RESPUESTA DE LA CGSB A LOS INTELECTUALES COLOMBIANOS
Estamos comprometidos en la solución política
Montañas de Colombia,
Diciembre 2 de 1992
Señores: Antonio Caballero, Gabriel García Márquez, Nicolás Buenaventura, Fernando Botero y demás firmantes de la carta:
Al saludarlos y agradecerles sus importantes apreciaciones sobre la existencia de la insurgencia colombiana, queremos también hacerlos partícipes de algunas reflexiones que aspiramos les puedan ser de utilidad.
Es importante destacar que la lucha guerrillera revolucionaria en Colombia, nació, se desarrolló y continúa creciendo como respuesta popular a la permanente violencia del Estado que impide a sangre y fuego la existencia de una oposición al establecimiento. No ha sido pues, ni un fin ni un objetivo. Ha sido simplemente un medio para resistir la agresión y luchar por la democracia y la dignidad.
La violencia del Estado en Colombia contra sus opositores es tan antigua como la República misma. Las 63 guerras intestinas que hemos padecido desde entonces son la evidencia de una cultura intolerante, impuesta desde las más altas esferas del poder que han erigido, además, el asesinato político en costumbre a través de la cual se dirimen las diferencias sobre el manejo del Estado: los atentados al Libertador Simón Bolívar, al mariscal Antonio José de Sucre, a Rafael Uribe Uribe, a Jorge Eliécer Gaitán, a Jaime Pardo Leal, a Bernardo Jaramillo, a Luis Carlos Galán, para sólo resaltar algunos de los más significativos, llenan de vergüenza las páginas de nuestra historia.
La verdad es que desde mucho antes que surgiera en Colombia la lucha guerrillera revolucionaria, la práctica de la guerra sucia ha campeado en medio de la más grande impunidad; los pájaros, los paramilitares, los servicios de inteligencia del Estado son los principales protagonistas de esa larga historia de terror que ha vivido nuestra patria, caracterizada unas veces por el asesinato selectivo, otras por las masacres y genocidios y siempre por las torturas, las desapariciones, el autoritarismo y la intimidación colectiva, lo que ha obligado a muchos compatriotas a tomar la vía del exilio como recurso extremo en defensa de su integridad física y moral.
DISPOSICIÓN DE PAZ
Hay que decir, que si algunas prácticas y concepciones han perdido vigencia histórica son, precisamente, las del terrorismo de Estado, que utilizando mecanismos institucionales, asesina y desaparece sistemáticamente a sus contradictores para hacer del despotismo la forma natural del ejercicio del poder. Es que en Colombia, para desgracia de todos nosotros, se apoltronó la concepción de Seguridad Nacional, que superada por la historia contemporánea y por el fin de la Guerra Fría, pretende ser transformada ahora en Ley de la República para oficializar una política de odios y retaliaciones sin fin.
Es en torno a esta intolerancia oficial, a los antipopulares planes de desarrollo económico y social impuestos por el Fondo Monetario Internacional y a la propia incapacidad e incompetencia de la administración nacional que gravitan los grandes males de la nación.
No puede ser serio recargar sobre los hombros de la Coordinadora las seculares carencias de nuestra sociedad.
La CGSB continúa comprometida en particular activamente en la búsqueda de una solución política a la crisis. Mantenemos viva nuestra disposición. Rechazamos los llamados gubernamentales a la guerra integral y nos pronunciamos a favor de la solución integral y la paz duradera. Nos pronunciamos a favor de los acuerdos, que sin la pretensión de arrodillar a ningún colombiano acierten en el anhelo de la convivencia democrática y la justicia social. Nos pronunciamos a favor de un proceso de paz que no lesione la dignidad de nuestro pueblo, que deje de lado la fantasía de la imposición, pensando siempre en el futuro de Colombia y no en intereses de tipo individual o partidario.
El momento que se vive, precisa de la participación activa de todos y particularmente de ustedes, «Demócratas convencidos, contrarios a la violencia y a las opciones autoritarias» que pueden desde sus periódicos, revistas, cátedras, foros, etc., contribuir a morigerar un ambiente cargado de pugnacidad. Persuadir al Gobierno a abandonar su lenguaje procaz y camorrero que lesiona más a quien lo emplea que a quienes pretende descalificar. Hacerle saber que la censura de prensa, encubierta con cualquier ropaje, sólo manifiesta la debilidad de quien se siente defensor de causas perdidas. Así, sólo se logran acrecentar las polarizaciones de nuestra sufrida patria.
