(Documento aprobado por el Pleno del Comité Central del Partido Comunista de El Salvador, celebrado el 18 de octubre del presente año.
Al analizar los aspectos principales de la situación del país dicho Pleno también trazó los lineamientos básicos de su táctica para el presente periodo histórico.)
SOBRE LA SITUACION ACTUAL
I.- El marco latinoamericano:
América Latina se encuentra en un periodo histórico de revolución y no de evolución. Ponerle fin sólo es posible mediante revoluciones anti-imperialistas y agrarias de esencia anticapitalista.
Según la opinión burguesa reformista, ese mismo resultado puede obtenerse por medio de pequeños reformas agrarias de tipo capitalista, otras modificaciones del mismo género en las demás ramas de la economía y grandes programas de industrialización, favorecidos por aquellas reformas. Los reformistas burgueses han acompañado tradicionalmente sus programas económicos con programas de reformas políticas tendientes o liberalizar los tradicionales regímenes antidemocráticos latinoamericanos (práctica reiterada de las elecciones, representación proporcional en los parlamentos, funcionamiento legal de partidos políticos, libertad de organización sindical, etc.; en pocas palabras, el programa de la llamada “democracia representativa” ). Los reformistas burgueses propician asimismo la aplicación de programas de construcción de viviendas, ampliación de los planteles educativos, y otros de orden social, en el supuesto de que pueden restar impulso a las crecientes tensiones de la lucha de clases y al avance del proceso revolucionario.
Puede decirse que el programa de los reformistas burgueses latinoamericanos y de ciertos sectores imperialistas se resume así: liquidación de los remanentes feudales de la economía, la cultura y la política; y sucesivo desarrollo de nuestros países por el camino capitalista dependiente.
Prominentes grupos de economistas burgueses, cierto grupos de empresarios, ( en especial los más ligados a la industria) y sectores numerosos de la pequeña burguesía y las capas medias en general, pugnan por ésta “solución.”
La industrializncj6n para “sustituir importaciones” y el movimiento hacia la integración econ6mica, especialmente de los mercados nacionales vecinos, surgieron como instrumentos para impulsar la vía capitalista de desarrollo. El imperialismo actuó receloso en un comienzo frente al reformismo latinoamericano pero luego modifico su actitud y elaboró su propio programa reformista para el Continente, buscando asegurar el desarrollo capitalista bajo su dependencia económica y política. El reformismo se presenta , pues corro el único trecho de desarrollo para el capitalismo en América Latina y la alternativa burguesa para postergar las soluciones populares y socialistas.
En efecto, desde finales del gobierno de Eisenhower fue perfilada una nueva política del imperialismo yanqui hacia nuestros países (Acta de Bogotá), enmarcada en el reformismo. El gobierno de J .F. Kennedy lanzó después un plan mucho más audaz (Alianza para el Progreso), bajo el apremio de contrarrestar la influencia de la Revolución Cubana. La ALPRO empalmaba con los planteamientos de los reformistas burgueses del Continente, y por eso; encontró calida acogida y apoyo entre ellos.
Pero la política reformista adaptada por EEUU hacia América Latina tiene también hondas raíces en los cambios que se han operado en sus relaciones económicas con nuestros países.
Las inversiones norteamericanas a principios de este siglo se orientaron hacia la minoría, los ferrocarriles, puertos, empresas de producción eléctrica, grandes plantaciones; por otra parte, el comercio exterior más voluminoso de los EE.UU. se realizaba con América Latina y por esta vía se aseguraban los monopolios la masa principal de ganancia extraídas de la región. En los últimos diez o quince años se viene observando un cambio importante en esta orientación consistente en:
* Gran incremento de las inversiones norteamericanas en la industria de transformación, (participando en los programas de industrialización para “sustituir importaciones”)
* Reducción de su volumen de inversiones en la producción de materias primas, minera y agrícolas (las materias primas sufren en el mundo capitalista una crisis crónica, que ha contribuido a desalentar las inversiones en este campo).
* Como consecuencia de los fenómenos anteriores: reducción sensible del comercio de los EE.UU. con la América Latina.
* Gran incremento de la inversión indirecta del capital monopolista yanqui en nuestros países (préstamos).
* Apoyo decidido e impulso al movimiento integracionista bajo la hegemonía de sus monopolios.
Estas nuevas relaciones económicas del imperialismo con Latinoamérica exigen de por si ciertas reformas que eliminen los remanentes semifeudales, que ensanchen el mercado latinoamericano, que modernicen la educación, que desarrollen la infraestructura, modernicen la administración estatal y el sistema bancario, etc.
Alianza para el Progreso fracasó en sus aspectos reformistas porque ellos suscitaron una dura resistencia de las oligarquías latinoamericanas, y por otra parte, Kennedy y su política nacional e internacional provocaron en los EE.UU. la furiosa respuesta de los círculos militaristas de la ultraderecha que terminaron asesinándolo. No obstante, la nueva orientación de la política norteamericana hacia América Latina surgida desde el último gobierno de Eisenhower, ha sido mantenida en lo esencial porque responde a necesidades económicas estructurales de su proceso de dominación económica sobre el continente, aunque se han moderado sus aspectos reformistas más audaces.
Esta moderación y el franco retraimiento experimentado en los últimos años en el terreno del ofrecido financiamiento estatal abundante de Washington para los programas de desarrollo económico y social de los gobiernos latinoamericanos, produjo un distanciamiento con algunos círculos de reformistas burgueses y pequeño burgueses de nuestro países y una reconciliación (aunque no es total) del imperialismo y las oligarquías. El discurso de Nixon después de la gira de Rockefeller en 1969, en el que delineó su política hacia América Latina, poniendo el énfasis en el mejoramiento del comercio con la región y en la defensa de la “iniciativa privada”, sosegó muchas inquietudes de las oligarquías burguesas-terratenientes.
Así pues, aunque moderadamente, el imperialismo continúa y continuará insuflando ánimo y presiones a favor del reformismo en la América Latina, como parte de su política general para la regi6n, encaminada a fomentar el desarrollo capitalista bajo su dependencia, y esto mantendrá activas las contradicciones con las oligarquías, pese a los esfuerzos reconciliadores.
Sin embargo, la experiencia ha demostrado -según parece de modo concluyente- que las teorías reformistas o “desarrollistas”, tanto las yanquis como las criollas, no son capaces en la práctica de sacar al Continente del periodo revolucionario, el cual continúa buscando su salida natural en la revolución.
Por lo que respecta a Centroamérica , el mercomún sufre una grave crisis y sus contradicciones empujaron a la guerra con Honduras. Por otra parte es claro ya que se esta agotando el valor real del mercomún como factor de crecimiento económico y que los programas de integración se han convertido en un montón de papeles bajo la embestida de las oligarquías, que sólo quieren oír hablar de buenos negocios y rechazan la menor insinuación reformista; aunque, por
la fuerza de los hechos, acepten algunas fórmulas que incluyen tímidas reformas.
La industrialización en Centroamérica tiende hoy a abandonar el patrón de sustitución de importaciones para encaminarse por el cauce más profundamente dependiente de la “exportación de mano de obra” es decir, la instalación de fábricas de elevada tecnología por parte de los monopolios imperialistas y de la gran burguesía centroamericana, que aprovecharan la abundante y barata mano de obra local para producir mercancías designadas a la venta en el propio mercado de los EE.UU., de Europa Occidental, Japón, etc.
El financiamiento de los programas “desarrollistas” para América Latina por parte del imperialismo yanqui está muy lejos de los mínimos necesarios, y muy por debajo de la creciente masa de superganancias que extraen anualmente sus monopolios de nuestros países.
Los planes reformistas encuentran la resistencia de la oligarquías burguesas-terratenientes, que se apoyan en los círculos militares ultraderechistas. Lo planes “desarrollistas” sufren también la perturbación que les imponen los virajes del gobierno yanqui en su política hacia América Latina , el contrapeso de la insaciable sed de ganancias del capital monopolistas extranjero— que opera en el Continente (en especial norteamericano), y el contrapeso irresistible del gigantesco saqueo que sufren nuestras economías a manos de los países capitalistas desarrollados en general, por la vía del comercio exterior desigual.
En estas condiciones, (que además no pueden ser otras, dada la naturaleza del sistema capitalista) el reformismo, que es un camino planeado para cerrar el paso a la revolución, se convierte de hecho, a contrapelo de los cálculos y deseos de los reformistas, en el centro de conflictos en el seno de los gobiernos, de las clases dominantes y de los ejércitos, es la fuente de grandes tensiones políticas. Entretanto, la lucha de masas se acrecienta en muchos de nuestros países y, dentro del marco ya descrito, sus demandas reivindicativas se convierten con gran facilidad en contiendas de alcance político. El reformismo, de esta manera, se está transformando en un elemento que objetivamente ayuda a la madurez del proceso revolucionario, en vez de impedirle el paso como se lo ha propuesto. Naturalmente, que el reformismo en si mismo tiene esencia reaccionaria y sólo se convierte e factor revolucionario a condición de que haya un fuerte movimiento revolucionario de masas , que lo impulse y sepa convertirlo no en un fin, sino en un medio en la lucha por la revolución.
