica, separa a los revolucionarios de las masas.
¿Cómo la contestan?
Esa es la crítica actual del reformismo de izquierda que no hace más que reproducir las viejas concepciones de los P. C. latinoamericanos cuya máxima expresión fue la polémica del P. C. venezolana con Fidel Castro.
La operación de nuestras críticos consiste en transformarnos en "guerrilleristas", como versión modernizada del "foquismo rural"; pero la falacia de desnaturalizar nuestra concepción estratégica militar se destruye cuando militantes de base de las organizaciones que nos critican se encuentran con nuestros compañeros en las fábricas, talleres, villas y universidades luchando por la defensa de intereses específicos y levantando una política que toma en cuenta el nivel de conciencia de las masas y la extiende en el marco de una estrategia política y militar que conduzca a la liberación nacional y social.
Pero esto sucede sencillamente porque el concebir la guerra revolucionaria como una guerra popular, nos demanda la construcción de un ejército que para contener al pueblo en armas debe proponerse como una organización de masas, la que lleva necesariamente al desarrollo de un partido revolucionario que lleve el timón de la guerra revolucionaria como una extensión de la política de masas.
Pero no sólo se trata de dotar a la organización de una política para las masas sino que hay preocupación en que los combatientes y militantes compartan su vida diaria con las masas, en sus barrios y villas; estos vínculos permiten asentar la clandestinidad de nuestra acción en las masas debilitando así el papel estratégico de las aparatos. Se trata de una clandestinidad "abierta" producto del trabajo político.
Esas críticas serían justas respecto del foquismo más elemental, pero pierden fuerza cuando la concepción que atacan es la del pueblo operando en medio de una guerra y la del partido clasista actuando coma eje del proceso.
¿Qué diferencias programáticas y organizativas hay entre el PRT y el ERP?
El ERP lucha por un gobierno revolucionario y popular mientras que el PRT es una organización marxista leninista, ligada a la Cuarta Internacional que lucha por un gobierno Socialista. La única condición para incorporarse al ERP es la decisión de combatir y el odio a la dictadura y el imperialismo. En todos los grupos armados del ERP hay "comisarios políticos" del PRT que son el núcleo y la dirección política, pero no siempre tienen la dirección militar.
¿Cómo se sitúa el ERP frente a las otras organizaciones armadas que operan en el país?
En el plano de la solidaridad y la simpatía, tenemos la mejor actitud y buenas relaciones con todos. Políticamente, luchamos por un doble objetivo:
1) la constitución de un Frente Unido Revolucionario que agrupe a aquellas organizaciones armadas de perspectiva clasista, marxista-leninista, socialista.
2) la .organización de otro frente, más amplio, de carácter policlasista, unido por su decisión de combatir, a través de la lucha armada a la dictadura, y al imperialismo.
En este marco fraterno se desarrollan acciones comunes con organizaciones combatientes tanto marxistas como no marxistas.
¿En qué etapa de la lucha considera el PRT que se encuentra actualmente?
Estamos en el inicio de la guerrilla civil revolucionaria, en la etapa de la propaganda armada, de acumulación de fuerzas y desgaste del enemigo.
Naturalmente, pensamos que la guerra es larga pero también estamos persuadidos de que ya empezó si bien por el momento esta a cargo de sectores de vanguardia.
Nosotros creemos haber roto la contradicción ciudad-campo; pensamos que se va a combatir en todas partes donde exista el pueblo y su enemigo. Lo importante, lo decisivo es el hombre, no el terreno.
¿Cómo se sitúa el ERP frente a la lucha armada en el continente y en el mundo?
En nuestro embrión de Ejército no hay grados ni insignias; nuestro único Comandante es y será el Che Guevara; eso sólo define nuestra posición internacionalista y revolucionaria, nuestra rotunda solidaridad con Cuba.
En el plano continental mantenemos relaciones fraternales con el MIR de Chile, con los Tupamaros, con el Partido Obrero Revolucionario que dirige Hugo González en Bolivia, con el Frente Sandinista de Liberación de Nicaragua, con la Alianza de Liberación Nacional de Brasil y con las otras organizaciones armadas.
Pensamos que en el desarrollo mismo de la lucha se irán creando las condiciones para aproximaciones y puntos de unidad en el plano regional, empezando por nuestra zona más inmediata, el Cono Sur.
Para nosotros el camino de la liberación latinoamericana pasa históricamente por la lucha armada asumida por las masas. Pensamos que experiencias como la de Velasco Alvarado en Perú o la de Torres en Bolivia sólo son posibles después de la aniquilación física del movimiento revolucionario de esos países y son asimilables por la estrategia política del imperialismo.
En el plano mundial miramos con simpatía revolucionaria a Corea, Vietnam y China, además de Cuba de quien nos sentimos naturalmente más cerca. También repudiamos a las burocracias stalinistas del Este de Europa y alentamos y nos sentimos solidarios con las oposiciones de izquierda que empiezan a crecer en esos países.
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Fuente: América Latina en Armas, Ediciones M.A., Buenos Aires. Enero de 1971.