SEGUNDO MANIFIESTO AL PUEBLO SALVADOREÑO, A LOS PUEBLOS CENTROAMERICANOS Y DEL MUNDO, DE LA RN, LAS FPL Y EL PCS
1. - Matanza y Reformas: Fórmula Siniestra del Imperialismo Yanqui y de la Junta Militar-democristiana.
En un esfuerzo por impedir al pueblo salvadoreño la conquista de su liberación, la Junta de Gobierno militar democristiana decretó, el 6 y 7 de marzo, las leyes de reforma agraria y la nacionalización de los bancos, y al mismo tiempo implantó el estado de sitio. Estos pasos fueron dados en un marco de brutal aumento de la represión contra las organizaciones populares. Desde que dichas leyes fueron dictadas, la matanza creció aún más y ha sido convertida en la forma casi única de la represión.
Está claro que la fórmula de la política que aplica el gobierno consiste en “matanza con reformas”. Es una fórmula dictada por el gobierno de los Estados Unidos, quien públicamente apoya y aplaude los pasos de la Junta Militar-Democristiana. Para llevar adelante este plan, los imperialistas yanquis y la Junta han llegado a un entendimiento con un sector de la oligarquía.
Con las reformas se pretende confundir y mediatizar a una parte de los trabajadores salvadoreños, consolidar el actual alto mando militar controlado por la peor reacción, confundir a la opinión internacional acerca de lo que en realidad ocurre en El Salvador, justificar o encubrir la brutal matanza que está teniendo lugar, e incluso justificar la intervención militar de los Estados Unidos y Venezuela sobre nuestro país, si ella llegara a considerarla necesaria Washington.
Con la matanza se busca debilitar e incluso destruir al movimiento popular revolucionario y a las fuerzas democráticas; sus golpes se descargan ya de un modo parejo sobre todos estos sectores, incluso contra los elementos honestos y progresistas del propio Partido Demócrata Cristiano. De manera que, según estos planes, una vez reducidas por la matanza las fuerzas organizadas del pueblo salvadoreño, las reformas que ahora se dictan con cierto radicalismo, serían revertidas o modificadas hasta un punto tolerable por los terratenientes y grandes señores del capital. Es con este cálculo criminal que algunos de estos señores han ofrecido su conformidad o su neutralidad ante las leyes reformistas.
Una reforma agraria profunda que entregue la tierra quienes la trabajan es y ha sido, desde hace largo tiempo, una demanda muy sentida del pueblo salvadoreño, por la que ha luchado y derramado mucha sangre suya. Pero esta reforma agraria decretada por la Junta Militar-Democristiana ha surgido a espaldas del pueblo y sin su apoyo, dictada por sus sanguinarios verdugos para dividirlo y clavarle la cuchillada traidora y luego arrebatarle de nuevo la tierra para devolverla a los terratenientes, como ha sucedido en otros países (Portugal, hace poco).
Lo mismo puede decirse de la nacionalización de los bancos, de la exportación de café y de las reformas laborales que se anuncian.
La matanza y no las reformas es el aspecto principal y decisivo de la malvada política en aplicación por la Junta Militar-Democristiana, con la directa asesoría yanqui. Las reformas son el encubrimiento, la maniobra temporal.
Nos venimos enfrentando hace muchos años a una sanguinaria y creciente represión y bajo sus golpes ha crecido la organización y hecho inquebrantable la voluntad de lucha del pueblo salvadoreño. Por eso podemos decir con absoluta segundad, ante el brutal aumento de la matanza y la maniobra reformista que ahora tienen lugar: nuestro pueblo no será engañado por las reformas envenenadas, ni apartado del cauce revolucionario; tampoco será doblegado por la represión. El movimiento revolucionario responde a este plan criminal uniéndose más y abanderando la resuelta decisión de liberar- se asumida por nuestro pueblo heroico.
II.- El Imperialismo Yanqui prepara Invasión a Nuestro País.