Es esto lo que está en la base de la casi ininterrumpida crisis política en muchos de nuestros países. En Brasil y Argentina se ha ensayado sin éxito el gobierno militarista de ultraderecha, mientras que en Chile ha fracasado el ensayo reformista democristiano, en Uruguay la tradicional amplitud del juego democrático se ve progresivamente estrangulada e incluso ha irrumpido la violencia armada de parte de un sector de las fuerzas anti-imperialistas y antioligarquicas. La lucha de masas, bajo distintas formas y tras diversos objetivo inmediatos y mediatos, se alza a niveles muy elevados en todos esos países. En
esta tarea juega un papel determinante la actividad de los partidos comunistas que están recuperando cada día la confianza de las masas y por tanto, su papel de conductores de la revolución, después de los últimos años llenos de confusión, escisiones y debilitamiento.
En 1959 la Revolui6n Cubana rompió el camino dependiente de desarrollo y abrió la ruta del socialismo para América Latina. Esta revolución ha tenido una influencia tan radical sobre todo el cuerpo histórico del Continente que no es exagerado afirmar que ella marca la línea divisoria entre dos etapas fundamentales en la historia de América Latina. Después de la Revolución Cubana, el movimiento revolucionario en nuestros países ha avanzado extraordinariamente y el imperialismo se ha visto en la necesidad de introducir muchos cambios a su política hacia el continente, tanto en lo político, en lo económico y social como también en el terreno militar. La Revolución Cubana marcó la entrada del dominio imperialista y oligárquico en el periodo de su quiebra y desmoronamiento en América Latina.
En Perú la jefatura actual del ejército ha encaminado el país por una senda que rompe con la dependencia y sienta premisas para un futuro desarrollo no capitalista y hacia el socialismo. El triunfo de Allende en Chile continúa este proceso de ruptura con la dependencia y el reformismo y acrecienta la crisis del dominio imperialista y oligárquico en nuestro Continente. Los recientes acontecimientos en Bolivia, aún no definidos del todo en cuanto a su significación, constituyen otro quebrantamiento de la línea del imperialismo yanqui hacia América Latina, que puede llegar a profundizarse bajo la acción popular.
La tendencia nacionalista que crece en las filas de los ejércitos de estos países, es una muestra más de cómo, incluso, en su base de sustentación, el poder oligárquico e imperialista se resquebraja, ante la arrolladora dinámica del proceso revolucionario. Tal fenómeno, que se generaliza, ha venido a vigorizar a las fuerzas que luchan por la liberación de nuestros pueblos.
No hay duda, pues, de que nos encontramos en América Latina en un periodo de revolución y no en un periodo de evolución y que, por consiguiente, debemos entregarnos con seriedad y tesón a la tarea de impulsar el desarrollo de las fuerzas populares, preparándolas para las acciones decisivas por el poder, las cuales no deben considerarse en extremo distante.
El marco mundial
La crisis del poder imperialista y oligárquico en América Latina, forma parte la crisis general del sistema capitalista a escala mundial.
En el Sudeste Asiático, en Medio Oriente, en África, la lucha por la 1iberación nacional se alza a niveles sin precedentes. En Europa Occidental se ha llegado al final del breve y extraordinario periodo evolutivo que la reconstrucción de post-guerra permitió al capitalismo y los cimientos del poder de la gran burguesía monopolista comienza a ser estremecidos por reiterados y crecientes oleajes huelguísticos de la clase obrera y por masivas y violentas
protestas de la juventud. En los mismos Estados Unidos se ha desarrollado a niveles jamás igualados antes la lucha popular contra la criminal política guerrera del imperialismo, contra la discriminación racial y contra la pobreza.
Vivimos una época de revoluci6n a escala mundial; la época del paso del capitalismo al socialismo.
II- El Programa de “Reformas de Sánchez Hernández”
El programa que el gobierno de Sánchez Hernández se encuentra impulsando responde precisamente a la línea actual del imperialismo yanqui para América Latina, ha sido inspirado por él.
Sánchez Hernández ha oscilado varias veces entre las posiciones reformistas y las conservadoras. Las presiones de la oligarquía lo hicieron abandonar en 1968 el proyecto de reforma fiscal, bancaria y agraria, cuando aún se iniciaba (con la reforma al impuesto de vialidad serie “C”), y, más tarde, las mismas presiones lo obligaron a prescindir de sus Ministros reformistas. Las reformas que entonces pretendían impulsar el gobierno se encontraban bajo su signo anti-
oligárquico derivado del planteamiento de los reformistas burgueses “cepalistas” y del “Kennedysmo”. La orientación que Nixon imprimió a la línea yanqui hacia el continente ha permitido reconciliar con las oligarquías y ajustar el programa de reformas a lo que estas toleran. El actual programa de reforma que Sánchez Hernández anuncia, con tanto ruido, es de éste último tipo; ha sido
negociado ya en los fundamental con la oligarquía.
No obstante, no pueden considerarse del todo conciliados los intereses de la oligarquía y del imperialismo en el programa de Sánchez Hernández. El tono amenazante hacia la “iniciativa privada” del discurso presidencial del 15 de septiembre último, además de los propósitos demagógicos evidentes, parece también revelar que no todo ha sido aceptado por la oligarquía y que continúan vivas hasta cierto punto las contradicciones con ellas, las cuales pueden eventualmente agravarse. En pocas palabras, hay reconciliación pero no total, hay acuerdo entre el gobierno de S. H. y la oligarquía, para impulsar las “reformas” pero el acuerdo no es total.
Con el objeto de acelerar el programa de reformas neo1onialistas patrocinado por Sánchez Hernández, en la Asamblea se ha creado una Comisión Especial que tiene a su cargo tramitar con celeridad los proyectos, entre los que se destacan los siguientes:
-Ley de Fomento de Industrias de Exportación,
-Ley de Avenamiento y Riego
-Ley de Depósito, Distribución y Transporte de Petróleo.
Ya han sido aprobadas la Ley de Papel Sellado y Timbres, la Ley de Bancos, la Ley de Pesca de Altura y Gran Altura y la Ley de Creación del Fondo de Garantía para la Pequeña Industria. Se esta a la espera del proyecto de Ley de Reforma Agraria, tantas veces prometido.
Este programa esta calculado para causar impacto favorable al gobierno durante la próxima campaña electoral, con vistas a las triples elecciones de 1972.
III- Estado actual del conflicto con Honduras y su probable evolución.
El aspecto militar del conflicto con Honduras ha venido cediendo notablemente; los incidentes armados en la frontera se han reducido casi del todo y la zona desmilitarizada que fue pactada bajo el patrocinio de la OEA hace algunos meses, funciona al parecer satisfactoriamente para los fines que se propuso. Las presiones de la OEA (que son más que todo presiones del gobierno norteamericano), han venido forzando el entendimiento de los gobiernos de los dos países en otras esferas de su mutua relación: han sido restablecidas las comunicaciones telefónicas, telegráficas y postales; se rumora el pronto restablecimiento de relaciones diplomáticas y ha tenido lugar una sucesión de reuniones Ministeriales a nivel de Cancillerias y de titulares de Economía, tanto bilaterales como Centroamericanas, para abordar la solución de las consecuencias “de la guerra de las cien horas” en el terreno del mercado Común y la integración Centroamericana y en el funcionamiento de la ODECA. El gobierno hondureño, no obstante, se negó a participar en las recientes maniobras militan de “contra-insurgencia” del CONDECA, a lo largo de la costa centroamericana del Pacifico y se negó también a participar en la elección del nuevo Secretario General de la ODECA.
La reapertura del tramo hondureño de la Carretera Panamericana para el trafico de vehículos, personas y mercancías de El Salvador, lo mismo que la participación del gobierno de Honduras en el funcionamiento de los mecanismos de la ODECA, son pasos que no parece dispuesto a dar de inmediato el gobierno de López Arellano, ya que tienen que ver mucho con el estado de indignación anti salvadoreña y de exaltación del chovinismo que hay en Honduras, y que juegan un papel de influencia muy grande en el problema político interno, en especial para los planes de reelección del mismo López Arellano.
Por lo que respecta a la normalización del funcionamiento del Mercado Común Centroamericano, las negociaciones se prolongaran porque el gobierno Hondureño exige trato preferencial en materia de impuestos aduanales y en otros terrenos, que le permita acelerar el crecimiento industrial en su país y equipararlo con los más industrializados del área. El gobierno de Nicaragua, aunque menos tajante, demanda un tratamiento similar. Esta posición frente al mercomun y la negativa a participar en el funcionamiento de los organismos de la ODDECA están produciendo un reagrupamiento de los gobiernos Centroamericanos, tendiente a aislar al gobierno hondureño.
