¡Todos los colombianos a movilizarnos en las calles por el respeto a nuestra soberanía y autodeterminación, a rechazar la oprobiosa y antidemocrática decisión del gobierno colombiano de establecer siete bases militares norteamericanas en nuestro territorio!
El 14 de agosto pasado se cerraron las “negociaciones” del “Acuerdo en Materia de Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los Gobiernos de Colombia y Estados Unidos”, con el cual según el gobierno colombiano se permitirá el acceso a los militares pertenecientes al Comando Sur de las Fuerzas Armadas norteamericanas, en siete bases militares: Tres bases aéreas, Malambo, Palanquero y Apiay; dos del Ejército, fuerte de Tolemaida, en Cundinamarca, y Larandia, en Caquetá y dos navales, Cartagena y del Pacífico en Bahía Málaga.
En la sustentación del “acuerdo”, los colombianos nuevamente advertimos la pantomima falaz de la negociación, el acuerdo bilateral, la cooperación y la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Los hechos sin embargo son tozudos y no engañan por más publicidad barata en la que se ensalcen los medios de comunicación al servicio de los intereses imperialismo y la burguesía criolla.
El gobierno colombiano, en una actitud servil ha tomado la decisión de permitir a las fuerzas militares yanquis su operación directa en territorio nacional, violando sin ninguna desfachatez, esto es pasando por encima de Congreso, Comisión de Relaciones Exteriores, Consejo de Estado, los convenios de cooperación con los Estados vecinos y la opinión pública nacional, la soberanía, principios y normas de la actual Constitución Política.
Esta decisión nefasta, extremista por excelencia, incomparable con las tantas agresiones de las que hemos sido victimas, comprende uno de los atentados más graves que la historia nacional pueda registrar contra el derecho del pueblo colombiano a su autodeterminación pues convierte a Colombia en un país ocupado por las fuerzas norteamericanas. La decisión comprende además una amenaza grave a los países vecinos y expresa la negativa de este gobierno a la integración solidaria con los distintos países latinoamericanos.
Con el establecimiento de las siete bases norteamericanas y el consiguiente rediseño del Plan Colombia y la política de seguridad democrática, el gobierno colombiano expresa su compromiso con la “guerra perpetua” definida por el Pentágono, como la más reciente estrategia militar norteamericana para el control del mundo.
En momentos en que se profundiza la grave crisis económica mundial y se arrecia la guerra económica, política y militar de los monopolios, trasnacionales y Estados Imperialistas por el mantenimiento y control de los mercados y áreas estratégicas, el “Acuerdo” de Uribe y Obama establece básicamente la utilización de Colombia como portaviones de los intereses geopolíticos gringos en América Latina. Con la firma del “acuerdo” ningún ciego en política puede dudar en afirmar que la tal llamada cooperación de los gobiernos de EU y Colombia tiene como sustento mantener a América Latina como el patio trasero de los yanquis.
En esos términos siendo la “guerra perpetua” el nuevo diseño de la política norteamericana para asegurar sus intereses en el hemisferio, se entiende que las bases militares estadounidenses en Colombia, la IV Flota en aguas de Latinoamérica y el Caribe, y todos los planes militares que se implementan hoy en América Latina (el Plan Colombia, Plan Balboa, Plan Panamá, Plan Mérida, para señalar algunos) se conjugan en el propósito de desestabilizar y acabar con los procesos y gobiernos democráticos que en la región se oponen a la dependencia, la entrega de la soberanía y los recursos naturales básicos para la existencia y desarrollo de los pueblos latinoamericanos.
La promoción de golpes de Estado, así como de reformas fascistas a las Cartas Políticas que guían los diferentes Estados latinoamericanos, la oposición al ALBA, UNASUR, MERCOSUR, Banco del Sur y otros acuerdos de integración complementan la estrategia, que profundiza la tendencia fascistizante impulsada por los imperialistas norteamericanos y las derechas recalcitrantes en América Latina.
Indudablemente son muchas las implicaciones de este “acuerdo”; además de las señaladas, en el plano nacional los colombianos observamos el recrudecimiento de la guerra contra el pueblo, el aumento del gasto militar, mayor preponderancia y poder del Ejecutivo en los asuntos nacionales, el tratamiento de guerra a los conflictos sociales, la permanente violación de los derechos humanos…en fin el gran afán del imperialismo, el capital financiero y la burguesía vendepatria por ahondar en el país, bajo la excusa de la seguridad nacional, y la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, un proceso fascista que además de negar toda posibilidad de democracia en el país, anexa a Colombia como colonia norteamericana.
Luego de 20 años de “guerra contra las drogas” y 10 de ejecución del Plan Colombia, evidente es el fracaso de estas políticas. Los hechos nacionales confirman a diario la extensión y poder alcanzado por el narcotráfico, el complejo económico que representa, así como todos los beneficios y protección que recibe del Estado. En el caso de la insurgencia, a quien se busca deslegitimar señalándola de terrorista, la cuestión es también clara, su derrota no aparece a la vista y ahora mucho menos, cuando la injusticia, el autoritarismo, el desconocimiento de los derechos y la polarización política se acrecientan y la guerrilla en distintas batallas y escenarios reafirma su compromiso con el pueblo y sus luchas.
Con el “acuerdo” Obama-Uribe, el cual no dejamos de rechazar, todo patriota entiende que se aleja la paz y se profundiza la guerra, es una verdad de a puño que sabremos enfrentar todos los colombianos amantes del progreso, la libertad y los derechos, fundamento de la verdadera paz a la que aspiramos todos. Mayores serán las luchas a desarrollar para expulsar al invasor extranjero y derrotar la oligarquía criolla. Los comunistas no seremos inferiores a nuestros retos. Insistiremos en fortalecer la unidad, organización y lucha del pueblo por sus justos anhelos de independencia, democracia, libertad y bienestar.
Llamamos a la clase obrera y pueblos de Colombia y América Latina, a todos los revolucionarios, demócratas, intelectuales, organizaciones políticas y sociales a expresar nuestro rechazo a las bases militares del imperialismo que se instalan en Colombia, a defender la soberanía y hermandad de nuestros pueblos, expresando una vez más que América Latina se levanta contra las políticas y agresiones del imperialismo yanqui.
¡NO MÁS BASES MILITARES EXTRANJERAS EN COLOMBIA!
¡MUERTE AL IMPERIALISMO YANQUI!
¡COMBATIENDO UNIDOS VENCEREMOS!
Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)
Comité Ejecutivo Central