Vivimos momentos cruciales. De cómo se aproveche el desenvolvimiento de la situación política dependerá en gran medida si el curso de los acontecimientos será favorable o desfavorable para la revolución. Por lo menos las condiciones objetivas maduran aceleradamente.
El triunfo de AP en 1980 no remontó la profunda crisis que se agita y profundiza en nuestra formación social. Al contrario, añadió nuevos elementos que complicaron aún más el panorama. El cambio de modelo económico diseñado y aplicado por Manuel Ulloa rompió el esquema vigente en el velasquismo de la alianza económica de más o menos cierta igualdad de oportunidades y ganancias en los diversos sectores de la burguesía.
Con la nueva modalidad económica se privilegia a una fracción de burguesía monopólica financiera asociada a la burguesía monopólica internacional afectando seriamente a las otras fracciones. Es decir, que la estrategia económica lejos de afianzar un frente burgués ha debilitado la unidad que se perseguía con el regreso al parlamentarismo. Las pugnas interburguesas —no antagónicas por cierto— se agudizan.
Esta posibilidad fracasó, así como fracasó la política económica. En consecuencia, no erramos, al señalar inequívocamente, que el cambio de forma de dominación no alteró el período.
El estreno de una democracia parlamentaria luego de largos años de dictadura no fue más que un destello pasajero. En apenas un año de gobierno esa amplia simpatía popular que encumbró a AP empezó a esfumarse. El espejismo de cierta vitalidad del gobierno dio paso a la dura realidad: el fracaso, el desmoronamiento del acciopepecismo. Es decir que los factores largamente incubados que aparecieron y se desarrollaron durante la dictadura militar y que fue fugazmente adormecido en el primer año de gobierno parlamentario, recrudecieron ahora ostensiblemente.
Un primer elemento básico que hace más de 3 años tomamos para definir nuestro objetivo en el período, fue la evolución de los llamados factores objetivos. Por eso cuando en aquella oportunidad definimos que ese objetivo era el desarrollo de la guerra, sabíamos que esos factores no desaparecerían con el régimen democrático burgués, y no sólo se mantuvieron, sino que por la magnitud de los yerros cometidos por este gobierno, esas condiciones se han profundizado.
UNA ECONOMIA ENTREGUISTA
El modelo neoliberal que Ulloa puso en práctica en nuestro país obedece a un contexto internacional determinado. Por lo tanto, el sector de burguesía que llega al gobierno es consciente que al modelo anterior no es posible introducirle reformas. Ulloa por sus vinculaciones con el capital financiero internacional y por su habilidad logra rodearse de una tecnocracia calificada cuyo objetivo central será la reconversión del mercado. El nuevo elemento ordenador del conjunto de la economía será el nuevo patrón de acumulación.
Este sistema neoliberal tuvo efectos devastadores para pueblo. Desde la modificación del régimen arancelario que apuntó a flexibilizar al máximo las condiciones operativas de la grandes empresas internacionales, hasta la casi liquidación de la industria.
Por esta vía se buscó la reinserción de la economía peruana el mercado capitalista mundial. Para ello se trató de estimular selectivamente aquellos rubros de exportación que presentan ventajas comparativas pretendiéndose especializar la estructura productiva, comercial y financiera. Que sobre una alta rentabilidad y sobreganancias se convirtiera en el polo de atracción de capitales extranjeros.
Sin embargo, en un medio como el nuestro con deformaciones en el desarrollo capitalista y con una industria no consolidada, estas medidas fracasan. El sector industrial que produce para el circuito interno, tradicionalmente protegido por el Estado, fue arrastrado a su peor crisis.
La quiebra con el modelo anterior se realiza en el primer año en tanto existieron esas posibilidades: ese año se encuentran con una breve recuperación económica, coyuntural; un retroceso pronunciado del movimiento popular y una oposición debilitada en el caso del Apra y dispersa en IU.
Las medidas puestas en práctica por Ulloa y su equipo, incluían también un trato especial y privilegiado en término de seguridades y libertad de acción al capital extranjero, principalmente norteamericano.
