A raíz de los acontecimientos del 11 de septiembre que dieron origen a la imposición chantajista de medidas excepcionales por el gobierno de los Estados Unidos, la realidad política ha tomado un giro en extremo peligroso.. Muchos de los derechos civiles que han sido logrados por la sociedad civil han sido derogados por decretos del presidente George W. Bush. También son muchos otros los que se pretende eliminar para a’si entregar a los militaristas fascistas yanquis poderes plenipotenciarios para intervenir como y cuando les venga en gana con los sectores populares que ellos determinen puede ser opuestos a sus políticas en el mundo.
Algunas de las medidas ya implantadas o en proceso de implantación son: las interceptaciones telefónicas sin necesidad de aprobación judicial; el arresto “preventivo” de personas que sean considerados como sospechosos de ser terroristas o de apoyar a los que ellos determinen lo son; la creación de tribunales militares para juzgar a los que ellos consideren peligrosos; el mantener encarcelados por tiempo indefinido, sin juicio o acusación, a todo aquel que ellos mantengan bajo sospecha; y, aún más orientado hacia el fascismo típico del régimen hitleriano, el otorgar recursos económicos y poderes ilimitados a su connotada agencia de espionaje y de operativos encubiertos que todos conocemos como la CIA.
Los Macheteros sabemos muy bien el significado de semejantes medidas. Pretenden reprimir por todos los medios que les venga en gana a todo patriota genuino que lucha por lo que es el sagrado derecho a la libertad, como lo es la lucha del pueblo puertorriqueño por su independencia, por su soberanía y por lograr lo que por derecho natural nos corresponde como pueblo.
Una de las proyecciones de la CIA, al igual que de otros cuerpos al servicio de la represión política, lo es la de lanzar campañas de reclutamiento en las universidades aprovechando lo que ha sido su propaganda intensiva para canalizar la aversión que todo pueblo le tiene al terrorismo, para justificar su política que no es sino el peor caso de terrorismo de estado que ha constituido su práctica a través de muchas décadas en nuestra patria y en el mundo. Ya han hecho pública su política de asesinatos abiertos dirigidos a eliminar físicamente a quienes consideren como amenazas a sus intereses en el mundo. En otras palabras, todo aquel que le haga frente y se oponga a sus políticas criminales, se convierte en blanco automático de sus intenciones criminales. La justificación es que “hay que eliminar los terroristas”.
Los Macheteros estamos dirigiendo este boletín especial a nuestra juventud en las universidades, para que tengan conocimiento de lo que es la suciedad de sus intenciones y para que no se dejen engañar convirtiéndose en agentes asalariados de la criminalidad legalizada del gobierno de los Estados Unidos. Al servir a la CIA, le sirven a quienes no escatiman en formas de engañar a nuestro pueblo, de reprimirlo, de explotarlo y de asesinarlo. No es, en el fondo, nada nuevo. Lo han venido haciendo durante décadas sólo que ahora se convierte en algo más ostensivo, más abierto, insuflados por lo que consideran es el apoyo que la humanidad le ha dado, algunos por miedo y por no convertirse también en blanco de su enorme poderío para reprimir económica, política y militarmente a quienes se le oponen, y otros sencillamente debido a que son los cómplices en la criminalidad y en la expoliación de los pueblos pobres y humildes.
Estos artículos que aquí reproducimos no los hemos escrito Los Macheteros. Son artículos que nos ilustran sobres quiénes, en realidad, son estos asesinos. La militarización del gobierno de los Estados Unidos ha sido un objetivo de los sectores más retrógrados de esa sociedad durante muchos años. Siempre han soñado con poder dar un golpe de estado militar, y desde que el señor Bush se robara las elecciones, lo han estado instrumentado. Ya vemos como son los militares con traje de civil los que dirigen ese país, y cómo están imponiendo, sus nuevas leyes fascistas. Nuestros jóvenes no se deben dejar engañar por la cultura de la aventura y el amor al dinero que los yanquis han convertido en modo de vida. Sirvan a Puerto Rico que es su patria.