Antiguas contradicciones entre Honduras y Nicaragua, originadas en la disputa sobre territorios fronterizos, han experimentado cierta reanimación en las últimas semanas, aunque es improbable que lleguen a extremos de gravedad, dadas las buenas relaciones personales entre López Arellano y Anastasio Somoza h.
Hay un acercamiento entre Sánchez Hernández y Arana Osorio y ello repercute enfriando las relaciones de este ú1timo con López Arellano. Guatemala ha sido el segundo vendedor de productos industriales a Honduras (después de El Salvador) y una vez cortado el comercio con nuestro país, los empresarios establecidos en Guatemala tendieron a llenar el vacío en el mercado hondureño con sus productos; pero el gobierno de López Arellano, bajo la presión de los industriales de su país, ansiosos corno han estado siempre de eliminar la competencia proveniente del área centroamericana, para abrirle paso su propio crecimiento, estableció impuestos aduaneros y ha aplicado distintas medidas para retardar la entrada y circulación de las mercaderías de Guatemala. En esto radica precisamente el origen del distanciamiento entre López Arellano y Arana Osorio.
En cuanto a las repercusiones políticas internas de la guerra en ambos países hay notables diferencias.
En Honduras no hubo un fortalecimiento neto del gobierno y se han agudizado sus contradicciones con la oposición, las cuales se ven acrecentadas por los graves problemas que confronta la economía hondureña y que han conducido a una elevación en flecha del costo de la vida. Especial conflicto se ha creado el gobierno con los campesinos, ante quienes justificó la expulsión de los salvadoreños que vivían y ocupaban tierras en Honduras, ofreciéndoles a ellos esas
tierras. Los campesinos hondureños no han recibido absolutamente nada de esa promesa, sino que, al contrario, han sido reprimidos salvajemente al realizar acciones de toma de tierra. Son reveladores de tal situación, los asesinatos de varios dirigentes a nivel local de la asociación Nacional Campesina (ANACH ), perpetrados en el mes de mayo pasado. Por su parte, los campesinos han respondido con una decisión firme de lucha, ocupando violentamente la tierra en varios lugares del país.
El imperialismo y la oligarquía en Honduras buscan una salida conciliadora a las contradicciones políticas, propiciando un pacto entre el Partido Liberal y el Partido Nacional para que se repartan por un largo plazo la sucesión alternada de la Presidencia de la República, (como en Colombia), pero tales esfuerzos conciliadores no han encontrado éxito hasta hoy y el problema político continúa
agudizándose, a medida que se hace evidente la intención de López Arellano de continuar en el gobierno. El Partido oficial se ha dividido por la candidatura del Coronel Armando Velásquez Cerrato, quien hace frontal oposición 1as pretensiones continuistas de López Arellano. Su movimiento y otros sectores oposicionistas han sido objeto de la represión policial en los últimos días. Velásquez Cerrato tiene antecedentes como elemento derechista, que ha estado entregado a la conspiración golpista durante años, pero hoy levanta las banderas del reformismo nacionalista y se muestra favorable al entendimiento con las fuerzas populares. A causa de esta crisis política no hay ahora de parte del gobierno hondureño un programa definido que oriente su acción en los diversos campos.
En El Salvador la guerra contra Honduras elevó el prestigio de los militares, la influencia política del gobierno y de su partido, todo lo cual pudo medirse en las elecciones del 8 de marzo pasado.
Basándose en el crecimiento de su influencia política, el gobierno de Sánchez Hernández parece tener la iniciativa frente a una oposición menguada por las elecciones de marzo y dispersa en cuanto a la acción. El imperialismo yanqui ha reforzado grandemente su influencia en el gobierno de Sánchez Hernández y esta impulsando a éste a poner en ejecución el Programa de leyes al que ya nos hemos referido.
En cuanto al conflicto con Honduras, puede decirse que en El Salvador el gobierno tuvo la iniciativa para la guerra y tiene hoy la iniciativa en cuanto a la pacificación; en ambos casos la línea que se aplica no corresponde a los intereses de las grandes mayorías sino a los intereses del imperialismo y la oligarquía, mientras las fuerzas democráticas y populares no hemos podido influir en una ni otra situación.
El costo de la vida se ha elevado en El Salvador, la desocupación es extensa, aunque inferior a las previsiones hechas en los días subsiguientes al conflicto. Las consecuencias del cierre del Mercado hondureño y otros problemas económicos derivados de la guerra, fueron compensados en parte por la fuerte elevación de los precios del café y el mejoramiento de los precios del algodón y del azúcar en el mercado internacional, y también por el incremento de exportación fuera del área centroamericana. Todo esto ha contribuido a que el gobierno de Sánchez Hernndez mantenga la iniciativa y haya ensanchado su base política.
Pero por otra parte, el fuerte aumento en los precios de los artículos de primera necesidad que se esta experimentando desde la aplicación de la Ley de Papel Sellado y Timbres, tiende a fomentar el descontento popular y a dar base a los progresos de la oposición en sus esfuerzos por recuperar el terreno electoral perdido. El gobierno, según se sabe, esta preparando un decreto que aumenta un poco el salario mínimo en el campo y quizás también en. la ciudad, para contrarrestar los efectos políticos de las alzas en los precios de la subsistencia y permitirse mayor margen de maniobra política en esta situación.
El chovinismo y los odios anti-hondureños han calado en las masas, su presencia se deja sentir de distintas maneras, aunque este fenómeno ha amenguado bastante en sus manifestaciones visibles. El chovinismo salvadoreño subyace en las conciencias y tiene rasgos de “chovinismo de gran potencia” y es, sin duda, un fenómeno que seguirá jugando un papel en el proceso político durante mucho tiempo.
No obstante las condiciones favorables con que cuenta el gobierno de Sánchez Hernndez para mantener su estabilidad y enfrentar ventajosamente las triples elecciones de 1972 , han comenzado a perfilarse ya las contradictorias aspiraciones presidencialistas de varios jefes militares, entre las que se destacan los intensos preparativos que hace a su favor el General Medrano. La lucha por la sucesión presidencial es capaz de originar o avivar fuertes contradicciones en el seno de las fuerzas armadas y del Partido oficial. La candidatura de Medrano, por otra parte, surge como un factor que puede favorecer la amplia unificación de fuerzas opositoras.
La superación total de los problemas que tiene planteado el Mercomún y demás planes integracionistas, no podrá alcanzarse a breve plazo. Ello depende de los factores siguientes:
a) La sucesión presidencial en Honduras
b) La intransigencia o la flexibilidad del gobierno hondureño en sus demandas para recibir trato preferencial en la integración.
c) El agravamiento de las actuales contradicciones entre Honduras y Guatemala y entre Honduras y Nicaragua o su atenuamiento.
Según como evolucionen estos factores, podría reforzarse o debilitarse la actual tendencia a aislar a Honduras; y si ella se refuerza, tendrá repercusión poderosa sobre la situación interna de ese país, favoreciendo el desarrollo e influencia de las fuerzas democráticas y populares y forzando cambios en el gobierno, ya sea por golpe militar u otros medios. De todas maneras, el gobierno del vecino país se vería obligado a tomar decisiones de importancia para enfrentar los apremiantes problemas económicos.
Costa Rica primero y luego Nicaragua, se encuentran impulsando las relaciones comerciales con los países socialistas (Costa Rica con la URSS, y Nicaragua con Rumania) esta tendencia tomar cuerpo y se extenderá a toda la región en los próximos 5 años, habida cuenta de los crónicos problemas que confrontan el comercio de las materias primas agrícolas en el mundo capitalistas y de los planes en boga para el establecimiento de industrias de “exportación” , cuyos productos están destinados a venderse fuera del área centroamericana.
IV. LA SITUACION DE LAS DIVERSAS FUERZAS POLITICAS Y SOCIALES EN NUESTRO PAIS.
En comparación con el comienzo la década de los años sesenta, la organización e influencia de las organizaciones de masas (sociales y políticas) han experimentado cambios de consideración.
1. A principios de la década que acaba de concluir, la organización sindical se enmarcaba en la CGTS y la CGS. Ambas centrales (más la primera que la segunda) eran en extremo débiles. La CGTS se reducía a unos pocos sindicatos, en su mayoría de obreros artesanales, cuyo movimiento, pujante en otra época, se encontraba
ya a esas alturas en franco desmoronamiento. La CGTS declinaba por esta causa, a la cual se sumaban la ofensiva del gobierno en su contra, así como también los errores de sectarismo, que alejaron a los trabajadores más atrasados políticamente, 1levándose varios sindicatos al lado de la CGS. Al debilitamiento de la CGTS, también contribuyó la crisis insalvable de los talleres artesanales frente a la masiva importación de productos industriales y a la instalación de fábricas en el país.
