Nuestro Homenaje al Revolucionario Chileno y Latinoamericano
Compañero Miguel Enríquez Espinoza
Presente
¡¡Ahora y Siempre!!
"La lucha será larga y difícil. Recién comienza. Hemos recibido golpes, los hemos superado. Más golpes vendrán, Sabemos que en esta lucha se nos puede ir la vida, pero la continuaremos hasta la victoria final" … Miguel Enríquez 10 Septiembre 1974.
El 5 de Octubre de 1974, hace ya 28 años de la heroíca muerte de Miguel Enríquez, líder revolucionario chileno, de una generación de jóvenes revolucionarios que asumió con decisión y consecuencia admirable, la causa de los oprimidos de nuestro continente.
Miguel Enríquez personifica mejor que nadie esa generación de los años 60 que en Chile se rebeló contra la política tradicional y asumió con pasión y radicalidad la lucha revolucionaria. No se puede valorar el pensamiento y la acción de Miguel sin sumergirnos en la profunda crisis nacional que sacudió en esos años a nuestro país: sus raíces históricas, su germinación bajo el gobierno demócrata cristiano, su polarización durante el gobierno de Salvador Allende, su brutal desenlace en la dictadura militar contra la cual cayó combatiendo.
La vida de Miguel Enríquez es inevitablemente, la historia del MIR ya que siendo uno de sus fundadores, lideró un movimiento revolucionario amplio que tuvo por protagonistas principales a los pobres de la ciudad y del campo, a un estudiantado e intelectualidad firmemente comprometidos con las demandas populares. Tampoco pueden estar ausentes de esa: el carismático Luciano Cruz; Baustista van Schowen estudioso y reflexivo; el riguroso Edgardo Enriquez; el leal dirigente poblador, Alejandro Villalobos; Paine, combativo militante que acompañó a los mapuche a recuperar sus tierras; la Lumi Videla, organizadora infatigable; el "Coño" Villabela, infatigable "armador" del pueblo; Svante Grande, generoso internacionalista que hizo suya la causa de nuestra patria; y muchos otros hombres y mujeres que se entregaron por entero, incluída la vida misma, para abrir camino a la esperanza de los excluídos a fuerza de ideas y de golpes.
Sus convicciones básicas fueron una síntesis formidable de las mejores tradiciones de lucha, chilenas y latinoamericanas, y lo hermanaron con otros grandes de esa hora de nuestra América: Santucho, Sendic, los Peredo, Fonseca, que florecieron bajo el ejemplo del Ché; cuyo legado histórico supieron recoger y llevar a la práctica, con consecuencia imborrable en la memoria de los pueblos.
Miguel fue un hombre de pensamiento y acción fecundas, cuya obra e influencia arraigó ampliamente el corazón de los trabajadores y del pueblo chileno.
Con su liderazgo, el MIR se convirtió en una organización político-militar prestigiada, con particular fuerza entre los trabajadores marginados y los pobres del campo y la ciudad. Durante el gobierno popular de Salvador Allende, orientó a su organización a levantar una amplia corriente revolucionaria de masas, que reorientaba en una perspectiva de poder la lucha del conjunto del pueblo, se llamaba a crear, crear poder popular. Propósito que si bien no fue alcanzado plenamente, marco en profundidad la experiencia del movimiento popular chileno.
Desatado el golpe militar de 1973, Miguel Enríquez fué el principal impulsor y organizador de la Resistencia Popular contra la dictadura. Cayó combatiéndola, con el arma en la mano, enfrentado a centenares de agentes represivos, que lo cercaron en una casa de seguridad, en la comuna popular de San Miguel, en Santiago.
Miguel Enríquez murió porque era un revolucionario consecuente, porque no abandonó a su pueblo, el más decidido y entusiasta combatiente de la Resistencia. Su muerte no es más que la continuidad de su vida; murió combatiendo como combatió cada día por el avance de la lucha revolucionaria; asumió todos los riesgos con la confianza de que si moróa, los pobres y marginados continuarían su legado. Este es el heroíco ejemplo y la generosa enseñanza que nos dejó Miguel Enríquez.
Su ejemplo vive hoy en las luchas del pueblo pobre y marginado y de la nuevas generaciones de revolucionarios chilenos. El proyecto histórico que él esbozara, sigue vigente; y puede resumirse así: Solo la unidad de los revolucionarios de los pobres del campo y la ciudad pueden asumir y realizar los cambios libertarios y revolucionarios que la sociedad chilena necesita, para su desarrollo libre y justo. Para ello, es imprescindible que se construya, en la lucha, el poder político y militar del pueblo, alternativo, autónomo, antagonista y radical al poder existente. El encuentro del pueblo y de los revolucionarios es una cuestión fundamental, en Chile y en el continente, ya que solo así podremos vencer al principal y común enemigo de nuestros pueblos, el imperialismo yanqui y la pobredumbre humana de este capitalismo salvaje arropado de neoliberalismo.
A pesar de tanta historia pasada, tantas derrotas, tantos consiliadores y vendidos, el gran sueño esperanzador y libertario del ejemplo y entrega de Miguel sigue más vivo que nunca, son muchos los que hoy levantan la cabeza y tratan de ver como es posible transformar tanta humillación en fuerza y rebeldia.
Un nuevo pensamiento ya comienza a descifrar las claves de este nuevo ciclo de la historia; lentamente va surgiendo desde el centro mismo del quehacer del Pueblo Pobre y Marginado, impulsado desde pequeñas organizaciones y comunidades independientes con la tenacidad propia de los fundadores.