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PRESUPUESTO DE LA CIA
"La ineficiencia recompensada o el negocio del fracaso.
El Senado recompensa a la CIA con una ampliación de sus poderes y una lluvia de dólares.
La CIA demuestra mucho más eficiencia en los pasillos de la Administración que en las cuevas de Al Qaeda".
Jean-Guy Allard Granma Internacional, 20 de noviembre de 2001
El espionaje es indiscutiblemente un negocio redondo, cuando es practicado bajo la tutela de los senadores del Imperio. Más malos son los resultados, más altos son los presupuestos.
Parece ser esa la moraleja de la historia cuando, a unas semanas, de los catastróficos atentados de Nueva York y Washington, el Senado recompensa a la CIA y a las demás agencias de espionaje, por su admirable ineficiencia, con una ampliación de sus poderes y una lluvia de dólares
Hace unos días, el Senado votó –una vez más con unanimidad- por un generoso aumento de presupuesto para las 13 agencias de espionaje de la nación; aunque el presupuesto de la inteligencia norteamericana es secreto, la prensa lo sitúa generalmente en 30mil millones por año aproximadamente.
El aumento otorgado sería del nivel solicitado por el presidente George W. Bush, es decir del 7%. Por supuesto, la venerable Agencia Central de Inteligencia se traga un respetable pedazo del pastel. Así, la Compañía, como la nombran sus integrantes, ha salido del terremoto Bin Laden, sin pagar la cuenta de un letargo que ha permitido a los conspiradores actuar impunemente. Mejor aún: pocas horas después de los espectaculares atentados, el Presidente aparecía en el cuartel general de la CIA, en Langley (Virginia), para demostrar su apoyo al jefe de la Agencia, frente a las cámaras de televisión. Abrazando a George J. Tenet, Bush le aseguró su confianza y apoyo.
Es que la CIA demuestra mucho más eficiencia en los pasillos de la Administración que en las cuevas de Al Qaeda. El propio padre del presidente tuvo el privilegio de dirigir su destino. Y el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Porter J. Goss, se distinguió entonces como uno de sus oficiales clandestinos. Goss, quien siempre se quejaba de no llegar a tener la atención de la administración Clinton, ha adquirido rápidamente la fama de ser la persona de confianza de Bush en este peculiar campo de actividad.
Los chismosos de la loma del Capitolio cuentan que, en realidad, Goss es el sucesor designado de Tenet y que Bush sólo espera el final del mandato del representante republicano de la Florida, el año que viene, para entregarle el puesto
Entretanto, además de recoger más presupuesto, la CIA ampliaría sus poderes ya enormes en la esfera de la inteligencia, si una propuesta de reforma es aceptada por la Casa Blanca. De tal forma que Porter Goss, después de los atentados de las Torres Gemelas y el Pentágono, mostró poca voluntad de sancionar a sus ex colegas e hizo lo posible para suavizar el debate sobre el tema de lo que se calificó como histórico fracaso de la inteligencia norteamericana
Para el mundo entero, parecía increíble que los servicios secretos norteamericanos, con sus decenas de miles de agentes y sus monumentales presupuestos, hayan sido incapaces de detectar los preparativos de aquellos atentados. Pero... ¿qué hacían los 16,000 agentes de la CIA, con el apoyo de los más de 27,000 agentes del FBI y de los casi 90,000 agentes de los demás servicios de inteligencia y contrainteligencia del Imperio, dos años y medio después de un primer atentado contra el World Trade Center y más de tres años después de los ataques contra las embajadas norteamericanas de Nairobi y Dar es Salaam? Colmo de la ineficiencia, el diario Le Monde, de Paris, escribía el 17 de septiembre que, en agosto, la CIA había informado a la inmigración norteamericana y el FBI que dos sospechosos, Khalid Al-Midhar y Nawaq Alhamzi, presuntos conspiradores de la organización de Bin Laden, planeaba de viajar a los E. U. Según el diario, ambos hombres estaban ya en territorio estadounidense. El FBI tardó en emprender una investigación, con el resultado que los dos militantes de Al Qaeda nunca fueron molestados en la preparación del apocalíptico acto de terrorismo.
