Declaración de la izquierda chilena

DECLARACIÓN DE LA IZQUIERDA CHILENA

Paris, 12 de Febrero de 1974

Hace ya cinco meses, el pueblo de Chile vive bajo una despiadada dictadura fascista. Invadido por sus propias fuerzas armadas, Chile es hoy una larga franja de tierra ensangrentada donde miles de patriotas son asesinados, torturados, privados de su libertad, expulsados de las escuelas y las universidades, implacablemente perseguidos y privados del derecho a subsistir mediante un trabajo digno. La camarilla armada que ha usurpado el gobierno piensa con su brutalidad, poder destruir al pueblo y acallar la voz, siempre generosa y valiente, de un Chile que sufre.

No logrará su objetivo. El pueblo de Chile exhibe una larga y heroica historia de lucha y unidad. La escribieron con su sangre y su combate social José Manuel Balmaceda, el patriota antiimperialista; Luis Emilio Recabarren, líder de la clase obrera; Pedro Aguirre Cerda, maestro de escuela democrático y visionario; Salvador Allende, primer Presidente auténticamente popular de Chile, consecuente revolucionario y héroe de la lucha por la independencia de los pueblos.

Esta tradición es hoy día recogida por quienes luchan contra la dictadura desafiando la represión y el terror. Se organiza y crece el combate de nuestra patria contra los que quieren arrasarla. Los militantes de la izquierda chilena, que transitoriamente estamos en el exterior, somos parte activa de ese combate cuya dirección se encuentra dentro del país. Nos hemos reunido y acordado hacer pública esta declaración en la fecha de un nuevo aniversario de la fundación de la Central Unica de Trabajadores de Chile como un homenaje a nuestra clase obrera y a todos los trabajadores chilenos.

1. Significado del Gobierno Popular

Los tres años de gobierno de la Unidad Popular representaron un cambio profundo e histórico para la sociedad chilena. La nacionalización de la propiedad de los monopolios transnacionales y el desarrollo de una política internacional realmente independiente y soberana, enfrentó al pueblo chileno con el imperialismo norteamericano.

La expropiación de los grandes latifundios desarrolló la presencia del campesinado como fuerza social y productiva. La formación del área de propiedad social industrial y la estatización del sistema financiero desplazaron de su rol rector a la burguesía monopólica. La incentivación de múltiples formas de participación popular en el aparato productivo y administrativo y el surgimiento de nuevas organizaciones populares de base, permitieron el desarrollo de un movimiento social caracterizado por una elevada conciencia política de las masas.

La gran burguesía y el imperialismo fueron, de este modo, fuertemente golpeados por el avance del pueblo. Su respuesta de clase ha sido el golpe fascista del 11 de Septiembre pasado. La dictadura militar es su último recurso.

2. La Irrupción del Fascismo: Su Naturaleza Criminal y Explotadora y Dependiente

La junta fascista rompe la institucionalidad que la burguesía creó y dijo defender. Asesina al Presidente de la República; clausura el Parlamento y las Municipalidades; interviene militarmente las Universidades; decreta la disolución de todos los partidos políticos populares sin excepción, confisca sus bienes y todos sus medios de expresión e incluso, somete a control a los partidos de derecha; suprime las libertades de prensa, de reunión y de petición y el derecho a huelga, ignora toda norma jurídica previamente consagrada.

Los trabajadores son privados de sus derechos más elementales, se decreta la disolución de la Central Unica de Trabajadores y se intenta prohibir el funcionamiento de los sindicatos. Sobre ellos se descarga el peso de la represión política y económica, que se extiende, en marcha sincronizada, llevando el retroceso social, la miseria y la incertidumbre a capas sociales cada vez mas amplias de la población.

La política económica oficial intenta restablecer el carácter monopólico de la estructura productiva y financiera, para hacer posible a los grandes empresarios nacionales y extranjeros reiniciar un proceso de acumulación basado en un grado cada vez mayor de explotación. Esta tarea demoledora y destructiva se ejecuta reduciendo los salarios reales y generando, ya sea por persecución ideológica o por la mecánica de la recesión económica, la más elevada tasa de desocupación conocida hasta hoy.

La redistribución de ingresos en favor del gran capital a costa de la masa trabajadora y de amplios sectores medios, es implacable. La acción desesperada por poner en marcha mecanismos financieros externos que alivien la situación de medios de pago al exterior, se desarrolla sobre la base del entendimiento con monopolios internacionales, de la desnacionalización de varias industrias y de la búsqueda de algún disfraz para entregar el control real del cobre chileno, a los grandes consorcios norteamericanos.