La CGS, aunque habla extendido su influencia por medio de la organización de sindicatos de obreros industriales, no podía entonces desplegar una fuerza importante de presión, puesto que se encontraba y se encuentra aún, bajo el control del gobierno y del imperialismo yanqui por medio de la ORIT y, además porque la clase obrera industrial, de muy reciente formación (con excepción del sector textil) era todavía incapaz de generar tensiones. El último movimiento huelguístico registrado en nuestro país se remontaba al año 1946 y a principios de los años 1960 la posibilidad de que se realizaran huelgas era remota.
A fines de la década pasada el panorama había cambiado notablemente. En 1965 desapareció la CGTS, después de que ella llegó a un acuerdo con un grupo de Sindicatos grandes de obreros industriales, encabezados por la UTF, para constituir la Federación Unitaria Sindical de El Salvador (FUSS) y esta central pronto adquirió prestigio por su fidelidad a los intereses de la clase obrera, por sus métodos combativos y unitarios de acción, y se ensanchó orgánicamente con cierta celeridad. En 1968 la FUSS dio origen a la FESTIAVTSCES, como parte de un plan para llegar a constituir una Confederación (para lo cual se necesitan 3 Federaciones).
La CGS se ha debilitado a causa del desprendimiento de sindicatos, que ha ingresado a la FUSS o se quedaron independientes, y a causa de la división interna de sus filas por la disputa entre sus dirigentes.
Además de la FUSS—FESTIAVTSCES y la CGS está la FESINCONTRANS (desprendimiento de la CGS bajo el control del IADSL) y la FESTRAS, (también influida por DL—IESCA) que agrupo a la antigua UNOC (Unión de Obreros Cristianos), que en realidad nunca llegó a tener significación organizativa ni política, agrupando a uno de los sindicatos del transporte y a un pequeño sindicato de la Construcción.
El imperialismo venía canalizando su actividad divisionista sobre el movimiento sindical latinoamericano por medio de la ORIT. Por ese medio se vertía el estipendio en dólares para pagar y preparar dirigentes, para corromper y mediatizar el movimiento sindical. Pero a comienzos de la década anterior fue a organizado el IASDL (y su sección centroamericana IESCA), como una agencia del gobierno de los Estados Unidos en combinación con ejecutivos de los grandes monopolios. Esto agencia ha puesto a su servicio a algunos cuadros que antes trabajaban para la ORIT y se dedica a formar lideres ideológicamente fieles al imperialismo (al menos es la pretensión). El instituto subvenciono a aquellos círculos de dirigentes sindicales considerados más convenientes y confiables para el trabajo del imperialismo en el movimiento sindical. Los aportes económicos del gobierno yanqui a la ORIT y de ésta a las centrales divisionistas ha sido mermada. Todo esto ha provocado los disputas y la división en la CGS y también en otras nuevas centrales formadas en nuestro país.
En la segunda mitad de la década comentada se organizaron los trabajadores de la ANDA y del Instituto Salvadoreño del Seguro Social. Estas organizaciones junto con otras que cuentan con fuerte número de afiliados, cono el Sindicato de la IUSA y el Sindicato de la Industria Eléctrica (SIES), se mantienen al margen de las centrales; pero simpatizan con la FUSS-FESTIAVTSCES y realizan con estas federaciones acciones conjuntas.
Durante los últimos tres años de la década pasado comenzaron a constituirse organizaciones de trabajadores agrícolas. Algunas de ellas han sido organizadas por la FUSS-FESTIAVTSCES, pero la mayoría han surgido bajo el patrocinio del clero católico (FECCAS) o del IASDL-IESCA ( “UCU” Unión Comunal Usuluteca y otras en el país). Es de importancia señalar que en los últimos años se han organizado algunos sindicatos legales de trabajadores agrícolas, como el de los Avícolas y el de la Hacienda El Ángel, .Ya antes la CGS había organizado sindicatos en beneficios de café e Ingenios azucareros.
En enero de 1967, después de una serie de avances de las fuerzas revolucionarias en el movimiento sindical y después de madurar los imprescindibles factores objetivos, estalló el movimiento huelguístico de los obreros industriales. Las huelgas hablan desaparecido desde l946 a causa de los cambios operados en la composición del proletariado de la ciudad y el campo y de factores políticos (represiones, debilidad prolongada de nuestro Partido, etc.).
El movimiento sindical es todavía débil, si se le compara con el conjunto de la masa trabajadora de la ciudad y el campo que aún esta desorganizada; pero su capacidad para actuar como fuerza de presión es grande, como ha podido constatarse por la Huelga General Progresiva en abril de 1967, por la Huelga de ANDES a principios de 1968 y por otros movimientos huelguísticos.
El movimiento huelguístico abrió una nueva etapa de desarrollo del movimiento revolucionario en nuestro país, iniciando el desplazamiento de la hegemonía en el movimiento revolucionario desde los círculos estudiantiles y pequeño burgueses en general, hacia la clase obrera, la esencia clasista del movimiento revolucionario se ha reforzado.
Este desplazamiento de la hegemonía y ese reforzamiento de la esencia clasista proletaria, están en la base de las disensiones aparecidas en nuestro movimiento revolucionario; sin descartar desde luego la gran influencia del fenómeno internacional.
2. Durante la década pasada se experimentaron cambios notables también en cuanto a las organizaciones políticas.
No existían partidos políticos permanentes de masas hasta 1960. Durante la década pasada surgió y se desarrolló el PDC, mientras fue reconstruido el Partido oficialista, después de haber sucumbido el PRUD bajo los go1pe de la lucha de masas que derribó a Lemus. También en los últimos años han surgido otros partidos menores que participan del juego electoral, tales son, el MNR, UDN, PPS.
La reforma a la Ley Electoral, aceptando el sistema de la representación proporcional en la Asamblea Legislativa, aprobada en 1963, fue un factor de estimulo para la organización y desarrollo del PDC.
El acostumbramiento de las masas a concurrir a elecciones ha avanzado lentamente desde un 20-25% en las elecciones de 1961, a más de un 43% en las del año en curso. El abstencionismo aún es muy grande, especialmente en el campo; sus causas deben ser analizadas por nosotros a fin de adoptar una actitud hacia el fenómeno, pues creemos que no puede achacarse, totalmente al atraso y la apatía política.
El movimiento revolucionario que en los años finales de la década de los 50 había comprendido a tiempo la necesidad de contar con un partido de masas de ser posible legal, organizando el PRAM, desprecio después esta tarea en aras de la supuesta inmediatez de otras formas superiores de lucha. Aunque no puede disminuirse como factor adverso la obstinada negativa del gobierno a reconocer la legalidad del PRAM y el PR, así corro también los efectos de la ilegalización del PAR en 1967, debernos reconocer que nuestros esfuerzas para organizar, mantener y desarrollar un partido revolucionario de masas no han sido persistentes durante los últimos 10 años. En la base de nuestra actitud inestable hacia esta tarea han estado la sucesivas oscilaciones ideológicas que hemos sufrido entre 1960 y 1970 y en los últimos tiempos las discrepancias surgidas en el seno de nuestro movimiento.
El rezago de la organización del Partido revolucionario de masas se deja sentir en distintos aspectos de nuestro trabajo por llevar a la clase obrera el papel hegemónico que le corresponde desempeñar y es muy sensible su repercusión negativa sobre nuestros esfuerzos por organizar a las masas del campo donde el movimiento cristiano, apoyándose en gran medida en los avances del PDC, nos ha aventajado sin lugar a dudas.
3. Durante los últimos 5 años se ha venido perfilando en nuestro país un sector progresista entre el clero y sus actuaciones se han dejado sentir con creciente vigor. El centro principal de este sector se encuentra en la Diócesis de San Salvador, donde se apoya en un grupo de curas sa1vadoreos y alguno extranjeros, españoles y belgas especialmente.
En otras Diócesis hay también algunos curas progresistas, pero sus actividades no se dejan sentir suficientemente a causa de la limitaciones que le imponen sus obispos reaccionarios.
Las actividades organizativas y propagandísticas de los curas progresistas, se realizan principalmente entre los campesinos (en el sentido estricto de la palabra), entre los estudiantes universitarios y otros sectores de la juventud.
Durante todos éstos años los curas progresistas han impulsado el apoyo electoral al PDC, pero ha surgido entre ellos disconformidad y descontento por la inconsecuencia de los dirigentes de ese partido para sostener una línea de lucha activa por cambios, no sólo en periodos electorales. Entre las posiciones del PDC y de los curas progresistas en cuanto al problema agrario y la reforma agraria, por ejemplo, hay una notable diferencia; la posición del PDC es moderada y sobre todo ambigua, la de los curas es clara y radical, como quedó evidenciado por las ponencias ante el Congreso Nacional de Reforma Agraria en enero de este año.
