Reformismo versus revolución

REFORMISMO VERSUS REVOLUCIÓN

En Ecuador se ha profundizado el debate entre quienes propician una evolución gradual, mediante reformas, con las cuales, supuestamente se podría avanzar al socialismo del siglo XXI; y los que sostenemos, a partir de un análisis científico e histórico, que la humanidad avanza a saltos cualitativos hacia una nueva Formación Económico Social (FES) como resultado de la Revolución Social.

Buscando conceptualizar diremos: el reformismo es una postura política socialdemócrata que utiliza elementos populistas para engañar al pueblo; pretendiendo convencer que solo con las reformas se solucionara el hambre, la pobreza, la desocupación. Utiliza los medios masivos de comunicación para generar la idea que se está cambiando el viejo y corrupto Estado capitalista, que las instituciones burguesas son más eficientes y están al servicio del pueblo, (ellos utilizan la palabra ciudadano). Se levanta la imagen del gobernante como el todopoderoso que impulsa una política de “desarrollo nacional”; habla de revolución y dice ser “revolucionario” que piensa y actúa como el “CHE” y que su meta es llegar al “socialismo”.

Bajo este concepto, el reformismo de nuestro país se sustenta en la demagogia y en la capacidad de esconder lo que verdaderamente se está haciendo, reformar el mismo sistema que dice combatir, no basta señor Presidente Correa y personas vinculadas al régimen hacer de la tribuna un espacio para sostener un discurso aparentemente “radical”, contra los pueblos y las organizaciones, mientras, las políticas y las leyes que se aprueban sin el consentimiento y sin la participación de los pueblos y las organizaciones sociales y políticas demuestran una clara contradicción entre lo que dice y hace.

No negamos que existan algunas posturas de defensa soberana y se mantengan los subsidios para que los pobres no pasen a ser parte de los miles de compatriotas que están en la extrema pobreza, pero ¿Que pasa con la soberanía alimentaria?, ¿Porque se quiere sostener las concesiones del agua, (privatización camuflada), ¿Por qué se pretende quitar la autonomía a la Universidad del país? ¿Porque beneficiar a las transnacionales mineras con concesiones territoriales y negar la minería artesanal?, ¿Por qué los decretos que niegan a los trabajadores los contratos colectivos y sostener solapadamente formas de trabajo tercerizado? Un Presidente que es el fruto de la lucha de años de los obreros, campesinos e indígenas, de los estudiantes y pequeño comerciantes que combatieron juntos contra la corrupción y la traición de gobiernos amigos de la bota yanqui. Un Presidente que no escucha a los actores directos de los cambios y sus propuestas para afirmar y proyectar este cambio. Un Presidente que solo escucha lo que un conjunto de tecnócratas graduados fuera de la Universidad ecuatoriana le proponen, es un Presidente que se aleja de las fuerzas sociales y populares, es un Presidente que podría dirigirse hacia el abismo que le esta condiciendo la derecha incrustada en el gobierno y la socialdemocracia reformista.

¿Es necesario destruirlo o se puede reformar, el Estado burgués?

La Función Judicial, las Fuerza Armadas, la Policía, la Asamblea Nacional, el Consejo de Participación Ciudadana y otras instituciones que se pudieran crear solo existen para defender los intereses de la clase dominante. Las leyes de las nuevas instituciones y las reformadas en el “Congresillo” y en la actual Asamblea Nacional en su esencia ordenan y reglamentan mejor el papel que deben cumplir en la defensa del Estado capitalista y los intereses de la burguesía. Por tanto, los cambios realizados en la legislación burguesa no son suficientes, ni son el camino para avanzar hacia el socialismo, aunque la clase obrera y los sectores populares obtengan con su lucha reivindicaciones importantes.

La experiencia histórica de los pueblos nos da ejemplos que reformar dentro del Estado capitalista no conduce al socialismo, ni hace la revolución. El ejemplo más cercano para nosotros es el caso de Allende, en Chile, en el año de 1973.

Primero quedo demostrado que el imperialismo y la burguesía nunca va a permitir que le arrebaten el poder electoralmente. Jamás dejaran de ser clase dominante pacíficamente. Pensar esto es una gran ingenuidad.

Segundo, pensar que implementar reformas conduciría al sistema capitalista a un punto de ruptura y obligaría a la sociedad a superarlo, para ingresar a una nueva Formación Económico Social bajo el concepto de revolución pacífica, es otra ingenuidad. José Carlos Mariátegui, revolucionario peruano decía:

“... no hay revolución mesurada, equilibrada, blanda, serena, plácida...” “... el poder se conquista a través de la violencia... se conserva el poder sólo a través de la dictadura...”

Tercero, no se puede confiar en la alta oficialidad de las Fuerzas Armadas y Policía, así como tampoco, pensar que ellos con un simple decreto dejan de ser la institución defensora del Estado capitalista y de los intereses de la burguesía.

Cuarto, debe existir una unidad férrea de los pueblos y las organizaciones interesadas en la transformación revolucionaria y contar con las fuerzas militares del pueblo para sostener la victoria y proyectarla. Esto tampoco se tomo en cuenta.

Estos errores permitieron para que la derecha encabezados por el fascista Pinochet tome el poder a través de la violencia reaccionaria y derroque y asesine a Salvador Allende. Este ejemplo evidencia que es una equivocación grave pensar que los pequeños cambios en el sistema y en el Estado capitalista puede ir transformando lentamente la sociedad hasta llegar a una sociedad más justa. Al Estado capitalista hay que tomarlo y destruirlo para levantar el nuevo Estado socialista, lo otro es actuar solapadamente para sostener el sistema y mantener los privilegios de la burguesía.

