El Machete (Octubre-Diciembre de 1994)

EL MACHETE
ÓRGANO OFICIAL DEL EPB-MACHETEROS

OCTUBRE-DICIEMBRE DE 1994
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EL TIRO POR LA CULATA

“Aquí nadie tiene derecho a ejercer ninguna autoridad que no emane directamente de Puerto Rico, y los yanquis no quieren que Puerto Rico se constituya en una nación libre, soberana e independiente, y hasta tanto Puerto Rico no sea libre, soberano e independiente y confiera autoridad a alguien, nadie tiene ninguna autoridad en Puerto Rico; ¡Ni jueces ni fiscales, ni policías, ni gobernadores, ni ningún charlatán en Puerto Rico!”

-Pedro AIbizu Campos-

Durante varios meses antes del 6 de noviembre, todos los medios de comunica­ción pública estuvieron intensamente inun­dados con propaganda engañosa, llena de mentiras y sobre todo, altamente demagógica. El PNP, orientado por el Go­bernador Pedro Juan Rosselló González y en lo que fue una campaña multimillonaria, se lanzó para arrebatarle al pueblo lo que ha sido una importante conquista de dere­chos civiles: el derecho absoluto a la fian­za. De igual manera, hizo extraordinarios esfuerzos para destruir un Tribunal Supre­mo cuyos miembros, jueces que deciden todo tipo de apelación, son alegadamente de ideología distinta a la del PNP y, por ende, fieles representantes jurídicos del Es­tado Libre Asociado. Naturalmente, desde su constitución, el ELA es la criatura del Partido Popular Democrático.

La campaña agresivamente encausada por Rosselló y su Partido Nuevo Progresis­ta fue, a todas luces, una campaña plagada de mentiras, de insultos personalistas y de una arrogancia que sobrepasó, con creces, el tipo de campaña que ellos acostumbran, aun cuando el ideólogo de las mismas era el fascista Carlos Romero Barceló.

Mientras por un lado, el atentado para arrebatarle al pueblo el derecho absoluto a la fianza afectaba a todo el pueblo, particu­larmente a los sectores con menos recursos y empobrecidos, por el otro, la lucha por el poder en el Tribunal Supremo era algo di-rectamente dirigido a minar la tuerza del Estado Libre Asociado y del Partido Popu­lar Democrático. No se trataba de un «issue» de violación de derechos civiles, sino de socavar la estructura del ELA para así consolidar y adelantar la causa anexionista no sólo en la colonia, sino tam­bién en la metrópoli. Después de todo, ¿cuál es el tribunal que ha asumido la mayor de­fensa jurídica, en términos de fallos en ape­laciones de naturaleza política y en las cuales se ha cuestionado de una u otra forma decisiones beneficiosas al PPD? El Tribu­nal Supremo de Puerto Rico.

Es, en realidad, una lucha por el poder político y por el control de las estructuras del ELA. Conforme al criterio de los penepeistas, no hay mejor manera de mi­nar el ELA sino desde sus propias estruc­turas. Es el control absoluto de la legalidad colonial la que ellos necesitan controlar para adelantar sus posiciones anexionistas v destructivas de la puertorriqueñidad,

En realidad, esa batalla no rinde un beneficio mayor al pueblo pues no existe di­ferencia entre ellos, en términos de lo que pudiera o no ser la obtención de mayores libertades políticas para el pueblo y mayo­res recursos y logros en pos de la justicia social. Por eso, el «issue» de la fianza sí estaba directamente relacionado con los de­rechos del pueblo mientras que el del Tri­bunal Supremo es una batalla entre los mis­mos ricos que ostentan el poder.

Podíamos preguntarnos que, siendo esa una realidad, ¿cómo es posible que más pueblo votara a favor de los jueces que en contra de los cambios a la fianza?

Estamos convencidos de que nuestro pueblo, en lo más recóndito de su concien­cia, desconfía totalmente de esos partidos políticos que rigen la vida de la colonia y, que son tan corruptos los unos como los otros. Sin embargo este pueblo nuestro sa­bía que lo que más le dolería a los arrogan­tes y manipuladores más destacados del PNP, era el asunto de los jueces. Y así. de­cidió darles una lección. El pueblo les bajó el ego y los redujo a lo que son: unos char­latanes que se creen que pueden engañar al pueblo como les da gusto y gana todo el tiempo.