Los imperialistas yanquis, sin embargo, no confían del todo en la eficacia de esta fórmula y trabajan con varios planes al mismo tiempo: disponemos de información suficiente para denunciar que el gobierno de los Estados Unidos ha ordenado a sus Generales preparar la intervención militar contra el pueblo salvadoreño y que, además, ha arrastrado al gobierno democristiano de Venezuela a participar en la agresión.
Se ha dispuesto con ese fin la formación de un ejército invasor integrado con soldados portorriqueños y venezolanos. Puerto Rico es, dolorosamente para todos los latinoamericanos, una colonia de los Estados Unidos y, actuando como sus amos, ahora se disponen los imperialistas a utilizar portorriqueños, mientras sus capataces democristianos les aportan venezolanos, para realizar un trabajo sucio contra un pueblo hermano.
Así, pues, está claro que el gobierno de los Estados Unidos preferiría invadir El Salvador encubriéndose en una “intervención multilateral” y justificando su crimen con un pretexto “decente”: pisotear nuestra patria “en defensa de un gobierno democrático y reformador social y para evitar el derramamiento de sangre”. Facilitarle ambas cosas es la función que los imperialistas yanquis han encomendando al Partido Demócrata Cristiano con su incorporación a la Junta de Gobierno de nuestro país. La alta dirigencia democristiana, principalmente el Ingeniero José Napoleón Duarte, ha pactado este plan con Washington y los ha ayudado a involucrar al gobierno democristiano de Venezuela.
Denunciamos ante el mundo esta siniestra traición y estos propósitos agresivos.
La intervención en realidad ha dado comienzo; he aquí los hechos: han llegado a El Salvador, y se encuentran ya desempeñando sus funciones, varias decenas de instructores militares enviados por el gobierno de Carter para adiestrar a la Fuerza Armada en la “técnica moderna de la guerra de contrainsurgencia”. Se han destinado inicialmente tres batallones para recibir dicho aprendizaje de los instructores yanquis y se ha dispuesto convertir el llamado Centro de Instrucción de Ingeniería de la Fuerza Armada (CIIFA), situado en la ciudad de Zacatecoluca, en una “base estratégica”, con helicópteros, tanques, artillería y tropas especiales, para realizar ese tipo de guerra, que consiste fundamentalmente en un brutal y despiadado exterminio de la población, acompañado de la destrucción física arrasante, por medio de bombardeos aéreos, de artillería y máquinas blindadas, como ha podido verse recientemente en cantones de Suchitoto, áreas aledañas a la carretera Troncal del Norte, muy cerca de San Salvador, en el norte de Chalatenango, en San Vicente, Cojutepeque y otras; de una manera similar a lo ocurrido en otras áreas del mundo, donde los imperialistas yanquis han desplegado sus técnicas de “contrainsurgencia”, aunque cosechando con ello humillantes derrotas, como es bien conocido.
El gobierno de los Estados Unidos otorgó públicamente ayuda militar al gobierno salvadoreño por cinco millones de dólares que luego resultaron ser diez millones.
Se esta intensificando la matanza del pueblo salvadoreño -miembros de las organizaciones revolucionarias o simples sospechosos de serlo- una simple mirada a los periódicos de nuestro país en los últimos días, aunque ellos están muy lejos de publicar todas las victimas, es suficiente para confirmar el aumento vertiginoso que está imprimiéndose a la matanza.
Recientemente llegó a El Salvador un militar venezolano de apellido Cardoza, para coordinar planes con el Ministro de Defensa, Coronel José Guillermo García. Mientras tanto, están llegando envíos de armas del gobierno de Herrera Campins (de Venezuela), por el aeropuerto de Ilopango. Fuertes cargamentos de armas de fabricación norteamericana han estado llegando en barcos israelitas al Puerto de Acajutla. Instructores israelitas adiestran en nuestro país a la Guardia Nacional, Así, el gobierno de Israel, como lo hizo en apoyo de Somoza, se presta para entrenar a los verdugos del pueblo salvadoreño y entregarles las armas que el gobierno de Carter prefiere no entregar directamente, para no descubrir el doble juego de su política hipócrita de “apoyo a la democratización y a las reformas sociales”, que mañosamente está proclamando ante el mundo respecto de El Salvador.