Día a día las masas comprobaron que Ulloa fue una especie de verdugo, pues el costo de vida subió incesantemente. Se alza el clamor popular y los políticos de la oposición piden su renuncia y el cambio de modelo económico.
Siendo crítica la situación económica con una inflación incontrolable y una recesión en curso, Ulloa deja el premierato y la cartera de Economía. Para sorpresa es elegido Rodríguez Pastor ausente por años del Perú y alto funcionario del Well Fargo Bank uno de los bancos acreedores del país.
Rodríguez Pastor no tiene y parece no interesarle el manejo demagógico de Ulloa. Es un tecnócrata frío, fiel aplicador de las tesis monetaristas cuyo objetivo es garantizar puntualmente las amortizaciones de la deuda externa.
Su presencia y medidas específicas en el sector son de efectos desastrosos para el pueblo, la espiral inflacionaria en 1983 llegó a los 3 dígitos. No es una exageración demagógica afirmar que cada vez se ensancha la miseria. No existen puestos de trabajo. El comercio ambulatorio crece aceleradamente.
Con este régimen se acrecienta la corrupción y miembros del oficialismo aprovechan sus altos puestos para enriquecerse teniendo al Estado como botín. Se encuentran vinculados a negocios ilícitos que dañan aún más la economía del país como el contrabando.
Igualmente se ha desarrollado en gran magnitud el narcotráfico. Mueven fabulosas sumas de dinero y su repercusión en la economía como en el medio social es fuerte. Nuevos millonarios que destinan una ínfima parte de sus cuantiosos capitales en actividades de economía formal para “blanquear” sus sobreganancias. Han corrompido a parte del poder judicial, la GC, la PIP y la GR.
Un hecho importante a tener en cuenta es auscultar las consecuencias que el modelo neoliberal trajo en el bloque burgués luego de tres años. La aplicación de estas medidas no provocó inicialmente una oposición cerrada porque la recuperación económica temporal del año ‘79 heredada por el acciopepecismo, hizo posible cierto margen de maniobra por parte de Ulloa y aceptar algunas exigencias de las otras fracciones de burguesía, como elevar la tasa arancelaria, impulsar la exportación no tradicional, mejorar la política crediticia, etc., promesas que luego fueron incumplidas.
Pero a medida que el modelo fue imponiéndose implacable y llevado a fondo por Rodríguez Pastor, fueron lesionándose intereses y motivó un rechazo de industriales, comerciantes, incluso algunos banqueros.
Por eso el aislamiento de este gobierno a partir de los efectos del modelo neoliberal no sólo proviene ahora del pueblo sino también de las otras fracciones de burguesía sensiblemente afectadas y excluidas de las ingentes ganancias del sector financiero asociado a la burguesía monopólica internacional.
Es bien cierto entonces que en lo inmediato las posibilidades del gobierno de tejer alianzas con estas fracciones de burguesía así como con capas medias, están impedidas por la incapacidad del gobierno de reactivar el débil dinamismo de la economía.
Sin embargo este hecho no debe alentar expectativas en el sentido del aprovechamiento de las contradicciones interburguesas. Las críticas provenientes de la burguesía no cuestionan la sobre explotación de los trabajadores, la desnacionalización de la economía, el endeudamiento externo, las medidas represivas y antilaborales. Estando próximas las elecciones generales esa oposición irá cediendo, pues sin un proyecto alternativo las diversas fracciones burguesas tendrán que renegociar precisando intereses dentro del modelo. Es muy probable que se esté a la búsqueda de un nuevo consenso mínimo que apunte a la cristalización de un nuevo tipo de alianzas entre los sectores en el poder y que se asiente en el nuevo gobierno que aparezca en 1985.
Todo este modelo desnacionalizador y brutalmente antipopular apuntó a crear las mejores condiciones para captar la inversión extranjera. Se apostó, para una supuesta recuperación de la economía, en la inyección de una masa de dólares que vendría de afuera. Pero fracasaron.