La Federación de Campesinos Cristianos Salvadoreños (FECCAS), organizada hace unos tres o cuatro años, surgió con el patrocinio de este sector, cuenta con Federaciones de Ligas Campesinas en Suchitoto y Cojutepeque, así como también con Ligas dispersas en otros Departamentos (La Paz especialmente) y ha realizado su Tercer Congreso Nacional hace poco (21 al 26 de septiembre de 1970).
La FECCAS ha venido ligada a la FESTRAS, la cual incluyó al Sindicato del Transporte que dirige René Barrios Amaya. Este Sindicato firmó un convenio de cooperación con la FECCAS durante su último Congreso.
En cuanto al movimiento estudiantil y juvenil, los curas cuentan con un centro de formación e influencia en el edificio de la ACUS: el “CESPROP”. Todos o casi todos los actuales dirigentes de la Juventud del PDC han recibido esa educación y algunos de ellos forman parte de la Directiva Nacional de ese Partido, desde la Convención de mayo de este año.
El movimiento de los curas progresistas en nuestro país es por una part6 reflejo de las reformas que la Iglesia inició con las Encíclicas de Juan XXIII y Paulo VI, de las cuales el Concilio Vaticano II confirmó y dio fuerza obligatoria; pero más profundamente se encuentran sus causas en el mismo proceso revolucionario mundial y latinoamericano en particular. La lucha de c1ases en nuestro país, al desarrollarse, ha dado base a que se perfilen y broten con nitidez estas corrientes y movimientos. No es casual que precisamente a partir de 1967, cuando aquí el movimiento huelguístico y la campaña presidencial del PAR elevaron la significación y el volumen de la lucha de clases del proletariado, fue que se iniciaron los trabajos conforme a programas y la actuación pública del movimiento de curas progresistas.
El contenido clasista de este movimiento es predominantemente pequeño burgués, pero la influencia de las posiciones más avanzadas, proletarias, se dejan sentir entre algunos de los curas y tienden a radicalizar su movimiento y acercarlo a la unidad de acción con el movimiento revolucionario encabezado por nosotros. Esta tendencia es positiva y nosotros debemos ir a su encuentro.
No obstante, no debemos perder de vista que este movimiento, como todos los movimientos pequeños burgueses revolucionarios, lleva en si la disputa de la hegemonía en el movimiento popular por la revolución nacional liberadora y que es una tarea estratégica nuestra conquistar la hegemonía por el proletariado y su Partido.
Hemos concedido espacio amplio al movimiento de los curas progresistas por dos razones: primera, no es muy conocido por nosotros y debemos profundizar en la discusión sobre el mismo a fin de adoptar una posición y, segundo, ese movimiento tiene influencia decisiva en la juventud del PDC y, creciente inf1uencia
en el naciente movimiento campesino.
4. En los pasados 10 años se han operado cambios significativos en la Universidad. A comienzos de los años 60 el alumnado llegaba apenas a unas 2,700 personas, en la actualidad bordea los 10,000. La reforma iniciada en 1963 bajo la rectoría del Dr. Castillo promovió la reorganización académica y administrativa. Los contenidos de la enseñanza universitaria se han vuelto en cierta medida avanzados.
La Universidad ha instalado dos centro regionales, uno en Santa Ana y otro en San Miguel y su actividad cultural y el surgimiento en esos lugares del movimiento estudiantil, tienen importancia para la ampliación del movimiento popular y la difusión del pensamiento avanzado.
Como contrapartida al avance democrático y revolucionario en la U.,fue constituida la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (Católica), en 1965;pero entre sus estudiantes y catedráticos (en particular curas españoles) ha tomado cuerpo un movimiento progresista. En el Congreso Nacional de Reforma Agraria su Delegación sostuvo posiciones avanzadas y hace pocos días ha tomado la dirección del movimiento estudiantil, en las elecciones últimas, un frente que se considera a si mismo como revolucionario.
No obstante estos progresos en el frente universitario, se ha operado en fuerte medida una disminución de la importancia del movimiento estudiantil como centro de agitación y promoción revolucionaria a escala de masas fuera de la Universidad.
En comparación con los principios de la década pasada, el movimiento estudiantil pesa ahora menos en el curso de los acontecimientos políticos.
Esto tiene su origen en varias causas:
a) El desarrollo de partidos políticos que agitan banderas populares, como el PDC y brevemente el PAR.
b) El desarrollo del movimiento obrero.
c) El recargo de las tareas académicas, en particular para los estudiantes, que ha tomado lugar como parte de la reforma universitaria.
d) La fuerte composición pequeño-burguesa acomodada del estudiantado, que no se ha debilitado sino fortalecido, pese al sistema de becas.
e) La total desorganización del movimiento revolucionario estudiantil orientado por nosotros, bajo la doble influencia de los errores del Partido y del izquierdismo anti-partidista difundido durante los últimos años en la América Latina.
La liquidación orgánica del movimiento revolucionario estudiantil ha venido acompañada de una extrema dispersión ideológica entre los estudiantes. Hay pequeños avances y síntomas que permiten predecir la superación de esta situación a un plazo no muy largo, pero hacen falta de nuestra parte ideas clara de lo que allí se necesita hacer y planes concretos de trabajo.
Además, nuestros cuadros en la U. (en su mayoría catedráticos y muy poco estudiantes), se encuentran absorbidos y se dejan absorber -sin plan ni conveniencia partidaria- dentro de tareas docentes y administrativas.
Con motivo de las próximas elecciones de Rector y Decanos, a efectuarse a principios de 1971, se ha iniciado en la U. el reagrupamiento de las Fuerzas. Este es un momento propicio para que emprendamos una ofensiva por reconstruir nuestra influencia en el movimiento estudiantil, pero tal esfuerzo deberá realizarse cambiando allí nuestros tradicionales métodos, que en realidad han hecho crisis. El método de dirigir los organismos y publicaciones estudiantiles a control remoto, por miembros de la misma dirección del Partido, que no están directamente vinculados a la U., debe ser sustituido por un trabajo serio para formar cuadros estudiantiles con elevado espíritu de partido y capaces de conducir por si mismos los mencionados organismos.
El método de trabajar hasta el agotamiento en periodo electorales, o cuando la ocasión es excitante, pero hundirse en el letargo en los tiempos “grises” debe sustituirse por un estilo de trabajo permanente, sin ofuscaciones, pero capaz de avanzar, paso a paso, de modo seguro. A favor de esta posibilidad esta el hecho de que contamos con un núcleo de cuadros de partido que laboran como catedráticos e instructores, pero que hicieron ya su experiencia en el trabajo estudiantil, conocen sus debilidades y posibilidades y pueden asegurar el surgimiento de un estilo nuevo e inculcarlo a la joven membresía que reclutemos para el P. C. y la J.C. Desde luego que ello es posible a condición de que se asegure que éstos cuadros adopten una elevada actitud responsable frente a sus deberes partidarios y abandonen el criterio espontáneo y despolitizado de dejarse absorber ilimitadamente por la docencia y la administración, al punto de que puede más la insinuación del Rector, de un Decano o Jefe de Departamento, que los llamamientos de la Dirección del Partido, para determinar la utilización del tiempo de estos compañeros, incluso fuera de los horarios de jornada de trabajo.
El encierre del movimiento estudiantil en la Ciudad Universitaria perjudica gravemente su capacidad de contribuir al fortalecimiento del movimiento popular, perjudica la influencia del proletariado sobre los estudiantes y la intelectualidad en general, perjudica la formación comunista de nuestros cuadros, y mantiene condiciones favorables para el trabajo antipartidista que promueven no solo elementos equivocados, sino también agentes enemigos. Es una necesidad urgente vincular al movimiento estudiantil universitario en general a las luchas populares, especialmente al movimiento obrero y rural.
Debe nuestro trabajo universitario tornar en cuenta también a la Universidad Católica, para lograr que este conglomerado participe en las luchas generales del pueblo.
Otros sectores de la Juventud salvadoreña han desarrollado durante el periodo que examinamos su grado de organización política, social y recreativa, aún cuando eso no se traduce todavía en un movimiento juvenil realmente masivo y unido, siendo las organizaciones existentes poco conocidas por los jóvenes en general.
En lo que a nosotros se refiere , el Partido cuenta desde 1960 con un frente juvenil -antes VJS, hoy UJP- que si bien ha participado activamente en las luchas populares de los 10 años transcurridos desde entonces, todavía esta lejos de ser el bastión juvenil que el Partido necesita para influir, orientar y movilizar a grandes sectores juveniles. Al contrario, en estos momentos pasa por uno de los periodos más críticos, urgiendo la ayuda y asistencia del Partido en su conjunto (Dirección y base) para lograr que supere los escollos que hacen difícil su desarrollo.