La jornada laboral es alargada arbitrariamente estableciendo un verdadero sistema de trabajo forzado. Bajo la amenaza de la muerte, la tortura, la prisión o la cesantía se intenta imponer nuevas normas sobre "productividad" a centenas de miles de mineros, campesinos, obreros, técnicos y profesionales. Sistema tan brutal no consigue, sin embargo, ningún aumento sustancial en la producción de minerales exportables y en el campo, se produce la peor cosecha de cereales que se registra en la historia del país.

En cínica declaración, la Junta anuncia que 1974 será "el peor año en la historia de Chile" y plantea, con el respaldo de los fusiles, que toda la población deberá realizar "sacrificios". Al mismo tiempo, sin embargo, derrocha los pocos recursos de que dispone el país, destinando el más alto porcentaje del Presupuesto Nacional jamás conocido a gastos militares, es decir, a la manutención del aparato de terror y a la adquisición de nuevo y moderno armamento que le permita reprimir con mayor brutalidad al pueblo, fortalecer el nuevo eje constituido con el subimperialismo brasileño y justificar las ensoñaciones geopolíticas del Jefe de la Junta.

La Junta aisla a Chile de naciones tradicionalmente amigas y nace entregada al imperialismo norteamericano. Abre las puertas del país a la voracidad de consorcios transnacionales de negra trayectoria. Desconoce el derecho de asilo y protección, viola el fuero diplomático, asesina disparando al interior de misiones diplomáticas acreditadas en Chile. No puede, en fin, impedir que su carácter fascista proyecte su imagen sangrienta hacia el exterior.

3. El Imperialismo Organiza el Golpe

Desde el momento mismo del triunfo popular en 1970, a través de planes preparados por la CIA y financiados por las compañías transnacionales, se puso en marcha la siniestra conjura que culminó con el asesinato del Presidente Allende, en el sangriento golpe militar del 11 de Septiembre pasado.

Parte de esos planes fueron el bloqueo y el sabotaje económico, el boicot financiero y la acción concertada de empresas transnacionales que constituyen la nueva forma de intervención del imperialismo.

La estrangulación de que fué objeto Chile, destinada como lo comprueban los documentos de la ITT a crear condiciones propicias para la sedición y la subversión, quedó fehacientemente comprobada en el cable del Embajador norteamericano en Chile, Davis, cuando aconseja al Departamento de Estado crear "un descontento tan grande que invite mayoritariamente a la intervención militar".

El golpe militar en Chile se inserta en el marco de una contraofensiva reaccionaria del imperialismo en América Latina, cuyo objeto es aplastar a sangre y fuego el desarrollo de las luchas populares en el continente.

La acción de los generales traidores, es por tanto, determinada por una estrategia global del gran capital internacional del cual ellos no son, sino gendarmes encargados de reprimir al pueblo chileno.

4. Las Consecuencias de la Barbarie Fascista

No cabe duda a esta altura del desarrollo de la política fascista de la dictadura, que ésta no cuenta de su lado a la mayoría del país. El fascismo empieza a recoger los frutos de su política de explotación despiadada de la clase obrera, de las capas asalariadas, del saqueo de los sectores más débiles de la burguesía, de la represión criminal a las organizaciones sociales obreras y populares, del silenciamiento de cualquier expresión de vida política en el país.

La Junta pretende consolidar el terror y convertirlo en una forma de vida permanente para el pueblo de Chile. Anuncia el establecimiento de un "nuevo orden", que no es sino la forma como la dictadura pretende justificar su voluntad de quedarse perpetuamente en el poder con el objetivo de construir una sociedad que destierre y olvide las formas más elementales de vida democrática, olvide la cultura, la libertad de pensar y de construir el destino del país. Ante sus ojos afiebrados aparecen como "marxistas": la Iglesia, las Naciones Unidas, los Gobiernos de Europa y hasta la propia prensa norteamericana.

Los fascistas son los encargados de destruir todo vestigio democrático que permita al pueblo de Chile expresar su protesta y luchar por sacudir de su espalda este terrible yugo.

5. El Pueblo está Presente!

La clase obrera y el pueblo chileno conocen hoy día en carne propia los efectos de una política que hace reposar sobre su trabajo explotado, sobre el violento descenso de su nivel de vida y sobre la represión generalizada de que es objeto, la recuperación del poder económico de los círculos que el fascismo expresa.