Los principales rubros del presupuesto aprobado por la mayoría oficialista sin haberlo leído siquiera, nos muestran la imagen del Perú actual: el 52% es para garantizar el pago de la deuda externa y otro monto sustancial para equipamiento del aparato represivo.
En estas condiciones lo más probable es que se agudice la lucha interburguesa por la ampliación de su participación en los beneficios de la acumulación de capital. Sectores desplazados como el industrial, de la pesca, la pequeña y mediana minería comercio, presionarán ahondándose el aislamiento del gobierno.
Por otro lado contribuyó al deterioro de la situación la inclemencia con que la naturaleza azotó el país: lluvias apocalípticas en el norte y sequía en el sur que acentuó aún más la crisis. Evidenció también la indiferencia del gobierno para asistir a las zonas afectadas, así como la corrupción de las autoridades populistas traficando para beneficio personal con las donaciones.
A esto agreguemos la sistemática actividad militar del PC (SL) que también asestó durísimos golpes a la economía con el incendio a Bayer, las voladuras de torres, etc.
El cuadro actual así como lo que resta de este gobierno presenta un panorama de lo más desalentador: secesión en todos los sectores productivos, déficit en la balanza de pagos, aceleración del proceso inflacionario, reducción del poder adquisitivo de sueldos y salarios, incremento del desempleo y sub-empleo, déficit fiscal, restricción de la inversión pública etc., etc.
Todo esto ha provocado:
a. Que Perú sea considerado como país altamente riesgoso para futuras inversiones;
b. Aparece el autoritarismo en su faz más cruel y sanguinaria: Ayacucho se ha convertido en el remedo macabro de la Argentina de los gorilas: secuestros, desapariciones, asesinatos a mansalva, aparición de cadáveres mutilados.
Diremos que 1983 fue el año más terrible para el pueblo. La crisis se abatió con una profundidad nunca antes sentida.
Afirmamos también que toda esta situación de desmanejo y la derrota del oficialismo en las municipales, desarrolla un proceso de crisis política teniendo como marco una profunda crisis económica.
La evolución de esta coyuntura nos muestra un gobierno aislado, sin sustento social, y se perfila más nítidamente la polarización régimen-pueblo.
EL TRIUNFO DE LA OPOSICION
El rechazo de las mayorías a este gobierno y a su política económica cristalizó en la victoria que obtuvo la oposición en los comicios municipales. Pero algunos sectores, amplios también, parecen haber votado no sólo por el rechazo, sino por el cambio.
En la actual coyuntura estas conquistas expresan un desarrollo progresivo sobre todo, de las masas que respaldaron a IU. Hay que tener en cuenta el despliegue millonario de las otras candidaturas en comparación con la modesta de IU. La ventaja en este aspecto era abrumadora por parte de la derecha.
Pero no solamente eran los medios de comunicación en favor de la reacción sino que desataron una escandalosa y cavernaria propaganda anticomunista. Un macartismo visceral y torpe contra la izquierda.
Sin embargo, no obstante esta voluminosa campaña amplísimos sectores optaron por IU. Estas elecciones no hacen más que sancionar aquello que venía dándose en los hechos, el desgaste del oficialismo. AP sale muy golpeado. Estos comicios dieron su veredicto inapelable. AP es un partido deslegitimizado en el gobierno. El repudio a su gestión fue abrumador.
En AP se desataron las fricciones. Sus desavenencias intestinas lo debilitan aún más. AP solo puede descansar y apoyarse en lo que le resta de gobierno en las FF.AA. y en el imperialismo.
Reconociendo la importancia que en el plano legal significan las alcaldías conquistadas por la izquierda, es claro que el problema de la revolución y avanzar en la acumulación de fuerzas no radica solamente ni principalmente en el acopio de “cuotas de poder” a partir de la “democratización” del Estado con la participación de elementos de izquierda. El problema fundamental es cómo en el actual periodo el conjunto de los elementos que integran la totalidad del contexto político sirven para avanzar realmente en una perspectiva de poder.