Si bien esto es así ahora los del PPD pretenden hacer pensar que lo que sucedió fue debido al esfuerzo de ellos y se prestan para canalizar para beneficio propio el fru­to de la victoria.

En el fondo. este espectáculo electoral de la colonia surge debido a que nuestro pueblo no tiene una alternativa organizada en la cual depositar no sólo su confianza, sino también su esfuerzo masivo.

Al adolecer de alternativas organiza­das defensivas de sus legítimos intereses. el pueblo se involucra en ese andamiaje elec­toral fomentado por los yanquis y por el sistema impuesto en nuestra Patria. Es como una medida preventiva y. sobre todo, para garantizar el espacio aprovechable para la reorganización y reagrupación de sus fuer­zas para las luchas que se avecinan.

Por un lado, los colonialistas mantie­nen un «status quo» lo más liberal posible para guardar apariencias «democráticas». Por el otro, las tuerzas de oposición real aprovechan toda apertura para organizarse adecuadamente y presentar una verdadera alternativa que sea capaz de abrir camino en la búsqueda de la libertad, de la justicia social y, sobre todo, en favor del verdadero poder para el pueblo, que nada tiene que ver con la cantaleta Pedro Juan Rosselló González.
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JAYUYA A LA LUZ DE 1994

La historia no es sino la realidad forjada por el pasado. Es la cadena de hechos que tejen la vida de un pueblo. No existe hecho carente de repercu­sión en la formación de todo pueblo. No obstante, mientras más contunden­te sea el hecho (en este sentido la contundencia no puede tomarse como sinónimo de hechos de masificación fa­bricados), con mucha más fuerza y permanencia se inserta en la concien­cia de los pueblos.

En este sentido el Grito de Lares ha pesado mucho más en la formación de nuestro pueblo que el traspaso de la colonia de Puerto Rico bajo España al gobierno de los Estados Unidos de Norte América. No podemos negar que el habernos convertido en colonia yan­qui no haya incidido en la conciencia de nuestro pueblo. Después de todo, se trata de la imposición de controles; de mecanismos que permiten la sobrevivencia material de los puerto­rriqueños, pero no la sobrevivencia es­piritual, ni moral, y mucho menos la sobrevivencia de la conciencia nacio­nal. De hecho, son elementos anti-his­tóricos que actúan como piedras en el camino que nuestro pueblo tiene que, por ley natural, sacar del medio.

Se nos ha impuesto un sistema político, el Estado Libre Asociado, que es una versión colonial un poco más cercana al neo-colonialismo. Nuestro pueblo ha atravesado 96 años de his­toria yanqui: de historia foránea. A fin de cuentas, lo que ha sucedido en nuestro país durante los pasados 96 años no es sino el desarrollo de la his­toria de los Estados Unidos en su rol como nación colonialista. Los hechos históricos imperecederos, aquellos que toman por asalto la conciencia del ser puertorriqueño son, precisamente, aquellos hechos que combaten con fir­meza esa opresiva realidad que descarrila al pueblo de su genuino camino como pueblo.

El 30 de Octubre de 1950 es uno de esos hechos históricos de mayor repercusión en la conciencia del pue­blo puertorriqueño. De esos que man­tienen viva la puertorriqueñidad, de aquellos que no pueden ser borrados como hecho histórico trascendente por las diversas administraciones de la colonia. El ELA se ha vivido por 42 años, pero el 30 de Octubre, la Revo­lución de Jayuya, ha sido el elemento capaz de mantener nuestro camino redentario iluminado en nuestras con­ciencias, aun cuando fue un intento, como el Grito de Lares, que en su mo­mento no pudo obtener la victoria.

Nuestro pueblo ha logrado grandes victorias en todos estos años, siem­pre inspirado por esa gesta heroica. Numerosas organizaciones han surgi­do en nuestro país y todas reconocen la importancia de ese hecho histórico y encuentran fuerzas en su ejemplo y en su sacrificio. Todos somos hijos de la Revolución de Jayuya, como somos hijos del Grito de Lares.