Lo mismo hacen instructores vietnamitas del derrocado ejército títere del imperialismo yanqui en el Sur de Viet-Nam. Mercenarios de diverso origen, entre ellos gran cantidad de exguardias somocistas, están ingresando a nuestro país o están siendo concentrados, organizados y armados en Guatemala, a fin de lanzarlos contra nuestro pueblo.
El gobierno de Guatemala y el archi asesino MLN, que jefea el genocida Sandoval Alarcón, son los puntales más activos en la preparación de mercenarios contra el pueblo salvadoreño. Los jerarcas de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), de El Salvador, que hoy se rasgan las vestiduras clamando hipócritamente a favor de la democracia y la paz, participan activamente en estos planes. Conocemos los centros de reclutamiento y entrenamiento de mercenarios en Guatemala, estamos informados de las voluminosas compras de armas (por varios millones de dólares) realizadas durante los últimos 7 - 8 meses por el señor Eduardo Palomo (Presidente de ANEP) y otros señores, en ciertos lugares del área centroamericana. El gobierno militar derechista de Honduras colabora con los planes intervencionistas, no sólo contra el pueblo salvadoreño sino también contra Nicaragua.
Los fascistas que ahora se presentan contrarios a la intervención yanqui y pretenden ser patriotas, son en realidad verdugos y hambreadores del pueblo salvadoreño, son tan enemigos de nuestra independencia, del derecho de nuestro pueblo a la vida, a la libertad y a la autodeterminación, como los propios imperialistas norteamericanos, a los cuales han servido y están dispuestos a continuar sirviendo. Ellos protestan porque quisieran que los imperialistas confiaran sólo en ellos y realizaran exclusivamente por su medio todos los planes de sojuzgamiento del pueblo salvadoreño; detestan que los democristianos estén hoy de por medio. Pero lo que desean los fascistas no conviene hoy a Washington; éste no quiere aparecer ante el mundo como sostén de un gobierno abiertamente en manos de aquéllos. Es por eso que no hace mucho el gobierno yanqui se opuso públicamente al golpe de Estado que los fascistas se disponían ejecutar para derrocar a la Junta Militar-Democristiana, provocando su ira.
Los preparativos para una invasión yanqui a El Salvador son un atentado no sólo contra nuestro pueblo, sino contra todos los pueblos centroamericanos, puestos ahora en pie de lucha por su definitiva y verdadera independencia; constituyen un atentado contra todos los pueblos latinoamericanos y un desafío a la Humanidad.
Denunciamos la brutal matanza que sufre el pueblo salvadoreño, la maniobra vil con las reformas y los preparativos de Estados Unidos para intervenir militarmente nuestro país y llamamos al pueblo salvadoreño, a los pueblos centroamericanos y del mundo a condenarías y rechazarlas.
Ante el grave peligro de agresión que se abate sobre nuestra Patria, declaramos que el movimiento revolucionario realizará una resistencia inclaudicable frente a los invasores imperialistas, vengan ellos solos o con acompañantes. No cesaremos de combatirlos hasta expulsarlos de nuestro país. Tenemos absoluta confianza en la férrea voluntad combativa de nuestro pueblo, especialmente en sus grandes mayorías trabajadoras de la ciudad y el campo, confiamos en sus capas medias avanzadas y patrióticas. Nosotros tenemos fe absoluta en los pueblos centroamericanos y en la solidaridad internacional militante de todos los pueblos del mundo, incluido el pueblo de los Estados Unidos y los pueblos de aquellos países cuyos gobiernos lograra Washington arrastrar.
¡Nuestro suelo se convertirá en un infierno para los invasores imperialistas!