Cada nuevo día los trabajadores y las masas populares son arrastradas a la miseria, la desocupación, la cárcel, la tortura y la muerte. Cada día se hace más claro para todos, la necesidad de sacudirse de una dominación que los aplasta y pretende amordazarlos. Cada día crecen las condiciones para el desarrollo de una resistencia popular que se enfrente al régimen fascista, lo arrincone y termine arrojándole del poder.

Ni la explotación, ni la represión, ni el crimen pueden ahogar lo que la clase obrera ha ganado en experiencia, en conciencia y en organización y que la dictadura no es capaz de destruir.

Surgen y se multiplican en forma creciente expresiones de resistencia a la política del fascismo. La clase obrera, venciendo el terror que la junta usurpadora ha impuesto, se le enfrenta en el cobre, en el carbón y en numerosas industrias en defensa de su nivel de vida, su libertad sindical y sus derechos esenciales. Se convierte cada vez más en una verdad clara para todos que la represión no quedará impune y sin respuesta y a cada paso se suman nuevos contingentes a la resistencia activa contra el fascismo que pretende perpetuarse en nuestra patria.

La represión brutal y masiva no sólo no ha logrado quebrar el espíritu de combate y la organización de los trabajadores, sino que no ha logrado el propósito de borrar del mapa a los partidos que expresan y encabezan el combate de las masas. En medio de las duras condiciones que ha impuesto el fascismo y rodeados de la solidaridad y del apoyo de las masas, los partidos populares levantan su nivel de organización y dirección. Poniendo como tarea de primer orden su unidad, éstos se aprestan a encabezar la lucha del pueblo de Chile que culminará con el derrocamiento de la camarilla fascista que ha usurpado el gobierno.

No sólo en la clase obrera y sus partidos maduran las condiciones para la lucha y la victoria. En el campesinado se va haciendo evidente que la política demagógica de entrega de algunos títulos individuales de propiedad no es sino la máscara de una política de devolución de los fundos expropiados y de restitución del poder económico de los terratenientes. No han sido vanos los años de lucha de los campesinos por la tierra y la eliminación de los latifundios, no se puede borrar de una plumada lo que el campesinado ha conquistado en una lucha dura y prolongada. Nada podrá detener la lucha para impedir el retorno a la miseria y a la explotación a la que el fascismo quiere arrastrar a las masas del campo.

Los pobladores que han conocido los crímenes, los allanamientos masivos y la política de arrasamiento de los lugares en que viven, se reorganizan y prestan apoyo a la lucha contra la dictadura que busca borrar todo lo avanzado.

Las manifestaciones de oposición a la dictadura alcanzan también a amplios sectores de pequeños propietarios, comerciantes e industriales aún a los que colaboraron activamente en la etapa previa al golpe de septiembre, hoy día descubren con desesperación que el gobierno que ayudaron a generar los golpea por igual, hace tabla rasa de sus intereses y descarga también sobre sus hombros la política de acumulación de poder económico de los monopolios que ayer los halagaron y los engañaron.

Se abren así, pues, condiciones para aislar a la dictadura, organizar a la mayoría del país en contra de ella y hacer entrar en creciente peligro su poder.

6. Unidad contra el Fascismo

El fascismo ha hecho retroceder al país a un estado de barbarie. Por ello, se han creado al interior del pueblo chileno condiciones enormes de convergencia de vastos sectores incluso de personas y grupos que no se identificaron con el Gobierno Popular.

La tarea de destruir el fascismo se enraíza en la tradición profundamente democrática del proletariado y de los demás sectores del pueblo.

Ella, también, coincide con los reales intereses de sectores medios formados por profesionales, pequeños y medianos empresarios y comerciantes etc. Muchos de ellos no fueron capaces de entender la coincidencia de sus intereses objetivos con el Gobierno Popular y su programa. Hoy día descubren, en la realidad que, además del carácter inhumano y asesino de la dictadura fascista, ella los somete a la explotación de los intereses monopólicos del gran capital nacional y extranjero, les conculca las libertades públicas y con el retroceso a la barbarie, les impide su desarrollo humano. Todo demócrata está hoy contra la dictadura, cualquiera que sea su definición ideológica, religiosa o cultural. Todos tienen un puesto en la tarea de aislar, contener y derrotar al fascismo.

Las fuerzas populares observan con interés el robustecimiento de la tendencia a incorporarse activamente en la tarea antifascista de crecientes sectores de cristianos.