¿HACIA UN PODER AÚN MAYOR?
Una comisión presidencial acaba de proponer que se entregue a la Compañía las tres más grandes agencias de espionaje del Pentágono, en el marco de una importante reestructuración.
Así, la National Reconnaissance Office, que desarrolla, construye y maneja los sistemas de satélite espías, la quien dirige los sistemas National Imagery and Mapping Agency, de imágenes y de mapas, y la National Security Agency, responsable de la intercepción electrónica, pasarían bajo el control del Director de la CIA. Este último es coautor de la propuesta de reforma y del informe que la justifica, redactados bajo la responsabilidad del Teniente General (retirado) Brent Scowcroft, presidente del Comité Consultor de Inteligencia Extranjera de la Presidencia, y ex consejero para la Seguridad Nacional de los presidentes George Bush y Gerald Ford.
Entretanto, el principio según el cual los resultados mediocres procuran presupuestos más importantes también se demuestra con el FBI cuyo director, Robert S. Mueller III –un protegido del procurador general John D. Ashcroft- acaba de recibir $250 millones extra para alcanzar un presupuesto anual de $3,5 mil millones de dólares, a varias veces el presupuesto total de muchas naciones del Tercer Mundo.
El FBI, que sigue distinguiéndose con el lamentable fracaso de su investigación sobre el Ántrax –Mueller está ahora reducido a lanzar llamamientos a la colaboración del público para encontrar una primera pista-, estaría ahora reclutando “videntes remotos” para predecir futuros ataques de Osama Bin Laden, según el diario británico The Times.
El prestigiosos periódico londinense cita a Prudence Calabresse, directora de Transsdimensional Systems, quien asegura que el FBI le ha hecho, efectivamente, una solicitud oficial de colaboración. Si esta información es cierta... también será bastante cierto que el FBI tendrá presupuestos aún más considerables para los años venideros.
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El terrorismo primero se combate usando espías e informantes, dice Bush padre
Granma Internacional, 20 de noviembre de 2001
El único método seguro de protegerse del terrorismo es de penetrar las filas de los terroristas. La afirmación es de un gran conocedor: George Bush I, ex presidente de E.U., padre del actual presidente George Bush II, y ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
En sus comentarios públicos, en los días que siguieron el apocalíptico ataque al World Trade Center neoyorquino y al Pentágono, cuando numerosos políticos norteamericanos lanzaban hacia la CIA y las 12 otras agencias nacionales de inteligencia miradas acusadoras, el ex inquilino de la Casa Blanca designó espontáneamente como culpable del enorme fracaso la tendencia a confiar esencialmente en la tecnología para espiar a un enemigo, dejando atrás el factor humano.
“Cuando yo era presidente durante la Guerra del Golfo, cuenta Bush padre, podían decirme exactamente cuántas tropas se encontraban en la línea del frente. Podían decirme en qué dirección se iban (...) Pero lo que no me podían decir era la intención. Y la única forma de medir la intención es la inteligencia humana...”
En las semanas siguientes, numerosos miembros de la “comunidad de la inteligencia” de Washington comentaron con argumentos similares el desastroso trabajo de los James Bond del Imperio.
El ex oficial de la CIA, Porter J. Goss, hoy representante republicano de la Florida, quien encabeza el comité de inteligencia de la Cámara Baja, usaba por su parte este mismo estribillo desde ya meses: para él, la inteligencia norteamericana tiene demasiado miedo al riesgo, se apoya demasiado sobre las supuestas proezas de la tecnología y desprecia la “inteligencia humana” al punto de dejar reducir a su personal de espías e informantes “hasta niveles peligrosamente deficientes”.
Un proyecto de ley sobre el presupuesto de las 13 agencias de espionaje también se refiere a este fenómeno, y ordena la reorientación del trabajo, además de sugerir la contratación de un número muy superior al actual de analistas y traductores que hablan los idiomas y dialectos del Medio Oriente.
En realidad, la “inteligencia” estadounidense queda bastante traumatizada por los eventos del 11 de septiembre. Al punto que la prensa publica unos cuantos comentarios por lo menos preocupantes.