LA DERECHA A LA BUSQUEDA DEL RECAMBIO
Como decíamos, AP se hunde en el pantano de su mediocridad, de su incapacidad. No sólo el pueblo rechaza su gestión sino que la misma burguesía comprende quo esta agrupación no le puede garantizar nada en el futuro. Corroída por su fracaso y agitada por sus pleitos intestinos no le queda más recursos para sostenerse que el autoritarismo.
El cinismo, la prepotencia, la represión, son las únicas recetas con que cuentan.
El PPC, después de las elecciones ha mantenido su escaso porcentaje. No aparece tampoco como el recambio que aspira la burguesía para mantener su dominación sin sobresaltos. Este partido consecuente con su oportunismo, abandona, como las ratas, el barco averiado que naufraga irremediablemente. Ya cumplieron con su cogobierno en “consolidar la democracia”. Lo real es que se aprovecharon jugosamente en estos años. Pero ese lapso caminando juntos con AP, también los desgastó.
El APRA, luego de su derrota en las 2 elecciones de 1980 quedó bastante sentida. La crisis se agravó con el desprendimiento de Towsend. Todo hacía ver en esos momentos que después de la muerte de Víctor Raúl, su situación empeoraba. Sin embargo, después de vacilaciones marchas y contramarchas, el PAP lentamente recuperó su prestigio.
En esto tuvo muchísimo que ver la inamovilidad de la izquierda. Después de las elecciones de Noviembre de 1980, la IU aparece como la primera oposición pero no es capaz de demostrarlo en la práctica. Le deja el espacio al APRA que con la renovación parcial de su dirigencia, hace un astuto juego que la coloca en primer piano.
Hoy es la fuerza política que mejores condiciones tiene para el recambio que necesita la burguesía. La disputa interna da la impresión que viene siendo ganada por el sector más derechizante y anticomunista: Luís Alberto Sánchez piloteando a Alan García.
El APRA se ha esforzado en cambiar su imagen y aparece ahora como centro izquierda. Como una oposición mesurada, dentro de los marcos de la democracia represiva. Es la única fuerza partidaria de la burguesía que podría mantener el actual régimen seudo-democrático.
En todo caso el APRA tiene que convencer a la burguesía y a las FF.AA. que son los llamados a preservar el actual régimen de explotación. Y están haciendo los méritos como para llegar al gobierno.
IZQUIERDA UNIDA
Luego de las elecciones la dirección de IU robustece en los hechos su proyecto reformista. Se profundiza el predominio por privilegiar la lucha legal y es más claro ahora que lo fundamental de su actividad se circunscribirá a las exigencias parlamentarias y de concejalías.
Existe una concepción del trabajo político en estos compañeros y es el trámite legalista, la negociación y por consecuencia el alejamiento de las luchas de las masas e incluso la condena a sus manifestaciones de violencia.
Queda igualmente claro que IU no se forjará como un frente revolucionario. Su contenido es básicamente electoral. Y se ha comprobado que sólo para las elecciones se reactiva.
Hasta antes de las elecciones la inmovilidad y sus ácidas pugnas internas fueron su característica. Estas contradicciones no son de amplio conocimiento y Barrantes aparece como el provinciano humilde, modesto y no el soberbio que conocemos.
Es bien cierto que existe un grado de unidad en este frente pero su ligazón es precaria y se encuentra sustentada en ambiciones y aspiraciones electorales.
Este triunfo de IU está siendo capitalizado por las fuerzas más reformistas e incluso antipartido. En este caso la arrogancia de Barrantes tiene un equipo eficiente donde apoyarse ante el acoso de los partidos, el grupo de independientes.
Lo positivo es que el movimiento obrero y popular se sentirá estimulado y más confiado en sus protestas, en la lucha por sus reivindicaciones. Pero resulta también preocupante el camino legalista elegido. Compañeros de máxima dirección que se supone deben tener tareas de organización y conducción de sus agrupaciones políticas estuvieron de candidatos y algunos ahora de concejales.