Muchos de sus pastores han eludido comprometerse con el crimen fascista y han procurado defender los derechos sindicales de los trabajadores y las libertades públicas.

Esta postura les ha implicado conflicto con el fascismo y recibir los ataques de los mercenarios de la junta. Mayores perspectivas aún de incorporación se encuentran en la masa cristiana. El desarrollo de los valores de solidaridad y fraternidad debe llevar a gran número de ellos, a sumarse a la lucha antifascista.

Además, en el seno mismo de las fuerzas armadas, hay soldados, suboficiales e incluso, oficiales que adquieren creciente conciencia del papel criminal y bestial que el fascismo les exige. Muchos de ellos descubren que son utilizados por las minorías, que representan el gran capital y por el imperialismo, con fines antipatrióticos y antinacionales. Para aplicar tal política, los generales fascistas han implantado una brutal represión en el interior de las Fuerzas Armadas. Muchos deberán ir sumándose a la tarea patriótica y nacional de combatir al fascismo. Todos aquellos que desarrollen esta conciencia democrática y popular y que no estén manchados en la bestialidad sanguinaria tienen un lugar en el movimiento antifascista.

EL PDC se encuentra una vez más en una crítica encrucijada. Muchos de sus dirigentes han colaborado o hecho el juego al fascismo. El freismo, bajo cuya conducción hegemónica se desenvolvió ese partido en el último tiempo, alentó el golpe, conspiró con los fascistas y hoy día negocia con ellos posiciones de poder. Esto contrasta con el papel de numerosos de sus dirigentes, que desde el comienzo condenaron el golpe y se suman a la gran tarea antifascista. Pero, sobre todo, numerosos sectores de su militancia y de su base social de apoyo ya han resuelto esta contradicción o están en vías de hacerlo, individual o colectivamente. Ante la descarnada explotación y represión criminal de que es objeto el pueblo han solidarizado con éste, incorporándose a la lucha contra la dictadura o colaboran en las tareas de la hora actual.

7. Amplio Frente de Lucha

Este amplio frente antifascista se hace posible por la alianza del proletariado y demás sectores del pueblo. A él se incorporan y continuarán haciéndolo, los hombres y sectores cuya conciencia democrática y humanista les lleva a la lucha contra la dictadura. El crecerá hasta convertirse en el más amplio movimiento social que haya conocido la historia de la lucha social chilena.

Su tarea principal es la derrota del fascismo, en todas sus expresiones. Se propone, pues, derrocar la dictadura, liquidar sus actuales bases instrumentales de dominación, extirpar la ideología en que se funda y las patologías que estimula en el carácter social. Pero, sobre todo deben destruir los intereses de los verdaderos dominadores del sistema que son el capital monopólico nacional y el imperialismo.

Todo vestigio del fascismo deberá ser eliminado para construir la auténtica democracia que el país requiere y para que nunca más ese fantasma pueda tomar cuerpo sobre el pueblo de Chile.

Para cumplir esta tarea el pueblo reorganiza sus fuerzas políticas y sociales, a partir de las severas condiciones de represión a que están sometidas. Hoy las fuerzas populares y antifascistas se encuentran en mejor situación que en los momentos iniciales de la represión criminal. Debemos trabajar en mejorar permanentemente esa organización y utilizar las debilidades y errores de la dictadura.

El enfrentamiento ideológico con el fascismo, las reivindicaciones masivas para evitar los dramáticos efectos de la superexplotación, la recuperación creciente de las conquistas sociales y políticas, son capítulos de las luchas actuales y presentes que anteceden a etapas más decisivas del combate.

La elección de cada método de lucha y el inicio de cada fase del combate, será producto de la correlación de fuerzas y de la organización que el pueblo y los revolucionarios alcancen en cada momento.

La clase obrera y el pueblo deberán estar en condiciones de enfrentar, derrotar en los terrenos que sean necesarios a la dictadura que los oprime.

La subsistencia de las fuerzas populares y su reorganización en las nuevas condiciones, fueron los primeros logros. La obtención y afianzamiento de la alianza del proletariado y demás sectores del pueblo y la incorporación de demócratas antifascistas son tareas en desarrollo presente. Ya se ha iniciado en la práctica, el combate de las masas para reconquistar sus derechos políticos y sociales, su profundización y extensión están en el orden del día. La preparación para fases superiores de combate y enfrentamiento del fascismo está vigente.

