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El triunfo de Gabino Cué y las perspectivas de su gobierno.
El candidato triunfador de la Coalición por la Paz y el Progreso en Oaxaca tiene por delante enormes desafíos en todos los aspectos. Los rezagos ancestrales en seguridad pública, social, servicios de salud, educación, etc. Son enormes e incluyen grandes retos para el presente sexenio.
Aunado a lo anterior, tiene que lidiar con una serie de obstáculos que el priismo ha puesto y seguirá poniendo por delante. En primera instancia, Gabino encontrará un estado ahogado en deudas exorbitantes que lo ahorcarán en buena medida e impedirán realizar un buen ejercicio. Al mismo tiempo, la burocracia será otro obstáculo con quien lidiar, la cual el PRI y los cacicazgos dirigen y manipulan abiertamente; en el mismo tenor tendrá que afrontar al pulpo del transporte que ha crecido para conveniencia de los priistas de una manera anárquica y exagerada; sin que realmente se refleje en un mejor servicio para los usuarios. Sin mencionar, el control paulatino que están tomando grupos de poder del ambulantaje y de los diversos mercados y tianguis; esto, con el fin de que a la hora que el nuevo gobierno se siente, ellos estén con anticipación debidamente acomodados y en excelentes condiciones de negociación de espacios de poder.
También se torna evidente que Ulises ha dejado muchas cosas sin hacer, las cuales regularmente se realizan de manera rutinaria. Un ejemplo que se puede constatar sin ir más lejos, es el total abandono en que se encuentran las calles y avenidas de la ciudad de Oaxaca. Se perfila una línea general de orientación del actual gobierno “ulisista” de ya no hacer nada, de dejar tirado todo, que el estado de Oaxaca se caiga lentamente en pedazos en todos los aspectos (vías de comunicación, inseguridad, rezago en la solución de los problemas políticos, agrarios, de demandas sociales, etc.). Para que de esta manera la nueva administración haga esfuerzos sobrehumanos para poner nuevamente al estado en pie y funcionando. La intención es clara, evidenciar ante la población la incapacidad de Gabino Cué y su equipo de gobierno.
Al mismo tiempo, existe el riesgo latente de caer en la tentación, de aceptar los coqueteos descarados de Jorge Franco Vargas por parte del nuevo equipo que gobernará Oaxaca. ¿Que moneda de cambio puede ofrecer? ¿A qué costo para la coalición? Mancharse con ese tipo de alianzas por parte de los “gabinistas” no vale la pena y estaría eso sí, de inicio perfilando el carácter de su gobierno.
Aunque es evidente que una vez nombrado el gabinete, empezará a perfilarse cuál será el carácter y forma de gobernar de esta simbiosis de derecha y partidos de la izquierda electoral. ¿Llevarán a Benjamín Robles Montoya a COPLADE? ¿Y como Secretario de Gobierno a Salomón Jara? ¿Al IEEPO a Víctor Raúl? ¿Y los del equipo de Murat a donde? ¿Los “diodoristas” irán al área de seguridad? ¿Y los panistas y la gente del PRD estatal? En poco tiempo lo sabremos y podremos tener una idea más clara de lo que se avecinará.
Nadie puede negar que derrotar al PRI en las pasadas elecciones fue un triunfo histórico. Que sólo fue posible con el concurso de las fuerzas progresistas, la sección 22 y el hartazgo de la mayoría de la población ante el saqueo descarado de los recursos públicos y la descarada impunidad con que actuaba la clase política priista en contubernio con la delincuencia organizada.
Sin embargo, está todavía muy lejos de ser para Oaxaca el inicio de una verdadera transición hacia la democracia. El hecho de que en la Coalición estén incrustados personajes de la talla de José Murat o Diódoro Carrasco Altamirano, son un reflejo de los pocos alcances que tendrá este nuevo gobierno. Por lo que, medidas realmente de corte progresista que quieran impulsarse, siempre tendrá en ellos y en las fuerzas del PAN un dique difícil de sortear.
A pesar de lo anterior, las pasadas elecciones resultan un salto y reflejan por parte del pueblo un enorme deseo por que el presente estado de cosas cambie. Del lado de las fuerzas de la coalición y de Gabino Cué en particular, está la capacidad e intención si así lo desean que esto se haga realidad. Si no fuere así; el pueblo, la sección 22 y las fuerzas del movimiento social tienen el inalienable compromiso de seguir pugnando porque esto realmente suceda.
Aún así, hay que darle el beneficio de la duda al nuevo gobierno y esperar al menos unos seis meses para poder evaluar adecuadamente su desenvolvimiento. Prejuzgar en este momento sería en realidad defenestrar sin ver en la práctica los resultados o la real actitud política que tendrán en el futuro. Pase lo que pase, Gabino ha dado algunas muestras de ser un político progresista e inteligente que ojalá intente gobernar con lucidez y que ello redunde en algunos beneficios para la población. Pero insistimos, los hechos son los que hablarán por encima de todo.
¡Por la revolución socialista y la liberación nacional!
¡La lucha popular revolucionaria!
¡Patria libre!
¡Y socialista!