El lenguaje y las actitudes de IU son cada vez más mediatizadas y acorde con lo que la burguesía quiere escuchar. La campaña electoral fue en función de ganarse a los sectores medios y no sólo suavizó la prédica sino que las voces de condena a la violencia de masas, a las actividades del PC (SL) son cada vez más marcadas.
Sin embargo, debemos diferenciar la práctica de la dirección de IU con la práctica de sus bases. Debemos ligarnos y buscar trabajo en aquellos comités de base, vincularnos a aquellos compañeros que están en los paros, en los bloqueos, en las luchas callejeras.
ORGANIZAR LA VIOLENCIA DE LAS MASAS
La segunda mitad de la década del ‘70 se caracterizó por intensas demostraciones masivas con empleo incipiente de la violencia. En estos desbordes la clase obrera estuvo a la cabeza. Estas luchas no tuvieron conducción política pero su extensión y profundidad rompieron siempre la legalidad burguesa.
Estas luchas fueron motorizadas a partir de exigencias reivindicativas en lo económico. Este hecho grafica por un lado el estado de la conciencia obrera y popular, y por otro, un aspecto fundamental de la crisis del país.
La experiencia de masas en nuestro país nos enseña que sus luchas no asumen un carácter sostenido e ininterrumpido. Los momentos de ascenso se encuentran atravesados por reflujos. Su expresión es a base de estallidos y caracterizada por una marcada tendencia a la espontaneidad.
A fines de la dictadura militar ingresó por la política antipopular y represiva de Morales Bermúdez, en un largo retroceso que se acentuó en los primeros años del gobierno parlamentario. Sin embargo, lentamente, se fue remontando el punto más bajo y desde los últimos meses de 1982 se nota una recuperación que tiende a convertirse en un nuevo ascenso.
La extraordinaria combatividad del movimiento popular ha sido puesta de manifiesto a nivel nacional innumerables veces. Su potencialidad es inagotable, pero el movimiento de masas tiene también sus limitaciones como ha sido demostrado. Sus avances y retrocesos son parte de esas limitaciones que las encontramos en:
• Falta de una alternativa política al proyecto de la burguesía.
• Ausencia de dirección revolucionaria que impide centralizar, unificar y orientar las movilizaciones en un sentido revolucionario.
EL AGOTAMIENTO DE LOS PAROS NACIONALES
Estas medidas de lucha que surgieron como la forma más eficaz de enfrentamiento a la dictadura militar, terminaron por debilitarse. La Dirección de la CGTP abusó de estas formas y además las limitó, se insistió en su pasividad que en un comienzo no fue asumida por los trabajadores.
No es que los Paros se hayan anulado como expresión de lucha, sino que en las actuales circunstancias muestra también sus limitaciones.
De lo que actualmente se trata es que los movimientos, los paros, las luchas, no se extingan en un momento que desaparezcan una vez concluida la medida de lucha. Sino de acumular fuerzas revolucionarias, y acumulamos fuerzas si es que esas luchas aumentan nuestra capacidad combativa, fortalecen nuestras organizaciones gremiales y políticas y en nuestra conciencia de clase se perfila con nitidez que incluso las pequeñas luchas son partes que contribuyen a un impulso mayor de enfrentamiento por el poder.
Esas limitaciones del movimiento de masas tienen su raíz en su contenido básicamente economicista. Las fuerzas de izquierda que en mayor o menor medida trabajamos en el seno de Ios trabajadores, no hicimos más que reforzar esta tendencia gremialista e incluso llevar deformaciones como el doctrinarismo, sectarismo, el divisionismo, etc.
Todo esto llevó a que el rasgo fundamental de enfrentamiento contra las clases dominantes sea el gremialismo, el economicismo, en tanto la burguesía nos golpea políticamente.
La reanimación del movimiento de masas que se gesta nuevamente confronta los mismos riesgos que el anterior ascenso de masas en el plano general, pero más peligrosamente en lo particular por cuanto sus desbordes pueden estremecer el oficialismo hoy sustentado en las FF.AA. Por lo tanto la represión actuaría mas impunemente y no sería más que la extensión “necesaria para salvaguardar la estabilidad democrática”, del actual rumbo autoritario.