La otra organización política más conocida, es la Juventud Demócrata Cristiana, que existe desde hace varios años, pero su actividad sólo se deja sentir en periodos de elecciones. El desarrollo del pensamiento avanzado progresista en su seno, principalmente entre sus dirigentes, h influido mucho en la adopción por el PDC de posiciones progresistas en lo que se refiero a cardinales problemas del país, así como en la adopción de una política de unidad de esa organización con otras fuerzas que hace prever la posibilidad de que llegue a convenir algunas luchas conjuntas con el movimiento de la izquierda.
Últimamente, han surgido otras organizaciones juveniles con inclinaciones políticas, al amparo de la obra que los curas progresistas vienen realizando, así tenemos a la Juventud Obrera Cristiana y a la Juventud Estudiantil Cristiana que, sin ser representativas en cuanto a fuerza, trabajan activamente por hacer crecer sus filas y capacitar a sus afiliados.
La existencia de clubes y asociaciones culturales o recreativas de jóvenes abunda por todos los rincones del país.
En el último año, el gobierno, por intermedio del Ministerio de Educación, hace grandes esfuerzos y derrocha toda clase de recursos por atraer a los estudiantes de secundaria a la organización oficialista denominada Círculo Estudiantil, el cual programa actividades deportivas, bailables, artísticas, que entusiasman a la juventud, habiendo conseguido ya importantes éxitos en la ciudad., a tal grado, que para el próximo año fundaran filiales en otras ciudades del país. Al elaborar una estrategia para el trabajo juvenil, nuestro partido deberá tomar muy en cuenta la competencia del gobierno por atraer a los jóvenes.
Un hecho importante ocurrido a mitad de la década pasada fue la formación de ANDES 21 de Junio, que agrupa a la mayoría de maestros de primaria y secundaria que laboran en los centros oficiales. A pocos años de su formación, ANDES ha sido protagonista de inolvidables jornadas de lucha que han rescatado al magisterio de la influencia del gobierno y lo han convertido en un sector valioso en las luchas del pueblo.
La línea democrática de ANDES -aún con las vacilaciones que le imprimen sus principales dirigentes- ha chocado con la orientación gobiernista que viene jugando la otra organización magisterial (AMAD), la cual fue creada con protección y el financiamiento oficial y juega un papel traidor que busca dividir a los maestros. Sin embargo AMAD no ha tenido mucho éxito en la despreciable tarea que realiza por encargo.
El Partido debe seguir prestando bastante atención a este sector y particularmente a su organización representativa, procurando superar las debilidades, deficiencias y errores que se han cometido y que han reducido la influencia que nuestros compañeros habían ganado con mucho esfuerzo y sacrificio.
El sector femenino es uno de los más desorganizados del país. La mujer no sólo está la margen de la vida política, sino que también es uno de los más despolitizados. La mujer lleva además sobre sus hombros la carga de prejuicios semifeudales que la discriminan y la ponen en un plano de inferioridad con relación al hombre.
El incremento de las relaciones capitalistas de producción ha exigido la mayor participación de la mujer en el proceso productivo, lo cual ha incorporad a algunos sectores femeninos a la lucha sindical. Sin embargo, ese fenómeno, todavía sigue siendo poco notable.
En los 10 años transcurridos desde 1950 se han formado 2 organizaciones populares de mujeres, que buscaron convertirse en abanderadas de las reivindicaciones de la mujer. Sin embargo, poco consiguieron en tal propósito.
La primera es Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, organización influenciada por nosotros que después de 12 años de existencia, se encuentra ahora reducida a su mínima expresión. En la base de su debilidad esta la ausencia de una adecuada línea del Partido para ese frente, las dificultades muy peculiares del sector femenino, así como la influencia desorganizadora que la escisión en el movimiento revolucionario tuvo dentro de dicha organización.
La otra, que es miembro de la Unión Americana de Mujeres, representa los intereses de las clases dominantes. Su actividad gira alrededor de obras de beneficencia y de programas de diversión para sus socias.
Los problemas, que este frente confronta deben servir de acicate a nuestro Partido para encontrar la fórmula política y organizativa adecuada para impulsar la organización y orintaci6n revolucionaria de las masas populares femeninas, y su activa incorporación a la lucha de la clase obrera y del pueblo en general. En esta tarea principal papel habrá de jugar el comprender las peculiaridades de este sector dentro de una sociedad hostil a la organización y la liberación política, económica y social de la mujer.
Durante los últimos 2 o 3 años se han organizado en nuestro país algunos grupos que han hecho suya la línea ultra-izquierdista del foco guerrillero urbano ó rural. Uno de esos grupos ha intentado incluso algunas operaciones de “recuperación” y han sufrido bajas fatales.
Un pequeño grupo de miembros de nuestro Partido, incluyendo algunos de su Comité Central, llevaron sus discrepancias con el resto de la Dirección al punto de la renuncia del Partido a comienzos del presente año, para dedicarse también a trabajar por esa línea.
En la Universidad tienen estos grupos su mayor fuente de estimulo ideológico y su fundamento social.
La experiencia de tales grupos ha planteado para nosotros lo necesidad de definir una posición y toda una política hacia ellos, y no basta con declararnos partidarios de la unidad de todas las fuerzas y organizaciones anti-imperialistas, anti-oligárquicas y revolucionarias, no basta con declamaciones acerca del enemigo común y de la lucha en su contra. Es necesario formular una política concreta hacia esos grupos en conjunto y hacia cada uno de ellos en particular, fijando a esa política objetivos definidos a alcanzar.
Los fundamentos generales de esa política, vá1ido para todos esos grupos pueden ser éstos:
a) Llamarlos públicamente a la Unidad de acción en puntos concretos, y discutir con ellos la cooperación, sin prejuicios ni actitudes sectarias de nuestra parte; incluso con cierta tolerancia respecto de sus desplantes característicos, “No agarrar la vara” de sus punzadas, ir siempre al fondo de los asuntos, hacer siempre propuestas constructivas y prácticas para la cooperación y la unidad de acción contra los enemigos comunes.
b) Llevar adelante una lucha ideológica sistematizada contra las posiciones ultra-izquierdistas, sin permitir que esa lucha degenere en personalismo y en el uso innecesario de calificativos.
Debemos incrementarse la difusión de materiales teóricos y debe polemizarse por escrito sobre las posiciones de los ultra-izquierdistas en nuestro país, cada vez que ello sea necesario. La polémica oral no debe permitirse cuando surge espontáneamente pero debe organizarse cuando las circunstancias lo demanden (mesas redondas, seminarios, etc.)
c) Debemos estar altamente vigilantes para no permitir que surja entre nosotros el espíritu infantil de “demostrar a los ultra-izquierdistas que nosotros también sabemos y podemos realizar acciones cono las que ellos propugnan y que tenemos suficiente valentía para hacerlo”, aunque tales acciones no sean necesarias ni convenientes en un momento dado.
ch) Si estos grupos iniciaran las actividades que han anunciado, nuestra posición aprobándolas, criticándolas (en privado o en público), deberá decidirse en cada caso, teniendo en cuenta invariablemente para ello, la conveniencia para el desarrollo del movimiento revolucionario de masas.
Algunos de esos grupos se encuentran infiltrados a todo nivel por agentes policiales y frente a ellos nuestra posición deber ser especifico; incluso tendremos que tomar medidos para desenmascarar o esos agentes enemigos.
Las relaciones con los grupos infiltrados no deben hacerse prácticas mientras este problema no sea superado.
En toda polémica con esos grupos debemos señalar al enemigo y argumentar desde posiciones claras, ante todo en el sentido de que debemos reconocer donde pasa la línea que divide antagónicamente al imperialismo y la oligarquía por una parte y al pueblo por la otra. Nuestros ataques deben concentrarse contra el enemigo, combatiendo las concepciones equivocadas de los ultra-izquierdistas y llamándolos a la unidad de acción con todas las fuerzas populares.
En todo caso, sin embargo, no debemos dejarnos arrastrar en ningún momento a una polémica absorbente o distraccionista con esos grupos.
V. LOS METODOS DEL ENEMIGO Y DE OTRAS FUERZAS Y NUESTROS METODOS.
En comparación con la década de los años cincuenta, durante los sesenta experimentaron cambios notables, los métodos de acción política entre las masas del imperialismo y el gobierno.
Durante los años cincuenta, el trabajo directo de masas del enemigo se centraba en el movimiento sindical, confiaba sobre todo en la paga de salarios a los lideres divisionistas y en la corrupción de otros. Las campañas electorales carecían de profundidad política, se apoyaban en la propaganda personalista y en los almuerzos y el transporte en camiones para el electorado rural.