8. Solidaridad Internacional: Factor esencial para la victoria del pueblo

Los pueblos del mundo se han sentido profundamente conmovidos por el Golpe Militar en Chile. La inmensa mayoría de la Humanidad ha condenado con indignación los crímenes de la junta fascista. Un vasto y poderoso movimiento masivo de solidaridad con la lucha del pueblo chileno se ha desarrollado en todos los continentes.

La solidaridad con Chile se ha transformado en un factor de unidad de amplios sectores ideológicos, políticos y sociales en los diferentes países, que se ha expresado en multitudinarias acciones de masas, en pronunciamientos públicos, en campañas permanentes demandando el cese del terror, el respeto a los derechos humanos atropellados, la libertad de los presos políticos y el cierre de los campos de concentración.

Se han sumado a estas acciones personalidades mundiales, jefes de gobiernos y partidos políticos, primados de las iglesias y el propio Secretario General de las Naciones Unidas.

La actitud solidaria, firme y resuelta de casi todos los países socialistas constituyó un duro golpe contra la dictadura fascista en el terreno internacional. Muchos otros gobiernos de Europa Occidental, de América, Asia y Africa y del Oriente Medio han asumido posiciones que, de una u otra manera, han contribuido al aislamiento mundial de la Junta Militar.

Gobiernos y pueblos amigos han abierto sus embajadas y sus países para recibir a centenares de perseguidos políticos.

La solidaridad internacional ha sido un poderoso respaldo moral para el pueblo chileno en su lucha contra la brutal represión, ha repercutido también en el aislamiento político interno del fascismo y ha logrado detener en muchas ocasiones, la mano de los verdugos.

Las tareas más urgentes de la solidaridad

Las fuerzas que representan el movimiento popular y revolucionario chileno se han esforzado desde un principio en llevar a la práctica el imperativo de esa unidad.

Este proceso de fortalecimiento unitaria ha tenido también su expresión entre los chilenos que estamos fuera del país. Ya en diciembre último, en una declaración emitida en Roma por todos los partidos y movimientos de izquierda, hicieron pública su decisión de aunar esfuerzos para llevar a buen término las tareas destinadas a respaldar y desarrollar el amplio movimiento de solidaridad surgido en todo el mundo para con la lucha del pueblo chileno.

Ahora damos un paso adelante. Avanzando en el camino de la unidad, hemos decidido establecer una coordinación permanente de la izquierda chilena en el exterior. Ponemos así en manos de los trabajadores y del pueblo de Chile, así como en las manos de las fuerzas revolucionarias y progresistas de todo el mundo un instrumento más eficaz para hacer frente a las exigencias del momento actual.

Libertad para los presos de Dawson antes del invierno

Llamamos nuevamente a la opinión pública internacional a intensificar aún más la campaña masiva por el cese de la represión, el respeto a los derechos humanos, el cierre de los campos de concentración, la libertad de todos los presos políticos y la derogación del Estado de Guerra Interna.

En particular pedimos con urgencia un gran esfuerzo mundial demandando la libertad de Luis Corvalán, Clodomiro Almeyda, Anselmo Sule, Pedro F. Ramírez, Bautista van Schowen, Vicente Sotta y demás presos de la Isla Dawson.

La Isla Dawson se ha convertido en un verdadero campo de exterminio. Sus condiciones climáticas, el régimen de reclusión y trabajos forzados y la falta de atención médica, agravado todo esto con la cercanía del invierno antártico, significan que la Junta ha condenado, en los hechos, a una muerte lenta pero segura a los altos dirigentes populares y personalidades chilenas recluidos en dicho campo de concentración.

El mundo puede movilizarse con urgencia para salvar la vida y la libertad de todos ellos.

En nombre de los trabajadores y el pueblo de Chile, agradecemos la solidaridad que nos ha sido prestada. Estamos seguros que ello seguirá creciendo cada vez más, se hará carne en las masas populares, se desplegará con más fuerza en cada fábrica, en cada escuela, en cada hogar, alentando, desde todos los puntos del globo, la resistencia que se desarrolla en Chile y que terminará por triunfar, abriendo a nuestro pueblo puertas de una nueva sociedad, verdaderamente democrática.

Partido Socialista de Chile
Partido Comunista de Chile
Izquierda Cristiana
Movimiento de Izquierda Revolucionaria
MAPU Obrero y Campesino
Partido Radical Movimiento de Acción Popular Unitario
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Fuente: NUEVA SOCIEDAD Nº 11-12. MARZO-JUNIO 1974, PP. 116-121