Un artículo de Bob Droggin y Greg Miller publicado estos últimos días en el diario Los Angeles Times cuenta cómo “oficiales de la CIA, miembros de comités de supervisión del Congreso, y otros, terminan conversando de tales tácticas encubiertas, como raptar miembros de la familia de sospechosos del terrorismo, contratar a caciques afganos de la droga y de posibles tentativas de asesinato”.
Entrevistado por los dos periodistas, un ex operativo de la CIA con 30 años en la agencia, cuenta que un debate se desarrolla desde el 11 de septiembre en la CIA sobre las técnicas de interrogatorio: “Mucha gente dice que necesitamos a alguien en la agencia que sepa sacar uñas. Otros dicen que se debe confiar a otros estos métodos que no usamos. La sola pregunta entonces es: ¿Desean gente de la CIA en la sala o no?”.
El ex agente de la CIA también se refirió al uso de parientes de terroristas: “Se coge a sus madres y a sus hermanos y hermanas bajo control completo y se les informa (a los terroristas). Se les amenaza que pagarán el precio si toman mala decisión”.
Más allá de esas preocupantes consideraciones, es cierto que el factor humano es fundamental en la lucha contra el terrorismo. Sin penetrar al enemigo no hay modo de saber cuáles son sus verdaderas intenciones.
Lo demostraron claramente los cinco patriotas encarcelados injustamente en las celdas del Imperio en Miami, cuando arriesgando sus vidas se acercaron a organizaciones terroristas anticubanas de la Florida con el único objetivo de proteger a su pueblo contra sus planes criminales.
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EL "MÉTODO" DE MINDANAO
Granma Internacional, 20 de noviembre de 2001
Los excesos de lenguaje no tienen límites en los círculos de la inteligencia de Washington, después del desastre del 11 de septiembre. Así, el presidente del Comité de Inteligencia del Senado, Bob Graham, demócrata de la Florida, contaba al cotidiano Los Angeles Times una anécdota oída últimamente en una cena que reunía a conocedores del tema.
Alguien recordó, contó Graham, cómo un oficial del ejército norteamericano llamado “Black Jack” Pershing había puesto fin a una insurgencia musulmana en la isla filipina de Mindanao durante la Guerra hipano-americana, al final del siglo XIX.
En un cierto momento, recordó Graham, los soldados norteamericanos capturaron a 12 musulmanes. Mataron a seis “con balas cubiertas de grasa de puerco”. Luego, continúa Graham, los soldados norteamericanos envolvieron a los rebeldes muertos en mortajas hechas de piel de cerdo antes de “enterrarlos con la cara hacia abajo para que no vieran la Meca. Entonces vaciaron, sobre los cuerpos, entrañas de puercos”. “Los otros seis fueron forzados a observar. Y esto fue el final de la insurrección de Mindanao”. (De hecho, resaltó el periódico, la insurrección de Mindanao sigue hoy día... y se supone que la sostiene el movimiento Al Qaeda, de Osama Bin Laden.)
Graham subrayó que él no proponía el uso de tales métodos. Sin embargo, añadió que cuando los terroristas no son “motivados”por la ideología o el dinero, la inteligencia norteamericana puede apoyarse en otras vulnerabilidades, al incluir “las familias, los parientes, las creencias religiosas, etc.”
Linda mentalidad de parte del número uno de la inteligencia en el Capitolio...