El trabajo sindical del enemigo durante los últimos 10 años ha rebasado los círculos de los líderes y abarca a miles de trabajadores mediante los cursos y seminarios del IADSL-IESCA. Además ha rebasado el limite urbano y trabaja en el campo, fomentando distintos tipos de organización: Cooperativas de consumo o de producción, comités pro-mejoramiento cantonal, etc. Para estos fines cuenta con organismos tales como ABC, F0CCO, CARITAS, ACCION CIVICA MILITAR, clubes, IESCA, etc. Todas estas instituciones y organizaciones cuentan con equipos de cuadros especialmente adiestrados( trabajadores sociales, cursillistas, funcionarios, etc.)
• En las ciudades (en especial San Salvador)se promueve la organización de asociaciones de vecinos de las Colonias marginales, se organizan cooperativas de ahorro ó consumo.
Los cuadros del “Cuerpo de Paz” de los EE.UU. participan ampliamente en todo este trabajo en las ciudades y campos.
El Ministerio de Educación ha organizado un trabajo que está cobrando gran extensión con los jóvenes de educación media con variadas actividades deportivas, culturales, artísticas, recreativas, etc.
El partido oficial ya no confía sus campañas políticas exclusivamente a. presiones. de la Guardia Nacional y de las patrullas, a los camiones, los almuerzos, las pelotas; sobre todo desde la campaña presidencial de 1966-67, hace uso de una propaganda demagógica que habla de “cambios’, “reforma agraria”, etc. Como dijimos atrás, el gobierno cuenta hoy con un programa enmarcado dentro la línea neocolonialista actual del imperialismo para el continente.
El PCN ha incorporado a varios miles de elementos de la burguesía mediana y pequeña de la ciudad y el campo, profesionales y otros elementos de las capas medias, y también a líderes sindicales bajo la influencia de ORIT, IADSL, IESCA a los escalones de dirección nacional y local. Militares de baja han sido incorporados también a los organismos directivos del partido oficial. Si se le compara con el PRUD, el PCN lo aventaja en cuanto a la dimensión de su base social y en cuanto a sus métodos de trabajo entre las masas.
El imperialismo realiza un extenso, trabajo ideológico y organizativo entre las masas mediante los activistas profesionales de diversas sectas, religiosas, entre los que hay muchos cuadros de origen nacional adiestrados ya para la tarea.
Otras fuerzas actuantes en la política nacional (el PDC y el sector progresista del clero católico) han mejorado también notablemente sus métodos de trabajo entre las masas, adiestrando centenares de activistas.
Durante los años cincuenta y todavía en los primeros de la década pasada, nuestros métodos se relacionaban principalmente con la agitación (mítines y manifestaciones) y encontraban una buena respuesta. El movimiento que propició el derrocamiento de Lemus se realizó casi exclusivamente a base de mítines y manifestaciones y el FUAR encontró en esas actividades la fuente para su reclutamiento y el medio para desarrollar presión. Ahora los mítines y manifestaciones por si solos han perdido vigor y no puede considerárseles, ni mucho menos, formas principales de trabajo con las masas; siguen siendo muy importantes como medios de comunicación y agitación, en ciertas circunstancias (huelgas de ANDES por ejemplo), constituyen medios importantes de presión. Pero hoy necesitamos desarrollar y mejorar nuestros métodos, basando nuestro trabajo en centenares de activistas y cuadros adiestrados adecuadamente, que desenvuelven su labor en íntima relación diaria con las masas y no sólo desde la tribuna o la mesa de redacción de la propaganda escrita.
Es una exigencia perentoria para el desarrollo de la lucha de clases en nuestro país, la renovación de nuestra metodología de trabajo con las masas. Debemos organizar seriamente la respuesta, al enemigo en este terreno y aceptar el reto que ello implica a nuestra capacidad creadora y a nuestra eficiencia.
Extraer de las masas a los mejores elementos (principalmente proletarios y campesinos pobres), adiestrarlos y lanzarlos de nuevo por centenares a las masas, para promoverlas a luchar y organizarse. Organizar con los mejores activistas las Células del P. y de la JC. en todas partes, elevando la disciplina, agilidad y la moral combativa del P. y de la JC.
Tal es el esquema simplificado de la tarea apremiante que tenemos planteada y que debemos cumplir. Los métodos de trabajo entre las masas del movimiento que encabeza nuestro P.; aunque han evolucionado un poco, son arcaicos en comparación con los del enemigo y en comparación de los que emplean otras fuerzas populares. Reconozcámoslo así sin rodeos y aceptemos el reto de transformarlos.
NUESTRA TÁCTICA
El análisis de la situación nacional y las implicaciones en esta de los factores internacionales (del continente y del mundo) permiten sacar las orientaciones fundamentales que regirán el trabajo del Partido para este periodo y que por tanto, deben de convertirse en el norte y guía de los militantes y organismos:
1. Lucha por la Unidad de la Clase Obrera organizada, que habrá de expresarse en el esfuerzo por formar la Central Única de Trabajadores.
2. Luchar por la sindicalización de los trabajadores del campo y por la libre asociación de los campesinos; proceder de hecho a su organización.
3. Lucha por la Unidad de todas las fuerzas populares (políticas, gremiales, estudiantiles, religiosas, etc.,) para presentar un frente común de Oposición a la política entreguista y antipopular del actual gobierno.
4. Desarrollar la construcción del Partido, así como el fortalecimiento del movimiento revolucionario de izquierda, en general
5.— Luchar por conseguir la inscripción legal del Partido Revolucionario
A- La conquista de la unidad del movimiento obrero es una necesidad vital de la revolución y constituye para el Partido un objetivo estratégico por cuanto siendo ésta la clase fundamental, llamada a jugar el papel de vanguardia en la revolución, su división o fraccionamiento retrasa el desarrollo de aquella y favorece únicamente los intereses de los explotadores.
En el camino de la unificación del movimiento obrero es necesario elaborar una adecuada política unitaria, ,flexible y libre de sectarismos, a fin de evitar reincidir en errores pasados y de aumentar los problemas que en éste terreno ya existen. Para ello es preciso partir de que los intereses de la clase obrera son comunes, que no existen antagonismos, sino distanciamientos o separaciones artificiales creados principalmente por los enemigos de clase, a quienes les conviene que esa separación persista. Esta política de unidad debe ante todo descansar en el trabajo por la base, que nos permite entrar en relación directamente con la masa de trabajadores, generar influencia y desarrollar la presión hacia arriba, encaminada a promover a la dirigencia corrompida y a los vacilantes a posiciones unitarias. La unidad basada en los esfuerzos sólo por arriba ( a nivel de dirigentes), en ningún momento debe ser la fundamental; naturalmente que tiene mucha importancia y ella no debe subestimarse pero progresara si por abajo (en las bases) hay suficiente presión capaz de obligar a los dirigentes a avanzar. Si no logramos influir en la masa esta seguirá a merced de los líderes traidores y deshonestos, que no son partidarios convencidos de la unidad , aunque lo digan de palabra., sino oponentes a ella por principio y por servicio vendido al enemigo.
También la lucha por la unidad del movimiento obrero exige la elaboración de un programa concreto, que contenga las reivindicaciones esenciales, capaz de interesar y luego movilizar a los trabajadores en el afán de alcanzar eso objetivos . Sin esto ninguna política de unidad obtiene los resultados por la que fue trazada, pues se pierde en el terreno de la teorizaci6n, eliminando o ignorando las bases materiales de la acción unitaria. Ese programa ha sido encargado a la Comisión Sindical para su elaboración.
B— La lucha por la unidad amplia de todas las fuerzas interesadas en el progreso del país, en terminar con la política entreguista y antipopular del gobierno, en frenar la penetración cada vez mayor del imperialismo, en conseguir mejoría material y cultural para las grandes mayorías, esta a la orden del día. Las condiciones que se presentan para ello no tiene precedentes en los últimos 10 años y debemos salir a su encuentro con iniciativa y audacia.
También, en servicio de esta orientación, debemos trazar una política de unidad flexible , amplia y de principios, que nos prevenga de errores de derecha y de izquierda.
Por la diversidad da fuerzas e intereses que debemos atraer es necesario elaborar un programa de reivindicaciones u objetivos de lucha económica, política, sociales, etc., que recoja las aspiraciones de esas organizaciones o sectores. Los siguientes elementos no deben faltar en un documentos encaminado a constituirse en catalizador de las más diversas inquietudes e intereses:
1. Lucha por eliminar todas las condiciones de privilegio al capital monopolista extranjero (particularmente yanqui). Esta reivindicación se actualiza más, con las leyes que últimamente han sido aprobadas por la Asamblea de manera apresurada, puesto que están hechas con el propósito inocultable de abrir las puertas del país a la penetración directa de los monopolios yanquis.