Asegurar el futuro de la revolución es asegurar primero la salud revolucionaria de las masas. Qué significa: evitar que la derroten, que la desvíen o la ilusionen con prédicas reformistas; pero todo esto se logra con la incorporación de nuevas formas de lucha y nuevas formas de organización.
Cuando hablamos de nuevas formas de lucha nos referimos específicamente al uso de la violencia organizada. Se justifica no sólo del punto de vista de la defensa ante la brutalidad policial, sino porque debemos difundirla y masificarla como forma fundamental de lucha de la población por la toma del poder.
Entre las nuevas formas de organización está en perspectiva las agrupaciones milicianas. En lo inmediato juntarnos en función de las tareas de autodefensa. De esta forma garantizamos la expresión de la violencia de manera organizada y como respuesta de un colectivo. La preparación militar e incluso la especialización, en algunos casos, más allá del partido.
Tanto la violencia organizada de masas como el esfuerzo por crear unidad es milicianas deben tener en lo inmediato una propuesta política orgánica global. En otras palabras desarrollar una propuesta de masas dentro y fuera del espacio IU pero independiente de su dirección burocratizada y reformista.
Este movimiento deberá tener como eje el apoyo y la participación en la lucha directa de masas. Disputarle la conducción de masas al reformismo en el combate de los trabajadores, en las invasiones de los sin casas, presentar una alternativa programática y de acción que permita aglutinar a las masas en una perspectiva revolucionaria.
Un movimiento que impulse la guerra revolucionaria y de esa manera contribuir a dotar a la lucha armada de una línea de masas y de una conducción política proletaria al proceso de la guerra.
No está demás reafirmar que la violencia revolucionaria es inconcebible como una práctica de la sola vanguardia, porque la violencia revolucionaria tiene que ser además y fundamentalmente, una práctica de masas, pues son ellas las que hacen 1a historia y las que pueden encarar y llevar adelante el triunfo de revolución.
EVOLUCION DE LA COYUNTURA
La abrumadora derrota del oficialismo en las elecciones municipales no los hace retroceder en su política económica. Como se preveía, prosiguen implacables ordenando o desordenando la estructura productiva del país en función de los intereses capitalistas. El eficiente agente de las financieras transnacionales, Rodríguez Pastor, fue mantenido en su puesto no obstante concitar el más amplio repudio.
Para las fuerzas en pugna tanto del oficialismo como de la oposición la actual fase política tiene como referente las elecciones generales de 1985. Por lo tanto, desde mediados de este año la actividad estará destinada a la propaganda electoral.
El movimiento de masas irá mucho más lejos en sus luchas reivindicativas. Existe un claro viraje hacia la izquierda que debe ser transformado en organización revolucionaria. Esta iniciativa no se producirá por parte de la dirección de IU porque a las exigencias parlamentarias ediles se sumarán los aprestos de la campaña electoral. Pero no solamente eso, sino también las encarnizadas disputas internas de los partidos por colocar a sus representantes en los mejores lugares.
Con estas “tareas” estarán más que ocupados y lo más probable que sus organizaciones desactivadas, sin propuestas organizativas para los trabajadores.
Por otro lado la debilidad del conjunto es notoria o en todo caso el mutuo bloqueo de las fuerzas por una falsa concepción de predominio político los incapacita que, habiendo apostado lo mejor de sus esfuerzos a la lucha legal, este trabajo, por lo menos en el concejo, se sustenta en un equipo de independientes.
En tanto no existe una verdadera fuerza hegemónica al interior de IU vislumbramos que el acercamiento de las elecciones profundizarán las pugnas y las ambiciones personales y de grupo aumentarán poniendo en peligro la precaria unidad de este frente.