La “inteligencia” del Imperio
Organismo y número de agentes
FBI en E.U.: 22,920
FBI en el exterior: 4,880
National Security Agency: 21,000
Central Intelligence Agency (CIA): 16,000
Office of Naval Intelligence: 16,000
Air Intelligence Agency: 15,000
Army Intelligence and Security: 13,000
Defense Intelligence Agency: 8,500
Otros servicios de inteligencia: 7,700
TOTAL: 134,000
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LOS BRUTALES MÉTODOS DE LA CIA
Agentes de EE.UU. dirigieron en Albania la destrucción de una célula terrorista
Javier del Pino- Washington [El País de España]
22 de noviembre de 2001
A los detenidos se les colgaba boca abajo para que las descargas eléctricas en los genitales fueran aún más dolorosas. Se les dejaba horas en habitáculos sin ventanas y con agua estancada hasta las rodillas. A veces también se les arrastraba los pies, boca abajo, por la habitación en la que se hacía el interrogatorio. Al lado de los policías egipcios y albaneses (expertos en torturas) había invitados que eran lo que parecían: agentes de la CIA. The Wall Street Journal ha construido el relato de una operación encubierta de la CIA en Albania y Egipto que logró acabar con una célula terrorista vinculada a Osama Bin Laden, aunque pulverizó al mismo tiempo las normas básicas del respeto a los derechos humanos.
No se sale de lo común que la CIA participe en operaciones antiterroristas en el extranjero. Tampoco es asombroso que los métodos de las fuerzas de seguridad en algunos países sean poco respetuosos con los detenidos. Sin embargo, la brutalidad de los medios empleados en esta operación planificada y presenciada por la CIA asusta más en estos tiempos en los que Bus ha firmado órdenes ejecutivas para permitir asesinatos selectivos en el extranjero o para montar tribunales militares secretos que sentencien y ejecuten sin papeles de por medio.
La investigación de los periodistas Andrew Higgins y Christopher Cooper arranca en Albania con la detención de varios presuntos miembros de la Yhiad egipcia en julio de 1998, el momento en el que esta organización trataba de fusionarse con la red Al Qaeda de Osama Bin Laden. La inestabilidad política en Albania proporcionaba un escondite perfecto para terroristas de todo signo. Al mismo tiempo, la CIA había cultivado su relación con el poder en ese país desde la caída del régimen comunista, lo que proporcionaba a sus agentes en un punto de mira perfecto para observar las actividades terroristas en los Balcanes. Se cruzaron tres intereses: Egipto quería juzgar en su territorio al mayor número posible de miembros de la Yhiad para evitar más atentados contra turistas, la CIA quería apuntarse una victoria en su lucha contra Bin Laden y Albania era un país dispuesto a hacer lo que EEUU mandara con tal de demostrar su buena voluntad a cambio de prebendas.
Ahmed Osman Saleh fue detenido cuando descendía de un autobús frente a unn parque en el centro de la capital albana. Su detención no fue precisamente un ejemplo de métodos policiales: le colocaron un capuchón de tela en la cabeza, le ataron los pies y manos con grilletes y, al más puro estilo mafioso, le metieron en el maletero de un coche. En el vehículo sólo iban policías albaneses. Los agentes de la CIA iban en el coche de detrás.
Saleh fue sometido a dos días de torturas y vejaciones en una base aérea abandonada a 50 kilómetros de Tirana. Los agentes de la CIA preguntaban y los policías albaneses hacían el trabajo sucio: le sometían a descargas eléctricas en lospezones y en el pene, le colgaban de los pies o de las manos, le arrastraban boca abajo por el suelo pedregoso o le dejaban horas en un cubículo lleno de agua cenagosa.
De allí le llevaron a El Cairo junto a otro presunto terrorista, Ahmed Ibrahim al Hangar. El avión fue fletado por la CIA. Saleh, Al Hangar y muchos otros presuntos miembros de la Yihad, detenidos en varios casos bajo la supervisión de la CIA, fueron juzgados en Egipto a comienzos de 1999. Muchos de ellos, incluido Saleh, fueron condenados a muerte y ahoracados en el patio de una prisión.
El máximo responsable de los servicios de espionaje de Albania, Fatos Klosi, reconoce que muchas de las operaciones que ha llevado a cabo a petición de la CIA son “legalmente poco justificables”. Oficialmente, la CIA no reconoce haber participado en ninguna operación encubierta para detener y deportar a Egipto a terroristas de la Yihad. También aseguran que cualquier sugerencia sobre la participación o la aquiescencia de la CIA en operaciones con torturas es “incorrecta”. En privado, según The Wall Street Journal, la agencia de investigación presume de esa operación como uno de sus mayores éxitos contra el terrorismo.