El ejemplo de los heroicos pueblos centroamericanos que combatieron expulsando a los filibusteros yanquis, jefeados por William Walker el siglo pasado; el espíritu antiimperialista inmortal del General Augusto César Sandino y de todos los salvadoreños, centroamericanos y latinoamericanos que combatieron a su lado, hasta expulsar a los invasores yanquis de Nicaragua, en los años veinte y treinta del siglo actual -Agustín Farabundo Martí entre los más destacados- volverán a alzarse en los pechos y brazos de centenares de miles de combatientes resueltos a vencer y venceremos.
Esta es nuestra determinación frente a la amenaza de agresión imperialista.
Nosotros llamamos a los gobiernos democráticos de América Latina y del mundo a no dejarse arrastrar por los imperialistas yanquis a cometer el crimen que ellos preparan contra nuestra Patria. Les pedimos su apoyo a la causa liberadora del pueblo salvadoreño.
Hace pocos días ha sido publicada la Plataforma Programática de la Coordinadora Revolucionaria de Masas para el establecimiento de un Gobierno Democrático Revolucionario, basado en el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo salvadoreño, expresión de la unión de sus fuerzas revolucionarias y de sus fuerzas democráticas. El Gobierno Democrático Revolucionario reunirá dentro de él a representantes de las diversas ideologías que el pueblo salvadoreño alberga en su seno, será un gobierno que garantizará verdaderamente el respeto a los derechos humanos, a las libertades democráticas; por contar con la base de apoyo popular más amplia y fuerte de toda la historia de nuestro país, será plenamente capaz —el único que podrá hacerlo— de transformar nuestra injusta sociedad, realizando los profundos cambios estructurales que son necesarios para crear una nueva sociedad, justa en lo social, democrática y verdaderamente independiente como nación.
La Plataforma Programática de la Coordinadora Revolucionaria de Masas deja bien establecido que el movimiento revolucionario no pretende asumir él solo el Poder, ni imponer su ideología como única, ni gobernar en su exclusivo provecho, sino incorporar al pueblo salvadoreño al Poder, reunir la expresión de sus intereses en el Gobierno Democrático Revolucionario y asegurar así la paz, la libertad, la justicia y el sucesivo progreso social. No existe otro camino para solucionar la honda y gravísima crisis nacional en provecho del pueblo salvadoreño.
Las FPL, el PCS y la RN damos pleno apoyo a esa Plataforma. Nuestros objetivos, los medios para alcanzarlos, en una palabra, lo que los revolucionarios queremos, está plasmado en esa Plataforma, que también expresa lo que todos los demócratas verdaderos de nuestro país quieren.
Los pueblos tienen derecho a darse el gobierno y la organización social que ellos determinen. Los pueblos tienen, en consecuencia, derecho indiscutible a la revolución y a realizar por vía revolucionaria armada sus anhelos negados, frente al poder que les ha cerrado las vías pacíficas y trata de aplastarlos con las armas, como hoy ocurre a nuestro pueblo.
Estos son principios y derechos que no admiten discusión. El imperialismo, cualquiera que sea su pretexto o alegato, refinado o burdo, no tiene derecho a pisotearlos. Aquéllos que apoyen la agresión yanqui contra el pueblo salvadoreño, están atentando contra sus propios pueblos y contribuyendo a que Washington se hinche de soberbia y erija el chantaje del “gran garrote” como la única política para relacionarse con los países débiles y atrasados.
Frente a los agresores imperialistas y sus comparsas, y frente a los fascistas que realizan, cada uno a su manera, el zarpazo contra el pueblo salvadoreño, levantamos muy en alto nuestra voz, nuestra voluntad inquebrantable de lucha y nuestras armas, para lanzar esta consigna suprema:
¡LIBERACIÓN O MUERTE; UNIDOS HASTA LA VICTORIA FINAL!
“PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES, UNIOS”
PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR (PCS)
¡REVOLUCION O MUERTE! ¡EL PUEBLO ARMADO VENCERA!
FUERZAS POPULARES DE LIBERACIÓN -FPL- FARABUNDO MARTI
¡LUCHA ARMADA HOY, SOCIALISMO MAÑANA!
RESISTENCIA NACIONAL (RN)