Sin embargo, estos detalles son ignorados por las amplias masas que ven un frente de izquierda que en su prédica y programa propagandizan el cambio, la renovación. Y hacia afuera se ha demostrado su efectividad porque por primera vez en lo que va de estos últimos años la izquierda marxista dejó de ser capilla y tiene convocatoria de masas. Lo cual no significa, por supuesto, que esas masas asuman políticamente el contenido del programa de IU.
La situación inmediata ante el descalabro de las fuerzas de la derecha hace que la vigencia de la democracia burguesa descanse en las fuerzas de oposición.
El oficialismo continuará con su política económica y se acentuará el rumbo autoritario. 1983 ha sido un año donde la violencia represiva superó lo inimaginable. Se inició con una matanza horrenda al victimarse a los periodistas en Uchuraccay y se cerró con la más fría de las matanzas: ocho reos y una monja ametrallados. Luego, en el colmo de la cobardía se asesina a una niña rehén y después se abalea a mansalva a una madre embarazada y se mata al feto. La más elemental lógica nos lleva entonces a la siguiente premisa: si aquí en las ciudades se actúa de manera tan cobarde y despiadada, lo que pasa en Ayacucho, donde el aparato represivo es amo y señor, y donde no existe ninguna fiscalización civil, lo ocurrido en Soccos donde los “Sinchis” fríamente asesinaron a un grupo de amigos y familiares que festejaban un próximo matrimonio, debe ser la norma en su comportamiento. Es decir el abuso, el robo, las violaciones y el asesinato de inocentes.
El actual clima de violencia represiva tiene que ser enfrentado. No es posible que la policía siga ensañándose impunemente con la población indefensa.
Lo concreto es que este régimen no tiene otra alternativa para imponer las exigencias del FMI, que la represión. El camino de los meses venideros que el pueblo resista la imposición de tan drásticas medidas no será otro que el apaleamiento, la encarcelación y los asesinatos.
Las condiciones para el desarrollo de la violencia de masas se han hecho presentes y los conflictos, justos en sus demandas, excederán las propuestas o las tentativas de IU de querer sofrenar estas luchas.
Resumiendo diremos que este es un año importante en tanto que este gobierno se encuentra aislado, pues su rechazo no solo emerge del pueblo, sino que fracciones de burguesía desplazados por el modelo neoliberal le han quitado su respaldo. Por lo tanto el mismo régimen de democracia burguesa se encuentra en cuestión.
El APRA es el partido que ofrece a la burguesía las mejores condiciones para el relevo, pero en perspectiva, en caso de llegar al gobierno, su fracaso está descontado por la profundidad de la crisis en este país, por la precariedad de las instituciones burguesas, porque la violencia irá en ascenso hasta convertirse en una guerra.
El movimiento de masas aumentará su actividad o igualmente la represión se hará más dura y cruel. Aparecerán los grupos para-militares que hoy se encuentran en proceso de preparación y acopio de armamento.
La dirección de IU se moverá exclusivamente en el terreno legalista y lo fundamental de sus recursos tanto humano como financiero está destinado a la campaña electoral.
En estas condiciones se requiere trabajar aceleradamente en la organización de las masas en una alternativa de poder.
Queda claro que sólo la existencia de una vanguardia político militar operando, es decir, conduciendo y organizando la lucha de clases es como el conjunto del pueblo se irá incorporando al proceso de guerra revolucionaria. Y ahora, en este año, es posible hacerlo.
Enero de 1984.
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* La reunión se realizó en enero de 1984 cuando aún no propagandizábamos las siglas del MRTA. Toda la organización se encontraba trabajando hacia adentro, en un intenso proceso de acumulación de fuerzas internas: acciones de recuperación económica, desarmes, escuelas de formación político-militar. Nuevos compañeros se habían incorporado, la actividad militar se había incrementado y era necesario ordenar el proyecto.
En este CC se toma el acuerdo que ya antes se había bosquejado, de desarrollar la lucha armada en las ciudades y también en el campo. Aquí se decide el traslado de compañeros, armamento y recursos al Cusco donde existía un trabajo en el campesinado de zonas altas. Igualmente el empezar a construir un movimiento de masas diferenciado del reformismo.