Las enseñanzas de Jayuya van más allá de lo que fue su ejemplo mo­ral. También emanan de lo que son en­señanzas prácticas; de la importancia del valor y el sacrificio al igual que de la importancia de las enseñanzas de la experiencia revolucionaria. Con ello, aprendemos qué podemos hacer y qué no debe­mos hacer. Lo positivo enseña. Pero también los errores, cuando se es honesto con la lucha y con el proceso.

Son enseñanzas históricas vivas, vigentes, que nunca cesan de resaltar lo que es la naturaleza del colonialismo que, mientras más aparenta afianzarse, mayor es el efecto de su acción degenerativa y proceso de degradación sobre nuestro pueblo. Día a día ve­mos este colonialismo moderno y «por consentimien­to» produce más y más crimen, más y más corrup­ción, más y más abuso de poder. La calidad de vida particularmente para los sectores afectados por la desigual distribución de la riqueza que el propio pue­blo produce, va de mal en peor.

Todo ello está coronado por lo que es la peor expresión del sistema colonial: la total ausencia de libertad para que el pueblo pueda ser el que decida su destino y dejar de ser esclavo de la potencia co­lonialista yanqui.

Actualmente, el poder de los colonialistas aparenta estar en su apogeo. Parece indestructible y, hasta muchos que han sido luchadores consecuen­tes han perdido la esperanza buscando una partici­pación más activa, pero en el marco de las normas y espacios que el sistema permite para la «oposi­ción», y que en nada afecta su control sobre el pue­blo. El derrumbe del bloque socialista ha calado en las conciencias de todos aquellos que subestima­ron a nuestro pueblo y su verdadero potencial revo­lucionario en aras de la lucha libertaria que, no es sino la lucha por mejorar en su totalidad la calidad de vida.

El camino de Jayuya, sin dudas, no puede ser tomado de la misma manera. Pero sus conceptos, sus factores y valores ideológicos, sus metas y tam­bién sus proyecciones no pueden variar. La lucha por la independencia y por la justicia social tiene que continuar señalando nuestro camino. Igualmente, ese camino no puede dejar de ser señalado sobre la base de que para lograr esos objetivos tan pro­fundos se tiene que luchar en todos los frentes. Y, en última instancia, sabemos que el enemigo de nuestro pueblo no habrá de ceder pacíficamente su poder y sus privilegios. Esos tienen que ser reivindi­cados para el pueblo y por el pueblo. Para ello, hay que estar preparado para aprovechar las contradic­ciones del sistema y, con audacia, atacar sus flan­cos débiles. Sabemos que esos flancos son mu­chos. Pero tenemos que recobrar la confianza en que sí podemos y que sólo depende de nuestra combatividad y acción disciplinada para bien de nuestro pueblo.

En Jayuya se cometieron errores. Y, sin duda, habremos de cometer errores en las luchas futuras. Pero sabremos mantener un sólido espíritu autocrítico para convertir las derrotas en victorias. De eso se trata la lucha libertaria de los pueblos.

¡GLORIA A LOS MÁRTIRES DE JAYUYA!

Se proclama la República de Puerto Rico en Jayuya
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BLANCA CANALES TORRESOLA

El 30 de octubre de 1950, a la edad de 44 años, Blanca Canales Torresola, proclamó en Jayuya la República de Puerto Rico. Desde la azotea del hotel del pueblo, el Hotel Palace, que ubicaba en el segundo piso de la farmacia, des­plegó la bandera de Puerto Rico y proclamó la República. En su cartera lleva­ba un revólver y una estampita de Juana de Arco con la inscripción: "Ayúdanos a ganar la independencia para Puerto Rico". Una mujer valiente y luchadora, miembro del Partido Nacionalista y fiel seguidora de Don Pedro Albizu Cam­pos, por estas acciones fue sentenciada a cadena perpetua, cumpliendo 16 años en prisión antes de ser liberada en 1967.

Blanca estudió en Ponce, rechazando estudiar en Estados Unidos como acostumbraba la mayoría de los de su profesión, afirmando que los trabajado­res sociales debían hacerse en Puerto Rico. Cuando se le consultó sobre la posibilidad de reconstruir su residencia en Jayuya (de donde salió el contin­gente de Nacionalistas ese 30 de octubre) con el propósito de convertirla en un Museo, ella se manifestó preocupada porque entendía que se necesitaba el dinero para una revolución. Según dijo en una entrevista hace cuatro años:

"Estoy como dijo Pedro Angleró plantada en la revolución. Ten­go 84 años, pero hasta el último momento y quizás allá en la eternidad seguiré pensando que tenemos todo el derecho del mundo a ser libres."