2. Por la realización de una Reforma Agraria Democrática, que se ha convertido en una reivindicación sentida por mayor número de sectores populares tal como lo evidenció el pasado Congreso de Reforma Agraria patrocinado por la Asamblea Legislativa en enero de este año.
3. Por el establecimiento de relaciones comerciales directas con los países socialistas (sin intermediarios), a fin de ensanchar el mercado exterior y de sentar las bases de una política exterior independiente del país. Hay que tomar en cuenta en este sentido: a) las opiniones favorables cada vez frecuentes que se producen en algunas esferas gubernamentales y burguesas; b) el interés mostrado por algunos países socialistas, especialmente por la URSS, para desarrollar las relaciones de todo tipo con los países de Centro América.
4. Por un aumento general de salarios en un considerable porcentaje en vista de los impactos sufridos por las masas trabajadoras ante las cargas impositivas, (aumento del precio de la leche en polvo; 30% del Protocolo de San José y la Ley del Impuesto de Papel Sellado y Timbres aprobado recientemente), que han venido a elevar el costo de la vida.
5. Junto al aumento general d salarios, exigir el Control de los precios, para evitar caer en una espiral inflacionario, puesto que por la naturaleza propia del capitalismo monopolista, todo aumento de salarios se revierte en aumento de precios.
6. Exigir cambios en la política de impuestos tendiente a cargar principalmente los ingresos directos y no los indirectos, como ahora. También crear los mecanismos de control indispensables para hacer efectivas estas recaudaciones, eliminando la evasión fiscal que hoy ocurre.
7. Exigir cambio en la política del gasto púb1íco, a fin de fortalecer los renglones de beneficio social.
8. Disminuir las prerrogativas de que gozan la industria en materia de excensión de impuestos.
9. Rebaja general de alquileres de vivienda, comenzando por las rentas que cobra el IVU en las colonias que ha construido últimamente.
10. Extensión de los servicios del seguro social a todo el país, destinado a incorporar a sus beneficios a los trabajadores del campo, y de manera inmediata los empleados públicos.
11. La aprobación del Código de Trabajo con las reformas propuestas por todas las Centrales Sindicales del país.
12. Lucha por derogatoria de la legislación anticomunista.
Este esfuerzo por crear una amplia unidad popular debe ser obra de todo , desde la dirección a la base y su alcance es nacional. En los lugares del interior del país, además de lograr la unidad de acción por estos objetivos generales debe combinarse la lucha por las reivindicaciones especificas que sean del interés de los vecinos de la respectiva localidad o población. Creemos que en el interior del país, por la falta de politización de las masas, el trabajo de unidad tendrá que empezar en torno a las necesidades del lugar.
Especial atención debe ponerse en la conducta que habrá de adoptarse con los miembros o simpatizantes de la Democracia Cristiana. Es ésta una masa popular considerable y poco politizada, que continuamente ha escuchado a ciertos dirigentes cuyos argumentos anticomunistas y alegatos a favor de la tendencia aislacionista que ha caracterizado a ese partido.
Por eso, la necesidad de una línea de conducta cuidadosa, serena, ecuánime, sin sectarismo, es una necesidad imperiosa. En este sentido es preciso observar la regla de evitar hacer discusión en torno a los asunto que más puedan distanciarnos, y, al contrario, llamar la atención de ellos hacia los problemas en los que pueda coincidirse y actuar unidos. No olvidemos que la línea por la unidad exige de nuestra parte un alto sentido de paciencia, flexibilidad y capacidad de mirar lejos.
Este trabajo por la. unidad de las fuerzas populares y democráticas no debe circunscribirse o planearse en torno a las futuras elecciones presidenciales exclusivamente, sino que tiene que ser concebido en torno de un programa, que al ser de interés general, puede crear condiciones para un trabajo a largo plazo, encaminado a reunir la suficiente fuerza popular capaz de emprender la lucha por las verdaderas transformaciones que el país necesita. Ver el trabajo
unitario solo en torno a las próximas elecciones podría ser perjudicial
para la misma línea que estamos formulando. De ahí que este problema (el de las elecciones) debe quedar sujeto a un análisis posterior.
C. Al trazar los lineamientos políticos principales en la lucha política general de masas, es preciso, elaborar un lineamiento concreto del desarrollo y construcción de nuestro Partido. El Partido es el instrumento capaz o no de lograr que una línea se aplique o fracase y por tanto necesitamos fijar la tención de manera primaria en este asunto.
Actualmente, no tenemos una línea clara sobre la construcción del Partido. Existen ideas entre algunos compañeros y organismos, desordenadamente y sin sistematizar; denunciamos continuamente los métodos artesanales y pequeño burgueses de trabajo y todavía no los superamos; nos dolemos de la falta de crecimiento constante del Partido y no nos trazamos objetivos concretos en este terreno, ni agilizamos los métodos de reclutamiento; alegamos la existencia de dualidad de recursos, esfuerzos y trabajo en algunas actividades y no procedemos a superar esta debilidad; tenemos la inquietud porque el Partido tome presencia en la vida política nacional y no trazamos planes en este sentido, etc.
Ahora bien, esas y otras deficiencias apuntadas no pueden resolverse en abstracto, ni tomarse medidas valederas para toda situación. No, al contrario, la superación de debilidades debe partir de un plan de conjunto, basado en determinada situación socio-política concreta, ante la cual el Partido se traza determinados objetivos estratégicos y tácticos.
Creemos que tenemos planteada ahora una situación sumamente interesante distinta a todos los momentos históricos anteriores que el Partido ha atravesado:
a) el socialismo ha llegado a América , se ha consolidado y se fortalece en Cuba; el movimiento revolucionario del continente ha alcanzado niveles altos en su camino hacia la emancipación de los pueblos latinoamericanos. Todo ello favorece al esclarecimiento y movilización de las masas;
b) La polarización de las posiciones políticas en el mundo en torno a la pugna socialismo-capitalismo, también ha acelerado el proceso hacia la polarización de fuerzas en nuestro país y conducirá a ella indefectiblemente;
e) Los partidarios del socialismo han aumentado considerablemente, así como los que aceptan el marxismo-leninismo como la única teoría revolucionaria capaz de guiar a los pueblos por la senda de la liberación;
d) El continuo bregar de nuestro Partido desde su fundación hace 40 años ha influido enormemente en la politización de cada vez mayores sectores de las masas populares, lo que ha aumentado la base social de las ideas revolucionarias, así como las relaciones e influencias del propio Partido.
e) La lucha persistente de las masas ha logrado una serie de conquistas en el terreno social, económico y político y ante todo ha elevado su nivel de organización y ha logrado cambios favorables en la correlación de fuerzas entre las masas y sus enemigos.
f) La lucha popular, su radicalización mayor, los cambios en la correlación de fuerzas, han obligado a las clases dominantes a introducir formas refinadas para gobernar, de ahí que el gobierno típicamente dictatorial ha cedido el paso al gobierno que emplea la demagogia política y social, sin perder desde luego su carácter antidemocrático.
Todos esos elementos deben ser tomados en cuenta en el trazamiento de una línea de construcción de nuestro Partido.
TAREAS INMEDIATAS
Están maduras las condiciones para comenzar a introducir mejoras en la situación del Partido y superar muchas deficiencias y debilidades, las siguientes son las tareas inmediatas que se hacen indispensables:
1. Elevar el doble la membresía del Partido en el periodo de un año. Creemos que esa tarea debe estar acompañada de la revisión de nuestros métodos de reclutamiento, así como de las medidas necesarias para garantizar a corto plazo, la consolidación de los nuevos miembros en el Partido.
2. Triplicar los miembros de la Juventud en el plazo de un año. Así como aprobar los lineamientos generales de la fundación y construcción de la Juventud Comunista, como organización autónoma en su funcionamiento, pero supeditada políticamente al Partido.
3. Terminar en el funcionamiento de los Comités Intermedios con la característica de ser organismos típicamente administrativos y no políticos. Especial interés debe ponerse en que el Comité Departamental de San Salvador tenga visión amplia de sus atribuciones a nivel departamental y no solo municipal, cono hasta el momento ocurre.
4. Cambiar en plazo breve la estructura actual de las Bases Celulares de barrio, colonias, localidades y de empresa o centro de producción. Para la tarea de coordinar la actividad de los comunistas en determinada organización (ejemplo un Sindicato) habrá necesidad de hacer funcionar los Grupos de Partido que estatutariamente esta previsto para estas situaciones.
Resolver definitivamente sobre el papel del PR, delimitar con mayor claridad las funciones y el acoplamiento de frentes y organismos. Antes de resolver tal asunto, es necesario tomar medidas para evitar la duplicidad de algunos frentes tal como: el femenino, juvenil sindical, rural, etc.,etc.