CONDENA AL NARCOTRÁFICO
La CGSB rechaza y condena el narcotráfico. Ustedes no pueden dejarse confundir por un hilvanado plan de la Embajada Norteamericana, la presidencia de la República, los servicios de Inteligencia del Estado y un par de publicaciones de la capital que pretenden desvirtuar nuestro compromiso con las causas más nobles de Colombia. El fenómeno del narcotráfico tiene características sociales, económicas, políticas, morales, éticas, a las que entre todos tenemos que buscar salidas, a condición de abandonar el fariseísmo del Gobierno que hizo toda serie de concesiones para poder aumentar sus reservas internacionales en algo más de seis mil millones de dólares y también le abrió las puertas a voluminosas inversiones de dinero caliente.
Nosotros, que recorremos a pie el país cotidianamente, conversando con sus gentes en campos y ciudades, que sabemos lo que representamos para esa gran masa de colombianos que no recibe del Estado más que agresiones y promesas y que nunca es consultada por los empresarios de las encuestas oficiales, sabemos del inmenso anhelo de paz que embarga la nación. Esa es la paz de nuestra lucha, esa es nuestra meta. Pero, como lo dijimos en México, la paz es algo mucho más ancho que la sola ausencia de confrontación entre el Gobierno y la insurgencia: es democracia, es soberanía, es justicia social, lo que no cabe en la cabeza de los diseñadores de la fracasada Estrategia Contra la Violencia y que ha impedido avanzar en serio hacia la paz.
Consecuentes con nuestro planteamiento, lanzamos doce propuestas para construir una estrategia de paz. Para que entre todos las analicemos, para que entre todos acordemos los caminos que puedan hacer realidad la Nueva Colombia. Y hemos señalado que estamos dispuestos a trabajar en la construcción de un movimiento de carácter bolivariano, profundamente latinoamericanista, patriótico, que recoja las más caras tradiciones democráticas de nuestra historia. Pero el Gobierno en su profunda arrogancia, ha cerrado las posibilidades de salidas políticas. Y se ha equivocado pretendiendo desvirtuar el sentido de la lucha de los revolucionarios: por que ser insurgente significa abandonar todo lo que afectivamente nos es más caro, significa cambiar la cotidianidad hogareña por los azares de la confrontación, significa abandonar todos los recursos personales para entregarse integralmente a una causa que es de todos, significa ennoblecer la política porque se abandonan las veleidades personales y los lucros individuales que generan las administraciones modernas, para entregarlo todo por el ideal de una patria justa y soberana.
BUSCAR ACUERDOS
Pero además el Gobierno ha considerado que el momento es de guerra total y legisla por decreto contra el movimiento popular, contra industrias, banqueros, empresas extranjeras, periodistas, medios de comunicación, contra alcaldes y gobernadores elegidos popularmente, en el marco de esa concepción muy particular que tiene del nuevo país y de la unidad nacional. Ha iniciado una verdadera cacería de brujas, con campos de concentración incluidos, como en las más nefastas épocas de nuestra nación.
La CGSB piensa por el contrario, que se coloca al orden del día buscar acuerdos para que la población civil no sea afectada por la confrontación para que se protejan los derechos humanos, así como también acuerdos sobre la humanización del conflicto que garanticen la integridad de los combatientes en estado de indefensión que caen en poder del adversario.
La CGSB analiza con simpatía las distintas alternativas que diferentes sectores del país vienen proponiendo para impedir la confrontación total. Particularmente importantes son las iniciativas sobre mediación nacional e internacional que sobre todo garanticen la seguridad en el cumplimiento de las reglas de juego acordadas y en los compromisos adquiridos. También aquellas propuestas que buscan integrar al conjunto de la sociedad a la Mesa de Conversaciones.
Las formas de lucha que ha escogido el pueblo colombiano para alcanzar un futuro digno, no han sido de su libre elección. Se las han impuesto. No le han dejado opción. Tenemos que crear entre todos el medio ambiente que nos haga partícipes de una situación en donde el uso de las armas sea sólo un mal recuerdo de nuestra accidentada historia.
Al agradecerles de nuevo su interés y su comunicación, los estamos invitando a persistir en su empeño por la paz. Entre todos, seguramente, seremos capaces de crear los elementos necesarios que le cierran los caminos a la guerra. Atentamente,
Compatriotas,
Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar
Manuel Marulanda V., Alfonso Cano, Raúl Reyes, Timoleón Jiménez, Iván Márquez, Manuel Pérez Martínez, Nicolás Rodríguez Bautista, Pablo Tejada, Francisco Galán, Milton Hernández, Francisco Caraballo, Diego Ruiz.
───────────────────
Fuente: Nueva Sociedad Nº 125. Mayo-Junio de 1993.