Blanca Canales Torresola, luchadora incansable por la independencia de Puerto Rico, es un ejemplo para todos los puertorriqueños. Rendimos home­naje a esa lucha patriótica y a su ejemplo.

PELEGRÍN GARCÍA

Nació este ilustre paladín un 1ro de mayo de 1922 en el pueblo de Cabo Rojo, Cuna del Padre de la Patria: Ramón Emeterio Betances. Hizo sus primeros estudios en dicho pueblo, pasando luego a la Universidad de Puerto Rico. Allí permanece hasta que es expulsado de ella, por razón de ser uno de los gestores de la Huelga Estudiantil de 1948. Este hecho histórico tiene que ver con la llegada de Don Pedro Albizu Campos -su maestro y mentor, desde la prisión de Atlanta. Echado fuera de la Universidad se dirige a Cuba y allí junto al Comandante Fidel Castro se gradúa de abogado con notas sobresalientes en la Escuela de Leyes de la Universidad de La Habana. No ejerció su carrera porque ninguna universidad estadounidense o puertorriqueña le convalidó sus estudios al principio, siendo más tarde la Universidad de Tallahassee en Flori­da, la que al fin lo hace.

No necesitó su título de abogado para ejercer su brillante carrera para abogar y luchar por la Independencia de Puerto Rico. Fundó en Nueva York el Movimiento Libertador de Puerto Rico y desde esa trinchera de lucha defendió la Revolución Cubana y, sobre todo; la Revolución Puertorriqueña a la que tanto aportó. Fue in conspirador hidalgo: un neto revolucionario. Los hombres malos le pusieron delante al nacer todas esas trabas que han acumulado los siglos, habitados por hombres presuntuosos, ante la cuna de los grandes hom­bres. Pelegrín triunfó y nos dejó su ejemplo. Su recuerdo es un estímulo. La vida, como un ave que se va, dejó su cuerpo un día 17 de octubre de 1989, y desde entonces, nunca le olvidaremos.

RAÚL JULIÁ

El Sueño imposible


Llegar donde nadie llegó
Vencer un invido rival
Soñar con un sueño imposible
Seguir un Ferviente ideal

Errar por caminos de azar
Arder en el más vivo ardor
Tratar de alcanzar una estrella
Amar con el más puro amor

Ese es mi fin, ese es mi afán
Más alto que el cielo, más limpio que el sol
La vida perder si me falta el valor
Y no hallar la paz en la muerte si olvido mi honor

Y tal vez vuelva el mundo a encontrar una aurora de luz
al pasar un jinete triunfal con su espada y su cruz

Con fervor decidido a luchar por lograr una estrella fugaz y dar, en un sueño imposible,
el alma por un ideal.

-Raúl Julia Arcelay-

Cuando yo muera tienen que devolverme a los brazos de mi Patria: Puerto Rico. Cuando me entierren que se escuche el himno de mi Patria: La Borinqueña. Cuando me lleven a descansar que me arropen con la bandera de mi Patria: Puerto Rico -y que no sea desplegada ninguna otra bandera; ¡que ondee sola!

Similares a éstas fueron las palabras que pronunció Raúl Juliá con respecto a lo que puede considerarse como su última voluntad. Nuestro pueblo siente profundamente la pérdida de quien siem­pre será motivo de orgullo y un gran ejemplo. Raúl Juliá ha sido un caminante que penetró nuestros corazones y nos mostró otra manera de venerar la Patria. Orgulloso de ser puertorriqueño trabajó con ahínco en contra de los prejuicios y a favor de la humanidad. Sumamente desprendido y con una gran capacidad de amor, sencillamente, y con naturalidad, vivió honrando a la Patria. Hoy la estrella de nuestra bandera brilla con más luz porque tiene en ella el corazón de Raúl Juliá.

