En fecha 12 junio de 1969 se dio a conocer en gran portada a través de los diarios principales del país la existencia de una nueva organización político-militar, con lo que se aclaraban y justificaban las masivas capturas realizadas principalmente en el Occidente del país por la OSN, las fotos de los involucrados y sus declaraciones (jóvenes entre 17 y 21 años de edad) eran parte del hit propagandístico del aparato represivo. El Jefe de la OSN, Samuel Genie, dio por aclarado el secuestro realizado días atrás, del hacendado chinandegano Aquileo Venerio Plazaola y el frustrado intento de extorsión al también propietario chinandegano Pablo Ubilla.
En noviembre del año pasado en el artículo “Las FARN de Nicaragua”, publicado en END, extrajimos de la invisibilidad a esta organización, hechos conectados con la misma, así como también a algunos de sus protagonistas, como Jacinto Baca Jerez, considerado el máximo dirigente de las FARN. Todo esto ha sido parte de un proceso reconstructivo que incluye la revisión de fuentes periódicas y principalmente nuestro involucramiento en el proyecto de rescate oral “Archivo de la Palabra” de la Biblioteca del BCN, que nos ha permitido entrevistar a algunos de los sobrevivientes de los hechos.
Ahora, vamos a abordar un aspecto que implicó muchas especulaciones y se considera hasta hoy como una incógnita al hecho de que una organización que -según los informes del enemigo y los hechos- tuvo una estructura y connotación nacional, haya desaparecido del escenario político sin -aparentemente- dejar huellas.
Entre los principales ejes especulativos que se manejaron (y se manejan) sobre el particular, estuvieron los siguientes:
a) Al caer Jacinto Baca, desaparecieron las FARN.
b) El PSN hizo desaparecer las FARN.
A la luz de las entrevistas y conversaciones con sobrevivientes de esta experiencia, se puede arribar a ciertas conclusiones:
a) Es cierto que las FARN se debilitaron con la caída de Jacinto Baca Jerez, porque era un dirigente que había logrado gran carisma en la organización. Su muerte causó desconcierto e incertidumbre y la dirigencia de las FARN no tuvo capacidad de asimilar su caída. Fue evidente que algunos de sus connotados militantes y colaboradores, al perder los contactos, pasaron al FSLN, entre estos, Manrique Arteaga, Leonardo Real Espinales y Edwin Meléndez. Esto no se puede comprender si no se sabe qué pasaba en esos años en lo interno de la reorganización gestora de este brazo armado: el Partido Socialista Nicaragüense, lo que nos enviaría al segundo eje especulativo que se manejó.
b) Este período fue de grandes problemas internos en ese partido que, por supuesto, trascendieron en la experiencia del experimento armado. Desde la renuncia, primero de Álvaro Ramírez en 1968 como Secretario General, y después la de Onofre Guevara, en julio de 1969, agregado a la muerte de Jacinto, en noviembre de 1969, el ala radical del PSN entró en un proceso de declive. Como resultado de esto, la dirección la asumió Luis Sánchez Sancho, quien en la voz del mismo Onofre, años después, vino a reencauchar poco a poco las concepciones y prácticas conservadoras que se creían superadas con la salida de Perez Estrada y de los hermanos Lorío, en 1967.
Éste no fue un paso brusco en esas circunstancias; Sánchez -quien al poco tiempo de asumir la dirección es encarcelado- no habló de oponerse a la lucha armada abiertamente. Pero, desde entonces, empieza a propagar la idea de que la forma en que se está llevando a cabo la lucha armada con las FARN era aventurera, “que había que preparar seriamente la lucha armada”, que la aventura podía obrar en el liquidacionismo. A su salida de la cárcel en 1971, ésta, entre otras, fue la idea que muy sutilmente se propagó entre cuadros y militantes del PSN hasta plantearse abiertamente en una reunión plenaria en este mismo año.
En auxilio de esta situación, ocurrieron otros hechos, como fueron: el encarcelamiento de uno de los principales dirigentes: César Cortés Téllez, quien a la vez fue su expulsado de las filas del PSN por razones disciplinarias; la acusación contra Abdul Sirker, quien había salido clandestino para la Unión Soviética, de ser agente de la CIA. Esta acusación, propagada por los expulsados hermanos Lorío y Manuel Pérez Estrada, a pesar de que resultó ser a todas luces infundada, tuvo serias consecuencias en la imagen de Sirker entre las bases del PSN y de las FARN. A su regreso, además de ser detenido por la OSN, tras su cautiverio, ya no retornó ni a dirigir la Comisión Militar, ni a reactivar el aparato armado, ni al mismo partido.
Por esos años, falleció otro de los grandes impulsores del brazo armado: el doctor Nicolás Arrieta. Otros dirigentes del aparato armado fueron ubicados en actividades legales, o fueron enviados al exterior (URSS) como fue el caso de Roger Cabezas. Otros cuadros o militantes que no se incorporaron a las estructuras del FSLN, pasaron a ser fundadores de pequeñas fuerzas de izquierda (como Isidro Téllez y Pablo Martínez en el Movimiento de Acción Popular). Es decir, que la tendencia radical se debilitó y la idea de las FARN se vino diluyendo.
La tendencia de Luis Sánchez Sancho se fortaleció en la dirección del partido; en la práctica, ésta no pasó a preparar seriamente la lucha armada como lo predicó el mismo Sánchez, sino que, por el contrario, se produjo un acercamiento con fuerzas de la oposición burguesa (CON, UDEL, etcétera). Por esos años, contradictoriamente, el PSN incrementó su influencia en el movimiento sindical (principalmente en el sector de construcciones) logrando espacios nunca antes alcanzados.
A fines de 1975, siendo responsable de la Comisión Especial (Militar) Álvaro Montoya Lara, se convocó a un pleno extraordinario de la Comisión Política del partido, donde hubo un fuerte reclamo por el abandono del trabajo militar y se tomó la decisión de retomarlo. El no cumplimiento de este acuerdo – entre otros problemas de funcionamiento- condujo a una nueva división entre 1976-77 entre los radicales dirigidos por los doctores Julio Briceño-Álvaro Ramírez, y los conservadores por Sánchez. Todo lo cual, forma parte de otra historia.
En síntesis, el ala radical se debilitó de manera tal manera en los años 1969-1972, que la tendencia conservadora desde la dirección del partido logró debilitar el brazo armado, al extremo de hacerlo desaparecer. Los radicales tendrían que acumular fuerzas para dar un último empuje, hasta 1975. Entonces a las FARN, el que la hizo desaparecer no fue el partido como tal, sino la tendencia conservadora.
En estas circunstancias, el FSLN como organización político-militar, tras los golpes sufridos entre 1967 y 1969, planteó la estrategia de acumulación de fuerzas en silencio, asimilando los restos de la estructura y logística de la desaparecida FARN, principalmente en Occidente. No siendo, por lo tanto, inútil los esfuerzos del ala radical del PSN y de Jacinto Baca Jerez, en tanto favorecieron el desarrollo y fortalecimiento del FSLN en esta región.
───────────────────
Fuentes Periódicas.
La Prensa y Novedades entre mayo de 1969 y abril de 1970.
Fuentes Orales
Entrevistas a: Roger Cabezas Gómez, Abdul Sirker, Jorge Galo Espinoza, César Cortez Téllez y Álvaro Ramírez González.
Conversaciones con: Rubén Jiménez, Juan Isabel Galeano, Francisco Brenes, Adolfo Espinoza, Abdul Sirker y Guillermo Baltodano.
*Historiador de la Sala de Investigadores de la BBCN