Combatir al reformismo es combatir a la burguesía

El reformismo, en distintos momentos y lugares, ha sido utilizado por las mismas clases dominantes para desviar la lucha de las masas de sus objetivos revolucionarios y construir un movimiento que, aunque parezca radical, no ponga en riesgo la existencia del sistema. Cuando la derecha se infiltra en los movimientos ataca por la espalda, se presenta con rostro progresista, democrático y hasta patriótico, pero una vez que han alcanzado la dirección del gobierno y las políticas económicas y las leyes le son favorables sale a flote su verdadero carácter reaccionario.

Esto es lo posiblemente le esta sucediendo al gobierno de Correa. Por eso combatir al reformismo, es combatir a la burguesía; en los actuales momentos ese combate es necesario e inevitable para sostener el proyecto estratégico de la toma del poder por las clases trabajadoras.

Señalamos esto a propósito del proceso político que vive el país. Bajo un discurso aparentemente radical y de izquierda, se busca introducir en la conciencia del pueblo una política reformista como sinónimo de revolucionaria, una propuesta general como la panacea para resolver los problemas económicos y sociales que tienen su origen en el sistema capitalista imperante. Esta línea de acción es impulsada por sectores de la burguesía para atraer a su lado a sectores descontentos de las masas, disputando la influencia que entre ellas tienen las organizaciones sociales, políticas, revolucionarias y de izquierda.

¿Los revolucionarios nos oponemos a las reformas?

Los revolucionarios no nos oponemos a las reformas, las levantamos como banderas de lucha para la movilización de las masas, para conquistar reivindicaciones y derechos, pero siempre advirtiendo que no resolverán de manera definitiva los problemas, que en poco tiempo habrá que impulsarnuevas acciones y, sobre todo, que lo fundamental está en la transformación del sistema con la revolución social.

A diferencia de los reformistas, los revolucionarios marxistas concebimos que, mientras exista el sistema capitalista, estas reformas tendrán un carácter parcial, frágil y con seguridad no duraran en el tiempo, porque no logran de manera definitiva implantar el bienestar y la igualdad; los reformistas no entienden que elevar los salarios de los trabajadores no es suficiente para entregar mejores condiciones de vida a la clase obrera; hay que poner fin a la explotación asalariada, al régimen depropiedad privada sobre los medios de producción para liberarlos y asegurarlos el bienestar pleno y definitivo.

Todas las reformas son el resultado de la lucha y la participación activa de las masas movilizadas para alcanzar mejores condiciones de vida, no es regalo de ningún gobernante.

Lenin combatió constantemente el reformismo y toda forma de pacifismo social. “Las reformas son el producto subsidiario de la lucha revolucionaria de clase del proletariado.” Señalo. “Lo fundamental es la lucha revolucionaria, la lucha por la conquista del poder”. Lenin atribuye a las reformas el carácter de elemento táctico, para ser utilizado por el proletariado victorioso en su estrategia de transformación revolucionaria de la sociedad. Para Rosa Luxemburgo, “las reformas no tienen como efectocrear los “elementos” de la nueva sociedad dentro de la vieja, sino tan sólo mejorar las condiciones a partir de las cuales la clase que niega a la sociedad existente acumula fuerzas para liquidar esa sociedad”. Es a partir de este punto de vista que ella ataca las posiciones sustentadas por Bernstein, quien pretendía liquidar progresivamente el sistema capitalista mediante reformas legislativas.

La Revolución Social es la transformación radical del sistema capitalista

Revolución en palabras resumidas y sencillas es un procesode transformación radical del sistema capitalista hacia el Estado socialista que se erige en beneficio de las clases sociales explotadas por la burguesía, liquidando todas las estructuras de la vieja sociedad que sustentaban el sistema anterior. Es decir, los que somos partidarios de la revolución social no toleramos al capitalismo, ni al imperialismo, sino más bien buscamos su destrucción definitiva.

Se entiende también que este proceso no puede hacerse por la vía electoral. Sólo la movilización popular más combativa y consecuente, sólo el pueblo alzado en armas y encabezado por organizaciones auténticamente revolucionarias puede llevarlo a cabo. No hay caminos intermedios, o se toma el camino revolucionario, el camino de la auténtica liberación o solo se cosechara fracasos, desmoralización y perpetuación de la opresión y explotación capitalista.

La actual situación del país pone en evidencia una clara contradicción entre los reformistas y la derecha incrustada en el gobierno de Correa frente a la unidad y movilización de las fuerzas de izquierda y revolucionarias que nos asiste la razón, la ventaja y la infinita capacidad de luchar contra los enemigos declarados y solapados de los pueblos del Ecuador. La lucha por el socialismo es tarea actual y vigente; los protagonistas somos los cholos, montubios, mestizos, negros, campesinos y obreros, adultos y jóvenes; hombres y mujeres, los escenarios son el aula, el sindicato, el barrio, la comuna, las calles y la plazas. Esta lucha estratégica por el poder del pueblo por ahora se debe sostener en el plano de las ideas, pero es necesario insistir en la necesidad de prepararnos para la confrontación directa, masiva y combativa.
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Artículo publicado en la Revista Semillero Insurgente No. 7.