Raúl Juliá, para ti este sencillo homenaje.
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JURADO PREJUICIADO CONDENA NACIONALISTAS EN JUICIO DE 1936

17 de octubre de 1938 Washington, Dc -En horas de la tarde se dio a conocer el contenido de una carta en­viada al Presidente Roosevelt por el Sr. Elmer Ellsworth. A pesar de que la administración ha tratado de ocultarlo, fuentes confiables han confirmado la información. En di­cha carta el Sr. Ellsworth, partici­pante como jurado en el último jui­cio celebrado al lider Nacionalista Pedro Albizu Campos y a otros Na­cionalistas, admite que «Mis aso-ciados en el jurado todos parecían estar motivados por un fuerte si no violento prejuicio en contra de los Nacionalistas y estaban pre­parados para condenarlos sin im­portar la evidencia.» Al principio Ellsworth se mantuvo a favor de la no-culpabilidad de los acusados, pero eventualmente cedió, con lo cual el jurado unánimemente decla­ró a los acusados culpables.

El primer juicio, celebrado del 14 al 19 de julio de 1936, fue declara­do nulo dado que el jurado no llegó a un acuerdo. La composición del jurado fue de siete puertorriqueños y cinco norteamericanos; los puer­torriqueños rehusaron condenar a los patriotas puertorriqueños y los norteamericanos afirmaban que los acusados eran culpables de conspi­rar para derrocar al gobierno de los Estados Unidos. Una semana más tarde se celebró el segundo juicio, en el cual la composición del jura­do era de diez norteamericanos y dos puertorriqueños, estrecha­mente asociados a los intereses nor­teamericanos. Obviamente, en un país compuesto por dos millones de puertorriqueños y cinco mil norte-americanos, ese jurado no era re­presentativo del pueblo. El jurado declaró culpables a los Nacionalis­tas. Ellsworth, sintiéndose culpa­ble por haber cedido a sus convic­ciones y dejarse presionar escribió al Presidente la carta donde expre­sa su sentir.

(Adaptación del libro The Disenchanted Island de R. Fernández)

PUERTO RICO BASE MILITAR GIGANTESCA DE ESTADOS UNIDOS

25 de febrero de 1939 Washington, DC -Nuestra redacción ha obtenido copia de un informe presentado al Presidente y al Congreso de Estados Unidos en el cual se destaca la naturaleza urgente de convertir a Puerto Rico en una base aérea militar. El informe, preparado por un comité presidido por el Almiran­te A. J. Hepburn, Report on Need of Aditional Bases to Defend the Coasts of the United Siates, Its Territories, and Possessions, con fecha del 27 de diciembre de 1938, indica que las bases aéreas en el Caribe son una «necesidad obvia», y que dada la escasez de posesio­nes de los Estados Unidos en esta área, Puerto Rico era una selección obvia. De hecho, «en su estudio del Caribe la Junta encontró sólo un sitio capaz de ser convertido en una base aérea adecuada para la opera­ción normal de aviones de patrullaje.» La Junta indica que una base tan al este en el Caribe seria de «suma importancia estratégica».

Se rumora que la Marina de los Estados Unidos planea adquirir los terrenos de Isla Grande -alrededor de 400 cuerdas en el mismo San Juan-, y que el Presidente de Esta­dos Unidos retiraría a Blanton Winship de la posición de Gober­nador de Puerto Rico.

Fuentes allegadas al Presidente de Estados Unidos, y quienes no han querido ser nombrados, han manifestado que el Presidente se propone nombrar como Gobernador al Almirante William Leahy, de operaciones navales, quien se esti­ma supervise la transformación mi­litar de Puerto Rico dado que "el Gobierno de los Estados Unidos ha decidido establecer en la isla un departamento militar de primer or­den para propósitos de defensa".

Otros comentarios indican que convertir a la isla en una base gi­gantesca es fundamental para la estrategia naval en el Atlántico.

(Adaptación del libro The Disenchanted Island de R. Fernández)
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ESTAMPAS BORICUAS GRABADAS EN OJOS AZULES

Estampa 6: Independencia alcohólica

La cerveza más pedida en las fies­tas de Puerto Rico es, según mis oí­dos, Budweiser. Schaefer y Heineken siguen en popularidad.