Hoy debemos enfrentar el reformismo, los vendidos, los negociadores y vacilantes a través de una lucha político-ideológica, donde nuestra fuerza residirá en la construcción de un proyecto verdaderamente revolucionario, en contra de sus vanos esfuerzos por lograr débiles espacios de poder en un régimen de democracia restringida y policial donde impera la dictadura del capital.
Son los trabajadores, campesinos, pueblos originarios, mujeres, niños, estudiantes, pobladores, quienes desde su realidad y luchas concretas, comienzan a retomar la iniciativa, levantando propuestas desde su propia identidad para ir encontrando el camino de la articulación social, avanzando en la construcción de un proyecto político revolucionario que se exprese en un contrapoder que sea capaz de enfrentar la contrainsurgencia en todas sus formas. Es el Pueblo Pobre y Marginado apropiándose de lo que no le dan, tomándose todos los espacios, recuperando toda su memoria y proyectándose libre, protagonista, autónomo, radical y antagonista; polémico incansable y constructor de sueños colectivos.
La irrupción de esta propuesta revolucionaria y la constitución de un sujeto social capaz de emprender la tarea de transformar nuestra sociedad, son parte de un esfuerzo único que compromete a todos los sectores sociales hoy empobrecidos y marginados.
Quienes hacemos nuestro el legado de Miguel y el Che, lo hacemos desde la perspectiva de que la Revolución de éste siglo será una revolución esencialmente libertaria, única posibilidad de que las grandes mayorías puedan sobrevivir y realizarse como pueblos dignos y solidarios.
A nuestro entender, la revolución no es sólo un proceso que comienza con la toma del poder, y a partir de ahí iniciar los cambios estructurales. Para nosotros la Revolución Libertaria es un proceso histórico-cultural cuyos principales elementos se encuentran presentes en las luchas cotidianas de nuestros pueblos por sobrevivir, luchamos por la construción de una nueva y real comunidad valórica.
En este sentido, es posible distinguir entre nuestros particulares esfuerzos, al cual invitamos al debate y participación:
1.- La construcción de la alianza multiétnica y nacional.
Es parte de nuestra opción política y de la definición de nuestra posición revolucionaria, comprender el proyecto nacional multiétnico como un proceso fundamentalmente valórico, cuyo nudo central es la unidad de los pobres y que reconoce la independencia de los procesos de realización nacional de los pueblos que habitan nuestro territorio, que reconoce la independencia de los procesos a través de los cuales las clases empobrecidas y marginadas se organizan y definen sus particulares necesidades, pero a su vez reconoce también, que dichos procesos no son posibles en los actuales contextos sociales, si no son capaces de converger para dar forma a un único proyecto histórico de transformación de nuestra sociedad.
En ese contexto, saludamos la lucha del Pueblo Mapuche, que expresa la necesidad histórica de realización nacional como Pueblo-Nación Mapuche.
2.-El desarrollo del Poder Revolucionario de los Pobres.
En el contexto de un Estado Contrainsurgente y de un régimen político-policial, la Revolución Libertaria sólo puede desarrollarse en permanente confrontación con el orden social establecido. El poder de los pobres, en el marco de nuestra visión deja de ser un problema futuro para situarse en el centro mismo del quehacer del presente. La reafirmación y reproducción de los valores solidarios, la rearticulación de los diversos sectores del Pueblo Pobre, a través de la definición de sus necesidades y su organización independiente, y la construcción de las capacidades propias de autodefensa , son los componentes centrales de un proceso continuo y permanente que se inicia en el presente en sus formas más sencillas y simples de expresión.
En ese contexto, la corriente revolucionaria, es la expresión inicial y aún dispersa del futuro movimiento revolucionario de los pobres, verdadero instrumento de la construcción del Poder Popular.
3.- La Continentalidad de la Revolución y de la Liberación de nuestros pueblos.
La llegada de la globalización, ha dado forma a una creciente vinculación de los países latinoamericanos, desde la perspectiva de los intereses del capital transnacional, lo que junto a sus infaltables secuelas de pobreza y marginalidad, parecen modificar definitivamen-te el antiguo y limitado concepto de "internacionalismo proletario", para comenzar a ser reemplazado por un nuevo concepto de unidad continental de los pobres, sustentado en la necesidad histórica de ampliar el escenario de la confrontación más allá de las particulares fronteras nacionales, como única posibilidad de realización del proyecto revolucionario.
La creciente transnacionalización del capital, conlleva cada vez más, que los pobres del continente tengan patrones y enemigos comunes. La solidaridad tiene también, bases objetivas sobre las cuales sustentarse.
Reafirmamos nuestra decisión de luchar incansablemente por la construcción de la unión revolucionaria de los pueblos de Latinoamérica.
En ese contexto, saludamos la lucha revolucionaria de Colombia, punta de lanza de la lucha revolucionaria continental.
Es nuestro pueblo pobre, nuestro pueblo nación mapuche y tanta diversidad marginada quienes están habitando la casa de Miguel con vista a la esperanza y al encuentro de su liberación.
Reciban nuestros abrazos y cariños
¡EN EL CAMINO DEL PODER POPULAR, REENCONTRANDO LA SENDA DE MIGUEL!
¡SOLO LA LUCHA NOS HARA LIBRES!
¡PUEBLO POBRE ANTAGONISTA, AUTONOMO, RADICAL Y AUTOGESTIONADO!
Desde el corazón de la patria de Miguel
Colectivo de Trabajo Exterior
MIR -Chile
5 octubre 2002