¿Y a fiestas de independentistas, sería más popular la India, hecha aquí? No. Aún con los independentistas, parece que la cer­veza más escogida es Budweiser.

Eso me confunde. A veces, sien­to como que soy un dolor a unos independentistas, porque soy norte­americana (con perdón de los cana­dienses). Siento que puedo oír sus pensamientos: ¿Qué hace una norte­americana aquí en esta actividad? piensan, quizás, cuando me ven en Lares para celebrar el Grito de Lares.

Y en otra ocasión: ¿Qué hace ella entre nosotros en esta fiesta del Movimien­to Socialista de los Trabajadores? tal vez pensa­ron algunos el año pasado.

Al comienzo sentía verguenza; sentía semi-responsable y culpable para todo lo malo que han hecho el gobierno y las corporaciones de mi país a los puertorriqueños.

Sin embargo, pedí cerveza puer­torriqueña en esas actividades, y con­tinúo haciendo eso. Si no hay India, entonces Medalla. Si no hay Medalla, entonces Heineken. Por lo menos, si compro Heineken, no estoy apoyando una corporación norteamericana, y que sepa, los holandeses no están hacien­do ningún daño en, o a, Puerto Rico.

No creo que uno debe comprar un producto inferior simplemente porque esté hecho aquí. Si una industria hace productos malos, no hay por qué com­prarlos.

Pero sí creo en apoyar las indus­trias de aquí cuando producen cosas tan buenas o mejores que corporacio­nes ajenas. Y en el caso de Puerto Rico, soy aún más firme en ese nivel.

No me importa, por ahora, que sí los jefes de las compañías que produ­cen India y Medalla son la misma no mencionable que los jefes de muchas corporaciones norteamericanas. El punto es que más de ese dinero que­da en Puerto Rico, y llena unos bol­sillos puertorriqueños, en vez de bolsillos nor­teamericanos.

Ahora quizás debo clarificar: mis bolsillos también son norteamericanos, pero son casi vacíos. El dinero que gano es de mi sudor, no del sudor ajeno.

Estoy consciente de que la Budweiser y Schaefer emplean unos puertorriqueños, ¿pero a qué precio?

Si los independentistas estuvieran desamparados y muriéndose de sed, no esperarían que rechazaran una Bud casi congelada en esas circunstan­cias, principios o no. Pero si tuvieran alternativa, ¿por qué escoger la cer­veza hecha por los opresores?

En los dos años que llevo vivien­do en Puerto Rico, ha sido sumamen­te difícil conseguir la India. A veces, mi compañero de corazón y yo la ha­llamos en Amigo, a veces en una lico­rería de Bayamón, y más a menudo, en ningún lado.

El personal de esos negocios nos dice que el problema es que la India está producida en el Oeste y por eso, no llega aquí. Otra parte del problema puede ser que no está pedida por su­ficiente gente.

Sin embargo, cuando fuimos a La Parguera en enero, no hallamos la India en ningún sitio. Entonces, pasamos por Mayaguez al regreso, pensando en llevar unas cajas para nuestro uso durante el año. Pero, cuando por fin hallamos la India en una licoreria, el pre­cio era $13.60 por una caja de 24 la­tas. Nosotros pagamos $2.99 por un paquete de seis aquí en Bayamón, ¡que son menos de $12 la caja!

No la compramos, pero lamentamos la falta de lógica en el mercado.

Y yo lamento la falta de lógica de independentistas que beben la Budweiser. Un cartel de esa compañía dice todo sin palabras: En una playa prístina de Puerto Rico, con su belleza de arena dorada y el mar hay una lata de Budweiser de tamaño ballenesco.

He observado que los que quieren la independencia no pue­den llegar a ningún acuerdo de cómo lograrlo, a pesar de mucha discusión. Quizás no pudieran lle­gar a un acuerdo sobre productos norteamericanos tampoco.

Me turba que independentistas compran y traen cerveza norteame­ricana a sus actividades públicas y privadas. Parece como un punto chiquitito, pero a mí me parece como una contradicción grandota: que ni siquiera logran la indepen­dencia alcohólica.

-Reproducción parcial del articulo escrito por Mary McHaie Wood para el suplemento En Rojo del periódico Claridad con fecha del 3 al 9 de marzo de 1989.-